SEMBLANZAS Y RESEÑAS

 

Entrevista a Gerardo Marín

  

Amado BENITO DE LA IGLESIA (*) Carlos RODRIGUEZ SUTIL (**)


Aprovechando la presencia en nuestro país del doctor Gerardo Marín en la pasada IV Escuela de Verano, donde impartió un seminario especializado y dio una conferencia, nos permitimos solicitarle esta entrevista a la cual se prestó con gran amabilidad. los comentarios del doctor Marín nos parecen especialmente relevantes y clarificadores para todos aquellos compañeros que en la actualidad desarrollen su labor en instituciones públicas, ya trabajen o no, principalmente, con poblaciones minoritarios. Sus últimas experiencias se han centrado, como comentará, en un programa comunitario dirigido a ciudadanos hispanos en los EE.UU. para prevenir el tabaquismo, pero su reflexión es mucho más amplia. Gerardo Marín ha realizado también numerosas investigaciones en el campo de lo psicología social y es, al igual que su esposa Bárbara Marín, como todos saben, miembro del Consejo Editorial de nuestra Revista.


(*) Psicólogo del C.P.S. del Distrito de Tetuán del Ayuntamiento de Madrid, calle Aguileñas, 1.
(**) Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica. Universidad Complutense de Madrid. Campus de Somosaguas. 28023 Madrid.


P.- Vamos a empezar por donde suele empezar una entrevista, y es preguntándole por el currículum, su historia académica, profesional, publicaciones, actividades a los que, actualmente, más se dedica, etcétera.

R.- Mi entrenamiento a nivel de doctorado fue en psicología social experimental en la Universidad de Paul, en Chicago, en 1979. De ahí pasé a la Universidad de California, en los Angeles, en la UCLA, en donde estuve como psicólogo investigador durante tres años, primordialmente centrado en aspectos de cultura hispanoamericana. Estudié la relación entre la personalidad y el factor cultural.

Durante este tiempo trabajé con Triandis. Ese fue uno de los puntos importantes a, la hora de moldear mis estudios posteriores sobre la influencia de la cultura en la conducta, no solo en las actitudes y en las percepciones sino también, más específicamente, cómo influye en la Conducta del individuo. Luego, en 1982, pasé a la Universidad de San Francisco, una universidad privada, en donde básicamente he recorrido todos los niveles de la carrera académica. En estos momentos soy Full Professor que es equivalente, creo, a lo que aquí es catedrático en Psicología.

En cuanto a la investigación, mis intereses se han dirigido, inicialmente, a la psicología social experimental. Trabajé bastante en percepción interpersonal, primordialmente en estereotipos. El trabajo con Triandis en relación con variables culturales. Publicamos una serie de artículos, en los que operacionalizábamos características de tipo casi antropológico como variables psicológicas. Puedo citar, por ejemplo, un artículo sobre el rol social de la simpatía en la interacción interpersonal en latinoamericanos, que supuso una parte fundamental de nuestras investigaciones.

Luego, hace cinco años, empezamos con el Instituto Nacional de Cáncer y con participación de mi señora, Bárbara, y de Eliseo Pérez Estal, un médico, el proyecto que llamamos "Programa Latino para Dejar de Fumar", como intervención comunitaria.

P.- ¿Fue la intervención comunitaria más importante que ha realizado?

R.- Exacto.

P.- A raíz de esta experiencia de formación profesional. ¿Nos podría resumir, brevemente, cuáles son las características más relevantes de estos modelos de intervención comunitaria.

R.- Lo que hemos tratado de hacer es unificar varios modelos. Encontrábamos que los modelos más clásicos eran demasiado simplistas, como la creencia en que una, dos o tres variables, aisladamente, pueden funcionar. Hemos tomado la idea de que la comunicación, la persuasión, es un punto muy importante del cambio de conducta, por lo que todo la tradición investigativa en cambio de actitudes ha sido central en el diseño del proyecto. Estamos aplicando psicología social básica en un contexto específico, teniendo muy en cuenta que el mensaje debe adaptarse a las variables culturales del grupo al cual va dirigido, de tal forma que no hemos traducido lo que funcionaba con otros grupos, sino que hemos empezado desde el principio para saber cuáles son las variables relevantes para el hispanoamericano, variables que determinan el contenido del mensaje.

Este es uno de los componentes esenciales. El otro componente, también esencial, ha sido la teoría de cognición social de Bandura, primordialmente por su énfasis en la autoeficacia, es decir, en la creencia de que el individuo, una vez que tiene el conocimiento de cómo cambiar la conducta, y que cree que la puede cambiar, le es mucho más fácil lograrlo. Yo creo que estos serían los componentes centrales de nuestra intervención comunitaria. Obviamente se hace gran énfasis también en el modelo de difusión de las innovaciones, de Rogers. Modelo que hemos utilizado bastante por cuanto se presento un cambio inicial, a través de la información, pero ese cambio es parte de un proceso de cambio comunitario junto con cambios en la sociedad. Aquí aparece el modelo ecológico de intervención, ha sido muy importante. El cambio, indudablemente, puede ocurrir a nivel de individuo (intrapersonal), pero existen otras variables y componentes que afectan a ese cambio intrapersonal, como son las relaciones sociales, como es el cambio institucional, y como es el cambio de políticas a un nivel más macrosocial. Como psicólogos nos hemos ocupado del individuo, pero sin descuidar el hecho de que si queremos que las personas dejen de fumar, tenemos que intervenir en la familia. Para que la familia cambie de normas ante el fumar, tenemos que intervenir en la comunidad para que el fumar no sea lo socialmente esperable o aceptable que ha sido. También hemos respaldado bastante el cambio de políticas a nivel del estado de California, por ejemplo, el hecho de que no se permita fumar en los restaurantes, el aumento de impuestos en la cajetilla de cigarrillos, que fue una ley de hace aproximadamente un año y otros proyectos similares. El modelo ecológico plantearía que un cambio a nivel macro en lugar de micro va a ser mucho más efectivo que poner el acento sólo en el individuo.

P.- la complejificación del modelo parece que lo que ha supuesto principalmente ha sido una consideración de diferentes niveles de intervención

R.- Exacto. Cuanto en más niveles puedas intervenir más efectiva será la intervención, respecto al individuo.

P.- Es evidente que este planteamiento puede tener gran importancia para todos las tareas relacionados con la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. De acuerdo con sus experiencias, ¿tienen evidencia empírico suficiente que avale en algún campo específico de la actividad considerar de forma especial la validez ecológica, fuera de consideraciones excesivamente generales?

R.- Yo creo que, en general, sí lo hemos visto. Se resalta la necesidad de considerar los efectos a más de un nivel, pues es obvio que existen variables cuyo cambio es fácil de observar a corto plazo, y relativamente cinco años es un plazo corto en una intervención comunitaria, y también a largo plazo. No nos hemos interesado sólo en disminuir la prevalencia, por ejemplo, del consumo de cigarrillos, sino también el ver el cambio de actitudes, en ver el aumento de conocimientos, etcétera. Si tuviera que resumir lo que verdaderamente ha funcionado, diría que ha sido una confirmación de este modelo ecológico, de la necesidad de hacer intervenciones a los diferentes niveles. Pues, aunque hemos obtenido una disminución de la prevalencia que permite comparar favorablemente nuestro proyecto con otros proyectos, mostrando que verdaderamente ha sido efectivo, también observamos que al controlar otras variables el cambio es aún mayor que en muchos otros proyectos comunitarios. Se advierte con facilidad ver que no ha sido simplemente una intervención individual, sino también a nivel familiar, comunitario, etcétera.

P.- A raíz de lo que está comentando, o mí la primera reacción que me sugiere es comprobar el distanciamiento que hay de este enfoque de lo que ha sido el modelo médico clínico, tradicional, a la hora de hacer frente a estos problemas de salud. Esto supone un cambio en el perfil de la formación de los profesionales. ¿Qué perfil ideal y recursos técnico-profesionales y personales pienso que podrían configurar el curriculum básico de un psicólogo que se dedique a la aplicación de estos modelos?

R.- Es un punto muy importante porque en estos cinco años hemos tenido que aprender a marchas forzadas una cantidad de habilidades y de experiencias realmente necesarias. Cuando vemos que el futuro de la labor psicológica consistirá en prevención primaria y vemos que nuestra acción se dirigirá predominantemente a la intervención comunitaria, pensamos que el curriculum del psicólogo comunitario debe incluir necesariamente, además de un buen conocimiento de las teorías del cambio social, toda la literatura sobre la planificación del cambio, que aún los psicólogos sociales bien entrenados no la conocemos plenamente, pues no ha formado parte de nuestro curriculum. Creo que ese es un aspecto fundamental.

Creo también que la salud física es una de las áreas en las cuales tenemos un futuro profesional en desarrollo, y no sólo por el hecho de que vaya a haber posibilidades de empleo, sino porque es algo en lo que la psicología tiene mucho que contribuir. Existen necesidades, sentidas en todas las comunidades y naciones, ya sean desarrolladas o en vías de desarrollo. Esto implica que debemos adquirir conocimientos en ciertas áreas relacionados con la promoción de la salud física; como son conocimientos mínimos sobre los principios de la epidemiología, algo que nosotros, como psicólogos, nunca hemos integrado como parte de nuestro curriculum. También un conocimiento de algunos aspectos de medicina social, de salud pública son muy importantes y no sólo a nivel de las diferentes metodologías que se utilizan para evaluar, estadísticas y demás, sino también de los experiencias que ha habido a este respecto. O sea, que un buen entrenamiento en epidemiología, en salud pública es básico, y también es necesario tener conocimiento de las experiencias realizadas en sociología y en antropología que el psicólogo, por lo general, ignora y que limita mucho la capacidad para llevar a cabo una buena investigación y, ciertamente, una buena práctica.

P.- Es un campo que desborda los límites de la psicología clínica más tradicional. De todos formas, algún autor de los años setenta planteaba que la psicología comunitaria era una ampliación de la psicología clínica y algún otro autor comentaba las dos vertientes, los dos niveles de acceso, desde la psicología social y desde la psicología clínica. Parecía que la comunidad estaba en el centro y era un punto de encuentro. Usted habla, normalmente, desde la psicología social que es su campo de origen. ¿Cómo ve ese encuentro o piensa que en la comunidad pueden estar el psicólogo social y el psicólogo clínico realizando tareas diferentes, pero complementarías?

R.- Ciertamente, son, tareas complementarias y son diferentes áreas de aplicación y de intervención. Yo creo que lo que ha sucedido es que, históricamente, hablando de una historia muy corta como mencionaste tú, de unos veinte años más o menos, es el psicólogo clínico el que primero se interesa en la necesidad de realizar intervención comunitaria, en hacer prevención primaria y, por lo tanto, gran parte de la literatura y del interés en psicología comunitario casi es igual a psicología clínica aplicada o psicología clínica comunitaria. Esto ha supuesto una ventaja y una desventaja para el desarrollo de la psicología comunitaria, porque en cierto sentido los que no somos clínicos considerábamos que no era un área de intervención en la cual pudiéramos participar. Eso hizo que se crearan otras vertientes, algo parecido, psicología social aplicada, por ejemplo, un área de gran desarrollo, que es básicamente una psicología comunitaria. Por otra parte, ha creado el estado de crisis que la psicología comunitario ha experimentado recientemente, particularmente en EE.UU., donde el interés se ha centrado demasiado en el aspecto clínico y se ha perdido la contribución de otras áreas de la psicología y de otros profesionales, lo cual es, sin duda, una pena. Son muchas áreas de intervención, no podemos olvidar el área del trabajo, por ejemplo, que a nivel comunitario va a incluir otra clase de psicólogos, psicólogos con otros intereses.

P.- En un editorial aparecido en el Journal of Community Psychology, en 1984, se comentaba. '7a psicología comunitaria requiere un partido liberal, un partido política liberal en el poder, uno que proporcione subsidios públicos y servicios públicos" Al hilo de lo que estaba diciendo. Me gustaría que describiera esa evolución de la psicología comunitaria que aparece en los años sesenta con mucho fuerza, dentro del movimiento de la "war on poverty", y la evolución posterior. Parece que con la llegada de los sucesivos gobiernos republicanos el proyecto de la psicología comunitaria ha ido decreciendo.

R.- Fue un movimiento fascinante de ver Se produjo un énfasis del gobierno en psicología clínica comunitaria, con el cierre de muchos hospitales mentales, y todo este movimiento en la psicología clínica promovido, en parte, por el gobierno Carter y los anteriores gobiernos demócratas en EE.UU. La cantidad de dinero asignado se limitó con los últimos gobiernos republicanos, lo cual supuso, en parte, esa disminución de la importancia de la psicología comunitaria, entendido como psicología clínica comunitaria. Pero es interesante señalar que en los últimos diez años se ha dado un renacer de la necesidad de prevención en el área de la salud física y esto ha creado otro foco de desarrollo de la psicología comunitaria. Ahora se solicita un psicólogo comunitario, un psicólogo social, o un psicólogo clínico -no tanto, pero si algunos para trabajar en un campo diferente de intervención comunitaria. Pues se ve que hay necesidades muy serias en función de los problemas de salud, necesidad de cambiar conductas, y los psicólogos, supuestamente, somos los que sabemos hacerlo. Se unen los problemas físicos, la necesidad de mejorar el estado de salud física de una población y de ciertos grupos específicos, con el hecho de que existe una profesión y una ciencia que, supuestamente, sabe realizar esos cambios.

Esto se muestra en grandes proyectos de cambio y de promoción de salud física o nivel comunitario que surgen no sólo en EE.UU., sino también en Europa. De ahí nacen modelos valiosos, muchos de ellos adecuadamente promovidos o dirigidos por médicos, pero que han recurrido a psicólogos al darse cuenta de que la psicología tiene algo importante que decir. Se ha recibido el respaldo de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud o del propio gobierno, como en el caso de los EE.UU.

Más recientemente, en los últimos diez años, el fenómeno del SIDA ha actuado también en este sentido. Se ve con claridad que son las conductas las que nos van a ayudar a controlar a corto plazo esta gran epidemia. Seguramente van a pasar muchos años hasta que halle una vacuna, al menos es lo que se prevé, y si la hay a corto plazo va a tomar mucho tiempo para que todo la comunidad pueda usarlo. Mientras que los cambios del comportamiento tienen un efecto inmediato, si logramos que las personas realicen ciertas acciones para controlar el riesgo. ¿Y quien las puede promover? Obviamente, somos los psicólogos los que podemos desarrollar esta campaña.

P.- Plantea usted una característica básica de estos modelos, la importancia que tienen las variables sociales, culturales y económicas en los cambios de conductas y en la adquisición de las conductas. Esto, inevitablemente, lleva a tener que relacionarnos con políticos y con ciudadanos, y lleva o tomar decisiones, a veces, que ponen en contradicción o unos con otros. ¿Qué problemas políticos o éticos más frecuentes se suelen plantear a la hora de diseñar una intervención dirigida a una comunidad?

R.- Son muchísimos y usted los ha mencionado brevemente. Ocurren a todos los niveles, desde el nivel más básico, que es el nivel interpersonal de las personas involucrados en un proyecto. Y tiene que ver con la formación. Si regresamos a una pregunta anterior, diremos que, como psicólogos, no estamos entrenados para saber cómo funcionan las otras profesiones, cómo piensan otros profesionales. Así nos encontramos con que al hablar, las palabras que utilizamos, los conceptos, o los modelos que empleamos son demasiado psicologistas, lo que impide que nos comuniquemos con profesionales de otras áreas. No es que ellos no tengan el mismo problema. Pues si hablas con un médico, con un antropólogo, encuentras el mismo problema. La realidad es que a muy corto plazo, creo, vamos a tener que superar esos problemas, porque la Interdisciplinariedad, con todas las dificultades que conlleva, es lo único que permite llevar a cabo proyectos de esta envergadura. La promoción de la salud implica la participación de médicos, de educadores de la salud, de profesionales de la salud pública, de psicólogos, probablemente también de sociólogos y antropólogos, con lo cual tienes cuatro o cinco profesiones diferentes. Sólo entendernos constituye una gran dificultad, lograr identificar modelos comunes o perspectivas comunes sobre el problema. A nivel político, personal, también está el hecho de los peleas de campo, esto es psicología, esto es medicina comunitaria aplicado, o esto es sociología o salud pública.... incluso política. Se producen conflictos, pero creo que se trata de un proceso de adaptación, hasta lograr un mutuo respeto y educación personal. El psicólogo tiene que aprender a entender las preocupaciones de un médico y las de un educador de la salud y de una profesional de la salud pública. En mi situación personal, yo veo que en estos últimos años he tenido que aprender muchas cosas de áreas ajenas a la psicología, entre comillas, que nos permiten comunicarnos con nuestro equipo y hacer una intervención mucho más efectiva. De hecho, leo las revistas de medicina y de salud pública con más detenimiento, casi, que las revistas de psicología social. En ese sentido, he tenido que aprender a manejar el lenguaje y las preocupaciones de las otras áreas, y los otros colegas han hecho exactamente lo mismo.

P.- ¿Está convencido, por tanto, de que el trabajo en equipo es un elemento básico?

R.- Es básico y muy difícil también y no nos podemos creer que no es difícil porque es sumamente difícil. Porque los profesionales estamos trabajando desde perspectivas muy diferentes y hemos tenido discusiones y dificultades, por ejemplo, sobre cuáles son las estadísticas más apropiados para la evaluación del proyecto mismo. Queremos comprobar una misma hipótesis, pero las revistas y los profesionales de la salud pública trabajan la evaluación de manera muy diferente o como lo hacemos los psicólogos. Una cosa tan básica, en lo que se creería que habría un acuerdo. No, eso no existe.

P.- Desde su punto de vista, ¿cuál es el futuro que tiene la psicología comunitaria en cuanto a crecimiento de importancia y en cuanto a áreas de aplicación?

R.- Yo soy muy optimista en que probablemente, a pesar del desarrollo que la psicología comunitario mostraría en este momento, tenemos un futuro muy prometedor de cara a nuestra participación y de que psicólogos nos veamos implicados en proyectos de esta magnitud.

Como decía, yo no estoy formado como psicólogo comunitario, mi entrenamiento es en psicología social experimental, probablemente la rama más básica de la psicología social. Pero, en parte, esta evolución personal y profesional, y de las necesidades mismas de la sociedad y de la profesión, demuestran que se trata de un área muy importante. Creo que el desarrollo del área de la salud física va a ser mas significativo que el del área de salud mental; en parte porque es la preocupación que tiene la sociedad respecto a una serie de enfermedades

P. -¿Entrenamiento en hábitos de autocuidado?

R.- Exacto, campo en el que la psicología tiene mucho que aportar. Cada vez más las personas que controlan estos proyectos -médicos, Ministerio de Salud Pública, la OMS misma- percibe que la psicología tiene que estar involucrado en ellos.

P. -A mí me gustaría entrar en un tema que quizá sea delicado porque ronda lo personal, pero creo que en este caso es importante para entender su práctica profesional. Me refiero o su origen racial, usted es latino, lo que en EE.UU. se llama "hispano", ¿cuál es su origen y en qué medida eso ha condicionado su elección profesional y su actividad posterior?

R.- Yo nací y me crié en Colombia, después de terminar la secundaria me fui a vivir a EE.UU. y allí he hecho, básicamente, toda mi carrera profesional excepto cuatro años que regresé a Colombia a enseñar en una universidad. Esto, obviamente, implica que mi interés, estando ya en EE.UU., se ha dirigido primordialmente hacia la comunidad latina, o hispanoamericana, en los EE.UU., en cuanto a la contribución que yo pudiera hacer para mejorar la situación de este grupo.

Un asunto importante que se toca mucho en relación con este punto es si una intervención dirigida hacia el grupo hispano en los EE.UU., la realizaría mejor un latino o una persona externa al grupo. En mi opinión lo importante, más que la etnia o la raza, es la sensibilidad hacia las características culturales de un grupo y el respeto que se pueda tener hacia el mismo. Usualmente son las personas del grupo las que tienen más conocimientos de esas diferencias, porque hemos vivido las diferencias y las dificultades que causan el tener una perspectiva diferente del grupo mayoritario. Pero hay, obviamente, personas que no pertenecen a un grupo étnico o racial, y que por entrenamiento, o experiencia personal, lo conocen igual y pueden contribuir de la misma forma. Lo importante es partir de un buen conocimiento de la cultura.

P. - Hay una pregunta que me gustaría plantearla por curiosidad y porque puede ser válida para orientar nuestro trabajo. Lleva unos días aquí con nosotros, ha asistido a la IV Escuela de Verano en lo Universidad, dando una conferencia sobre intervención comunitaria y nos ha dado un seminario muy interesante y supongo que ha intercambiado opiniones con personas de distintos áreas y de diferentes zonas de España. ¿Qué impresión se lleva de esos contactos?, ¿ha observado algún elemento que le haya llamado especialmente la atención?

R.- De hecho, hay que añadir un elemento más, que este es mi quinto viaje a España y en todos ellos he tenido contactos con psicólogos, en unas situaciones más que en otras, y lo que más me ha llamado la atención es que, desde la perspectiva histórica -ahora son quince los que llevo viniendo en diferentes épocas a España-, observo un cambio radical muy significativo en la importancia de la psicología y en su proyección ante la sociedad, en lo que es el interés del psicólogo español y las contribuciones que la psicología española está haciendo. Lo que vi en mi primer viaje a España y lo que veo ahora son cosas completamente diferentes. La labor del psicólogo español está a nivel del de cualquier otro país con que podamos compararlo, en calidad, en proyección y en importancia. Se ha ido confirmando lo que vi en mi último viaje hace dos años, por ejemplo, y es que se ha producido un cambio destacable en la psicología española que, desafortunadamente, no se conoce bien fuera del país, aunque cada vez más. Pero es mucho lo que se desconoce de lo que se hace aquí que habría que mostrar.

P.- ¿Alguna solución ve?, ¿alguno posibilidad de intercambio?

R.- El intercambio es publicar en inglés. Desgraciadamente todavía es una realidad que lo que se publica en español, usualmente no se conoce.

P.- Incluso había una revista, Spanish Psychology...

R.- Que desafortunadamente desapareció. Se publicaba sólo en inglés y era una muestra de que cuando está algo disponible en inglés es cuando se conoce a nivel internacional. Yo creo que el Congreso Internacional de Psicología Aplicado del 94, que se llevará a cabo en España, será de una gran trascendencia para la difusión de la psicología española.

Otro fenómeno destacable es la cantidad de publicaciones que están apareciendo. Los revistas demuestran que hay un interés nuevo, que hay algo que se está haciendo y la mejor forma de difundirlo es con una publicación. Vuestra Revista, por ejemplo, es una gran idea y os deseo los mejores éxitos.