RESUMEN
1. No tengo por costumbre dedicar mi actividad científica a la crítica "de libro". En más de una ocasión he retomado la posición de Sartre en "Les mots" al afirmar que las críticas tienden a ser los gritos de los gatos vivos sobre los leones muertos. Aunque, sin despreciar el trabajo de los críticos, tiendo a dedicar la mayor parte del tiempo a la investigación más o menos original y desde hace más de dos décadas, al desarrollo y formulación de un modelo general acerca del funcionamiento personal. Modelo que aparecerá en su momento y del que a lo largo de más de 100 artículos, más de treinta volúmenes de informes técnicos de investigación y dos docenas de libros, se han presentado aspectos parciales del mismo, para distintos campos y especializaciones de la psicología. Sin embargo, he mostrado públicamente mi agradecimiento a distintos colegas y profesionales que han criticado las sucesivas formulaciones parciales del modelo y/o de sus aplicaciones, puesto que gracias a ellos me han permitido depurar las argumentaciones y reformulaciones que se han ido formulando.
2. Tengo un gran respeto por la hipnosis como fenómeno psicológico científico, al que han dedicado esfuerzos considerables algunos psicólogos ilustres. Pero no es un campo de especialización en el que haya desarrollado mi actividad (tampoco conozco aportaciones originales y sustantivas de Staats ni de Fernández-Ballesteros a la hipnosis) de forma que no puedo referirme a ello. No sería yo, en este caso, el que empleo "Trucos hipnóticos"; tampoco tengo tradición acerca de estudio de procesos proyectivos (alguno de los autores a los que se refiere mi trabajo sí, por lo que asimismo me parece que pueden ser autoridad sobre ello y por lo que manifiesto mi respeto y consideración), por lo que tampoco empleo argumento de esta especialidad psicológica.
3. Pienso que la ciencia es, aparte una manera de hablar, una forma de hacer difícil y compleja. Por ello considero muy importantes las aportaciones que quieran dar un paso hacia adelante (y cuantas más opciones de este tipo haya, mejor) como lo hacen Staats y Fernández-Ballesteros. Les felicito por ello y entiendo que como instrucción auto-reforzante, se tienda a una posición de defensa dogmática de la propia elaboración. He de confesar sin embargo, que, personalmente, tiendo a una posición popperiana respecto a la lucha por la supervivencia de las teorías y, respecto a este punto, no he encontrado ninguna respuesta central a mis consideraciones críticas sobre el trabajo de Staats y Fernández-Ballesteros. Creo que el sustantivo (conductismo) prima sobre el calificativo (paradigmático) por lo que no entiendo que se pretenda escamotear que son conductistas (con todas las precisiones que se desee introducir). Yo, por suerte o por desgracia, no lo soy (aunque he sido calificado como tal durante algunos años). Mi propia posición teórica no lleva consigo desprecio alguno por las aportaciones de la psicología científica, sean estas conductistas o no. Pero ello no implica ni una posición ecléctica, ni una atribución de conferir el mismo valor a todo lo publicado.
4. Staats y Femández-Ballesteros están en su perfecto derecho de verter afirmaciones de ignorancia/desconocimiento sobre el conductismo y sobre la obra de Staats y Fernández-Ballesteros, de quien firma estas notas. Otra cosa distinta es su valor de verdad. Cabe otra explicación acerca de citas y conocimientos, y es la que debe aplicarse aquí: que las aportaciones siendo conocidas, que consideran fundamentalmente irrelevantes para los temas centrales que tiene planteados la psicología, o inadecuados para los análisis que se pretenden hacer. Quien esto escribe puede asimismo remitir a muchas páginas, autores y obras que Staats y Fernández-Ballesteros no toman en consideración y ello no creo que ayudara mucho al progreso del conocimiento científico, puesto que la discusión y el análisis se convertiría en un fuego cruzado de citas de "autoridad"; esta opción de "dice eso porque no me ha leído" (que han elegido Staats y Fernández-Ballesteros) sí me parece totalmente irrelevante para el progreso científico. Y en todo caso es falsa.
5. Como complemento a lo que acaba de ser dicho, los juicios de valor acerca de la "comprensión" asimismo son fenómenos psicológicos comprensibles. Otra cosa es su valor de verdad. A lo mejor se ha entendido la "aportación original" y el lector, considera que los autores no reconocen sus propias raíces, o que la "versión" renovada/transformada que ofrecen de las cuestiones es peor que la original de la que partieron (respecto al repertorio comportamental básico y a la jerarquía de familias de hábitos).
En todo caso, una formulación "ex nihilo" parece pertenecer a un posicionamiento creacionista que, en la ciencia contemporánea se podría aceptar solamente si se piensa que quien formula el modelo es Dios. Pelechano no desearía pensar que Staats y Fernández-Ballesteros adoptan un nivel de discurso divino. Aunque tienen perfecto derecho a seguir pensando lo que les parezco y buscar sus racionalidades allí donde consideren más conveniente. Quien firma estas líneas piensa que resulta muy difícil generar algo original y que, al menos en el nivel actual de conocimientos contrastados no existe un único modelo posible (de teoría y de evaluación), aunque no todos son igualmente adecuados para su aplicación.
6. Finalmente, por mi parte doy por terminada esta polémica. Si mis inferencias "carecen de todo fundamento" no parece que se entienda por qué el resto de la comunidad científica no se encuentra exclusiva e intensamente cultivando el modelo de evaluación propuesto por el conductismo paradigmático. A lo mejor es porque, asimismo, ni lo conocen (por defecto en su repertorio comportamental básico), y si lo conocen, no lo entienden (lo que, asimismo, es otro defecto en su repertorio comportamental básico). Desde luego, puedo asegurar que la razón no se encuentra en las páginas que quien firma estos párrafos escribió, ni por la "hipnosis" creada por él.
En todo caso, una cosa tienen en común Staats y Fernández-Ballesteros por un lado y Pelechano por otro: se recomienda una lectura directa de los autores, de todos aquellos a los que considere relevantes cada científico y profesional. Aunque ya desde este punto comienzan las divergencias puesto que Pelechano insiste en la lectura meditada de algunos más de los que proponen Staats y Fernández-Ballesteros (esencialmente autopropuestas, como criterio de autoridad) y que han cultivado modelos distintos entre sí a nivel científico. Esta recomendación la va haciendo quien firma estas notas desde hace más de cinco lustros dentro de la universidad española y fuera de ella. Tan sólo así, cada lector puede formarse su propia y razonada opinión.