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Tratamientos Psicológicos

 

Psychological therapies

Marino PEREZ

Editorial: Universitas

 

¿Un manual de técnicas terapéuticas de alguna orientación determinada? No ¿Un refrito más o menos afortunado de los diferentes planteamientos que existen en Psicología Clínica? Tampoco.

¿Qué es, entonces, lo que nos ofrece Marino Pérez en este libro cuyo título, por lo genérico, puede sugerirnos cualquier cosa? Evidentemente el libro habla de los tratamientos psicológicos, pero no se limita a tratar de ellos. En puridad habría que decir que el libro trata a los tratamientos psicológicos, valga el juego de palabras.

Marino Pérez es catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento de la Universidad de Oviedo, pero el libro no es, en absoluto, academicista ya que no nos encontramos con una taxonomía de los abordajes con los que las diferentes escuelas psicológicas se aproximan a la terapia, como en un manual al uso sino con una exposición crítica de cada uno de ellos.

Pudiendo ser útil para su uso profesional o académico, el libro contiene elementos suficientes para que su interés trascienda el ámbito universitario. Puede decirse que el autor ha buscado abandonar la seguridad primigenia del útero materno que supondría un texto al uso, esa costumbre de predicar entre creyentes, y dejar al libro a la intemperie de la vida misma, donde pasan las cosas y donde, por tanto, se hace la psicología.

Sin duda que a ello no es ajeno el hecho de que M. Pérez ha sido cocinero antes que fraile, ha trabajado en la clínica, a pie de obra y sabe lo que pasa en la cocina, las dificultades cotidianas de la práctica clínica a las que muchas veces no alcanzan descripciones de los libros.

Sin duda existen dificultades para que el libro penetre, tanto en los ambientes universitarios como en los extrauniversitarios como su imponente tamaño (1.000 páginas) y no su menos imponente precio (9.500 pesetas), pero se invitaría a los lectores potenciales a un simple cálculo aritmético para descubrir que son algo menos de veinte duros lo que cuesta cada página (y a fe que los vale).

No obstante el grosor del libro, que se ve aliviado por un índice de autores y otro de temas (que lo hacen muy manejable) está plenamente justificado por el ambicioso propósito de dar una perspectiva a la vez amplia y comprometida de los tratamientos psicológicos y de la psicología misma, que el autor ha estructurado en tres grandes apartados.

En el primero de ellos (PERSPECTIVAS DEL TRATAMIENTO PSICOLOGICO) se revisan las grandes corrientes que coexisten en la psicología clínica (Movimiento psicoanalítico, Psicoterapia adleriana, Planteamiento fenomenológico, Tradición humanista, Hipnosis, Terapia de Conducta).

Es preciso insistir en el carácter crítico, (re) constructivo, crítica que no supone la presentación de las distintas escuelas como equivocadas para convenir en lo acertado de una de ellas, elegida o preferida por el autor.

Aquí la crítica se ejerce en su genuino sentido, que no es otro que la trituración de los componentes de las diferentes escuelas para entenderlos y recomponerlos y ofrecerlos al lector con un sentido diferente.

En una segunda parte (FORMAS DE INVESTIGACION EN EL TRATAMIENTO PSICOLOGICO) se plantea el enjundioso tema de la efectividad de los tratamientos psicológicos, tanto en la efectividad misma como en la metodología que a tal fin se usa.

Finalmente, en la tercera parte (LA CIENCIA Y EL SENTIDO COMUN EN PSICOLOGIA) se ofrece lo que puede constituir un ensayo de reconstrucción de la psicología en torno a la vida cotidiana, en cuyo seno aparecen los problemas psicológicos que hay que entender y conceptualizar como cosas de la vida y cuya solución debe abordarse en ese mismo contexto.

Pero toda esta exposición no se realiza desde ningún punto de vista neutral ni, mucho menos ecléctico. Nuestro autor mantiene una postura (acaso metapsicológica ella misma) que podemos definir a través de dos coordenadas básicas: el Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno y el Conductismo Radical de B.F. Skinner.

De la filosofía de G. Bueno, incorpora la visión constructivista de la ciencia, y la concepción de la cultura como un fenómeno material que envuelve a las personas.

El otro eje que preside la exposición es la idea de que la Psicología ha de ocuparse de la conducta, toda la conducta y nada más que la conducta. Esta percepción, netamente skinneriana, nos la presenta M. Pérez tamizada por la visión fenoménica del hecho psicológico en la que resuena la influencia de Ortega y Gasset.

Desde esta perspectiva, y sin ninguna suerte de prejuicio o complejo, el autor va pasando revista a los enfoques terapéuticos, tratándolos a ellos mismos como fenómenos culturalmente dados, con limitaciones y carencias, sí, pero con aportaciones y puntos de vista que todo clínico, sea de la orientación que sea, debe conocer y reconocer en su propia práctica.

En ese sentido es tremendamente atractivo lo que nos sugiere en torno a las terapias humanistas, pues aún sin compartir los postulados teóricos, no se puede por menos que reconocer procedimientos de un gran interés, por cuanto ponen en juego una concepción de la persona que permite comprenderla (paréntesis para sugerir a M. Pérez la explicitación de la idea de persona, tremenda carencia e incluso tabú en los modelos conductuales que está implícita en su texto).

Contra el capillismo, endémica enfermedad de la psicología, lo que hace el autor es recoger la riqueza de la concepción de la Psicología que se ejerce independientemente de como se la represente cada escuela.

Pudiera pensarse que, dado el punto de partida conductista del autor, en ese análisis serán especialmente privilegiadas las tendencias que emanan de esa orientación.

Nada más lejos de la realidad, puesto que se realiza uno de los mejores análisis de la Terapia de Conducta, mostrando sus límites y los errores conceptuales en los que con frecuencia incurre esta perspectiva.

Especialmente interesante, a la vez que polémico, es lo que se nos dice al respecto de la posibilidad de conocimiento científico en Psicología, así como de la experimentación en nuestra disciplina.

Al respecto de la cientifidad de la Psicología, se cuestiona tanto la posibilidad como la necesidad pues no es sino un prejuicio pensar que la autorreferencia de la psicología como ciencia, muchas veces un acto meramente volitivo, si argumentos al respecto, va a permitir de manera automática mejoras en el saber y en el hacer psicológico.

Por lo que toca a la experimentación se problematiza la relevancia que puedan tener los hallazgos que se realizan en el laboratorio y, sobre todo la ausencia de una guía, de un marco conceptual que dé sentido a los diseños de laboratorio, dando lugar a una experimentación errática.

Frente al cientismo, M. Pérez reivindica el regreso al sentido común y la vida cotidiana (se rechaza el sustantivo ciencia para la psicología, no así que el pueda regirse por procedimientos científicos, rigurosos, contratados) como centro de atención de la Psicología, pues es en su flujo en el que se dan los problemas y, por tanto donde deben situarse los TRATAMIENTOS PSICOLOGICOS.

El psicólogo no conductista encontrará aquí un reconocimiento de su quehacer, así como una invitación a reflexionar sobre su marco conceptual.

El psicólogo conductista (si es que a ese adjetivo se le puede otorgar un ámbito denotativo simple) tal vez sufra un ataque de horror vacui cuando vea puestos en tela de juicio alguno de sus más caros supuestos e instrumentos de trabajo, pero a cambio quizá obtenga conceptualizaciones más útiles sobre las que asentar tanto sus investigaciones como sus procedimientos terapéuticos.

En este sentido es particularmente interesante el Enfoque Contextual de la terapia de conducta, en tanto supone superar sus rigideces desde un punto de vista genuinamente conductista: aunque esta manera de entender y hacer terapia pueda parecer, a simple vista una especie de revisión de terapias cognitivas, si se estudia en detalle se verá que opera con una lógica totalmente ligada a la conducta verbal skinneriana.

Tanto los profesionales de la Psicología como quienes no lo son, tienen aquí un marco para reflexionar sobre el sentido y la organización de la vida cotidiana, espacio/tiempo en el que nos movemos las personas y en donde tienen lugar los hechos importantes (desde luego también los intranscendentes) de la existencia de la gente.

Libro que ha de suscitar a quien lo lea o lo consulte, cualquier cosa excepto la indiferencia. ¿Polémico?Sin duda. ¿Recomendable? Por supuesto, ¿necesario?Desde luego, pero además imprescindible.

José Avelino Velasco