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 ESTUDIOS

PERCEPCIONES PARENTALES EN NIÑOS DE FAMILIAS SEPARADAS (1)

¿UNA NUEVA VERSION DEL SINDROME DE ESTOCOLMO? (2)

 

Marta RAMIREZ GONZALEZ

Pilar de LUIS CABARGA

Vicente J. IBAÑEZ VALVERDE

Psicólogos de la Administración de Justicia Juzgados de Familia de Madrid


RESUMEN

PALABRAS CLAVE

ABSTRACT

KEY WORD

INTRODUCCION

HIPOTESIS

EL DISEÑO

Sujetos

Instrumentos

Variables

Procedimiento

RESULTADOS

DISCUSION

REFERENCIAS


RESUMEN

Se estudian las percepciones infantiles respecto de las figuras parentales, y la relación de esas percepciones con la Adaptación de los niños, mediante la aplicación del Inventario de Percepción Parental (PPI) y del Test Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil (TAMAI),- comparando los datos obtenidos en una muestra de 147 niños de familias intactas con los de otra de 46 niños procedentes de familias separadas, evaluadas en el curso del proceso judicial.

En el análisis se ha intentado comprobar la hipótesis de que los hijos de familias intactas percibirán menor nivel de discrepancia entre sus padres, que los hijos de familias en situación de separación,- se hipotetiza también que, con independencia del sexo, en la situación de separación los hijos percibirán más positivamente al padre Custodio que al NO Custodio. Se intenta comprobar también el efecto del tiempo transcurrido desde la separación parental en las percepciones de los hijos, así como la existencia de una correlación negativa entre Ajuste de los menores y Discrepancia percibido en el estilo educativo de sus padres.

 

PALABRAS CLAVE: Psicotecnia. Familia. Separación. Percepción. Menores.

 


(1) Esta investigación forma parte de la Tesis Doctoral en curso de Marta Ramírez González, dirigida por el Dr. J.A. Carrobles (Universidad Autónoma de Madrid).

(2) AGRADECIMIENTOS:

Agradecemos al profesor Dr. Juan BOTELLA del Departamento de Psicología Social y Metodología de la U.A.M. y a su alumna y colaboradora D.ª Raquel MARTIN, su inestimable ayuda en el análisis estadístico de los datos.

Agradecemos también a los Colegios «El Pilar» de Soto del Real, «León Felipe», de San Sebastián de los Reyes, y «Andrés Segovia» de Leganés por permitir la aplicación de los tests en sus aulas.


ABSTRACT

Children's perceptions of the parental roles, and the relationship between these perceptions and children Adjustment, are studied through the administration of Parental Perception Inventory (PPI) and of the Auto-Assessive Multifactorial Infants Adjustment Test (TAMAI),- comparing data of 147 children from a sample of intact families, with those of 46 children from split families, assessed during the family trial course.

The analysis is intended to test the hypothesis that the intact families' children should perceive lower parental discrepancy than those of the split families,-It's also hypothesized that, independently of sex, children in the split condition should perceive more positively the Custodial parent than the NON-Custodial one. Duration effect of parental separation on the childrens perception is also assessed, as well as the eventual existence of a negative correlation between infants Adjustment and the perceived Discrepancy in their parents' educative style.

 

KEY WORD: Psychothecnia. Family. Separation. Perception. Childrens.

 

 

INTRODUCCION

El presente estudio se encuadra en el vasto campo de la investigación sobre los efectos de la separación matrimonial en los hijos. La relevancia social tanto de las diversas vertientes de intervención psicológica (psicoterapia, peritación o mediación) como de las investigaciones en este terreno, es indudable si se tiene en cuenta el impacto que a todos los niveles y tanto en Europa como en América está teniendo el enorme incremento de separaciones/divorcios experimentado en las últimas tres décadas (Shaw, 1991; Roussel, L. 1992). 

En nuestro país la Psicología Jurídica, cuenta con una corta tradición y más aún en lo tocante al Derecho de Familia dado lo reciente de la reforma legislativa al respecto (Leyes de 13 de mayo y 7 de julio de 1981), que ha posibilitado la aportación del psicólogo como perito-asesor en estos procedimientos jurídicos. Pero además, si novedoso es en sí este campo de intervención del psicólogo en nuestro país, no digamos ya la investigación en el mismo, que se halla en sus estadios iniciales.

En contraste, innumerables son en el contexto anglosajón las investigaciones sobre los efectos del divorcio en los hijos, analizando los factores que modulan el ajuste infantil postdivorcio, tales como edad o sexo de los hijos, interacción del sexo del hijo y del progenitor custodio, frecuencia del contacto con el progenitor no custodio, nivel de conflictividad interparental o tiempo transcurrido desde la separación parental para discriminar los efectos a corto y largo plazo en los hijos. Algunos de estos estudios son ya clásicos de obligada referencia (Kurdek 1981; Kurdek y Berg, 1983; Wallerstein y Kelly, 1980, Hess y Camara, 1979; Hetherington, 1979; etc.) y otros recientes revisiones del tema muy interesantes como punto de partida para investigaciones futuras (Demo y Acock, 1988; Shaw, 1991).

Por desgracia en nuestro país sólo hemos podido encontrar un par de estudios recientes sobre el tema y ambos de alcance bastante limitado (Bengoechea, 1992 y Gómez y otros, 1992).

También modesta es la presente investigación que enlaza el tema del ajuste infantil posterior a la separación parental con otra cuestión que también ha suscitado frecuentemente el interés de los psicólogos: la percepción que los hijos tienen sobre las figuras y el comportamiento parental. Al respecto destacar dos investigaciones ya clásicas en tanto que aportaron sendos instrumentos de evaluación de tales percepciones de los hijos, encontrando a través de complejos análisis factoriales parecidas dimensiones de la conducta parental explicativas de la mayor parte de la varianza. Nos referimos a los estudios de Schaefer y de Seigelman, ambos de 1965. Merece también la pena reseñar la revisión de Goldin (1969) analizando comparativamente ambos modelos.

En nuestro país existen algunos precedentes de estudio de estilos de disciplina familiar y estructuras familiares a partir de autoinformes de los hijos -generalmente adolescentes- sobre el comportamiento parental; así por ejemplo los trabajos desarrollados por los profesores de Psicología Social de la Universidad de Valencia, señores Musitu y Gracia, o por el profesor de Psicología de la Educación en la Universidad de Barcelona, señor Román (Musitu, Román y Gracia, 1988; Musitu y Molpeceres, 1992) empleando diversos instrumentos (el PARQ de Rohner y otros, 1978; el EMBU de Perris y col. 1980; etc.).

No obstante conviene aclarar que todas estas investigaciones, de envergadura muy superior a la de este trabajo, se han llevado a cabo con población infantil de familias intactas. Precisamente nuestro interés al emprender este estudio, era comenzar a explorar las percepciones infantiles de las figuras parentales en las familias en que concurre separación conyugal, poner en relación dichas percepciones con variables de adaptación general de los hijos y estudiar el efecto de algunos de los factores moduladores del ajuste infantil postdivorcio en tales percepciones filiales del comportamiento parental.

Teniendo en cuenta la diversidad de respuestas y mecanismos de adaptación de los hijos a la separación parental en función de la edad de éstos cuando acontece la ruptura, diversidad sobradamente documentada en la literatura sobre el tema (Wallerstein y Kelly, 1980; Kurdek y otros, 1981; etc.), se ha optado por acotar bastante el rango de edad a f In de eliminar esta fuente de variabilidad.

La elección del Parental Perception Inventory -PPI- de Hazzard y col. (1983) para evaluar las percepciones de los hijos sobre el comportamiento de las figuras parentales, responde a la necesidad de ajustarnos a las posibilidades reales del contexto de evaluación familiar para el que trabajamos los autores: los Juzgados de Familia. Peritamos en el transcurso de procedimientos judiciales, la demanda es mucha y el tiempo de que se dispone poco; así pues era preciso elegir un instrumento breve adecuado a evaluaciones familiares en las cuales se usan medidas múltiples; prueba de ello es que se complementa la información obtenida en el PPI con la procedente de la escala de Estilos Educativos parentales del TAMAI.

Por último, señalar que se optó por recoger la información relativa a la adaptación infantil mediante un autoinforme, Test Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil -TAMAI- por tres razones básicas: la dificultad añadida para conseguir informes sobre el ajuste de los hijos de sendos progenitores en las familias intactas, el acople de este instrumento al contexto de evaluación por las razones expuestas antes en relación con el PPI, y por último por la amplia información de que disponemos acerca de la enorme disparidad de las valoraciones parentales sobre el ajuste de los hijos a la separación, tanto inter-progenitores como de éstos con los autoinformes filiales (Fulton, 1979; Kurdek y otros, 1981; Wallerstein y Kelly, 1980; etc.).

 

HIPOTESIS

La presente investigación fue diseñada con objeto de poner a prueba las siguientes hipótesis, en relación con lo planteado en el apartado anterior:

- En primer lugar planteamos que el nivel de discrepancia con que los hijos perciben a sus padres será significativamente mayor en la muestra de hijos de padres separados que en la muestra de aquellos que viven con sus dos padres juntos.

- Nuestra segunda hipótesis plantea que los niños y niñas cuyos padres están en situación de separación, percibirán más positivamente la figura parental del progenitor Custodio que la del No Custodio, con independencia tanto del sexo del menor como del sexo del custodio. 

- En tercer lugar intentaremos explorar, por una parte, la existencia de una relación inversamente proporcional entre el ajuste de los menores y la discrepancia en cuanto a la percepción de sus progenitores; y, por otra, la correlación también negativa entre el ajuste de los hijos y las variables de percepción negativa del comportamiento de sus padres.

- Pretendemos, en cuarto lugar, poner a prueba la hipótesis de que el tiempo transcurrido desde la separación parental influirá en la percepción que los menores tienen de sus progenitores, aumentando el grado de discrepancia parental.

- Por último se abordan tentativamente otros aspectos relativos a la influencia de la frecuencia del régimen de visitas con el progenitor no custodio, sobre las percepciones parentales y las variables de adaptación de los hijos.

 

El DISEÑO

Sujetos

Para la comprobación de las anteriores hipótesis se diseño una investigación en la que se comparaban los resultados de la aplicación de los cuestionarios TAMAI, de P. Hernández y PPI de Hazzard a dos muestras independientes de niños y niñas entre ocho y doce años de edad.

La primera muestra era de hijos de matrimonios en situación de separación (FS) con un N=46, evaluados en el curso de la intervención pericial psicológica durante el proceso judicial, en tres Juzgados de Familia de Madrid. Para limitar la influencia de otras variables en la percepción de sus padres, se seleccionó exclusivamente a niños y niñas que no hubiesen perdido completamente el contacto con el progenitor NO Custodio, y cuya última visita no datase de más de cuatro meses antes de la evaluación; también se eliminó de la muestra a los hermanos, para ello se eligió al azar a un solo miembro de la misma familia, para evitar el sesgo que podrían introducir en los resultados totales las medidas que tuvieran fuentes comunes de variación.

El otro grupo de niños, procedentes de la población general, por tanto de familias intactas (FI) con un N=1 47, fue obtenido aplicando las mismas pruebas en varios cursos de E.G.B. correspondientes al mismo intervalo de edades, en distintos colegios públicos de la provincia de Madrid, eligiéndolos en diferentes localidades, tanto de la propia capital como del área metropolitana y del entorno rural, para balancear el efecto de distribución aleatoria de los procedentes de la muestra de separados; la evaluación de los niños fue anónima, con la única excepción de que se pidió a sus educadores que eliminasen de la muestra aquellos cuestionarios de niños cuyos padres estuviesen separados.

 

Se obtuvo una muestra total de NIÑOS (FI + FS)=90, y una muestra total de NIÑAS (FI + FS)= 103.

 

Instrumentos

Los instrumentos utilizados en la presente investigación para obtener la medida de las variables relativas tanto a la Adaptación Infantil como a la Percepción Parental a las que hemos hecho referencia, han sido dos. Uno el Test Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil (TAMAI) de P. Hernández (Editado por TEA en 1983), del que se han tomado las siguientes medidas en relación al ajuste de los niños: Inadaptación Personal (INADPER), Inadaptación Social (INADSOC) y Proimagen (PROIM), que hacen referencia según la descripción facilitada por el autor a la autopercepción del menor de su autoajuste personal y su integración en el entorno social. En referencia a la percepción de los respectivos estilos educativos de los padres, se han tomado las medidas Educación Asistencial Personalizada, que incluyen aspectos positivos, tanto del padre como de la madre (ATPEPA y ATPEMA)- Restricción del padre y de la madre (RESTPA y RESTMA) que por el contrario, hace referencia a los aspectos negativos; y la de Discrepancia Educativa (DISCPT) calculada a partir de las percepciones que el menor ofrece de ambos.

Otro el Parental Perception Inventory (PPI) de Hazzard y otros (1983), traducido por CINTECO, que permite a los hijos valorar mediante una escala de cinco puntos una serie de comportamientos de ambos padres, derivándose así cuatro subescalas, dos de Percepción Positiva tanto del padre como de la madre (PPOS y MPOS), y otras dos de Percepción Negativa de ambos (PNEG y MNEG), además de una medida de Discrepancia Parental (DPERCP) calculada, como la equivalente del TAMAI, a partir de las puntuaciones registradas para ambos progenitores.

 

Variables

Tomamos como variables independientes el sexo de los menores y la condición de hijo de padres Separados (FS) o de familia intacta (FI); y entre los hijos de separados, se tomaron medidas en función del Tiempo de Ruptura de la convivencia de los padres, así como de la Frecuencia del Régimen de Visitas con el Progenitor NO Custodio. Las variables dependientes que se definieron fueron la Percepción Parental, evaluada a través de las siguientes medidas: PPOS, MPOS, PNEG y MNEG, DPERCP con el PPI; y ATPEPA, ATPEMA, RESTPA RESTMA y DISCPT con el TAMAI. Con este mismo instrumento medimos el grado de ajuste de los niños y niñas, a través de los factores Inadaptación Personal, Inadaptación Social y Proimagen.

 

Procedimiento

En la muestra de Familias Intactas (FI) se procedió a una aplicación colectiva de los cuestionarios, efectuada por personal debidamente entrenado, en los colegios de los niños. La forma de administración consistió en cumplimentar en primer lugar el PPI y en segundo lugar el TAMAI. Los educadores procedieron a dar lectura a las instrucciones que aparecen en los dos cuestionarios, haciendo incidencia en la confidencialidad de la información de cara a sus padres.

En la muestra de Separados (FS), la administración de los Cuestionarios fue directamente efectuada por los autores de este trabajo, en aplicación individual, y consistió en mantener una breve entrevista sobre aspectos no familiares y, a continuación, la administración de las pruebas, que se llevó a cabo antes de dar comienzo a la propia intervención pericial. Igual que en el grupo de FI se aplicó primero el PPI y posteriormente el TAMAI, dando lectura a las instrucciones que aparecen en la portada, y haciendo incidencia en la confidencialidad respecto de los padres.

 

RESULTADOS

La primera comprobación efectuada fue la correspondencia en las medidas de las dos pruebas aplicadas (TAMAI y PPI), al objeto de constatar que los resultados obtenidos en una y otra hiciesen referencia a las mismas variables. El procedimiento de contrastación de su validez fue el cálculo de los Coeficientes de Correlación de Pearson entre las puntuaciones de uno y otro test en la muestra TOTAL (FI y FS), obteniéndose correlaciones positivas y significativas con (x = 0.001 entre las siguientes variables de los dos cuestionarios: PPOS con ATPEPA, MPOS con ATPEMA, PNEG con RESTPA, MNEG con RESTMA; así como correlaciones negativas significativas, igualmente con a = 0.001 de PPOS con PNEG y RESTPA, MPOS con MNEG y RESTMA; y con (x = 0.01 de ATPEPA con PNEG y RESTPA; según los datos de la matriz de correlaciones de la Fig. 1.

Figura 1

 

Intentamos en primer lugar, como señalamos en la primera de nuestras hipótesis, comprobar los resultados de diversos estudios anteriores, en el sentido de que los hijos de familias separadas presentarán niveles significativamente mayores de Discrepancia en sus percepciones de los padres que los hijos de familias intactas. Los resultados obtenidos de las pruebas t apoyan que las variables que se ven afectadas por la condición de separación son la PPOS [t(54.22) = 2.46; p<0.02], la RESTMA [t(53.67) = -2.01; p<0.051 y con un efecto de mayor tamaño y en el sentido esperado la DISCP [t(48.13) = -5.46; p<0.001] y la DISCPT [t(48.09) = -4.71; p<0.0011 (ver Fig. 2). Se aproximan también mucho al nivel de significación RESTPA e INADPERS [p<0.052]. Sin embargo, la PNEG, y las MPOS y MNEG no se ven influidas por el hecho de la separación.

 

Figura 2

DISCREPANCIAS PARENTALES PERCIBIDAS

COMPARANDO GRUPO «FS» Y GRUPO «FI»

 

Habiendo encontrado apoyo, por medio del análisis anterior, al hecho de que las medidas tomadas con ambos instrumentos correlacionan significativamente en el sentido esperado, pasamos a poner a prueba la primera parte de la Hipótesis 2, comparando las percepciones que los niños de FS tienen del progenitor Custodio y del visitante, encontrando que los resultados de las pruebas de t de Student muestran diferencias significativas entre las percepciones PCUS y PVIS [t(41) = 3.83; p<0.0011, entre las puntuaciones TPCUS y TPVIS [t(41) = 4.01; p<0.0011 y entre las puntuaciones TNCUS y TNVIS [t(41) = -4.13; p<0.001 1, todas ellas en el sentido de que perciben más positivamente al progenitor custodio que al visitante, según puede verse en la Fig. 3.

Figura 3

PERCEPCION DEL PROG. CUSTODIO -vs- PROG. VISITANTE

DIFERENCIAS DE MEDIAS DENTRO DE LA MUESTRA DE «FS»

En la misma línea de los datos anteriores, encontramos diferencias significativas en los resultados de las pruebas de t para muestras independientes aplicadas para comparar las puntuaciones en el PPI en PPOS, mayor en el Grupo de Custodia Paterna que en el de Custodia Materna [t(37.66) = 3.36; p<0.0021; en MPOS, mayor en Custodia materna que en Paterna [t(40) = -3.88; p<0.004]; y en MNEG, mayor en Custodia Paterna [t(40) = 3.04; p<0.0041. Así como en la misma prueba aplicada para comparar los resultados obtenidos en el TAMAI, donde encontramos que la puntuación en ATPEPA es significativamente mayor en el Grupo de Custodia Paterna que en el de Custodia Materna [t(39.34) = 3.98; p<0011, la puntuación en RESTPA es significativamente mayor en el Grupo de Custodia Materna [t(39.19) = -3.89; p<0011, la obtenida en ATPEMA es significativamente mayor en Custodia Materna t(1 2.20) = -2.61;p<0.031 y RESTMA aparece significativamente más elevada en el Grupo de Custodia Paterna [t(1 1.43) = 2.20; p<0.051. No resultando, sin embargo, significativas entre los niños bajo custodia del padre y bajo custodia de la madre, las diferencias en las dos medidas de Discrepancia Parental (DISCPT y DISCP) en ambos instrumentos, en la PNEG, ni tampoco en las diferentes medidas de inadaptación. Estos resultados, ilustrados en Fig. 4, apoyarían la segunda de las hipótesis formuladas.

Figura 4

DIFERENCIAS EN FUNCION DE LA CONDICION DE CUSTODIA

MEDIAS EN LAS DISTINTAS VARIABLES

 

En la muestra de hijos de FI se han encontrado algunas diferencias significativas relacionadas con el sexo de los niños (ver Fig.5), como resultado de la aplicación de la prueba t de Student: Así los niños presentan puntuaciones más elevadas en PNEG [t(145) = 2.01; p<0.051, MNEG[t(145) = 2.43; p<0.021, ATPEPA [t(1 45) = 2.45;p<0.021, ATPEMA[t(1 45) = 2.79; p<0.011 e INADSOC[t(145) = 2.76; p<0.011; mientras las niñas obtienen puntuaciones más elevadas en MPOS [t(145) = -2.26; p<0.03]. En el caso de la muestra de hijos de FS no se aplicó la misma prueba, en razón del número de sujetos, sino la prueba de rangos U de ann-Whitney, no obteniéndose, sin embargo, ninguna diferencia significativa en los resultados. Esta no existencia de diferencias apoyaría la segunda parte de la hipótesis número 2, en el sentido de que las diferencias encontradas en la percepción que de los padres tienen los hijos de FS, son independientes del sexo de los hijos.

Figura 5

DIFERENCIAS EN FUNCION DEL SEXO DE LOS HIJOS EN «FI»

Pruebas de «t» para muestras independientes

Por otro lado, los Análisis de Varianza efectuados no detectan interacción de la influencia del sexo de los niños y de la separación de sus padres, con la única mención de las puntuaciones de PROIMAGEN que, sin ser significativas, casi alcanzan ese nivel. Pero sí pueden verse efectos principales diferentes en unas y otras variables, por ejemplo el sexo del hijo parece incidir significativamente en MPOS, MNEG, ATEPEPA, ATPEMA e INADSOC; mientras que la condición de hijo de familia separada incide fundamentalmente en PPOS, MPOS, DISCP, INADPERS, DISCPT, RESTPA y RESTMA.

Por último, en relación con el sexo, en esta ocasión de los progenitores, las diferencias de medias entre padres y madres en las variables de percepción parental en ambas muestras, no resultaron ser significativas, salvo entre PNEG y MNEG en la muestra de FI [tl46 = -2.61; P<0.011. Tampoco dichas diferencias de medias fueron estadísticamente significativas cuando se analizaron por separado los resultados arrojados por niños y niñas en ambas muestras.

En cuanto a la tercera de nuestras hipótesis, hemos encontrado efectivamente correlaciones altamente significativas en la muestra de FI entre la medida de Discrepancia Parental tomada a través del TAMAI y las tres variables de adaptación de los niños y niñas, rxy=.3566 con INADOC, rxy=.2854 con INADPERS y rxy = -.3184 con PROIMAGEN, todas significativas con un a = 0.001. También obtuvimos resultados significativos en el análisis de correlaciones de las medidas de Inadaptación y las variables negativas de los progenitores, así INADPERS correlaciona, con un (x = 0.01, con PNEG (rxy =0.2238) y con MNEG (rxy =0.2295), y con un (x = 0.001 con RESTPA (rxy =0.3122) y con RESTMA (rxy =0.3378); las correlaciones halladas entre INADSOC y las cuatro medidas de comportamientos negativos parentales son significativas con un (x = 0.001, concretamente obtuvimos una rxy =0.4474 con PNEG, una rxy =0.4869 con MNEG, una rxy =0.4846 con RESTPA y una rxy =0.3953 con RESTMA (ver Fig.6). Por otra parte, en la Muestra Total (FS + FI) encontramos también una correlación significativa de 0. 1984 entre INADSOC y DISCPT. Sin embargo, no encontramos ninguna correlación significativa con las medidas de discrepancia tomadas a través del PPI; ni tampoco en el análisis de correlaciones en la muestra de separados (FS), a excepción de una rxy =.3430 de RESTMA y una rxy =-(x 3693 de MPOS, ambas con INADSOC, significativas con a, = 0.01, tal como puede apreciarse en Fig.7.

Figura 6

PROCESS IF (SEPARAD EQ. 0)

CORRELATIONS/VARIABLES PPOS PNEG MPOS MNEG DPERCP PROIM DISCPT ATPEPA ATPEMA RESTPA RESTMA WITH INADPERS INADSOC

 

Figura 7

PROCESS IF (SEPARAD EQ. 0) CORRELATIONS/VARIABLES PPOS PNEG MPOS MNEG DPERCP PROIM DISCPT ATPEPA ATPEMA RESTPA RESTMA PCUS NCUS PVIS NVIS TPCUS TNCUS TPVIS TNVIS WITH INADPERS INADSOC

La cuarta y última de nuestras hipótesis principales, referida a que el tiempo transcurrido desde la ruptura de los padres influirá en la Discrepancia parental, en el sentido de que será mayor cuanto más tiempo haya transcurrido desde la separación, se ha visto confirmada por los datos, por cuanto que los resultados de los ANOVAS efectuados sobre las variables DPERCP y DISCPT en función del tiempo de ruptura muestran efectos significativos de ésta, [F(2, 39)=3.301; P<0.051 para la primera de ellas y F(2,39)=3.57; p<0.041 para la segunda. Las pruebas posthoc realizadas según el procedimiento de Scheffé, mostraron que las diferencias significativas se encuentran, para ambos instrumentos, entre el grupo de sujetos con tiempo de ruptura inferior a un año y el grupo con tiempo de ruptura entre uno y tres años, no encontrándose diferencias entre ninguno de estos dos grupos y el de más de tres años de tiempo de ruptura (ver Fig. 8).

Figura 8

VARIACIONES EN «DISCPT» Y «DPERCP» EN FUNCION DEL TIEMPO DE RUPTURA

MEDIAS DE RANGOS EN GRUPOS 0-1, 1-3 y MAS DE 3 AÑOS

 

 

Finalmente, la frecuencia del Régimen de Visitas con el progenitor NO Custodio, fue categorizada en Frecuencia Ordinaria (F. de S. alternos y mitad de Vacaciones) y Frecuencia Inferior a la Ordinaria en el Grupo de Custodia Paterna; y en las mismas categorías más un grupo de Frecuencia Superior a la Ordinaria en el Grupo de Custodia Materna. Esta variable no ha permitido establecer diferencia significativa alguna entre ninguna de las variables de Percepción Parental e Inadaptación, aunque sí se hayan detectado ligeras tendencias en el sentido esperado (ver Fig.9).

 

Figura 9

RESULTADOS EN FUNCION DE LA FRECUENCIA DE R DE V

TENDENCIAS ESPERADAS EN EL GRUPO DE FRECUENCIA SUPERIOR

 

DISCUSION

Tal como se predijo, las percepciones que los hijos tienen sobre uno y otro progenitor son mucho más discrepantes en las familias de padres separados (FS) que en las familias intactas (FI). Tanto es así que es precisamente en la discrepancia en las percepciones parentales registradas tanto con el PPI como con el TAMAI donde se encuentran las mayores diferencias de medias entre sendas muestras.

Este dato es conforme a la predicción de las autoras del PPI (Hazzard y otros, 1983) basada en la Teoría de Sistemas, de que en familias perturbadas/problemáticas tienden a darse alianzas intergeneracionales y por tanto los hijos tienden a ver a los padres de forma menos similar. En el contexto del que procede nuestra muestra: familias separadas inmersas en procedimientos judiciales, este dato avala el fenómeno de la polarización de los hijos que otros colegas han puesto en relación con la implicación de éstos en el conflicto parental (Gómez y otros, 1992).

En estas situaciones de separación contenciosa, los hijos tienden a «aliarse» con un progenitor del que informan en términos extremadamente positivos y a «rechazar» al otro del que reportan comportamientos muy negativos.

Por otra parte el hecho de que las principales diferencias encontradas entre hijos de FI y de FS se refieran a variables de percepción de sus padres y no tanto a variables de adaptación, parece apuntar a que el divorcio como estresor incide más en facetas directamente relacionadas con la esfera familiar.

La siguiente aportación del estudio es que en las FS las valoraciones que los hijos hacen del comportamiento parental guardan una estrecha relación con el papel que ocupe el progenitor en cuestión: custodio vs no custodio.

De hecho, al comparar las medias obtenidas en todas las variables por los hijos bajo custodia paterna y bajo custodia materna, vemos: 

- Que sólo existen diferencias significativas en las variables referidas a percepciones parentales, lo cual es un indicio de que la adaptación de los hijos al menos en estas edades, no parece verse afectada a priori porque éstos estén bajo custodia de la madre o del padre, si bien no se ha podido ver el efecto del cruce entre la variable sexo del progenitor custodio y la variable sexo del hijo en el ajuste de los hijos, cuestión apuntada en estudios como el de Santrock y Warshak (1979). Dicha imposibilidad se ha debido al insuficiente tamaño de la muestra de hijos de FS para efectuar un ANOVA (ya que habría condiciones o casillas en las que sólo contaríamos con cinco o seis sujetos).

- Que las diferencias significativas halladas respecto a siete de las ocho puntuaciones referentes a percepción parental van siempre en la línea esperada, o sea media superior en las puntuaciones positivas para el progenitor custodio y media superior en las puntuaciones negativas para el no custodio. Incluso en la única de las ocho que la diferencia no llegaba a ser significativa (concretamente en la escala negativa del PPI referida al padre) iba en la misma línea.

- Se ha encontrado un dato llamativo que merecería nuestra atención en el futuro: la media de percepción negativa de la madre bajo custodia paterna (sea con uno u otro cuestionario) es bastante superior a la media de percepción negativa del padre bajo custodia materna. ¿Se trata de deseabilidad social, valorando por tanto los niños como la sociedad en general, peor a una madre no custodia que a un padre no custodio? ¿Contribuyen los padres cuando tienen la custodia al deterioro de la imagen materna en los hijos aún más de lo que lo hacen las madres con la figura paterna cuando son ellas las que ejercen la custodia?

A la conclusión anterior se llega también al comparar las puntuaciones medias que da el total de hijos de FS, al progenitor custodio y al no custodio. Las diferencias son significativas siempre en la dirección prevista: en las escalas positivas del PPI y del TAMAI la media es significativamente superior referida al custodio, mientras en la escala negativa del TAMAI la media es superior para el no custodio, al igual que en la escala negativa del PPI aunque en esta ocasión la diferencia no llegue a ser significativa.

Sin embargo, en contra de nuestra hipótesis la frecuencia de contacto de los hijos con el progenitor no custodio no parece guardar una fuerte relación con las percepciones que los hijos tienen sobre estos, ni con la adaptación personal ni social de los hijos. No obstante pese a no encontrar diferencias estadísticamente significativas entre los grupos con un régimen de visitas de frecuencia inferior, normal y superior, las tendencias observadas van en la línea esperada, esto es puntuaciones negativas más bajas y positivas más altas respecto al progenitor no custodio cuanto más alta es la frecuencia de contacto de los hijos con éste, y simultáneamente también niveles inferiores de inadaptación en los hijos. Aunque cuantos trabajamos en este ámbito esperemos diferencias siempre mayores, lo cierto es que estos datos discretos por más que nos parezcan polémicos ya han aparecido en investigaciones precedentes (por ejemplo: Kurdek y Berg, 1983; Gómez y otros, 1992; etc.) algunas de las cuales han ofrecido explicaciones tentativas:

- Es la calidad y no la frecuencia el parámetro importante del contacto con el progenitor no custodio, dicen Hess y Camara (1979).

- La frecuencia de visitas con el no custodio correlaciona positivamente con el ajuste de los hijos excepto cuando el conflicto interparental es alto afirman Wallerstein y Kelly (1980). Y, ciertamente en nuestra muestra del Juzgado el conflicto interparental es siempre elevado.

- En definitiva, como señala Shaw, en su revisión del 91, la relación existente entre frecuencia de visitas y ajuste de los niños podría estar mediatizada por la calidad tanto de las relaciones de ese progenitor con los hijos como de las relaciones interparentales.

En el futuro habría que retomar esta cuestión de la incidencia en los hijos del contacto con el progenitor no custodio, atendiendo más a aspectos cualitativos que cuantitativos de la relación y teniendo en cuenta alguna forma de cuantificación de la hostilidad interparental como factor mediatizador.

Pasemos a analizar los datos relativos al efecto de la variable sexo de los hijos sobre:

1.- Las variables de percepción parental en ambas muestras (FS y FI).

2.- Las variables de adaptación en FS.

Los datos avalan nuestra hipótesis de partida: el sexo de los niños no parece una variable especialmente relevante en estas cuestiones. Pero vayamos por partes:

1.- Respecto a las variables de percepción parental discutamos los resultados en ambas muestras por separado.

1.1.- En la muestra de FI encontramos resultados tan contradictorios que nos llevan a suscribir la opinión de Emery y O'Leary (1982) y de los propios autores del PPI (Hazzard y otros, 1983): las diferencias que estamos encontrando seguramente son debidas al tipo de instrumentos y muestras empleados. De hecho los estudios sobre las percepciones filiales de los padres que han utilizado instrumentos de estructura factorial han hallado diferencias pero ni siempre las mismas ni globales en el sentido de que bien los hijos varones o bien las hijas tiendan en términos generales a ver de forma más positiva o más negativa a ambos o alguno de sus progenitores. Sin pretender confundirles con una miscelánea de datos, si quisiéramos darles unos ejemplos de la falta de unanimidad fuera y dentro de este estudio. Así por ejemplo, Devereux y Bronfenbrenner (1969) apuntaban que los hijos siempre perciben al progenitor de su mismo sexo más ligado a la disciplina y al control; las escalas negativas del PPI y del TAMAI tienen bastantes elementos referidos a estos aspectos y, sin embargo, sólo hemos encontrado diferencias significativas a favor de este argumento en la escala negativa del PPI referida al padre (media de niños superior a la de las niñas). Según Siegelman (1965), los hijos varones ven a las madres más ligadas al castigo pero también más efectivas y protectoras; en nuestra muestra, en tal caso, las puntuaciones de los varones deberían ser mayores que las de las hijas tanto en las escalas positivas como en las negativas de ambas pruebas referidas a la madre; sin embargo, los niños sólo puntúan más alto que las niñas a las madres en una de las dos escalas positivas (la del TAMAI) y en una de las dos escalas negativas (la del PPI). Y por último, según Goldin (1969), los hijos varones perciben a ambos progenitores como menos amorosos y más castigadores que las niñas; de nuevo nuestros datos corroboran tal afirmación, sólo según a qué pruebas nos refiramos, siendo sólo cierto para las escalas negativas del PPI. En resumen, ni siquiera obtuvimos datos coincidentes con los del estudio original del PPI, en el sentido de que con esta prueba los hijos varones ofreciesen percepciones más positivas de ambos progenitores que las niñas.

1.2.- Sin embargo en la muestra de FS no se encontró diferencia alguna entre niños y niñas al valorar el comportamiento parental, lo cual parece indicar que otras son las variables relevantes -y no el sexo de los hijos- cuando se encuentran diferencias en las percepciones de las figuras parentales, sobre todo la variable a la que nos hemos referido anteriormente: el papel que ocupa cada progenitor.

2.- Respecto a las variables de adaptación de los hijos en FS se quería contrastar la opinión bastante extendida de que los niños presentan peor adaptación que las niñas. Nuestra hipótesis era que no íbamos a encontrar diferencias debido a dos razones:

2.1.- Nuestro instrumento de estimación de la adaptación de los hijos era un autoinforme, mientras que en aquellos estudios que han señalado diferencias de ajuste debidas al sexo, generalmente se han empleado informes de padres o profesores (por ejemplo, a través de algún cuestionario de problemas de conducta) que obviamente se refieren más a comportamientos observables, esfera que se ve especialmente afectada en los hijos varones por la separación, mientras que las niñas son más proclives a internalizar los problemas (por ejemplo deprimiéndose) y por tanto sus desajustes con ese tipo de instrumentos se detectaban menos.

2.2.- El rango de edad de nuestra muestra (entre ocho y doce años) habiéndose indicado ya por algún autor (Kurdek, 1981) que las diferencias debidas al sexo disminuyen con la edad.

Sea o no por estos motivos en nuestro estudio no encontramos diferencias de ajuste entre niños y niñas de FS. Es posible que para discriminar realmente el papel que juega el sexo de los hijos en su adaptación tras el divorcio, sean precisos estudios longitudinales y medidas bastante finas del ajuste infantil (que discriminen respuestas de internalización vs externalización).

Por último, a propósito del sexo aunque no de los hijos sino de los progenitores, señalar que no se han encontrado en ninguna de las dos muestras diferencias significativas en las variables de percepción parental entre padres y madres, o sea que los hijos, en general, no señalan comportamientos más positivos ni más negativos de las madres o de los padres, Ni tampoco han arrojado resultados significativos las diferencias de medias entre padres y madres en las variables de percepción parental en ninguna de las dos muestras una vez subdivididas por el sexo de los hijos, en el sentido de que éstos percibiesen siempre mejor al progenitor de su mismo sexo.

Analicemos las correlaciones encontradas entre las variables de percepción parental y las variables de adaptación de los hijos en ambas muestras:

- En FI se confirman nuestras predicciones de forma que las escalas negativas de ambos cuestionarios y referidas a ambos progenitores, correlacionan muy significativamente con inadaptación personal y social de los hijos, y a su vez cuanto peor adaptados aparecen estas valoraciones parentales más discrepantes ofrecen y valores más bajos de proimagen (como medida de autoestima) presentan.

1- Estos datos, aparentemente de sentido común, sin embargo no se dan en la muestra de FS, sin que los autores de esta investigación hayan podido hasta la fecha aventurar ninguna explicación hipotética que contrastar en el futuro.

Por último, en relación con el efecto del tiempo transcurrido desde la separación parental no comprobamos guardara relación inversa con las variables de adaptación de los hijos, lo cual más que contradecir las conclusiones de los estudios sobre estresores -como lo es el divorcio- apunta a la dramática realidad que contemplamos en este ámbito a diario (Gómez y otros, 1992) y es que al tratarse de una muestra de familias inmersas en litigios judiciales, el conflicto parental se perpetua favoreciendo la cronificación en los hijos del efecto estresante de la separación parental.

 

Prueba de ello es la compleja relación encontrada entre el tiempo de ruptura y la discrepancia con que los hijos perciben a sus padres. Observamos que la discrepancia (medida en ambos cuestionarios) el primer año aun siendo elevada en contraste con la media de la muestra de FI, es mucho menor que la alcanzada entre el segundo y el tercer año, empezando a partir de ese momento a descender, si bien, nunca por debajo de los niveles del primer año. En opinión de los autores esto se debe a que en los primeros momentos tras la separación parental los hijos tratan a duras penas de mantener la lealtad a ambos progenitores, más en estos casos en los que siempre concurren y se sostienen niveles considerables de hostilidad interparental, los hijos acaban por resolver el conflicto de lealtades mediante la polarización; esta alineación con uno de los progenitores comporta obviamente mayor discrepancia en sus valoraciones parentales, que se mantiene en el tiempo si bien tras alcanzar un punto álgido va descendiendo de intensidad.

En resumen las tres principales conclusiones extraídas de esta investigación sobre la forma en que los hijos de padres separados perciben a éstos, son que lo hacen de forma muy discrepante, percibiendo siempre al progenitor custodio muy positivamente y al no custodio muy negativamente, y que esta polarización se produce y se mantiene en el tiempo como forma de reducir la disonancia existente en la primera etapa post-ruptura entre su lealtad a ambos y las dificultades impuestas al respecto por la hostilidad interparental.

Estas tres conclusiones nos sugirieron (quizá en consonancia con el libro «Niños tomados de rehenes» de Clawar y Rivlin, 1991) el título irónico de esta comunicación: ¿Estamos ante una nueva versión del Síndrome de Estocolmo? ¿Acaban los hijos de separados viendo a sus progenitores conforme al punto de vista del progenitor custodio cuando el conflicto interparental se perpetua? ¿Qué podemos hacer en el futuro para evitar semejante «secuestro» del pensar y sentir de estos niños, para restituir su derecho a valorar libremente tanto a su madre como a su padre?

 

REFERENCIAS