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Resumen III. Resultados
El papel tradicional de la mujer en la sociedad ha sido el de ama de casa. Este tipo de trabajo ha ido en detrimento de ésta, social y psicológicamente y comparando las condiciones y efectos del trabajo como ama de casa, con los del empleo remunerado, se encuentran diferencias significativas entre ambos.
En términos de sus efectos, el trabajo en el hogar ha originado en el ama de casa una serie de consecuencias psicológicas, especialmente si ésta se dedica exclusivamente al trabajo doméstico.
En este estudio pretendemos mostrar que las mujeres que trabajan exclusivamente dentro del ámbito familiar padecerán de más síntomas psicológicos (Síndrome del ama de casa) que aquellas otras que poseen un trabajo remunerado, y que la edad podría modular dicho síndrome.
Salud mental, Ama de casa.
Traditionally women's role in society has been to become a homemaker. This work has been detrimental to them, both socially and psychologically. Examined the conditions under which work for the house hold cas performed, comparing these conditions and their effects with those of paid employment, some significant differences were found.
In term of this effects, housework has decided psychological consequences for women specially if they are not employed outside home.
In this study, we pretend to show that women which work only as homemakers, suffer more psychological displace symptoms (housewife syndrome), than women which have a paid employment. We pretend also to show that age could conditionate this syndrome.
Mental health, Housewife.
Los estudios que, hasta el momento, se han ocupado de la salud del ama de casa, son escasos y en los trabajos realizados se observa una clara disparidad tanto en la definición del concepto "tareas del hogar" como en los objetivos planteados y en la metodología de trabajo utilizada.
Uno de los factores psicológicos que más atención ha recibido en relación con la salud mental del ama de casa, es la Depresión. Kraus (1983) en un estudio sobre los factores de influencia en las actitudes del ama de casa, encontró una relación entre la depresión experimentada por el ama de casa y los roles sexuales, al tiempo que los síntomas depresivos aumentaban de forma paralela a la insatisfacción con las tareas del hogar (traducida básicamente en sentimientos de aburrimiento y rutina). Por su parte, Berli y cols. (1984) en su trabajo sobre la cronicidad de la depresión en las amas de casa de mediana edad, comprobar que este desorden afectivo se relaciona con: a) las características sociales de la mujer de mediana edad: escasez de empleo, dependencia de la familia, etc., y b) la existencia de rasgos de personalidad relacionados a su vez con la depresión. Con anterioridad a estos trabajos, West (1971) había propuesto como solución a los sentimientos depresivos observados con frecuencia en el ama de casa, la participación en grupos de autoayuda a cargo de profesionales de la salud mental.
Otro de los factores psicológicos estudiados en el ama de casa ha sido el Neuroticismo, en este sentido Bhattacharjee y Bhatt (1983) no encontraron diferencias significativas tanto en el índice de neuroticismo como en el grado de conflictos psicológicos, entre una muestra de mujeres dedicadas exclusivamente a las labores del hogar, y otro grupo de amas de casa que además poseían un trabajo remunerado. Bhattacharjee y Bhatt concluyen que el ajuste psicológico se encuentra en función de los rasgos de personalidad y de las expectativas que mantenga la mujer, y no en función del desarrollo de un trabajo ajeno al hogar.
Ivancevich y Matteson (1982) estudiaron la relación existente entre el estrés, traducido en síntomas negativos como irritabilidad, nerviosismo, mal genio, excesiva alimentación, incremento en el consumo de alcohol e insatisfacción, y las labores del hogar. La hipótesis de trabajo planteada por estos autores establecía que la pesadez y la rutina del trabajo del hogar unidos a la carencia de un salario originarían en las amas de casa un nivel de estrés e insatisfacción superior al de las mujeres que compaginan las tareas domésticas con un trabajo remunerado. Los resultados obtenidos no confirmaron la hipótesis ya que las amas de casa y las mujeres que también trabajan fuera del hogar mostraron unos niveles de estrés e insatisfacción similares. Sin embargo, el grupo de mujeres dedicadas exclusivamente al hogar mostró una frecuencia significativamente superior en el padecimiento de jaquecas, dolores de cabeza, dolores de espalda, así como un consumo elevado de aspirinas.
Schooler y cols. (1984) abordaron el funcionamiento psicológico en general de las amas de casa, y plantearon que como en el caso de cualquier otro trabajo, en la medida que las tareas realizadas por el ama de casa se desarrollen en condiciones opresivas, originarán angustia psicológica. Estos autores analizaron las labores domésticas en función de tres variables: complejidad, rutinización y supervisión, y del funcionamiento psicológico, representado por tres variables: flexibilidad, angustia psicológica y autodirección, en una muestra de trabajadores de ambos sexos incluidas amas de casa.
Schooler y cols., concluyeron que, en contra de lo asumido socialmente, las labores del ama de casa son equiparables al resto de trabajos remunerados, en este tipo de variables y por lo tanto, su incidencia negativa en el funcionamiento psicológico depende no de su naturaleza, sino de que presenten o no determinadas características negativas que también pueden asociarse a otro tipo de trabajos. Sin embargo, como ya se indicó, Schooler y cols., excluyen de la labor del ama de casa los aspectos socializadores y de apoyo emocional que, indudablemente, complican las tareas domésticas ya que para la realización de tareas de dicha índole, el ama de casa no tiene horario y está disponible a lo largo de toda la jornada.
A la vista de las peculiares características del trabajo del ama de casa parece lógico pensar que el trabajo fuera del hogar beneficia psicológicamente a la mujer. En la sociedad actual el trabajo ajeno a las tareas domésticas es valorado positivamente y constituye un símbolo tangible de la competencia de la mujer. Las mujeres que trabajan fuera de casa manifiestan una mayor autoestima, mayor confianza en sí mismas, mayor autonomía, mayor sentido de la competencia personal, etc. (Bimbaum, 1971; Ohlbaum, Feldman y Feldman, 1973). No obstante cuando la mujer que trabaja fuera del hogar continúa asumiendo las mismas tareas sobre el cuidado de la casa y la familia, el número total de horas de trabajo y la responsabilidad se multiplican, dando origen a un incremento adicional en los niveles de estrés padecidos por la mujer que desarrolla simultáneamente los papeles de esposa, madre y trabajadora (Gelver, 1972). Como ha señalado Berheide (1984) a pesar del cambio que los movimientos de liberación de la mujer han supuesto acerca del empleo fuera de casa, la tradicional división del trabajo dentro de la casa permanece relativamente intacta, hecho que acentúa la aparición de sentimientos de frustración, sentimientos que se incrementan cuando los miembros de la familia mantienen los requerimientos del papel tradicional de la familia por parte de la mujer.
Diversos estudios han revelado una mayor problemática psicológica (Walker, 1973) y deterioro físico (Haynes y Feinleib, 1980) en las mujeres que además de realizar un trabajo asalariado tienen a su cargo el cuidado del hogar y la familia, e incluso Szinovacz (1978) han planteado la existencia en las amas de casa que trabajan fuera del hogar del síndrome del estrés de fin de semana- (Week-end stress syndrome) que se caracterizaría por: tensión, irritabilidad y ocasionalmente enfermedad física.
Junto con la influencia que el rol del ama de casa tiene en la salud física y psicológica de la mujer que lo desempeña, el grado de satisfacción proporcionado por dicho rol es el segundo de los temas más estudiados en la población de amas de casa, sin que hasta el momento se hayan obtenidos resultados concluyentes.
Oakley (1974) a través de entrevistas personales a una muestra de amas de casa, encontró que éstas percibían su trabajo como repetitivo e insatisfactorio; por otro lado Weaver y Holmes (1975) comprobaron que un 53% de las amas de casa estudiadas estaban satisfechas con sus roles, y su nivel de satisfacción era similar al manifestado por un grupo de mujeres empleadas con respecto a su trabajo. Arvey y Gross (1977) obtuvieron niveles de satisfacción en relación con el papel de ama de casa en sendas muestras de amas de casa y mujeres asalariadas. Por último, Ferree (1984) no encontró diferencias significativas en el grado de satisfacción vital experimentado por una muestra de amas de casa y un grupo de mujeres con trabajo asalariado. Así mismo, esta autora comprobó que a medida que aumenta el nivel de educación se incrementa la satisfacción asociada al trabajo fuera de casa, pero no la satisfacción asociada a las tareas domésticas; en un estudio anterior Ivancevich y Matteson (1982) habían comprobado una influencia del nivel de educación en el grado de satisfacción asociado al trabajo remunerado, contraria a la obtenida por Ferree en su trabajo.
En general, los resultados obtenidos en el estudio de la salud mental del ama de casa son escasamente esclarecedores y como han reconocido algunos autores (Ivancevich y Matteson, 1982; Schooler y cols., 1984) insuficientes. Al igual que ocurre en otras áreas es necesario realizar estudios longitudinales que permitan comprobar posibles transformaciones en la mujer asociadas a la adopción del rol de ama de cala. De igual forma es necesaria una equiparación en la definición de las variables utilizadas y las metodologías de estudio empleadas que permitan la comparación de los resultados aportados por las distintas investigaciones.
Los trabajos revisados anteriormente se han limitado a analizar las relaciones existentes entre el trabajo doméstico y variables concretas como: satisfacción, depresión, estrés, neuroticismo. bienestar y salud física, conflictividad psicológica, etc. Nuestro estudio exploratorio tiene como objetivo analizar la problemática de carácter físico y psicológico que se presenta en las mujeres dedicadas exclusivamente a las tareas del hogar, siguiendo los planteamientos de De Francisco quien en 1986, propuso la expresión "Síndrome del ama de casa" para designar un cuadro, común en aquellas mujeres cuya única ocupación y objetivo es cuidar del hogar, la pareja y los hijos; este síndrome se caracterizaría por trastornos psicosomáticos como obesidad, mareos sin causa aparente, jaquecas, sensación de ahogo, pellizcos gástricos, hormigueos, exceso de gases, etc., unido a diversos trastornos fóbicos, hipocondriasis y sobre todo, a síntomas depresivos que se manifiestan mediante tristeza, cansancio, abatimiento, etc. Así mismo nos interesa comprobar si la edad es una variable moduladora del síndrome del ama de casa, de forma que las mujeres más jóvenes son menos propensas a padecer dicho síndrome, que las mujeres de más edad.
La muestra de trabajo estaba integrada por 101 mujeres pertenecientes a dos grupos: mujeres dedicadas exclusivamente al cuidado del hogar y la familia (N = 52), y mujeres que realizaban un trabajo remunerado fuera del hogar (N = 49). La edad media de la muestra total fue de 45 años, oscilando los valores extremos entre 30 y 60 años. El nivel socioeconómico en el que se encuadraban las integrantes de la muestra era el nivel medio.
Las integrantes de los grupos de trabajo cumplimentaron, en sus propios domicilios y en lugares de ocio, las cuatro escalas siguientes, de forma absolutamente voluntaria:
"Escala de ansiedad manifiesta" (M.A.S.; Taylor, 1953) Objetivo: Evaluación del rasgo Ansiedad
"Escala autoaplicada para la medida de la depresión" (S.D.S.; Zung y Conde, 1967) Objetivo: Evaluación de la depresión
"Texas social behavior inventory" (T.S.B.I.; Helmrich y Stapp, 1974) Objetivo: Evaluación de la Autoestima
"Escala de síntomas psicosomáticos y conductuales" (E.S.P.C.; elaborada exprofeso para este trabajo por el equipo de investigación) Objetivo: Evaluación de síntomas psicosomáticos y conductuales
En el Cuadro I aparecen los datos psicométricos descriptivos obtenidos en el análisis interno de las cuatro escalas utilizadas en este estudio. En el Cuadro II puede comprobarse que las cuatro escalas mostraron un coeficiente de fiabilidad aceptable, siendo la escala de Autoestima (TSBI) la que obtuvo resultados menos prometedores en este terreno.
Por lo que respecta al estudio comparativo de los dos subgrupos que componían la muestra de trabajo, se realizó un análisis de varianza de doble vía, a fin de comprobar si ambos grupos mostraban diferencias significativas en las cuatro variables elegidas como denotativas de la existencia del Síndrome del Ama de Casa, en función de dos condiciones de estudio: a) Grupo de Edad (mujeres jóvenes, 30-40 años, mujeres de edad media, 40-50 años, mujeres mayores, 50-60 años, y b) Actividad realizada (mujeres amas de casa vs. mujeres con una actividad remunerada.
Como puede apreciarse en el Cuadro III, dicho análisis reveló diferencias significativas entre ambos grupos en todas las variables estudiadas, excepto Autoestima. Las pruebas "t" correspondientes dieron los siguientes resultados: en el caso de la variable Sintomatología Psicosomática se comprobaron diferencias significativas entre las trabajadoras jóvenes y las amas de casa mayores (p <.05); en la variable Depresión las diferencias aparecieron entre las mujeres jóvenes y mayores que realizaban un trabajo ajeno al hogar (p < .05), las amas de casa mayores y las trabajadoras jóvenes (p < .00 l), y las amas de casa mayores y las trabajadoras mayores (p < .05). Por último las diferencias halladas en el caso de la variable Ansiedad correspondían a las trabajadoras jóvenes y mayores (p < .05), a las trabajadoras jóvenes y las amas de casa de edad media (p < .05), y a las trabajadoras jóvenes y las amas de casa mayores (p < .05).
Dado que en ninguna de las variables analizadas las diferencias obtenidas fueron producto de la interrelación entre las dos condiciones de estudio establecidas, se realizaron sendos análisis de varianza de una vía con el fin de conocer la influencia específica de dichas condiciones en cada una de las variables estudiadas.
Por lo que respecta a la condición Edad, en el caso de las mujeres jóvenes (Cuadro IV) todas las variables mostraron diferencias significativas. Las amas de casa de edades comprendidas entre los 30 y 40 años mostraron unos niveles de Depresión (p < .01), Ansiedad (p < .01) y Sintomatología Psicosomática (p < 0.5) significativamente superiores a los niveles correspondientes a las mujeres de la misma edad que realizan una actividad remunerada fuera del hogar, así mismo las amas de casa mostraron un nivel de Autoestima significativamente inferior (p < .01).
En el caso de las mujeres de edad media (Cuadro V), sólo se comprobaron diferencias significativas en una de las variables: las mujeres amas de casa mostraron un nivel de Sintomatología Psicosomática significativamente superior al de las mujeres con un trabajo remunerado ajeno al hogar (p < .05).
No se observaron diferencias significativas entre las mujeres de edad madura que únicamente se dedicaban a las tareas del hogar, y aquellas que mantenían una actividad laboral remunerada; no obstante hay que señalar que esta ausencia de diferencias significativas puede deberse en gran medida al reducido tamaño del grupo de mujeres de la muestra que en esta edad, trabajaban fuera de casa (7 frente a 20 amas de casa).
Por lo que se refiere a la segunda condición de estudio, Actividad realizada, el análisis de varianza reveló diferencias significativas entre los dos subgrupos que componían la muestra en todas las variables estudiadas , a excepción de autoestima (cuadrado VI). Las amas de casa mostraron unos niveles de ansiedad, depresión y sintomatología psicosomática, significativamente superiores a los correspondientes al grupo de mujeres que desarrollaban un trabajo remunerado ajeno al hogar. (p< .001).
Por último, el cuadrado VII resume los resultados obtenidos en los distintos análisis factoriales a que fueron sometidas cada una de las escala utilizadas en el estudio.
A la vista de los resultados obtenidos en este trabajo, tomados en conjunto, podemos afirmar que efectivamente la mujer dedicada a las tareas del hogar presenta una serie de disfunciones psicológicas que no parecen encontrarse en la mujer que tiene una dedicación laboral ajena al mismo. Por lo tanto, y aunque se necesita más investigación, creemos que es posible hablar de un síndrome del ama de casa, que agruparía trastornos asociados con depresión, ansiedad y sintomatología psicosomática y conductual, según nuestro propio estudio.
Sin embargo un resultado no esperado y algo sorprendente se refiere a la falta de diferencias significativas en autoestima entre el grupo de amas de casa y de mujeres que trabajan fuera del hogar. La literatura al respecto parece apuntar lo contrario (Ohlbaum, 1971; Feldman y Feldman, 1973; Birbaum, 1977). La escasa valoración social del trabajo doméstico e incluso la falta de refuerzo directo por parte de los miembros de la familia provocan, probablemente, una merma en la estima personal en la mujer al cuidado de su casa. La explicación a nuestros resultados probablemente habría que buscarla en el instrumento utilizado. La escala TSBI quizás no sea la más pertinente e idónea para evaluar esta variable en este sector de población; puede ser necesario utilizar una escala de autoestima cuyo contenido se acerque más al entorno vital de las amas de casa.
Un análisis más en profundidad de nuestros resultados apuntan algunas cuestiones de sumo interés. Tomando en consideración los seis grupos de mujeres (2 x 3, trabajo fuera o dentro del hogar x edad) encontramos que los grupos en los que se establecen mayor número de diferencias son entre las mujeres jóvenes que trabajan fuera del hogar y las mujeres mayores (trabajen fuera o dentro del hogar). Estas diferencias aparecen en sintomatología psicosomática, depresión y ansiedad, siempre a favor de las más jóvenes. Todo ello, nos hace pensar que el factor edad juega un papel relevante en los resultados obtenidos, por lo que procedimos a realizar un análisis pormenorizado de cada una de las edades contempladas en nuestro estudio.
En lo que se refiere a las mujeres comprendidas entre los 30 y los 40 años, se encontraron diferencias significativas en todas las variables estudiadas: depresión, ansiedad, sint. psicosomática y autoestima (Bernard, 1971; West, 1981; Krause, 1983). En las mujeres comprendidas entre los 40 y los 50 años la diferencia encontrada fue en sintomatología psicosomática. Este resultado es concordante con los hallados por Bernard (1971) e Ivancevich y Matteson (1982). Por último, en las mujeres de más edad, entre 50 y 60 años, no aparecieron diferencias, debido probablemente al escaso número de sujetos en el grupo de trabajo fuera del hogar. Sin embargo, sí aparecieron diferencias en depresión entre las mujeres mayores que trabajaban dentro y fuera del hogar, en el análisis 2 x 3, dato éste esperado de acuerdo con West (1971) y Krause (1983).
También hay que señalar que en el análisis de 2 x 3 sólo apareció una diferencia que implicase al grupo de las mujeres de mediana edad. Esta fue en la variable Ansiedad entre las mujeres de mediana edad que realizaban trabajos domésticos y las mujeres jóvenes que trabajaban fuera del hogar, por lo que parece que las mujeres comprendidas entre los 40 y los 50 años no reportan grandes diferencias de interés con otros grupos.
Por todo ello podemos concluir -pese a que los resultados no han sido todo lo coherentes entre sí en los distintos de análisis que se podría desear- que en la muestra utilizada por nosotros la variable Edad, junto con la variable situación laboral, se ha revelado como importante a la hora de predecir el llamado Síndrome del Ama de Casa -aunque ninguna interacción fue significativa-, que es más acusado en las mujeres más jóvenes (de 30 a 40 años), no pudiéndose decir algo concluyente en las más mayores, por el escaso número de sujetos, aunque parece claro que las variables depresión y ansiedad serían las más significativas en este caso.
No obstante, creemos que se debe seguir investigando en este terreno y contemplar la influencia de otra serie de factores al respecto, como la clase social, número de hijos y su condición, relación conyugal, etc.