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SECCION MONOGRAFICA

Los trastornos de la personalidad y el modelo de los Cinco Factores: Relaciones empíricas
Personality Disorders at The five factor model: Empiric relationship

 

M. L. SANCHEZ BERNARDOS (*)


RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS

COMO ENTENDER LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD: CATEGORIAS VERSUS DIMENSIONES

UNA ALTERNATIVA DIMENSIONAL PARA LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD: LOS ORIGENES DEL MODELO DE LOS CINCO FACTORES.

LA MEDIDA DE LOS CINCO FACTORES

CARACTERIZACION DE LOS FACTORES Y DE SUS ESCALAS

EXTRAVERSION (VERSUS INTROVERSION)

AMABILIDAD (VERSUS ANTAGONISMO)

RESPONSABILIDAD (VERSUS FALTA DE RESPONSABILIDAD)

NEUROTICISMO (VERSUS ESTABILIDAD EMOCIONAL)

APERTURA A LA EXPERIENCIA (VERSUS CERRADO A LA EXPERIENCIA)

LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD A LA LUZ DE LA PERSONALIDAD NORMAL: RESULTADOS EMPIRICOS

CONCLUSIONES

REFERENCIAS


RESUMEN

El modelo de los Cinco Factores de personalidad (Neuroticismo, Extroversión, Apertura a la Experiencia, Amabilidad y Responsabilidad) ha venido a constituir en la última década un marco integrador en el cual dar cabida a los múltiples y diferentes constructos de personalidad en el ámbito de la normalidad. Este afán integrador ha alcanzado en los últimos años a los trastornos de personalidad.

El presente trabajo recoge los resultados de los estudios más significativos que han tratado de establecer de qué manera los trastornos de personalidad quedan reflejados en términos de las cinco dimensiones, de tal manera que los trastornos equivaldrían o los extremos de las dimensiones y/o a alguna combinación de rasgos. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto que el Neuroticismo y la Introversión podrían ser los marcadores más significativos de casi todos los trastornos de personalidad. Asimismo, lo escasa amabilidad o tendencia a enfrentarse a los demás, promover agresión y situaciones conflictivas sería un elemento definitorio de gran parte de los trastornos. Los déficit motivacionales son marcadores de disfunción que quedan señalados por el factor de Responsabilidad. Finalmente, el papel de la apertura es menos claro ya que parece que es su falta y no su presencia lo que caracteriza a los distintos trastornos. Asimismo, el modelo de los Cinco Grandes ayuda a esclarecer las semejanzas y diferencias entre trastornos que son muy semejantes entre sí.


(*) Departamento de Personalidad. Evaluación y Psicología Clínica. Facultad de Psicología, Universidad Complutense de Madrid. Campus de Somosaguas. 28223 Madrid.


ABSTRACT

During the last ten years, the Five-Factor Model (FFM: Neuroticism, Extraversion, Openness to Experience, Agreeableness, and Conscientiousness) has become to be a comprehensive framework for the several personality constructs that have been generated in the study of normal people. Recently, this framework has been expanded also to the Personality Disorders.

The present paper embraces the results obtained by the most significative studies aimed to show the way in which the personality disorders are related to the FFM. The stand point of view of these studies is that the personality disorders represent the extremes of these five dimensional variables and for some combinations of theirs traits. The results show that Neuroticism and Introversion are associated to almost all the disorders, followed by low Agreeableness, and low Conscientiousness. Less clear is the role of Openness. Finally, the FFM throws light to the similarities and differences among very similar disorders.

PALABRAS CLAVE

Trastornos de personalidad. Cinco Grandes, neuroticismo. Extroversión. Apertura o la Experiencia, Amabilidad, Responsabilidad. Inventario de Personalidad NEO.

KEY WORDS

Personality disorders. Big-Five. Neuroticism. Extroversion. Openness to Experience. Agreeableness. Conscientiousness. NEO-Personality Inventory.

COMO ENTENDER LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD: CATEGORIAS VERSUS DIMENSIONES

Una de las quejas más frecuentes en la literatura sobre personalidad es la que se refiere a la distancia teórica que existe entre los modelos de personalidad normal y las clasificaciones de los trastornos de personalidad (Avia, 1989; Vázquez, Ring y Avia, 1990; véase Avia y Sánchez Bernardos, 1995 para una exposición más detallada). Quizá con muy pocas excepciones, entre las que destaca el trabajo de Eysenck con sus dimensiones de Neuroticismo y Psicoticismo (p. ej., Eysenck, 1973, 1977; Eysenck y Eysenck, 1976), la personalidad normal y los trastornos de personalidad parecen tener poco que decirse mutuamente. Una de las razones para este estado de cosas, no la única pero sí la más oportuna en el contexto del presente trabajo, es que mientras las teorías de personalidad normal se han desarrollado en concepciones dimensionales, los trastornos de personalidad siguen considerándose como categorías en las que un conjunto de indicadores determinan la pertenencia del sujeto a dicha categoría, de lo que sigue que el criterio para incluir o no al sujeto en la categoría es un juicio del tipo: "indicador presente o ausente" (para una exposición pormenorizada de los sistemas de clasificación en psicopatología, véase Vázquez, 1990a y b). Además, las características que forman parte de una categoría no son equivalentes a las que forman otra; si bien en este sentido ha habido intentos por homogeneizar el contenido de las categorías empleando una serie de parámetros básicos de desajuste que serían comunes a todos los trastornos (Millon, 1985).

Una forma intermedia de considerar los trastornos de personalidad seria entenderlos como prototipos, esto es, representaciones ideales en las que los rasgos o características no son necesarios ni suficientes, sino probables: las personas se asemejan en diferentes grados a esta representación ideal que admite la heterogeneidad. El prototipo es una "ficción gramatical conveniente", esto es, un elemento hipotético dentro de una categoría que tiene la correlación más alta con otros elementos de ella. En realidad el concepto de prototipo, como ficción gramatical que es, no asume que los prototipos existan, solo que es el patrón ideal a partir del cual poder llevar a cabo juicios prototípicos. En este sentido, los prototipos podrían entenderse como los extremos ideales de las dimensiones de personalidad y representarían, por tanto, una manera de acercar los modelos basados en categorías (propios de los trastornos de personalidad) a los modelos dimensionales (propios de las teorías sobre individuos normales). De hecho, en la práctica las categorías clínicas suelen emplearse como prototipos.

Los modelos dimensionales asumen que los trastornos reflejan diferencias cuantitativas en la manifestación o gravedad de los rasgos de personalidad normal. Por este motivo en los últimos años se viene produciendo un esfuerzo por emplear las dimensiones de personalidad detectadas empíricamente para clarificar los trastornos. Este es, precisamente, el objetivo del presente trabajo: presentar el modelo de los Cinco Factores de personalidad y las relaciones empíricas encontradas entre dicho modelo y los trastornos.

UNA ALTERNATIVA DIMENSIONAL PARA LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD: LOS ORIGENES DEL MODELO DE LOS CINCO FACTORES.

A lo largo de los últimos años, ha ido apareciendo y consolidándose una estructura empírica que permite organizar los múltiples constructos específicos que se han venido proponiendo en psicología de la personalidad. Se trata de una estructura factorial que tiene tras si una larga historia (John, Angleitner, y Ostendorf, 1988; Sánchez Bernardos, 1992). Aunque hubo intentos previos (Digman, 1990), entre los años 40 y 60 (Fiske, 1949; Tupes y Christal, 1961; Norman, 1967; Norman y Goldberg, 1966) distintos investigadores que trabajan independientemente llegaron a un acuerdo notable ya que, aunque sus datos procedían de diferentes instrumentos para la medida de la personalidad (adjetivos y cuestionarios) y de distintas muestras de sujetos, siempre se obtenía una estructura formada por Cinco Factores.

No solo resultaba impresionante el acuerdo de los diferentes estudios en cuanto al número de factores que obtenían, sino que además los factores parecían ser muy semejantes en cuanto a su contenido. Tupes y Christal interpretaron, por primera vez, y dieron nombre a tales factores: Surgency (Extraversión), Agreeableness (Amabilidad), Conscientiousness (Responsabilidad), Neuroticism (Neuroticismo), Culture (Cultura, Intelecto o Apertura a la Experiencia).

La estructura de personalidad recogida en los "cinco grandes" (Goldberg, 1982) se muestra sólida en la medida en que reiteradamente surge en condiciones muy diversas: a partir de distintos métodos de evaluación: adjetivos y cuestionarios; con distintos jueces que evalúan al sujeto: jueces que conocen al sujeto en grados diversos e incluso que no le conocen en absoluto (Passini y Norman, 1966); con distintas muestras: estudiantes, miembros del ejército (Tupes y Christal, 1961), adultos (p. ej.: McCrae y Costa, 1987; Silva et al., 1994), niños (Digman y Takemoto-Chock, 198 l); empleando diversos métodos de análisis factorial (Goldberg, 1981,1989); en idiomas diferentes como inglés-americano (Goldberg, 1990), holandés (De Raad, 1992), alemán (Ostendorf, 1990), húngaro (Szirmak y De Raad, 1994), italiano (Caprara y Perugini, 1994) y español (Silva et al, 1994; Avia, -et al., 1995). Además, se muestran estables a lo largo del tiempo (Costa y McCrae, 1988a); y son capaces de englobar las variables que se miden en diversos cuestionarios de personalidad (McCrae y Costa, 1985b; Costa y McCrae, 1988b) aunque dichos cuestionarios se hayan construido a partir de posiciones teóricas distintas. Esta "estructura universal de personalidad" constituye un afán por servir de marco integrador en el que dar cabida a la tradición psicométrica (McCrae, 1989).

LA MEDIDA DE LOS CINCO FACTORES

Recientemente los trabajos de Costa y McCrae han dado a los cinco factores de personalidad una proyección más amplia elaborando un cuestionario tradicional de medida de los rasgos: han construido, primero, el NEO-PI (1985) (Neuroticism, Extraversión, Openness-Personality Inventory), y posteriormente el NEO-PI-R (1992). Esta última versión completa las dimensiones de Amabilidad y Responsabilidad con sus respectivas facetas (Costa, McCrae y Dye, 1991; Costa y McCrae, 1992).

El NEO-PI es un cuestionario de Personalidad que operacionaliza los Cinco Grandes a través de un sistema tradicional de evaluación. Esto es, se le proponen al sujeto una serie de frases del tipo "Me gusta tener mucha gente alrededor" y su tarea consiste en valorar este ítem en una escala de 1 a 5, donde 1 indica que está totalmente en desacuerdo con dicha afirmación, y 5 que está totalmente de acuerdo. Cada uno de los cinco ámbitos o dimensiones del NEO-PI-R están desglosados en 6 escalas o componentes diferentes.

Las escalas que componen cada uno de estos Cinco Factores son para el mismo ámbito totalmente diferentes entre sí, representan al ámbito en cuestión de la forma más completa posible, y son importantes y reconocidas en la literatura psicológica.

CARACTERIZACION DE LOS FACTORES Y DE SUS ESCALAS

Los Cinco Factores son las dimensiones de orden superior; tanto los factores como sus respectivas escalas son bipolares. A continuación se describen brevemente.

EXTRAVERSION (VERSUS INTROVERSION)

Se refiere al aspecto cuantitativo de la interacción interpersonal. La extraversión está compuesta de las siguientes escalas:

Cordialidad o capacidad para establecer vínculos con otros.

Gregarismo o preferencia por estar en compañía de los demás.

Asertividad que recoge las nociones de dominancia, ascendencia etc. o bien, en el otro polo, la tendencia a evitar confrontaciones.

Actividad o tempo rápido, necesidad de estar ocupado y con movimientos vigorosos.

Búsqueda de emociones definida como la tendencia a acercarse a las fuentes de estimulación.

Emociones positivas, esto es, la tendencia a experimentar con más frecuencia emociones que tienen que ver con la alegría, la felicidad, etc.

AMABILIDAD (VERSUS ANTAGONISMO)

Junto con Extraversión es fundamentalmente una dimensión que explica la conducta interpersonal, pero a diferencia de Extraversión que se refiere a aspectos cuantitativos de la relación. Amabilidad tiene que ver con aspectos cualitativos de la interacción en un continuo que va de la "sensibilidad a los sentimientos de otros a la dureza emocional" (Costa y McCrae, 1985). Este factor es importante también en algunos aspectos relacionados con el autoconcepto. Junto con Responsabilidad, se consideran productos de la socialización.

Confianza o tendencia a atribuir intenciones benévolas a los demás. Los que puntúan bajo en ella tienden a asumir que los demás son peligrosos, poco honrados y no se puede confiar en ellos.

Franqueza: los individuos que puntúan alto en esta escala son francos y sinceros. Esta faceta, como otras de este mismo factor y del factor Responsabilidad, reflejan puntos de vista referidos a otros individuos. El polo bajo de esta dimensión está teóricamente asociado a Maquiavelismo.

Altruismo o preocupación activa por los otros: generosidad, consideración con los demás y ayuda.

Actitud conciliadora: se refiere a reacciones características ante los conflictos interpersonales. El que puntúa alto aquí tiende a ser cooperativo, respetuoso, inhibe la agresión, perdona y olvida. El que puntúa bajo es fundamentalmente agresivo, prefiere competir que cooperar.

Modestia: se trata de un aspecto del autoconcepto; a los individuos que puntúan alto les gusta quedarse en la sombra y pasar desapercibidos, aunque no son necesariamente gente con falta de confianza en si mismos o con falta de autoestima. Los bajos en esta medida se creen gente superior y pueden ser vistos por los demás como arrogantes.

Sensibilidad a los demos versus Dureza emocional, esto es, la tendencia a experimentar simpatía y preocupación por los otros. Mientras que los altos se mueven por las necesidades de otros y hacen hincapié en el lado humano de la vida social, los bajos se consideran a si mismos realistas, que toman decisiones racionales a partir de una lógica fría.

RESPONSABILIDAD (VERSUS FALTA DE RESPONSABILIDAD)

Hace referencia al grado de organización, persistencia y control en la conducta dirigida a metas.

Competencia, Se trata del sentimiento de que uno es capaz y eficaz. Los altos se sienten bien equipados para tratar con la vida, Los bajos tienen una opinión más pobre de sus habilidades y con frecuencia admiten que son personas poco preparadas e ineptas. Es la faceta asociada a autoestima y locus de control interno.

Orden: los altos son limpios, ordenados y bien organizados.

Sentido del deber o adherencia estricta a principios éticos y cumplimiento escrupuloso de las obligaciones.

Motivo de logro: altos niveles de aspiración; los altos trabajan mucho para conseguir sus objetivos, son diligentes y dirigidos a metas.

Autodisciplina o habilidad para empezar tareas y llevarlas a cabo a pesar del aburrimiento y de otras distracciones.

Deliberación o tendencia a pensar cuidadosamente antes de actuar,

NEUROTICISMO (VERSUS ESTABILIDAD EMOCIONAL)

Se refiere al ajuste emocional; identifica individuos con tendencia al malestar psicológico e incluye, además, urgencias excesivas, dificultades para tolerar la frustración, y respuestas desadaptativas a las situaciones de estrés.

Ansiedad abarca tensión, nerviosismo, tendencia a preocuparse, y a experimentar miedos.

Hostilidad es la tendencia a experimentar irritación, enfado, frustración y estados afines. La forma concreta que este estado tomará en cada individuo concreto viene muy determinada por su nivel de Amabilidad.

Depresión: abarca sentimientos de culpa, tristeza, soledad, etc.

Ansiedad social: definida por sentimientos de vergüenza, sensibilidad al ridículo, inferioridad. Estas personas se sienten incómodas cuando están con gente.

Impulsividad o dificultad en el control de impulsos y necesidades. Los deseos (cigarrillos, comida, etc) son tan intensos que el sujeto no puede sustraerse a ellos.

Vulnerabilidad o dificultad para controlar el estrés. Los individuos que puntúan alto se sienten incapaces de enfrentarse a las demandas excesivas del entorno, y cuando se enfrentan a situaciones de emergencia, se vuelven dependientes, indefensos o experimentan pánico,

 

APERTURA A LA EXPERIENCIA (VERSUS CERRADO A LA EXPERIENCIA)

Constituye una auténtica novedad del NEO-PI, ya que se trata de un ámbito no contemplado en cuestionarios previos. Evalúa la búsqueda y apreciación de experiencias, el gusto por lo desconocido y su exploración en las áreas siguientes.

Fantasía se trata de sujetos con imaginación vívida y fantasía activa.

Estético o apreciación del arte y la belleza.

Sentimientos implica receptividad a los propios sentimientos y emociones, y la valoración de que estos forman parte importante de la vida.

Acciones o interés por diferentes actividades, ir a sitios nuevos, o comer cosas poco frecuentes, etc.

Ideas o curiosidad intelectual. No se manifiesta sólo en la persecución de intereses intelectuales sino también en una "apertura de mente" a cosas nuevas, quizás a ideas poco convencionales.

Valores: tendencia a reexaminar los valores sociales, religiosos y políticos. Podría decirse que la apertura a los valores es lo contrario del dogmatismo.

LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD A LA LUZ DE LA PERSONALIDAD NORMAL: RESULTADOS EMPIRICOS

todavía no existe un cuerpo de datos lo suficientemente extenso y consolidado que haya utilizado el modelo de los Cinco Factores de personalidad normal en el campo de los trastornos de personalidad. Puede decirse que los datos disponibles datan de los últimos años, ya que la estrategia de administrar medidas de personalidad normal para caracterizar individuos con trastornos específicos se ha hecho hace relativamente poco (Trull y McCrae, 1994; Wiggins y Pincus, 1994).

Desde esta perspectiva, los trastornos de personalidad serian variantes patológicas de los rasgos de personalidad observables en personas normales.

A continuación se exponen los resultados obtenidos en los estudios más representativos.

Wiggins y Pincus (1989) utilizaron el MMPI (que, como se sabe, permite obtener puntuaciones para los 11 trastornos del DSM-III-R), el Personality Adjetive Check List-(PACI- que da puntuaciones de los 8 tipos básicos de Millon, con excepción del esquizotípico, borderline y paranoico), y el NEO-PI (Costa y McCrae, 1985) con una muestra de sujetos adultos normales. Su objetivo era comprobar cómo era la estructura factorial conjunta que resultaba a partir de estas medidas.

Como puede verse en la Tabla 1, el primer factor obtenido es la Extraversión tal como se evalúa con el NEO-PI, que contrasta los trastornos evitativo y esquizoide con el histriónico, narcisista y antisocial. Mientras que estos tres últimos aparecen caracterizados por alta extraversión, los dos primeros son individuos introvertidos.

El segundo factor está claramente definido por el Neuroticismo del NEO-PI. El borderline, pasivo-agresivo, dependiente y evitativo son individuos con elevado Neuroticismo, mientras que en el otro polo estarían los trastornos narcisista y antisocial.

El tercer factor es Amabilidad cuya variante patológica en el polo alto seria el individuo dependiente, mientras que el bajo estaría representado por el paranoide, antisocial y narcisista, esto es, los oposicionistas, busca broncas, etc.

El cuarto factor es Responsabilidad cuya variante patológica en el polo positivo es el compulsivo (organizado, autodisciplinado, puntual, escrupuloso, limpio, ambicioso, perseverante), y en el bajo el antisocial y el pasivo-agresivo (sin objetivos, poco fiable, poco cuidadoso, laxo, negligente).

Por lo que respecto al último factor, parece que el esquizotípico seria el único trastorno de personalidad que exhibida una pauta de Apertura a la experiencia, mientras que el resto de los trastornos no guardan ninguna relación con dicha dimensión.

Resultados semejantes a los anteriores se encontraron en el trabajo de Costa y McCrae (1990) con una muestra de sujetos normales y en el de Trull (1992) con una muestra de individuos diagnosticados con diferentes trastornos de personalidad. La lectura en vertical de la Tabla 2 aclara el papel de las variables de personalidad normal para la detección de los trastornos de personalidad. Como se desprende, el Neuroticismo aparece como marcador de disfunción vinculado a casi todos los trastornos, con las únicas excepciones de histriónicos y antisociales en la muestra de sujetos normales, que parecen ser escasamente neuróticos, y narcisistas, tanto normales como pacientes, que están claramente definidos por bajo neuroticismo.

También la introversión parece ser un elemento bastante ligado a la patología, ya que define al esquizoide, evitativo, dependiente, compulsivo y esquizotípico. Las excepciones son, al igual que en el estudio de Wiggins y Pincus, el histriónico y el narcisista que aparecen como sujetos extravertidos.

La Apertura a la Experiencia no parece una dimensión sensible a la patología, aunque McCrae y Costa (1991) lo han identificado como un aspecto de salud mental, en contraste con cierre y defensa. También la Apertura puede tener sus propios riesgos, como una apertura esquizotípica a ideas aberrantes y esotéricas (Wiggins y Pincus, 1989) o una apertura histriónica a sentimientos negativos (Widiger y Trull, 1992). No obstante es su falta y no su presencia lo que aparece relacionado con los trastornos de personalidad.

La Amabilidad parece ser un factor que define negativamente al esquizoide, narcisista, antisocial, compulsivo, esquizotípico, borderline y paranoide, estos son los individuos oposicionistas, que dan lugar a situaciones agresivas, etc. La excepción no esperada es el patrón obtenido en el caso del dependiente, sobre el que volveremos después.

La lectura en horizontal de la Tabla 2 nos ayuda a clarificar la naturaleza de los trastornos. Así, el esquizoide es sobre todo un introvertido, también el evitativo lo es, realmente uno y otro exhiben un patrón general bastante semejante. En cambio, la distinción entre ambos radica en el mayor malestar emocional (ansiedad social, depresión vulnerabilidad) que experimenta el evitativo, y en el carácter fundamentalmente antagónico del esquizoide (frialdad y distanciamiento respecto a los demás, Wiggins y Pincus, 1989).

El individuo dependiente muestra un patrón semejante al evitativo, de hecho a veces su concurrencia da lugar a una paradoja ya que no es esperable que el aislamiento social se dé junto con excesiva dependencia. Ambos sujetos son introvertidos y altos en neuroticismo, se trata de individuos vulnerables, fácilmente susceptibles a la crítica y a la desaprobación social. No obstante, el trabajo de McCrae y Costa señala una distinción entre ambos en términos de Amabilidad, cuya variante extrema representa el individuo dependiente. Esto es, el dependiente vendría a ser el prototipo de individuo amable, según McCrae y Costa. Además, tanto con sujetos normales como con sujetos con diagnóstico, el dependiente resulta caracterizado como poco responsable y con falta de fe en su propia competencia. No deja, sin embargo, de resultar extraño la falta de acuerdo en los resultados en cuanto al factor amabilidad: en la muestra normal, el dependiente es un sujeto confiado, franco, etc., en cambio, en la muestra clínica, amabilidad aparece como independiente del trastorno. (Conviene resaltar a este respecto que también en el trabajo de Trull, con otras medidas del trastorno, se encontró dicha falta de relación.)

Histriónico y narcisista están fuertemente relacionados con extraversión, el primero a través del gregarismo, emociones positivas, asertividad y búsqueda de sensaciones, el segundo a base sobre todo de ser asertivo. Estos dos trastornos muestran un patrón de relación diferencial con respecto a los dos últimos factores: mientras que el histriónico es intolerante a la frustración o a la demora de la gratificación (Costa y McCrae, 1990), el narcisista está caracterizado por una tendencia a la falta de empatía (baja amabilidad).

Nos detendremos un momento en los resultados obtenidos con respecto al narcisismo. Como se sabe el narcisismo tiene una larga trayectoria teórica (Widiger y Trull, 1993) aunque son muy pocos los casos que se diagnostican. El patrón de resultados que caracteriza al narcisista como extravertido, estable y antagónico es coincidente en los trabajos que estamos presentando (véase, además Tabla l), a la vista de lo cual Trull y McCrae (1994) han sugerido que la asociación negativa de narcisismo con neuroticismo podría explicar su relativa escasez diagnóstica en las muestras clínicas. Aunque puede parecer extraño que un diagnóstico de trastorno de la personalidad esté definido por su bajo neuroticismo, Watson y Clark (1984) señalan que las personas con baja afectividad negativa (concepto equivalente al de Neuroticismo) son relativamente felices, seguras y satisfechas consigo mismas, pero esto no significa necesariamente que estén mejor ajustadas ya que se trata de personas que niegan sus faltas, fallos y errores, especialmente aquéllos con puntuaciones extremadamente bajas que seria el caso del narcisista.

La conocida arrogancia, vanidad y grandiosidad del narcisista equivalen a puntuaciones bajas en modestia, mientras que la falta de empatía y explotación de los demás serían variantes extremas de poco altruismo. De hecho, en el círculo interpersonal de Wiggins, a los términos que caían en arrogancia se les denominó "narcisismo". Sin embargo, estos resultados no coinciden con los criterios diagnósticos del DSM-III-R y DSM IV donde se sugiere que el narcisista puntuaría alto en Neuroticismo, no bajo como se ve en los resultados, ya que se les describe como personas hipersensibles a la crítica, que se deprimen con frecuencia y padecen ansiedad social. Desde luego, la formulación diagnóstica podría rehacerse para incluir el patrón que muestran los datos, pero tal redefinición no ayudaría a comprender por qué el narcisismo debe considerarse un trastorno de la personalidad (Trull y McCrae, 1994), ya que después de todo, alguien que es sociable, aunque un poco egoísta y vanidoso, extravertido y poco neurótico no parece que tenga una patología obvia.

El antisocial está caracterizado fundamentalmente por actitudes antagónicas y falta de autodisciplina, confirmando así las descripciones del trastorno antisocial como un problema relacionado con la mala socialización.

El compulsivo queda descrito como un individuo fundamentalmente neurótico, con ligera tendencia a la introversión y a la falta de calidad en las relaciones sociales, pero lo que más llamo la atención de los resultados, tanto de Costa y McCrae como de Trull, es la ausencia de correlación con responsabilidad que cabria esperar a partir de las descripciones del individuo compulsivo, relación que, en cambio, si está presente en la solución factorial de la Tabla 1 (Wiggins y Pincus, 1989).

Los tres últimos trastornos (esquizotípico, borderline y paranoide), que se consideran como los más graves, podrían verse, en términos de los presentes resultados, como individuos neuróticos, caracterizándose además, el esquizotípico por la introversión, y el borderline y el paranoide por su falta de sensibilidad a los demás (baja amabilidad).

El trastorno borderline es probablemente el que más atención ha recibido durante los últimos 10 años (Blashfield y McElroy, 1987) y el más comúnmente diagnosticado (Widiger y Trull, 1993). Se trata de una etiqueta que se aplica a pacientes muy distintos. Trull y McCrae (1994) han visto en su asociación con alto Neuroticismo una buena razón que explicaría su prevalencia. Las facetas más destacadas del borderline son hostilidad (mal talente, fácilmente frustable), impulsividad y depresión. Además, de forma consistente con la idea de que este trastorno refleja modos hostiles de relacionarse con los demás (Claridge y Broks, 1984), los resultados obtenidos recientemente con una muestra de sujetos normales (Avia et al., 1995) ponen de manifiesto, al igual que en los resultados de McCrae y Costa, y de Trull, una relación negativa y significativa entre el trastorno borderline y el factor de amabilidad.

CONCLUSIONES

Los resultados previamente expuestos vienen a poner de manifiesto el papel que los Cinco Factores de personalidad, generados en el marco de la investigación sobre personalidad normal, pueden desempeñar para caracterizar los trastornos de personalidad sobre una base sólida. La idea general que hemos expuesto es que el funcionamiento humano se verifica en distintas áreas que tienen que ver con las relaciones que el individuo mantiene con los demás (Extraversión y Amabilidad), con su vida emocional-afectiva (Estabilidad emocional), con sus gustos, preferencias formas de enjuiciar las normas, valores, etc, (Apertura), y, por último, con sus dotes para resolver las tareas de la vida (Responsabilidad). Por tanto, las alteraciones de personalidad quedarían reflejadas en puntuaciones extremas en estas dimensiones y/o en determinadas combinaciones entre ellas.

Esta idea, en función de la cual se relaciona un modelo teórico de la normalidad con los trastornos, queda sólidamente apoyada para las variables de Neuroticismo y Extraversión/introversión como elementos definitorios de casi todos los trastornos. En cambio, se conoce menos el papel de la variable Apertura (McCrae, 1987,1990,1994). Los resultados previos ponen de manifiesto la relativa independencia de la Apertura como indicador de patología, incluso se ha señalado que sólo los otros cuatro factores estarían relacionados con la patología (Clark y Livesley, 1994).

Aunque existe cierta polémica en torno a la naturaleza e interpretación de es te factor (como puede verse en el número monográfico del European Journal of Personality, 1994: "The Fith of the Big-Five") podría suceder que las personas extremadamente abiertas a ideas tuvieran percepciones poco comunes e incluso aberrantes, como - se pone de manifiesto en el estudio de Wiggins y Pincus en el prototipo esquizotípico, o que una alta apertura a los sentimientos estuviera presente en los histriónicos, respecto a lo cual Trull (1992) ha presentado cierta evidencia empírica.

No sólo las puntuaciones elevadas en Apertura podrían tener conexiones con los trastornos, sino también las bajas. Así, Widiger et al, (1994) han sugerido que desde un punto de vista teórico, la restricción afectiva (bajo apertura a los sentimientos) seria propia de los trastornos esquizoides, esquizotípicos y narcisistas. Solo la investigación futura determinará el papel de este elemento de la personalidad y su relevancia empírica.

Amabilidad/oposicionismo y Extraversión se han considerado como los dos ejes fundamentales para describir la conducta interpersonal y sus alteraciones. A este respecto, los datos presentes señalan patrones claramente antagónicos (tanto en sujetos normales como en la muestra clínica) en el prototipo antisocial. Por último, el factor Responsabilidad ha sido tradicionalmente reconocido como determinante de trastornos. Lo que parece desprenderse de los presentes resultados es que los trastornos de personalidad suponen, en general, bajos niveles de esta dimensión. Es probable que su relación con los trastornos de personalidad radique en la capacidad instrumental y motivacional de esta dimensión (McCrae y Costa, 1991) que tendería a ser deficitaria en el caso de los trastornos.

En suma, a partir dé los resultados expuestos en el presente trabajo, el modelo de los Cinco Factores, fruto de la investigación psicométrica en el ámbito de la personalidad normal, parece un instrumento sólido, capaz de contribuir a clarificar los elementos definitorios de los diferentes trastornos de personalidad, así como las semejanzas y diferencias entre trastornos teóricamente muy semejantes. De esta manera, se pone de manifiesto la importancia que tiene desarrollar modelos de funcionamiento normal que puedan contribuir al esclarecimiento de la psicopatología.

REFERENCIAS