ARTICULO
RESUMEN
La Psicología Organizacional constituye uno de los ámbitos más consolidados y florecientes de la Psicología Social en este final de siglo. Su relevancia y significación están más allá de toda discusión y el grado de desarrollo y madurez alcanzados son reconocidos y valorados ,por profesionales de disciplinas de dentro y de fuera de la ciencia psicológica. Sin embargo, estas mismas características están demandando de los teóricos e investigadores una nueva y más difícil aportación: revisar críticamente los frutos del trabajo realizado, reinterpretar los conocimientos adquiridos y sentar las bases que permitan superar los conceptos y métodos característicos de la segunda mitad del Siglo XX.
No obstante lo anterior, tenemos que reconocer que no pocas aportaciones teóricas y empíricas y un número importante de actuaciones profesionales se mueven en un contexto de lógica aristotélica o de filosofía descriptiva que, mal que nos pese, suponen un lastre en la evolución científica retrotrayéndola a una etapa protocientífica. Que esto es así se pone especialmente de manifiesto al desvelar la encrucijada en la que se encuentra actualmente la Psicología Organizacional que, a duras penas, dispone de los recursos necesarios para interpretar las nuevas situaciones creadas por las nuevas tecnologías y las situaciones interculturales. En este articulo pretendemos establecer un punto de partida para desencadenar un debate que conduzca a una profunda reflexión sobre la Psicología Organizacional que la lleve a renovarse tan profunda y ampliamente como se estime necesario y sea posible de cara a afrontar las primeras décadas del siglo XXI.
Organizational Psychology makes up one of the most solid and promising Social Psychology domains on the verge of the century's end. Its relevance and significance are beyond question; inside and outside psychological discipline professionals acknowledge the development and the maturity degree it has reached. However, these very same characteristics demand a new and more difficult contribution by theorists and researchers: to review past work fruits critically, to reinterpret -gained knowledge and to set the basis to allow surpassing concepts and methods characteristic of the Twentieth Century's second half.
Nevertheless, we must admit that many a theoretical and empirical contributions and many a professional activity move empirical contributions and many a professional activity move in contexts of Aristotelian logic or descriptive Philosophy, which, in spite of our disliking, implies a hindrance for scientific evolution, bringing it back into a protoscientific stage. That this is so, is specially evident on disclosing the crossroads in which Organizational Psychology is nowadays, scarcely holding the necessary resources to interpret the new situation originated by the new technologies and the intercultural situations. In this article, we attempt to bring about a starting point to trigger a debate that may lead to a deep reflection on Organizational Psychology, to drive it: to renew itself so deeply and widely as it deemed necessary and be possible on approaching the first Twentyfirst Centrury's decades.
Crítica, Epistemología, Fenomenología, Crisis, Teoría, Conocimiento Científico, Modelo, Paradigma.
Critique, Epistemology, Phenomenology, Crisis, Theory, Scientific Knowledge, Model, Paradigm.
Este artículo empezó a elaborarse en la intención de ofrecer una revisión de la literatura sobre el impacto de las Nuevas Tecnologías en la Organización y el Comportamiento Organizacional. Se titulaba entonces «Psicología de las Organizaciones y Nuevas Tecnologías». La tarea parecía ingente en un comienzo pero con el paso del tiempo, las lecturas realizadas, la reflexión personal y el debate suscitado dentro de un pequeño grupo de trabajo, el objeto inicial se fue perdiendo de vista y, siendo cada vez más fácil de realizar, era, en lógica correspondencia, menos desafiante. Y, así, el objetivo primero se tornó en objetivo secundario, que sólo era recordado de tiempo en tiempo por el grupo y cada vez que acudíamos a engrosar la carpeta de documentos ad hoc. Esta desviación de objetivos se iba produciendo de un modo inintencionado porque un reto mayor se iba configurando lentamente y llegó a, reclamar toda la atención durante un corto período de tiempo: la encrucijada en la que se encuentra la Psicología Organizacional (PSO) en este fin de siglo.
Esta encrucijada, con muy importantes componentes de confusión y desorientación, probablemente es consecuencia inevitable de los planteamientos teóricos formulados en el pasado y, probablemente también, forma parte del proceso de crecimiento y evolución de toda ciencia (Kuhn, 1962; Popper, 1962; Farberow, 1973; Feyerabend, 1981 y 1982; Ibáñez, 1983). Pero no cabe duda que en el devenir común de la PsO han interferido en los últimos lustros diversos factores que, siendo ajenos a la propia PsO, la afectan poderosamente al provocar un cambio cualitativo y cuantitativo tan profundo que parece que fuera necesario reinventar la propia PsO.
Cuando, hace ya quince años, escribía A. Blanco que "el vertiginoso ritmo de crecimiento tecnológico, la rapidez de traslado y comunicación, la ola migratoria, la explosión e implosión de la población, la carrera de armamento, el para, la delincuencia, etc., vienen suponiendo un nuevo orden de cosas y de problemas en relación con los cuales la psicología ha venido demostrando una preocupante desorientación ..."1 (Blanco, 1980), no hacía sino reconocer algunos elementos del entorno que estaban experimentando una especial transformación y que se suponía que estaban afectando a la evolución y desarrollo de la psicología social. Pues bien, aquel proceso de transformación no sólo continuó sino que se acrecentó y sus consecuencias han ido mucho más allá de lo que entonces era imaginable.
Claro que Blanco se estaba refiriendo a la psicología social y, como era de esperar, el impacto sería muy diferente en el caso de la PsO. Y ello porque, como consecuencia de aquellos y aun otros cambios, muchas pseudoinvariantes organizacionales no sólo han comenzado a variar drásticamente sino también porque unas desaparecieron al tiempo que emergieron otras nuevas, que próximamente desaparecerán también.
Las variables que se tomaban como invariantes o como susceptibles de variaciones muy definidas, previsibles y controladas pertenecían y siguen perteneciendo a todos y cada uno de los aspectos y componentes de la organización. Lo mismo se referían al individuo (estilo de dirección, naturaleza y magnitud de la motivación, perfil aptitudinal y de personalidad, ...) que al grupo (redes de comunicación, tamaño grupal, autonomía, ...); lo mismo concernían a la estructura (canales de comunicación, número de niveles jerárquicos, grado de especialización, ...) que a la dinámica organizacional (toma de decisiones, participación, flujo de trabajo, grado de cambio y desarrollo organizacional, ...); lo mismo se referían a las necesidades de la organización o del individuo que a los recursos de cada cual; lo mismo al entorno interior que al exterior.
Esta perspectiva consideraba la organización, el trabajo humano e incluso a la propia persona como realidad esencialmente estable. Sí, ya sabemos que todo el mundo creía y cree que no lo son pero ¿no existirá un a modo de consenso o confabulación bien intencionada- "es la única manera posible", se suele oír- para que se pudiera tratar como invariable algo que no lo era, como estable lo inestable y como estados lo que no era sino puro y simple devenir?
La confluencia temporal de tales elementos terminó por crear una verdadera encrucijada con tintes de confusión que, finalmente, se desveló ante la evidencia que imponía la fuerza de los procesos de cambio tecnológico y cultural. Sobre todo esto es preciso llevar a cabo una reflexión serena y desapasionada que, no dudando en cuestionar todo lo que fuere necesario, pueda alumbrar una nueva PsO de cara al siglo que viene.
Esta encrucijada en la que de un modo más o menos inconsciente se encuentra la PsO en este fin de siglo puede ser considerada desde diversas perspectivas (científica, social, económica, etc., cosa que no haremos aquí) y según diversos niveles de análisis:
1) El primer nivel tiene un contenido estrictamente fenoménico y viene dado por la apariencia de un expositor en el que podemos reconocer una preocupante indefinición conceptual, una multiplicidad de teorías de corto y medio alcance, el impacto de lo que se denomina «nuevas tecnologías», las desorientaciones atribuidas a los choques culturales y un cierto desencanto de los profesionales que hacen un uso impropio de un know how insuficiente y, probablemente, insatisfactorio.
2) El segundo nivel tiene un contenido más profundo y con varios componentes entre los que destacan la insuficiencia teórica, la irrelevancia teórica de la investigación empírica, la transformación de la estructura y dinámica organizacionales y las inconsistencias culturales. En realidad este nivel de análisis pone de manifiesto la necesidad de un debate epistemológico y paradigmático que permita un renacimiento de la PsO inspirándose en los clásicos de la Psicología Social y en los teóricos de la organización formal. Es, pues, un nivel de análisis de contenido fundamentalmente epistemológico.
En este artículo trataremos de hacer una primera aproximación a estos dos niveles de análisis y lo haremos prestando especial atención al primero de ellos. El resultado probablemente deberá ser revisado y reconsiderado como consecuencia de un debate que estimamos que es necesario llevar a cabo por los miembros de esta comunidad científica y que convendría asumir en los próximos años.
Decía que este primer nivel tiene un contenido fundamentalmente fenoménico. En efecto, quienquiera que se acerque a la realidad de la PsO en este final de siglo puede toparse con no pocas sorpresas:
En primer lugar, va a tropezar con las ambigüedades de la misma denominación, con la desconsideración, siquiera descriptiva, de sus ámbitos de preocupación, con la indefinición de la perspectiva. con que aborda su objeto de estudio, amén de la ambigüedad de cientos de conceptos propios como, por ej., liderazgo, dirección, satisfacción, motivación, cambio, etc.
En segundo lugar, y como consecuencia necesaria del anterior, se va a encontrar con una jungla de teorías y más teorías -de corto alcance, naturalmente-, que provocan, en un primer momento, un sentimiento infundado de comprensión, explicación, predicción y control de la realidad a la que se refieren y, posteriormente, un sentimiento de impotenccia y desorientación.
En tercer lugar, el impacto de las mal denominadas "nuevas tecnologías" provoca un efecto de admiración y veneración que lleva a incorporarlas irreflexiva e indiscriminadamente a los procesos de trabajo y ocio de todo tipo y que, simultáneamente, se acompañan de una importante resistencia a su aceptación plena en todos los órdenes de la organización formal y de la vida en general.
En cuarto lugar, y pomo consecuencia del punto anterior, por una parte, y de la globalización de la economía, la interdependencia mundial de los mercados, por otra, se producen confusiones y desorientaciones que generan un alto nivel de incertidumbre que rápidamente se atribuye a las diferencias culturales entre los pueblos y las naciones como última explicación posible. Uno no puede menos de sorprenderse de la facilidad con que se invocan las diferencias culturales como explicación de un fenómeno organizacional cualquiera para el que no se tiene mejor explicación a mano. Tal explicación se ha convertido en una especie de "cúralo-todo" o de "explícalo-todo" o de "no-va-más", otorgándole, así, un rango sólo comparable a la invocación divina: es la causa primera y única.
Finalmente, es fácil observar un cierto desencanto de los profesionales del sector que hacen un uso impropio de un know how insuficiente.
Veamos con un poco más de detalle cada uno de estos puntos.
1. 1. - La ambigüedad de la denominación y de la definición de la disciplina y de su característica perspectiva de estudio.
Ya en 1976 señalaba England que el campo de estudio de la psicología. industrial y organizacional consta de muchas especialidades que tratan problemas diversos y complejos. Creemos que esta diversidad pretextada debe ser entendida más bien como ambigüedad, inconsistencia y, en no pocos casos, como osada ignorancia o ingenua temeridad.
Tal ambigüedad, inconsistencia e incluso contradicción afectan a definiciones fundamentales y generales como son las de organización, trabajo, trabajo humano, conducta o comportamiento organizacional, psicología organizacional, psicología del trabajo y de las organizaciones, psicología industrial, psicología del personal, psicología de la ingeniería, psicología de la empresa, psicología laboral, psicología aplicada, etc. (Fernández-Ríos & Giménez, 1987). Más de uno puede pensar que se trata de problemas banales y de sobra conocidos. Este autor, sin embargo, estima más bien lo contrario. No son banales porque, variando como varían a lo largo del tiempo los objetos de todas las ciencias, también ha ido variando el de la PsO pero más por extensión conceptual que por cambio del campo de estudio y no es correcto que el objeto de lo que un día fue psicología industrial se lo denomine décadas más tarde psicología de la empresa, o lo que es la psicología del trabajo se la denomine psicología organizacional y viceversa. Es necesario, pues, respetar la correspondencia entre términos y conceptos si no queremos llegar a la confusión como razón de ser.
Pero, si es grave esta confusión terminológico-disciplinar, más grave es la indefinición de su campo de preocupaciones y sensibilidades y, lo que es más grave, de su característica perspectiva de estudio. En efecto, a veces tratamos como realidades iguales aquellas que no son sino realidades próximas o relacionadas. Veamos un ejemplo:
Cuatro textos ya clásicos entre nosotros como pueden ser los Schein, Katz y Khan, Weinert o Peiró se titulan "Psicología de la organización" pero no hemos sido capaces de encontrar no ya "la" sino "una" definición de "Psicología de la Organización" o de 'Psicología Organizacional" y sólo Schein define lo que es, según él, una organización en tanto que Katz y Kalin ofrecen una definición a todas luces insuficiente. Por si fuera poco, el propio Schein (1982) en el prefacio a la tercera edición dice literalmente. " ... Después de tres años de esfuerzo con la tercera edición sólo puedo concluir que el campo -la Psicología Organizacional- es ya una realidad. Una cantidad de acontecimientos lo corroboran: el número de textos publicados sobre comportamiento organizacional, psicología administracional y psicología industrial y organizacional; el número de artículos que han aparecido en las revistas Annual Review of Psychology y Annual Review of Sociology; y el número notable de estudios e investigaciones en todos los aspectos de la conducta humana dentro de una organización. Más aún, no sólo ha habido una verdadera explosión en el campo académico con un número creciente de programas en escuelas de administración dedicadas a varios aspectos de la "ciencia " organizacional, sino que también se ha presentado una explosión comparable en el campo profesional con un gran número de organizaciones privadas y públicas que utilizan consultores internos y externos para tratar de resolver la cantidad de problemas psicológicos y humanos que se presentan en las organizaciones".
Con esta cita no quiero sino poner de manifiesto la magnitud de la confusión, la gravedad del hecho que supone el reconocimiento por parte de una autoridad incuestionada de que más o menos es lo mismo. No importa la denominación ni la definición conceptual. Probablemente la adopción de esta posición intelectual revela que no está delimitado el objeto de estudio y, si no está delimitado, significa que el conocimiento científico es todavía muy escaso.
Pero, si extraemos lo esencial de los primeros capítulos de los textos y autores anteriormente mencionados, podemos inferir que la PsO es aquella parte de la psicología científica que trata sobre los problemas humanos y psicológicos que se presentan en las organizaciones o, también, la disciplina científica que estudia el comportamiento organizacional. Claro que el tema se nos complica porque otros textos que se denominan «Comportamiento Organizacional» lo definen como "disciplina que investiga el influjo que los individuos, grupos y estructura ejercen sobre la conducta dentro de las organizaciones, a fin de aplicar esos conocimientos y mejorar la eficacia de ellas" (Robbins, 1987), en tanto que otros hablan de conducta en las organizaciones y la definen como las acciones de miembros organizacionales, en tareas organizacionales, en roles organizacionales en escenarios conductuales organizacionales (McGrath, 1976) y aun otros hablan de conducta organizacional refiriéndose tanto a las conjuntas de las personas que actúan en el seno de organizaciones como a la conducta de la propia organización, al considerar a ésta como una formación social capaz de actuar en su propio entorno (vid. Peiró, 1990).
Complementariamente a cuanto venimos diciendo, debemos señalar que esta falta de definiciones intencionales y de acuerdo definicional no se subsana con el acuerdo en cuanto a los contenidos. Basta revisar media docena de manuales para identificar ese 30 % aproximadamente de temas comunes. El 70 % restante es fruto de la libre elección de cada autor.
Alguien podría señalar que, siendo tan extenso, profundo y complejo el objeto de estudio, era de esperar esa falta de acuerdo en los contenidos. Ciertamente entendemos que es el argumento más difícil de rebatir pero ¿no es factible ordenar, siquiera mínimamente, cualquiera que fuere el criterio, la preeminencia de unos temas sobre otros de modo que un gran ámbito disciplinar pudiera descomponerse en subámbitos más específicos aunque, eso sí, constituyera una globalidad de conocimiento ordenado, estructurado y relacionado?. Desde el diseño de estructuras organizativas y procesos de trabajo hasta los planes de carrera o de jubilación, pasando por los mil y un temas que se podrían considerar, es factible una ordenación y prelación de contenidos que, sin duda, ayudarían extraordinariamente a los autores, a los investigadores, a los estudiosos y a los profesionales y, seguramente también, a los colegas de las profesiones temáticamente más próximas.
Otro tanto cabe decir de otros muchos conceptos, propios o importados, que se utilizan constantemente en PsO. A mi juicio no cabe duda que es necesario y urgente formalizar mínimamente el lenguaje de la PsO de modo que los términos se refieran a conceptos claramente definidos -no importa lo artificial que sea tal definición-, que las relaciones que se establecen entre conceptos sean claramente unívocas y que las derivaciones proposicionales tengan un significado único. Entendemos que sólo así será posible progresar en el avance científico en el mundo de las organizaciones.
1.2. - La jungla teórica
La fragilidad del conocimiento científico de un ámbito cualquiera de la realidad se corresponde directamente con la debilidad de las teorías que lo sustentan. Quiere esto decir que la validez del conocimiento científico reside en la validez de las teorías que lo sostienen y la validez de éstas reside, a su vez, en la falsabilidad de las hipótesis que, derivándose de aquéllas, son susceptibles de contrastación empírica.
Una breve descripción del estado del conocimiento científico que se suele recoger bajo la etiqueta general de «Psicología organizacional» y sin descender a un nivel estrictamente epistemológico, nos pone de manifiesto que:
Dado que no está bien definido el ámbito de preocupaciones y la perspectiva de estudio, es imposible definir con claridad y precisión cuáles son y cuáles no las teorías concernientes a dicho objeto.
Consecuencia inmediata de lo anterior es la proliferación de teorías y más teorías, casi siempre de corto alcance, constituyendo una verdadera jungla donde el orden, las interrelaciones e interdependencias no son precisamente las características dominantes. Muchas formulaciones parecen ser resultado, más bien, de una interpretación personal de situaciones muy concretas y específicas en lugar de verdaderas teorías científicas.
Existen muchos estudios empíricos que están orientados únicamente por un proyecto de intervención carente de toda referencia teórica explícita. De tal estudio, evidentemente, sólo se pueden derivar intervenciones parciales, incongruentes y, con relativa frecuencia, contradictorias.
1.3.- El impacto de las mal denominadas «nuevas tecnologías» 2:
Digo mal denominadas porque en cada tiempo, en cada período histórico se produce una tecnología o unas tecnologías que para las gentes de ese tiempo son las «nuevas» y también las últimas. En los tiempos actuales -año 1995 cuando hablamos de nuevas tecnologías ¿a qué nos estamos refiriendo?
Suele ocurrir que al formular esta pregunta, todo el mundo piensa en la informática, la robótica, la ofimática, la domótica y un sinfín de "-ticas " más; pero también en ordenadores, robots, cables de fibra óptima, etc. Pues bien, la pregunta es difícil de responder no porque no esté claro que son las «nuevas tecnologías» sino porque no está nada claro que es la «tecnología». Para no distraer al lector con términos exóticos y vanguardistas digamos simplemente, siguiendo a November (1994), que el concepto de tecnología abarca un sinnúmero de facetas, muchas veces heterogéneas o inconexas. Tecnología significa:
la aplicación práctica de los conocimientos científicos
las competencias técnicas
el conjunto de procedimientos de la producción
el saber hacer industrial
la innovación tecnológica
Según esto, es fácil inferir tres aspectos básicos de la tecnología: en relación con la ciencia, con la técnica y con la sociedad. Así, "esta noción incluye tres dimensiones que están estrechamente vinculadas:
1. La tecnología es la aplicación sistemática de los conocimientos científicos en las actividades económicas (sobre todo industriales).
2 En el desarrollo de este epígrafe hemos seguido de cerca la exposición de November, A. (1994). Nuevas tecnologías y transformaciones socioeconómicas. Manual de nuevas tecnologías. Madrid, IEPALA.
II. La tecnología puede ser concebida como la combinación de diferentes técnicas de producción a la que se añade el conjunto de conocimientos en materia de organización del trabajo y de gestión de las empresas.
III. La evolución de la tecnología es inseparable de las estructuras económicas y sociales de una sociedad "determinada" (November, 1994).
Este planteamiento de la tecnología conlleva tres aspectos claramente diferentes en el caso de la Psicología Organizacional:
En primer lugar, la Psicología Organizacional (PsO), en cuanto cuerpo de conocimientos científicos, es capaz de crear y desarrollar un cuerpo de conocimientos técnicos y tecnológicos que se dirigen fundamentalmente al diseño, rediseño, evaluación, creación, eliminación, etc. de las características estructurales y dinámicas de las organizaciones formales (muchos de tales ,conocimientos serían fácilmente extrapolables a otras formas de organización social), así como al flujo de actividades que tienen lugar en ese entorno social o que de alguna manera lo pudieran afectar como variables antecedentes, consecuentes o concomitantes. De entre todas estas variables destacan por su relevancia las relacionadas con el componente humano.
En segundo lugar y pese a la indefinición de su objeto de estudio, parece claro que el objeto de la PsO está profundamente afectado por el cuerpo de conocimientos científicos, técnicos y tecnológicos que son producto de otras ciencias y que en su devenir apenas toman en consideración los efectos, deseables o no, que se puedan producir en el objeto de estudio de la PsO.
En tercer lugar y como secuela de las dos consecuencias anteriores, el objeto de estudio de la PsO tiene que ser abordado desde los puntos de vista científico y tecnológico (léase teórico, metodológico, empírico e interventivo) no sólo como algo que cambia a lo largo del tiempo, como estados que experimentan cambios, sino como cambio que es, como algo cuya realidad es esencialmente proceso.
En consecuencia, el impacto de las nuevas tecnologías lo único que pone de manifiesto en el cúmulo de errores derivados de la concepción de la organización como estado o como resultado en lugar de como proceso. De hecho esta experiencia no es nueva en la historia de la humanidad. Las diversas transiciones tecnológicas así lo atestiguan:
1) Las tecnologías artesanales se caracterizaban porque:
Los materiales trabajados por los artesanos eran altamente valorados, con atributos a veces sagrados.
Los gremios constituían verdaderas categorías sociales, depositarias de conocimientos seculares y muy difíciles de traspasar. Cada gremio estaba, a su vez, fuertemente jerarquizado.
La tecnología tenía un carácter global, afectando a todas las fases del proceso de producción.
El trabajo artesanal estaba cargado de toda una simbología religiosa y cultural lo que configura un sistema socio- técnico tradicional profundamente estructurado y especialmente resistente a los cambios tecnológicos que vengan del interior y. más todavía, del exterior.
2) Las tecnologías industriales, en cambio, se caracterizan porque:
Las materias primas pierden su valor, se instaura la producción en masa de productos estandarizados.
Los medios de producción, los conocimientos, la mano de obra y la energía se agrupan constituyendo grandes unidades de producción donde lo singular, lo privativo, lo diferente ha desaparecido.
Con la organización científica del trabajo se pierde el carácter global de las tecnologías tradicionales y se instaura la especialización, la coordinación, la separación de actividades manuales de las intelectuales, etc.
Se pierde el vínculo entre productor, producto y usuario del mismo. Surge la mercadotecnia para poder vender masivamente aquella producción en masa.
3) Con las tecnologías alternativas, surgidas de las limitaciones e inconvenientes de las tecnologías industriales (gigantismo industrial, jerarquización rígida, despilfarro de recursos de todo tipo -humanos, energéticos, materias primas, ...- ) se produce un profundo cambio que se caracteriza por:
Aumento de la participación social. Uso óptimo de las materias primas. Uso de fuentes energéticas locales y renovables.
Directamente relacionadas con las tecnologías alternativas están las tecnologías apropiadas, la mezcla de tecnologías, las tecnologías comunitarias y, cómo no, las tecnologías de punta o «nuevas tecnologías» o «altas tecnologías» y que se basan en la microelectrónica, la informática, las telecomunicaciones, la robótica, los nuevos materiales, los láser, la biotecnología, etcétera. "Estas tecnologías son, en la mayoría de los casos, polivalentes ' y crean vínculos orgánicos entre la agricultura, la industria y los servicios" (November, 1994). De este modo, al integrar los más variados sectores en un único e integrado sistema económico productivo global, hace inútil la tan utilizada clasificación ya tradicional de los sistemas productivos en sector primario, secundario y terciario.
Toda esta exposición-descripción sobre el impacto de las «nuevas tecnologías» no tendría sentido en este artículo si no fuera porque tales tecnologías han venido a trastocar un orden establecido y ya casi admitido como natural, aunque, como se puede deducir de lo dicho, no era sino un resultado de otras tecnologías que, a su vez, trastocaron otro orden anterior.
Este trastrueque se produce sobre todo en la subjetividad y conciencia del individuo al afectar a las formas de categorización de la realidad y a los conjuntos-sistemas de significantes y significados que la hacían comprensible, dominable y previsible. Pero aquí no nos interesa el impacto global de las «nuevas tecnologías» sino únicamente en lo que concierne a ese todavía indefinido objeto de estudio de la PsO y que, estableciendo grandes categorías, podemos clasificar del siguiente modo:
1- La organización del trabajo
Sin querer atribuir exclusivamente a las "nuevas tecnologías" las razones de las transformaciones en la organización del trabajo, he de empezar reconociendo que en este fin de siglo se está produciendo un profundo cambio en los conceptos de organización, trabajo y organización del trabajo. No es que se haya superado el taylorismo, el fordismo, el fayolismo, la socio-tecnia, los grupos autónomos y la dirección autogestionaria. Estas eran formas operativas de una misma concepción de organización. Lo que ahora se está produciendo es un cuestionamiento de esa concepción. No se trata de dividir, especializar, coordinar, integrar, supervisar cualquiera que sea la forma operativa bajo la que ese tipo de hechos se producen. Antes bien cabe pensar que una organización es simplemente un "sistema de significados" 3 con toda una serie de características o propiedades tales como artificialidad, instrumentalidad, complejidad, extensión, consistencia, integración, estabilidad relativa, convertibilidad, origen, fin, profundidad temporal y participación (Fernández-Ríos & Sánchez García, en prensa).
Además de este cambio radical en el concepto de organización creo que se producen otros muchos cambios organizativos que son corolarios del anterior:
a) La superación definitiva de la conceptualización que de la organización, del trabajo y del hombre subyacía en el movimiento de organización científica del trabajo, en el movimiento de relaciones humanas, en el sociotécnico y en el del desarrollo organizacional.
b) La transformación progresiva del lugar de trabajo, del tiempo de trabajo y de las relaciones interpersonales verticales y horizontales.
c) Transformación de los procesos de planificación, coordinación, control, etcétera.
d) La emergencia de nuevas formas de organización, de relación persona-persona y persona-tecnología en el trabajo.
e) El surgimiento de nuevas formas de relación persona-organización: nuevas alternativas a la contratación, formas de compensación, nuevos parámetros de participación.
f) El surgimiento y reconocimiento de nuevos constituyentes de la organización: los proveedores, los clientes internos, los clientes intermedios, los clientes finales, las organizaciones de consumidores y demás organizaciones no gubernamentales, los competidores, etc.
Esta organización en cuanto a sistema de significados no es inmediatamente observable ni equiparable a una realidad objetiva de naturaleza fisicalista. De ahí que podamos afirmar que una organización es algo esencialmente subjetivo y formalmente objetivable y que solo podemos acceder a este mundo de significados mediante la interacción de quien lo posee con quien desea acceder a él. Esos significados pueden diferir totalmente e incluso entrar en contradicción de una organización a otra.
No conozco ningún teórico de la organización que haya destacado suficientemente esta dimensión. Nos resultaría muy fácil seguir, por ejemplo, a Weick y sostener con él que una organización es un "cuerpo de pensamientos" o, mejor todavía, cuando argumenta que la organización es un ..sistema de significados compartidos" o una "realidad socialmente construida". Pero no nos es posible aceptar tales definiciones: existen diferencias que podemos subrayar aún a riesgo de caer en algún extremo que, de momento, desconocemos: estas definiciones de organización no permiten diferenciarla de otras entidades sociales. "Todas" -las realidades sociales- pueden ser consideradas como socialmente construidas en alguna de sus partes y desde alguna perspectiva. Esto no quiere decir que la organización sea necesaria y enteramente una construcción social, al menos en cuanto sistema de significados. Sí lo será o, al menos, lo padecerá, cuando llegue a ser un sistema de significados compartidos. Más aún, en no pocas ocasiones la misma concepción y creación de la organización se lleva a cabo mediante un proceso de construcción social con lo que tales organizaciones siempre fueron un sistema de significados compartidos.
En pocas palabras, si no hay un sistema de significados no existe organización. Pero puede existir una organización sin que aquel sistema sea compartido. Un ejemplo de lo segundo -lo primero no necesita ser ilustrado- es una organización estrictamente mecanicista. Sólo una persona -la que posee el sistema de significados conoce, sabe y entiendo lo que se hace, por qué y para qué. Las demás personas son verdaderas máquinas. No comparten significado alguno en lo que a la intelección de la organización concierne. Simplemente se limitan a obedecer.
Tal vez quienes más se han aproximado a esta concepción de la organización han sido Katz y Kalin y probablemente lo hicieron de un modo no totalmente consciente: por una parte subrayan la diferencia entre los sistemas abiertos de naturaleza social y los de naturaleza física y biológica y, por otra, señalan la total artificialidad de la organización como sistema. En efecto, esta naturaleza artificial de los sistemas sociales nos lleva a reflexionar sobre lo efímera que puede resultar su existencia así como sobre su esencial imperfección y su naturaleza esencialmente instrumental. (Fernández-Ríos & Sánchez García, en prensa).
2- La identificación, creación y desarrollo y transformación de recursos humanos
Efectivamente, la aparición y utilización creciente de las "nuevas tecnologías" conlleva una sustitución de los recursos humanos necesarios. Recursos que hasta hace poco eran fundamentales han dejado de ser necesarios y recursos que apenas eran valorados y ni siquiera reconocidos como tales han pasado a ocupar un primerísimo nivel en su valoración. Es el caso, por ejemplo, de la capacidad de adaptación al cambio, la gestión de la incertidumbre, el disentimiento colaborador, la construcción, eficacia y eficiencia grupales y mil más que no acertamos a identificar.
Muchos de estos recursos no sabemos reconocerlos ni mucho menos evaluarlos, desarrollarlos y recompensarlos. La PsO tradicional y la Psicología del Trabajo y otras no disponen de los recursos teóricos, ni de los recursos tecnológicos, ni los profesionales del sector la cualificación científico-técnica necesaria.
3- La gestión y dirección de organizaciones
Consecuencia lógica de los dos puntos anteriores es el impacto de las "nuevas tecnologías" en la gestión de organizaciones y procesos organizacionales. Probablemente cambiarán los perfiles de liderazgo, la habilidades sociales requeridas, etc. Incluso pudieran no ser necesarios ni líderes, ni jefes, ni coordinadores generales tal y como hoy los entendemos.
1.4.- Las desorientaciones atribuidas a los choques culturales.-
Si la coordenada tecnológica crea confusión y desorientación en casi todos los órdenes de la vida en este fin del s. XX, la coordenada cultural, notablemente influida por la anterior, da a todo ese amasijo de conocimientos, teorías, resultados empíricos y experiencias personales una coloración singular.
Efectivamente, las distancias geográficas ya no se miden en kms. sino en minutos que se tarda en recorrerlas; los productos y los servicios se condensan y encogen hasta reducirse a información; la creación y eliminación de productos y servicios se producen a diario. La globalización e internacionalización de la ciencia, la tecnología, la economía y los servicios provocan confrontaciones que unas veces reducen y otras agigantan las diferencias culturales. Tales diferencias afectan a todos los órdenes de la vida moderna: desde los hábitos de alimentación hasta los ritmos de trabajo y ocupación del tiempo de ocio.
Para suavizar estas diferencias se crean intencionadamente en áreas ajenas y alejadas islas culturales: un grupo o una comunidad de dimensiones reducidas puede crear en el interior de una ciudad o de un territorio una zona de influencia que reproduce con bastante fidelidad las peculiaridades propias de la cultura de origen.
Esta forma de proceder u otras alternativas tratan de crear un entorno adecuado a la persona pero es imposible evitar todo tipo de interferencias. Por eso se pretende adecuar la tecnología de origen a la cultura en cuestión creando así artefactos que suscitan rechazo y, tras un tiempo durante el que son venerados' no tardan en ser blanco de todas las iras y frustraciones, atribuyendo en desmesura a las diferencias culturales responsabilidades o causalidades que seguramente no tienen.
1.5.- Un cierto desencanto de los profesionales que hacen un uso impropio de un know how insuficiente:
La importación-exportación tecnológica y cultural se concreta en productos, servicios y estilos muy específicos y los profesionales de la PsO no disponemos de la tecnología necesaria para abordar los tipos de situaciones y de procesos que se producen cada vez más frecuentemente en el seno de las organizaciones formales.
¿Cómo mejorar la comunicación entre dos personas que no se conocen y que viven y trabajan a mil kms. de distancia, hablan diferentes idiomas (cada uno el propio), son protagonistas de culturas muy diferentes y es imposible provocar un encuentro cara a cara entre ambos? ¿Cómo establecer el ritmo de trabajo para un japonés que viene de USA a dirigir un departamento de I+D en Nissan-Motor Ibérica? ¿Cómo resolver conflictos interdepartamentales entre un japonés con una sonrisa de cristal permanente y un enfurecido sindicalista de Puertollano?
Por si esto fuera poco, piénsese en cualquier estudio realizado para diseñar y poner en marcha un plan cualquiera de intervención organizacional. ¿Qué tecnología tiene a su disposición para hacer un diagnóstico fiable y válido? ¿Traduce un formulario diseñado en Chicago y lo utiliza en Valencia sin conocer los parámetros de rigor básicos de dicho protocolo? ¿Se inventa uno sobre la marcha porque dispone de poco tiempo y, más o menos, va a proporcionar los mismos resultados?
Este estado dé cosas- provoca en no pocos profesionales un desencanto por la falta de rigor, de profesionalidad de muchos colegas y por la ausencia de un bien hacer que se hecha muy de menos y que abocará, en un futuro no lejano, a que las organizaciones profesionales se planteen el tema.
Pero tan grave como la insuficiencia tecnológica es el uso impropio de la misma. Es demasiado común el uso de un mismo protocolo para casi cualquier cosa, de un mismo juego didáctico para casi cualquier curso de formación, el uso de una determinada teoría para explicar casi -cualquier fenómeno organizacional. Un ejemplo ilustrativo de cuanto venimos diciendo es el Cuestionario de Evaluación organizacional (CEO) de Likert y Likert.- lo mismo se utiliza para diagnosticar el clima organizacional que el estilo de dirección o de liderazgo, la estructura organizacional, los proceso intraorganizacionales, etc.
Probablemente sea muy difícil corregir este tipo de errores ni sabemos muy bien cómo se podría hacer. Tal vez sea procedente empezar a pensar en la necesidad de certificación técnica y de acreditaciones profesionales.
El objeto de este nivel de análisis es el fundamento y metodología de la PsO como ciencia. Sin pretender ser exhaustivos, nos limitaremos a plantear algunos aspectos fundamentales y a extraer algunas primeras conclusiones. Para ello estructuraremos nuestro análisis en torno a cinco epígrafes 4:
2.1- La insuficiencia teórica:
¿Sobre qué se asienta la afirmación de que en PsO existe una insuficiencia teórica cuando, simultáneamente, se está afirmando, como algo indeseable, que existen muchas teorías, tantas como para hablar de una jungla teórica?
Hablar de insuficiencia teórica no significa que no haya teorías, como tampoco el hecho de que haya muchas teorías tiene por que ser necesariamente negativo. Más bien al contrario. El problema teórico en PsO reside, a mi entender, en los siguientes hechos fundamentales:
1- Las teorías han sido concebidas, en términos generales, para comprender y explicar situaciones y estados en lugar de procesos. Es tolerable que se proceda a considerar un proceso como si fuera un estado (los estados cuasiestacionarios de Lewin) pero lo que no es permisible es llegar a creérselo ciegamente. Se puede admitir como estratagema metodológica o como recurso tecnológico. No como supuesto teórico ni como realidad objetiva.
Tal vez sea adecuado considerarlas como teorías prototecnológicas, destinadas a proporcionar herramientas aplicadas sobre procesos y situaciones endógenas o microscópicas. Estimuladas desde las insaciables urgencias de los gestores organizacionales, se han visto reducidas al indecoroso papel de ejercitarse como prácticas técnico-profesionales y pericias instrumentales.
2- En la pretensión -casi obsesión- de establecer relaciones de causalidad unidireccional necesaria y suficiente, muy al modo de las ciencias físicas y naturales. Tales relaciones puede que existan pero no las conocemos y, en todo caso, no son las únicas ni, probablemente, las más importantes.
Decimos que existe una relación de identidad entre dos elementos cuando son iguales y ocurren al mismo tiempo; si son iguales y ocurren en momentos diferentes hablamos de serialidad. Si dos elementos son diferentes y ocurren al mismo tiempo estamos ante un caso de correlación y, finalmente, si siendo diferentes ocurren en momentos diferentes, hablamos de causalidad 5.
3- Las deficiencias en la construcción de teorías científicas. Como ya señaló Popper (1962) hace varias décadas, "las teorías científicas son conjeturas genuinas de alto poder informativo, que aunque no son verificables, pueden ser sometidas a severas comprobaciones críticas".
Aun admitiendo con Ritchie (1965) que todas las teorías psicológicas son "incurablemente vagas" -en realidad no tendrían porqué serlo-, lo cierto es que en "el estudio científico de la conducta organizacional nos encontramos con no pocas formulaciones que, denominándose teorías, no son tales, toda vez que en una teoría ha de ser factible identificar, por lo, menos, los siguientes elementos constituyentes:
a) Unos supuestos de partida indemostrados e indemostrables que se asumen como tales.
b) Los elementos, cosas, variables o unidades cuyas relaciones e interacciones constituyen el núcleo del objeto de estudio.
c) La naturaleza y tipo de relaciones que tienen lugar entre las unidades anteriores, es decir, explicitar las leyes de interacción.
d) Los límites o fronteras de la porción de la realidad a la que es aplicable dicha teoría.
e) Los diferentes estados del sistema en que es previsible que tengan lugar las diferentes interacciones entre las unidades.
f) A partir de los cuatro elementos anteriores ha de ser posible establecer proposiciones derivadas, esto es, conclusiones o deducciones lógicas.
g) Los componentes de cada proposición derivada han de tener referentes o indicadores empíricos ciertos e indiscutibles. Es decir, ha de formularse la proposición en términos operacionales.
h) Sustituyendo los elementos de la proposición por sus correspondientes indicadores empíricos, formulamos las hipótesis falsables o científicas.
A partir de h), la investigación científica es muy fácil de definir: establecer un sistema de medida de los indicadores empíricos implicados en cada hipótesis de cara a comprobar si los valores que se predicen teóricamente se corresponden con los obtenidos en la investigación (Dubin, 1976).
4- Contrariamente a lo que era de esperar, cuando es factible identificar todos y cada uno de los elementos anteriores, la investigación empírica no está orientada a establecer un sistema de medida de los indicadores empíricos implicados en cada hipótesis de cara a comprobar si los valores que se predicen teóricamente, se corresponden con los obtenidos en la investigación.
5- Además de lo ya dicho e independientemente de ello, las mil y una teorías o pseudoteorías formuladas, descritas y publicadas -algunos las calificarían generosamente de teorías científicas informales-, constituyen una verdadera jungla donde ni el más experto y veterano revisor es capaz de poner un orden conceptual razonable. Y ello se debe a unas pocas razones fundamentales:
a) Ocurre con cierta frecuencia que las teorías se rechazan más por viejas que por falsas, lo que no impide que, al ampara de cualquier teoría, se pueda poner en marcha un costoso proyecto de investigación empírica por la simple razón- de que el marco explicativo que constituye toda teoría convence al investigador de su propia validez y, consecuentemente, no se busca falsar la teoría sino simplemente algo imposible: demostrar que la teoría es válida.
b) No es ajeno a todo este proceder que la competencia de un científico o de un investigador se evalúe por cuanto publica y en qué medios se difunden sus publicaciones en lugar de hacerlo por el valor científico añadido que las mismas suponen. Por ello no importa la carga de conocimiento nuevo que contiene cada publicación (artículo, libro, ...) sino el mero hecho de que se haya producido.
c) Importan más las teorías nuevas y hasta exóticas que pueden aparecer que la superación de otras existentes y pendientes todavía de falsación.
d) No podemos ignorar el fenómeno de la relevancia. Hace dos décadas estalló la crisis de la Psicología Social y de una u otra forma vino a poner de manifiesto que lo que estaba ocurriendo era una intolerable falta de relevancia social de la investigación científica. Pues bien, algo parecido a lo que entonces ocurrió a la hermana mayor o en la ciencia madre de la PsO le está ocurriendo ahora a la hermana menor. Si entonces la Psicología Social tornó la vista hacia la PsO ¿hacia dónde podrán tornar la mirada los psicólogos organizacionales para vislumbrar un nuevo horizonte?
6- La PsO suele ser considerada como una ciencia aplicada 6. Esta concepción plantea no pocos problemas teóricos, científicos y epistemológicos, amén de algunos profesionales y hasta personales. Si es una ciencia aplicada, una de dos: o aplica los conocimientos obtenidos por investigadores básicos y aplicados de otra ciencia afín o tiene que llevar a cabo intervenciones y transformaciones de la realidad para, a partir de ahí, extraer el conocimiento que deberá ser elevado a la categoría de científico.
Este falso dilema es, probablemente, la peor herencia de décadas pasadas. La arrastra como consecuencia de su temprana asociación - inevitable, por otra parte,-con organizaciones industriales y mercantiles. Entusiasta de una ampliación de campo u objeto y seducida por la celeridad de sus efectos prácticos en la resolución de problemas, aceptó trocarse en ingeniería. Sin llegar a abandonar a su suerte la investigación básica y el necesario desarrollo tecnológico, sí los descuidó en grado suficiente como para caer en una dinámica de acción que, progresivamente, la iría transformando hasta llegar a convertirse en algo que, sin ser negativo, dista mucho de lo que hubiera podido ser si se hubiera ejercido con más rigor teórico, metodológico y acreditación profesional 7.
Posiblemente aquí se esconde una sutil trampa. Si la PsO consigue definir con mayor claridad que hasta ahora su propio, que no exclusivo, objeto de estudio, es de esperar y de desear que desarrolle su propia teorización para la investigación básica sin menoscabo de que desarrolle tales conocimientos hasta hacerlos explotables en su afán de comprender, explicar y/o transformar la realidad.
Uno de los grandes y graves problemas pendientes de la PsO probablemente tanto o más que en otras ciencias afines, es el de la moralidad por cuanto en su doble vertiente de básica y aplicada se encuentra casi a diario en la tesitura de tener que establecer un puente de juicio valorativo entre la explicación científica de una realidad que es y una otra que debe ser (ver epígrafe 2.5).
8- La falta de congruencia teórica. Esta incongruencia no es necesariamente negativa si es fuente de debate, reflexión y progreso teórico, pero sí es perniciosa si es consecuencia de errores en la construcción teórica. Si de la misma teoría y refiriéndose a una misma realidad objetiva o virtual es posible derivar, por ejemplo, dos o más proposiciones explicativas o descriptivas de algo y tales proposiciones están en ' contradicción o simplemente no son consistentes entre sí, estamos ante un caso de incongruencia teórica.
Pero esta falta de congruencia también se pone de manifiesto cuando sobre un mismo fenómeno, hecho o proceso podemos encontrar teorías diversas y contradictorias. Y ello no porque se estén adoptando perspectivas diferentes sino porque reflejan un incorrecto desarrollo teórico, una insuficiente comprensión de la realidad.
La falta de progreso teórico (por falsación, integración o superación de las teorías). El destino último de toda teoría científica es provocar a los investigadores para que demuestren inequívocamente que dicha teoría es incorrecta o insuficiente. No es este el caso de las teorías en PsO. El conocimiento científico no progresa. Simplemente se acumula, constituyendo verdaderas montañas de datos y relaciones interminables de teorías cuando no, bajo un cierto síndrome metamorfósico, se transforman en recetarios de soluciones prácticas y simples. El progreso, en cambio, implica un cierto orden, un cierto grado de control sobre lo que los conceptos significan y sobre lo que alcanza y no alcanza una teoría.
Pero todavía hay algo más que debiera ocurrir y no ocurre: la integración teórica. Desde la perspectiva de la teoría de campo, tal como fue formulada en su momento por Lewin, se derivaron numerosas teorías de corto alcance que incitaban a la investigación empírica pero los resultados obtenidos deberían retroalimentar no sólo la teoría específica en la que tienen uno u otro significado sino que deberían retroalimentar también la teoría de campo en el marco de la cual deberían reinterpretarse en último término. Tal. retroalimentación no sólo no ocurrió sino que aquellas teorías se independizaron y apenas se las relaciona entre sí. No se ha producido la necesaria integración teórica que permitiera a unas teorías beneficiarse con los avances de otras y así integrar poco a poco los numerosos, aunque pequeños, avances científicos.
10- El exceso de relevancia social. Hace una década que la psicología social estaba sometida a unas muy serias turbulencias epistemológicas, teóricas y metodológicas. La mayor responsabilidad de aquella profunda "confusión" y "desorientación" fue atribuida a la falta de relevancia social de la investigación científica. No es este el caso de la PsO. Contrariamente a lo que ocurría en psicología social - y sigue ocurriendo en no poca medida el pecado de la PsO es el de un exceso de relevancia social. Relevancia social y no sólo social: también relevancia económica, industrial, cultural, etc. Cualquier revista o libro de PsO plantea una inmensa cantidad de temas que nadie se atrevería a calificar de irrelevantes o de innecesarios. Ahí surge justamente el problema: en su afán de transformar la organización formal y todo cuanto con ello se relaciona, los psicólogos de la organización no se han detenido lo necesario en la reflexión teórica y estamos siendo víctimas de un meritorio pero desmesurado afán de mejorar las circunstancias organizacionales y el devenir de la persona en el seno de la organización formal.
11- Finalmente señalar que el problema teórico de la Psicología Organizacional tiene mucho que ver con la heterogeneidad de profesionales científicos y profesionales prácticos que desde muy diferentes perspectivas personales, científicas y políticas y con muy diferentes objetivos e intereses se acercan a un objeto de estudio que constituye por sí mismo una parcela de la realidad social en la que muy diversos colectivos de individuos tienen muchos y grandes intereses políticos, económicos, empresariales, sindicales y socioculturales.
La insuficiencia teórica significa aquí la incapacidad de una teoría para integrar progresivamente más y más hechos y relaciones que poco a poco se van produciendo en la indagación científica en organizaciones de todo tipo lo que termina por impedir el propio desarrollo teórico. De este modo se crea una dinámica circular empobrecedora (necesidades urgentes que reclaman soluciones urgentes que impiden la reflexión y la integración teórica; en consecuencia, al no desarrollarse la teoría cada vez se producen más soluciones incorrectas que necesitan una urgente rectificación, ... ).
2.2- La irrelevancia teórica de la investigación empírica:
La irrelevancia teórica de la investigación empírica, quiere decir que los datos de las investigaciones empíricas no retroalimentan el componente teórico de la investigación. Ocurre algo así como que es suficiente invocar una teoría, reunir datos empíricos y llevar a cabo un razonablemente buen tratamiento estadístico. Los códigos numéricos y estadísticos satisfacen la necesidad subjetiva de rigor científico y, en consecuencia, el resultado final es bueno y hasta científico. La falsación de hipótesis, el ajuste teórico o la propia superación de la teoría deja de ser el objetivo de la investigación para pasar a ser una forma de introducir el informe final.
Y todo esto ocurre, a nuestro entender, porque:
a) No existe ni una sola teoría -al menos que conozcamos-, que, habiendo sido formulada como tal, haya sido jamás realmente falsada 8. Quiere esto decir que las investigaciones- empíricas apenas conciernen a la teoría o que la teoría formulada no es científica. En uno y otro caso el esfuerzo investigador es baldío y los resultados obtenidos son irrelevantes. Significa esto que la aportación realizada es nula.
b) Los resultados obtenidos en la investigación empírica frecuentemente no afectan directa o indirectamente a la teoría porque o no tienen relación con ella o no se establece tal relación o no retroalimenta de facto la teoría de cara a su corrección o su superación.
c) Muchas investigaciones empíricas se plantean en términos de demostrar la validez de una teoría, objetivo imposible de alcanzar, en vez de proceder a demostrar la no-validez de la misma. Mil resultados confirmatorios de la teoría tienen menos valor, ceteris paribus, que una falsación confirmada.
d) En el mundo científico la aparición de nuevas publicaciones conlleva aportaciones nuevas y originales que añaden algo a lo ya dicho. La falsación de hipótesis mediante indagaciones empíricas perfectamente replicables importa más que cualquier otra cosa: si un experimento se replica fielmente y no produce los mismos resultados o hay fraude o hay error en la investigación y es preciso desvelarlo de inmediato ya que las consecuencias que se derivan son cruciales para el avance científico.
e) El conocimiento, cuando se produce, se acumula en artículos, revistas, estanterías y bibliotecas. Cuanto más se publique sobre algo más se supone que se conoce pero en muy contadas ocasiones podemos hacer un esquema que recoja el conocimiento científico de que se dispone en ese momento.
2.3- La transformación de la estructura y dinámica organizacionales:
Consideramos como algo indudable que se está produciendo una evidente transformación en la estructura y dinámica organizacionales por lo que no es necesario insistir en tal sentido. Pero ¿a qué se debe esta transformación? Ya hemos señalado en la primera parte que las innovaciones y usos tecnológicos y el creciente trasiego cultural de las relaciones sociales, políticas y económicas de todo tipo no han hecho sino destapar una situación que subyacía desde hace no menos de 10 ó 15 años sin que nunca hasta ahora haya sido objeto de reflexión y de debate.
Sin embargo esta argumentación no dice que haya sido provocada sino simplemente destapada por los factores anteriormente mencionados. ¿A qué se debe, pues? En nuestra opinión las raíces de la transformación organizacional bien pudieran ser las mismas que provocaron el desarrollo tecnológico y la transculturalidad. A saber:
En primer lugar, la abundancia de las sociedades más desarrolladas, lo que ha permitido destinar grandes cantidades de recursos a la indagación científica para satisfacer la curiosidad intelectual.
2. En segundo lugar, el acceso al conocimiento, aunque a distintos niveles, de la gran mayoría de los miembros de esas sociedades. Esto permitió un crecimiento vertiginoso en el aprovechamiento de recursos humanos de todo tipo,
3 Como consecuencia de 1 y 2 se produce un profundo cambio en el concepto de hombre y mujer, en el concepto y significado del trabajo y, como no, en el concepto y significado de la persona-que-trabaja.
4. El cambio recogido en 3 se produce paralelamente a otra serie de cambios sociales que tienen que ver con el mundo de los valores. La libertad, la autonomía individual, el desarrollo personal, la igualdad entre las personas, el reconocimiento mutuo de derechos y deberes, el respeto a la naturaleza, la responsabilidad social, ete. son sólo algunos ejemplos que tratan de ilustrar la profunda transformación social que, irremediablemente, repercutió en el concepto y significado de organización.
5. Fue así como se cuestionó y quebró el principio de autoridad (junto con todos los elementos relacionados: autoritarismo, jerarquización, orden, supervisión, mando, ...), el principio de especialización (fragmentación, superespecialización, rutina, ...), el principio de centralización (alta dirección, supervisión, unidad de control, delegación de responsabilidad, toma de decisiones centralizadas, ...).... En su lugar aparecen las organizaciones con estructuras horizontales, matriciales, divisionales, de azar, la ausencia de estructura. ...
6. ¿Y qué decir de la dinámica organizacional? Las personas quieren y deciden intervenir en todos los procesos organizacionales: toma de decisiones, control de calidad, mejora continua, atención al cliente interno y externo, iniciativas personales, asunción personal de riesgos, el enriquecimiento del propio puesto de trabajo y de la propia unidad de producción, ... Pero esta actitud activa. ante el trabajo formalmente organizado supone una verdadera revolución respecto a los procesos organizacionales tradicionales y que, a su vez, demandan nuevas estructuras. Aquellos flujos de trabajo, de información, de toma de decisiones, de autoridad, etc., ya no siguen siendo los mismos. El cambio producido no es en cantidad sino en calidad. Se trata de principios, de supuestos, de conceptos y de valores diferentes.
2.4- Las inconsistencias culturales:
Por inconsistencias culturales entendemos la falta de congruencia o de compatibilidad entre principios, creencias, ideas y valores que, provinientes y pertenecientes a culturas distintas, se entrecruzan y coexisten en un entorno no falto de tensión como consecuencia de las organizaciones formales multinacionales que, cada vez más, constituyen una nueva forma de parcelar la superficie terrestre. Serían los nuevos estados que, asentándose sobre los estados tradicionales y sobre las sociedades y culturas que temporalmente, conviene, constituyen verdaderas marañas culturales cuyas consecuencias repercuten en casi todas las organizaciones formales. Esta repercusión se produce bien por efecto del más elemental modelado, bien porque tales organizaciones imponen un estilo de vida que, en cierto modo, constituye una breve y simple cultura que interesa en cada momento, sin parar mentes, ni en la fagocitación, ni en la violencia cultural que de uno u otro modo practican.
Es así como se pueden comprender, por ejemplo, las breves euforias que de tiempo en tiempo se viven de la mano de verdaderos best-sellers que ora venden la conveniencia de los círculos de calidad (importados de Japón) o de los grupos de progreso (llegados de Francia) o del just in time (también venidos de Japón), ora el movimiento de calidad total, mejora continua, calidad de servicio, etc. (venidos de Japón y de EE.UU. por rutas diferentes) o, los dos últimos gritos, la reingeniería y la gestión de la crisis (recién llegados de EE.UU.).
Cada una de estas modas-euforias- proyectos se ha vivido con verdadera intensidad como conteniendo en sí la solución a casi todos los males de las organizaciones formales que nos rodean. Podríamos incluso llegar a afirmar que toda empresa que se precie de ser eficaz, moderna y vanguardista ha de tener algunos vigías permanentemente atentos para identificar la última novedad, la última idea más o menos original que ha expresado alguno de los gurús para leer el libro y, cual fiel y creyente discípulo, verdaderos embajadores del profeta, intentar ponerlo en práctica inmediatamente en su empresa. Claro que antes de probar la eficacia de cada solución total ya habrá transcurrido su tiempo y se habrá iniciado una nueva acción que será víctima del mismo proceso.
Pues bien, esto provoca verdaderas inconsistencias culturales, cuando no contradicciones. Esta inconsistencia se sufre y experimenta tanto a nivel del sistema cultural general como a nivel de la cultura organizacional y, obviamente, a nivel del sistema de significados que, como ya señalamos, es toda organización formal.
Estas inconsistencias constituyen por sí mismas una verdadera cultura nueva caracterizada por la incertidumbre, la provisionalidad y el riesgo. Estas características del entorno interno y externo de toda organización deben empezar a ser tomadas sistemáticamente en cuenta por las teorías organizacionales.
2.5. El problema de la moralidad:
Uno de los problemas más difíciles de resolver con que se encuentra la PsO en este fin de siglo tiene que ver con la conexión que se ha establecido entre teoría científica y contexto o marco de referencia moral.
Este problema tiene un doble planteamiento: por una parte es. consustancial a toda indagación científica y particularmente la que se orienta hacia las cuestiones psicológicas y sociales la presencia de un componente moral que afecta tanto a la selección de los temas objeto de estudio, al modo como se investiga y a la intencionalidad que subyace en todo el acto investigador y que va mucho más allá del mero deseo del conocimiento por el conocimiento; por otra parte se puede observar como se invoca el nombre de la ciencia para realizár recomendaciones, ofrecer sugerencias, justificar actuaciones, ...
En efecto cabe afirmar que en toda ciencia está presente un objetivo además del objeto. Tal "objetivo es algo fundamental porque en él va la justificación misma de esa ciencia. Si esto puede decirse de cualquier disciplina, con mayor razón cabe decirlo de las ciencias sociales. Y este punto es tanto más importante cuanto que a veces se escamotea o se deja en un oscuro segundo plano como si se tratara de una cuestión sin importancia" (Díaz de Quijano, 1993).
Mills (1961), como muy bien recoge -Díaz de Quijano (1993), lo dijo con mayor rotundidad: "... quiéralo o no, sépalo o no, todo el que emplea su vida en el estudio de la sociedad y en publicar sus resultados, está obrando moralmente, y, por lo general, políticamente también. La cuestión está en si afronta esta situación y acomoda su mentalidad a ella, o si se la oculta a sí mismo y a los demás y va moralmente a la deriva".
Ert cuanto a la invocación de la ciencia como fuente inspiradora de normas de conducta propia y ajena que sugiere, recomienda o sanciona comportamientos morales, observamos un uso creciente y en frecuente marco de referencia obligado. Ya en 1976 señalaba Dubin que las "teorías de las ciencias conductuales tienen una audiencia especial que va mucho más allá de la pura familiaridad con la ciencia del comportamiento".
Ello se debe, según Dubin (1976), a tres razones fundamentales:
1. En la medida en que los modelos teóricos desarrollados son comprendidos por los legos y también en la medida en que tales modelos se incorporan en los sistemas de pensamiento de tales legos, llegan a constituir una fundamentación para la toma de decisiones y, por ello mismo, influyen directamente sobre la dinámica de las organizaciones. Además, así lo han pretendido y lo siguen intentando día a día los miles de psicólogos que se dedican a tareas de consultoría. En último término pretenden que los directivos, ejecutivos, mandos, etc. conozcan, comprendan, utilicen y apliquen los modelos de la PsO en su comportamiento cotidiano y particularmente en la actividad empresarial y de negocios.
2. En el mundo secularizado en que vivimos la moral Judeo-cristiana se ha quedado insuficiente o no es fácilmente invocable. No ocurre lo mismo cuando se trata de teorías "científicas ": la ciencia goza de un valor tal que su invocación acalla voces rebeldes y tranquiliza conciencias al constituir un marco de referencia que permite al directivo- ejecutivo-tomador de decisiones poder actuar como tal. La recomendación de la ciencia equivale casi a un mandato y suele considerarse suficiente justificación moral de los propios actos y de los ajenos. El científico es un filósofo, un investigador y no un moralista pero sí un proveedor de razones morales.
Es así como se puede comprender que autores como Likert o Maslow o Herzberg entre los no vivos o Drucker, Lawler.... entre los vivos, han tenido o tienen mucho más éxito entre los profesionales de la dirección y de la gestión que entre sus colegas científicos.
Si uno se pregunta por qué ocurre lo anterior, la única respuesta plausible es que las llamadas teorías o tienen un claro componente moral o son susceptibles de ser interpretadas como tales. Dubin (1976) pone como ejemplo el modelo de "alargamiento del puesto de trabajo":
"El "alargamiento del puesto" es atractivo desde el punto de vista del directivo porque permite una mayor delegación de responsabilidades en los individuos, puede incrementar la moral y la implicación en el trabajo y puede conducir a un mayor esfuerzo. ... implica también la presencia de un tipo de moral imperativa en los hombres que trabajan de cara a buscar puestos "alargados" y aceptar el aumento de responsabilidades que conllevan los puestos "alargados". Además, el directivo puede ver este modelo como moralmente justificado porque aplicándolo satisface expectativas mayores del hombre medio. No lo hace por la bondad de su corazón o por caridad cristiana. Desea "alargar" los puestos porque él realiza bien su trabajo haciendo que los hombres trabajadores se autodesarrollen plenamente, lo que constituye todo un resultado moralmente satisfactorio".
Aún reconociendo que ésta es una función que suelen cumplir las teorías para los Profesionales de la ciencia aplicada (Merton, 1949), también es verdad que constituye un verdadero lastre para la investigación científica. Y ello por varias razones:
a) Cada vez son más las teorías que tienen más de moral que de científicas. Aspiran únicamente a establecer un "debe ser" y sus defensores se confunden con los predicadores.
b) Algunas formulaciones teóricas podrían llegar a constituir verdaderas teorías científicas pero en su proceso de constitución son apropiadas por personas ajenas que las utilizan, las defienden con la espada, cual dogma de fe, si fuere necesario y las invocan cual carta magna y a su autor se le rinden los honores a la pleitesía de una verdadera estrella o de un dios.
c) Todo ello impide tratar dicha teoría científica, cuando lo es, como tal. No se puede dudar de ella, no se puede someter a verificación empírica, si algún dato la contradicen no se lo toma en consideración, etc.
d) Su superación viene de la mano del olvido inducido por la aparición de otra estrella con su propia "teoría". Entre tanto se habrán impartido cientos o miles de conferencias en todo el mundo ante oyentes ansiosos de oír un mensaje novedoso que poder llevar a su organización. Todo ello supone la generación de intereses que movilizan miles de millones de dólares.
e) No deja de ser extraño que quienes más destacan por tales actividades no tienen ningún tilo de formación en ciencias del comportamiento. Ingenieros, economistas, abogados, filósofos, periodistas y algún que otro psicólogo, todos o casi todos con una muy amplia experiencia personal y empresarial a sus espaldas, transcriben su historia y su presunta teoría y la venden cual pócima salvadora.
A lo largo de veinte años, y pocas páginas he tratado de hacer una radiografía que, aunque incompleta e insuficiente, muestra de un modo descarnado el estado actual de la PsO. No se trata de ser optimista ni pesimista: se pretende únicamente contribuir a fundamentar lo mejor posible el conocimiento científico y señalar las limitaciones y deficiencias observables en el quehacer investigador y profesional.
No todas las deficiencias y limitaciones han sido recogidas -sería una tarea casi imposible- pero estoy convencido de que todas las expuestas son tales. El que sean muchas o pocas y más o menos graves no significa ni desacreditar ni poner obstáculos a la ciencia y al progreso científico. Se busca, por el contrario, suscitar la crítica y la reflexión e invitar a un esfuerzo complementario para mejorar cada vez más la calidad del trabajo científico y profesional.
No todas las ciencias, ni mucho menos las ciencias sociales y del comportamiento, se puede permitir este lujo de crítica y reflexión. La PsO constituye uno de los ámbitos más consolidados y florecientes de la psicología en general y de la psicología social en particular. Su relevancia y significación están más allá de toda discusión y el grado de desarrollo y madurez alcanzados son reconocidos y valorados por profesionales de disciplinas de dentro y de fuera de la ciencia psicológica. Pero, para poder seguir progresando, la PsO requiere que teóricos, investigadores y profesionales revisen críticamente los frutos de su trabajo, reinterpreten los conocimientos adquiridos y sienten las bases para superar conceptos y métodos característicos de la segunda mitad del siglo XX.
Hace esto supone enfocar el objeto y el conocimiento de la PsO desde, por lo menos, seis ángulos diferentes pero complementarios:
1. El punto de vista fenoménico. Este enfoque es importante tanto por las implicaciones que supone de cara a su reconocimiento y aceptación social, como por la llamada de atención que significa para propios y extraños con el fin de cuidar la presentación y valoración de los productos de la actividad investigadora y profesional y de valorar de un modo justo y ecuánime los resultados del trabajo propio y ajeno.
2. El punto de vista epistemológico. Esta perspectiva es, evidentemente, fundamental y, sin embargo, llama la atención la escasez de trabajos, significativos sobre ella. Se parte de demasiados supuestos y se dan por sobreentendidos y demostrados cosas y principios que o no existen o no son correctos. Aquí se incluye, obviamente, todo lo relacionado con el conocimiento científico y las formas de acceder y organizar el mismo, pudiendo diferenciar, al menos, tres aspectos:
2.1. Tenemos en primer lugar el problema de la teoría y de la falsación de hipótesis y, previo a él tenemos el problema de las definiciones conceptuales y de los constructos. 2.2. Tenemos, en segundo lugar, el problema de los métodos y de las tecnologías de investigación y de desarrollo de aplicaciones.
2.3. Subyaciendo a los dos puntos anteriores y por ello mismo, previo a ellos, tenemos un grave problema del modelo o paradigma científico. Los modelos o paradigmas y los métodos y tecnologías dominantes hasta ahora fueron concebidos para una realidad que, como se dice a lo largo de todos los epígrafes 1 y 2, ya no es y la realidad que empieza a ser no parece ajustarse a los requerimientos y supuestos del pasado.
3. Tenemos también, en tercer lugar, el punto de vista de la moralidad de la indagación y uso del conocimiento científico. Es un problema ajeno a la propia investigación de la PsO pero la aceptación de la responsabilidad social que se puede derivar de los propios actos hace que pase a ser un tema no sólo relevante sino también fundamental en las próximas décadas.
Todos estos temas son de interés crítico de la PsO. En este artículo únicamente he pretendido abrir la brecha haciendo una serie de reflexiones y críticas desde los punto de vista 1 y 2.1. de los señalados en este epígrafe junto con algunas observaciones referidas al punto 3. Es de esperar que en el futuro el debate se enriquezca y complemente con otras aportaciones críticas y contracríticas.