CONFERENCIAS

IDENTIFICACION

DE PERSONAS

 José MIRA SOLVES

Profesor Asociado de Psicología. Universidad de Alicante


 Antes de comenzar mi exposición quiero felicitar al Colegio por su iniciativa al organizar este ciclo de conferencias que creo colaboran a reanudar el intercambio de conocimientos entre dos disciplinas -Derecho y Psicología- que tienen campos de actuación comunes.

En segundo lugar, quiero agradecer sinceramente la invitación que se me hizo para participar en estas conferencias, y a ustedes su presencia aquí.

Las palabras elogiosas de la Dra. Margarita Diges durante la presentación son evidentemente muy bondadosas y, aunque a uno siempre le puede gustar escuchar este tipo de comentarios, espero que ustedes no la tomen al pie de la letra.

Sin más preámbulos voy a comenzar por definir qué es la Psicología del Testimonio y entraremos a comentar algunas de sus aportaciones a la identificación de personas.

Emilio Mira y López definió la Psicología Jurídica como: "la psicología aplicada al mejor ejercicio del Derecho".

La Psicología del Testimonio no pretende otra cosa más que aportar un conjunto de conocimientos, extraídos de la Psicología Social y Experimental, para valorar la exactitud de los testigos tanto durante las investigaciones policiales como las judiciales o durante las vistas orales.

La Psicología del Testimonio constituye uno de los primeros campos de la Psicología Científica y de la Psicología del Testimonio. Su inicio oficial puede fecharse en 1908 cuando Hugo Münsterberg defendió en su libro, On the Witness Stand, el uso de la psicología experimental para valorar la exactitud del testimonio de los testigos de delitos y accidentes, argumentando que "el asesoramiento de psicólogos era indispensable para que los jueces -que se debían desenvolver en un campo ajeno al suyo como era el de la percepción y la memoria humanas- pudieran determinar la exactitud de los testigos".

Posteriormente otros autores, de la talla de Alfred Binet o William Stern, se interesaron en el tema y con curiosos experimentos llamaron la atención sobre las ventajas que a su juicio podía tener el contar con una ciencia del testimonio.

Precisamente Stern pasa por ser el primer psicólogo cuyo peritaje sobre el testimonio de testigos fue admitido en los Tribunales de Justicia. Uno de sus argumentos más conocidos es la diferenciación de seis tipos de preguntas según su grado de poder sugestivo para alterar los testimonios.

El interés inicial de los estudiosos de este tema se centró en las condiciones bajo las cuales el testimonio de un testigo era exacto y cuando podía no serlo. Hoy día, en cambio, nos preguntamos cómo podemos estructurar las situaciones para que mejore la seguridad y exactitud del testimonio de un testigo ya que partimos de que la memoria humana es un proceso activo y no un simple almacén de información.

Son varias las áreas de investigación en Psicología del Testimonio, sin embargo, esta noche nos centraremos solo en una de ellas: la identificación de personas.

La identificación de un sospechoso por uno o por varios testigos, es una herramienta cotidiana del trabajo policial y un elemento indispensable durante una vista oral. Sin duda, es una prueba testifical de primer orden y, muchas veces, una de las causas de los errores judiciales.

La utilización o recuperación de información sobre personas es algo que hacemos cotidianamente y a lo que estamos acostumbrados. Sin embargo, en ocasiones debemos esforzarnos para recuperar información sobre una persona en un contexto especial. Esto es lo que sucede en el caso del testimonio.

La recuperación de información sobre un sospechoso puede realizarse de forma implícita o explícita. Por recuperación explícita se entiende la utilización de información de memoria acerca de personas y los sucesos en los que intervienen, siempre y cuando la utilización sirva a un fin expreso, deliberado o consciente. Por recuperación implícita se entiende, en cambio, el procesamiento de información social automático o no deliberado, que acontece cuando son activadas de forma automática, no consciente, por ejemplo, mediante los que denominamos categorías y esquemas sobre las personas.

Pongamos un ejemplo. Imaginemos que hemos sido asaltados y robados a la salida de un restaurante por dos individuos jóvenes. Hablaríamos de recuperación explícita al intentar describir sus rasgos faciales y características personales en comisaría: y de recuperación implícita al comentar que "uno de ellos seguro que iba con el mono" (cuando no hay evidencia de esta información).

Los estudios con que contamos han puesto de manifiesto que cuando le pedimos a alguien que nos describa la cara de otra persona (aún teniéndola delante) suele o dar una descripción global e inespecífico (por ejemplo, es una cara atractiva, agradable); o seleccionar unas características faciales concretas y describirlas lo más exactamente posible (por ejemplo, tiene una nariz grande, el pelo rubio, etc. ). En el primer caso, sabemos que los estereotipos sobre los ladrones, los grupos sociales, etc. juegan un papel determinante a la hora de la identificación de una persona. En el segundo caso, se ha comprobado que la gente tiende a describir con más frecuencia los ojos, la nariz y la estructura facial; siendo incapaces, normalmente, de utilizar palabras adecuadas para describir otros rasgos con claridad.

Diferentes experimentos desarrollados durante los años 70 han demostrado que cuando vemos una cara la percibimos como un todo y no como la suma simple de una característica más otra. Aún siendo cierto que cada área facial nos llama la atención de manera diferenciada, sabemos que sobre todo solemos fijarnos en ciertos rasgos faciales en detrimento del resto de la cara.

La técnica del registro de los movimientos oculares, ha permitido comprobar empíricamente que la porción superior de la cara (pelo y sobre todo Ojos) es en la que más nos fijamos y la más útil para identificar a alguien. Por orden, parece que ojos, nariz, boca, labios, barbilla, pelo y orejas serían las características faciales que más utilizamos para describir la cara de una persona y, claro está, a las que más atención prestamos cuando conocemos a alguien.

Sin ninguna exageración podemos decir que las caras de las personas tienen un lenguaje particular para cada observador, de tal modo que cuando intentamos codificar una cara, manipulamos la estimulación visual, intentando acomodar lo que vemos a nuestros estereotipos sobre la gente, las personas de ese grupo social o profesión, etc.

Existen muchos ejemplos de esto que les digo. Piensen, sin más, en cualquier serie de televisión, resulta evidente saber quienes son los buenos y quienes los malos, aún no siguiendo el episodio.

Ahora bien, qué puede aportar la Psicología del Testimonio.

Esta pregunta ha motivado el trabajo de diferentes grupos de investigadores de diferentes países. La mayoría han comenzado su trabajo colaborando estrechamente con las policias locales. Algunos de sus resultados son los que vamos a comentar.

Los procedimientos policiales de identificación de personas se clasifican tradicionalmente en función de la tarea que implican; hablamos por tanto de sistemas de recuerdo, en los que al testigo se le pide la recomposición o descripción de una persona vista con anterioridad, basándose únicamente en el recuerdo que de sus características y rasgos faciales tenga; y de sistemas de reconocimiento, en los que un testigo procede a la identificación de una persona que ha visto antes, de entre un grupo de sujetos que se le presentan, bien en fotografías, bien en vivo, al objeto de que el testigo pueda reconocer al sospechoso.

Los estudios sobre este tema abarcan: 1) la descripción de los sistemas que la policía utiliza para interrogar a los testigos y que se basan en la descripción del sospechoso según el recuerdo que de él tenga el testigo; 2) la Investigación sobre sistemas tecnológicamente más avanzados, desarrollados a partir de trabajos experimentales paralelos al trabajo policial; 3) los estudios sobre la eficacia y utilidad de estos sistemas; 4) la descripción del método seguido en la realización de pruebas de identificación en base a "ruedas de presos", resaltando condiciones óptimas para asegurar la exactitud del testigo y 5) el desarrollo de medidas de imparcialidad que garanticen que un individuo no pueda nunca ser señalado como "culpable", siendo "inocente" (es decir, evitar las falsas alarmas).

Los sistemas que se basan en el recuerdo de cómo era el delincuente han sido popularizados en las películas del Oeste. Sin embargo, su uso como medios para tomar declaración a un testigo más eficazmente data de 1880. Su utilización inicial fue muy curiosa. Realmente el primer sistema de recuerdo de caras no fue ideado para tomar declaración a los testigos sino para que los policías pudieran recordar mejor la cara de los delincuentes que debían buscar por las calles. Su uso, sin embargo, fue muy diferente al comprobarse que a la hora de preguntar a los testigos cómo era el sospechoso resultaba muy útil para facilitar la toma de declaración a los testigos.

Casi todos los sistemas de recuerdo de caras son parecidos, aunque cada fabricante los presenta de modo diferente. Todos los sistemas presentan partes de la cara (ojo, pelo, barbilla, cejas, boca, labios, nariz, oreja .... ) que combinadas entre sí de la manera adecuada permiten ver un retrato semejante al del original. Normalmente se van combinando por ensayo y error las características faciales que el testigo cree que son semejantes a la de la persona buscada. Se recomienda empezar por el peinado y la forma de los ojos y terminar retocando con carboncillo la imagen final para obtener un parecido más exacto.

Las diferencias entre los sistemas de recuerdo están sobre todo en el número de características faciales disponibles en cada sistema; el número de accesorios (barbas, gafas, sombreros, cicatrices, etcétera); el soporte de presentación (papel, cartón, televisión, fotografías, etcétera); y ciertas facilidades para su empleo durante la labor policial.

Los sistemas utilizados por la policía europea, además de los dibujos a carboncillo ya comentados, son:

- Identi-Kít. Este sistema data de 1950 y pertenece a la familia de los "retratos-robot" diseñados originalmente en Francia. Consiste en una serie de láminas transparentes en las que aparecen impresos 130 tipos de peinados diferentes, 102 ojos, 37 narices, 40 labios y 52 barbillas distintas; cuenta, además, con un surtido de otras características y accesorios como cejas, cicatrices, gafas, arrugas para la piel, barbas, sombreros, etc.... que permiten completar la imagen de la persona buscada. Este sistema tiene el inconveniente de que solo permite reproducir caras de hombres de raza blanca. La composición de una cara se logra superponiendo las transparencias elegidas por el testigo, por ensayo y error, acercándose a la imagen que él cree fiel a la realidad y modificando posteriormente tanto la longitud de la cara como otros detalles adicionales con un lápiz de tinta china. Dado que su uso está limitado, hace unos años, la casa que lo comercializa tomó la decisión de aumentar el número de transparencias y editar una segunda versión que se conoce como IdentiKit II. 

Photo-fít. Es el sistema de identificación que ha sustituido al anterior por su mayor calidad, ya que los componentes del photo-fit son fotografías de características faciales impresas en cartulinas. Cuenta con 195 tipos de peinados y orejas, 99 Ojos y cejas, 89 narices, 105 bocas, 74 barbillas y mejillas distintas y diferentes cartulinas con barbas, gafas, cicatrices, etc... Este sistema está preparado para ser utilizado en el caso de que la persona buscada sea mujer o de raza asiática o negra. Al igual que en el caso anterior cualquier detalle de última hora puede ser añadido dibujándolo sobre una transparencia. Este sistema tiene, en opinión de muchos psicólogos expertos en identificación de personas la ventaja añadida de que además de un código de identificación para cada una de las características faciales, cuenta con fotografías, a escala reducida, de las características faciales que facilitan enormemente la tarea del testigo al permitirle comparar en cada momento la imagen seleccionada en último lugar con la anterior.

 

Sistemas de rompecabezas. Son sistemas en los que las caras se encuentran diseccionadas en una serie de trazos horizontales que pueden intercambiarse como si se tratara de un rompecabezas. Todos sus elementos son fotografías de caras reales. Actualmente están siendo utilizados sobre todo por las policías de Francia y Alemania Federal.

Existen otros sistemas más sofisticados que, en esencia consisten en combinar poderosos ordenadores con sintetizadores de imágenes, de tal modo que en la memoria del ordenador se encuentran almacenados un buen número de peinados, gafas, cejas, barbillas, bocas, etc... La policía japonesa utiliza uno de estos sistemas que, por el momento, están en fase de investigación y desarrollo. Otro ejemplo es el Capsar, desarrollado por Lenorovitz y Laughery y que se basa en el Identl-Kit. Parte de estudios sobre la frecuencia con que se citan diferentes características faciales, y utiliza un total de 350 retratos de personas confeccionados mediante el Identi-Klt. Este material forma una "biblioteca" de caras que posteriormente son utilizadas en la composición de la cara de la persona buscada.

La eficacia de estos sistemas está en discusión. Los datos de que se dispone sobre los sistemas de recuerdo de la familia de los retratos-robot no son concluyentes, aunque la mayoría de investigadores son de la opinión de que el Photo-fit es el sistema de mayor calidad.

Otra forma de actuación, en el caso de sospechar la actuación de un delincuente ya fichado, consiste en pedir al testigo, o testigos, que intenten reconocer a su agresor de entre fotografías de delincuentes habituales. Tanto este quehacer del trabajo policial, como la identificación mediante ruedas de reconocimiento o identificación o de presos, como se las denomina, son un paso más que se, produce cuando la policía ha detenido a un sospechoso y se requiere su identificación. Estos sistemas de identificación de personas se basan en una habilidad distinta a la del recuerdo y han sido también objeto de investigación.

Si bien los testigos pueden equivocarse al recordar el peinado o la forma de la boca, es mucho más usual que durante las ruedas de reconocimiento se produzcan falsas alarmas. De hecho una parte considerable de los errores judiciales y una causa de mucho del tiempo perdido del trabajo policial lo constituyen estas falsas alarmas.

El objetivo fundamental de las pruebas de reconocimiento es evitar la identificación de un sospechoso inocente y facilitar al máximo la identificación del sospechoso culpable.

En todos los países existen normas que intentan salvaguardar los derechos de los individuos. Algunas de esas normas, además, se ha podido comprobar empíricamente que son útiles, como por ejemplo:

- Admitir en los juicios sólo las declaraciones dadas a la policía espontáneamente en una primera declaración y no admitir las declaraciones efectuadas por el testigo tras ver al acusado, bien en vivo o en fotografías o tras oír la declaración de algún otro testigo. 

- Que las personas que componen la rueda (entre un mínimo de cinco y máximo de nueve) sean lo más parecidas posible al sospechoso (en edad, vestimenta y otras características sociales).

- Cualquier anomalía física del acusado (cicatrices, gafas, etc. ) debe estar presente en los otros componentes de la rueda.

- Que sea un único testigo cada vez el que procede a la identificación del sospechoso.

- Que el testigo declare previamente no conocer a ninguno de los componentes de la rueda (salvo la excepción de la persona identificada).

- Que la acusación sólo sea firme con, cuando menos, dos testigos que coincidan en su identificación.

Otras recomendaciones, aunque no aparecen en textos legales, se ha comprobado su eficacia y conviene comentarlas:

- Que las instrucciones dadas al principio de la prueba a los testigos incluyan frases de precaución como: "es posible que el sospechoso no esté en la rueda ", "sea Vd. cauto", "indique solo a alguien cuando esté muy seguro".

Que la rueda pueda llevarse a cabo en una habitación en donde los sospechosos deambulen libremente y el testigo pueda fijarse en sus maneras y modos espontáneos (se puede recomendar que se intenten reproducir las condiciones de iluminación existentes durante el suceso).

- Se sugiere el vídeo como procedimiento para sustituir el tradicional "paseo" de las ruedas.

Para valorar la exactitud de un testigo en la identificación de una persona debemos formularnos las siguientes cuestiones: la probabilidad de que el testigo haya visto al agresor; el grado de atención que tendría el testigo en ese momento; su seguridad al hacer la primera descripción del agresor; el nivel de certeza demostrado por el testigo en los interrogatorios; y el intervalo de tiempo transcurrido entre el suceso y el interrogatorio presente. Además, deberemos procurar que determinadas formas de actuar con respecto al testigo no conduzcan a testimonios erróneos al estar sugiriendo durante el interrogatorio pistas o incorporando información no conocida por el propio testigo.

Para aumentar el número de identificaciones correctas y rechazos acertados, al tiempo que se disminuyen las falsas alarmas y los rechazos incorrectos, solo podemos matemáticamente aumentar el tamaño de la rueda de tal modo que el número de componentes sea el idóneo para que la probabilidad de error se distribuya entre suficiente número de personas, o dicho de otra manera, es imprescindible que la cantidad de riesgo a la que se somete a un inocente esté equilibrada.

Existen diferentes fórmulas para calcular lo acertado del número de componentes y, lo que es más importante, su selección como cebos. Esta noche no nos ocuparemos de ellas, ya que sería algo tedioso su formulación aunque si luego en el debate existe interés por estas medidas, gustoso las podremos comentar.

Para terminar con mi exposición quiero, brevemente, llamar su atención sobre un fenómeno curioso, desconocido por muchos profesionales del Derecho y por gran parte de los policías y que, a buen seguro, es responsable de buena parte de los errores. Se trata del fenómeno de transferencia inconsciente. Consiste en que los testigos, equivocadamente, identifiquen como sospechoso a una persona que han visto en otro lugar o en otro tiempo o, simplemente, esté presente en el momento preciso en el que ocurre el incidente, como autor del mismo.

En un experimento se simuló ante 141 estudiantes una agresión a un profesor en el campus de la universidad. Siete semanas después los testigos (que no conocían que se trataba de un experimento) fueron interrogados sobre el incidente y se les pidió que intentaran identificar al agresor de entre seis fotografías de sospechosos. Unicamente el 40 % de los testigos identificaron correctamente al agresor. El otro 60% no pudo identificarlo, en la mayoría de los casos por señalar como culpable a una persona, inocente". Lo que nos interesa de este experimento es el hecho de que una de las restantes cinco fotos pertenecía a un muchacho que como testigo presencial estuvo en la escena del delito próximo al profesor, aunque sin intervenir para nada. El 41 % de los que se equivocaron identificaron a este "sospechoso" inocente como autor de la agresión.

De este modo, el hecho de ver brevemente a una persona puede hacernos verla como familiar si la volvemos a encontrar en otro lugar. Esto tiene su importancia puesto que cuando un testigo ha realizado una identificación errónea mediante una "rueda" de fotografías, posteriormente, tenderá a ratificar su testimonio por un efecto de interferencia con su recuerdo original. Si por el contrario, el testigo realiza una identificación correcta, en posteriores identificaciones se mostrará más seguro.

Hemos repasado algunos de los resultados más interesantes, a mi juicio, de las investigaciones sobre identificación de personas realizadas por psicólogos especializados en testimonio. Espero que hayan sido de su interés y que tengamos ahora un coloquio ameno y útil.

Muchas gracias por su atención y el interés demostrado.