INVESTIGACION
RESUMEN RESULTADOS
En este trabajo se y evalúa un modelo predictivo del interés por la prevención de seis trastornos de salud. En el modelo intervienen factores considerados relevantes en estudios anteriores (creencias, emociones y actitudes), así como una nueva variable consistente en la creencia que tienen los sujetos respecto al tiempo que podrían tardar en sufrir un determinado trastorno, en caso de no realizar ningún tipo de prevención. El modelo se descompone en tres submodelos con la finalidad de averiguar qué factores influyen significativamente en la percepción del riesgo, la preocupación y el interés por la prevención. Los resultados muestran que el modelo resulto bastante útil para explicar lo preocupación el interés por la prevención frente a la mayoría de los trastornos examinados (R2 máximos de 0.525y de 0.294 respectivamente) y que la creencia en la demora es un factor significativamente influyente sobre ambas variables dependientes.
This work proposes and evaluates a model for the prediction of the interest for prevention about six health problems. The model integrates factors considered relevant in previous studies (beliefs, emotions and attitudes) as well as a new variable consisting of the subjects own belief in the time lapse before a specific disorder declares itself, in the case of the non-use of any type of prevention. The model breaks into three submodels with the object of determining which factors influence significantly the perception of risk, the worry and interest for prevention. The results show that the model is sufficiently useful to explain the worry and interest for prevention with respect to the majority of the disorders examined (R2 maximums of 0.525 and 0.294 respectively) and that the belief about the delay is a significantly influential factor on both dependent variables.
Prevención de la salud Creencias de salud Percepción del riesgo. Preocupación. Demora.
Preventive health bebovior. Health belie/s. Risk perception. Worry. Delay.
Hace sólo algunas décadas, el principal interés de los profesionales de la salud se centraba, casi exclusivamente, en la curación de las enfermedades. Pero debido al incremento de la prevalencia de las enfermedades crónicas, especialmente en los países desarrollados, actualmente se presta una especial atención a su prevención, a fin de evitar los costes individuales (sufrimiento, secuelas de la enfermedad, etc.) y sociales (precio de los tratamientos, absentismo laboral, etc.) que producen (Bayés, 1985; Kirscht, 1983).
Desde esta perspectiva, muchos investigadores han dirigido sus esfuerzos a identificar los factores influyentes en los comportamientos preventivos para, posteriormente, diseñar programas de intervención eficaces (Kirscht, 1983; Weinstein, 1982).
Entre otras aportaciones, dichos estudios han llamado la atención (Kirscht, 1983) sobre el hecho de que no todos los comportamientos, que objetivamente pueden ser considerados preventivos, se ponen en práctica debido al interés por la salud. Resulta conveniente, por lo tanto, distinguir entre: a) los comportamientos dirigidos expresamente hacia la prevención de un determinado trastorno (prevención activa), y b) los comportamientos que, de hecho, previenen el trastorno pero que se realizan por otros motivos, ya sean intrínsecos o extrínsecos (prevención pasiva). Por ejemplo, una persona puede hacer "jogging" para prevenir problemas de sobrepeso (prevención activa), o por el placer que le produce correr por los mañanas (prevención pasivo reforzada intrínsecamente), o porque a su pareja le gusta que le acompañe (prevención pasiva reforzada extrínsecamente).
Asimismo, algunos estudios han puesto de relieve que, para comprender mejor la eficacia y sobre todo los fracasos de la prevención, conviene distinguir entre los factores que influyen en la iniciación del comportamiento preventivo activo y los factores responsables de su mantenimiento (Bayés y Ribes, 1989; Kirscht, 1983).
Por otra parte, se han elaborado clasificaciones de los modelos preventivos -en función del tipo de factores que predominantemente se hacía intervenir en ellos- que han dado como resultado la identificación de tres diferentes clases de modelos: cognitivos, psicosociales y conductuales; considerándose que todos ellos hacen importantes contribuciones para el mejor entendimiento de los comportamientos de prevención y de riesgo (Kirscht, 1983).
En el presente trabajo proponemos un modelo que intenta organizar las relaciones entre algunas de las variables implicadas en la iniciación de los comportamientos preventivos activos.
Dicho modelo reúne las siguientes características:
1. Además de contemplar las variables consideradas relevantes por estudios anteriores: experiencia previa, creencias sobre la gravedad del trastorno, la propia vulnerabilidad y la controlabilidad de la amenaza (expectativas de resultados y de autoeficacia), grado de preocupación, e interés por la prevención (Weinstein, 1982; Reig, Rodríguez Marín, Sancho, Ribera y García, 1986), incluye una nueva variable consistente en la creencia que tienen los sujetos respecto el tiempo que podrían tardar en sufrir un determinado trastorno, en caso de no realizar ningún tipo de prevención.
La inclusión de la variable cognitiva "creencia en la demora" se ha realizado tomando como referencia los resultados de las investigaciones de Rachlin y colaboradores (Rachlin, 1989; Rachlin, Logue, Gibbon y Frankel, 1986; Rachlin, Rainieri y Cross, 1991) y las sugerencias de Bayés (1992a, 1992b), Börjkman (1984), Jeffery (1989) y Weinstein (1982) en el sentido de que, por lo general, las personas tienden a comportarse como si las consecuencias muy demoradas fueran poco probables e, incluso, imposibles. Como sugiere Bayés (1985), esta observación ayudaría a explicar por qué resulta tan difícil que las personas dejen de fumar para prevenir el cáncer.
2. El modelo se estructura en tres súbmodelos (ver Figura 1) con la finalidad de averiguar qué factores influyen significativamente en la formación de: la percepción de vulnerabilidad (submodelo l), la preocupación (submodelo 2) y el interés por la prevención (submodelo 3); ya que se considera que estas creencias, emociones y actitudes son fundamentales en la promoción e iniciación de los comportamientos preventivos (Kirscht, 1983, Weinstein, 1982).
En resumen, como se puede deducir de la Figura 1 y por lo que se refiere al submodelo 1, un sujeto se sentirá más vulnerable cuanto mayor experiencia tenga (propia o vicaria) con el trastorno examinado y cuantos menores sean sus expectativas respecto a la eficacia del comportamiento preventivo (expectativas de resultados) y menos capaz se sienta de ponerlo correctamente en practica (expectativas de autoeficacia).
En cuanto al submodelo 2, éste propone que un sujeto estará más preocupado cuanto mayor sea su creencia en su vulnerabilidad y en la gravedad del trastorno y piense en una menor demora en la aparición del mismo.
Finalmente, por lo que se refiere al submodelo 3, el sujeto mostrará mayor interés o compromiso con un comportamiento preventivo cuanto más preocupado esté.
Participaran en la investigación 100 estudiantes de primero de Psicología de lo Universidad Autónomo de Barcelona. Los sujetos tenían edades comprendidas entre los 18 y los 34 años (Z= 19.6 y SD = 2.6). Veintiocho de ellos eran varones, 69 mujeres y tres no consignaron este dato.
Se utilizó un cuestionario anónimo mediante el cual se evaluaron las variables intervinientes en el modelo en relación a seis diferentes trastornos: bronquitis, sobrepeso, úlcera, cáncer, drogadicción y SIDA. Dichos trastornos fueron seleccionados por las siguientes razones: posibilitar diferentes grados de experiencia previa, gravedad y demora, y existir para todos ellos algún tipo de Conducta preventiva.
Los diferentes variables se evaluaron del modo siguiente:
1. Experiencia previa. Se preguntó a los sujetos si tenían o no experiencia propia y/a vicaria (amigos y/o familiares) del trastorno. Las evaluaciones tenían valores comprendidos entre el 3 (ningún tipo de experiencia) y el 6 (experiencia propia y de amigos y familiares).
2. Expectativas de Resultados. Se utilizó una escala análogo-visual con el siguiente texto: ''¿En qué medida crees que para ti existen estrategias efectivas para prevenir... (nombre del trastorno)?". Los anclajes de la escala fueron: "no existen estrategias efectivas" y , "existen estrategias totalmente efectivas".
3. Expectativas de Autoeficacia. Se utilizó otra escala análogo-visual con el siguiente texto: "¿En qué medida te sientes capaz de poner en práctica estas estrategias?''. Los anclajes de la escala fueron: ''nada capaz'' y , "completamente capaz''.
4. Vulnerabilidad percibida. Se evaluó con el siguiente texto elaborado por Weinstein (1982): ''En comparación con los demás estudiantes de mi curso, de mi mismo sexo y edad, mis posibilidades de sufrir... (nombre del trastorno) están La respuesta se registraba en una escala que iba de 1 ("muy por debajo de la media---) a 7 ("muy por encima de la media").
5. Gravedad percibida. Se midió con el siguiente texto: "En mi caso considero que... (nombre del trastorno)... es un problema:
Se recogían las respuestas en una escala que iba de ("nada grave'') a 5 ("muy grave'').
6. Demora percibida. Se evaluó con el siguiente texto: "En caso de que no sufras... (nombre del trastorno)."¿Cuánto tiempo crees que este trastorno podría tardar en aparecerte si no hicieras- ningún tipo de prevención?''. Las posibles respuestas eran 1 ("menos de un año"), 2 ("de 1 a 5 años''), 3 ("de 6 a 10 años"), 4 ("de 11 a 20 años") y 5 (''más de 20 años").
7. Preocupación. Se utilizó la siguiente pregunta: "¿En qué medida te preocupa o te preocuparía tener... (nombre del trastorno) ... ?" Las respuestas iban desde 1 ("nada") a 7 ("extremadamente").
8. Interés por la prevención. Las intenciones referentes a la realización de comportamientos preventivos se evaluaron mediante una escala, que medía la intensidad del compromiso de los sujetos para realizar un comportamiento preventivo que suponía unos determinados costes. Se optó por este tipo de medida ya que se consideró que la respuesta del sujeto sería más predictiva del futuro comportamiento preventivo real, que en el caso de formular una pregunta sobre el interés por hacer prevención en general. Se utilizó la siguiente pregunta: "En caso de que se realizaran unos cursillos gratuitos sobre la prevención de... (nombre del trastorno)... con una duración aproximada de dos horas semanales durante un mes, ¿te comprometerías o asistir?'. Las respuestas posibles eran: 1 ("no"), 2 ("probablemente no"), 3 ("no sé"), 4 (''probablemente sí") y 5 ("Sí'').
Durante una clase de una asignatura obligatoria de primero de Psicología, se pidió a los alumnos presentes su participación en un estudio sobre la salud de los estudiantes universitarios, respondiendo a un cuestionario de manera voluntaria y anónima.
El análisis de los factores influyentes en las tres variables dependientes contempladas en el modelo (percepción de vulnerabilidad, preocupación, e interés por la prevención) se ha llevado a cabo calculando -para cada uno de los seis trastornos considerados- las correspondientes ecuaciones de regresión múltiple. Además, teniendo en cuenta la posibilidad de que, por ejemplo, en los trastornos poco graves -y por lo tanto, objetivamente poco preocupantes- la vulnerabilidad, la demora, o las expectativas de autoeficacia, etc., pudieran influir directamente en el interés por la prevención, en los análisis se han incluido también estas variables. Asimismo se ha incluido la influencia de la creencia en la gravedad sobre la percepción de la vulnerabilidad. Se espera, sin embargo, que las contribuciones de estas variables a la explicación de los variables dependientes consideradas, sean inferiores a las de las variables independientes originalmente propuestas.
Para la inclusión de los variables independientes en la ecuación de regresión, se ha utilizado el método Stepwise ya que permite seleccionar el conjunto óptimo de variables predictoras (Domenech y Riba, 1985).
En la Figura 2 se muestran los resultados globales de estos análisis. Para su representación, sobre cada una de las flechas que proponen la existencia de relación entre una variable independiente y otra dependiente, se han escrito los nombres de los trastornos para los cuales la variable independiente hacía una contribución significativa al R2 de la ecuación de regresión, y se ha hecho constar el sentido de la relación mediante los signos "+" (relación directa) y "-" (relación inversa).
En un análisis global de los resultados, dicha figura pone de relieve que la preocupación es el único factor de todos las propuestas que tiene influencia en el interés por la prevención en la totalidad de los trastornos considerados; y lo mismo ocurre con la creencia en la gravedad respecto de la preocupación.
Si examinamos los resultados correspondientes a los tres submodelos, observamos que en el submodelo 7 cuya variable dependiente era la percepción de vulnerabilidad, la experiencia previa (propia y la vicaria) tiene una influencia positiva significativa sobre la percepción de vulnerabilidad en 4 de los 6 trastornos (cáncer, sobrepeso, bronquitis y drogadicción); mientras que las expectativas de autoeficacia influyen negativamente sobre la percepción de vulnerabilidad en el caso del cáncer y la bronquitis, y las expectativas de resultados influyen, también negativamente, sobre la percepción de vulnerabilidad únicamente en el caso del sobrepeso.
Estas relaciones implican que "a una mayor experiencia previa (propia y la vicaria) respecto al cáncer, sobrepeso, bronquitis y drogadicción, le corresponde una mayor percepción de vulnerabilidad frente a dichos trastornos''. Igualmente se puede decir que ''a unas bajas expectativas de autoeficacia para poner en práctica los comportamientos preventivos frente al cáncer y a la bronquitis, les corresponde una percepción de vulnerabilidad elevada'', y que "a unas bajas expectativas de resultados respecto a la eficacia de las estrategias preventivas frente al sobrepeso, les corresponde una percepción de vulnerabilidad igualmente elevada".
En la Tabla 1 se puede comprobar la intensidad de la relación de las variables predictivas con la variable dependiente (la experiencia previa es la que presenta mayor intensidad de relación en 3 de los 4 casos) y los pesos relativos de las variables independientes en la explicación de la percepción de vulnerabilidad.
Por lo que se refiere al submodelo 2 y a la predicción de la preocupación, se observa que la gravedad (ver Tabla 2) es el factor que se encuentra más relacionado con la preocupación en todos los trastornos (como indica el hecho de que sea la primera variable independiente en el orden de entrado en la ecuación de regresión). Sus contribuciones relativas a la explicación de la preocupación tienen, por lo general, un peso mucho más importante que el del resto de las variables.
Por lo que se refiere a la demora (la nueva variable incluido en el modelo) podemos comprobar en la Figura 2 que ejerce su influencia sobre la preocupación en el caso del sobrepeso y en el del Sida, siendo el sentido de la relación negativa en ambos casos. De manera que los sujetos que creen en una mayor demora en la aparición del sobrepeso o del Sida, sienten una menor "preocupación". En cuanto a su contribución relativa en la explicación de la variable dependiente considerada, su valor es mucho más bajo que el de la creencia en la gravedad en el caso del sobrepeso, pero en el caso del Sida los pesos son bastante semejantes (Betas de 0.2783 para la creencia en la gravedad y de -0.2213 para la creencia en la demora).
Finalmente, encontramos que la percepción de vulnerabilidad únicamente tiene una influencia significativa -e inferior a la de la creencia en la gravedad- en el caso de la úlcera, de manera que los sujetos que creen que son más vulnerables frente al padecimiento de una úlcera son también los que están más preocupados''.
En cuanto al submodelo 3 elaborado para predecir el Interés por la prevención, la preocupación (ver Tabla 3) es el factor más relacionado con el interés por la prevención en 5 de los 6 trastornos examinados y su contribución relativa es bastante superior a la del resto de las variables.
Por lo que se refiere a la demora (inicialmente no incluida en el submodelo 3, pero sí en los análisis -conjuntamente con la percepción de vulnerabilidad, y las expectativas de autoeficacia y de resultados- por las razones anteriormente expuestas) podemos comprobar en la Figura 2 que ejerce su influencia sobre el interés por la prevención en dos trastornos: cáncer y drogadicción. El sentido de la relación es negativo en todos los casos. La relación se podría expresar diciendo que: los sujetos que creen en una mayor demora en la aparición del cáncer o de la drogadicción tienen menor interés por la prevención''.
Por lo que se refiere al resto de las relaciones planteadas, la vulnerabilidad tiene una influencia de signo positivo sobre el interés por la prevención en el caso del sobrepeso y de la bronquitis: "a una mayor creencia sobre la propia vulnerabilidad le corresponde un mayor Interés por la prevención de los trastornos".
En cuanto a las expectativas de resultados, se, observa que tienen influencia negativa sobre el interés por la prevención del Sida en el sentido de que: "a mayores expectativas de resultados sobre la eficacia de los comportamientos preventivos frente al Sida, menor interés por la prevención del trastorno", y una influencia positiva en el caso de la úlcera: "a mayores expectativas de resultados sobre la eficacia de los comportamientos preventivos frente a la úlcera, mayor interés por la prevención del trastorno''.
Respecto a las expectativas de autoeficacia, éstas tienen influencia sobre el interés por la prevención únicamente en un trastorno: Sida, y su carácter es positivo: "a mayores expectativas de autoeficacia para realizar correctamente los comportamientos preventivos frente al Sida, mayor interés por la prevención".
Globalmente consideramos que el modelo propuesto resulta, en general, bastante adecuado para describir las relaciones entre los diferentes factores que intervienen en el interés por la prevención, ya que las variables independientes que más influyen sobre las variables dependientes son las especificadas por el modelo, y los signos de las relaciones significativas observadas también coinciden con los propuestos por el modelo. Habría que destacar, además, la importancia de la creencia en la gravedad y de la preocupación, ya que se han revelado como dos de los factores más claramente influyentes.
En cuanto a los submodelos, encontramos que el submodelo 7, propuesto para predecir la percepción de vulnerabilidad, tiene una utilidad limitada, puesto que no explica en absoluto la vulnerabilidad percibida por los sujetos frente al Sida y a la úlcera y, en el resto de los trastornos, la variabilidad explicada no sobrepasa el 27%.
Sin embargo, el submodelo 2 planteado para predecir la preocupación ha resultado útil, en mayor o menor medida, para todos los trastornos. Particularmente se ha mostrado adecuado en el caso del sobrepeso y de la bronquitis, ya que ha conseguido explicar el 52,5% y el 41,7% de la preocupación, respectivamente.
Por último, el submodelo 3 correspondiente el interés por la prevención, aunque obtiene resultados significativos en todos los trastornos, su poder explicativo no es muy elevado. Destacaríamos, sin embargo, que el interés por la prevención frente al Sida es el que obtiene un R2 más elevado, y que entre la preocupación, y las expectativas de resultados y de autoeficacia, explican el 29,4% de la variabilidad.
Respecto a la creencia en la demora de aparición de un trastorno, en caso de no hacer prevención, esta variable ha contribuido de manera significativa a explicar el interés por la prevención del cáncer, del sobrepeso, de la drogadicción y del Sida, ya sea de forma directa (caso del cáncer y de la drogadicción), o indirecta, es decir, a través de la preocupación (caso del sobrepeso y del Sido), por lo que creemos que su inclusión en el modelo estaría bastante justificada.
Por otra parte, hay algunos resultados que nos hacen reflexionar, por ejemplo, el hecho de que la preocupación queda en todos los casos (excepto el cáncer) mucho mejor explicada que la percepción de vulnerabilidad, o el interés por la prevención. Asimismo, resulta sorprendente que la vulnerabilidad influya en la preocupación en un solo caso (úlcera), mientras que la creencia en la gravedad afecta a la preocupación en todos los casos examinados.
Estos datos sugieren la posibilidad de que la creencia en la gravedad actúe directamente sobre la preocupación sin necesidad de que el sujeto reconozca su vulnerabilidad e, incluso, propicie que éste la niegue, por ejemplo, como una forma de afrontar la amenaza (Lazarus y Folkman, 1986). Es decir, el sujeto cree que el trastorno es muy grave, la posibilidad de padecerlo le preocupa mucho, y para reducir esta activación emocional negativo, niega o minimiza su vulnerabilidad.
Si realmente se produjera este proceso evaluativo, resultaría más fácil comprender por qué la percepción de vulnerabilidad queda tan pobremente explicada por las variables considerados relevantes en otros estudios (Bandura, 1987; Kirscht, 1983; Weinstein, 1982): la experiencia previa (propia o vicaria), y la creencia en la controlabilidad del trastorno (expectativas de resultados y de autoeficacia).
De hecho, hemos observado que las evaluaciones sobre la vulnerabilidad percibida, en todos los trastornos examinados, presentaban de forma significativa lo que Weinstein (1982) denomina "sesgo optimista'' (creer que en comparación con otras personas de, mismo sexo, edad y condición, las posibilidades propias de padecer el trastorno son inferiores a las de la media). Pensamos que sería conveniente estudiar estas posibles influencias y, en caso de que se comprobara que la preocupación es una variable influyente en la percepción de la vulnerabilidad, se deberían efectuar los cambios pertinentes en el modelo.
Por otra parte, es posible que algunas de las insuficiencias y contradicciones que encontramos al intentar validar el modelo, sean debidas a las dificultades que presenta la evaluación de variables cognitivas muy interrelacionadas. Probablemente, la evaluación simultánea de todas las variables, mediante un informe subjetivo, no ha permitido reflejar fielmente el orden en que creencias, emociones y actitudes se han configurado, e influido mutuamente, a lo largo de la experiencia diaria de los sujetos.
Por lo tanto, podría ocurrir que mientras unos sujetos se plantean por primera vez la posibilidad de padecer un trastorno, se perciben vulnerables y, en consecuencia, se sienten preocupados, otros -que ya han pasado por esa fase y continúan, además sin tomar medidas preventivas- actúan como apuntábamos anteriormente: negando su vulnerabilidad a fin de reducir la preocupación. En este sentido son interesantes los aportaciones de Diclemente y Prochaska (1985) y Prochaska, Diclemente y Norcross (1992) sobre la existencia de diferentes fases en el proceso preventivo: no haberse planteado nunca la posibilidad de prevenir un determinado trastorno, haberlo hecho pero sin decidirse todavía a iniciar comportamientos preventivos, estar realizando prevención en la actualidad y haber abandonado los comportamientos de prevención.
En resumen, creemos que para conocer con mayor precisión el poder explicativo del modelo, o bien se deberían seleccionar para la investigación sujetos que nunca se han planteado la posibilidad de prevenir los trastornos considerados, o bien se deberían elaborar modelos específicos que tengan en cuenta las características de las diferentes fases preventivas en las que se pueden encontrar los sujetos. Pensamos, asimismo, que la incorporación al modelo de la creencia en la demora resulta enriquecedora y abre, por otra parte, la posibilidad de elaborar intervenciones preventivas que intenten reducir la percepción de los sujetos respecto a la demora de aparición de los diferentes trastornos, con el objetivo de aumentar su interés por la prevención.