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EDITORIAL


CLINICA Y SÁLUD se adentro en una nueva etapa al inicio de su cuarto año de existencia, coincidiendo con la encrucijada de sendas no por añoradas menos problemáticas al iniciar su recorrido. Destacaré dos de ellas.

Al fin, pero no como final, la primera convocatoria nacional de plazas para Psicólogos Internos Residentes (P.I.R.) en el marco de las especialidades sanitarias, aparece rodeada de promesas e incertidumbres: el pleno reconocimiento de la Psicología entre las profesiones sanitarias; la creación de servicios específicos; el control de la calidad de la formación; la capacidad del Sistema Nacional de Salud para acoger en sus planes asistenciales o los profesionales que ha formado... y un largo etc. Sólo un riguroso compromiso participativo, de los actuales psicólogos clínicos en la formación de los nuevos profesionales puede ofrecer garantías de que este paso es uno conquista decisiva. La Psicología Clínica ha de mantener un diálogo interdisciplinar rico y variado con otras aproximaciones, entre ellas la Psiquiatría, pero sin ser tributaria de ellas, sino fecunda aportación singular y diferenciada al ámbito de la salud

La institución colegial alcanza también un punto de inflexión a través del surgimiento de las primeras polémicas consistentes sobre cual es la político colegial más idóneo. Reiteradamente hemos pronosticado lo inevitable de que la madurez colegial trajera de la mano la disyuntiva entre derivar hacia una defensa a ultranza de la visión más corporativista de la profesión, frente a la profundización en una visión constructiva que potencie prioritariamente el desarrollo de la Psicología en la oferta de respuestas científico-profesionales ante los retos sociales. Se trata, forzoso es reconocerlo, de optar entre los psicólogos y la psicología, apoyando opciones de futuro para el conjunto de la profesión frente a las exigencias inmediatas y prosaicas de colectivos específicos de profesionales, reunidos en torno a problemáticas coyunturales, legítimas pero secundarías a objetivos más esenciales: que la Psicología, y por ende los psicólogos, alcancen cotas de reconocimiento y respeto derivados del progreso de su praxis.

Y es en este marco que las revistas científico-profesionales como Clínica y Salud desempeñan un papel de máxima importancia, contribuyendo a construir la base científica de la práctica y permitiendo que desde la profesión se cuestionen los recursos y límites de la psicología: qué y cómo la investigación puede aportar a la práctica, qué cuestionamientos epistemológicos y éticos son esenciales a la práctica, qué reconsideraciones teóricas hay que abordar en este fin de siglo tan cercano como esencialmente desconocido.

Al suscriptor y lector asiduo, al lector curioso, al colaborador de los consejos editoriales y de redacción, a la institución colegial y en especial a la a la delegación de Madrid, soporte moral y material de esta publicación, quiero expresar el agradecimiento por su apoyo y su confianza en el futuro de esta publicación, exponente de una etapa que a la vez termina y empieza. Vamos a recorrerlo.

 

Alejandro AVILA Director