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LIBROS, REVISTAS Y OTRAS NOVEDADES

Freud y la mujer-niña. Memorias de Fritz Wittels

Edición de Edward. TIMMS.

Barcelona: Seix Barral 1997 (original inglés de 1995)


En la Sociedad Psicoanalítico de Nueva York, Fritz Wittels encabezó durante los años cuarenta la oposición a la postura revisionista de Karen Horney, lo que le deparó ser calificado de "conservador". En cierta forma se cerraba así el ciclo de su vida, Un ciclo de rebeldía y búsqueda ambivalente del padre. Este lugar aparece en sus memorias ocupado sucesivamente por tres de las figuras más representativas del comienzo de siglo vienés: Karl Kraus, Wilhelm Stekel y, antes y después, el propio Sigmund Freud, Esta ambivalencia, identificada por el propio Wittels, era una de las características esenciales del espíritu vienés en la época floreciente del Imperio Austro-Húngaro. Kraus, por ejemplo, en la revista que editaba y escribía casi en su totalidad -Die Fockel (La Antorcha) atacaba furibundo aquello que él mismo admiraba: el periodismo "serio" y bienpensante del Neue Freie Press, y que no fue destruido por su critica acerba sino, bien al contrario, por el advenimiento del III Reich con su Anschluss (unificación con Austria). En La Antorcha aparecieron los primeros ensayos de Wittels, de critica social y reforma sexual, inspirados en el primer psicoanálisis, dentro del movimiento de reforma ética antiburguesa que agrupó a una capa importante de la juventud.

Visto tras el cristal ahumado del nazismo posterior, este movimiento se muestra a nuestros ojos como un intento revolucionario de salón o, mejor dicho, de café, de esos muchos donde se refugiaba la bohemia de la época. Kraus preconizaba una libertad sexual que él se hallaba lejos de practicar o que, cuando practicaba, provocaba un sinnúmero de complicaciones. Véase el caso de Irma Karckzewska, que ocupa un lugar central-, tanto en la narración, como en el equívoco título del libro. Seguramente Wittels no se habría sentido muy satisfecho con el membrete que encabeza su obra, colocado ahí por el editor, Edward Timms, con fines que suponemos mercantiles. El interés morboso que el nombre de Freud, asociado a la sexualidad, despierta en el gran público es notorio. Pero, salvo especulaciones biográficas improbables, el comportamiento sexual del creador del psicoanálisis era intachable desde la moral burguesa, como el propio texto señala, incluso demasiado para quien percibiera con tal nitidez el papel central que juega dicho impulso en la motivación humana. La señorita Karckzewska, adornada con una aguda personalidad histriónica, no tiene relación con Freud, salvo en el título, pues en realidad fue la amante de Karl Kraus y de gran parte de los miembros de su círculo, Wittels incluido, que le ayudaban a soportar la pesada carga de la libertad sexual antes de tiempo. Si esta fuera la clave de una novela, acabo de privar al posible lector de una intriga que a mi me dominó durante un tiempo.

Eso no anula el valor de esta obra, que se deja leer con interés y agrado, a buen seguro porque el autor de los textos es Wittels y no Timms. El abigarrado ambiente vienés, anterior y posterior a la Primera Gran Guerra, es descrito con fino humor, no exento de nostalgia. Se trata de la Viena de Wittgenstein, que Janik y Toulmin retrataron con brillantez en su obra homónima. El mismo medio sociocultural, intelectual y humano, de tensiones y represiones, en el que se alzó la vanguardia regeneracionista, integrado por figuras como el músico Arnold Schönberg, el arquitecto Adolf Loos, creador del funcionalismo en diseño, el pintor Gustav Kilmt y, en filosofía, la obra del primer Wittgenstein. Wittels no habla, en cambio, de Schönberg ni de Klimt, en este texto, y a Wittgenstein probablemente no le conoció de forma relevante. Ahora bien, la visión que ofrece del mismo ambiente humano es mucho menos idealizada de la que encontramos en Janik y Toulmin. Ha sido primero amigo y luego enemigo acérrimo de Kraus, al que conoce bien y reproduce con luces y sombras, pero sin asomo de rencor. El bosquejo que presenta de Loos, que fue paciente suyo, es, por su parte, el de una personalidad excéntrica e irascible. Finalmente, Wilhelm Stekel es retratado como una personalidad brillante pero poco escrupulosa con el manejo científico de los hechos. Sobresale el tratamiento positivo que da prácticamente a todas estas figuras, y a otras en las que aquí no nos vamos a detener, dato que tal vez habla más del carácter afable del cronista, a pesar de su mordacidad ocasional, que de los sujetos reflejados.

Freud merece un tratamiento en extenso y favorable en estos recuerdos, como padre acogedor aunque exigente e inflexible. Más bien da una imagen del maestro en zapatillas, genial y cascarrabias. Sin embargo, resulta curioso, y este es un rasgo que no sabemos si calificar como positivo: Freud debía ser una persona que guardaba en su mente por largos años cualquier ofensa de la que hubiera sido objeto y, en el momento más inesperado la hacía salir a la luz. Wittels fue- el único discípulo que abandonó el círculo psicoanalítico y luego fue readmitido tras su particular peregrinaje.

Carlos RODRIGUEZ SUTIL


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Historia de las Deficiencias

Antonio LEON AGUADO DIAZ

Madrid: Escuela Libre Editorial, 1995, 488 pp.


Estamos ante la primera monografía publicado en nuestro país que aborda de forma especifica el tema de las deficiencias, consideradas en plural. Hasta este momento se habían publicado monografías sobre deficiencias especificas como la monografía de Montoro (199 1) sobre la deficiencia visual y la de Scheerenberger (1984) sobre la deficiencia mental.

Este texto pretende una reconstrucción en torno a la constitución histórica del concepto de deficiencia y de los tratamientos que se han impartido a los deficientes, fundamentalmente centrándose en la conexión en su desarrollo con el contexto social y la variabilidad histórica, con líneas persistentes, en cuanto a la actitud hacia los diferentes que ha variado a lo largo de la historia e incluso dentro de la misma época y cultura. El autor realiza una separación sin traumas de las concepciones de deficiencias y trastorno mental, pero sin la inclusión del campo de las deficiencias en el ámbito de la Salud Mental.

Podemos preguntarnos sobre la importancia social de este tema en un momento en el que prima el mantenimiento de un cuerpo perfecto a base de actividades de gimnasios y evitación provocación de los trastornos de la alimentación. La importancia viene dada porque toca aspectos que existen y existen en todas las sociedades con sus prácticas asociadas, incluso en la actual.

En cuanto al autor, es una persona que escribe no sólo desde sus conocimientos teóricos, sino también desde sus conocimientos prácticos como profesional en contacto durante muchos años con personas con deficiencias, discapacidades y minusvalías.

Libro de lectura amena, que aunque incluye numerosos datos que hacen pensar en la necesidad de poseer una amplia memoria, la escritura fluida y aparentemente fácil, junto con los resúmenes al final de cada capítulo hace que al finalizar su lectura quede una idea global, a la vez que el recuerdo de momentos históricos concretos que pudieran habernos impresionado o resultado chocantes.

Análisis histórico del concepto de la deficiencia mental, con una constante histórica que es la marginación y trato inhumano de estas personas junto con su colaboración si el contexto social lo necesitaba. Una ejemplo muy claro de esta doble moral es el caso de la Segunda Guerra Mundial donde coexisten la actitud eugenésica y negativa en la Alemania nazi y la colaboración y valoración de estas personas en los Estados Unidos.

El libro está dividido en varios apartados realizando el autor una delimitación de periodos de estudio en torno a momentos decisivos como son las revoluciones en Salud Mental, Dentro de cada período hay una síntesis de los datos en tres apartados: Concepción y/o comprensión de las deficiencias; prácticas sociales de que son objeto los deficientes y tratamientos impartidos. En todos ellos se hace un apunte de líneas directrices, acontecimientos más relevantes y los innovadores más influyentes junto con los momentos decisivos y las convulsiones o revoluciones que supusieron una transformación profunda.

Confrontación de corrientes en cuanto a las concepciones y tratamientos de que son objeto las deficiencias englobadas según enfoques/actitudes pasivas vs. activas oscilantes históricamente y que guardan relación con el camino recorrido por los trastornos mentales.

Hasta la primera revolución en Salud Mental (Prehistoria y antigüedad, antigüedad clásica y de la edad media a la reforma). En ella hay una acentuación de las corrientes pesimistas y negativas. Hay un asentamiento de la demonología y la posesión diabólica que propicia unas condiciones de vida durísimas para las personas con deficiencias. Por el lado contrario aparece el humanismo cristiano y algunas figuras puntuales como Maimónides que consideraba que la instrucción podía conseguir algún progreso en la deficiencia mental.

Primera revolución en Salud Mental (Siglo de oro español, "El gran encierro" y el siglo XIX, la era del progreso), Hay un cambio de orientación radical en la concepción y abordaje de la deficiencia mental dejando a un lado las concepciones demonológicas. Surge una progresiva preocupación por los deficientes y sus problemas, pero paralelamente hay un encierro y un trato inhumano, caracterizado por la segregación, el abandono y la esclavitud.

La segunda revolución en Salud Mental (innovaciones de escuela en las diferentes ciencias asociadas -psicoanálisis, conductismo- el cambio de siglo, la guerra y sus repercusiones y el período entre guerras). Importantes avances en medicina y psicología de las que sobresalen la evaluación de la inteligencia y la Psicología de la rehabilitación. Se dan medidas legales e institucionales en favor de estas personas. Participación activa de las personas con deficiencias en la Segunda Guerra Mundial coexistiendo con retrocesos tan importantes como los referidos a actitudes negativas que se expresan de forma alarmante en aspectos eugenésicos.

Tercera revolución en Salud Mental (Intervención comunitaria, las "décadas prodigiosas", los años ochenta). Importantes avances en cuanto a determinantes psicosociales y socioambientales, intervención comunitaria. Ampliación de la definición de salud de la O.M.S. al campo de las deficiencias, con la publicación por parte de la O.M.S. de su Sistema de clasificación de deficiencias, discapacidades y minusvalías. Importantes avances legales, principio de normalización y de integración, concepto de rehabilitación.

Lo que ocurre con los deficientes no es ajeno a otros ámbitos de la salud. Los avances médicos tuvieron una repercusión directa en las deficiencias y a la inversa. Un ejemplo claro lo tenemos con la constitución de la Psicología de la Rehabilitación que contribuirá al afianzamiento de la Psicología Clínica.

En resumen estamos ante un excelente texto que persigue un enfoque social de actitudes relacionado con la concepción de las deficiencias en cada momento. Más centrado en las deficiencias sensoriales y físicas. Mantiene una importante claridad expositiva lo que acompañada de cuadros resumen hace que su lectura nos proporcione el guión para la inclusión y ordenación de nuestros conocimientos sobre la materia. Incluye una cronología final exhaustiva y fácilmente manejable. Todos los alumnos y profesionales de ámbitos relacionados con las deficiencias encontrarán en esta obra no sólo material de consulta, sino el estímulo para construir una actitud de intervención creativa dotada de perspectiva histórica.

Alejandro AVILA ESPADA

REFERENCIAS


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Nuevos paradigmas psicoanalíticos

Isabel SANFELIU (coord.)

Madrid: Quipú, 1997

Se trata de una obra de pocas páginas que, a pesar de su apariencia de libro de bolsillo, es un compendio de conceptos y explicaciones que suponen un paso adelante en psicoanálisis. Reestructura algunas ideas de Freud, un tanto en el aire e insuficientes para explicar la clínica actual.

Se divide en once breves capítulos, en los que uno o dos autores van desmenuzando los términos psicoanalíticos, incorporando nuevos avances sobre estos mismos conceptos; pero a su vez como dice en la Introducción Isabel Sanfeliu: "El tiempo será el juez que sentenciará si lo que presentamos en esta obra como nuevos paradigmas se consolido como tales".

Comienza Nicolás Caparrós explicando lo esencial del psicoanálisis. Entiende que el método psicoanalítico es inadecuado a una confrontación empirista, pero no con la simple aceptación del todo vale.

Habrá que empezar por decir cuáles son las claves para cifrar el nacimiento del psicoanálisis (sexualidad, represión defensa y el inconsciente) y ver la aparición de unos nuevos paradigmas que profundizan en la metapsicología, como en su estructura (tópica, económica, dinámica y genética). También menciona la dicotomía entre conceptos (pulsión/cultura) y a su vez la dialéctica entre ellos. Es decir, habla de las paradojas de los conceptos psicoanalíticos y las contradicciones de ellos mismos, haciendo una critica al origen del psicoanálisis como método y convirtiéndose posteriormente en teoría.

Muestra así un recorrido por las corrientes postfreudianas (Teoría de las pulsiones-impulsos y deseos-), la psicología del yo con su énfasis en la defensa, la adaptación, la prueba de realidad y sus repetidos déficit, la teoría de las relaciones objetales que se detiene con el otro significativo, considerando el objeto como condensación y encrucijada de la subjetividad y la objetividad, La psicología del Self con sus nociones de completud, plenitud y déficit. Así como los modelos vinculares.

Armando Bauleo, se cuestiona el psicoanálisis y el planteamiento de éste, la época y los pacientes que tuvo Freud; menciona los cambios experimentados en el análisis hasta el punto de que ya no trata de extraer el material que le interesa sino que se le permite seguir un pensamiento espontáneo. Y menciona la aparición de nuevos objetos, que se transforman en estímulos para reflexionar sobre las elasticidades de nuestros cuerpos conceptuales. Da un paso más sobre el término 'entendimiento" diferenciándolo de "comprensión" haciendo que el primero quede explicado a partir de lo que percibimos mediante los sentidos y la imaginación implícita, como exponen distintos autores.

Bauleo se inclina por hablar de "ejes", en lugar de "paradigmas", dejando clara su diferencia.

La vincularidad la trata Janine Puget quien de inicio plantea una serie de interrogantes, admitiendo sus muchas dudas. Así dice: "Estoy en aquellos momentos en que lo viejo no me satisface y lo nuevo aun no tomó forma y tal vez no la termine de tomar". Comenta el entrecruzamiento entre el analista que vive en el mismo mundo que sus pacientes y está inmerso en el mismo conjunto de contradicciones que ellos.

Hablará de los paradigmas como elementos necesarios para reemplazar sistemas explicativos que quedan cortos e intentan responder a nuevas exigencias. Es así en el mayor campo de pacientes (parejas, grupos, familias) que tenemos en la actualidad y que parten de la teoría de la vincularidad. Tampoco olvida el papel de la cultura y la representación del vínculo que se establece en el sujeto, dentro de un conjunto metapsicológico.

La moda también juega un papel importante, pues la repetición inconsciente y los cambios rápidos ligados a la divulgación masiva se conjugan para dificultar la producción de un lenguaje con valor simbólico, así como la alternativa entre lenguaje fáctico y lenguaje simbólico, se inscribe en un espacio donde la palabra pierde y adquiere eficacia simbólica en un ir y venir permanente.

A la vincularidad la relaciona con sus conceptos fundamentales así como el encuentro (zona donde dos o más yo se toman contacto sensorio-representacional). El vínculo y la relación objeta¡ se constituyen simultáneamente, cada uno con su propio estatus, con importantes consecuencias teórico-clínicas. No dejando de lado el concepto de subjetividad como resurgente de la existencia de otros.

Antonio García de la Hoz hace una sencilla exposición de varios aspectos a revisar: las nuevas patologías en psicoanálisis, el lenguaje y la teoría freudiana de la identificación. El primero es tratado con varios ejemplos de estudios que no finalizó Freud. El lenguaje lo plantea bajo la perspectiva de la obra de Freud sobre Moisés, donde se explica la conexión entre patología y lenguaje; así como comenta la capacidad simbólica en cuanto al desarrollo y precipitación del conflicto neurótico. Sobre la teoría de la Identificación siendo un concepto que toma relativa importancia con la segunda formulación del aparato psíquico. Además establece lo esencial de la identificación en relación al super-yo como heredero del complejo de Edipo.

Realiza un esquema a partir de las últimos lecturas de Freud, de las que extrae tres tipos de identificación.

Del Inconsciente habla Carlos Rodríguez Sutil, de una manera externalista e interpersonal. Destaca que el nacimiento de éste y la conciencia van a la par, y menciona a Pedró Chacón, quien compara el inconsciente cognitivo con el psicoanalítico, resaltando que ambos pretenden dar una explicación del comportamiento mediante entidades mentales ocultas a la conciencia, y por tanto el primero supondrá la aceptación de los aspectos más cartesianos de la teoría psicoanalítica, lo que consideramos más criticable, son superables desde una perspectiva vincular, Así su mención a Wittgenstein nos muestra el postulado esencial como la comunicación personal y no los sistemas representacionales internos.

En cuanto a la adquisición del lenguaje de las sensaciones, se deberá a que la palabra se conecte con la expresión primitiva de la sensación y así ocupe su lugar. Por ello el lenguaje no se aprenderá aislado sino en el seno de una gramática, siendo esta externa y social.

Así en el lenguaje se desarrollará la dinámica de intenciones, expectativas y deseos, Concluye con la exposición de que el inconsciente incluye la red social de significados; no existiendo en él, el principio de contradicción.

Isabel Sanfeliu trata el objeto, extrayendo de algunos autores, como, Caparrós la concepción de que el objeto es el encargado de vincular dinámicamente los niveles social y psicológico de integración. El objeto no sólo será tarea de la conciencia, sino un constituyente indispensable de la misma subjetividad. Siendo el concepto de objeto por un lado el que unirá lo biológico y lo social, y por otro no se podría definir fuera del entorno de las relaciones. Sin olvidar los aspectos económicos (objeto-necesidad y su transformación en objeto de deseo), dinámicos (duelo y melancolía como motor de deseo) y estructural (identificación).

Después hace un recorrido histórico y menciona las aportaciones de Karl Abrahan, M. Klein, etc. Tratando la pérdida objetal como clave en tanto que el amor odio son dos conceptos inalcanzables y a la vez fértiles, inmersos en los tres niveles: biológico, psicológico y social,

Oscar Alvarez hablará del self (si mismo), siendo éste una construcción imaginaria, un producto psíquico. Que se desarrolla a partir de los fenómenos narcisistas (mismidad-exterioridad). Mas el self depara una continuidad experiencial, así como adquiere un alto grado de complejidad e integra un estatuto de exterioridad, al ser el objeto un nuevo medio de afirmación del sujeto.

De los mecanismos de defensa nos hablan Carmen Hirt y Teresa Santías, quienes plantean que el sujeto va constituyéndose, y complicándose, pues son los objetos fundantes del self que se debaten divolentemente entre vivencias puntuales de pánico-degradación. Nos explican la constancia objetal que se consigue al ubicar en la exterioridad los atributos persecutorios del objeto para sintetizar en la interioridad un objeto plenamente gratificante. Esta ubicuidad del objeto incluirá una proyección, introyección e identificación (proyectiva-introyectiva). Así la identificación proyectiva para tener lugar debería sufrir una confusión topológica consistiendo ésta en la traslación de topos, unos objetos son desplazados y alojados en otros.

Sobre el objeto en metapsicología, Angel Barcia y Vicente Brox nos comentan la complejidad del ser humano como Í sistema abierto, y constituyen el objeto como algo tópico, dinámico y económico (porque la necesidad es el rango biológico y se debe considerar como el antecedente indispensable de la pulsión). Y cuando la percepción pase de una simple presentación a una categoría de representación el objeto se hará estructurante.

Amparo Bastros y Trudy Kunzli hacen unas breves aclaraciones sobre el objeto sin pulsión y el objeto de ésta. Entendiendo con ella la energía y movimiento, que tiene una fuente y un fin. También profundiza en la transferencia contratransferencia, dentro de la relación paciente-terapeuta.

Finalmente Luis Ratia y Alfonso Viada nos explican mediante un caso la riqueza del objeto, procediendo el self de un afuera. Y será la falta o ausencia de objeto el radical que abra el espacio psicológico. Sin olvidar lo confusional, nos dice que los objetos externos no son sólo necesarios, sino que pueden llegar a ser perentorios e insustituibles.

Para terminar, decir que la excelente exposición que hacen todos estos autores, así como la recopilación exhaustiva de sus estudios y experiencia profesional, nos llevan a aclarar algunos conceptos que por su complejidad nos podrían confundir, y nos ayudan a profundizar, dentro del psicoanálisis, en las dudas que muchas veces nos planteamos y el cuestionamiento de éste, así como su reconocimiento como teoría de gran riqueza y de enorme complejidad. Es necesario adaptar el psicoanálisis al contexto socio-cultural de hoy, y por tanto a la clínica actual. Eso es lo que pretende el libro que aquí comento.

Estrella PULIDO REQUERO