REFLEXIONES

¿En que estamos fallando?

Víctor PEREZ VELASCO


Por diversos razones personales, he pasado en estos últimos meses algún tiempo revisando bibliografía en la Biblioteca de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense. He revisado, quizá, alrededor de más de 500 artículos de diferentes revistas especializadas españolas y extranjeras. Pero debo matizar, que mi actividad se centró en temas muy directamente conectados con la Psicología Industrial, del Trabajo o de las Organizaciones. La revisión, aunque orientada en mi tema concreto, no impedía que en mi búsqueda la curiosidad me llevase a realizar lecturas rápidas sobre temas diversos: toma de decisiones, selección, motivación, clima social, etcétera. En definitiva, se trató de una exploración inespecífica a veces, pero siempre con la mirada puesta en el ámbito aplicado.

Pues bien, después de tanta revisión, me invadió una fuerte sensación de impotencia y frustración, porque, efectivamente, algunos, no todos los artículos o experimentos que yo leí, eran de una considerable rentabilidad aplicada, podrían haberse traducido en acciones conectas que nos podrían ayudar a resolver, en parte, los problemas de las personas en su trabajo. Verdaderamente, me topé con notables aportaciones, magníficas innovaciones, buenas reflexiones, etcétera. Y la impotencia y la frustración venían de la siguiente cruda y dura interrogación: ¿Y todo esto, para qué?

¿De qué sirve investigar, publicar y publicar si los usuarios no suelen recurrir a esta información? Hacia dónde va una sociedad, en nuestro caso concreto, que no conecta la investigación con la acción. Cómo es posible que tantas experiencias interesantes, bien desarrolladas, socialmente rentables dormiten "el sueño de los justos'' en espera de que algún despistado estudiante o doctorando las redescubra, las referencie y posteriormente las olvide. Investigar, ¿para qué? Publicar, ¿para qué? De qué nos estamos beneficiando los profesionales de ese viejo e inexplorado bagaje literario.

No es un problema de los ''académicos'' con los "aplicados". Tampoco creo en un dualismo maniqueo. Todos lo estamos haciendo mal, en algo estamos fallando cuando estamos dejando que en el baúl de los recuerdos sigan durmiendo interesantes experiencias, trabajos, investigaciones y reflexiones sin que ese material nos haga, al menos, cuestionarnos como lo estamos haciendo en nuestro día a día.

La primera conclusión podría ser que, a pesar de todo, se está produciendo literatura de más. Tal vez debería reflexionarse dos veces antes de iniciar una investigación o estudio, con el fin de valorar su impacto social o su rentabilidad aplicada. Menos y mejor; menos y más útil; menos pero pensando más en los posibles usuarios y clientes de ese producto. Algo menos de narcisismo y algo más de orientación hacia los "otros". Menos publicación compulsiva y más investigación orientada a las necesidades reales de las culturas de nuestras organizaciones. Quizá haya demasiada distancia entre aquellas culturas y las culturas del mundo académico.

La segunda conclusión es obligada: nuestros profesionales leen poco, investigan poco, creen poco en lo que otros publican, abusan de la práctica y del día a día. Dedican poco tiempo a reflexionar, a sacar conclusiones. El mundo aplicado vive, en cierto modo, en la prepotencia de la "envidiable y auténtica" lucha cotidiana. Se impacta en la realidad pero no se piensa demasiado en mejorar el impacto. También aquí existe cierto narcisismo por lo aplicado y acción compulsiva impuesta a veces, pero no siempre, por el entorno. Porque la verdad es que todos nosotros sabemos que en muchas ocasiones nadie nos presiona, ni nos obliga a hacer las cosas de tal o cual modo. No es tan duro "lo aplicado" de como lo pintan.

Lo cierto es que seguimos asistiendo a cierta desconexión entre dos mundos que deben dejar de ser indolentes consigo mismos. Por eso, en estas líneas, no me apetece sacar conclusiones de lo que habría que hacer para mejorar la situación que a mí se me antoja dislocada. Tampoco creo que sea el momento para dar lecciones a otros de cómo se deben hacer las cosas. Estamos en un mundo de adultos y, por tanto, que cada uno reflexione sobre su línea de trabajo, yo, mientras tanto, como dijo el poeta: "Me duele ver tanta publicación perdida y tanta acción solitaria".