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INVESTIGACION/FORMACION

 

Aspectos psicológicos diferenciales en enfermos con insuficiencia renal crónica en función del metodo de tratamiento. Un estudio piloto (*)
Psychological aspects in patients with chronic renal failure with regard to dialysis treatment. A pilot study (*)

Angela MAGAZ LAGO (**) y Carmen BRAGADO ALVAREZ(***)


RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS

1. INTRODUCCION

II. OBJETIVOS

III. METODOLOGIA

IV. RESULTADOS

V. DISCUSION

REFERENCIAS


RESUMEN

En este estudio se analizan las diferencias en los niveles de ansiedad, depresión, percepción subjetiva de salud e indicadores de salud objetiva, entre dos grupos de enfermos renales, sometidos a Diálisis Peritoneal Continua Ambulatoria (D.P.C.A.) y Hemodiálisis Hospitalaria (H.D.H.) respectivamente.

Un total de 22 sujetos voluntarios, con una edad media de 51 años, respondieron al cuestionario de Ansiedad de Estado-Rasgo de Spielberger, al Inventario de Depresión de Beck y al Perfil de Salud de Nottingham (percepción subjetiva de la salud). Como indicadores de salud objetiva, utilizamos los resultados del último análisis clínico, las complicaciones derivadas de la técnica, las derivadas de la uremia y la, presencia de síntomas interdiálisis.

No encontramos diferencias estadísticamente significativas entre grupos ni en ansiedad ni en depresión. Sin embargo, los enfermos sometidos a D.P.C.A. obtuvieron puntuaciones significativamente más favorables que los sometidos a H.D.H. en las siguientes dimensiones de salud percibida: movilidad, sueño, dolor y energía, así como en algunos indicadores de "salud objetiva".

Se discuten estos hallazgos en relación con los resultados procedentes de otros investigaciones.

 

ABSTRACT

In this article we analyse the differences in the levels of anxiety, depression, subjective health perception and objective health indicators, between two renal patient groups undergoing Continuous Ambulatory Peritoneal Dialysis (C.A. P. D.) and Hospital Hemodialysis (H.H.D), respectively.

A total of 22 volunteer subjects, whose mean age was 51, answered the Spielberger State Trait Anxiety Inventory, the Beck Depression Inventory and the Nottingham Health Profile (health self awareness). As objective health indicators we used the results of the last clinical analysis, the complications associated with the technique, the derivatives of the uremic syndrom and the presence of intradialysis symptoms.

We didn't find statistically significant differences between the groups, in anxiety and depression. However, the patients undergoing C.A.P.D. had statistically significantly better scores than the patients undergoing H.H.D. in the following self awareness dimensions: mobility, sleep, pain and energy as well as some objective health indicators. We shall compare these results with others obtained from previous investigations.


(*) la realización de este trabajo ha sido en parte financiada por el Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco.
(**) Univ. de Deusto. Dpto. de Psicología Básica. Avda. de las Universidades, s/n. 48007 Bilbao.
(***) Facultad de Psicología, Univ. Complutense, Dpto. de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica. Campus de Somosaguas, 28023 Madrid.


PALABRAS CLAVE

Ansiedad Depresión. Percepción de salud. Salud Objetiva. Insuficiencia Renal Crónica.

KEY WORDS

Anxiety. Depression. Self Awareness Health. Objective Health. End-Stage Renal Disease Patients.

 

1. INTRODUCCION

La Insuficiencia Renal Crónico (I.R.C.) supone un estado de enfermedad terminal que conlleva necesariamente el uso de la diálisis o el trasplante renal para conseguir la supervivencia del enfermo. Por ello, podría decirse que los profesionales médicos no pueden "curar" (en sentido estricto) al paciente que padece dicha enfermedad, aunque disponen de varios procedimientos técnicos y farmacológicos que permiten mantener al sujeto con vida a la espera de un trasplante que, en la mayoría de los casos, mejora sus condiciones físicas.

Actualmente, en España hay 12.814 personas con I.R.C. en tratamiento sustitutivo de la función renal. En la Comunidad Autónoma Vasca la incidencia es de 239 por millón de población. En los últimos años se ha observado un incremento en el número de enfermos renales españoles que ha variado de 6.700 en 1981 a 13.638 en 1988 1. Dicho incremento ha sido atribuido a la mejora conseguida con los tratamientos de diálisis que prolongan la supervivencia del paciente en mayor proporción que hace algunos años (Fast, 1988).


1 Las fuentes de procedencia de estos datos son las siguientes: Tufveson et al., 1989, Organización Nacional de Trasplante y Coordinador General de Trasplante de la Comunidad Autónoma Vasca.


El coste económico de estos enfermos para la administración sanitaria es muy elevado. En un intento por conseguir la máxima eficacia para los pacientes que están a la espera de un trasplante y con el menor coste posible, la investigación tecnológica sanitaria ha desarrollado diferentes modalidades de tratamiento dialítico, básicamente la Hemodiálisis (H.D.) y la Diálisis Peritoneal Continua Ambulatoria (D.P.C.A.).

En ambos casos el objetivo del tratamiento es la sustitución de algunas funciones del riñón humano. Sin embargo, las diferencias técnicas entre ambos tratamientos son muy grandes.

La Hemodiálisis Hospitalario (H.D.H.) implica un proceso por el cual se produce un intercambio entre la sangre y la solución de diálisis a través de una membrana artificial. En este proceso se eliminan los productos de deshecho y el exceso de agua en el organismo y se restablece el equilibrio químico del cuerpo. Esto se realiza conectando al enfermo a una máquina popularmente conocida como "riñón artificial" durante tres o cuatro horas, una media de tres veces por semana, en un centro hospitalario, bajo la atención del personal sanitario. Por otro lado, la Diálisis Peritoneal Continua Ambulatoria (D.P.C.A.) abarca las mismas funciones que la Hemodiálisis (H.D.), pero se realiza sin la necesidad de una máquina. Se coloca un catéter en el abdomen del enfermo cuya función consiste en permitir que el líquido de diálisis, recogido en una bolsa, penetre en la cavidad abdominal del paciente, dando lugar al intercambio de solutos entre el líquido y el plasma sanguíneo a través del peritoneo. Para la buena marcha del procedimiento, el enfermo debe de cambiar el liquido que introduce en la cavidad abdominal, aproximadamente tres veces cada día, controlar la cantidad y calidad del liquido de diálisis en función de su estado físico, además de controlar las condiciones higiénicas propias y del lugar donde se efectúa este proceso (Levine, 1985).

Mientras que en la H.D.H. el personal sanitario es el encargado de los cuidados del enfermo durante la sesión de hemodiálisis, en la D.P.C.A. el paciente se ocupa de todos los aspectos implicados en el procedimiento.

La mayor diferencia a nivel de repercusiones fisiológicas entre ambas técnicas es que mientras en la H.D,. el enfermo pasa de unas concentraciones en sangre muy elevadas de Na (sodio), K (potasio), creatinina, urea y agua; en la D.P.C.A. la eliminación de estos elementos se realiza a lo largo del día de forma similar a lo que ocurre en una persona con una actividad renal normal.

Desde su aparición el tratamiento sustitutivo de la función renal ha sido objeto de múltiples investigaciones para determinar su eficacia (Burton y Walls, 1987). Hoy, la efectividad de la H.D. respecto a la supervivencia del enfermo está ampliamente probada. Hay una mayor controversia en cuanto a la D.P.C.A. ya que es una técnica más reciente. Sin embargo, la investigación desarrollada hasta el momento muestra que ambos métodos son alternativas válidas para el tratamiento de la Insuficiencia Renal Crónica. Su elección, por tanto, debería efectuarse, como han sugerido Evans y otros (1985), en función de las necesidades y características de cada persona (Evans et al., 1985).

Aunque el elemento control de la I.R.C. es el mal funcionamiento renal, esta disfunción no constituye un trastorno de un órgano aislado, sino que todas las áreas de la vida del individuo quedan seriamente afectadas. El enfermo se ve obligado a afrontar un gran número de cambios en su entorno personal, que afectan sobremanera a su "modus vivendi", cambios en su imagen corporal, en el ámbito laboral, restricciones en su movilidad, cambios en sus pautas alimenticias, etc., que necesariamente repercuten en su ajuste psicológico (González y Seoane, 1986). Las diferencias apreciadas en los cambios derivados de la Hemodiálisis Hospitalaria y la Diálisis Peritoneal Continua Ambulatorio, unidas a la amplia variación interindividual respecto a la percepción subjetiva de calidad de vida, sugieren que, probablemente, tales diferencias puedan estar influidas por el tipo de tratamiento utilizado.

Por estas razones y en un intento de seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud respecto al concepto de "salud", entendida como "Bienestar físico, emocional y social", la mayoría de las investigaciones publicadas a partir de los años 80, centran su interés no sólo en mejorar técnicamente los métodos de diálisis sino también en incrementar los aspectos de rehabilitación y calidad de vida de los enfermos renales. En este sentido cabe mencionar los aportaciones de la Psicología, la Psiquiatría e incluso de la Enfermería. Un ejemplo de esto último ha sido que en el pasado Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (Noviembre de 1990), los profesionales e enfermería han presentado hasta cinco comunicaciones sobre el tema de "calidad de vida", hecho muy poco frecuente hace tan sólo unos años.

A pesar del auge de la investigación psicosocial con enfermos renales, no disponemos de resultados concluyentes acerca de la eficacia comparativo de las distintas técnicas de diálisis respecto al grado de recuperación global (física, psicológica y social) del enfermo. Como ha señalado P. Lock (1988), al revisar las publicaciones sobre calidad de vida en enfermos renales, este es un campo de investigación en el que se presentan numerosos problemas derivados de una definición poco específica del concepto "calidad de vida" y de una metodología de investigación inadecuada.

Una excepción a lo anterior la constituye el trabajo de Evans y otros (1985) que posee un elevado rigor metodológico. los autores investigaron la "calidad de vida" de 859 enfermos renales, procedentes de 11 centros de diálisis y trasplante de Estados Unidos, y que, en el momento de efectuarse el estudio, se encontraban en alguna de estas situaciones: 347 estaban sometidos a Hemodiálisis Hospitalaria (H.D.H.), 287 a Hemodiálisis Domiciliaria (H.D.D.), 81 a Diálisis Peritoneal Continua Ambulatorio (D.P.C.A.), y 144 habían recibido Trasplante Renal (T.R.). La calidad de vida fue evaluada con indicadores objetivos (capacidad para trabajar y deterioro funcional) y subjetivos (estado psicológico afectivo, bienestar general y satisfacción global de vida).

La verdadera aportación metodológica de este trabajo consiste en que Evans y cols. controlaron estadísticamente (análisis de clasificación múltiple y análisis de covarianza) dos grupos de variables: sociodemográficas (edad, sexo, educación) y características médicas de los pacientes (comorbilidad con otras afecciones, duración del tratamiento actual, trasplantes fracasados); variables en las que existían diferencias significativas intergrupos. El propósito final era asegurar que las diferencias encontrados en calidad de vida (V. dependiente) podían ser atribuidas con mayor certeza al tipo de tratamiento empleado (V. Independiente), al mantener constantes, mediante los ajustes estadísticos, otras fuentes de variación.

Los resultados finales señalaron que el Trasplante Renal era el procedimiento que proporcionaba mejor calidad de vida, seguido de la Hemodiálisis Domiciliaria que difería significativamente de los otros dos métodos de diálisis (H.D.H. y D.P.C.A.). Por último, aunque la Hemodiálisis Hospitalaria y la Diálisis

Peritoneal Continua Ambulatorio mostraron resultados similares entre ellos, el primero (H.D.H.) obtuvo mejores resultados en los indicadores objetivos de calidad de vida (capacidad para trabajar y deterioro funcional), y la D.P.C.A. en los subjetivos (estado psicológico bienestar social y satisfacción global de vida).

En general, las investigaciones que han analizado las diferencias respecto a los repercusiones psicológicas y la calidad de vida de los enfermos renales están de acuerdo en el hecho de que las consecuencias concretas, derivadas de la enfermedad, dependerán en gran medida de la modalidad de tratamiento a la que se someta al paciente, de variables propias del enfermo (Burton y Wallis, 1987) y de las características del centro sanitario. Asimismo parece que los enfermos sometidos a D.P.C.A. presentan niveles mayores de bienestar general que los sometidos a H.D.H. (Geiser y otros, 1983; Simmons et al., 1984; Evans et al., 1985; Kutner y otros, 1986).

La mayoría de los autores coinciden en señalar que estos resultados deben ser considerados con cautela, ya que las investigaciones con enfermos renales no tienen un carácter propiamente experimental, y los datos disponibles hasta el momento no permiten extraer conclusiones definitivas.

 

II. OBJETIVOS

El objetivo de nuestro trabajo es precisamente comparar las repercusiones que en el "bienestar" del enfermo tienen dos de las técnicas que hemos venido mencionando: H.D.H. y D.P.C.A. Para ello, hemos considerado algunas de las variables que nos parecían más relevantes en función de las características de la enfermedad y otros estudios precedentes (Zahonero, 1986; Lock, 1988; Miñarro y otros, 1985), a saber: ansiedad, depresión, percepción subjetiva de salud y salud objetivo. Estas variables se han analizado en dos grupos de enfermos con insuficiencia renal crónica, que estaban sometidos a uno de estos tipos de diálisis.

El trabajo que presentamos aquí se trata de un "estudio piloto" y se inserta dentro de una línea de investigación mucho más amplia, que estamos efectuando con todas las modalidades terapéuticas, a fin de establecer su eficacia comparativa respecto a la recuperación global del paciente.

Al tratarse de un piloto y con el fin de aproximarnos a otros factores posiblemente relacionadas con la enfermedad y su tratamiento, incluimos en la recogida de datos las siguientes cuestiones:

Puesto que el presente trabajo se ha realizado con una muestra reducida y en un solo centro hospitalario, nuestros datos son en cierta medida limitados, en el sentido de que no deberían generalizarse a todo el colectivo de enfermos renales. Sin embargo, creemos que los resultados obtenidos pueden ser de gran utilidad para los investigadores dedicados a este campo, ya que nos han permitido detector ciertas limitaciones relativas al proceso de selección de la muestra, adecuación de los instrumentos de medida empleados, metodología y relevancia de las variables investigadas. Cuestiones que consideramos de interés para la ejecución de futuras investigaciones.

 

III. METODOLOGIA

3.1. Sujetos: Selección y características de la muestra

Los sujetos que integran nuestra muestra han sido extraídos del colectivo de enfermos renales atendidos en el Hospital de Galdácano (Vizcaya). En el momento de efectuar este estudio, este grupo de enfermos estaba formado por un total de 69 personas, de las cuales 43 eran mujeres y 26 varones, con edades comprendidas entre los 26 y 79 años, y sometidos a diálisis durante un tiempo que oscilaba entre los 2 y los 204 meses.

Para seleccionar la muestra experimental seguimos básicamente dos criterios: tiempo en diálisis y edad de los sujetos. Respecto al primero, elegimos a los sujetos que venían siendo dializados en un período comprendido entre 6 y 48 meses. En investigaciones anteriores (Zahonero, 1986; Miñarro, Simon y Castaño, 1985) se había sugerido que el "tiempo en diálisis" es un factor que debe ser controlado ya que puede alterar las puntuaciones de los sujetos en ansiedad, depresión y salud percibido. En cuanto al segundo criterio, eliminamos las edades extremas, con el propósito de homogeneizar los grupos.

Siguiendo ambos criterios, seleccionamos un total de 46 sujetos, de los que 7 se negaron a participar en la investigación, 4 se encontraban ausentes en el momento de aplicación de los instrumentos de evaluación y 3 tuvieron que ser ingresados en el hospital por diversas causas. La muestra definitiva quedó integrada por 22 sujetos voluntarios, con edades comprendidas entre 26 y 67 años (media 51), siendo la mayoría mujeres (17). En la tabla número 1 reseñamos sus características generales.

3.2. Material

Para evaluar los niveles de ansiedad y depresión utilizamos el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo: "STAI'' de Spielberger y el Cuestionario de Depresión de Beck, basándonos en la frecuencia con que han sido utilizados en otras investigaciones con enfermos renales (Devins et al., 1990; Shulman et al., 1989; Zahonero, 1986) y en el hecho de que son cuestionarios validados con población española.

La percepción subjetiva de salud la evaluamos a través del Perfil de Salud de Nottingham, instrumento ampliamente utilizado para medir esta variable en enfermos crónicos y, concretamente, en enfermos renales españoles (Lock, 1988; Alonso et al., 1990). Su nombre original es "Nottingham Health Profile" y fue desarrollado por un equipo de investigación de la Universidad de Nottingham, en 1975. Consta de dos partes bien diferenciadas. La primera está formada por treinta y ocho afirmaciones que enumeran una serie de síntomas agrupados en seis áreas que suelen estar afectados por problemas de salud (energía, dolor, reacciones emocionales, sueño, aislamiento social y movilidad física). la segunda parte contiene una serie de cuestiones relativas a siete aspectos de la vida cotidiano que también están habitualmente alterados en los casos de enfermedad crónica. En nuestro estudio utilizamos solamente la primera parte ya que la segunda no era bien comprendida por los sujetos que solicitaban continuas aclaraciones y hacían interpretaciones muy variadas en cada pregunta. En este aspecto coincidimos con P. Look (1988) quien, al aplicar por primera vez el instrumento a enfermos renales españoles, tampoco empleó la segunda parte de la escala.

La traducción y validación con población española ha sido efectuada por miembros del Departamento de Epidemiología y Salud Pública, el Instituto Municipal de Investigación Médica y el Ayuntamiento de Barcelona (Alonso, Antó y Moreno, 1990).

Para completar la recogida de datos elaboramos dos instrumentos específicos para esta investigación: Una Entrevista Estructurada y el Cuestionario de Datos Biofísicos. En la entrevista, los apartados que se recogen son: Datos de Identificación, Datos Sociolaborales, Actividad Diario e Información Relacionada con el Método de Diálisis. El Cuestionario de Datos Biofísicos recoge la información médica pertinente en este tipo de enfermedad (Hamburger et al., 1990 y Oldenburg et al., 1989). Se centra básicamente en los indicadores físicos siguientes: niveles de uremia, anemia, ingresos hospitalarios, otras enfermedades concomitantes, intervenciones quirúrgicas y número de consultas efectuados en el último año.

3.3. Procedimiento

El procedimiento seguido en todos los casos es el que se describe a continuación:

Los miembros del personal de enfermería, que atendían a los enfermos seleccionados, pedían su colaboración para participar en un estudio sobre características psicológicas de los enfermos renales. Si el paciente aceptaba era citado un día de revisión que no coincidiera con la Hemodiálisis, en el propio centro hospitalario.

Un psicólogo entrenado se entrevistaba con el enfermo en un despacho del centro. En primer lugar, le explicaba los beneficios que para el colectivo de enfermos renales tienen este tipo de investigaciones, así como su carácter anónimo. A continuación realizaba la entrevista y finalmente le pedía que cumplimentara los cuestionarios de ansiedad, depresión y salud percibido. En cuatro casos, en los que el sujeto presentaba problemas de visión, estos cuestionarios fueron leídos por el entrevistador. Únicamente, el cuestionario de Salud Objetiva era cumplimentado por un miembro del personal sanitario que conocía al enfermo y tenía acceso a su historia clínica.

 

IV. RESULTADOS

Probablemente, los datos más llamativos son los resultados obtenidos en "percepción subjetiva de la salud" (gráfico l); los sujetos sometidos a Diálisis Peritoneal consideraban que tenían mayor movilidad física, menos problemas relacionados con el sueño, menos dolor y más energía, que los sometidos a Hemodiálisis Hospitalario, con diferencias estadísticamente significativas (p<0,01 y p<0,05)2.

Respecto a la variable "salud objetiva" los enfermos en D.P.C.A. manifiestan menos sintomatología interdiálisis, menos complicaciones derivadas de la técnica y menos complicaciones derivadas de la uremia que los enfermos en H.D.H., quienes afirmaban tener picores, calambres, hipotensiones, náuseas o sensación de mareo, en algunas ocasiones durante el último mes (gráfico 2). En los resultados de los últimos análisis clínicos encontramos diferencias significativos en las medidas de Hematocrito, a favor de los enfermos sometidos a Diálisis Peritoneal, mientras que en los análisis de creatinina el grupo de enfermos sometidos a Hemodiálisis presentaba unos valores más favorables (gráfico 3). La media de días (15 vs. 4) que el enfermo estuvo ingresado en el último año, era superior en los enfermos en D.P.C.A.


2 los datos fueron sometidos a un Análisis de Varianza (programa informática MICROSTA). las razones 'T' significativas fueron las siguientes: Movilidad Física (F:3.540); Dolor (F: 11.168); Sueño (F:5.647); Energía (F:5.989); Hematocrito (F: 7.004) y Creatinina (F: 2.094).


No se apreciaron diferencias estadísticamente significativas en las variables "ansiedad estado", "ansiedad rasgo" y "depresión" (gráfico 4). Sin embargo, cabe destacar el hecho de que aunque no aparecen diferencias entre ambos grupos, todos los sujetos obtuvieron puntuaciones en el "Cuestionario de Depresión de Beck'' más elevadas que las publicadas para la población normal no depresiva (Conde et al., 1976: 14,23 y 15,77 vs. 7,63).

Otros datos complementarios que pueden aclarar las diferencias en bienestar entre ambos grupos son los obtenidas a través de la entrevista estructurada, en las siguientes cuestiones: "técnica que hoy elegiría", "capacidad para trabajar- y "esfuerzo que exige la técnica". Al respecto nuestros sujetos señalaron que ninguno de ellos cambiaría de técnica (sin embargo, conviene hacer notar que todos los sujetos sometidos a D.P.C.A. habían recibido H.D.H., mientras que estos últimos desconocían la experiencia de la D.P.C.A.); los sujetos en H.D.H. piensan que tienen menos capacidad para trabajar que los del otro grupo; y la percepción de esfuerzo que exige la técnica de diálisis parece superior en el grupo de H.D.H.

 

V. DISCUSION

Nuestros resultados son bastante similares a los de otros estudios publicados en la literatura especializada (Simmons et al., 1984; Evans et al., 1985). los enfermos sometidos a Diálisis Peritoneal perciben que su estado de salud es mejor que el de los sujetos en Hemodiálisis Hospitalaria. Por otro lado, aunque no se aprecian diferencias significativas entre ambos grupos respecto a los niveles de "ansiedad" y "depresión" que experimentan, el grupo en D.P.C.A. obtuvo puntuaciones más bajas que el otro, excepto en "ansiedad estado" que ocurrió a la inversa (consultar gráfico n.º 4).

Sin embargo, la gran variabilidad individual, observada en la dispersión de las puntuaciones alcanza cuestionarios de ---"ansiedad" y "depresión", nos hace pensar que probablemente la modalidad de diálisis empleada no afecte diferencialmente a ninguna de estas variables. Resultados similares han sido ya indicados por otros investigadores que han sugerido que el proceso evolutivo de adaptación a la enfermedad y los frecuentes cambios en el estado físico de los enfermos, pueden ser dos factores que modulan los resultados de ansiedad y depresión en este colectivo (Yanagida y Strelzer, 1979; González y Seoane, 1987). Por otro lado, unas puntuaciones tan elevadas como las que presentan nuestros sujetos respecto a la población normal, podrían explicarse por los cambios a los que se ven sometidos en su actividad diaria, que suelen acompañarse de un descenso de actividades reforzantes y un incremento de las fuentes de estrés derivadas de su estado de enfermedad crónica.

En cuanto a los instrumentos de evaluación utilizados queremos destacar que tanto el "Perfil de Salud de Nottingham" como el "STAI" son dos pruebas que los enfermos han contestado sin dificultades. Sin embargo, en el "Cuestionario de Depresión de Beck" los sujetos tenían serias dificultades para seleccionar entre las distintas opciones de respuesta. Este hecho y el que un número considerable de ítems se refieran a aspectos directamente relacionados con las condiciones físicas de este tipo de enfermos (aspecto físico, trabajo, sueño, fatiga, comida, relaciones sexuales, peso y preocupación por la salud), nos parecen dos factores importantes para replantearse la conveniencia de emplear este instrumento como medida de depresión en los enfermos renales (Yanagida y Strelzer, 1979).

Otros datos llamativos obtenidos en el cuestionario de "Salud Objetiva" se refieren a complicaciones derivadas de la técnica y de la urea, síntomas interdiálisis e ingresos hospitalarios. Nuestros resultados sugieren que los "análisis clínicos'' normalmente utilizados como indicadores fisiopatológicos tienen graves inconvenientes, ya que sus valores dependen de múltiples variables, tales como adhesión al tratamiento dietético, metabolismo, momento de realización, medicación, etc., que no están directamente relacionadas con ninguna técnica de tratamiento concreto y, por lo tanto, no parecen indicadores válidos de su eficacia. No obstante, nosotros los hemos utilizado como un elemento de control de la variable de diferencias analíticas entre los dos grupos.

Otro último aspecto a considerar, se refiere a una serie de datos obtenidos mediante la Entrevista Estructurada que, en nuestra opinión, sugieren nuevas vías de investigación en este área.

En concreto, un gran número de enfermos, 60% en D.P.C.A. y el 80% en H.D.H., indicaron que no tenían información acerca de los distintos métodos de tratamiento, antes de comenzar la diálisis. Aspecto que consideramos de gran trascendencia para que el paciente siga las instrucciones médicas pertinentes (adherencia al tratamiento) y, muy probablemente, para conseguir una mejor adaptación a su enfermedad.

Congruente con todo lo anterior, los resultados indicaron que la persona que decidía el tratamiento que debía utilizarse, en el caso de los enfermos en Hemodiálisis Hospitalaria, era sin excepción el médico, mientras que en el grupo de Diálisis Peritoneal, la elección se efectuó, en la mayoría de los casos, de una forma mixta (médico-paciente).

Por último, la mayoría de los enfermos sometidos a H.D.H. señalan que debían efectuar un mayor esfuerzo para atender las demandas del tratamiento que los que habían seguido Diálisis Peritoneal.

Todos estos aspectos, podrían estar afectando a la manera en que unos y otros enfermos perciben su propia salud, a la motivación para seguir el tratamiento, al grado de responsabilidad en el mismo, así como al nivel de control que el sujeto experimenta sobre su propia recuperación.

El análisis de todos estas cuestiones en futuras investigaciones, no debería desestimarse, asimismo, debería estudiarse el efecto combinado de ciertas variables, tales como edad, sexo, tiempo en diálisis, fuentes de estrés y estresores vitales, estilos personales de valoración de la enfermedad y características del centro hospitalario.

 

REFERENCIAS