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PREMIO EMILIO MIRA Y LOPEZ

 

ESTUDIO SOBRE LA EXACTITUD Y CREDIBILIDAD DE LOS TESTIGOS Y SUS TESTIMONIOS.

Aplicaciones del concepto de metamemoria:

Su utilidad para el Derecho Procesal1

J. J. MIRA 2


METAMEMORIA 

EL PROBLEMA DE LA CREDIBILIDAD DE LOS TESTIMONIOS

PROCEDIMIENTO

PRIMERA PARTE: EXAMEN DE LAS TEORIAS INTUITIVAS Y POSIBILIDADES DE CAMBIO

Hipótesis

Procedimiento

Resultados

Discusión

SEGUNDA PARTE: MANIPULACION DE LOS CONTENIDOS DE METAMEMORIA

Hipótesis

Procedimiento

Resultados

Discusión 

CONCLUSIONES 

REFERENCIAS


Desde el inicio de la Psicología Científica han existido autores interesados por las aportaciones que desde ésta podría hacerse a la ciencia del Derecho. Uno de los primeros intentos fue, precisamente, estudiar cómo podía mejorarse la toma de declaración a los testigos. De esta forma se inicio el estudio del testimonio de testigos, área que hoy día conocemos como Psicología del Testimonio (Müsterberg, 1908; Cady, 1924; Burtt, 1931) y que constituye uno de los pilares más sólidos de los conocimientos que incluimos bajo el título de Psicología Jurídica (Jiménez Burillo, 1986).

En este trabajo vamos a tratar de estudiar uno de los aspectos de la relación entre Derecho y Psicología, concretamente el que se refiere a la prueba y que abarca tanto los estudios sobre la exactitud de las declaraciones de los testigos, como las valoraciones de su credibilidad.

Los estudios sobre la exactitud(la mayoría de los realizados hasta la fecha) han puesto de relieve los errores más comunes de los testigos en la identificación de personas (Buckout, 1974; Loftus, 1976; Ellis, Davies y Shepherd, 1977; Blaney y Winograd, 1978; Clifford y Bull, 1978; Clifford y Scott, 1978; Patterson, 1978; Bull y Green, 1980; Laughery y Fowler, 1980; Clifford y Hollin, 1981; Mauldln y Laughery, 1981; Davies, 1982; Ellis, 1982; Shepherd, Ellis y Davies, 1982) y en el recuerdo de sucesos (Loftus y Palmer, 1974; Loftus, 1975a, 1975b, Dale, Foftus y Rathburn, 1978; Zanni y Offermann, 1978; Dent y Stephenson, 1979; Zaragoza, McCIoskey y Jamis, 1987; Diges, 1988; Schooler, Clark y Loftus, 1988), qué circunstancias favorecen y entorpecen el recuerdo (Yarmey, 1979; Bull, 1979; Bull y Clifford, 1984) y, por último, desarrollados métodos para mejorar la exactitud de los testigos (Davies, Ellis y Shepherd, 1981; Malpass y Devine, 1981a, 1981b, 1981c, 1983, 1984; Davies y Milnes, 1985; Fisher y Geiselman, 1988; Wells y Turttle, 1988).

Las investigaciones sobre la credibilidad parten de un postulado diferente. Sabemos que la memoria falla y sabemos qué instrucciones debemos dar a las personas que toman declaración a los testigos para que interfieran lo menos posible en sus testimonios; sin embargo, esto no es suficiente para garantizar un proceso objetivo. Un aspecto crucial en la toma de declaración (y por ende en la utilidad del testigo y su testimonio - la calidad del testimonio -) es la credibilidad del testigo o de cada uno de sus testimonios a juicio de sus observadores. La confianza que el propio testigo dice tener en su declaración, la credibilidad que inspira a jueces, jurados y policías, o el grado de concordancia entre dos declaraciones sucesivas del mismo testigo, tienen una importante repercusión en las evaluaciones que sobre la credibilidad hacen quienes escuchan a un testigo (Brown, Deffenbacher y Sturgill, 1977; Deffenbacher, 1980; Wells et als., 1980; Wells y Leippe, 1981; Thomson, 1988; Boon y Davies, 1988; Deffenbacher, 1988).

En esta última línea de trabajo, más recientemente se ha sugerido por algunos autores que el concepto de metamemoria sería de utilidad para explicar cómo se efectúan estas evaluaciones sobre la credibilidad de los testigos y sus testimonios (Wells y Lindsay, 1983; Wells, 1984).

 

METAMEMORIA 

El conocimiento que los individuos poseen sobre el funcionamiento de sus propios procesos cognitivos se conoce como metacognición. Término que fue utilizado por John Flavell (1976) originalmente para referirse a dos tipos de conocimientos sobre los propios procesos y productos cognitivos: (i) al control, organización y regulación de estos procesos; (ii) al conocimiento sobre las propias habilidades cognitivas. Si bien en la actualidad se prefiere reservar el término metacognición para referirnos solo al segundo de los puntos (Cavanugh y Perimutter, 1982).

Este concepto ha dado lugar a hablar de metamemoria, metalenguaje, metacompresión, etc... refiriéndonos nosotros aquí únicamente al primero de ellos, metamemoria. Genéricamente, podemos definir metamemoria como los procesos de autoobservación de las habilidades de memoria, lo que incluiría cualquier tipo de conocimientos que posea la persona sobre su memoria (Flavell y Wellman, 1977).

La mayoría de los estudios realizados sobre metamemoria han versado sobre sus aplicaciones en el campo escolar (Flavell et als, 1970; Kreutzer, 1975; Waters, 1982; Kail, 1979; Zlvian y Darjes, 1983; Fabricius y Hagen, 1984; Sodian, Schneider y Perlmutter, 1986; Schneider, 1986) y en el campo de la clínica (Darley, 1977; Dixon, 1982; Bruce, Coyne y Botwinick, 1982; Dixon y Hulstch, 1983a, 1983b; Spector, 1984; Popkin, 1985; Shimamura y Squire, 1986; Nelson, Merrill, Fromme y Marlatt, 1986). No obstante, de entre todos los aspectos estudiados, nos interesa sobre todo la predicción del rendimiento (conducta de memoria) en tareas de memoria que realizan los sujetos, aspecto estudiado por Hart (1965) en base al paradigma de "sensación de conocimiento" y que ha demostrado en sucesivas investigaciones que los individuos sobreestiman su propia capacidad de memoria (Bruce y Cox, 1983; Dixon y Hultsch, 1983b; Lovelace, 1984a, 1984b; Nelson, 1984).

La capacidad de una persona para predecir con éxito su conducta de memoria depende, según parece, del éxito o fracaso en predicciones anteriores; de los conocimientos de metamemoria que ha ido acumulando; de las estrategias de memoria que decide utilizar en cada caso; y de la importancia para él de su conducta de memoria. Este conocimiento sobre la propia memoria es intuitivo y se adquiere por acumulación de experiencias (Nelson, Leonesio, Shimamura, Landwehr y Narens, 1982).

Desde una óptica distinta, los estudios sobre metamemoria aportan información sobre por qué un testigo se considera exacto o tiene mucha confianza en lo que declara. Es el caso de los trabajos de Johnson (1977) sobre el paradigma de "observacíón de la realidad", mediante el que podemos diferenciar entre testimonios reales y autogenerados, atribuyendo a fuentes internas o externas los contenidos de la memoria. Según Johnson y Raye (1981) y Johnson Kahan y Raye (1984) las informaciones de memoria falsas (auto-generadas) vendrían motivadas por re-representaciones de la información original, pensamiento co-temporales al suceso sobre el que se testimonia y fantasías sobre lo sucedido.

De acuerdo con Barttlet (1932), Neisser (1976), Loftus (1979) y Johnson y Raye (1981) podemos suponer que los contenidos de memoria generados por estímulos externos se diferencian de los generados por estímulos internos en lo siguiente: (1) la memoria generada externamente posee más atributos de codificación espacial y temporal que los contenidos de memoria generados internamente; (ii) en menor medida, cabe suponer que la memoria de estímulos externos contiene más atributos sensoriales; (iii) los contenidos de memoria de información perceptiva externa contienen más información semántica, mientras que los contenidos de memoria de información interna contienen más información esquemática; (iv) es más probable que los contenidos internos contengan más información implícita (no consciente) que los contenidos de memoria sobre estímulos externos; (v) los contenidos de memoria generados internamente han de resultar más personales, más biográficos, basados más en probabilidades subjetivas y más imaginativos que los contenidos de memoria generados a partir de una fuente externa.

En este trabajo pretendemos demostrar la utilidad del concepto de metamemoria tanto para mejorar la exactitud de los testigos como para estimar su credibilidad, aplicándolo en el caso de los procesos legales tal y como sugieren Undeutsch (1982), Schooler, Gerhard y Loftus (1986) y Schacter (1986) para, en definitiva, mejorar la calidad de los testimonios.

 

EL PROBLEMA DE LA CREDIBILIDAD DE LOS TESTIMONIOS

Aún cuando la exactitud de los testigos durante una investigación policial o un proceso legal es una variable importante, no cabe duda alguna que la credibilidad (exactitud percibida por quienes se valen de los testigos para alcanzar conclusiones) tiene una importancia vital en el resultado final de la investigación de que se trate.

Las investigaciones sobre la credibilidad de los testigos se centran sobre todo en el estudio del contexto social y de las circunstancias en las que un testigo declara y aporta su testimonio sobre un suceso o sobre una persona durante un proceso legal. En otras palabras se basa en el estudio de las predicciones de exactitud que el propio testigo realiza de su testimonio (metamemoria/conducta de memoria) o en las predicciones que realizan quienes proceden a tomarle declaración (metamemoria/conducta de memoria de los otros). En el primer caso hablaríamos de confianza, en el segundo propiamente de credibilidad.

La medida de la confianza se ha realizado valorando la fiabilidad (consistencia de las declaraciones) y la validez predictiva (conducta de memoria) del testigo. En el primer caso, las estimaciones oscilan entre 0.40 y 0.71 (Wells, Lindsay y Ferguson, 1979; Murray y Wells, 1982; Wells y Murray, 1984). La validez predictiva ronda valores sensiblemente inferiores -0.23- (Wells y Murray, 1984).

En cuanto a la relación metamemoria/conducta de memoria sobre los otros se basa en la confianza del testigo en sí mismo y en su testimonio, la forma en que relata lo sucedido y la coherencia de lo que manifiesta (Wells y Lindsay, 1983; Lindsay, Lim, Marando y Cully, 1986), pero se ve también afectado por lo favorable que sea visto el testigo a las opiniones del observador (Vldmar, 1972), o por su atractivo físico (Landy, 1973; Efran, 1974; Mahoney, 1978; Kaplan y Miller, 1978) por poner algunos ejemplos.

Wells, Lindsay y Tousignant (1980) han demostrado que las personas tienden a: (i) creer que la memoria de los testigos es exacta; (ii) confiar tanto en los testigos que ni se plantean la necesidad de valorar la exactitud de sus testimonios; (iii) fracasar cuando se les pide que enumeren qué condiciones podrían garantizar que los testimonios sean exactos; y (iv) ser incapaces de distinguir los testimonios ciertos de los falsos.

Wells y Lindsay (1983) concluyen que quienes toman declaración a un testigo valoran su credibilidad en base a tres tipos de informaciones: (i) información condicional, que responde a la pregunta: ¿en esas condiciones podría una persona, o ese testigo en concreto, estar seguro de lo que declara?; información sobre el grado de acuerdo del testigo en diferentes declaraciones y en puntos concretos de una misma declaración; e información sobre los sesgos de respuesta, referida sobre todo a aspectos de comunicación no verbal que son interpretados como avales de seguridad o duda en lo que se declara.

Todo esto plantea ciertos interrogantes. Primero, si es en base a estas ideas intuitivas sobre la memoria (metamemoria) como los observadores estiman la credibilidad de los testigos; segundo, si existen teorías del sentido común sobre la memoria de los testigos; tercero, si podemos alterar esas ideas intuitivas; cuarto, qué relación se plantea entre exactitud y credibilidad; y, por último, la influencia de la conducta de memoria propia en las estimaciones de credibilidad.

 

PROCEDIMIENTO

Planteado que existe un conocimiento general sobre la memoria humana y un conocimiento intuitivo, particular, sobre la memoria de los testigos, cabe suponer que dichos conocimientos (con independencia de su objetividad) constituyen la base para que un individuo cualquiera infiera la capacidad de memoria de otro sujeto -un testigo- y crea o no en su testimonio ya sea por parecerle falso, exagerado o inexacto.

Cabe suponer que aquellas personas que por su trabajo estén en contacto diario con testigos de sucesos, deberán poseer unos contenidos diferentes en sus teorías intuitivas a los de otras personas sin este tipo de experiencias. De igual modo, se podría pensar que los individuos con formación específica sobre memoria deberían poseer creencias sobre las capacidades de los testigos distintas a las de otros individuos sin esa preparación específica. Por último, sería interesante conocer si esos conocimientos intuitivos pueden ser modificados de una forma muy sencilla, pensando en la futura implantación del jurado en nuestro país.

 

PRIMERA PARTE: EXAMEN DE LAS TEORIAS INTUITIVAS Y POSIBILIDADES DE CAMBIO.

  

Hipótesis 

Primero, las teorías intuitivas de policías (personas con experiencia en testimonio) y los estudiantes de psicología y enfermería y psicólogos (personas con conocimientos sobre memoria) coincidirían con los datos aportados por la Psicología del Testimonio, mientras que esto no sucedería con otros grupos de sujetos.

Segundo, recibir información sobre memoria de testigos puede bastar para que los sujetos cambien sus teorías intuitivas sobre los testigos.

 

Procedimiento 

El estudio ha consistido en preguntar a distintos grupos de sujetos sus opiniones sobre las habilidades de 20 testigos imaginarios en determinadas situaciones delictivas o como testigos de accidentes de circulación (tres situaciones habían sido previamente formuladas por Loftus [19791 11 por Yarmey y Jones [1983] y seis formuladas por nosotros mismos. Estas situaciones fueron seleccionadas atendiendo únicamente al criterio de que, en el momento actual, y a través de la investigación desarrollada se dispusiera de datos objetivos sobre ese particular, sin que hubiera duda alguna sobre la respuesta adecuada.

Esta primera investigación consta de dos fases diferenciadas. En la primera fase, mediante un diseño simple de comparaciones múltiples se comparan (Test de Bonferroni) los conocimientos sobre memoria de testigos (VD = número de aciertos en las preguntas) entre los diferentes grupos.

 Sujetos

Participan un total de 375 sujetos distribuidos en nueve grupos según se muestra en la tabla n.º 1.

Tabla 1

Distribución de la muestra del primer estudio

Grupo

Varón

Mujer

Total

Procedencia

A

76

4

80

Policía local de la provincia de Alicante

B

6

12

18

Alumnos curso INEM para personas en paro

C

35

3

38

Policía Nacional DGS Madrid

D

15

33

48

Estudiantes 1.º Derecho. U. Alicante

E

24

20

44

Estudiantes 5.º Derecho. U. Alicante

F

6

15

21

Estudiantes 5.º E. U. Enfermería. U. Alicante

G

17

21

38

Estudiantes 1.º Psicología, UAM

H

14

37

51

Estudiantes 5.º Psicología, UAM

I

7

30

37

Psicólogos en ejercicio

 En la segunda fase el grupo de policía local (grupo A) recibió información específica sobre memoria de los testigos y, pasados unos días (entre 5 y 14) volvió a contestar a las 20 preguntas sobre situaciones de testimonio. Mediante un diseño pretest-postest se comparan el número de aciertos (t-test).

Sujetos

De los 80 policías. locales que componían el grupo A, 42 participaron en esta fase.

 

Resultados

Primera fase 

El número de aciertos es bajo en todos los grupos (ver tabla n.º 2). Existen diferencias significativas entre los nueve grupos (F = 2,51, p < 0,01). En las comparaciones entre grupos resultan significativas las diferencias entre los grupos formados por alumnos de 5.º de Psicología y por Policías Nacionales (T =3,55, p < 0,05), resultando que los alumnos de 5.º que contestaron son más conscientes de los fallos y limitaciones de la memoria de los testigos que los Policías Nacionales. No existen diferencias significativas entre ningún otro grupo.

Tabla 2

Resultados por grupos. Puntuación media de aciertos

A*

A

B

C

D

E

F

G

H

I

n=

42

80

18

38

48

44

21

38

51

37

X=

9,4

7

6,9

6,6

7,1

7

7,1

8

8

7,7

dt=

2,1

2

1,6

1,5

1,7

2,3

2,3

2,2

2,2

2,1

*Policía Local postest.

 

Tabla 3

Test de Bonferroni

Grupos

A*-B

A*-C

A*-D

A*-E

A*-F

A*-I

A*-H

T-Bonferroni

5,3

7,1

5,8

5,1

4

3,8

3,6

p > 0.05. 

 La primera hipótesis solo puede corroborarse parcialmente, ya que la experiencia con testigos no supone una mejor predicción de la conducta de memoria esperable en un testigo.

 

Segunda fase

Se comprueba la existencia de diferencias estadísticamente significativas en el número de aciertos entre los policías locales antes y después de recibir información sobre memoria de testigos (t = 6,25, p < 0,0001) (ver tabla n.º 2).

En este caso se comprueba la segunda hipótesis formulada, resaltando que en aquellas áreas no desarrolladas durante la exposición a los policías locales, se siguen produciendo errores de predicción de la conducta de memoria esperable en un testigo.

Al considerar al grupo de Policía Local Postest como un grupo más, observamos que existen diferencias acusadas entre los grupos en el número de aciertos (F = 7,03, p < 0,0001) entre este grupo de Policía Local y el resto de grupos considerados, con excepción del de estudiantes de 5.º de Psicología (tabla n.º 3).

 

Discusión

Si analizamos los resultados de las fases primera y segunda conjuntamente, podemos concluir que existe un conocimiento general sobre las habilidades de los testigos que difiere marcadamente de los conocimientos científicos a este respecto; que con un entrenamiento adecuado se puede valorar con más certeza la exactitud de un testigo; que la formación específica sobre memoria humana sirve para comprender mejor cómo actúa la memoria de un testigo; y que la experiencia profesional se ha demostrado como ineficaz para predecir la conducta de memoria de un testigo, siendo destacable que esa experiencia profesional no sirve tampoco para conocer qué facilita/entorpece la exactitud de un testigo durante la toma de declaración.

 

SEGUNDA PARTE: MANIPULACION DE LOS CONTENIDOS DE METAMEMORIA

Dado que la muestra estudiada en la primera parte de este estudio poseía escasos conocimientos acerca del funcionamiento de la memoria de un testigo y, comprobado que esos conocimientos pueden adquirirse de una manera sencilla, nos planteamos las repercusiones que sobre la credibilidad de un testigo tendría facilitar a los observadores información sobre memoria de testigos.

 

Hipótesis

Primero, un aumento de los conocimientos en metamemoria sobre memoria de testigos debe producir un menor número de errores de comisión (falsas alarmas en una tarea de reconocimiento, por ejemplo), aunque no tiene por qué afectar al número de aciertos en una situación de testimonio. Segundo, un aumento de los conocimientos en metamemoria sobre memoria de testigos debe producir una infravaloración de los testigos como una fuente exacta de información.

Tercero, un aumento de los conocimientos en metamemoria sobre memoria de testigos debe producir una disminución en la credibilidad de uno mismo y de sus pares como testigos, aunque puede aumentar la credibilidad atribuida a otros testigos de grupos de referencia "distantes" (hipótesis de comunalidad de Nickerson et als., 1987).

Cuarto, aún sin conocimientos de metamemoria sobre memoria de testigos, conocer la propia exactitud en una tarea de testimonio llevaría a disminuir la bondad del juicio sobre la confianza en la propia conducta de memoria y la credibilidad sobre los demás.

 

Procedimiento

Se plantea un estudio en el que se presenta una situación típica de testimonio a policías locales para que testimonien posteriormente sobre lo presenciado. Antes de prestar testimonio se le pedía a cada sujeto que estimara el grado de acierto que ellos, sus compañeros u otros testigos de su misma edad pero no policías, creían que tendrían en la tarea de reconocimiento de las personas involucradas en el incidente y en el recuerdo de detalles del suceso.

 Sujetos

Participan 56 policías locales que acudían a un curso de perfeccionamiento, en dos grupos, de 28 sujetos cada uno. Los dos grupos son homogéneos en su composición.

Material3

Se utilizó: una película de 8 mm. sobre un robo callejero de aproximadamente 4 minutos de duración; diapositivas desde distintos ángulos y con disfraces de los rostros de los actores de la película; diapositivas de personas de edad similar a los actores; encuesta de 24 preguntas sobre la película. La tarea de reconocimiento incluye diapositivas fáciles (sujeto sin disfrazar) y de índice de dificultad mayor (sujeto disfrazado con barba, bigote, gafas o estilo de peinado distinto); las preguntas incluyen ítems fáciles e ítems de índice de dificultad mayor, así como un número de ítems que permitieran encubrir los verdaderos propósitos de esta investigación a los sujetos del experimento.

Método

Un grado de policía local (grupo con información) antes de ver la película recibió la misma información sobre memoria de testigos que los policías del primer estudio. Otro grupo de policías no recibió la información hasta no haber concluido por completo esta experiencia.

Como variables dependientes consideramos: estimaciones de confianza y de credibilidad que realizaban, y la conducta de memoria (aciertos y errores). Como variables independientes, poseer información sobre memoria de testigos; la cercanía teórica del sujeto evaluado (uno mismo, los compañeros o testigos supuestos); y la información sobre la propia conducta de memoria.

Se emplean tres diseños: (i) un diseño simple de comparaciones simples, en el que se manipula la VI de conocimientos de metamemoria de los sujetos (grupo con y sin información sobre memoria de testigos), midiendo la VD conducta de memoria en términos de aciertos y falsas alarmas en una tarea de reconocimiento de personas y de aciertos y errores en una de recuerdo de hechos del robo callejero; (ii) un diseño factorial mixto, de medidas repetidas que incorpora una segunda VI, la cercanía del sujeto de evaluación de credibilidad (con tres niveles, uno mismo, los compañeros y policías y un grupo ajeno), considerando como VD las evaluaciones de credibilidad del testimonio que realizaban los sujetos al responder a la pregunta ¿con qué porcentaje de seguridad cree que acertaría Vd. (sus compañeros, un testigo diferente) si le pidieran que reconociera (recordara) ... ?; (iii) un diseño factorial 2 x 3 de medidas repetidas en cuyo caso la VD son las estimaciones de credibilidad y que solo afectó al grupo considerado de bajo conocimiento de metamemoria sobre los testigos, a quienes tras ver la película y tomarles declaración se les informó de su conducta de memoria y, entonces, se les pidió que estimaran de nuevo la credibilidad que en una situación de testimonio parecida tendrían ellos mismos, sus compañeros u otros testigos.

 

Resultados

Primer diseño: Metamemoria y actuación de memoria.

En el caso del reconocimiento de personas y tal y como se predecía (tabla n.º 4) el número de aciertos no varía entre quienes han recibido información y quienes no la recibieron (t = 0,48, ns). El número de falsas alarmas (tabla n.º 5), por el contrario, es significativamente superior en el grupo que no recibió información alguna (t = 6,23, p < 0,01).

Tabla 4

Aciertos tareas de reconocimiento

Grupo 1

Grupo 2

Actores

Aciertos

Aciertos

A

9

7

A*

8

5

B

4

4

C

9

6

C*

1

3

D

12

13

* 4 Disfrazado/a.

Grupo 1 = sin información. Grupo 2 - con información.

 

Tabla 5

Falsas alarmas

Grupo 1

Grupo 2

Todos los Actores

67

22

El efecto de la manipulación de la apariencia de los actores de la película en su reconocimiento no tuvo efecto en los aciertos de los dos grupos de policías (t = 0,48, ns), solo se observa que la tasa de reconocimiento cuando los sujetos no están disfrazados es mayor que cuando lo están (tabla n.º 6).

Tabla 6

Porcentaje de acierto en la tarea de reconocimiento

Grupo 1

Grupo 2

Grupo 1

24,28

7,14

Grupo 2

21,42

5

Estudiantes *

19,28

6,43

* Datos del estudio de Mira Y Diges (1984).

Hemos de hacer notar un efecto no predicho. Los policías del grupo con información no solo mostraron un número menor de falsas alarmas y equivalente de aciertos, sino que mostraron una tasa de respuesta al intentar reconocer a los actores de la película (medida por el número de diapositivas señaladas, correctas e incorrectas) significativamente inferior (X2 = 19,28, p < 0,01). Lo que se ve afectado, por tanto, es el criterio de respuesta (que se torna más estricto) y no la sensibilidad o la exactitud de la memoria.

En cuanto a la tarea de recuerdo, existen diferencias notables en la tasa de aciertos (t = 1,98, p < 0,05) entre ambos grupos de policías. Así, mientras el grupo con información (n = 26) obtiene una media de 1,76 puntos (d.t. = 0,74), el otro grupo (n = 28) obtiene una media de 1,39 puntos (d.t. = 0,67). Contrariamente a lo predicho los aciertos varían entre ambos grupos de policías, resultando ser los policías entrenados los que mayor número de respuestas correctas realizan. Tres ideas pueden explicar este resultado: (i) los policías acudían a un curso de perfeccionamiento del que eran examinados y pudieron entender que la película era parte de ese examen, por lo que tomaran notas escritas inadvertidas para el experimentador, y de ahí su mejor recuerdo de detalles como matrículas de vehículos que aparecen en la película, circunstancia que no se podía repetir en el segundo grupo ya que no contaba con ningún tipo de material; (ii) que los policías que recibieron información quisieran, por este hecho, "quedar mejor" y se esforzaran más que los otros; (iii) que los policías que recibieron información al estar sensibilizados a ciertos aspectos del testimonio, prestaran más atención a algunos detalles sobre los que, posteriormente, se les preguntó.

Al considerar los errores en las preguntas en ambos grupos de policías, no observamos diferencias significativas (t = 0,38, ns) contrariamente a lo predicho por la primera de las hipótesis. El hecho de que el grupo de policías con información realizara, sobre un máximo de 3, una media de 0,46 errores (d.t. = 0,57) y el grupo sin información de 0,53 (d.t. = 0,73) nos hace pensar que la dificultad de la tarea propuesta es un elemento determinante del resultado. Efectivamente, puede considerarse que la tarea de recuerdo era bastante fácil y que este hecho haya provocado un número de errores tan bajo que resulte dificil matemáticamente hallar diferencias entre ambos grupos. 

Por esta razón, analizamos las estimaciones de peso, edad, altura de los actores de la película y la velocidad de la moto que conducían los ladrones en el momento del "tirón". Esta medida la realizamos con el propósito de comprobar si el hecho de recibir información sobre memoria de testigo podía alterar el testimonio de los sujetos. Las respuestas de los dos grupos de policías fueron equiparables (tabla n.º 7).

Tomados conjuntamente estos resultados suponen que para tareas de testimonio fáciles los sujetos con información sobre memoria de testigos muestran la misma exactitud en sus testimonios, cometiendo un número de errores equiparable; mientras que cuando el índice de dificultad de la tarea es mayor (precisamente cuando las falsas alarmas se incrementan) los sujetos entrenados cometen menos errores.

Tabla 7

Estimaciones sobre detalles de la película

Actores

A

B

C

D

EDAD

Grupo 1

20,39

21,21

22,71

22,16

Grupo 2

19,61

20,23

21,75

21,33

ALTURA

Grupo 1

1,72

1,76

1,63

1,64

Grupo 2

1,72

1,79

1,64

1,65

PESO

Grupo 1

68,82

70,93

57,86

58,14

Grupo 2

67,56

69,08

60,12

59,92

VELOCIDAD ESTIMADA DE LA MOTO

Grupo 1

35,72

Grupo 2

41,25

Segundo diseño: Metamemoria, cercanía del sujeto evaluado y credibilidad.

Los resultados obtenidos al comparar las estimaciones de credibilidad en la tarea de reconocimiento de personas (tabla n.º 8) indican que el factor de información sobre memoria de testigos tuvo efectos significativos en la credibilidad (F = 55,66, p < 0,01). También se encuentran efectos significativos del factor "cercanía del sujeto evaluado" en la estimación de la credibilidad (F = 21,57, p < 0,01). Por último, los efectos de la interacción de ambas variables independientes afectan significativamente a la credibilidad y deben ser tenidas en cuenta (F = 4,96, p < 0,01).

Tabla 8

Credibilidad estimada (%) en reconocimiento

Cercanía del sujeto evaluado

Uno mismo

compañeros

otros

Grupo 1

85,7

 

66,1

49,5

Grupo 2

73,7

 

81,2

67,6

Estos resultados contradicen la hipótesis número dos y corroboran la hipótesis número tres (excepto en el caso de las estimaciones de los pares). Estos resultados muestran que el grupo de policías que había recibido información tiende a no verse a sí mismo tras la información recibida como tan buen testigo, a sobrevalorar la credibilidad del testimonio de sus compañeros y a valorar como más creíbles los testimonios de otros testigos. En cambio, el comportamiento de los policías que no recibieron esa información sí se asemeja al predicho por la hipótesis de comunalidad (Nickerson, Baddeley y Freeman, 1987). Este resultado se explica por el hecho de que los policías tienden a infravalorar la capacidad de los testigos, produciéndose un efecto rebote inesperado al entrenar a los policías a obtener testimonios no sesgados durante las tomas de declaración.

El efecto de la variable información de metamemoria sobre el recuerdo de detalles del suceso resulta significativo (F = 16,17, p < 0,01) si bien, las diferencias entre los dos grupos de policías (tabla n.º 9) van en dirección contraria a la aventurada en la hipótesis número dos, mientras que se corrobora la hipótesis número tres.

Tabla 9

Credibilidad estimada (%) en recuerdo

Cercanía del sujeto evaluado

Uno mismo

compañeros

otros

Grupo 1

65,88

65,6

55,8

Grupo 2

84,5

82,4

80,3

El hecho de que exista una correlación positiva y significativa en el caso del grupo de policías entrenados entre predicción (credibilidad) y conducta de memoria (r = 0,62, p < 0,01) y no suceda así en el caso del grupo sin información (r = 0,30, ns), nos hace suponer que la facilidad subjetiva de la tarea fue mayor para los policías entrenados lo que explicaría estos resultados de acuerdo con Lovelace (1984).

Tercer diseño: Credibilidad e información sobre el rendimiento.

Al comparar las estimaciones de credibilidad de los sujetos del grupo de policías que no recibió información, antes y después de realizar la tarea de reconocimiento de personas y conocer los resultados de su conducta de memoria, observamos efectos significativos en la credibilidad estimada de uno mismo (t = 2,01, p < 0,05) y de los compañeros (t = 2,03, p < 0,05), comprobando la hipótesis número cuatro y concluyendo que los errores de la propia conducta de memoria afectan a la confianza y credibilidad futuras (tabla n.º 10).

Tabla 10

Credibilidad estimada (%) antes-después

Tarea de reconocimiento

Tarea de recuerdo

Cercanía del sujeto evaluado

uno mismo

compañeros

uno mismo

compañeros

antes

85,7

63,6

65,9

65,6

después

56,2

58,6

68,8

65,9

En el caso del recuerdo de detalles del robo callejero no se observan estas diferencias (tabla n.º 10) debido, según ya comentamos, a que el índice de dificultad de la tarea, no les conduce a los sujetos a la conclusión de que su conducta de memoria ha sido inadecuada.

 

Discusión 

El hecho de recibir información sobre memoria de testigos parece influir positivamente en las valoraciones de credibilidad, si bien el índice de dificultad de la tarea de memoria es un elemento a considerar. Del mismo modo, una experiencia de testimonio en la que la inexactitud de los resultados de la conducta de memoria del sujeto son puestos de relieve, altera futuras valoraciones al alza de la confianza y de la credibilidad de otros testigos. Además de comprobar la validez de dar información experta, estos resultados corroboran la hipótesis de Wells y Lindsay (1983) sobre las estimaciones de credibilidad de los testigos.

  

CONCLUSIONES 

Hemos constatado que la mayoría de personas poseen teorías intuitivas sobre cómo se comportan los testigos basadas en su propia experiencia. Al mismo tiempo, hemos comprobado que el concepto de metamemoria es pertinente para explicar cómo se valora la credibilidad de un testigo. Nuestros resultados nos permiten afirmar que: (i) la experiencia con testigos no aporta un mejor conocimiento sobre sus habilidades y capacidades de memoria; (ii) contar con información sobre la memoria facilita una valoración más adecuada de la capacidad de los testigos y de ahí una apreciación más fina de la credibilidad de un testigo; (iii) recibir información específica sobre identificación de personas hace que se sea más consciente de los posibles errores que cometen los testigos y de los factores que afectan a la exactitud de la memoria de los testigos; (iv) el conocimiento científico aportado por la Psicología del Testimonio difiere, por lo general, del conocimiento basado en el sentido común; (v) los policías si bien como grupo muestran una opinión sobre los testigos más homogénea que el resto de grupos estudiados, no han demostrado conocimientos adecuados basados en su experiencia en el trato con testigos; (vi) aunque la experiencia con testigo no sea suficiente para modificar las teorías intuitivas sobre la memoria de los testigos, información específica sobre esta cuestión sí posee un efecto positivo.

Los resultados de la investigación que aquí presentamos corroboran la teoría de Wells y Lindsay (1983) y de Schacter (1986) en el sentido de que un observador intuye la exactitud del testimonio de un testigo en base al conocimiento que posee sobre la relación metamemoria/conducta de memoria propia, con ciertas matizaciones sobre la apariencia del testigo, condiciones del delito, circunstancias en que se produce, etc... De este modo, la información de acuerdo inter e intrasubjetivo y de sesgos de respuesta está basada en la interacción social testigo-observador (formación de impresiones sobre los otros), la información condicional se relaciona con el concepto de exactitud de la memoria y obedece a las intuiciones sobre el funcionamiento de la memoria (metamemoria). No obstante, nuestro punto de vista se aparta del de estos autores a la hora de considerar qué se incluye dentro del apartado de información condicional. Mientras que para Wells y Lindsay se debe tener en cuenta información acerca de variables a estimar y propias del sistema (conforme la terminología de Wells [1978]) nuestros resultados sugieren que estas últimas (es decir, las variables que han sido manipuladas por las personas que toman declaración a los testigos) no deben incluirse en este apartado, ya que no responden a la pregunta ¿en esas condiciones podría el testigo...? puesto que -según hemos demostrado- estos aspectos no son tenidos en cuenta por el observador a la hora de tomar declaración a un testigo.

Nuestra suposición es que en base a esta información que el individuo posee en forma de conocimientos de metamemoria sobre el testimonio de testigos, cada observador realiza un meta-análisis mediante el cual asigna credibilidad al testigo y a cada uno de los contenidos de su testimonio de forma combinada. Siguiendo el modelo propuesto por Weiner (1985a, 1985b) pensamos que esas atribuciones de credibilidad se rigen por unas normas generales (causalidad, estabilidad y controlabilidad del suceso sobre el que se testimonia) que son aplicadas de forma particular por cada observador (conforme sus experiencias).

Esta teoría sobre la credibilidad de los testigos afecta a las investigaciones policiales y a los procesos legales. Más aún, los principios del proceso (Guasp, 1962; Gimeno, 1981; Almagro, 1986) y en concreto lo relativo al comportamiento de los sujetos procesales en la introducción, prueba y valoración de los hechos tienen que ver directamente con los resultados que aquí se exponen.

Los datos con los que contamos sugieren que las personas atribuyen los errores de los testigos a otros factores diferentes al funcionamiento de la memoria humana (por ejemplo a "mala fe" o a intereses personales) y entienden que la memoria recoge fielmente la información por lo que para obtener testimonios exactos solo es preciso saber "dónde buscar". Sin embargo, esto no es así y los estudios sobre Derecho Procesal podrían beneficiarse de estas conclusiones.

Desde un punto de vista teórico, los resultados presentados aquí muestran claramente la importancia del concepto de metamemoria en el área del testimonio y aportan una vía de reinterpretación teórica de algunos de los resultados contraintuitivos obtenidos hasta ahora, cuando a observadores (normalmente jurados simulados) se les pide que valoren la calidad de los testimonios de varios testigos. Conforme a lo aquí expuesto, la relación metamemoria/conducta de memoria de un sujeto dado es determinante de la valoración de la conducta de memoria de otro sujeto. Además, queda clara la distinción entre estudios sobre la capacidad de los testigos y el funcionamiento de los procesos de conocimiento humano, de los estudios sobre los procedimientos ideales de toma de declaración a los testigos. En el primer caso, hablamos de un enfoque práctico, orientado a mejorar nuestro conocimiento sobre los testigos, y que en sentido amplio recoge todo tipo de investigaciones y teorías sobre la memoria. En el segundo caso, nos referimos a un enfoque aplicado de los datos que vamos obteniendo sobre testimonio de testigos durante el proceso legal, y se refiere a un conocimiento particular, propio del experto en testimonio. Más aún, esto conlleva una nueva línea de investigación que consideramos como muy prometedora y que estamos seguros de que permite a un tiempo, la consecución de resultados empíricos relevantes y de reformulación teórica de la actuación de los testigos que, no olvidemos, son actores de un proceso en el que saben deben procurar resultar creíbles.

Desde un punto de vista metodológico, pensamos que la distinción entre variables a estimar y propias del sistema posibilita una aclaración de los procedimientos usuales de investigación sobre testimonio de testigos. Muchos autores han llamado la atención sobre la falta de un modo particular de experimentación en este área que facilite obtener resultados útiles en el campo del testimonio. Si consideramos las variables a estimar como variables independientes de una investigación y a las variables propias del sistema, como las variables dependientes del estudio, se podría desarrollar una metodología particular en el campo del testimonio, de tal modo que partiendo de los aspectos prácticos que antes comentábamos, determinando por ejemplo diferencias individuales por razón del sexo, obtendríamos datos aplicados a las situaciones de toma de declaración de testimonio para una situación dada. Este enfoque presupone que los datos contradictorios de muchas de las investigaciones realizadas hasta la fecha, podrían reformularse puesto que se tendrían en cuenta aspectos que normalmente escapan al control de los investigadores, como son la duración de los incidentes y el nivel de arousal que estos sucesos provocan en los testigos.

Desde un punto de vista aplicado, los resultados y los datos aquí expuestos consideramos que demuestran que un experto en testimonio puede facilitar la toma de decisión de los observadores (policía, jueces y jurados) en cuanto a las condiciones de percepción del incidente por parte de los testigos y, en cuanto a las variables propias del sistema, reconducir e informar de los procedimientos idóneos. Aún más, consideramos que datos como los que aquí se recogen sobre los testigos y sus testimonios, deben influir sobre el legislador y los especialistas del Derecho Procesal para que nuestro Sistema Legal salvaguarde los derechos individuales de los ciudadanos de los posibles errores judiciales favorecidos por testimonios inexactos.

Si el objetivo del Derecho Procesal es el estudio y la determinación de las normas que garantizan los derechos individuales en todo proceso jurídico, y en la elaboración de esas normas deben los juristas basarse en su conocimiento de la conducta humana, podemos decir que los juristas realizan un meta-análisis de las situaciones. Para este meta-análisis será preciso determinar, primero, cuáles son las teorías intuitivas que se poseen y, segundo, si esos contenidos intuitivos se corresponden con los datos científicos. En el caso particular del modo en que se acepta el testimonio de los testigos hemos adelantado algunas ideas y esbozado un sistema, simple pero eficaz, para realizar ese meta-análisis. Derecho y Psicología comparten un objetivo común al interesarse por la conducta humana. Derecho Procesal y Psicología del Testimonio comparten un interés social por su preocupación por la garantía de imparcialidad de todo proceso legal.

Con la presentación de este trabajo de investigación pensamos se puede considerar que la Psicología del Testimonio es una herramienta útil para el Derecho Procesal por lo que deben ampliarse las relaciones entre ambas disciplinas para provecho mutuo. Se pone en evidencia la necesidad para los profesionales del Derecho y sobre todo para los policías, del conocimiento científico en este terreno, conocimiento que viene determinado por la necesidad de mejorar las investigaciones policiales, tanto en lo que se refiere a las medidas de imparcialidad como a lo que denominamos "falsas alarmas" que conducen a graves errores judiciales. Y, en consecuencia, creemos justificada la participación de los psicólogos como peritos especialistas en memoria de testigos en aquellos procesos legales en los que se cuestione las condiciones de testimonio y en aquellos otros contextos (como pueden ser las academias de policía y los institutos de práctica judicial) en los que se trate de los testigos y sus testimonios.

Todos estos resultados y consideraciones apuntan en una inequívoca dirección, la importancia que para el Derecho Procesal tiene el contar con investigaciones como la que aquí se presenta, toda vez que ambas disciplinas se orientan a la mejora de las condiciones en que se produce el testimonio y, en definitiva, a un "mejor ejercicio del Derecho".

 

REFERENCIAS


1. Resumen del texto que obtuvo el Primer Premio de Psicología Jurídica "Emilio Mira y López",

III edición, 1989. Delegación de Madrid del Colegio Oficial de Psicólogos.

 


2. Profesor Asociado, Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad de Alicante.

 Agradecimientos: La Dra. Dña. Margarita Diges Junco participó activamente sugiriendo brillantes

observaciones y corrigiendo mis muchos errores, justo es reconocerle sus aportaciones.

 


3. Utilizado en Mira y Diges, 1984.

 


4. Datos del estudio de Mira y Diges (1984)