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ESTUDIOS

 

PRIMER PROGRAMA PUBLICO DE MEDIACION FAMILIAR: RESULTADOS 1993

 

Dra. Trinidad BERNAL SAMPER

Directora del Programa de Mediación Centro de Psicología Apside

Vocal de la Junta Rectora del C.O.P. Madrid Presidenta de la Sección de Psicología Jurídica del C.O.P. Madrid


RESUMEN

INTRODUCCION

PROGRAMA DE MEDIACION

DESARROLLO DEL PROGRAMA DE MEDIACION EN EL CURSO 1993

AMPLIACION DEL PROGRAMA

RESULTADOS Y CONCLUSIONES

REFERENCIAS


RESUMEN

Se presentan los resultados obtenidos en el año 1993 del primer programa de Mediación Familiar, tres años después de su puesta en marcha como Servicio Público por el Ministerio de Asuntos Sociales.

El Objetivo planteado es conseguir acuerdos consensuados en el proceso de separación o divorcio que posibilite el uso de la vía legal amistosa, repercutiendo positivamente en todo el núcleo familiar. Este objetivo se ha cumplido en el 75% de las parejas que comienzan el Programa. Los resultados muestran una vía de trabajo que ayuda a la pareja a separarse de forma menos conflictiva y al mismo tiempo a seguir ejerciendo como padre y madre

 

PALABRA CLAVE: Mediación, Separación, Divorcio

 

"Puesto que las guerras se originan en las mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben construirse las defensas de la paz"

Acta de Constitución de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

 

INTRODUCCION

Los medios de comunicación nos dan diariamente información de lo que acontece a nuestro alrededor y podemos observar cómo el conflicto está presente en el enfrentamiento entre individuos (conflicto interpersonal), entre organizaciones sociales (conflicto social) o entre naciones (conflicto internacional). En definitiva el conflicto se produce porque hay enfrentamiento entre dos o más partes al querer éstas conseguir metas opuestas, defender valores contradictorios, tener intereses divergentes o perseguir simultánea y competitivamente la misma meta (Touzard, 1981). Sin embargo, toda situación conflictiva no dura eternamente, tarde o temprano se termina pero la duración del conflicto ocasiona un coste económico y emocional a las partes enfrentadas. Una vez metidas en la batalla legal éstas piensan que deben seguir por todo lo que han invertido hasta el momento y conforme el conflicto continúa aumentan las pérdidas y la necesidad de vencer adquiere más importancia. Esto explica por qué se sigue con los pleitos una vez se han perdido. La terminación del conflicto puede ocurrir de forma violenta, eliminando al adversario, o deforma pacífica mediante conversaciones que tratan de aunar criterios.

La ruptura de la pareja es una de las experiencias más dolorosas que el ser humano puede sufrir. Generalmente se piensa que uno de los cometidos fundamentales de la vida de las personas es estar en pareja para poder ser feliz. Sin embargo esa búsqueda de la felicidad es lo que motiva a un gran número de parejas a tomar la decisión se separarse para evitar continuar con una relación no gratificante. La decisión de separarse es un proceso largo y doloroso. Por lo general, suele durar años desde que se pensó por primera vez en separarse y se lleva a cabo. Durante este tiempo, la pareja se mueve en posiciones enfrentadas que oscilan entre una lucha abierta hasta intentos de remediar el conflicto. Cuando la decisión de separarse no es tomada por ambos miembros de la pareja, cosa que ocurre en la mayoría de los casos, la situación se complica y esta oposición actúa de freno, retrasando la misma, aunque no la evita (Bernal, 1993b). En esta situación altamente emocional, la pareja busca la solución a sus problemas recurriendo a la vía legal contenciosa, que si bien puede ser buena para resolver otros tipos de conflictos, de ninguna forma es útil para aquellos que tienen que ver con las relaciones familiares, donde los componentes efectivos y emocionales son centrales(Bernal, 1992a; Duquette 1978). Esta forma de resolver las disputas agudiza el enfrentamiento entre las partes, ya que se precisa contar con representación legal (abogado y procurador) distinta para cada miembro de la pareja quienes inician una serie de intercambios, de demandas y contrademandas con el fin de sacar el máximo de ganancia para sus clientes sin tener en cuenta la repercusión de sus acciones en los demás miembros de la familia. Este tipo de procedimiento favorece la lucha entre la pareja, ya iniciada antes de emprender el camino legal, incrementando las desavenencias existentes, elevando la intensidad emocional y contribuyendo a que uno o ambos miembros de la pareja exhiban comportamientos negativos no usuales que dañan al otro y a los hijos (Bernal, 1992a, 1993a; Kressel 1985, 1987; Ryan, 1985; Pearson y Thoennes, 1982,1984,1985,1986).

La situación emocional de la pareja que ha tomado la decisión de separarse (Bernal, 1986) y la poca utilidad del procedimiento contencioso para resolver estos temas, han dado paso a formas pacíficas de resolver las disputas. Sin embargo, llevar a cabo una separación pacífica es bastante difícil en unos momentos en que la pareja presenta graves problemas de comunicación, fuertes sentimientos negativos al hecho de separarse y se cuenta, en general, con la oposición de un miembro de la pareja a dar fin a dicha relación. Una nueva forma de abordar la separación o el divorcio es la Mediación. Enseña a las parejas a separarse y al mismo tiempo a seguir manteniendo su responsabilidad como padres, posibilitando el que los hijos mantengan una relación adecuada con ambos padres después de la separación (Bernal, 1992a; Bernal y Andrés, 1991, 1992).

La intervención que hemos realizado con parejas que han acudido a separarse o divorciarse, está sustentada por dos elementos comentados anteriormente. Uno es disminuir la duración del conflicto que estas parejas presenta así como la intensidad del mismo, otro es utilizar un técnica pacífica de resolución del conflicto, como es la mediación. El proceso de mediación ayuda a toda la familia a realizar la ruptura con un menor daño emocional, al estar las partes centradas en la resolución de sus problemas y también ayuda a que la pareja mantenga los acuerdos consensuados en la negociación (Bernal, 1992a; Bernal y Andrés 1991;1992).

 

PROGRAMA DE MEDIACION

En Septiembre de 1990, el Ministerio de Asuntos Sociales, desde la Dirección General de Protección Jurídica del Menor, aprueba el primer Programa de Mediación Familiar. Esta experiencia pionera en España, como servicio público, se pone en marcha en Febrero de 1.991 en Madrid, en el Centro de Psicología Apside. Este Programa está diseñado por la Dra. Trinidad Bernal Samper, en base a su experiencia en investigación y como profesional en la práctica privada, trabajando con abogados en temas que hasta el momento eran privativos del derecho. El equipo de trabajo está compuesto por psicólogos y abogados que trabajan de forma interdisciplinar y personal administrativo de apoyo.

Los primeros resultados obtenidos en este Programa Piloto pusieron de manifiesto que el uso de la Mediación ayuda no sólo a que los procedimientos contenciosos disminuyan sino también modifica las conductas manipulativas de los padres sobre sus hijos y supone una medida preventiva de los trastornos psicológicos de los hijos asociadas a una forma inadecuada de los padres de llevar a cabo el proceso de ruptura (Bernal, 1991, 1992a; Bernal y Andrés, 1991, 1992). Estos resultados han servido para continuar este Servicio en el presente año 1993 y, al seguir estando subvencionado por el Ministerio de Asuntos Sociales, se oferta al público de forma gratuita. Este año, la entidad promotora de este programa es ASETECCS, entre cuyos objetivos está la prevención y promoción de la salud de los ciudadanos, entendiendo ésta como una forma de elevar el bienestar de las personas, enseñándoles estrategias de enfrentamiento a los problemas cotidianos. Dentro de este objetivo se inserta el Programa de Mediación que pretende: 1) evitar enfrentamientos inútiles entre la pareja y su incidencia negativa en los menores, 2) disminuir los procedimientos contenciosos como forma legal de resolver la separación o el divorcio, 3) prevenirlos incumplimientos tan frecuentes en los procedimientos matrimoniales y 4) fomentar la coparentalidad.

El Programa de Mediación está dirigido a parejas que quieren separarse o divorciarse y que no hayan iniciado los trámites legales. Este último requisito ha sufrido cierta modificación en este año, ya que se han aceptado casos en los que habiendo iniciado los trámites legales, ambos miembros de la pareja se comprometen a paralizar momentáneamente el procedimiento legal iniciado e intentar negociar sus discrepancias. Este Programa está constituido por una serie de fases que conducen de forma lógica hacia una consecución de acuerdos. Cada fase presenta características propias en cuanto a objetivos, procedimientos, duración y profesionales que intervienen.

 

DESARROLLO DEL PROGRAMA DE MEDIACION EN EL CURSO 1993

Se han atendido en la primera fase de recepción 196 personas que demandan este servicio, siendo el 70% mujeres y el 30% hombres y a 108 cónyuges de estos demandantes. El perfil medio de las parejas se sitúa en una edad entre 30-48 años, una media de 14 años de matrimonio y un nivel medio de estudios. El ejercicio de la profesión por cuenta propia, el trabajo técnico o autónomo y también el administrativo, son los más mencionados. Los ingresos medios se sitúan en poco más de 2 millones. La media es de dos hijos, siendo éste el tema que más les preocupa relacionado con la separación. Manifiestan una opinión positiva hacia la mediación, considerándola como un servicio muy necesario y esperan recibir apoyo psicológico e información jurídica que les sirva para separarse adecuadamente. Consideran rota su relación en los cinco primeros años de su vida en común, destacando elevados problemas de pareja, principalmente de comunicación y exponen que la incompatibilidad de caracteres es la causa principal de su ruptura. Presentan un alto grado de sentimientos negativos asociados al hecho de separarse y esperan que la separación sea muy conflictiva ya que no hay acuerdo consensuado con respecto a esta decisión.

A la fase siguiente, de información, acuden 88 parejas. Los motivos dados por los usuarios para no introducirse en el Programa se muestran en la tabla 1.

Cabe destacar que el 25% no tiene intención de separarse y el motivo de su consulta se refiere a problemas de relación. Lo mismo ocurre con el 19% que tras la primera entrevista deciden acudir a terapia de pareja. Estos datos indican que el 44% de los casos demandan un servicio distinto a la mediación y que se refiere a una atención psicológica que les ayude a solucionar sus problemas de pareja. En el 21 % de los casos el cónyuge no accede, bien porque no quiere facilitar el proceso de separación, bien porque no se entera de que su pareja ha realizado esa consulta. En el porcentaje restante (11 %) el cónyuge del que acude al Programa ya tiene representación legal y es aconsejado a no utilizar este servicio.

Tabla I

 Tabla II

 

De las 88 parejas que realizaron la fase de Información, sólo 3 parejas no acuden a la fase siguiente de negociación , dos de ellas porque reconsideran la decisión de separarse y la otra por no aceptar las reglas de la mediación. De las 85 parejas que intervienen en la fase de negociación, 11 casos no la concluyen. Los motivos se pueden observar en la tabla II.

En el 54,5% de los casos (6 parejas) no existe una ruptura real de la negociación ya que deciden volver a estar juntos e intentarlo de nuevo. Estas parejas muestran una característica común, el miedo a romper la relación. En el 27% de los casos (3 parejas) el motivo de la ruptura es el desacuerdo en el tema económico y la característica común es que uno no quiere separarse, y quizás lo manifieste con su oposición al acuerdo económico. El 18% restante (2 parejas), el desacuerdo se relaciona con la guarda y custodia y régimen de visitas y la interrupción, en su caso, se debió a la decisión del mediador ante la reticencia de una parte al Programa, y en el otro caso, un miembro de la pareja creyó que el acudir a la vía judicial le reportaría mayor beneficio. 

En todos estos casos se puede afirmar que aunque las parejas no concluyan el Programa, los desacuerdos iniciales manifestados disminuyen en el momento de la interrupción del mismo. Este hecho es muy significativo ya que muestra que la Mediación beneficia aún en los casos en los que no concluyen con un acuerdo total. La resolución de alguno de los problemas presentados por las parejas al comienzo del Programa es una consideración a añadir en la evaluación de este Servicio. Es interesante señalar que casos reales de interrupción sólo son 5, ya que en las restantes seis parejas no interrumpen el Programa porque les haya ido mal, sino porque han reconsiderado la toma de decisión y vuelven a intentar resolver sus problemas de pareja.

A la fase de resolución acceden 66 parejas que consiguen ponerse de acuerdo en todos los puntos del Convenio Regulador, haciendo posible que puedan tramitar su separación o divorcio por vía consensual.

 

AMPLIACION DEL PROGRAMA

Comprende una serie de actividades que están dirigidas a complementar el Programa, facilitando el que los acuerdos alcanzados sigan respetándose, lo cual incremento la calidad de la relación entre padres e hijos/as después de la separación. Estas actividades son:

1. Seguimiento. Tiene un doble objetivo, por un lado, comprobar que los acuerdos se mantienen y, por otro, facilitar la resolución de problemas actuales que van surgiendo conforme cambia la situación original, aportando una flexibilidad acorde con la propia dinámica de la vida de la ex-pareja y de sus hijos/as. Esta adecuación a los cambios presentados permite modificar acuerdos que en su momento resultaron eficaces pero que en la actualidad no lo son.

Respecto al seguimiento realizado a las 40 parejas que concluyeron el Programa de Mediación en 1992, se pudo contactar con 35, representando el 87,5% del total del grupo. El cuadro siguiente presenta los resultados obtenidos.

En el 83% de los casos las parejas han iniciado y concluido su trámite legal amistoso en un tiempo medio de 2,2 meses y con un coste medio de 97.689 pts. El 17% restante no inicia los trámites legales principalmente por motivos económicos y realizan su separación de hecho, rigiéndose por el convenio regulador cuyas bases ellos mismos han elaborado en el Programa de Mediación.

En cuanto a los incumplimientos sólo en uno de los casos de los que no han iniciado los trámites legales se ha producido incumplimiento de la pensión de alimentos. Este nivel tan bajo de incumplimiento se debe, por un lado al método pacífico seguido para resolver las disputas y por otro al trabajo realizado con las parejas que ya han concluido para renegociar sus desacuerdos, que se refieren en su totalidad a la relación con los hijos (visitas, acoplamiento de roles, diferencias educativas e incidencia de una tercera persona en la vida de ellos). Es interesante destacar que renegociando estos problemas se evita que las discrepancias se eleven y que los incumplimientos se produzcan de forma permanente.

 

En esta fase de seguimiento hemos realizado una pequeña evaluación del grado de satisfacción del usuario con este Servicio. Lo ideal hubiera sido contar con una evaluación externa que objetivamente hubiera emitido una valoración de la metodología de trabajo, de los resultados de este Programa y de la satisfacción del usuario. Esto no ha sido posible por motivos presupuestarios, por lo que el equipo de Mediación ha recogido la opinión de los usuarios aún siendo conscientes de que ésta puede estar sesgada por la deseabilidad social de los mismos.

En general se aprecia en los usuarios un nivel de satisfacción muy elevado y mucho más elevado un tiempo después de haber terminado el Programa que durante la realización del mismo.

 

2. Ciclo de charlas. Está dirigido a los padres y comprende una serie de temas que hemos comprobado suelen generar conflicto entre los miembros de la pareja separada y que repercuten en la interacción con los hijos. La primera charla pretende evitar uno de los problemas más comunes de las parejas que se separan, y es que cada padre asuma un rol diferente, en función de tener o no la custodia de los menores, surgiendo enfrentamientos entre ellos. La segunda charla trata de las respuestas emocionales de la pareja y su repercusión en los hijos, con el fin de modificar estos estilos de respuesta. La tercera consiste en ofertar una serie de estrategias para afrontar la nueva situación. Para finalizar el ciclo se trabaja con posibles problemas derivados de la incorporación de una nueva pareja.

3. Grupos de trabajo con menores. Teniendo en cuenta que la edad de los niños marca diferenciasen habilidades cognitivas para elaborar un juicio de lo que es conveniente para sus vidas, influyendo en la manera de responder emocionalmente ante la ruptura de pareja de sus padres (Hodges and Bloom, 1986), establecimos tres grupos diferentes de trabajo en función de la edad: El primero comprende edades de 4-6 años; el segundo grupo de 7-11 años y el tercero de 12-15 años.

Objetivos:

Los objetivos y las técnicas utilizadas son las mismas para todos los grupos pero se modifican teniendo en cuenta la edad de los menores. Se diseñaron cuatro sesiones al mes por grupo de edad, con una duración por sesión de una hora y media.

En el grupo de los más pequeños se pueden destacar tres aspectos:

1) Forma de interpretar la ruptura de pareja y su relación con la interacción mantenida con ambos padres después de la separación.

2) Situación emocional de los menores.

3) Estrategias de enfrentamiento.

Respecto al primer aspecto, los niños describen la separación con cierta normalidad y cuentan los cambios producidos en su estructura familiar como positivos, notándose una acomodación a la nueva forma de funcionar.

En cuanto al segundo aspecto, los niños se expresan con adjetivos como "contentos y felices" y dicen textualmente "todos estamos mejor" y "ahora ya no se pelean". En ningún momento de las cuatro sesiones, y a pesar de varias "provocaciones" , los menores hablan mal del padre/madre que vive en otra casa, como que "los ha dejado" o "no los quiere". Tampoco se obtienen quejas de no querer ver a uno de los padres, utilizando un lenguaje espontáneo sin carga emotiva.

Finalmente se ha observado cómo ante situaciones que en otros casos podrían ser generadores de conflictos (por ejemplo, que el padre no custodio no acuda a una cita prevista) saber responder cognitiva y conductualmente de forma adecuada, repercutiendo positivamente en su bienestar y en el del padre con el que convive.

En el segundo grupo de edad intermedia se trabajó con las siguientes ideas manifestadas:

1. Expectativas de que los padres vuelvan a estar juntos.

2 . Temor a perder al padre o madre que se va de casa.

3. Dificultad para hablar con los padres y amigos sobre la separación.

 

En este grupo de edad, después de finalizadas las sesiones de trabajo, se les pasó la escala de Creencias Infantiles sobre el Divorcio Parental (versión traducida y modificada de la Escala de KURDEK y BESG) todos los niños del grupo puntuaron bajo en cada una de las variables de esta Escala (miedo al ridículo, culpabilización materna o paterna, miedo al abandono, esperanza de reconciliación, autoculpabilización y conflicto de lealtades), lo que es indicativo de que las ideas mantenidas antes del grupo de trabajo se modificaron positivamente. Hubiera sido interesante y además valioso si se contara con datos antes y después del trabajo en grupo. Sin embargo tuvimos en consideración hacer atractiva la introducción de los niños a los grupos y no presentarnos con peticiones de pruebas a las que, en general, son reacios.

En resumen, las conclusiones con este grupo de trabajo son:

1) Todos los niños/as de este grupo presentan una idea clara de lo que es la separación, saben cómo explicarlo y también qué hacen sus padres en el Programa.

2) La interacción que mantienen los menores con ambos padres no distan mucho de las realizadas antes de que estos decidieran vivir separados. Es más, algunos de los menores indican que las relaciones ahora son más fluidas con el padre que antes de separarse la pareja.

     
  1. Las ideas inadecuadas de esperanza de reconciliación de sus padres y de temor a ver menos al padre o llevarse peor se modificaron. Así mismo se describieron como más capaces para hablar con sus padres y amigos sobre su situación familiar.

 

RESULTADOS Y CONCLUSIONES

1.- De las 88 parejas que comienzan el Programa de Mediación, sólo el 16% lo interrumpe, y de los que interrumpen el 50% lo hacen para reanudar sus relaciones de pareja por lo que no podría hablarse en estos casos de que las técnicas de Mediación no han sido efectivas. Al 4% se les aconseja ir a terapia de pareja porque la problemática presentada cuestiona el planteamiento de la separación y el 4% comprende aquellas parejas que no han terminado el Programa. Finalmente, el porcentaje restante 75% son aquellas parejas que han resuelto los problemas presentados y que han firmado el Convenio Regulador.

2.- En segundo lugar, la disminución de los desacuerdos presentados por las parejas que interrumpen la negociación, aunque no concluyen con acuerdos totales, pone de manifiesto la utilidad de estas técnicas para disminuir los conflictos y preparar el terreno para futuras negociaciones.

 

3.- El tercer aspecto que reafirma el éxito de la Mediación es el bajo nivel de incumplimiento obtenido, después de un año de concluir el Programa.

4.- En cuarto lugar, el ciclo de charlas coloquio para padres sobre posibles temas conflictivos ha incidido en la prevención de problemas de relación con los hijos ante cambios derivados de la nueva estructura familiar, ayudando a consolidar los acuerdos consensuados alcanzados en la negociación.

5.- Los resultados obtenidos en los grupos de trabajo realizados con menores nos han mostrado la importancia de la Fase de Información dada en este Programa a los padres para que la transmitan adecuadamente a estos menores, disminuyendo los sentimientos negativos que están asociados a la separación y aumentando su confianza respecto al futuro.

 

Para terminar, quisiéramos señalar que estas páginas son un pequeño exponente de la extensa memoria realizada durante el curso 1993 y que con todo detalle trata la intervención llevada a cabo por el equipo de mediación a las parejas que deciden romper su relación. La base de esta intervención está en la reformulación del rol del psicólogo y del abogado al intervenir como mediador (Bernal, 1992a, 1992b, 1993a; Bernal y Martín, 1991), y en el uso de técnicas cognitivas-conductuales que favorecen la reestructuración emocional (Bernal, 1993a). Los resultados obtenidos en esta intervención nos han permitido: 

Evitar enfrentamientos inútiles entre la pareja a la hora de disolver su relación, reduciendo, el coste emocional y económico.

Disminuir el uso de procedimiento contencioso como forma legal de resolver la separación o el divorcio.

Prevenir los incumplimientos tan frecuentes en los procedimientos matrimoniales.

Fomentar la coparentalidad.

Estos resultados nos indican que la Mediación, como técnica pacífica de resolver problemas, es una buena alternativa al procedimiento contencioso. -Sirve como medida preventiva de los trastornos psicológicos de los hijos asociados a una forma inadecuada de los padres de llevar a cabo su proceso de ruptura y ayuda a consolidar los acuerdos alcanzados por la pareja en el proceso de mediación.

 

REFERENCIAS