Menu

EDITORIAL

El largo y tortuoso camino de un reconocimiento 


La Psicología en España, y en particular la Psicología Clínica, se ha desarrollado, aplicando sus conocimientos a la consecución de objetivos de transformación social desde una óptica de progreso.

Yo desde los albores del presente siglo, profesionales de disciplinas cercanas, desde una concepción multiprofesional, pusieron -su empeño en introducir en España la Psicología aplicada a los ámbitos de la clínica, la escuela y sociolaborales primordialmente. los nombres de Giner de los Ríos, Mallart, Simarro, Lafora, Mira y López, Garina, Ortega y Gasset, Germain, entre otros, están directamente vinculados a este proceso.

El paréntesis de la Guerra Civil impidió este prometedor desarrollo y sumió a la profesión en el período oscurantista y acientífico de la postguerra, con las honrosas excepciones de los núcleos agrupados alrededor de Germain, lo Revista de Psicología General y Aplicada y los personas que contribuyeron a la creación de la profesión del psicólogo (Pinillos, Yela, Siguan, Pertejo, Secadas y unos pocos más).

En los últimos veinte años, el avance de la Psicología y su aplicación a los diversos campos de intervención (la salud entre otros) ha sido espectacular, superando con creces la implantación social de la profesión al reconocimiento político-administrativo que legitime de derecho lo conseguido de hecho.

En la actualidad, el norte que guíe nuestros posos en este largo y tortuoso camino ha de ser el reconocimiento del psicólogo clásico como PROFESIONAL SANITARIO ESPECIALISTA, lo que implica y conllevo el establecimiento de lo formación especializado a través del sistema PIR y el acceso a puestos de trabajo en la sanidad con responsabilidades clínicas yla de gestión y dirección, en igualdad de oportunidades con otros profesionales sanitarios.

En estos últimos meses hemos avanzado bocio dicho objetivo con estos logros significativos, como son:

Sin embargo, paro oficializar a nivel de todo el Estado dicho reconocimiento, es urgente e imprescindible:

Esta batalla por el reconocimiento en el campo sanitario ha de estar complementada por una pelea más interna acerca de la reforma de los planes de estudios en Psicología y la reducción a cuatro años de los estudios de pregrado.

Incurriríamos en una profunda contradicción si por un lado reclamamos nuestra consideración de especialistas sanitarios con tres años de formación PIR, después de los cinco actuales de licenciatura, y por otro, nosotros mismos nos recortamos la formación básica universitaria.

Obviamente apostamos por el mantenimiento de cinco años de Licenciatura de Psicología con una buena formación básica y general.

Hoy día, tras lo Conferencia de Alma Ata (1978), las distintas declaraciones de organismos como la organización Mundial de la Salud y lo Organización Internacional del Trabajo, o el Documento para la Reforma Sanitaria en nuestro país, que sancionan el carácter bio-psicosocial de la salud y la necesidad de la incorporación del psicólogo en los distintos niveles de atención a la salud (preventivos, de promoción y educación para la salud, asistenciales y rehabilitadores), no puede seguir quedando en suspenso el respaldo político-administrativo a lo que, además de ser una demanda profesional a veces, es una realidad en la práctica.

Los psicólogos clínicos en España, comprometidos con las necesidades y demandas sociales, requerimos este reconocimiento oficial para afianzar nuestro inserción en el tejido social y seguir contribuyendo con nuestros conocimientos y técnicas al bienestar social.