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REFLEXIONES

Evaluación, tests, conductismos, cognitivismos, crisis y retornos en espiral ¿con salida?
Assessment, tests, behaviorism, cognitivism, crisis and spiral return. A way out?

 

V. PELECHANO

 Universidad de La Laguna Tenerife
RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS

UNA PRIMERA CONSIDERACION

ACERCA DE LA CONCEPTUALIZACION BASICA, OPOSICIONES Y EXPOSICIONES DE MODELOS

LA LOGICA CAUSAL-BIVARIADA

ALGUNOS FLECOS QUE PUEDEN LLAMAR A CONFUSION

REFERENCIAS


RESUMEN

Se proponen unas reflexiones acerca del trabajo publicado por Fernández-Ballesteros y Staats acerca de un modelo de evaluación asentado en el conductismo paradigmático. Entre los principales puntos de reflexión que arrojan dudas razonables para la aceptación de la propuesta por parte del autor de este trabajo se encuentran los siguientes: (1) la conceptualización básica se ha hecho o partir del modelo de análisis de Conducta, con problemas a la hora de delimitar algunos aspectos básicos (como el de ''Conducta''), así como la exposición de lo que significa el "modelo tradicional". (2) el concepto de "repertorio comportamental básico'' es más un recurso heurístico que un elemento teóricamente fundado, integrado y empíricamente justificado; y presenta, graves problemas de coherencia en un modelo conductista en el que el funcionalismo y la modificación forman parte de sus elementos definitorios básicos; (3) la lógico causal es bivariada y lineal, lo que no parece ajustarse a la mayoría de procesos psicológicos complejos, recurrentes y multivariados y (4) la elección y tratamiento temático de los ejemplos elegidos sugiere dudas respecto o la viabilidad y pretensión de convertirse en "el" modelo de evaluación adecuado o los conocimientos psicológicos de fines del siglo XX, aunque posee elementos que podrían ser integrados en un modelo teórico más general de parámetros en psicología.

ABSTRACT

Some reflections about the published work by Fernandez-Ballesteros and Staats (1992) on the paradigmatic behaviorism are proposed. Among the main points which give rise to reasonable doubts are the following: (1) the basic concepts come from o behavioral assessment model which has problems when defining as much main concepts (i.e.: behavior), as the explanation about the meaning of "traditional model". (2) the basic behavioral repertoire concept is probably more o tentative heuristic theoretical resource than it is a complete and theoretically and empirically grounded and integrated model. Moreover, from this arise severe problems within a coherent behavioral model in which functionalism and change are integrant and basic defining elements; (3) causal logic is bivariate and lineal, and as such doesn't seem to fit in with most complex and recurrent multivariate psychological processes; (4) the selection and thematic development of the examples chosen increases doubts about viability and wish to become "the " assessment model psychological knowledge requires towards 27st. century, but a lot of elements of this model can be uselful in o more general one

PALABRAS CLAVE

Modelos de evaluación psicológica. Crisis de la evaluación psicológico. Psicología teórica.

KEY WORDS

Models in psychological assessment. Crisis in psychological assessment. Theoretical psychology.

 

UNA PRIMERA CONSIDERACION

El reciente trabajo de Fernández-Ballesteros y Staats (1992) representa un intento más por refundar la evaluación psicológico sobre un específico modo de entender la psicología, desde el conductismo, que arranca de Staats e intenta suplantar tanto a los "otros conductismos", (aunque solamente se refiere al radical representado por la tradición Watson-Skinner) como a los cognitivismos y ofrecer un "nuevo'' modelo de evaluación, integrador de dos tradiciones (el denominado modelo "clásico'' y el "funcional"), no a base de nuevos datos sino de reinterpretaciones de los mismos (27 páginas, incluyendo bibliografía, y estando escritas con concisión y claridad, son muy pocas para ofrecer algún modelo que responda a todos las cuestiones centrales). Ambos autores se confiesan "conductistas'', aunque con un calificativo especial, lo que resulta ya gratificante (explicitan su posición). Las reflexiones que siguen, hechas por un no-conductista a petición de la dirección de la revista Clínica y Salud, deberían ser interpretadas correctamente como las reflexiones del autor que le llevan a perfilar algunos puntos relevantes sobre su propia posición, tanto a nivel de psicología "básica'' como "de evaluación", dado que el autor ha expuesto "otro'' modelo de evaluación inspirado a partir de un posicionamiento teórico distinto (aunque no radicalmente dispar): el modelo de parámetros. Bien entendido, por lo demás, que el autor de estas líneas algo ha hecho, y desde hace muchos años ya, a nivel teórico y empírico, sobre el análisis de Conducta y también con el denominado "modelo clásico'' (ya va para más de 20 años que comenzó con ello). Cuatro puntos van o ser considerados aquí que nos parecen relevantes, aunque no agotan el contenido del trabajo. Han sido elegidos en función de la importancia que pensamos que poseen así como una ilustración de lo que acontece en lo que se refiere al tratamiento de los temas por parte de los autores: (1) conceptualización básica respecto a las oposiciones entre los modelos de evaluación, con la consiguiente apelación a la significación de lo que hay que evaluar (en el caso de los autores, la "Conducta'') (2), el concepto de repertorio comportamental básico (BBR) y algunas implicaciones a partir de él, tales como estímulo, evalución y contexto; (3) la lógica discursiva bivariada y "causal" y (4) algunos flecos que pueden llamar a confusión (la restricción de teorías y momentos de elaboración de hipótesis causales en uno de los ejemplos que emplean: la depresión). La elección, finalmente, de estos temas teóricos está determinada por el carácter asimismo teórico del trabajo en cuestión.

ACERCA DE LA CONCEPTUALIZACION BASICA, OPOSICIONES Y EXPOSICIONES DE MODELOS

Lo primero que llama la atención es que el trabajo se encuentra realizado desde una posición teórica conductista (una, repárese en ello, propuesta como integradora), por lo que la revisión de los autores, momentos históricos e incluso análisis críticos se hacen desde ese posicionamiento explícito. La exposición del "modelo tradicional", incluso a nivel de extensión de líneas dedicadas a él, podría ser un indicador de que a ese "modelo tradicional'' los autores no parecen dedicarle atención. Esto puede ser debido a diversas razones, todas los que a continuación enunciamos, posiblemente falsas aunque, por lo demás, lícitas y perfectamente defendibles: (a) porque piensan que, a fuer de conocido, resulta redundante (lo que no es el caso, precisamente entre los evaluadores "modernos'' de Conducta y que tiende a reflejarse incluso en el desarrollo temático del modelo de evaluación y de psicología que lleva a la base); (b) porque no se sienten muy cómodos en él (lo cual posiblemente es falso, aunque comprensible dada su trayectoria intelectual, posición, por lo demás que puede ser encomiable); (c) porque no les interesa en absoluto (lo que es totalmente lícito); (d) porque representa el modelo más extendido en cuanto uso y, por lo tanto, su utilidad vendría ''refrendada'' por la extensión de su práctica (lo que, aunque no parece un argumento de mucho peso científico-teórico, no deja de tener considerable "validez social", criterio al que se adscriben los autores en función de lo que parece desprenderse de la exposición "crítica'' acerco de las incoherencias de los analistas de Conducta, que más que epistemológica o científica en cuanto a realización se centra en el uso de tests convencionales); (e) porque ese modelo tradicional, aparte su extensión de uso, recoge los modelos y maneras tanto teóricas como experimentales y pragmáticas de la psicología contemporánea y, por lo tanto, lo que sugerirían con su propuesta sería una complementación de ese modelo (lo que no parece probable) o (f) porque consideran que ese modelo nada tiene que ver con la psicología sino que representa un recurso de "modelo de evaluación" al margen del quehacer científico-psicológico (lo que sospecho que no se acerca mucho a la verdad) y por ello proponen un modelo teórico acerca de todo la psicología del que pueda derivarse la evaluación 1. Quien esto escribe sospecha que con un análisis serio de este modelo "tradicional" resulta que se hace mucho más difícil llevar a cabo las críticas que son frecuentes al respecto.


Aunque esto parece desprenderse del trabajo, a quien esto escribe le parece que resulta una ambición exagerado. Tanto más cuanto que casi al final llegan o sugerir que, puesto que los distintos campos de la psicología no parecen ocuparse de las cuestiones centrales sobre teorización y la conceptualización básica, debería ser "la evaluación" la que se ocupara de ello, como en página 18: "Este modelo de evaluación y tratamiento comportamental depende de hallazgos empíricos y métodos de medida más básicos, el establecimiento de este conocimiento debería ser una tarea del campo básico de la psicología comportamental, pero la falta de coordinación de los intereses básicos y aplicados puede decidir la tarea al campo de la evaluación". A quien esto escribe le parece menos relevante desde dónde provenga la unificación, a nivel científico, que el que la propuesto sea científicamente aceptable desde presupuestos científicos. Otra cosa es que se desee reducir toda la psicología a evaluación, ante lo que emite su más enérgica protesta. La pretensión de convertir una parte en el todo ha sido una tentación reiteradamente intentada en este y otros países, y hasta el momento (y crucemos los dedos) no se ha logrado, al menos del todo. Y esperemos que no se logre.


Para un análisis desapasionado, justo y no elemental de ese modelo se deberían distinguir, por una parte, la valoración de los recursos estadísticos y procedimentales que se emplean (y que son escasamente distintos de los que deben emplearse en el caso del "análisis de Conducta''); por otra, los modelos teóricos e incluso epistemológicos que lo definen y, por otra, finalmente, definir de una vez y por todas a qué se refieren cuando se habla de ''modelo tradicional'' (si solamente el movimiento de tests, con todo lo que eso lleva consigo o, por el contrario, el análisis de recursos evaluadores que se empleaban en la psicología hasta pasado el primer tercio del siglo XX). En opinión de quien escribe estas líneas, no se ha hecho todavía un análisis comprensivo, diferenciado y con conocimiento de causa de este ''modelo tradicional", ocurre, además, que si se toman en cuenta estas cuestiones, ni la observación directa es logro del "análisis de Conducta" (ya estaba presente desde finales del siglo pasado y primeros de este que ahora termina tanto a nivel de registros electrofisiológicos como de escalas de calificación y tests de Conducta directa dentro de este "modelo clásico o tradicional"), ni muchas especificaciones "nuevas'' de los criterios de bondad han aparecido con él (en las escalas de calificación dentro del campo de estudio de la personalidad, la concordancia entre jueces se presentó ya como un requisito a principios del siglo XX y, desde la psicología de la personalidad se habían establecido modos y maneras precisas de elaborar observaciones directas a corto y a largo plazo desde diversos modelos teóricos). Pensamos que uno de los elementos esenciales de este "análisis de Conducta'' es la apelación a una posición conductista-funcionalista a la hora de enmarcar los datos recogidos y el acento en la Conducta como muestra y referente de la acción humana y no como síntoma ni signo de nada que esté situado más allá (de no se sabe muy bien qué) 2, lo que llevaría a uno posición de operacionismo radical y de la que los autores huyen (o nivel teórico se ha estado defendiendo este operacionalismo radical, aunque en lo práctica se sigue apelando en la clínica a conceptos tan alejados de ese posiciona miento como la tomo de sentido y la significación de los acciones, cuyo integración teórica con el conductismo se ha postulado pero no demostrado en el ''análisis experimental" de la Conducta; y no solamente en la clínica, lo que es recogido de forma muy acertada por los autores en su crítica del análisis de Conducta). Por poner alguna ilustración a este discurso: en los páginas 22-23 del texto original escriben los autores ''Un aspecto esencial del acercamiento de evaluación paradigmático comportamental es que el esfuerzo de evaluación descansa sobre una fundamentación conceptual-metodológica-de investigación. La calidad con la que es posible que se construyan los Instrumentos de evaluación para cualquier problema se apoyará sobre la calidad del análisis que se haga ( ... ). El campo tradicional de los tests psicológicos no han promovido tales teorías, la mayoría de tests están ''construidos empíricamente", agrupando ítems que son predictivos de algún criterio. De esta forma, conforman solamente la predicción, no lo que está relacionado o puede ser hecho sobre ello''. La verdad es que decir que hay tests construidos con relación o un criterio no es nada nuevo pero eso no es la única forma de elaborar tests. Spearman, Thurstone o Binet, por poner ejemplos tenían teorías sobre el funcionamiento intelectual que se "plasmaban" en tests; H. J. Eysenck ha derivado sus medidas de un análisis histórico conceptual de la tradición tipológica occidental, por poner ejemplos menos antiguos y todavía vivos y muy activos. Los tests son instrumentos, no modelos usualmente. Y estos instrumentos son derivados a partir de determinados requisitos (unos son predictivos y otros no) y, en todo caso, quien esto escribe no conoce a ningún científico serio que haya creado los tests como único recurso de evaluación pensando tan solo en la predicción. A todo esto habría que añadir que la propia predicción representa un fenómeno muy complejo, con y desde implicaciones teóricas muy distintos, y que no hay que confundir con el empirismo operacionalista de las denominados predicciones actuariales.


2 La diferenciación entre "muestra" y "síntoma" aparece muy clara a nivel didáctico. Sin embargo, esta diferenciación comienza a diluirse cuando se analiza no "entre'' paradigmas científicos sino dentro de cada paradigma. Así, por ejemplo, la aplicación de "enlaces funcionales" como elementos explicativos de las relaciones entre variables es uno "muestra" para un conductista; una muestra del mismo calibre que la respuesta de tiempo de reacción ante una torea como indicadora de la existencia de un proceso psicológico en el cognitivismo procesador humano de información. Esgrimir el argumento de "cercanía", o "lejanía" inferencial para descalificar el signo frente a la muestra parece, hoy por hoy, una apelación muy gratuita. Y, llevada a sus últimas consecuencias, este argumento daría lo razón más a los cognitivos que a los conductistas en la medida en que hay un elemento básico de "construcción" de la realidad más que de reflejo de la misma por lo que se refiere a los datos científicos en la teoría de la ciencia que es, en nuestros días, el paradigma dominante. Posiblemente con el fin de evitar este camino largo y casi infinito de distinciones de este tipo, el autor de estas líneas ha propuesto desde hace tiempo un modelo científico algo distinto y en donde la consideración paramétrica, el análisis de un mismo fenómeno desde perspectivas distintas y la teoría de sistemas ocupan un lugar central


Desgraciadamente las publicaciones exigen un formato específico y, posiblemente por ello, ocurre que conceptos que se dan por "sabidos'' no dejan de ser empleados de forma un tanto incoherente, al menos en apariencia. Así, por ejemplo, se usa profusamente lo expresión de 'Conducta' (behavior) y 'comportamental' (behavioral) 3 sin que se definan; y así, un pensamiento (no observable) se dice que es ''conducta'', lo que no creo, precisamente, claridad (las conductas, a lo mejor, serían los correlatos diversos de esa actividad mental, correlatos observables -lo que Implicaría que serían ''signos" o "síntomas''-, correlatos observables pero, ¿es el pensamiento observable o lo son algunos de los productos -de ese pensamiento? Si se confunde pensamiento con Conducta estaríamos defendiendo una teoría motora de la actividad mental o una distinción de "observación" que necesitaría un tratamiento temático muy largo y que lo diferenciara claramente del idealismo por un lado y del empirismo ingenuo y simplificador por otro).

La exposición de lo que denominan el acercamiento clásico resulta tan esquemático que resulta muy difícil de admitir (la caricatura tiene la ventaja de la simplicidad, aunque la enorme desventaja del sesgo y, usualmente, en contra de quien o qué se hace lo caricatura 4) . Así, por ejemplo se tienden a confundir niveles de análisis y expresión al decir que ''la medida de la personalidad se convierte en el foco del acercamiento, con la idea de que la conducta puede ser predicha a partir de esta medida'' (p. 8): quede claro que a la ''personalidad'', en psicología, no se le atribuye una entidad física, no es algo que "se ve mirando a un sujeto'', es un constructo inferido a partir de observaciones comportamentales y los instrumentos y procedimientos de evaluación ofrecen información acerca de los elementos que forman parte de la definición de la personalidad; los instrumentos se derivan de uno y otro modelo científico de la personalidad, incluso del propuesto por el conductismo paradigmático. La indiferenciación de niveles explicativos resulta en una confusión de la que es difícil salir y que, desde la repetida obra de Mischel del "año del mayo francés" se sigue empleando. Se miden respuestas ante estímulos y estas medidas se encuentran guiadas por teorías. Otra cosa es que se elijo una teoría distinta a lo que ha inspirado la medida. Los autores anuncian una monografía en la que estas cuestiones serán aclaradas. A la espero de la obra, la información ofrecida en el trabajo publicado resulta muy insuficiente y, desde luego, sugiere más problemas que soluciones oferta.


3 Al autor lo expresión de siempre le ha parecido cacofónico en español. Entiende perfectamente que "Conducta" y ''comportamiento'' son sinónimos en español y, por lo mismo, posiblemente va siendo hora de que se hable de "conductismo" y de "comportamental'' como significativamente emparentados. También expreso que no tiene esperanza de que este uso se acepte. Antes al contrario.


4 De esta afirmación no se escapa este escrito, por supuesto. La intención, repetimos, es aclarar y no caricaturizar.


SOBRE El BBR O REPERTORIO COMPORTAMENTAL BASICO

Tal y como es empleado por los autores se trata de uno llamada de atención para incorporar lo "invariante" a un modelo conductista. Se supone que en los primeros tiempos de vida extrauterina (no se especifico el tiempo), el ser humano aprende una serie de contenidos que reobran sobre el ambiente, que a su vez hace que el niño siga aprendiendo, formando jerarquías de aprendizajes (lo que suena a jerarquía de familias de hábitos de los hullianos) que pueden ordenarse en tres grupos: lingüístico-cognítivo, emocional-motivacional y sensorial-motor, que o su vez se subdividen en otros. Como hipótesis teórica Conductora de investigación es posible aceptarla como otras hipótesis alternativas, dado que las concepciones tripartitas de dominios/parcelas del funcionamiento psicológico ya estaban recogidas en la psicología racional tomista y para no remontarnos tanto en el tiempo, eran defendidos por Tetens y Wolf hace unos siglos. Los problemas provienen al convertir esta hipótesis en un fait accompli, con afanes de descubrimiento. Veamos unos ejemplos:

a) En la página 9 del trabajo original, los autores defienden que "El acercamiento psicológico tradicional no ha proporcionado conocimiento acerca de los efectos (en el original, 'affects', lo que suponemos una errata, traducible por afectos) del aprendizaje original sobre la Conducta humana''. Claro, al referirse al "traditional psychology approach" (que no está definido), en todo caso se excluye a Freud, a los trabajos sobre el Eindrück de los etólogos entre los que destacan Lorenz y Tinbergen, a todo el tema y tratamiento sobre el apego ('attachment''), así como los numerosos, tradicionales y diversificados estudios en epidemiología dentro de la psicopatología entre experiencias infantiles, tipos de disciplina en el hogar, primeros contactos maternos, estudios de niños en hospicios... y presencia de psicopatología grave en la edad adulta.

Una nota más acerca del punto sobre la división tripartita propuesta por los autores que resulta muy tradicional y, por cierto, no defendida por quien esto escribe. Una comparación, pienso que provechosa, sería la contrastación entre esta formulación y la defendido por Royce y Powell (1983) en lo que parece una de las últimas formulaciones de los años 80 acerca de un modelo estructural y por niveles acerca del funcionamiento psicológico en donde junto a la estructura se propone una génesis de la misma y una combinatoria entre los elementos propuestos; con consideraciones evolutivos además y desde una óptico en la que la teoría de sistemas, el procesamiento humano de información, procesos de aprendizaje, bases biológicos y la psicología multivariada se aúnan de una especial manera 5.


5 Quede claro, aquí, que el autor de estas líneas no comulgo con la posición de Royce y Powell, pero la menciona a propósito de comparabilidad y contraste. Royce ha propuesto un modelo un tanto más complejo y, a la vez, más ambicioso y logrado en cuanto a resultados y en donde la tradición diferencialista ocupa un lugar muy relevante, tradición, por otra parte que se encuentra "ausente'' en su parte más importante y socialmente candente en el modelo que proponen Fernández- Ballesteros y Staats.


b) Los autores reconocen que existe una evidencia parcial de que se han realizado algunos estudios, que podrían justificar la apelación a estos repertorios comportamentales básicos y que influyen a lo largo de la vida del ser humano. Al comentarista, sin embargo, no le quedan claras algunas cuestiones relevantes y de larga tradición dentro de la psicología experimental como las siguientes: ¿están defendiendo la existencia de un "período crítico" de aprendizaje, fuera del cual no se pueden aprender ciertas cosas o no se pueden aprender igual de bien?, ¿existen determinantes biológicos de estos períodos críticos o, por el contrario se trataría, más bien, de lo que venimos defendiendo desde hace unos años ya de una cierta "preparación cultural" y que existe una considerable variabilidad intercultural al respecto? ¿cómo se relacionan estos BBR's con las actitudes, creencias y estilos de vida? (y todo esto no solamente a nivel de ''hipótesis de trabajo" sino de resultados experimentales contrastados).

c) Finalmente, el repertorio comportamental básico representa tal restricción a la capacidad de cambio y modificación posterior que recuerda mucho el determinismo freudiano en el que "el niño es el padre del hombre''. Repárese, sino, en el siguiente texto: "son llamados repertorios comportamentales básicos por distintas razones, entre ellas, el hecho de que estos repertorios serán determinantes acerca de cómo el individuo experimenta las situaciones posteriores (esto es, cómo ello o él siente emocionalmente), cómo aprende el individuo en aquellas situaciones posteriores, así como la manera en la que el individuo se conduce en ocasiones posteriores'' (p. 9 del trabajo original). La aceptación o rechazo de estas afirmaciones es una cuestión de fe, no de conocimiento científico contrastado experimentalmente. Y, desde luego, no parece que deja mucho juego a la intervención modificadora (a menos, claro estó, que seamos capaces de convertir el tiempo vivido en una variable dependiente de nuestros deseos y poseamos la máquina del tiempo, lo que, por ahora, no parece ser el caso). El peligro de fixismo evolutivo se presenta, desde aquí, con toda su crudeza.

 

LA LOGICA CAUSAL-BIVARIADA

Lo nomenclatura empleada respecto a la "causación'' es la específica de la psicología "uni o bivariada'' (variable dependiente y variable independiente), lo que tiene la ventaja de la ''claridad'' pero el inconveniente del alejamiento de la realidad psicológica compleja. El estudio de las Interacciones entre variables y procesos así como la delimitación de una estructura básica de estos ''repertorios comportamentales básicos'' no pueden llevarse o cabo con una lógica causal-bivariado más que en una muy pequeña parte. Uno de los problemas básicos con los que se encuentra el conductismo radical (y, nos tememos que el paradigmático también) consiste en la linealidad de la lógica causal seguida: lo delimitación en "enlaces funcionales'' es bivariada y, se ignora la evidencia experimental y hasta los recursos procedimentales de análisis que permiten lo formulación de hipótesis causales multivariados, lo que no tiene cabida en el texto que estamos comentando. O dicho con otras palabras: la contrastación experimental de las afirmaciones sobre ''causalidad psicológica" de fenómenos complejos deben tener una complejidad similar y, para ello, exigen la elaboración, incluso dentro del modelo que proponen los autores, de una cadena funcional multivariada que sea capaz de estudiar las relaciones, interacciones, causas, concausas y pesos relativos de cada una de estos causas propuestas. Pero, si ello se llevo a cabo, a quien escribe estas líneas le parece que la desembocadura final se llama modelo de parámetros, en donde sistema, jerarquización, interacción y análisis experimental complejo representan elementos claves para su comprensión. Tan sólo sobre aspectos muy parciales concretos es posible aplicar con rigor de control experimental y la lógica bivariado (parciales y concretos que no quieren decir necesariamente irrelevantes, véase más adelante). En el resto (que es la mayoría) del territorio psicológico se exige una metodología multivariada con nomenclatura distinta y lógica de discurso asimismo distinta. A menos que el "riguroso control experimental" se convierta en una manera de hablar, pero no de hacer, lo que no creo que estén defendiendo los autores. En el análisis científico, una afirmación de causalidad debería excluir la existencia de otras opciones causales explicativas y, por ello, la especificidad de la inferencia causal debe hacerse con un cuidado exquisito y adecuado a la realidad psicológica, lo que no parece darse en el caso de la psicología bivariada.

En estrecha relación con lo dicho se presenta la necesidad por acudir a "campos" más amplios de estudio a la hora de atribuir causas de las acciones, frente al análisis de Conducta de corte conductista radical. La verdad es que el situacionismo a-contextuado ha estado presente en muy pocas ocasiones dentro de la praxis psicológica de evaluación (si ésto ha sido bien hecha) y a ello se referían los clásicos dentro de la clínica con la apelación a la anamnesis y a los informes de terceros. Incluso dentro del conductismo radical se hablaba de ''historias de refuerzos'' y de "índices de refuerzos". Y, en la psicología de hace ya unas décadas se habla de los contextos frente a las situaciones y como complemento de los mismos. Ya en la segundo mitad de la década de los setenta se ofrecía la posibilidad de un acercamiento ecológico-comportamental y a comienzos de los ochenta más de una monografía defendía este modelo y se mostraban resultados in exercitu y aplicados a distintas esferas de la vida social, en contextos comunitarios y no comunitarios. La integración teórica de estos puntos no la hemos encontrado en ninguna parte, ni siquiera uno llamada de atención al respecto (y es relevante porque, con ello se modifican las unidades de análisis que se emplean en distintos niveles conceptuales. Así, por ejemplo, es distinta la unidad de análisis en el caso del estudio de un caso individual, que cuando estudiamos el carácter y creencias de una cultura dada).

ALGUNOS FLECOS QUE PUEDEN LLAMAR A CONFUSION

Tres aspectos nos Interesan en este punto, a modo de ilustración. El primero se refiere a la relación entre génesis de una Conducta y funcionamiento actual. El segundo a la asimilación de aplicado a individual, frente a básico. El tercero, al ejemplo sobre la depresión.

La importancia atribuida al repertorio comportamental básico sugiere que la manera de funcionamiento actual del ser humano depende de la génesis de ese funcionamiento. En medicina y en psicología se sabe que eso no es necesariamente verdad: una cosa es la dependencia genética y otro la funcional a lo largo del tiempo (así, por ejemplo, el hijo depende genéticamente de la madre, pero ello no implica que funcionalmente dependa de ella a lo largo de todo su vida 6). El origen de un infarto de miocardio puede encontrarse en las costumbres culturales de consumir un determinado tipo de alimentos, pero la dinámica actual de una persona infartada, poco tiene que ver con esa costumbre cultural Se sabe, por ejemplo, que incluso a nivel de intervención psicológica, unos procedimientos que son eficaces para la prevención de la ansiedad, fracasan o la hora de su tratamiento (y a la inversa). En suma, que para la comprensión de la Conducta actual pueden ser importantes los orígenes en algunos casos, no en todos. Y en algunos casos el conocimiento de ese origen puede ser relevante para la intervención, pero no en todos. Y, en muchas ocasiones, resulta más importante el funcionamiento actual (lo que incluye no solamente el análisis funcional bivariado sino el multivariado y la estructura de base) que el origen del mismo hace ya muchos años. Repárese que se ha escrito repetidamente en este párrafo una expresión de cuantificador particular ("algunos"): ello querría decir que en unas ocasiones existe una relación causal relevante con lo inmediato y en otras no. Causa, motivo, razón y disparador son conceptos con significaciones distintos. La apelación al origen para explicarlo todo puede ser una opción, aunque no la única y no siempre resulta ni la ''más científica'' ni la más relevante. En su formulación más radical convierte a todo el conocimiento científico en historia (incluido la prehistoria), puede derivar con facilidad en una nueva "ciencia unificada'' (lo que yo fue preconizado por el empirismo lógico) y convierte, en último término, a la psicología en física y a esta en metafísica. Pensamos que estas opciones "originantes'' poseen un valor parcial y relativo pero no general y absoluto.


6 Para los avisados, se trato de un principio biológico. Psicológicamente el principio parece tener mayor valor de verdad.


El segundo fleco se refiere a la página 13 cuando escriben los autores que "todo modelo o teoría de la evaluación se ocupará de dos asuntos básicos: (1) el aplicado, con la valoración del caso individual, y (2) el metodológico, con la construcción de instrumentos de medida''. A quien esto escribe le parece que el mundo aplicado en evaluación no se restringe, en absoluto, al mundo del individuo y a lo evaluación del individuo: el análisis de colectivos e incluso el análisis de organizaciones e instituciones asimismo debe poder ser un campo en el que el psicólogo evaluador tengo su lugar. Quizá no esté demás el recordar que, dentro del conductismo radical, Jim Holland defendía, ya en 1976, que era necesario llevar a cabo un análisis funcional de las contingencias que se dan en la dinámica de las instituciones sociales.

Nada ha encontrado el autor de estos líneas en el trabajo, por lo demás, respecto al segundo de los puntos mencionados más arriba, el que se debe ocupar de la construcción de instrumentos. Posiblemente en la monografía a la que se refieren los autores y que está en prensa a la hora de la publicación original del trabajo que estamos comentando (1992), puedan encontrarse las especificaciones "heurísticas" nuevas que propone el modelo frente a las ya existentes, o la hora de elaborar instrumentos.

El tercero se refiere al epígrafe titulado ''Un caso de depresión" que es elaborado entre los páginas 18 a 20. Se enuncian distintas teorías de corte comportamental o cognitivo-comportamental diciendo que son parciales y que se trata de integrarlos todos en el nuevo "conductismo paradigmático''. Terminan citando unos casos tratados con éxito desde esta perspectiva. La verdad es que en esto y en otras perspectivas se han relatado casos con éxito (los fracasos tienden a no publicarse). Verdad es también que las teorías revisadas no son todas, y ni siquiera las que dan cuenta de todas las cosas. A quien esto escribe le parece poco afortunado la elección de la ''depresión" como ilustración, porque existen muchos tipos, tienden o aparecer sintomatologías muy mezcladas y no siempre el análisis comportamental y las teorías comportamentales o cognitivo-comportamentales, tienen solución para este tipo de problemas. A la hora de suponer, supongamos una mujer de mediana edad, que se presenta en consulta con una sintomatología compleja entre la que se encuentran muchos síntomas depresivos. Seguramente, tras un análisis "conductista paradigmático" se le someta o un tipo de tratamiento complejo que no dé el mínimo resultado si se trata de un hipotiroidismo o de un hiperparatiroidismo primario. En estos casos, un análisis hemático (complementado posteriormente con un análisis hormonal) da unos niveles altos de calcio en sangre (caso de hiperparatiroidismo primario) que no se elimina con tratamientos comportamentales, por paradigmáticos que sean; ni siquiera el tratamiento farmacológico a base de bifosfatos tiene éxito 7. La sintomatología descrita desaparece tras una intervención quirúrgica adecuada y el complemento farmacológico de tiroidina. El hiperparatiroidismo primario, se tiende o descubrir por análisis hemáticos rutinarios (niveles excesivamente altos de calcio en sangre y bajos de fósforo) y aquí sí vale un análisis bivariado. Me temo que en otros casos de depresiones clínicas asimismo graves y sin esta causa claramente identificable, este análisis bivariado no lleva a ninguna parte positiva para el enfermo.


7 No vale decir aquí que se trato de un trastorno endocrino. El psicólogo, cuando recibe en consulta a la paciente no sabe, si lo tiene o no; y resulta importante rastrear otros modelos y acercamientos para no perjudicar o quien sufre y pone su confianza en el profesional.


Podría contestarse o esto que, dentro del modelo propuesto se incluye una diversidad de variables de tipo biológico; sin embargo, a la hora del desarrollo de la evaluación, del tratamiento y de la valoración en el caso de la depresión no se apelo ni una sola vez, o esa base biológico que por lo demás puede ser provocada por algo totalmente distinto al repertorio comportamental básico (secuelas de una alteración hepática, disfunciones hormonales concomitantes con el climaterio, etc.); la elaboración acerca del papel de los bases biológicas está apenas incoado en el modelo.

Además, quien esto escribe piensa que no es solamente un problema de modelo científico psicológico sino de preparación y adecuación de preparación por parte del profesional lo que representa el toque de bondad a tener en cuenta. Y que, en el caso de la clínica, a lo que parecen referirse prioritariamente los autores en su trabajo (la mención o la orientación profesional puede ser analizada asimismo, aunque no añadiría muchas cosas conceptuales nuevas a los ya dichos y mucho menos puede considerarse que el tema de la inteligencia, posiblemente el de mayor impacto social de la psicología, es analizado en sus modernas versiones, incluso de evaluación), un conocimiento serio del funcionamiento biológico del ser humano y una estrecha colaboración con otros profesionales resulta de indudable valor. Tanto más en el caso de referencia de los autores: la depresión.

En suma, lo propuesto de los autores le parece, a quien esto firma, altamente meritorio y puede representar un camino. La elaboración de la mismo, sin embargo, se encuentra en un estadio bastante rudimentario y ha aportado poco a lo conocido por este, comentarista. Tiene la enorme virtud de que, como propuesta, obliga al lector a pensar y repensar sus propias posiciones. Lo que, en este mundo en el que parece que solamente vale lo que cotiza en bolsa tiene más mérito y valor humano, ocuparse en pensar sobre lo que no tiene utilidad inmediata pero puede dar sentido a lo que uno hace y piensa. Y en todo caso, está escrito con la suficiente claridad como para ser considerado como un trabajo eminentemente didáctico y conciliador entre y para los conductistas, aunque no es probable que sea capaz, en su desarrollo, de proponer un modelo unitario o unificador a nivel teórico, metodológico y procedimental de la evaluación psicológica; algo menos probable por lo que se refiere a la psicología a menos que modifique sustancialmente algunos de los supuestos y modos de analizar la realidad.

O sí. En cuyo caso, todo lo que acaba de escribirse puede ser leído como un divertimento lingüístico promovido por un deficitario y muy incompletamente desarrollado repertorio comportamental básico del autor de estas páginas.

REFERENCIAS

Fernandez-Ballesteros, R., & Staats, A. W. (1992): Paradigmatic behavioral assessment, treatment, and evaluation: Answering the crisis in behavioral assessment, Ad. Bebov. Res. Ther., 14, p. 1-27.

Royce, J. R., & Powell, A. (1983) Theory of personality and individual differences: Factors, systems, and processes. Englewood Cliffs, New Jersey. Prentice Hall Inc.