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EDITORIAL

La Psicoterapia


Es sin duda la tarea por excelencia de este área de la Psicología que es la clínica. Sobre ésta y el objetivo para el cual se convierte en instrumento de consecución, deberíamos reflexionar.

¿Qué hay detrás de esas manifestaciones externos que llamamos síntomas? Una de las posibles respuestas a esta pregunta, evidentemente no la única, es la creencia, en sí generalizada y no siempre sintomática, de que "la visión que tenemos de la realidad es la realidad misma" tal y como afirma el experto en Teoría de la Comunicación Paul Watzlawick en su obra: ¿Es real la realidad?

Si aceptamos que esta afirmación pueda estar dando cuento de un error de percepción, no es difícil concluir que estemos adjudicando un valor cualitativo, a lo que es sólo una simple ilusión y a veces... una peligrosa ilusión, sin duda de mayor riesgo cuanto más nos afiancemos en la creencia de esa realidad como sólo y única.

Organizar el mundo cognitiva y afectivamente a través de esta creencia puede dar lugar a patrones relacionales desajustados y más difíciles de consensuar con los otros significativos, cuanto más se aleje la concepción del mundo que éstos poseen de este "reduccionismo ilusorio".

El objetivo a conseguir a través de la técnica psicoterapéutica sería que aquel individuo o grupo que de ella pudiera beneficiarse, accediera a una concepción nueva a través de la comprensión de que la realidad no es una entidad concreta sino abstracta, subjetiva y producto de la comunicación entre los individuos por tonto, susceptible de ser valorada cualitativamente de maneras diferentes.

Esta valoración es fundamentalmente la base sobre la que se asientan la mayor parte de las técnicos psicoterapéuticas.

El proceso de desarrollo de este instrumento técnico posa por distintas etapas, la primera de las cuales comienza en el primer contacto entre el demandante y el profesional encargado de responder a su petición de ayuda. Es la fase de definición y comprensión del problema, así como del sistema disfuncional que lo mantiene.

La siguiente fase tendría por objetivo pasar de la rigidez perceptiva de la realidad a una elasticidad progresivo y liberadora. Algunas teorías psicoterapéuticas añaden una tercera fase de recapitulación y explicación de/ proceso llevado a cabo.

La inmersión técnica en cada una de estas etapas puede suponer una intervención terapéutica en sí misma, cuyos resultados conviene evaluar al finalizar cada uno de ellos. Es precisamente el resultado de la evaluación lo que nos permitirá tomar la decisión de lo conveniencia o no de pasar a la etapa siguiente.

La acción de la evaluación se referirá o la motivación para lo consecución del objetivo marcado para cada etapa, Disminuiremos así los riesgos de ruptura, abandonos, fracasos, etc., lo que sin duda tiene el efecto de aumentar las posibilidades de éxito.

No malgastar un recurso que puede ser utilizado eficazmente en otro momento posterior debe ser también uno de nuestros objetivos como psicoterapeutas.

 

Pilar Vázquez.