EDITORIAL


Acaba de aparecer la Memoria de Actividades de 1995 de la Fundación para la Formación Continua (FORCEM).

El dato principal es que, en base a la convocatoria de 1995, se han formado 1.003.135 trabajadores con ayuda de la FORCEM, lo que supone el 14,72 % de la población asalariada del sector privado.

Es decir, sobre 12.041.800 ocupados (EPA 1995), los ocupados asalariados del sector privado son 6.816.700, otros 2.121.500 son asalariados del sector público, y 3.099.000 son ocupados no asalariados, en su mayoría autónomos.

Asalariados del sector públicos y autónomos estaban excluidos inicialmente del Acuerdo Nacional sobre Formación Continua (ANFC). Pero, en reunión de la Comisión Tripartita del ANFC (1-3-95), se acordó dedicar un presupuesto de 5.000 millones para financiar el Acuerdo sobre Formación Continua en las Administraciones Públicas.

Por tanto, en este momento, el principal colectivo excluido de cualquier plan de formación gratuito o subvencionado es el de los autónomos: no son objeto del Plan Nacional de Formación e Inserción Profesional (PLANFIP) al no ser desempleados, y no se forman con financiación de la FORCEM, al no ser asalariados. Al parecer, el problema reside en que no cotizan el 0,7 % de cuota de formación profesional.

La financiación comprometida por la FORCEM para atender al millón de alumnos fue de 57.435 millones, lo que hace una financiación media por alumno formado de 57.256 ptas/alumno. Dado que la duración promedio de los cursos fue de 45 horas, la financiación por hora/alumno fue de 1.272 ptas. En 1994 fue de 828 ptas. Respecto a 1994, el número de alumnos creció un 24,5 %, mientras que el volumen total de horas aumentó sólo un 8 %.

Respecto a las empresas, han contado con ayudas ANFC en 1994, el 9 % de las 686.404 empresas existentes en España (en 1991), pero con variaciones significativas según el tamaño: así obtuvieron financiación el 62 % de las empresas de más de 2.000 trabajadores, y el 48 % de las de 500-2.000, frente al 9 % de las de 1-250.

Respecto a la categoría de los participantes, cerca del 50 % (46,37 %) son Trabajadores Cualificados, seguido de Técnicos (18,81 %) y Mandos Intermedios (15,5 %). Pero si se analiza el peso relativo según su presencia en el mercado de trabajo, encontramos que la probabilidad de participar es inversamente proporcional a la posición en la jerarquía categorial. Así, si los Mandos Intermedios sólo suponen el 15,5 % de los alumnos formados, ello supone que se han formado el 43,4 % de los miembros de la categoría. A su vez, el personal de Dirección sólo supone el 6,87 % de los alumnos totales, pero ello supone que se ha formado el 42,5 % de la categoría.

Por el contrario, si los Trabajadores Cualificados suponían el 46,37 % de los formados, ello sólo suponía que se han formado el 10,67 % de su categoría, por debajo del promedio: 14,72 %. Finalmente, los trabajadores no cualificados sólo representan el 11,46 % de los alumnos formados, que supone el 8,35 % de la categoría.

Otras actividades de la FORCEM han sido la financiación de la formación teórica de 39.511 aprendices, por un imparte de 1.564 millones, así como la convocatoria de financiación de permisos individuales de formación: se han aprobado 353 permisos (67 % de los solicitados), por un imparte de 117 millones y 50.282 horas (142 horas/permiso).

Por último, a destacar también la convocatoria de proyectos correspondientes a las Medidas Complementarias del Objetivo 4 del FSE, en la que se aprobaron 338 Proyectos por un imparte de 6.156,5 millones. De ellos, 2.150,7 millones dedicados a las Acciones de Tipo 1 (Desarrollo de Herramientas y/o Metodologías Innovadoras), y 4.005,7 millones a Acciones de Tipo 2 (Mejorada de la Calidad y Eficacia del Sistema de Formación Continua en su conjunto).

Por otra parte, el presupuesto de la FORCEM para 1995 fue de 96.000 millones: 15.000 millones de ellos corresponden a ayudas 1994 pendientes de pago, y 78.000 millones los dedicados a acciones de formación.

Dado que el ANFC concluye el 31-12-96, y que en este momento una de las mesas abiertas del Diálogo Social es la de Formación, uno de cuyos puntos es la renovación del ANFC, sería el momento de abrir el debate entre nosotros -Psicólogos del Trabajo y las Organizaciones-, sobre los aspectos positivos y negativos del Acuerdo, y de su aplicación, y sobre la conveniencia o no de su renovación, y con qué modificaciones, en su caso, para hacerlo más eficaz, efectivo, transparente y equitativo.

Por tanto, dado que la mayoría de vosotros habréis tenido alguna oportunidad de trabajar en el ámbito del ANFC, bien como promotor y elaborador de planes, bien como proveedor de formación, bien como negociador, os invitamos a hacernos llegar a la redacción de la RPTO vuestras experiencias, vuestra valoración señalando puntos débiles y fuertes, y vuestras sugerencias de mejora.

 

Adolfo Hernández Gordillo