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CRITICA DE LIBROS

 

EVALUAR E INTERVENIR EN LAS PRISIONES.

Análisis de conducta aplicado.

Santiago REDONDO

P.P.U. (Univérsitas 30). Barcelona 1993

 

 Javier URRA PORTILLO


¿Quién es Santiago Redondo?.- Un autor prolífico en el área de la delincuencia y las prisiones. Un experto que conoce profundamente la realidad de las cárceles pues ha trabajado en puestos de responsabilidad de las mismas. Un investigador y estudioso impenitente al que gusta enseñar lo mucho que sabe.

¿Qué motiva este libro?.- "La pretensión de auxiliar a administradores y personal penitenciario en el mejor análisis, comprensión y resolución de algunos de los problemas prácticos planteados en el complejo cosmos carcelario: la clasificación penitenciaria, la educación, la motivación, la droga, la violencia, la organización de la convivencia, las relaciones con la comunidad y la opinión pública, y la pretensión de reinserción de quienes vuelven a la vida social".

¿A quién se dirige?.- "A cuantos trabajan para mejorar las prisiones, para hacerlas menos destructivas, más humanas, más activas e imaginativas, más abiertas; entre tanto estas continúen existiendo".

¿Cómo se estructura?. -En tres bloques. En el primero se analizan los principales problemas, necesidades y metas de las prisiones, al tiempo de los errores cometidos tradicionalmente en su abordaje. En el segundo se repasan conceptos evaluativos que permiten conocer con mayor precisión las necesidades de los internos, analizar su comportamiento, estudiar las relaciones prisión-comunidad, establecer indicadores y apropiados instrumentos para su medición, así como elaborar programas interventivos eficaces. El tercero se centra en la intervención, presentando factores y elementos básicos de resocialización, subrayando los principios de la conducta humana, que permiten enseñar a los internos nuevas habilidades de comportamiento, susceptibles de ser trasladadas a su funcionamiento en la sociedad, este pasaje, incluye programas aplicados y evaluados en prisiones españolas. Las últimas páginas analizan el problema de la reincidencia en el delito, así como la vertiente ética de la intervención en las prisiones. El libro termina con unas referencias bibliográficas actuales y ajustadas a nuestra realidad, junto a un índice de materias que facilita la utilización de tan enriquecedor texto.

¿Qué aporta?.- Un planteamiento riguroso, conciso, equilibrado y coherente de los medios evaluativos y las posibilidades de intervención en el ámbito penitenciario, llenando de contenido en gran parte el vacío bibliográfico que en lengua castellana existía y ello con el valor añadido que emerge en cada página de estar redactado bajo el frontispicio de la finalidad práctica.

Intentaremos aproximar un boceto del contenido del libro, plasmando algunas pinceladas del mismo.

Inicia su andadura notificando que en el primer semestre de 1992 hay una población carcelaria en España, de 38.000 internos, lo que nos sitúa en torno a la media europea en lo que se refiere a la ratio nº de presos/habitantes, que viene a ser de 95 presos/100.000 h.

Recuerda que la Constitución Española de 1978 estableció que las penas privativas de libertad habrían de orientarse hacia la reeducación y la reinserción social de los condenados, lo que fue desarrollado por la Ley Penitenciaria.

Plantea por ende, que dado que casi el 40 % de los encarcelados son presos preventivos, se han de arbitrar urgentemente medidas penales alternativas a la privación de libertad.

Apunta que la custodia de los presos es otro de los objetivos marco de las prisiones pero obvia detenerse, en este aspecto.

Continúa mencionando, si bien escuetamente aspectos tales como la masificación, la violencia, el tráfico y consumo de drogas, la higiene, la salud, la educación, el trabajo y lo hace exponiendo ejemplos, formulando preguntas y aportando datos y respuestas.

Ratifica la importancia de atender a la demanda de información de los internos, al mantenimiento de su vinculación familiar y social y la aplicación de planes motivacionales dirigidos a romper la desidia carcelaria.

Califica de "metaproblema" la formación del personal penitenciario y entiende, que han de ser formados en conocimientos y entrenados en la propia realidad.

Con simplicidad proverbial aborda tópicos, errores y supersticiones de la intervención en las prisiones, acotando algunos de ellos, tal y como buscar la solución en medidas estructurales, relegando la atención del modus operandi de las prisiones. O señalando la localización del control institucional sobre los sucesos negativos, para reprimirlos, ignorando generalmente las acciones positivas.

Tras hacer aflorar problemas penitenciarios que dimanan de una circularidad explicativa errónea, como cuando se realizan atribuciones de causalidad de las acciones observables (por ejemplo, la acción violenta de un interno) a constructos internalistas inferidos (por ejemplo, sujeto psicópata), propone alternativas tal y como la reestructuración funcional de cada ambiente penitenciario concreto, que favorezca el uso preponderante de estimulación positiva y ello desde el estudio de la literatura organizacional.

Ulteriormente explicita que la evaluación en las prisiones irá dirigida a conocer con cierto nivel de precisión las necesidades de los internos y de las propias organizaciones penitenciarias, así como los efectos que sobre su mejora producen nuestras intervenciones.

Tras afirmar que la eficacia penitenciaria es el resultado de la conjunción de la influencia de: población, diseño organizacional, estructura física y entorno penitenciario, centra su atención en la conducta de las personas en prisión, y ello desde el análisis de sus respuestas.

El planteamiento teórico en que se sostiene es que las respuestas, al contrario de lo que se ha pensado que ocurría con los rasgos y tipos de personalidad son elementos inestables: pueden aprenderse y pueden enseñarse. 

Señala las importantísimas aplicaciones epistemológicas para la comprensión de la génesis y mantenimiento del comportamiento delictivo de la Ley Empírica del Efecto (Skinner 1977), la cual establece que las consecuencias de una respuesta influyen sobre la frecuencia futura de esa respuesta.

En síntesis nos sitúa ante el siguiente posicionamiento.- "La sucesión entre la conducta y sus consecuencias se establece mediante una determinada relación de contingencia". La herramienta a utilizar el Modelo de Análisis Funcional de la Conducta, que, con fundamento de la ingente obra experimental de Skinner, fue descrito por Kanfer y Saslow (1965). Para ello nos remite a distintos Apéndices donde se enuncian ejemplos reales de observación, los mismos resultan operativos, específicos y descriptivos.

Continúa describiendo parámetros definitorios y conceptuales que posibiliten tomar decisiones racionales y planificadas, en las relaciones entre la comunidad y las prisiones.

Para de forma pragmática enunciar los distintos instrumentos de recogida de información, ya sea el uso de registros de conducta, de información documental, de encuestas y de pruebas psicológicas y lo realiza aportando valoraciones y juicios obtenidos desde la praxis.

Dando un salto a la intervención, establece un cuidado engarce entre programación general y atención individualizada, si bien describiendo los problemas metodológicos que se encuentran por las características idiosincrásicas del ámbito.

En un acercamiento sintético a las principales variables asociadas con la aparición y el mantenimiento de la conducta delictiva remarca la teoría del aprendizaje social, lo que posibilita un proceder optimista, en la restauración del proceso de socialización.

Para ello nos aproxima los posibles factores comportamentales de resocialización y los imbrica en los elementos motivadores condicionales que son posibles de llevarse a efecto en una prisión, junto a los procedimientos para reducir conductas problemáticas, siempre enfocando a la normalidad social y por ende reflejando en la cotidianeidad de la prisión modelos que permiten mejorar la "cultura carcelaria", racionalizar el horario, acabar con el refuerzo de autolesiones, etc.

Concluye que reducir comportamientos inapropiados o problemáticos en un marco penitenciario, necesariamente lleva aparejado el crear en el repertorio de los internos comportamientos alternativos.

Desde la vocación aplicada de la obra, ofrece al lector unos informes reales de programas de intervención en prisiones tal y como fueron aplicados y evaluados, específicamente uno de economía de fichas llevado a efecto en la prisión de Carabanchel de Madrid, otro de sistemas de fases progresivas realizado en el Centro Penitenciario de Jóvenes de Barcelona y otro de competencia social en la misma institución.

Muestra el camino iniciado, que se aventura fructífero, dirigido al análisis de habilidades cognitivas especificas, de especial relevancia para la vida social que serían deficitarias en los delincuentes y la creación de técnicas para enseñar tales habilidades, así como la pretensión de producir una generalización o transferencia de los nuevos comportamientos adquiridos, refiriéndose con mayor detalle a los programas de reforzamiento y a los contratos conductuales.

Termina intentando una aproximación a valorar los efectos de las intervenciones y de la reincidencia, lo cual queda inconcluso, transmitiéndose además una cierta impotencia, por ser inaprensibles los múltiples factores intervinientes.

Como colofón ratifica la necesidad de publicar y difundir las estrategias y procedimientos de intervención efectivos, de forma que puedan ser replicados.

Y eso es lo que Santiago Redondo ha realizado, con una claridad que es una cortesía hacia el lector, desde la atalaya quedan los años de práctica y meditación ha honrado al pensamiento psicológico con un trabajo coherente y sistemático de la intervención penitenciaria desde el modelo cognitivo/conductual/psicoeducativo, huyendo de una explicación molar, simple y estéril.

El libro elicita la reflexión y corona con éxito los objetivos que se propuso el autor, sin embargo todos los lectores le demandamos una deuda intelectual que le obligue a seguir aportando enseñanzas que mejoren la calidad de vida de unos miembros que son siempre necesarios a la sociedad, por ser parte viva de ella. 

Aplaudimos al autor y su obra por ir dirigida a la JUSTICIA, única meta luminosa grabada en el corazón y la razón del ser humano.