La Sección de Psicología Clínica y
de la Salud ante los retos de la profesión
The Clinical and Health Psychology
branch faced with career challenge
José Antonio GARCIA HIGUERA (*)
INTRODUCCION
Es indudable que estamos ante un momento crucial en nuestra
profesión; es inminente el reconocimiento oficial del título de psicólogo clínico. Es
fruto, principalmente, de la demanda que la sociedad está haciendo de los servicios
psicológicos en el campo clínico, lo que a su vez es consecuencia del trabajo que han
realizado los psicólogos durante muchos años y no solamente en el sector público, sino
también en el privado.
Pero no todo el trabajo está hecho. La profesión tiene muchos
problemas que es preciso afrontar y resolver para consolidar y avanzar en la presencia de
la psicología clínica en la sociedad. Entre los retos más importantes que encontramos
destacamos:
La necesidad de superar las múltiples dicotomías en
que se desenvuelve nuestra profesión:
El enfrentamiento entre escuelas.
La separación y desconocimiento de los ámbitos
público y privado.
El divorcio entre los sectores académico y
profesional.
El aislamiento en
el que nos movemos los psicólogos clínicos.
Título y el estatus del psicólogo en la sociedad.
La Sección de Psicología Clínica y de la Salud surge justo en
este momento con la vocación de vertebrar la profesión y mejorar su incidencia social.
SECCION DE PSICOLOGIA CLINICA Y DE LA
SALUD
Las primeras elecciones para elegir a la junta directiva de la
Sección de Psicología Clínica y de la Salud se han celebrado apenas hace 8 meses.
Estamos naciendo como organización y por eso tenemos planteadas más preguntas que
alternativas o soluciones.
Es importante tener presentes nuestros
orígenes inmediatos, y recordar que la Sección de Psicología Clínica y de la Salud
surge de la confluencia de dos intereses, por una parte de la necesidad de que se diera
salida a los problemas profesionales con una participación activa de todos; manifestada y
expresada por los profesionales de la Psicología Clínica, principalmente de la práctica
privada, y por otra de los deseos de la Junta Rectora del COP de Madrid de lanzar las
secciones para potenciar y estructurar las funciones del Colegio. Nacemos así con la
voluntad de ser un cauce de estructuración y participación de los psicólogos clínicos
dentro del Colegio Oficial de Psicólogos.
LOS SECTORES EN LA PROFESION
Pese a que son dos los sectores en los
que ejercemos la profesión, público y privado, hay que recordar que la mayor parte de
los psicólogos colegiados ejerce en el sector privado. Sin embargo, estamos plenamente
convencidos de que existe una sinergía entre la pública y la privada. Si la psicología
clínica privada se estructura y da cada vez mejores servicios los sistemas públicos de
salud tendrán que mejorar sus prestaciones y viceversa si en la pública el psicólogo
consigue un estatus similar, o superior, al de otros especialistas con prestigio, esto
influirá en la mejora de nuestra imagen social lo que tendrá un impacto muy positivo en
la privada.
Sector público
En este momento la práctica pública está a punto de lograr un
hito importante con efectos inmediatos en el estatus profesional de la mayoría de los
psicólogos que trabajan en ella, el reconocimiento de la especialidad de psicología
clínica. Aunque esto solucionará algunos de los problemas más clásicos y endémicos de
este sector, hay que recordar que la situación de estos compañeros dista mucho de ser
idílica. En todo el sistema público de salud los medios son muy escasos, está
sobrepasado por la demanda, y se impone una forma de trabajo bajo la presión de las
cifras y de la utilidad numérica, más que de la calidad. El presupuesto depende cada vez
más de cubrir unas cifras de rendimiento, si no se llega a ellas el centro o el servicio
puede llegar a desaparecer o al menos los medios que se les asignan disminuyen. La
situación en salud mental es todavía peor.
El reconocimiento del título no cierra los
problemas en el ámbito público, lo que hará será abrir y poner más de manifiesto los
problemas de competencias y funciones que se dan con otras profesiones. Si bien la
especialidad va a elevar el estatus del psicólogo clínico es preciso que las funciones,
tanto de diagnóstico como de terapia, que es capaz de realizar se reconozcan, puesto que
en otro caso puede que se mantenga una situación de dependencia funcional que hoy no es
admisible, ya que la formación y capacitación del psicólogo clínico le permiten
participar en los equipos de trabajo haciendo sus funciones, conservando el nivel que le
corresponde respecto de otros profesionales.
Nos llegan informes de que en algunas áreas hay trabajadores
sociales haciendo tratamientos psicológicos o psicoterapia; de que en otras, hay
psicólogos que tienen que prescribir medicación, lo cual puede ser interesante si se
reconociese su capacidad para hacerlo, pero tememos que sea solamente el fruto de la
improvisación, de la desorganización o simplemente del exceso de trabajo.
Sector privado
Pese a todo las incógnitas más importantes se abren en el
sector privado, esta quizás sea la causa de que haya sido este el que haya estado más
dinámico en la creación de la Sección y que en nuestros primeros pasos nos hayamos
encontrado con un eco mucho mayor en la privada. Es interesante remarcar algunas líneas
que definen y especifican a este sector.
Es un sector regido totalmente por
las reglas del mercado
El psicólogo clínico ofrece dos productos fundamentalmente,
tratamiento y formación. Sus ingresos provienen de dos fuentes, los pacientes y los
propios profesionales. La forma más general de obtener pacientes son los propios
resultados, la mayor parte de nosotros recibe casi todos los pacientes de la misma fuente:
por referencia de otros tratados anteriormente. El árbitro del éxito o del fracaso son
los resultados que se den. Es verdad que los tratamientos psicológicos son largos y que
tardamos más tiempo que otros profesionales en hacernos con una consulta relativamente
estable.
Es un mercado muy sensible a la imagen social, somos conscientes
de como influye en nuestra consulta programas de TV o la creación de un estado de
opinión de ir al psicólogo.
Otro campo que es importante en el sector privado es la
formación que se imparte por medio de los masters, cursos, y que dan acceso a títulos
privados de expertos o conocedores de algún área, etc. Son maneras de impartir una
formación que suele complementar de forma teórica o práctica lo que se imparte en las
universidades. Es una parte importante de la actividad de muchos profesionales y mueve
mucho dinero.
Hay que señalar que este mercado no se reduce exclusivamente a
psicólogos, también se imparte formación a otros profesionales, algunos de ellos con
menor cualificación. Se les da un título, por el que han pagado una gran cantidad de
dinero y al que han dedicado mucho esfuerzo, lo que justifica que luego quieran
rentabilizarlo.
Las escuelas
Este es un gran problema en la psicología clínica. En otras
profesiones, el conocimiento es compartido por todos los profesionales, en clínica no es
así.
Las discusiones académicas y profesionales son enconadas y
agrias. La convivencia es difícil. Algunas escuelas no han entrado en la Universidad.
Otras son hoy marginales en el sistema de enseñanza, después de haber sido
preponderantes durante muchos años. En el mercado, que es el marco donde se establece el
ejercicio privado, seguramente la situación no es la misma que en el ámbito académico.
La actual Junta Directiva de la Sección de Psicología Clínica
y de la Salud nos hemos presentado cubriendo todos los sectores de la profesión (público
y privado) y también una gran pluralidad de escuelas. Creemos que si se huye de
discusiones académicas, que tienen su ámbito en otros foros, en el ejercicio de nuestra
profesión, existen más intereses que nos unen que diferencias que nos separan.
Es curioso señalar las experiencias que se dan en los lugares en
donde representantes de distintas escuelas tienen que colaborar. En el sector público,
muchas veces, psicólogos de diferentes escuelas forman parte del mismo equipo y conviven
y colaboran, muchas veces por obligación, pero esa colaboración va generando un respeto
digno de imitación. Nos gustaría que se estableciese una competencia sana, dentro del
mercado. En él existen árbitros implacables que finalmente dirimirán nuestras
diferencias.
Nos tenemos que dar cuenta que los pacientes que acuden al
psicólogo muchas veces no saben distinguir a un psicoanalista de un conductista o de un
humanista, etc. Sería conveniente que mantuviéramos un respeto entre nosotros y
viéramos a las escuelas como diferentes formas de atacar problemas (a veces también
distintos) con valores indudables, aunque pensemos que lo nuestro, por supuesto, es lo
mejor. Sería bueno que fuéramos abandonando posiciones absolutistas, descalificadoras de
los demás, que nos hacen bastante daño a todos. Tenemos que darnos cuenta que cuando un
psicólogo desacredita a otro de una escuela que no es la suya está menospreciando a toda
la profesión, no importa que las críticas se hagan hacia los conductistas o hacia los
dinámicos, está desacreditando la profesión en su conjunto. Todos estamos de acuerdo
que siempre será mejor que alguien acuda a un psicólogo, sea de la escuela que sea, que
no a un adivino, brujo, astrólogo o similar.
INICIO DE LOS TRABAJOS DE LA SECCION DE
PSICOLOGIA CLINICA Y DE LA SALUD
Hemos empezado constituyendo grupos de
trabajo que permitan, por una parte, dar curso a la participación de los que quieran y,
por otra, empezar a poner los cimientos que van a articular la mejora de nuestra
profesión. Estamos haciendo un trabajo voluntario y es preciso que participen cuantos
más mejor.
Situación socio-laboral del psicólogo
clínico
Los problemas de nuestra profesión en el ámbito privado son
diferentes. Nos tememos que tenemos una profesión secundaria, en el sentido de que una
gran mayoría de los que ejercen necesitan complementar sus ingresos familiares con otros,
bien sean propios o del cónyuge. La psicología clínica sería solamente un complemento.
No es que esto vaya a tener solución fácil o inmediata; pero es preciso conocer si esto
es cierto y que todos seamos conscientes de nuestra realidad.
La Sección de Psicología Clínica y de la Salud ha constituido
un grupo de trabajo que pretende conocer la situación laboral del psicólogo clínico.
Para lo que tendrá que considerar aspectos como: el ámbito de dedicación (público,
privado, docente); si la dedicación a la psicología es exclusiva o no, las horas
semanales que se dedican al trabajo en clínica, los honorarios que se aplican, el
porcentaje que sobre el total de los de la unidad familiar suponen los ingresos que se
obtienen por medio de la psicología clínica, la situación legal y fiscal, como alta en
el IAE, especialización dentro de la clínica, etc. Pretende partir de los datos que
tenga el colegio y completándolos con una encuesta anónima, o un muestreo, en los
aspectos que sea necesario.
Asesoramiento
Queremos saber quiénes somos y cómo
trabajamos y también cómo mejorar. Se ha constituido también un grupo de trabajo que
quiere establecer, primero las necesidades de asesoramiento que existen, no solamente
legal o fiscal, que ya está cubierto, también organizativo, de propaganda, de marketing,
etc. e ir dando las alternativas y soluciones que se puedan. Este trabajo, que comienza
ahora, va dirigido a todos, especialmente a los que empiezan.
LAS ACREDITACIONES
La existencia de acreditaciones en el campo tiene una motivación
fundamental y es regular el mercado mejorando la calidad de las prestaciones (como las
denominaciones de origen). Hay que distinguir diferentes tipos de acreditaciones:
Acreditación como Psicólogo Clínico por el Estado
de acuerdo con lo que disponga el decreto regulador de la especialidad; que, cuando se
escriben estas líneas, está a punto de salir.
Acreditación como Psicoterapeuta por la FEAP, que es
una asociación de ámbito privado.
La Sección de Psicología Clínica y de la Salud
tiene la posibilidad de reconocer como Miembro Acreditado a los miembros que cumplan una
serie de condiciones, todavía por fijar.
Las repercusiones del título de psicólogo clínico en los
distintos sectores va a ser diferente. En el sector público su aplicación es inmediata y
va a tener un impacto directo en el estatus, promociones y en el sueldo de los psicólogos
del sector. Como ya se ha mencionado esto supondrá una mejora para la imagen de la
profesión y se verán sus efectos en el ámbito privado.
En el sector privado existe una lógica inquietud sobre como se
aplicará el decreto en el reconocimiento del título a los profesionales que ya están
ejerciendo. La posición de la Sección, que coincide con la de todos los sectores de la
profesión, es que se haga un reconocimiento del título amplio y generoso de los
profesionales que vienen ejerciendo su labor en este ámbito.
Un elemento importante dentro del proceso regulador es la
formación. Es preciso establecer unas exigencias, unos estándares, y determinar las
formas y procesos que existen o se reconocen para conseguirla.
El Estado lo hace a través de las Universidades para dar el
título de Psicólogo. Es un título legalmente reconocido y nadie puede utilizarlo sin
haberlo obtenido antes. Por supuesto, cualquiera puede hacer lo mismo que un psicólogo,
pero no puede llamarse así. El COP tiene como función vigilar que esto se cumpla.
Los Ministerios de Sanidad y Educación establecen que, en el
futuro, el acceso al título se hará a través del programa PIR, que aparte de los
reconocimientos que transitoriamente se establezcan será la única forma de acceder al
título de Psicólogo Clínico. Luego tendrán que vigilar que nadie se pueda llamar así
si no ha sido reconocido oficialmente.
También pueden regular el funcionamiento en la sociedad de este
título; lo exigirán para poder ejercer la psicología clínica en el sector público y
pueden llegar a establecer requisitos para que centros reconocidos públicamente ocupen a
personas con esa titulación; pero no pueden impedir que cualquier psicólogo realice las
mismas funciones que un psicólogo clínico.
Las acreditaciones privadas, como la que hace la FEAP del título
de psicoterapeuta, tienen otro rango. Cualquiera se podría llamar de la misma forma
aunque no lo acreditase nadie. Es decir, cualquiera se puede llamar psicoterapeuta aunque
no esté renocido por la FEAP. El impacto que tenga en la sociedad depende de los
resultados de sus afiliados y de la capacidad publicitaria de la institución la
importancia y beneficios que tenga para alguien ser «psicoterapeuta reconocido por la
FEAP».
La situación con las acreditaciones que pudiera dar la Sección
de Psicología Clínica y de la Salud es similar, pese a que el COP es una institución de
derecho público.
IMPACTO DE LAS ACREDITACIONES EN EL
MERCADO
Estamos ante un futurible y las reflexiones que siguen son una
forma de pensar en voz alta, con todas las limitaciones que supone hablar de algo que no
ha ocurrido. Por eso se plantean más interrogantes e hipótesis que afirmaciones o
soluciones.
Es indudable que las acreditaciones van a tener un impacto en el
mercado. A la larga, si el título de psicólogo clínico se consolida dentro de unos
años, es posible que los pacientes tiendan a ir al psicólogo clínico en lugar de acudir
al psicólogo a secas. Posiblemente será similar a lo que ocurre con el médico general y
el psiquiatra, el médico general puede tratar cualquier trastorno psicológico, pero la
tendencia normal es ir al psiquiatra.
¿Cuál será el impacto en los psicólogos que están ya
funcionando y que tienen una consulta establecida y no obtengan el título de psicólogo
clínico? De momento ninguno, y en el futuro, posiblemente, podrán continuar su labor sin
ningún problema ya que la forma más fundamental de obtener pacientes es el boca a boca,
en la repercusión será pequeña.
¿Como impactará a los que comienzan de nuevo en la profesión?
Si el título de psicólogo clínico se convierte en la forma normal de acceder al
ejercicio de la clínica, los comienzos serán aún más difíciles que ahora. Una de las
grandes incógnitas que se plantean es el número de PIR que van a acceder a la formación
y por tanto al título. Si el ritmo y la cantidad de personas que acceden al programa de
formación no se incrementa, los psicólogos clínicos que existan dentro de unos años,
serán los que se reconozcan en la aplicación inmediata del decreto y pocos más. Esto
puede dejar el paso libre a otras acreditaciones.
Puede llegar a establecerse una competencia entre los distintos
títulos. ¿Los pacientes van a ir al psicoterapeuta o al psicólogo clínico o al
acreditado por la Sección de Psicología Clínica y de la Salud? Con el tiempo los resultados que de cada cual a las
demandas sociales lo dirán, el mercado es implacable. Pero la clarificación puede tardar
tiempo en darse y depende de capacidades de marketing, etc.
Otro impacto que indudablemente se va a dar, es en el campo de la
formación. La acreditación de Psicólogo Clínico queda en manos del Estado y va a
quitar importancia a masters y a otras titulaciones, universitarias o privadas, que ahora
garantizan una formación y especialización para acceder a la profesión, porque no van a
dar el título de psicólogo clínico, que será la puerta normal para acceder a la
profesión. Por otro lado, las acreditaciones del COP o de la FEAP permitirán que sus
requisitos se cumplan con formación impartida por instituciones privadas, por lo que
abrirían un negocio, cuya importancia dependerá de la implantación de sus títulos en
el mercado. Si se consolidan puede llegar a ser muy substancioso.
Los títulos tienen como motivación elevar la calidad y poner un
poco de orden en el mercado; pero, en realidad, abren un nuevo frente de competencia, la
titulación, que no es independiente de la lucha entre escuelas.
Como se decía anteriormente hay escuelas con mucha mayor
implantación en el ámbito académico que otras, mientras que la situación en el mercado
es diferente. Hay escuelas que tienen que impartir la formación fuera del ámbito
académico. ¿Será la psicoterapia refugio de escuelas que se tienen que desarrollar
desde el ámbito privado?
¿Se puede llegar a trasladar la lucha entre escuelas a la
discusión psicoterapia vs psicología? De las 36 asociaciones de la FEAP solamente tres
son cognitivo-conductuales y ni siquiera han podido constituir una sección, por lo que se
encuentran en el grupo mixto. Posiblemente lo que ocurre es que la mayoría de los
psicólogos cognitivos conductuales, de momento, no se están preocupando porque les
consideren o no psicoterapeutas.
Otro problema que se da, desde el punto de vista del mercado, es
quien hace la psicoterapia y cuanto cuesta. Hay quien mantiene que una de las claves de
los éxitos que el psicólogo tiene en su competencia con el psiquiatra es que es más
barato. Lo mismo puede ocurrir con otras profesiones que se inician en el campo de la
psicoterapia, en ese caso vamos a competir en inferioridad de condiciones económicas con
ellos, somos más caros. Pero hay que considerar la otra cara de la moneda: los resultados
que se dan, no habría valido de nada ser más baratos que los psiquiatras si los
resultados no fueran distintos o incluso comparables o superiores.
Son muchas las incógnitas abiertas:
¿Puede dar un psicoterapeuta no psicólogo los
mismos resultados que un psicólogo?
¿Se puede hablar de que lo que haga el psicólogo
clínico será diferente de lo que haga un psicoterapeuta?
¿Se dará servicio a sectores de mercado diferentes?
PAPEL DE LA SECCION DE PSICOLOGIA
CLINICA Y DE LA SALUD
Entre los fines y funciones de la Sección de Psicología
Clínica y de la Salud están, según su Reglamento, «Promover el ejercicio competente de
la profesión en el ámbito de la Psicología Clínica y de la Salud. Promover criterios o
requisitos de cualificación y acreditación recomendables para un adecuado ejercicio
profesional de la especialidad de psicología clínica y de la salud, tanto en el
ejercicio privado como público.» Este punto nos obligará a intervenir en todos estos
temas.
En dicho Reglamento se prevé también que existan miembros
acreditados, pero no sabemos si se va a aplicar la acreditación, ni los criterios, ni
cuando se va a empezar a aplicar. Dependerá de:
La amplitud con que se aplique el Decreto a la
privada. Si es amplio es posible que a corto plazo no interese añadir un título más.
Si es muy restrictivo tendremos que entrar en liza
para que se reconozca el nivel del psicólogo que cumpla los criterios que se fijen.
En el futuro, si los PIR siguen siendo tan pocos,
habrá que completarlos con una acreditación del COP.
Se ha constituido otro grupo de trabajo que pretende el estudio
de las formas en que se puede llevar a cabo la acreditación que la Sección de
Psicología Clínica y de la Salud tiene prevista en su reglamento. Se trata de determinar
su oportunidad, criterios, etc.
OTROS RETOS DE LA SECCION DE PSICOLOGIA
CLINICA Y DE LA SALUD
Se ha tratado exhaustivamente el problema del estatus social de
la profesión y el título de psicólogo clínico, pero la Sección de Psicología
Clínica y de la Salud tiene que ser también activa en la solución de otras dicotomías
(entre escuelas, entre los diferentes ámbitos). El punto 3.2.4 de su Reglamento incluye
entre sus funciones «Incentivar el desarrollo de actividades conjuntas entre los sectores
públicos y privados así como entre las diferentes corrientes y orientaciones teóricas
en el ámbito de la investigación, la docencia y la terapia».
Con el título va a mejorar la imagen pública del psicólogo,
pero también es necesario actuar en ello como dice el Reglamento: la Sección de
Psicología Clínica y de la Salud tiene que «Potenciar el desarrollo de una imagen
social digna de la profesión y de su ámbito de intervención» para lo que tendrá que
«realizar actuaciones que contribuyan a mejorar el conocimiento público de las
características y beneficios de los servicios psicológicos en el campo de la Psicología
Clínica y de la Salud».
Otro gran reto que tiene la Sección ante sí es servir para
paliar el gran aislamiento en el que desarrolla su profesión el psicólogo clínico. Para
ello el Reglamento impone que tiene que «Potenciar el desarrollo científico, técnico y
profesional» y que tiene que promover la cooperación, el intercambio de información y
de experiencia profesional y el asesoramiento a los miembros de la Sección».