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REFLEXIONES
 

Estilo de vida. Un concepto emergente en las ciencias sociomédicas 
Life style. An emergent concept in the sociomedical sciences

 

Jeannine COREIL, Jefrey S. LEVIN y E. GARTLY JACO (*)

El Artículo procede de la editorial  Holandesa Kluwer Academis Publisher.

RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS

INTRODUCCION

ORIGENES DEL CONCEPTO DE ESTILO DE VIDA

USOS RECIENTES DEL CONCEPTO DE ESTILO DE VIDA

HACIA UNA CLARIFICACION CONCEPTUAL

REFERENCIAS


RESUMEN

El concepto de estilo de vida ha ganado recientemente importancia en la investigación sociomédica. Pero el término todavía está pobremente definido. Este artículo traza la evolución del concepto de estilo de vida desde sus orígenes, en estudios sociológicos y de personalidad, basta su uso corriente con respecto a los factores comportamentales del riesgo a enfermar. Se presta una atención particular o los cambios de significado que han tenido lugar durante los ultimas décadas. Se advierten semejanzas entre lo noción de estilo de vida y los conceptos de integración cultural y se categorizan los diferentes usos de estilo de vida a lo largo de un continuo materialista-idealista. Finalmente, los autores critican las nociones medicalizadas de estilo de vida por fallar al reconocer la importancia del contexto y el significado del comportamiento relacionado con la salud.

ABSTRACT

The concept of life style recently has gained prominence in sociomedical research; yet the term remains poorly defined. This paper traces the evolution of the life style concept from its origins in sociological and personality studies to its current use in, reference to behavioral risk factors for disease. Particular attention is given to the changes in meaning that have taken place over the past few decades. Similarities between the notion of life style and concepts of cultural integration are noted, and the various uses of life style are categorized along an idealist-materialist continuum. Finally, the authors fault medicolized notions of life style for failing to acknowledge the importance of the context and meaning of health-related behavior.

PALABRAS CLAVE

Estilo de vida. Ciencias sociomédicas. Comportamiento. Personalidad.

KEY WORDS

Life style. Sociomedical sciences. Behaviour. Personality.


Division of Sociomedical Sciences. Department of Preventive Medicine and Community Health. The University of Texas Medical Branch. Galveston TX 75550-2777, USA.

INTRODUCCION

Raras veces un término ha sido adoptado ampliamente en la literatura popular y científica con tal rapidez como este de "estilo de vida''. De diversos modos escrito en inglés "lifestyle'', 1ife-style'', "life style'' e incluso "life/style'', este término ha ganado un uso extenso en muchas disciplinas. La mayoría de los diccionarios, sin embargo, no empezaron a incluir la palabra hasta después del 1970. The Morrow Book of New Words (Mager and Mager 1982: 149) enumera dos definiciones para estilo de vida: (1) "un método psicológico de lograr un sentimiento de adecuación y status usado durante el crecimiento, según la concepción del psiquiatra austríaco Alfred Adler (1870-1937)'' y, (2) "la manera en la que un individuo vive, por ejemplo, su forma de vestirse, hábitos, amistades, valores, etcétera.''

Es el segundo significado el que ha caracterizado la mayor parte del uso del concepto "estilo de vida'' en el discurso sociomédico -esto es, en referencia a los patrones de conducta individual que afectan al estado de salud (Badura, 1984: W.H.O./S.C.I.P.H.E. 1984).

Pero el uso conductual del término no deja de estar relacionado con la noción original de estilo de vida de Adler y la evolución hasta el significado más moderno, a partir del concepto primitivo, se puede llevar hasta una confluencia evolutiva entre la teoría académica y la cultura popular.

Dada la rápida proliferación de la noción de estilo de vida en los escritos académicos y, particularmente, en el campo de la salud (Coreil y Levin, 1984), es sorprendente que tan pocos autores hayan visto necesidad de definir el término, y las discusiones conceptuales sobre lo que se quiere decir con ''life style'' son totalmente inexistentes (Kamler, 1984). Científicos sociales y médicos han aplicado libremente el término para abarcar clases diversas de fenómenos socioculturales, asumiendo en apariencia que existe algún rasgo unificador en ellos, de una manera análoga al conocimiento tácito que subyace a gran parte del discurso sobre el "estrés" (Young, 1980). Es decir, nuestra opinión sobre el estilo de vida y su relación con la salud ha llegado a formar parte del conocimiento convencional de nuestra sociedad y, por lo tanto, es capaz de escapar del examen conceptual.

En esta discusión intentamos identificar la base teórica del término "estilo de vida'' según su evolución en la investigación sociomédica. Para hacer esto trazamos los orígenes del concepto en los estudios sociológicos y de la personalidad, a través de su modificación durante las últimas décadas en respuesta a los cambios sociales y académicos. Basándose en un repaso selectivo de la literatura, proponemos que hay varios -matices responsables de la forma en que se utiliza el término, pero que las aplicaciones corrientes comparten una referencia al comportamiento individual formado por patrones culturales. Distinguimos entre los usos antiguos y modernos el estilo de vida en términos de una dicotomía teórica, idealista- materialista. Finalmente argumentamos que las recientes aplicaciones positivistas de estilo de vida al comportamiento individual, no toman en cuenta el contexto social más amplio que sustenta y da significado al comportamiento humano.

 

ORIGENES DEL CONCEPTO DE ESTILO DE VIDA

Recientemente un prestigioso texto sobre salud pública proporcionaba el siguiente informe incorrecto sobre los orígenes del "life style" (estilo de vida) en las ciencias sociomédicas:

El reconocimiento de la influencia del comportamiento individual en la salud se remonta como mínimo hasta Hipócrates. Sin embargo, los esfuerzos sistemáticos por medir tal influencia no comenzaron hasta principios del siglo veinte. El concepto y la frase "estilo de vida" tienen un origen todavía más reciente. Ambos son el producto de sociedades opulentas del pasado cuarto de siglo, y de la posibilidad de elección individual que el reciente progreso científico, tecnológico y económico han crecido para gran número de personas (Somers, 1980: 1.047).

Mientras que tanto la abundancia como la elección individual pueden, de verdad, haber contribuido a la extensa adopción popular del término, los orígenes de "estilo de vida'' son completamente diferentes de los afirmados por el autor.

La consideración de diferencias en las formas de vida probablemente se originó tan temprano como el año 1867 en los escritos de Marx (1952) el cual consideró el estilo de vida como económicamente determinado. Según Marx las formas de vida que se desarrollan dentro de una comunidad dependen de la división del trabajo en una sociedad y de la correspondiente sujeción de los individuos a una profesión concreta... (Marx, 1952; 171). Esto es, la posición salarial y ocupacional en un sistema de producción eran considerados como determinantes del estilo de vida experimentado por los grupos sociales.

Los primeras modificaciones de la noción de Marx de estilo de vida aparecieron en la obra de Veblen (1899), que amplió el concepto para . incluir influencias diferentes de las puramente económicas. Veblen consideró que el estilo de vida propio estaba motivado por la validación del status. Como Parsons ha advertido (1961, 518) Veblen ''inició la consideración de interrelaciones entre el análisis de interés económico conflictivo de la tradición marxista y el significado simbólico de las formas de estilo de vida que podrían ser aplicadas sobre una base comparativo más amplia.

En otras palabras, la comprensión conceptual del estilo de vida había progresado desde la noción de que representaba un indicador de la posición salarial y ocupacional, al punto de vista de que los estilos de vida están también determinados por motivaciones individuales para validar el propio status.

Estos escritos tempranos de Marx y Veblen, a su vez, influyeron en Max Weber 1 (1946 b) quien demostró que los ingresos, la posición profesional y la validación del status estaban relacionados con estilos particulares de vida, pero, sobre todo, como indicadores, reflejando los diferencias en prestigio o status. Para Weber el estilo de vida representaba aquella característica de los grupos sociales que concede un "honor social'' positivo o un status. Consideraba que la variación en los estilos de vida entre los grupos sociales era algo más que una función de clase social económicamente determinada. Más bien, la pertenencia a un grupo de status es determinada por "una estimación social específica del honor, positivo o negativo'' (Weber, 1946o: 187), que en sí mismo puede estar determinado por cualquier conjunto de factores causantes de la estima social, tal como puede ser un logro académico.

De esta manera, identificando el logro académico como un componente del estilo de vida, Weber desarrolló una conceptualización holística del mismo fundada en una consideración conjunto de los ingresos, la ocupación, educación y un status. Dicho brevemente, en su formulación del grupo de estilo de vida, Weber dio origen al concepto de "status socioeconómico''. La afinidad de los componentes del status socioeconómico con el estilo de vida es evidenciada por el reciente comentario de que al considerar los elementos del status ocupacional... parece que los factores relevantes están relacionados con el estilo de vida general abocados con el desempeño de ocupaciones'' (Nam y Powers, 1983: 48).

Las aplicaciones sociológicas posteriores del estilo de vida siguen esta tradición weberiana. Entre éstas, destaca el tratamiento que hace Gusfield del status grupal, que diferencia de la clase social. Según Gusfield, las dos dimensiones de clase y status dan lugar a dos órdenes de estructura social analíticamente separadas'' (1963: 15).

En el orden de la clase social, los factores socioeconómicos determinan la posición, mientras que en el orden del status social, el prestigio o el honor social se alcanzan en base o cualidades grupales, tales como estilos distintivos de vida, así como la autoridad política y lo que Weber llamaba "Carisma hereditario'' (Erbcharisma). El status de clase, entonces, puede ser distinguido de la pertenencia a un grupo de status en que el segundo está determinado sólo incidentalmente por factores económicos. Para caracterizar esta distinción, Gusfield, pone en contraposición abogados ricos y pistoleros ricos, ambos claramente en la misma clase social, aunque el segundo grupo esté muy subordinado al primero en el status social. Según Gusfield, los estilos de vida funcionan "como signos para los otros de que el actor realmente ocupa la posición social que se le atribuye (ibid: 29). En otras palabras, los estilos de vida expresan y validan el status social.


1 El primer uso de la expresión "estilo de vida" apareció en el ensayo de Weber titulado Die Wirtschoftsethik der Weltreligionen, publicado en el volumen 41 del Archiv fuer Soziolforschun en 1915. Este ensayo fue reimpreso después en el Volumen 1 del Gesommelte Aufsaetze zur Religionssoziologíe en 1922-23. Algunos fragmentos fueron traducidos entonces por Gerth y Mills para su inclusión en From Max Weber como "La Sociología de las religiones del mundo".

Después de la muerte de Weber en 1920 una conceptualización muy diferente de "estilo de vida'' adquirió prominencia en varios círculos. Folkert Wilken (1966), que había iniciado su investigación doctoral bajo la dirección de Weber, compartía con su mentor la noción colectiva de grupo de estilo de vida. Sin embargo, Wilken empezó a aplicar este concepto a asuntos de psicología de la personalidad, como las neurosis (Wilken, 1927).

En una revisión raras veces citada, pero convincente, Ansbacher (1967) identifico a Weber y Wilken como influencias significativas sobre las teorías de la personalidad del psiquiatra austríaco Alfred Adler. Al trazar el desarrollo sistemático de estilo de vida como un concepto central en lo teoría de Adler sobre la psicología individual, Ansbacher advierte que la obra de Wilken sobre el estilo de vida y las neurosis no sólo proporciona a Adler ideas conceptuales, sino que influye también su elección de tema. De hecho, la primera aparición del termino de "estilo de vida'' (Lebensstil) en los escritos de Adler fue en su Problemas de los Neurosis (Adler, 1964o), publicado en 1929. Adler adoptó el estilo de vida para sustituir sus conceptos previos de "Línea-Guía'' y "plan de vida'' (Lebensplan) con la intención de perfeccionar su noción del individuo como un actor con propósitos en la vida. En su opinión, un estilo individual de vida refleja la unidad, la orientación hacia metas (Goaldirectedness), y la unicidad de la acción personal, que están en su mayor parte subjetivamente determinadas, e influidas menos por la herencia y el ambiente que por las experiencias tempranas en la infancia.

Ansbacher examina los rangos de uso del término de estilo de vida hasta finales de los años 60 en cuyo momento el estilo de vida había sido usado en referencia a individuos, grupos y categorías abstractas de personas (por ejemplo neuróticos). Las aplicaciones del término al comportamiento se limitaron en esa época a la psicología clínica y principalmente fueron usados, aunque no exclusivamente, por psicoanalistas adlerianos. Esto justifica el gran número de referencias a estilo de vida que aparecen en el Journal of Indivídual Psychology, el órgano oficial de la escuela de Adler.

Los referencias al estilo de vida grupal incluían caracterizaciones de las familias, de los grupos de status y ocupacionales, de los culturas y subculturas. Mientras que el concepto de estilo de vida familiar era principalmente aplicado al estudio psicológico de la dinámica grupal, los análisis de grupos sociales y culturales, tales como el estilo de vida de la clase obrera (Handel y Rainwater, 1964) y el estilo de vida suburbano (Bell, 1958) eran principalmente estudios descriptivos realizados por sociólogos, que seguían de cerca el antiguo uso de estilo de vida de Weber. Algunos tipos de uso que Ansbacher clasifica como categorización abstracta, tal como el estilo de vida de la "esposa del trabajador'' y de las ''mujeres educadas" podría ser incluido más apropiadamente con aquellos a los que él se refiere como estilo de vida de grupo. Los otros ejemplos de sus categorías abstractas, tales como el estilo de vida criminal (Adler, 1964b) o esquizofrénico (Adler, 1958), por otra parte tienen mucho en común con la noción del estilo individual de vida, como es utilizado por psicólogos adlerianos.

En el momento de la revisión de Ansbacher, los estudios psicológicos sobre el estilo de vida se encuadraban en el área general de investigación, conocido como "estilo de personalidad" (Stagner, 1961). En 1964 Coleman definió el estilo de vida como las pautas generales de suposiciones, motivos, estilos cognitivos y técnicas de enfrentamiento que caracterizan el comportamiento de un individuo dado y le dan consistencia'' (1964). El uso del término por los sociólogos, por otra parte, se centra en aspectos normativos del carácter de grupo, tales como las orientaciones de valor y la ideología, en pautas de actividades de ocio y consumo (Ansbacher, 1967).

Los antropólogos todavía no habían adoptado expresión "estilo de vida'' en sus escritos, pero como Ansbacher advierte "sin realmente haber usado el término, un buen número de las descripciones de la antropología cultural, también pertenecen aquí" (ibid: 202). Del mismo modo señalaríamos la estrecha afinidad entre estilo de vida y una serie de conceptos de integración cultural asociados con la escuela configuracionista de cultura y personalidad. Los constructos "impulsos dominantes'' (Benedict, 1932), "temas culturales" (Opler, 1945), "premisos tácitos" (Kluckhohn y Leighton, 1947) "postulados básicos" (Hoebel, 1954), y "ethos'' (Bateson, 1958) todos comparten con el estilo de vida la idea de unificar las partes de un todo.

Además en su análisis del concepto de cultura hasta el año 1952, Kroeber y Kluckhohn (1952; 302) encontraron que las definiciones de la cultura han cambiado sustancialmente en sólo un aspecto: "El núcleo conceptual se ha modificado de modo significativo solamente en el sentido de hacer hincapié en el estilo de vida o en la idea de una pauta global (overall pattern).

A pesar de la diversidad de aplicaciones en estos primeros usos de estilo de vida, Ansbacher identifica unas cuantas características generales en común. Más importante fue la noción de integración, la dimensión unificadora de estilo que une diferentes partes en un conjunto. Las otras características comunes incluían la unicidad y la creatividad que son expresadas en acciones y aspectos que implican la capacidad de selección por parte del actor, más que el funcionamiento de factores causales, reduccionistas" (ibid: 205).

Ansbacher concluyó su discusión con la observación de que el uso creciente de término de estilo de vida indica un aumento correspondiente de un concepto humanista del hombre "esto es una concepción del organismo, holística y propositiva parece estar ganando a una concepción mecanicista, elementalista y estrictamente determinista'' (ibid: 209). De forma algo irónica ha sido precisamente en la dirección de una concepción mecanista del determinismo comportamental hacia donde se ha movido el concepto de estilo de vida en los últimos años.

 

USOS RECIENTES DEL CONCEPTO DE ESTILO DE VIDA

Dado el amplio uso actual del concepto de estilo de vida en las disciplinas sociomédicas, es sorprendente que la historia de su desarrollo sea breve. El Index Medicus no comenzó a incluir artículos bajo el epígrafe "estilo de vida'' hasta 1972, cuando el "estilo de vida'' se había diferenciado del ''desarrollo de personalidad'' como título de materia independiente. Desde entonces el número anual de entradas bajo "estilo de vida'' se ha triplicado.

Hemos revisado los artículos registrados por Index Medicus bajo ''estilo de vida'' de 1972 a 1983 y hemos descubierto que la mayoría de estos artículos se refería a estilo de vida en el sentido de comportamientos específicos identificados como factores de riesgo para la enfermedad y la muerte accidental, siendo el más corriente el uso del tabaco, los hábitos de alcohol y droga, el control de peso y la dieta, el ejercicio, el manejo de estrés y el uso de mecanismos de seguridad (principalmente los cinturones de asientos). Estas aplicaciones están orientadas hacia la intervención comportamental al nivel del individuo, lo cual constituye la creencia general dentro de la política desarrollada para la promoción de la salud y la prevención de enfermedad (DHEW, 1979b, Bauer, 1980). Otros comportamientos incluidos menos frecuentemente bajo la rúbrica de estilo de vida tales como las prácticas sexuales, el uso de armas y la violencia (Somers, 1980), las pautas de sueño (Wiley y Camacho, 1980) y la toma de medicamentos (Syme, 1978) se centran del mismo modo en el cambio comportamental de los individuos.

Subyaciendo a estos usos típicos de "estilo de vida'' está la noción de que los hábitos personales son discretos e independientemente modificados y de que los individuos pueden elegir voluntariamente cambiar tales comportamientos (Berkanovic, 1976; Haggerty, 1977; Lehmann, 1979; DHEW, 1980). Poca o ninguna atención se ha dado para cambiar la sociedad más amplia en la que participan los individuos. Al mismo tiempo, sin embargo, la adquisición de los hábitos personales de salud ha sido relegado de forma implícita al ambiente de la transmisión cultural, igual que cuando se dice que el estilo de vida americano contemporáneo requiere una serie de componentes insalubres. El fracaso de los programas de promoción de la salud para ocuparse adecuadamente del contexto sociocultural del comportamiento representa la principal debilidad del enfoque para la modificación del estilo de vida. Lo que parece especialmente paradójico es que el eslogan de esta perspectiva atomística -''estilo de vida''- haya crecido fuera de una tradición académica que concede primacía al contexto y al significado. Las discusiones actuales sobre el estilo de vida y la salud ignoran grandemente las influencias sistémicas, y en lugar de ello, se centran casi exclusivamente en la responsabilidad individual.

Este uso postadleriano del estilo de vida individual ha progresado dentro de la literatura de muchas subdisciplinas sociomédicas, incluyendo la política de salud (Berlinguer, 1981; Meenan, 1976; Editorial del Journal of Public Health Policy, 1980), la epidemiología (Syme, 1978; Hill, 1982; Wingard, 1984; Epstein y Swartz, 1981), los estudios sobre la población (Wiley y Camacho, 1980; Adlerman, 1979), la antropología biológica (Harrison, 1982), la investigación sobre los servicios de salud (Dawkins et al., W9, Shephard et al., 1983, Pope, 1982), y la medicina preventivo (Somers, 1980; Brill, 1980; Sherin, 1983). Sin embargo, quizá no de forma sorprendente, este uso revisionista de "estilo de vida'' ha recibido su adopción más acrítica en el campo de la educación para la salud (Green, 1984; Mason, 1984; Gottlieb y Green, 1984). Donde "la intervención en el estilo de vida'' ha asumido todos los ornamentos de una moda políticamente aceptable, oficialmente sancionada como ha sido tanto por el gobierno federal (DHEW, 1979a) como por movimientos populares del estilo de la reciente reactualización moral de "higienismo físico" del siglo XVIII (Gillick, 1984). Curiosamente, mientras que estos usos interdisciplinarios reflejan una variedad de puntos de vista -desde un acercamiento del modelo médico dirigido o alterar los estilos de vida individuales hasta una perspectiva de salud pública, crítica de hecho con la intervención en el estilo de vida-, todas estas citas comparten un uso estrictamente postadleriano del término "estilo de vida".

Se ha dado cierto refinamiento operacional de la conceptualización adleriana sobre el estilo de vida, pero sus aplicaciones se han restringido principalmente al campo de la salud mental. Los técnicas para la evaluación del estilo de vida, basadas en el análisis de la constelación familiar, fueron desarrolladas por Dreikurs (1952) y Shulman (1962), y modificados por Mosak (1972) para incluir indagaciones anteriores. El Análisis del Estilo de Vida (Thorne, 1975) es un cuestionario objetivo de 200 ítems diseñado para medir 10 estilos de vida individuales: Afrontamiento normal, individuo lista, explotador, mimoso-destructivo, desafiante-resistente, dominador-autoritario, conformista, escapista, indómito (oneupmanship) y evasivo-ignorador.

Se han utilizado otras escalas para evaluar los estilos de personalidad de grupos sociales concretos, tales como el Attitudes, interesis and Opinions lile Style Inventory (cuestionario sobre estilo de vida en actitudes, intereses y opiniones) utilizados para clasificar a los negros como ''sistema-dependientes'', "orgullo negro'' o ''mentalizados con la calle'' (street-minded) (Dawkins, Terry y Dawkins, 1980). Las aplicaciones del concepto adleriano de estilo de vida a los grupos familiares también ha continuado con la identificación de estilos de vida familiares tales como "los niños lo primero", "dos contra el mundo'', "todo es de todos", ''cada uno para sí mismo'' y "hasta que la muerte nos separe'' (Ford y Herrick, 1974).

La noción weberiana de estilo de vida grupal ha persistido en las descripciones sociológicas de subculturas definidas por la clase, los roles sexuales, la etnicidad, marginalidad y otros atributos colectivos. En un volumen sobre los estilos de vida americanos, Feldman y Thielbar (1974; 1:3) definen su uso de "estilo de vida" en términos de cuatro propiedades esenciales: (1) el estilo de vida es un fenómeno del grupo; (2) el estilo de vida impregna muchos aspectos de la vida; (3) el estilo de vida implica un interés vital central, y (4) los estilos de vida se diferencian de acuerdo con variables sociológicamente relevantes. Dicho brevemente, este uso de estilo de vida designa patrones normativos de características de vida de grupos sociales concretos.

Con una inspiración Similar, el antropólogo Chrisman (1977: 363) aplica el concepto de estilo de vida al "rango de actividades en las que se implica un individuo o un grupo" y distingue dos tipos ideales: cosmopolita y provinciano. Siguiendo los usos anteriores de estos términos de Freidson (1961) y Suchman (1972). Chrisman utiliza la distinción "cosmopolita-provinciano" para describir "el grado de insularidad de los estilos de vida concretos en los Estados Unidos" y para explicar la variación estructural relacionada en el proceso de búsqueda de la salud.

En uno de los pocos intentos sistemáticos para definir el término, Kamler (1984; 70) utiliza Igualmente "estilo de vida'' en el sentido de tipos ideales como 1a cultura joven" y "el estilo de vida en relación con el automóvil". Define el estilo de vida como las conductas y actividades que son adoptadas para encajar en el propio grupo social, una noción que él pone en contraste con "Filosofía de vida'', la identidad personal que uno alimento a despecho de cómo los otros piensen o actúen. La noción de "conformidad social'' es fundamental, evidentemente, en este punto de vista sobre el estilo de vida.

 

HACIA UNA CLARIFICACION CONCEPTUAL

La aplicación habitual del concepto de estilo de vida en el campo de la salud consiste principalmente en el moderno uso comportamental que acabamos de describir. Una explicación de por qué se produjo este cambio de significado debe buscarse en desarrollos sociales concomitantes (Meillet, 1961). En otro lugar hemos identificado el papel de la cultura popular en la creación de las ideas de las "conductas de salud'' como componentes del estilo de vida (Coreil y Levin, 1984). La abundancia creciente, el consumo llamativo y las alternativas en estilos de vida, junto con un centramiento cultural en lo juventud, la belleza y la salud, han contribuido de forma significativa a la popularización del concepto comportamental de estilo de vida.

Los avances en la investigación científica que conecta el comportamiento relativo a la salud y la enfermedad también ha jugado su papel (Belloc y Dreslow, 1972; Hamburgo, Elliot y Parron, 1982).

Tal vez más importante todavía ha sido el desplazamiento teórico hacia el positivismo y el operacionalismo en las ciencias sociales y médicas. Especialmente notable en las últimas décadas, el declinar del humanismo fue primero evidente en la psicología, donde el conductismo ganó rápidamente prominencia. Siguiendo esta guía, la sociología, y, en menor medida, la antropología también se desplazaron hacia el empirismo, sentando los rudimentos de una "Física de la sociedad'' (Mills, 1967; Bolton, 1963) y definiendo la cultura en términos del comportamiento y el aprendizaje (Kroeber y Kluckhohn, 1952: 299300). Más aún los estudios recientes en antropología médica han tendido a aislar las prácticas relativas a la salud como variables independientes (Wellin, 1978) de una forma muy parecida a los estudios actuales sobre los factores del estilo de vida y sobre las consecuencias en la salud.

El éxito del materialismo ha sido incluso anterior y más pronunciado en los ciencias biomédicas, donde la atención centrada en causas individuales y concretas, en la conducta observable y en síntomas y signos mensurables eclipsa la visión holística sobre la persona enferma. Lo biomedicina se convirtió en un "ejemplar paradigmático'' (Hahn y Kleinman, 1983: 307) de esta tendencia positivista que transformó las ciencias naturales y físicas que influyó profundamente también en las disciplinas de la ciencia social.

Mientras que estos desplazamientos teóricos generales ayudan a explicar el surgimiento de un concepto de estilo de vida fundado en el determinismo comportamental, es destacable que la noción anterior de estilo de vida de Adler estuviera en contraste directo con dicho fundamento mecanicista. De hecho, Ansbacher y Ansbacher (1956; 45) discuten la psicología "subjetiva" de Adler en términos de una serie de rasgos que representan los polos opuestos a la psicología "objetiva". Entre estos se incluyen el contraste entre el holismo, la percepción, la Gestalt y los concepciones orgánicas, por una parte, y el atomismo, el aprendizaje, el conductismo y las concepciones mecanicistas, por la otra. En el espacio de unas pocas décadas, el concepto holista de Adler sobre lebensstil ha sido transformado en su antítesis, es decir, una serie de conductas atomistas tales como el comer excesivo y el fracaso para utilizar los cinturones de seguridad.

Por tanto el concepto de estilo de vida no sólo ha evolucionado muy rápidamente hasta la preponderancia en la investigación sobre la salud, sino que también lo ha hecho en un sentido directamente opuesto a sus orígenes teóricos. El que el término se haya visto absorbido de forma tan pleno en el lenguaje cotidiano puede explicar en parte la falta de atención científica hacia sus fundamentos. El hecho, también, de que ninguna disciplina individual haya reclamado el concepto de estilo de vida, de la forma en que la conducta, la sociedad y la cultura han sido vistos por la psicología, la sociología y la antropología, puede explicar la ausencia de definiciones explícitas del término. De hecho, parece que es precisamente esta relevancia interdisciplinar del estilo de vida la que ha contribuido a su rápida popularización en una multiplicidad de usos, así como a su vaguedad conceptual.

Un enfoque para ordenar los diferentes usos de estilo de vida es a través de un continuo idealista- materialista en el que los ideas subjetivas, abstractas o mentales son contrastadas con fenómenos objetivos, concretos, y observables (Wallace, 1969: 13; Hahn y Kleinman, 1983). Ciertamente, la elaboración original del concepto por Weber, Wilken y Adler cae cerca del extremo idealista de dicho continuo, aunque los aplicaciones operacionales posteriores de la noción adleriana, especialmente las que se apoyan en escalas estandarizadas se han desplazado hacia una definición materialista. Igualmente, los autores que han utilizado la noción de estilo de vida para identificar tipos ideales en pautas de vida tales como el ''estilo de vida del ejecutivo" o el "estilo de vida del obrero" caerían dentro de la categoría idealista. En este sentido, el estilo de vida denota una pauta o tipo de comportamiento coherente que, visto como un conjunto, representa un concepto idealista, pero que puede ser segmentado con componentes definidos operacionalmente. Aquí se puede trazar una analogía con el tipo de personalidad, muchas veces aludido como el "patrón de conducta propenso a lo coronario'' y el "patrón de conducto tipo A'' (Friedman y Rosenman, 1959). Aunque es un constructo ideal, sus rasgos característicos pueden ser especificados y medidos (Jenkins, Rosenman, y Friedman, 1967).

En el extremo materialista del continuo están estas aplicaciones que se refieren a los factores del estilo de vida, relacionados con la salud, como la dieta, el tabaquismo, el ejercicio, etc. Es este sentido de conductas específicas relacionadas con el trastorno crónico el que da cuenta de la mayoría de los referencias al estilo de vida en la literatura sociomédica. Cada vez más identificado como "conducta de salud'' en el área de la investigación y como "promoción de la salud'' en el campo de la práctica, el enfoque de los factores del estilo de vida trata las diferentes conductas como si fueran discretas y alterables independientemente. Algunos grupos de comportamientos pueden ser relacionados con patrones culturales generales, como la conexión entre el "estilo de vida sedentario'' de las sociedades industriales y la falta de ejercicio y confianza en los alimentos convenientes, pero la orientación teórica es claramente la del positivismo y el empirismo.

El problema con los usos positivistas de estilo de vida es que las conductas son tratadas como elementos aislados, divorciados de su contexto social y despojadas del significado que se deriva de la fábrica cultural en un sentido amplio. Esta perspectiva, en su traducción a la política de la salud y a la práctica de la salud pública, subyace a los programas actuales que intentan cambiar conductas específicas sin considerar el complejo total del cual los elementos suponen sólo una parte y sin dar cuenta del macronivel sociocultural que sustenta y da sentido a los patrones comportamentales. La validación del status, la expresión simbólica y las dimensiones de valores culturales están eclipsados en la interpretación biomédica del estilo de vida.

Esperamos que esta breve revisión llame la atención sobre la necesidad de una postura más crítica por parte de los científicos sociales y del comportamiento hacia la adopción de ''estilo de vida'' como un concepto explicativo en la investigación y la práctica de la salud. Nos gustaría ver en especial definiciones explícitas del término, así como discusiones sobre las bases teóricas del concepto. Nuestra revisión muestra que, en cierta medida, la idea de estilo de vida ha servido como puente conceptual entre las nociones de patrón ''cultural" y ''conductual", y por tanto como conexión entre las perspectivas idealista y materialista. En otras palabras, los patrones culturales (y aquí se podrían insertar conceptos como ''ethos'' "temas culturales'' y similares) que se expresan en una conducta observable, forman un tipo de estilo de vida.

Un conjunto de comportamientos constituye un estilo de vida si es compartido por un grupo social (o de status) y tiende a persistir a través del tiempo. Además, los patrones de estilo de vida son aprendidos a través de los procesos normales de socialización, a menudo temprano en la vida. Por tanto, en esencia, el estilo de vida es un concepto sociocultural, pero que ha evolucionado principalmente fuera del campo de la antropología.

Finalmente, si el estilo de vida continúa ganando importancia como concepto científico, esperamos que su uso no permanezca limitado a las conductas atomistas de salud.

El significado original de estilo de vida que resalta la integración y el contexto también tiene Importancia para comprender y resolver los problemas de la salud.

 

REFERENCIAS