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 CRITICA DE LIBROS

 

 

«LA VICTIMA ENTRE LA JUSTICIA Y LA DELINCUENCIA»

Aspectos psicológicos, sociales y jurídicos

de la victimización

Miguel Angel Soria Verde (Compilador)

 Edita: PPU (Promociones y Publicaciones Universitarias, S. A.) 1993, Barcelona

 

M.ª Luisa GARCIA CARBALLO

 


 Ahora que está de moda proponer desde distintos foros la creación de servicios de atención a las víctimas, este libro puede ser un punto de referencia clave para conocer el estado actual del trabajo realizado con víctimas.

Clave por dos razones. Por un lado y como indica el subtítulo, en este libro se analizan los aspectos psicológicos, sociales y jurídicos de la víctima. Esto nos proporciona una visión bastante completa de todos los aspectos relevantes a la víctima.

Otra de las razones por las que el libro me parece clave, es el hecho de que hayan sido distintos profesionales los que han colaborado en la confección del mismo. Nos encontramos así con dos abogados penalistas, dos trabajadores sociales, cinco psicólogos (una de ellas también abogada) y un criminalista. Esta variedad disciplinar y los diferentes estilos que conlleva hace que sea un libro ameno de leer.

Se divide en diez capítulos, estando dedicado el primero al desarrollo histórico de la victimología. Se reflejan aquí las tres fases que han marcado el desarrollo de esta disciplina. En la primera fase hacía mucho hincapié en el comportamiento de la víctima como facilitadora del delito. En la segunda, se centró más en la interacción social e individual como facilitadora del aprendizaje de la criminalización y la victimización. La tercera, está marcada por la concepción de la victimología con una acción en beneficio de la víctima. En esta última etapa se pretende estudiar las repercusiones sociales del delito, las necesidades de las víctimas y las respuestas que las instituciones y ordenamiento jurídico pueden dar.

Por último se hace referencia, en este capítulo de los avances más significativos dentro del campo de la victimología, además de proporcionar una serie de definiciones de distintos autores del concepto y una clasificación de los diferentes tipos existentes.

El capítulo 11 está dedicado al Proceso Penal español desde la perspectiva de la víctima. Se señala el desconocimiento del ciudadano del mundo policial y judicial, aportándose una serie de razones que favorecen que la víctima no se persone como causa en el proceso. Se describen también todos los pasos del proceso desde la denuncia hasta la indemnización, describiendo la intervención del Ministerio Fiscal, el concepto de responsabilidad civil y el desarrollo del Juicio Oral.

Se explican también en este capítulo los principios fundamentales del Convenio 116 sobre indemnización a las Víctimas del Delito del Consejo de Europa. Termina con una serie de derechos de las víctimas recogidos en diferentes leyes.

En el capítulo III, se presenta la evolución de la seguridad ciudadana en España y en los países industriales a través de diferentes estudios. En el apartado siguiente, se hace una relación de las diferentes tipologías de victimización (económica, ecológica, terrorista, etc.), y se describen los efectos psicológicos de la victimización a través de las tres etapas características (desorganización, reevaluación y establecimiento del trauma).

Se describen someramente las cuatro líneas teóricas desde las que se debe abordar el estudio de la percepción del acto delictivo, a saber:

La teoría del espacio vital, algunos principios de la psicología de la conducta, la teoría del estrés, y por último algunos principios derivados de la psicología social.

El capítulo IV, se centra en la víctima y las instancias de control formal. Se analiza aquí el papel de la policía y su relación con la víctima, el número de veces que la víctima tiene que declarar a lo largo del proceso. La víctima se convierte en un medio para la policía, de tal forma que ésta, reacciona mecánicamente tratando de obtener la máxima información que le pueda aportar.

Se plantea también aquí la prevención de la delincuencia como una tarea compleja que compete a todo el mundo y en la que debe existir una implicación de la actitud del ciudadano en la prevención del delito como hecho puntual. En esta tarea de prevención es fundamental el papel de la policía, ya que la información que posee se puede analizar objetivamente para encontrar variables que incidan en la comisión del delito y de esta forma su actuación (la de la policía) pueda ser más efectiva. Dentro de este contexto, se ve como positivo un acercamiento policía-comunidad, que favorezca la identificación del policía con la comunidad en la que desarrolla su trabajo (ejemplo, del policía-educador).

El capítulo V está dedicado a la víctima y al peritaje judicial. Se introduce este capítulo con la definición del perito y las diferentes relaciones de la víctima con el sistema penal, para pasar después a la valoración del daño corporal. Se mencionan aquí una serie de modificaciones del Código Penal con respecto al criterio cronológico de curación, señalándose la importancia de las guías para la evaluación del menoscabo permanente, elaboradas por la Asociación Médica Americana. Se consideran relevantes estas guías porque en ellas se determinan como necesario el estudio de los factores sociales de la víctima.

Por último, se menciona la pericial psicológica del testimonio y el enfoque teórico-experimental del mismo, explicando someramente la evolución de su estudio en España. Para finalizar se analizan variables que afectan al testimonio, diferenciando dos grandes bloques: variable de situación y variables personales.

La única objeción a este capítulo es que se podría haber realizado una exposición más detallada del papel de los psicólogos en las clínicas médico-forenses. En este ámbito se suelen valorar secuelas de diferentes tipos de víctimas (véase víctimas de abuso sexual, secuelas psicológicas de víctimas de accidente de tráfico, etcétera), de las cuales se suele emitir informes psicológicos solicitados por diferentes estamentos jurídicos. Al ser éste un capítulo dedicado al peritaje judicial se tendría una idea más amplia del tipo de peritajes que se suele demandar.

En el capítulo VI, se hace una exposición detallada de la intervención psicológica con víctimas. Se abre este capítulo con la intervención en crisis y su efecto preventivo para posteriores efectos psicológicos a largo plazo. Se describen los principales síntomas de una crisis y se señalan diferencias existentes entre la intervención en crisis y la psicoterapia. La intervención en crisis tendría como objetivo básico retornar al sujeto al nivel de funcionamiento precrítico, eliminando los síntomas presentes y devolviéndole el control subjetivo. Se definen los principios generales que han de guiar la intervención en crisis y los objetivos que se han de perseguir

Se completa este capítulo con la intervención centrada en la inoculación al estrés y con un modelo explicativo de la multivictimización (victimización reiterada en el tiempo).

El capítulo dedicado a la intervención psicosocial con víctimas del delito, comienza con unas pautas para prevenir la victimización secundaria. Se considera fundamental mejorar el contacto víctima-policía, así como la implantación de programas de entrenamiento de agentes para la atención a la víctima, explicando diferentes aspectos que deben contemplar estos programas.

Se recoge aquí la experiencia de trabajo con víctimas del terrorismo llevada a cabo en Zaragoza desde febrero hasta junio de 1988.

Por último se hace una valoración de la relevancia del asociacionismo en el marco de la victimología y se presenta además un modelo de creación de una asociación de víctimas.

En el capítulo VIII, se describe la conciliación víctima-delincuente como una alternativa a la Justicia Penal. La conciliación nace como una consecuencia de la necesidad de buscar nuevos caminos para la justicia. Los autores la presentan como una alternativa en la que se cuenta con la víctima, pero diferente de la justicia privada, aunque para ello, se necesite que el autor del delito, sea consciente de que ha producido un daño a una persona concreta.

La conciliación tiene su origen pues dentro del movimiento de compensación a la víctima y se ha desarrollado básicamente en el ámbito juvenil. Al autor del delito le proporciona la posibilidad de sustraerse del proceso penal y a la víctima la compensación inmediata del daño producido.

En este contexto se cree por tanto que la conciliación contribuye a la mejora del clima social.

El siguiente capítulo está dedicado a los servicios de apoyo a las víctimas, se recogen aquí los diferentes modelos existentes: modelos centrados en la atención legal de las víctimas, modelos centrados en el bienestar social y modelos centrados en la propia comunidad.

Se explican las ventajas y los inconvenientes de cada uno de estos modelos y se hace la propuesta de un modelo integral.

Ya por último en el X, se habla de la evaluación de intervenciones, y programas con víctimas de delito. Se exponen los dos modelos evaluativos más usados: por un lado, la evaluación de aspectos concretos de la víctima y su proceso de victimización (prevención de la victimización secundaria, mediación etc.), y por otro lado, tendríamos la evaluación de programas globales de atención a las víctimas.