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CRITICA DE LIBROS

 

PSICOLOGIA FORENSE

EXPERIMENTAL

M. Diges y M. L. Alonso-Quecuty

Valencia: Promolibro. 1993

 

Carmen M. GENTIL

Antonio L. MANZANERO

 


Se ha publicado un libro que supone un paso importante en la Psicología española, porque nos permite acceder a un campo prácticamente desconocido en nuestro país. Las doctoras Margarita Diges y Mi Luisa Alonso-Quecuty nos introducen en el mundo del peritaje psicológico forense, desde una perspectiva experimental no clínica. Esta perspectiva, aplica datos experimentales sobre los procesos cognitivos humanos al campo legal dando lugar a la Psicología Forense Experimental.

De esta forma nace una nueva figura: el Psicólogo Forense Experimental. Según las autoras, éste es un especialista en memoria de testigos. A este especialista se le pide que actúe como experto en un juicio, en el que hay dudas en una prueba o en aspectos de una prueba que está relacionada con el recuerdo que tienen los testigos acerca de un hecho y de las personas implicadas. Este psicólogo es primero que nada un psicólogo experimental y su formación tiene que haber profundizado en el estudio avanzado de los procesos psicológicos (percepción, atención, memoria, pensamiento y lenguaje), así como en la experimentación. Su formación es diferente a la de otros expertos que intervienen en el ámbito forense como el Psicólogo clínico o el evolutivo. La función del psicólogo forense experimental es hacer un análisis del testimonio y no del testigo, y su objetivo es proporcionar al tribunal información para una mejor valoración de las pruebas.

Partiendo de lo dicho anteriormente, Diges y Alonso-Quecuty hacen un recorrido por las diferentes áreas de la Psicología Forense Experimental y señalan la actuación del psicólogo en cada una de éstas. Afirman que en ocasiones, la intervención del psicólogo forense experimental es solicitada para informar en los casos en que la memoria de los testigos y víctimas puede ser cuestionada (porque existen factores que afectan de forma negativa a la memoria del testigo). Estas son cuestiones relacionadas con la identificación de personas y recuerdo de sucesos por parte de testigos presenciales (temas tratados en los capítulos 2 y 3 del libro). Como durante el resto de la exposición, las autoras señalan el papel del experto en estos casos, que es más bien el de informador en el propio juicio oral aunque además tiene que responder a las preguntas que la Sala considere relevantes.

Según las autoras, también puede solicitarse la actuación del psicólogo forense experimental para evaluar la credibilidad de declaraciones de niños en casos de abuso sexual (tema tratado en el capítulo 7 del libro). La psicología dispone de procedimientos fiables que permiten evaluar la madurez cognitiva de los testigos infantiles (esta evaluación será realizada por un psicólogo evolutivo) pero también dispone de procedimientos para saber en qué medida lo que exponen en su testimonio es real o no. El psicólogo forense experimental está capacitado para hacer frente a este segundo tipo de situaciones y su papel será proteger, obtener y valorar la credibilidad del testimonio ayudando al juez a conocer lo que realmente sucedió. Las autoras exponen los fundamentos teóricos de la Técnica de Análisis de Realidad de las declaraciones, empleada para realizar la valoración de la credibilidad del testimonio (no del testigo) presentado en los casos de abuso sexual. Este análisis permite al psicólogo forense experimental conocer si la narración que hace el niño corresponde o no con una experiencia realmente vivida por el menor o por el contrario es fruto de su invención o de la manipulación de un adulto. En este caso la intervención se dirige a la valoración final de cómo de creíble es una declaración especifica y se concreta en un informe escrito antes del juicio oral. Posteriormente el experto tiene que intervenir en este juicio y responder a las preguntas que la Sala considere relevantes .

Es interesante señalar que en el capítulo 1 se da una visión general de lo que es la Psicología Forense Experimental, esto permite al lector posteriormente enmarcar conceptualmente cada capítulo en este área.

Durante todo el libro y especialmente en los capítulos 1 al 3, las autoras indican que en el testimonio prestado por testigos presenciales "la distancia que separa la realidad percibida del recuerdo de esa misma realidad es grande". Además, señalan la importancia de la colaboración de las instituciones sociales implicadas en las manifestaciones de los testigos (policía, profesionales del derecho ... ) con la psicología forense experimental. Las autoras afirman que es necesaria una mayor conexión entre la policía y los laboratorios psicológicos e indican que los canales de información entre las instituciones sociales y estos laboratorios son todavía poco fluidos.

Además se propone que el psicólogo forense experimental debe tomar precauciones, ya que está obligado a exponer objetivamente los datos que conoce y a contestar a cualquier pregunta de la Sala sobre el tema de su especialidad. Su objetivo fundamental es ayudar a jueces y jurados a evaluar con más eficacia los factores implicados en un caso particular y no dar su opinión respecto al caso concreto. El experto debe exponer los efectos de las variables estudiadas sobre la memoria de los testigos, no solamente por su relevancia para el caso concreto tratado en el juicio oral. También debe tener una expectativa a largo plazo para que el sistema policial controle de hecho los efectos negativos que tienen sobre la memoria de los testigos. Además, las autoras señalan a lo largo del capítulo 3 que la actitud del experto ante las preguntas ha de ser totalmente abierta y debe proporcionar toda la información que desde su experiencia y conocimiento pueda dar de forma objetiva. Muy acertadamente, señalan en este capítulo que "no es raro que al psicólogo forense experimental le pidan de paso que informe sobre características de personalidad o aspectos clínicos, este no es su papel y obviamente son los propios psicólogos los que tienen que hacer ver esas diferencias a abogados y a jueces, reconociendo que la especialización actual no nos permite hablar como expertos de cualquier tema psicológico".

No podemos olvidar que en el capítulo 4 se hace alusión al interrogatorio de los testigos, víctimas y sospechosos. Plantean el caso de la hipnosis (bajo este estado se elabora mucha información que realmente no esta en nuestra memoria). Tratan el problema de las influencias lingüísticas en las cuestiones que se formulan, y plantean la entrevista cognitiva (EC) como una alternativa a los procedimientos de entrevista tradicionales, porque permite obtener información cuantitativa y cualitativamente superior a la que es posible obtener mediante las entrevistas estándar. Describen la técnica de EC y su base teórica, además de indicar sus ventajas y limitaciones .

En el capítulo 5 se señala que es posible solicitar la ayuda del experto para dar información sobre el testimonio del testigo deshonesto, en este caso se analizarán las claves del engaño (fisiológicas, comportamentales) que podrían estar presentes en la persona que miente, los problemas en la detección (error de Otelo ... ) que debe evitar cometer quien tenga que descubrirlo y el análisis de la propia declaración falsa. Además de analizar las características diferenciadoras de estas declaraciones respecto de la verdadera. En este último punto destacan la importancia del Análisis de Realidad de las Declaraciones. Las autoras explican la labor del psicólogo a la hora de emplear este tipo de análisis (cómo emplearlo, ser objetivos, llevar a cabo el análisis y proporcionara al tribunal la información cualificada recogida). Además señalan que el psicólogo forense experimental debe ayudar al juez en la reconstrucción de los hechos, pero es al juez al que le corresponde la última decisión.

El niño como testigo presencial es tratado en el capítulo 6, donde se subraya la des confianza con el testimonio dado por el menor, lo que supone un obstáculo en la persecución de los abusos sexuales y malos tratos a niños. Como contrapartida, se plantean los resultados que numerosas investigaciones han mostrado sobre la competencia de los niños para actuar como testigos, la comparación de la competencia de los testimonios de niños y adultos, su capacidad para recordar sucesos y características faciales, la sugestionabilidad y los posibles sesgos en los interrogatorios. Y sobre todo si estas cuestiones afectan menos a los testigos adultos que a los niños. También plantea la credibilidad que los actores implicados en el proceso judicial otorgan al testimonio infantil, señalando la influencia de los estereotipos y del tipo de delito en el rechazo o aceptación por parte de los juristas, de la declaración de recuerdo de los niños. Muestran también la percepción que tienen los menores sobre el sistema judicial, cómo reaccionan ante los procedimientos judiciales y cómo puede influir esta percepción en sus declaraciones en la Sala de Justicia y en su vida posterior. Plantean posibles soluciones para evitar factores de estrés en las distintas etapas: antes, durante y después del juicio.

En el capítulo 7, como ya se ha mencionado, se trata la evaluación de credibilidad de las declaraciones en los casos de abuso sexual. Además, Diges y Alonso-Quecuty recogen una lista de actitudes, roles y comportamientos que tipifican, según algunos autores, la actuación eficaz de un psicólogo experto ante un tribunal.

Por último, los capítulos 8 y 9 son un ejemplo de las investigaciones que se llevan a cabo en el campo de la Psicología del Testimonio y que sirven de base a la actuación del psicólogo forense experimental en la Sala de Justicia. Además, en el epílogo, se esbozan algunas de las muchas preguntas que quedan por responder desde la Psicología Forense Experimental, y se demuestra que hay un cuerpo de investigación consolidado y desarrollado, en el que se perfilan numerosas líneas de actuación futuras, como la actuación del psicólogo forense experimental en reclamaciones comerciales fundamentadas en el funcionamiento de los procesos perceptivos y la atención.

Este libro es útil para descubrir un nuevo campo de investigación y está indicado no sólo para psicólogos en ejercicio y estudiantes de psicología, sino también para lectores ajenos a la psicología pero relacionados con el mundo judicial como son abogados, estudiantes de derecho, policías. . . y consigue uno de sus objetivos fundamentales: convencer al lector de lo importante que es tomar precauciones a la hora de examinar los testimonios dados por testigos presenciales de cualquier suceso.