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INVESTIGACION

Estrés laboral y estado de salud entre psicólogos clínicos y psiquiatras


Occupational stress and health status amongst clinical psychologists and psychiatrists

 

Víctor M. TORRADO OUBIÑA (*)

Luis FERNANDEZ-RIOS (**)

M.ª Carmen MARTINEZ CALVO (*)


RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS

INTRODUCCION

METODO

RESULTADOS

DISCUSION

REFERENCIAS

APENDICE A

APENDICE B


RESUMEN

Se analiza el estrés que experimentan profesionales clínicos (especialistas y residentes) que trabajan en el campo de la salud mental. Componen la muestra 36 médicos y 22 psicólogos de distintos dispositivos asistenciales públicos de Galicia. Se recogieron las situaciones laborales más estresantes, síntomas psicofisiológicos y diversos indicadores sociolaborales. Los resultados indican que los psiquiatras experimentan menos estrés que otros colegas, detectándose asociaciones significativas entre ciertos estresores y el nivel de salud. En concreto, en los psicólogos la frustración en el desempeño de su trabajo se relaciona con el nivel de síntomas autoinformados. Para los psiquiatras son importantes determinadas complicaciones en el tratamiento o el deterioro que sufren algunos pacientes.

ABSTRACT

This study examined occupational stress amongst staff and trainees mental health professionals; the sample consisted of 36 physicians and 22 psychologists from diferents public centers in Galicia, Spain. The variables evaluated included stressed situations at work, psychophysiological symptoms and some social and work indicators. Our results showed that psychiatrists experienced less stress than other colleges and suggest specific associations between situational stressors and health state. In particular frustration at work is linked with high symptom levels in psychologists. For psychiatrists are important certain complications emerged in the treatment or the progressive deterioration of some patients.

PALABRAS CLAVE

Estrés Burnout, Profesión es de la salud mental, Síntomas psicosomáticos.

KEY WORDS

Stress. Burnout, Mental health professionals, Psychosomatic symptoms.


Servicio de Psiquiatría. Complejo Hospitalario "Xeral de Galicia - Gil Casares". Santiago de Compostela. C/. Galeras, s/n. 15705. Santiago de Compostela. España.
Dpto. de Psicología Clínica y Psicobiología, Universidad de Santiago de Compostela. Campus Universitario, s/n. 15705. Santiago de Compostela. España.


INTRODUCCION

El trabajo clínico en el campo de la Salud Mental puede considerarse estresante por una variedad de razones. Ciertas situaciones generadoras de estrés son también comunes en la atención a otro tipo de pacientes no psiquiátricos. Ejemplos clásicos de este tipo de demandas son la sobrecarga asistencial o la limitada capacidad para alterar el curso de la enfermedad en determinados trastornos. Por otra parte, el trabajo cotidiano exige una relación empática más o menos profunda con los pacientes a lo largo de un periodo que puede ser muy prolongado (Pines y Maslach, 1978).

El campo especifico de la Salud Mental ofrece algunas particularidades. En primer lugar, la psiquiatría ha sido considerada como una de las especialidades médicas más estresantes cuyo nexo común seria la atención a pacientes gravemente enfermos, con pronósticos pobres o cuyas enfermedades son crónicas o resultan incurables (Olkinuora et al., 1990). Por otra parte, en este ámbito existen dos tipos de profesionales (psicólogos clínicos y psiquiatras) con un nivel equivalente de responsabilidad clínico-terapéutica desempeñando su labor en los mismos dispositivos asistenciales. La mayoría de los estudios de la literatura están constituidos por muestras o bien de enfermeras o bien de médicos, con lo que si los estudios comparativos entre éstos son escasos, los que existen entre psicólogos y médicos son trabajos singulares (Alvarez y Fernández-Ríos, 1991).

Desde que Freudenberger (1974) emplease el término burnout, éste se ha venido usando para describir fundamentalmente un estado de agotamiento físico y emocional cuyas características se han asimilado mayoritariamente para los llamados profesionales de los servicios humanos, entre los que se incluye al personal sanitario. Actualmente, sin embargo, se tiende a considerar al burnout como una forma específica de estrés laboral o una subcategoría de los efectos del estrés en los individuos (Shinn, Rosario, Morch y Chestnut, 1984; Moreno, Oliver y Aragoneses, 1991).

De acuerdo con Lazarus y Folkman (1984), consideramos que el estrés se produce cuando una persona valora que las demandas del entorno exceden sus propios recursos de ajuste. Pues bien, dada la evidencia empírica de la relación entre el estrés y diversas alteraciones psicobiológicas negativas (Skalar, 1981; Boman, 1988; Herbert y Cohen, 1993), resultaría de interés identificar aquellas situaciones laborales que constituyen estresores potencialmente poderosos, así como la naturaleza de sus repercusiones en la salud. El diseño del estudio debería permitir examinar las posibles diferencias específicas entre profesiones. Dichas cuestiones constituyen los objetivos de nuestro trabajo.

Siguiendo el esquema adoptado por Ullrich y Fitzgerald (1990), se evaluó el estrés mediante una relación de situaciones laborales problemáticas o conflictivos y una lista de síntomas psicofisiológicos. Se esperaba que el listado de situaciones problemáticas reflejase el grado de estrés subjetivo experimentado por los profesionales, hipotetizando que el estrés seria un buen predictor del grado de salud.

METODO

Sujetos

Se efectuó una selección a partir de la población total de psiquiatras, psicólogos clínicos y personal en formación reglada de estas disciplinas (M.I.R., y P.I.R.: Médicos y Psicólogos Internos Residentes) que en 1994 se encontraban trabajando en dispositivos sanitarios públicos de Salud Mental de la Comunidad Autónoma Gallega 1 . De ellos, se excluyeron a los siguientes:

a) Profesionales que trabajan en dispositivos cuya atención se restringe a un tipo específico de problemática asistencial y cuyo equipo no incluye al psiquiatra (p. ej., Unidades de Drogodependencias y los Centros de Orientación Familiar),

b) Profesionales que encarnan una atención que no contempla el trabajo interdisciplinar y cuyo tiempo de dedicación exigido es inferior al resto (p. ej., las consultas psiquiátricas de cupo).

c) Profesionales con menos de un año de experiencia.

Finalmente, el grupo de sujetos que se mostró de acuerdo en participar constituyó la muestra de estudio, estando formada por 58 sujetos (41 hombres y 17 mujeres) cuyas características sociodemográficas se detallan en la Tabla 1. La edad media de la muestra fue de 36,6 años y la experiencia en tareas clínico-asistenciales osciló entre 2 y 28 años (media = 10,45), siendo mayoría los que declaraban mantener una orientación ecléctica en psicoterapia (20%).


1 Dada la variedad de dependencias administrativas y funcionales de los servicios de Salud Mental en el momento de realizar este estudio, se elaboró un listado nominal de profesionales recurriendo a diversas fuentes, En líneas generales, se han consultado la oferta de recursos asistenciales (COP-Galicia, 1992; Xunta de Galicia, 1989), el informe de profesionales con experiencia en cada área sanitaria y listados de personal de los centros.


Instrumentos de medida

Se elaboró un cuestionario piloto a partir de los problemas mencionados más frecuentemente, tanto por el personal sanitario en general como por personal del ámbito psiquiátrico, recogidos en estudios previos de la literatura (Payne y Firth-Cozens, 1987; Ullrich y Fitzgerald, 1990; Reig y Caruana, 1990; Koeske, Kirk y Koeske, 1993). Este cuestionario fue administrado a un pequeño grupo de profesionales, cuyos comentarios resultaron de utilidad para refinar el instrumento y adaptarlo a la población destino, el cuestionario definitivo abarcaba los siguientes aspectos:

Situaciones conflictivas. Consta de una serie de 58 ítems que describen típicas situaciones laborales estresantes. Los sujetos debían indicar si dicha situación constituía un problema de estrés o tensión en su trabajo (relevancia del ítem), y, en caso afirmativo, establecer el grado de impacto emocional percibido (severidad del ítem). Para esto último, se proporcionaba una escala numérica graduada desde 1 "leve estrés" hasta 5 "estrés intenso".

Tal como se les presentaba a los sujetos, los ítems fueron agrupados provisionalmente en subescalas de situaciones conflictivas o estresantes, como se les denominará de aquí en adelante: Una serie de análisis de ítems proporcionados por el programa estadístico condujo a una pequeña reasignación de los mismos. La mayoría de las subescalas definitivas resultaron suficientemente significativas y fiables (ver Tabla 2, continuación de Tabla 2).

Aspectos Sociodemográficos, Esta sección contiene cuestiones relativas a la edad, sexo, centro de trabajo, experiencia y eventualidad de la plaza, entre otras. Algunas de las variables obtenidas en esta sección se utilizaron para analizar la representatividad de la muestra obtenida respecto a la población total de profesionales.

Salud. Los sujetos completaron una lista convencional de 21 síntomas psicofisiológicos asociados frecuentemente con el burnout y el estrés, elaborada a partir del Stress Symptoms Score propuesta por Aro (1981) y del Physical Symptoms de Cronkite y Moos (1984) (véase apéndice A). Se evaluaba la ocurrencia del síntoma en los anteriores 12 meses, según 4 categorías de respuesta: Siempre/Continuamente, Bastante a menudo, Algunas veces y Nunca. Con el fin de obtener una puntuación global que tuviese en cuenta tanto el número como la frecuencia de los síntomas informados, se puntuaron las respuestas de manera progresiva, de tal forma que la categoría "Siempre" se codificaba con 3 y "Nunca" con 0. La suma algebraica de las puntuaciones de todos los síntomas constituyó la puntuación global de síntomas o quejas físicas.

Insatisfacción Laboral. Se obtuvo una medida de la insatisfacción laboral mediante el empleo de la Job Dissatisfaction Measure de Cooper, Watts, Balioni y Kelly (1988), traducida por nosotros (apéndice B), Esta escala consta de 5 afirmaciones que deben ser evaluadas mediante una escala tipo Likert de 5 puntos que va desde "Totalmente de acuerdo" hasta "Totalmente en desacuerdo". Una alta puntuación en esta escala es indicativa de alta insatisfacción laboral.

Procedimiento

Se enviaron por correo un total de 158 cuestionarios a los profesionales seleccionados según los criterios ya descritos, tras elaborar un listado nominal con todos ellos. Los cuestionarios se dirigían personalmente al centro de trabajo del encuestado con una carta en la que se solicitaba su colaboración para responder en privado, garantizando un total anonimato. Se facilitó la devolución del cuestionario cumplimentado de forma gratuita.

Se recibieron 60 cuestionarios, de los cuales 2 no resultaron aprovechables estadísticamente. La tasa global de devolución del cuestionario fue del 37%, algo más elevada entre los hombres (39%) que entre las mujeres (32%). Por profesiones, el porcentaje de cuestionarios retornados fue del 30% para los psiquiatras, el 38% para los psicólogos y el 54,8% para el personal interno residente. En las U.S.M. (Unidades de Salud Mental), U.S.M. infanto-juvenil y Hospitales Psiquiátricos, la devolución de los cuestionarios fue muy similar (del 34% al 36%) y mayor que en Hospitales Generales (24,1 %),

Análisis Estadísticos

Los análisis estadísticos se llevaron a cabo mediante el programa informático SPSS/PC+ (v. 4.0). Los resultados para las subescalas de situaciones conflictivas están basados en las puntuaciones de severidad del estrés percibido (cuando un sujeto había marcado un ítem como irrelevante, se le asignó la puntuación de cero). El subprograma Reliability del SPSS proporciona procedimientos adecuados para el cálculo de la fiabilidad de instrumentos de evaluación y análisis de Ítems.

En algunos análisis estadísticos se mencionan solamente dos grupos: PSG y PSQ, estando en tal caso incluidas las respuestas del personal en formación de ambas disciplinas, es decir, Psicólogos+PIR y Psiquiatras+MIR, respectivamente. Para analizar diferencias en porcentajes, se empleó la prueba de Chi-cuadrado (presentada la corrección de Yates si la tabla resultante es 2X2 y, en el caso de que las frecuencias esperadas fuesen menores que 5, el test de Fisher). Para el estudio de las diferencias entre medias, se empleó la prueba t de Student. Los demás estadísticos se explicitan en el texto.

RESULTADOS

Las respuestas al Cuestionario de situaciones conflictivas se presentan resumidas en la (ver Tabla 2, continuación de Tabla 2), Como se esperaba, casi todos los ítems identificaron situaciones problemáticas para la mayoría de los sujetos. La similitud entre los profesionales resultó ser elevada: menos del 5% de los Ítems mostraron diferencias significativas en relevancia entre los dos grupos, según Chi2.

En cuando a la severidad, se llevaron a cabo una serie de análisis de varianza en base a un modelo de efectos fijos para estudiar la influencia de la profesión en los niveles medios de estrés, sin que se encontrasen diferencias significativas entre los grupos en ninguna subescala. Se han obtenido los perfiles de los niveles de estrés reduciendo la muestra a dos grupos (véase Fig. l). De esta forma, el grupo de PSG manifiesta niveles de estrés ligeramente mayores que los PSQ en varias subescalas, pero las diferencias sólo resultan significativas para Identificación con el paciente (t=2,0; p=0,05).

Ambos grupos coinciden en las tres subescalas que reflejan las situaciones de estrés más importantes, si bien el orden de las mismas para los PSG (Decisiones terapéuticos, Crítica al trabajo y Deterioro y Complicaciones), es inverso al de los PSQ.

En la Fig. 2 se compara el nivel de síntomas entre ambos grupos, existiendo 4 quejas estadística mente más frecuentes entre los PSG que entre los PSQ: Fatiga/debilidad, pérdida de la líbido, dolor abdominal y náuseas/vómito.

Se llevó a cabo un análisis no paramétrico de la varianza de la puntuación global de quejas físicas considerando la profesión como variable independiente. El estadístico H de Kruskal-Wallis (K-W) proporciona un análisis de varianza basándose en una ordenación de rangos, según puede apreciarse en la Tabla 3. En ella, los psiquiatras aparecen menos afectados por los síntomas físicos comparados con los otros tres grupos profesionales.

Otras variables consideradas en el estudio, tales como la orientación terapéutica, la edad, la experiencia o el sexo, no mostraron tener relación con el nivel global de síntomas. Entre las mujeres existe tendencia a puntuar más alto en quejas físicas que los varones (p=0,06; según la U de Mann-Whitney).

La distribución de las puntuaciones de Insatisfacción Laboral presentó una asimetría positiva y una forma leptocúrtica, no ajustándose a la distribución teórica de la curva normal según el test de Kolgomorov-Smirnov (p=0,045). En su conjunto, el grado de insatisfacción laboral no resultó elevado ni se evidenciaron diferencias entre profesiones (K-W: Chi2 = 1, 32; p = 0,72). Sin embargo, esta variable mantuvo correlaciones positivas con el nivel de síntomas físicos, que resultaron significativos para el personal de staff, pero no para los residentes (r de Spearman de 0,74 y p<0,01 entre los psicólogos; 0,44 y p<0,05 entre psiquiatras), Por otra parte, dos subescalas de estrés teóricamente relacionadas con la insatisfacción laboral, como son Crítica al trabajo y Trabajo diario, mostraron una significativa covariación con dicha variable.

El resto de correlaciones entre el nivel de síntomas y las subescalas del cuestionario de situaciones conflictivas puede examinarse en la Tabla 4. Los psicólogos clínicos presentan correlaciones altas en varias subescalas, especialmente con Crítico al trabajo. Considerando los psiquiatras especialistas de forma aislado, la subescala más importante resulta ser Deterioro/Complicaciones (r=0,37; p<0,05), en tanto que para los residentes lo es Trabajo diario (r=0,53; p<0,05).

Con objeto de estudiar la capacidad de las distintas subescalas de situaciones conflictivas para predecir los síntomas, se practicó un análisis de regresión múltiple por 10 pasos (stepwise).

Entre los psicólogos clínicos el estrés derivado de la escala de crítica al trabajo así como el generado por las decisiones terapéuticas explica el 55% de la varianza de los síntomas autoinformados. Pero con una salvedad importante: una vez controlado el efecto de la primera variable, el efecto del "estrés" generado por las decisiones terapéuticas resulta ser de signo opuesto a aquella. Por lo tanto, no necesariamente aquellas áreas que reciben puntuaciones altas de estrés subjetivo generan consecuencias indeseables en forma de síntomas (véase Tabla 5).

Como ya se preveía al practicar el análisis correlacional, en el caso de los Psiquiatras no fue posible retener ninguna variable predictora, ni considerando el grupo como tal, ni agrupados con los MIR-Psiquiatría.

En el análisis practicado con la muestra total (N=58), una única variable fue significativa para predecir el 18% de los síntomas psicofisiológicos: Identificación con el paciente. Idéntico hallazgo fue obtenido considerando los profesionales que trabajan en las Unidades de Salud Mental (N=22), aunque en este caso el porcentaje de varianza explicada es del 46%. Probablemente, el grupo definido por los profesionales que trabajan en dichos dispositivos constituyen entre sí un grupo más homogéneo por lo que se refiere a la forma de experimentar el fenómeno del estrés y sus fuentes.

DISCUSION

La utilización de un cuestionario por correo ha permitido obtener una muestra de profesionales de la salud mental que se consideró suficientemente significativo en términos de sexo, profesión y lugar de trabajo.

Las situaciones potencialmente estresantes fueron categorizadas en 9 subescalas que reflejaban áreas problemáticas en la relación terapeuta-paciente, en el lugar de trabajo del profesional y en su familia. Nuestros datos señalan una similitud considerable entre profesiones en cuanto a las fuentes de estrés percibido. La titulación por sí sola (médico o psicólogo) no supuso diferencias en el reconocimiento de una situación como estresante (relevancia). Asimismo, las áreas que recibieron las puntuaciones más elevadas en cuanto a intensidad de estrés percibido resultaron ser prácticamente las mismas para ambas profesiones: Decisiones terapéuticas, Critica al trabajo y Deterioro/Complicaciones. No obstante, la Identificación con el sufrimiento del paciente (aquella fuente de estrés derivada de la intensa implicación emocional en las vidas de otras personas) es un aspecto significativamente más estresante para los psicólogos que para los médicos. Con referencia a este último dato podemos afirmar que las singulares características del trabajo psicoterapéutico que los psicólogos ejercen habitualmente contribuyen de forma sustancial en esta valoración.

Por otra parte, el grupo de psiquiatras manifiesta genéricamente un nivel menor de quejas físicas (fatiga, cefaleas, dolor de espalda, etc. que los otros 3 grupos de profesionales (psicólogos clínicos, MIR y PIR).

Teniendo en cuenta que cualquier ordenación de fuentes de estrés está abierta a la critica debido a que la redacción de los ítems puede influenciar los valores de las medias de los mismos, en este trabajo hemos procurado relacionar las áreas de estrés subjetivo con los síntomas psicofisiológicos. Hemos observado que en el análisis de regresión múltiple practicado para la muestra total, una única escala Identificación con el paciente está asociada con una pequeña proporción de síntomas de estrés. Esta situación podría darse si estuviésemos, como ya preveíamos, ante un grupo heterogéneo en la forma de experimentar el fenómeno del estrés; es decir, que las situaciones estresantes difieren en su poder predictor de los síntomas según la profesión que consideremos. Para comprobar nuestra hipótesis, hemos recurrido al análisis correlacional y, cuando ha sido posible, de regresión múltiple.

De esta forma, entre los médicos residentes de psiquiatría los síntomas de estrés aparecen asociados al trabajo diario, mientras que entre los psiquiatras se originan debido a las complicaciones y deterioro de los pacientes que atienden. Bjorksten, Sutherland, Miller y Stewart (1983) han obtenido resultados similares al señalar que la sobrecarga de trabajo, las presiones de tiempo y sus efectos en la vida privada son estresores argumentados frecuentemente por los médicos residentes, aunque también suele ser una queja común de los estudiantes en general, Asimismo, las relaciones con otros profesionales y especialmente con el personal de staff suponen una fuente de estrés bien conocida durante la fase de prácticas o de formación, no siendo infrecuente comprobar cómo ciertos profesionales proporcionan un feedback inadecuado o actúan de modo que reducen la confianza del residente en vez de generarla (Torrado, 1995). A su vez, es más probable que los psiquiatras experimenten síntomas de estrés debido a las importantes complicaciones de los pacientes que atienden (p.ej.: riesgo elevado de suicidio, frecuentes recaídas, pobre respuesta al tratamiento o desarrollo de grave deterioro cognitivo como consecuencia de la enfermedad).

Es interesante destacar que entre los psicólogos clínicos con cierta experiencia la mayor fuente de malestar físico y psicológico está asociado a la subescala Crítica al trabajo, un tipo de estrés configurado por ítems que describen sentimientos de frustración por el desempeño de su labor profesional que recuerda un síndrome de burnout característico. Sin embargo, inesperadamente, la activación provocada por las decisiones terapéuticas, en realidad "eustrés" según la terminología de Selye (1956,1974), contribuye en cierta medida a contrarrestar el efecto pernicioso de las fuentes nocivas de estrés resumidas en los ítems de Crítica al trabajo. ¿Cómo podría interpretarse este hallazgo?

En primer lugar, debemos recordar que el término "eustrés" es utilizado por algunos autores para subrayar el fenómeno del estrés como experiencia adaptativa y hace referencia a "situaciones y experiencias en los que el estrés tiene resultados y consecuencias predominantemente positivos porque produce la estimulación y activación adecuados que permiten a las personas lograr en su actividad unos resultados satisfactorios con costes personales alcanzables" (Peiró, 1993, p. 10). En segundo lugar, resulta interesante discutir nuestros resultados con la subescala de Decisiones terapéuticas a la luz de la literatura sobre estrategias y estilos de afrontamiento. Ciertamente, cualquier profesional sanitario que se interese activamente por generar alternativas que alivien el sufrimiento de sus pacientes estaría demostrando una actitud positiva y enfocada a las soluciones, aunque subjetivamente dicha tarea resulte exigente. Varios estudios con diferentes poblaciones y estresores diversos han detectado una asociación positiva entre el bienestar psicológico y estrategias de afrontamiento orientados al control versus aquellas orientadas exclusivamente a la evitación (Mullen y Suls, 1982; Folkman y Lazarus, 1985; Endler y Parker, 1990; Koeske et al- 1993). No obstante, no podemos afirmar que exista un estilo de afrontamiento que, a priori, sea más adaptativo en todas las situaciones (en parte, debido a factores contextuales específicos). Recientemente, con trabajadores de la salud mental se han encontrado asociaciones significativas entre el desgaste emocional y diferentes combinaciones de estilos de afrontamiento (Leiter, 1991).

Al considerar que el fenómeno de desgaste emocional puede ser explicado óptimamente si utilizamos un modelo de fases o etapas (Golembiewski y Munzenrider, 1988), debemos tener presente que es muy probable que la tensión generada por las decisiones terapéuticas pueda resultar nocivo si es que esa experiencia resulta excesiva, incontrolada o incontrolable (Greenglas, 1991).

En base a los resultados obtenidos por Alvarez y Fernández-Ríos (1991), parece que los eventuales síntomas de estrés que experimentan los psiquiatras estarían más ligados a variables del contexto laboral inmediato a diferencia de los psicólogos clínicos. Por ejemplo, el grado de burnout entre los profesionales de la psicología clínica que podía ser explicado por factores de clima laboral (presión, autonomía, innovación...) resultó ser -considerablemente más pequeño que para otros grupos profesionales como los psiquiatras. Ya entonces se apuntaba la posible existencia de variables mediadoras de tipo personal o formativo, En la misma línea, hemos encontrado ahora que para los psiquiatras, el lugar de trabajo define mejor que la profesión la gravedad de los síntomas de estrés experimentados, al menos en algunos de los dispositivos asistenciales más extendidos (como las Unidades de Salud Mental).

Por lo que se refiere a las variables sociodemográficas y laborales analizadas en este trabajo (sexo, edad, años de experiencia), ninguna ha tenido un efecto determinante en el nivel global de síntomas. Tradicionalmente, la variable sexo no ha ofrecido resultados inequívocos sobre las diferencias individuales respecto al estrés. La cuidada revisión de Greenglas (1991) considera que aunque las mujeres puedan experimentar con más frecuencia múltiples fuentes de estrés, resultan consistentemente menos afectadas por el mismo, Al margen de diferencias biológicas en la susceptibilidad al estrés, es obvio que existen diferentes roles que exponen a cada sexo a diferentes estresores y diferentes estrategias de afrontamiento (Peiró y Salvador, 1993).

Con respecto a la influencia de los años de experiencia en la incidencia del estrés, no existen datos concluyentes en la literatura. Tampoco existe evidencia de que el tiempo, por sí mismo, garantice la adquisición de estrategias de afrontamiento ni que las respuestas adquiridas resulten apropiadas. Algunos autores han sugerido un hipotético periodo critico de ajuste al entorno organizacional entre los 2 y 5 primeros años de experiencia profesional. Durante ese tiempo, el desgaste emocional podría afectar a la competencia profesional y personal, así como a las decisiones relacionadas con el propio empleo (Deckard, Meteriko y Field, 1994).

Por último, seria interesante señalar que las experiencias de estrés laboral no siempre pueden afrontarse de forma eficaz considerando únicamente el nivel individual (Ganster, Mayes, Sime y Tharp, 1982; Shinn et al., 1984). Parece que en el ámbito laboral las respuestas de afrontamiento individuales pueden ser menos útiles que estrategias grupales y organizacionales, Como otros autores han afirmado, la estructura organizacional sanitaria mantiene el potencial para intervenir e implementar actuaciones que pueden aminorar la ocurrencia del estrés laboral y, de esta manera, reducir las negativos consecuencias que provocan en los individuos, la organización y la calidad del cuidado que ellos proporcionan (Golembiewski y Munzenrider, 1988).

REFERENCIAS

 

APENDICE A

Escala de Síntomas de Estrés

Modificada del Stress Symptoms Score (Aro, 1981)

Señale si ha tenido alguno de los siguientes síntomas durante el año pasado y con qué frecuencia. Emplee la siguiente escala numérica para describirlo:

0 = Nunca o Rara vez.

1 = Algunas veces.

2 = Bastante a menudo.

3 = Con Frecuencia o Continuamente.

 

 

APENDICE B

Escala de Insatisfacción en el Trabajo

Traducida del Job Dissatisfaction Measure (Cooper, Watts, Balioni y Kelly, 1988)

Por favor, indique mediante la siguiente escala numérica su grado de acuerdo o desacuerdo respecto a las afirmaciones expresadas más abajo.

1 = Totalmente de ACUERDO

2 = Ligeramente de ACUERDO

3 = INDECISO

4 = Ligeramente en DESACUERDO

5 = Totalmente en DESACUERDO

- Me siento bastante satisfecho de mi trabajo.

- En realidad, me gusta mi trabajo.

- La mayoría de los días me entusiasma mi trabajo.

- La mayoría de las veces me tengo que forzar a mí mismo para ir a trabajar.

- Si pudiese, me gustaría cambiar de trabajo.

NOTA: La puntuación total se obtiene sumando los cinco ítems tras cambiar el signo a los dos últimos.