ARTICULO
RESUMEN 3. RESULTADOS
- 3.1. Resultados descriptivos
- 3.2. Resultados de los análisis transversales de T-1
- 3.3. Resultados de los análisis transversales de T-2
- 3.4. Resultados de los análisis longitudinales
4. Discusión
El trabajo es un rol básico y central en la vida para los seres humanos, por la cantidad de tiempo que dedicamos a trabajar, porque permite la satisfacción de necesidades económicas y psicosociales y por su interrelación con otras áreas de la vida (p.c. familia o tiempo libre). Sin embargo, la importancia que el trabajo tiene en la vida, varía de una persona a otra y es un componente central del conjunto de creencias, valores y actitudes que constituyen el significado del trabajo. La centralidad del trabajo se refiere a la importancia que el trabajo tiene para una persona en su vida en un momento determinado. El objetivo de este trabajo es estudiar los cambios que se han producido y la importancia que el trabajo tiene para los jóvenes durante los primeros años de empleo. Las hipótesis que establecemos son que los jóvenes empleados habrán experimentado cambios en el grado de importancia que el trabajo tiene en sus vidas. En este sentido, pensamos que una variable relevante para explicar dichos cambios serán los eventos o cambios que los sujetos hayan experimentado en su trabajo (p.c. cambios en el puesto, cambios de nivel jerárquico, de empresa, de sector industrial y de situación de empleo/desempleo). Los resultados suponen un apoyo a la tesis interaccionista sobre el controvertido tema de la estabilidad del significado del trabajo.
Work is a basic and central role in the life of human beings because of the large amount of time we dedicate to it, because it allows the satisfaction of economic and psychosocial needs and because of its interrelation with other areas of fife (e.g. family or leisure). However, the importance that work has in one person's life varies from one person to another and it is a central component of the set of beliefs, values and attitudes that constitute the meaning of work. Work centrality refers to the importance that work has for people in their global life at a given time. The objective of this paper is to study the changes that have been produced in the importance that work has for youth during the first years of employment. The hypotheses we establish are that young employees will have changed the degree of relevance that work has in their lifes. In this sense, we think that a relevant variable to explain these changes will be the events or changes that the subject has experienced in his/her work (e.g. job changes, changes of hierarchic level, firm, industrial sector or employment/unemployment situation). Results are a support for the interactive approach (Drenth, 1991) to the controversial theme of the meaning of work stability.
Significado del trabajo, centralidad del trabajo, jóvenes, socialización laboral, entrada a la organización, diseño longitudinal.
Meaning of work, work centrality, youth, work socialization, organizational entry, longitudinal study.
Existe un reconocimiento creciente de la importancia del rol del trabajo para el desarrollo humano general (Harpaz, 1993). Al comienzo de la vida adulta, una parte importante del desarrollo cognitivo, social, moral y de personalidad del individuo se lleva a cabo en el contexto laboral (Dubin, 1956; MOW-International Research Team, 1987; WOSY, 1989). El rol del trabajo es una fuente de identidad particularmente importante, por la que la persona es juzgada y se juzga a sí misma (Kalleberg y Loscocco, 1983). La incorporación de los jóvenes al mundo del trabajo constituye una etapa relevante dentro del ciclo vital de la persona, y la socialización laboral que va a tener lugar tendrá implicaciones importantes para el futuro (Harpaz, 1987; Lorence y Mortimer, 1985; WOSY, 1989). A pesar de su relevancia, la socialización laboral de jóvenes que entran a una organización sigue siendo un tema del que existe poca investigación.
Desde la infancia, las personas vamos adquiriendo una serie de valores acerca del trabajo. Sin embargo, el contacto con la realidad del mundo laboral y la entrada a una organización, pueden cambiar esos valores a través del proceso de socialización laboral que tiene lugar en el trabajo. El significado del trabajo es un conjunto de creencias, valores y actitudes hacia el trabajo que se van adquiriendo antes (socialización para el trabajo) y durante el proceso de socialización laboral (socialización en el trabajo) y que puede variar en función de experiencias subjetivas y de aspectos situacionales que se producen en el contexto del individuo y fundamentalmente en el contexto organizacional (Salanova, 1992).
Se trata de un constructo multidimensional y una de las dimensiones que lo componen es la centralidad del trabajo. Diferentes términos y conceptualizaciones han sido utilizados para referirse al mismo concepto: «central life interests» (Dubin, 1956), «job involvement» (Lodahl y Kejner, 1965), «career salience» (Greeenhaus, 1973), «work salience» (Super, 1976) y «work involvement» (Kanungo, 1982). A pesar de algunos matices diferenciales, todos tienen un objetivo común: determinar el grado hasta el cual una persona se identifica con su trabajo o hasta qué punto el trabajo es central o importante para la identidad de un individuo (Sverko, 1989). Dos definiciones destacaríamos nosotros por ser realmente claras. Dubin (1956) la define como el grado de importancia general que el trabajo tiene en la vida de un individuo en un punto determinado del tiempo, mientras que para Kanungo (1982) se trata de una creencia general acerca del valor del trabajo en la vida de uno. La centralidad del trabajo tiene dos componentes teóricos principales que conllevan dos maneras diferentes pero complementarias de estudiar este concepto. El primer componente es un componente evaluativo, y hace referencia al valor que atribuimos al trabajo como rol a desempeñar en la vida. El segundo componente implica una decisión acerca de esferas o áreas preferidas para la conducta de uno. Mientras que el primer componente considera la importancia del trabajo en términos globales, el segundo lo que hace es comparar la importancia del trabajo en base a la de otras áreas de la vida como por ejemplo la familia o el tiempo libre (MOW International Research Team, 1987). El primer componente recibe el nombre de centralidad absoluta, y el segundo, el de centralidad relativa. Estos dos conceptos están estrechamente relacionados con la distinción que hace Kanungo (1982) entre «work involvement» y «job involvement». Según este autor, el primero se refiere a la implicación con el trabajo de forma general, mientras que. el segundo se refiere a la implicación con el trabajo actual. De la misma forma parece ser que la centralidad absoluta se trata de la orientación general de cada uno hacia el trabajo, una creencia normativa sobre el valor del trabajo, que es función de condicionantes culturales pasados o de la socialización, mientras que la centralidad relativa dependería en gran medida del trabajo concreto que se lleva a cabo en el presente y tiende a ser una función de en qué medida el trabajo actual satisface las necesidades de la persona (Salanova, 1992). Ruiz Quintanilla y Wilpert (1991) y Kanungo (1991) reconocen también que el primer componente es más estable que el segundo que depende más de la situación. Una diferencia muy importante entre la centralidad absoluta y relativa del trabajo es que en la primera el referente del trabajo es uno mismo, mientras que en la segunda el trabajo es comparado con otros segmentos o áreas de la vida. Sin embargo, la combinación de estas dos representaciones provee una más completa conceptualización del constructo de centralidad del trabajo como una creencia general del valor del trabajar en la vida de uno (MOW-International Research Team, 1987).
El joven llega a la organización con una serie de creencias, actitudes y valores acerca del trabajo y de la importancia del mismo en su vida. Pero, estos valores no son fijos, sino que son relativamente dinámicos, respondiendo a las características de situaciones específicas (Harpaz, 1993; Sverko, 1989). Es por ello, más que esperable, que la discrepancia entre los valores ideales y la realidad de la experiencia del trabajo tenga efectos en los jóvenes que se incorporan a una organización y, obviamente, repercuta en cambios en el significado del trabajo, y concretamente en este caso, en la importancia que el trabajo tiene en sus vidas. Stafford, Jackson y Banks (1980) señalan que las primeras experiencias de trabajo pueden modificar la implicación con el mismo. Estos cambios son en parte el resultado de la socialización que tiene -lugar en el trabajo. Entendemos la socialización laboral como un proceso continuo, dinámico e interactivo entre- el joven y su ambiente laboral, del que puede resultar una mayor o menor acomodación de la persona a su ambiente (WOSY, International Research Team, 1989). Durante dicho proceso de interacción entre persona y ambiente se configura la personalidad laboral, un conjunto de creencias, actitudes y valores de la persona respecto al trabajo. Una de las variables fundamentales que constituyen la personalidad laboral es el significado del trabajo (Whitely, Peiró y Sarchielli, 1992).
Por tanto, es necesario incluir variables que permitan examinar la incidencia de la experiencia del mundo laboral sobre la importancia del trabajo (Sverko, 1989). De especial relevancia serán todos aquellos cambios o eventos laborales que experimente el joven en su trabajo; cambios de puesto de trabajo, de nivel jerárquico, de empresa, de industria y de status de empleo. En la literatura revisada sólo los cambios de status de empleo (empleado-desempleado) han sido, objeto de estudio. Stafford, Banks y Jackson (1978) encontraron diferencias significativas en la implicación con el trabajo en función del status de empleo, siendo los empleados los que, manifestaban niveles más altos, de compromiso. De forma similar, Ullah, Banks y Warr (1085), con una muestra de 1.150 jóvenes desempleados y Jackson y Banks, (1982), estos últimos en un estudio longitudinal, encuentran una correlación negativa entre implicación y duración del período de desempleo.
Otra variable que se ha manifestado como relevante por su incidencia en el significado del trabajo es el grupo ocupacional. Numerosos trabajos han estudiado la centralidad del trabajo en función del grupo ocupacional y la conclusión que se deriva de dichos trabajos es que son los grupos con un nivel ocupacional. más elevado los que más importancia conceden al trabajo. Manheim. (1975), con una muestra de 778 varones entre 21 y 65 años israelíes, encontró que a mayor nivel profesional (profesionales, científicos, técnicos) mayor es la centralidad del trabajo. Manheim y Dubin (1986) en un estudio en que intentaban determinar qué aspectos de la socialización y de, las experiencias laborales inciden, en mayor. grado sobre la centralidad del trabajo, encuentran que la ocupación afecta de manera importante a la misma. En el MOW (1987) se encontró que existían diferencias significativas entre 10 grupos, ocupacionales diferentes, siendo mayor la centralidad del trabajo en aquellos grupos con nivel ocupacional más elevado. Yaminarino y Dubinsky (1988, en Salanova, 1992), en un estudio con 199 empleados de dos puestos ocupacionales (agentes independientes de seguros y asociados de venta), encuentran mayor implicación en el trabajo en los trabajadores con nivel ocupacional más alto (agentes independientes de seguros). Sin embargo, Harpaz (1993), en un trabajo que forma parte, de, nuestra propia línea de investigación sobre socialización laboral del joven (WOSY), encuentra que, en general, el grupo de operarios del, metal conceden mayor importancia al trabajo que el grupo de administrativos, presumiblemente de mayor nivel ocupacional. La muestra de dicho trabajo está constituida por 1.491 jóvenes de ocho países diferentes (Bélgica, Francia, Inglaterra, Israel, Italia, Holanda, Portugal y España).
En los últimos años, muchos autores han afirmado que la importancia del trabajo en la sociedad está perdiendo fuerza (Ruiz Quintanilla y Wilpert, 1991). Según estos autores, la reducción de las horas de trabajo debida entre otros factores a la introducción de nuevas tecnologías, el desempleo, la extensión del período educativo previo a la incorporación al mundo laboral, la jubilación más temprana y la creciente importancia del tiempo libre son algunos de los factores que están contribuyendo a que el trabajo pierda su rol dominante en orientar y socializar a las personas en la sociedad. Opaschowski (1985, p. 151) caracteriza el avance continuo de los valores del tiempo libre a costa de la pérdida de valores relacionados con el trabajo como «el alejamiento de la sociedad del trabajo».
La estabilidad/cambio de la implicación o centralidad del trabajo ha sido normalmente estudiada comparando trabajadores jóvenes con grupos de trabajadores de más edad (Cherrington, 1977; Lorence y Mortimer, 1985). La pega de este método, es que las diferencias encontradas entre ambos grupos, no se sabe si son debidas a la edad o a que se trata de generaciones diferentes que han vivido épocas históricas diferentes. Además, tampoco sabemos cómo las experiencias laborales han afectado a ambos grupos, ya que no hay un seguimiento de los mismos, o dicho de otra manera, los trabajadores sólo son medidos una vez.
Una manera más adecuada de estudiar el desarrollo o mantenimiento del significado del trabajo de los jóvenes, aplicado a nuestro caso, es comparar la misma muestra de trabajadores en diferentes puntos del tiempo durante el período inicial de su experiencia laboral. Sin embargo, a pesar de su interés, los trabajos longitudinales sobre este tema son escasos (Harpaz, 1993).
Dos tesis fundamentales se mantienen desde una perspectiva psicológica con respecto a la estabilidad de los valores laborales (Drenth, 1991). Por una parte, los defensores de la tesis de la estabilidad mantienen que durante la infancia se va configurando la personalidad y se adquieren una serie de valores difícilmente cambiables. Los valores son transferidos de padres a hijos y permanecen estables a lo largo de la vida (Baltes, Reese y Lipschitt, 1980; Luborsky y Schimek, 1964). Por el contrario, la tesis de la modificación establece que la personalidad se encuentra en continuo cambio y desarrollo a lo largo de la vida, y que las necesidades y valores dependen de los roles que las personas desempeñamos en cada etapa de la vida (Super, 1970). Apoyo empírico ha sido hallado tanto para la primera tesis (Lindsay y Know, 1984; Mortimer y Lorence, 1979; Roseel, 1984) como para la segunda (Wright y Hamilton, 1978; Doering, Rhodes y Schuster, 1983; Yankelovich, 1974). Drenth (1991) propone un acercamiento interactivo que combinaría los dos anteriores. Según este autor, es verdad que los valores son profundamente establecidos a través de la educación en la infancia y adolescencia y tienen un efecto duradero en la personalidad del individuo. Pero, también es verdad que los individuos adaptan y modifican estos valores en función de las diferentes fases y las diferentes situaciones sociales que van afrontando a lo largo de la vida. Desde esta perspectiva, pues, se entiende, la socialización como un proceso de aprendizaje continuo. Además admite también la incidencia de variables macro-sociales sobre los cambios en el significado del trabajo. Sin embargo, estas tesis sólo pueden ser realmente confirmadas a través de diseños de investigación longitudinal (De Graaf y De Graaf, 1988).
Muchos de los estudios sobre el cambio o la estabilidad de la centralidad del trabajo han sido llevados a cabo por los autores del MOW, posteriormente a esta investigación. England (1991), por ejemplo encuentra que disminuye la centralidad del trabajo, tanto absoluta como relativa entre 1982 y 1989. Además se produce un aumento significativo de la importancia de la familia, aunque no del tiempo libre. De la misma forma, Ruiz Quintanilla y Wilpert (1991) hallan una disminución en la importancia del trabajo, medida a través de la cuestión de la lotería y el cuestionario de centralidad relativa del MOW. Se produce también una disminución significativa en la importancia de la religión y de la comunidad y un aumento en la importancia del tiempo libre. Misumi y Yamori (1991) y Harpaz (1988), con muestras de trabajadores japoneses e israelíes respectivamente, no hayan cambios en la importancia atribuida al trabajo. Sin embargo, todos estos trabajos no son propiamente longitudinales, sino que lo que hacen es tomar muestras diferentes pero con características similares en dos períodos separados en el tiempo, por lo que no podemos concluir que estos cambios se deban a las experiencias laborales por las que pasan los trabajadores, sino más bien a variables macrosociales y diferencias generacionales.
Misumi y Yamori (1991), en el mismo estudio, sí que plantean un diseño longitudinal, para estudiar los cambios que se producen en la centralidad del trabajo, antes y después de haber pasado por un curso de formación muy común en Japón para aquellos trabajadores que se incorporan al mundo del trabajo. Los autores encuentran un aumento de la centralidad del trabajo medida tanto en términos absolutos como relativos, como a través de la cuestión de la lotería tras el curso de formación, y concluyen que hay que ir con cuidado a la hora de atribuir las diferencias entre países a variables estrictamente culturales, como ocurre en el caso de la mayor centralidad del trabajo encontrada en empleados japoneses, ya que muchas veces puede deberse a variables psicosociales u organizacionales. Este resultado apoya la afirmación que hacíamos antes en el sentido de que determinadas experiencias laborales pueden cambiar el grado de importancia que las personas asignan al trabajo.
En España, Sancerni, Peiró, González-Romá y Meliá (1989), plantean un diseño longitudinal con dos momentos de recogida de datos, para investigar los cambios que se producen en el compromiso o implicación con el trabajo en la transición de la escuela al mundo laboral. El resultado más destacable de dicho estudio es el efecto significativo del tiempo, de forma que el compromiso con el trabajo aumenta cuando se pasa de la escuela al mundo laboral. Este resultado concluyen los autores apoya el hecho de que los valores laborales pueden cambiar a pesar de ser bastante estables, en función de las etapas por las que se atraviesa. Como dice Super (1980), es obvio que la importancia y el impacto de los diferentes roles (estudiante, trabajador, ciudadano, padre, ... ) cambia a medida que las personas se mueven a través de las diferentes etapas del ciclo vital. Salanova (1991), por otra parte y dentro del mismo proyecto de investigación, no encuentra diferencias significativas en la centralidad global de los jóvenes entre T-1 y T-2.
Las hipótesis que mantenemos son las siguientes:
1) En consonancia con la literatura revisada (Harpaz, 1993; Manheim, 1975; Manheim y Dubin, 1986; MOW International Research Team, 1987; Yammarino y Dubinsky, 1988), esperamos diferencias significativas en la centralidad del trabajo en función del grupo ocupacional.
2) Esperamos que se produzcan cambios en la centralidad del trabajo en T-2 con respecto a T-1 en la medida en que los jóvenes experimentan en su trabajo diversos eventos laborales.
El objetivo del presente trabajo es estudiar los cambios que se producen en la importancia que tiene el trabajo en la vida de las personas un año después de la entrada en una organización laboral y explorar en qué medida el grupo ocupacional y los eventos laborales contribuyen a explicar dichos cambios.
Se trata de un diseño longitudinal con dos momentos de recogida de datos. En el primero de ellos, los sujetos de la muestra llevaban trabajando aproximadamente entre 3 y 9 meses, y el segundo se lleva a cabo entre 12 y 18 meses después.
La muestra de nuestro trabajo en Tiempo 1 está constituida por 416 jóvenes trabajadores de primer empleo a jornada completa de diversas zonas de la geografía nacional. En Tiempo 2, la muestra ha quedado configurada por 307 sujetos lo que implica una muerte experimental del 26.2%. La distribución por grupo ocupacional es de 184 administrativos (59.93%) y 123 trabajadores del metal (40.07%). De ellos, 152 sujetos (49.51%) han experimentado algún tipo de cambio o evento laboral, 132 (43%) han cambiado de puesto de trabajo, 75 han experimentado cambios a nivel jerárquico (24.43%), 59 (19.22%) han cambiado de empresa, sólo 33 han cambiado de sector industrial (10.75%) y 29 jóvenes (9.45%) han cambiado de status laboral, es decir, han sufrido algún período de desempleo.
Grupo ocupacional- Los jóvenes de la muestra pertenecen a dos grupos ocupacionales:
1. Usuarios y operadores aprendices en sistemas de información complejos. Este grupo está formado por jóvenes que empiezan su primer empleo en automatización en oficinas, sus trabajos consisten principalmente en manejo de datos. Se incluyen puestos de trabajo como: operadores de procesador de textos, mecanógrafos, operadores de teletipos, operadores de micro o miniordenadores, oficinistas y operadores de equipos que seleccionan, calculan, resumen y registran datos. Quedan excluidos programadores y jóvenes con alta cualificación informática. Los sujetos pueden trabajar en organizaciones públicas o privadas y en esta muestra predominan las mujeres. A lo largo del trabajo nos referiremos a ellos como el grupo de administrativos.
2. Operadores de máquinas y herramientas que desarrollan su actividad en procesos de producción y manufactorización. Este grupo realiza trabajos que primordialmente se ocupan de cosas. Se incluyen puestos como: operadores de máquinas de fundición en coquilla, operadores de máquinas de hacer moldes, matricero, ajustador, montador, soldador y cortador de metal con soplete, láser, etc. Puestos de trabajo como mecánico del automóvil, montadores de equipos electrónicos, operadores de robot y de prensas pesadas están excluidos de la muestra. Los sujetos trabajan en empresas privadas de la industria del metal (Altos Hornos, fundiciones, talleres, etc.) o en cualquier otro tipo de industria que desarrolle las actividades objetivo, excluidas las que tienen implantados procesos de producción continuo. Este grupo está compuesto en su totalidad por varones. A lo largo del trabajo nos referiremos a ellos como el grupo de metal.
Cuando hemos realizado análisis de varianza en función del grupo ocupacional hemos controlado el efecto contaminante de la variable sexo, dado que el grupo de trabajadores del metal son todo hombres. Para ello, de la muestra de administrativos seleccionábamos sólo a los varones, que son 47 sujetos (25.54% del total de administrativos).
Eventos laborales- Hacen referencia a los cambios laborales ocurridos en la carrera de los jóvenes de la muestra entre los dos momentos de recogida de datos. Concretamente se han considerado los siguientes tipos de eventos laborales: cambios de puesto de trabajo, cambios de nivel jerárquico, cambio de empresa, cambio de industria, cambio de status o situación de empleo y una variable global que incluiría cualquier cambio de los anteriores.
Tiempo.- Como antes se ha indicado, este estudio presenta un diseño longitudinal con dos momentos de recogida de datos. En el primero de ellos (Tiempo l), los sujetos de la muestra llevaban trabajando entre aproximadamente 3 y 9 meses, y el segundo (Tiempo 2) se lleva a cabo entre 12 y 18 meses después.
Centralidad absoluta- Se trata de la importancia que tiene el trabajo en términos absolutos y se mide a través de un instrumento monoítem «¿Cuán importante y significativo es el trabajo en tu vida?» con 7 anclajes de respuesta, siendo el 1 «es una de las cosas menos importantes de mi vida» y el 7 «es una de las cosas más importantes de mi vida».
Centralidad relativa- Se refiere a la importancia que tiene el trabajo si lo comparamos con otras áreas de la vida. Se ha medido a través de un instrumento en el que se pide a los sujetos que distribuyan un total de 100 puntos entre las siguientes áreas (ocio, comunidad, trabajo, religión y familia) según la importancia que tenga cada una de éstas áreas en sus vidas.
Centralidad global- Según el grupo MOW, es posible construir una medida global de la centralidad del trabajo creando una variable transformada, construida a partir de las dos medidas de centralidad (absoluta y relativa), que se encuentran originalmente en escalas diferentes. La combinación de estas dos representaciones provee una más completa conceptualización del constructo de centralidad del trabajo como una creencia general del valor del trabajar en la vida de uno (MOW International Research Team, 1987). Para elaborar esta medida se han seguido las indicaciones de dicho grupo. De este modo, consideramos la nueva variable de centralidad global del trabajo con un anclaje de respuesta que va de 1 (baja centralidad) a 3 (alta centralidad).
Los resultados descriptivos que se presentan en la Tabla 1 nos indican que la importancia del trabajo para los jóvenes tanto en T-1 como en T-2 es media-alta, pero estaría por detrás de la importancia concedida al tiempo libre y principalmente a la familia. Además, podemos constatar un descenso en T-2 del valor del trabajó para los jóvenes tanto en términos absolutos como relativos y globales. La importancia del resto de áreas también disminuye excepto la de la familia que aumenta de T-1 a T-2.
Hemos realizado diversos análisis de varianza tomando como variables dependientes la centralidad absoluta, la centralidad relativa de cada una de las áreas y la centralidad global, y como variables independientes el grupo ocupacional y los eventos laborales (cambios de puesto de trabajo, cambios de nivel jerárquico, cambio de empresa, cambio de industria, cambios en el status o situación de empleo y cualquier tipo de cambio).
Los resultados significativos del análisis transversal en T-1 pueden observarse en la Tabla 2. Hemos obtenido diferencias significativas (p=0.006; F= 7.652) en la centralidad absoluta del trabajo en función del grupo ocupacional, siendo los trabajadores del metal (media = 5.276) frente a los administrativos (media = 4.681) los que más importancia dan al trabajo en sus vidas.
Hemos obtenido también diferencias significativas en la centralidad absoluta en función de la interacción grupo ocupacional X cambios de puesto de trabajo (p=0.007; F= 7.419), de forma que los administrativos que no han tenido cambios de puesto de trabajo dan menor importancia al papel del trabajo en sus vidas (media = 4.667) que los que cambian de puesto (media = 4.7), y lo mismo ocurre en los trabajadores del metal aunque las diferencias en este caso son más pronunciadas (medias MNC= 5.109; MSC= 5.458). Este resultado puesto que corresponde a T-1 y todavía los jóvenes no habían experimentado ningún evento laboral, indica un efecto predisposicional de la centralidad absoluta del trabajo sobre esa interacción.
También existe un efecto predisposicional de la centralidad absoluta del trabajo sobre la interacción grupo X empresa (p=0.016; F= 5.891). Así, mientras que los administrativos que no habrán experimentado cambios de empresa en T-2 conceden mayor valor al trabajo en términos absolutos (media = 4.720) que los que sí habrán cambiado (media = 4.636), lo contrario ocurre en los trabajadores del metal, siendo los que sí experimentarán cambios los que más importancia otorgan al trabajo (medias NISC = 5.607; MNC = 5.179). La misma relación encontramos en el efecto predisposicional de la centralidad absoluta sobre la interacción grupo ocupacional X industria (p = 0.047; F = 3.992), siendo los administrativos que no cambian (media = 4.714) los que mayor importancia dan al trabajo frente a los que sí cambian (media = 4.4), y los del metal que sí que cambian los que valoran en mayor medida el valor del trabajo en sus vidas (media = 5.588) frente a los que no cambian (media = 5.226). Otro efecto predisposicional significativo de la centralidad absoluta del trabajo se observa en la interacción grupo ocupacional X eventos (p = 0.003; F = 8.895), de forma que, los administrativos que no experimentan ningún cambio en su trabajo dan mayor importancia al trabajo en términos absolutos (media = 4.72) frente a los que sí cambian (media = 4.636), mientras que lo contrario ocurre en los trabajadores del metal, siendo los que han experimentado algún evento laboral los que mayor importancia conceden al trabajo (media = 5.441) frente a los que no cambian (media = 5.073). Por último, observamos otro efecto predisposicional de la importancia que se concede a la familia en relación a otras áreas sobre la interacción grupo ocupacional X cambio de puesto (p= 0.051; F= 3.854). Los administrativos que en T-1 daban más importancia a la familia son los que, posteriormente, en T-2, experimentan un cambio de puesto de trabajo, (medias NC = 27.852; SC = 31 respectivamente), y lo mismo ocurre con los trabajadores del metal (medias NC = 32.355 y SC = 36.068).
En la Tabla 3, podemos observar de nuevo diferencias significativas en función del grupo ocupacional en la centralidad absoluta del trabajo (p= 0.018; F= 5.689), siendo otra vez los trabajadores del metal, los que conceden mayor importancia al trabajo en términos absolutos (medias = 5.228 y 4.766 respectivamente).
También encontramos diferencias significativas en función del efecto principal cambios de industria, en la importancia que se le concede al tiempo libre en relación a otros ámbitos de la vida (p= 0.035; F= 4.493) y en la centralidad global del trabajo (p= 0.047). Concretamente, los trabajadores que no han cambiado de industria conceden más importancia al tiempo libre que los que sí han cambiado (medias = 28.121 y 22.242 respectivamente) y puntúan más bajo en centralidad global del trabajo (medias = 2.223 y 2.455). Otro resultado significativo es el de la centralidad absoluta del trabajo en función de la interacción grupo ocupacional X algún evento (p= 0.033; F= 4.606). De forma coherente con T-1, los administrativos que no han experimentado cambios conceden mayor importancia al trabajo (media = 4.840) que los que sí han tenido algún tipo de evento laboral (media = 4.682). Por el contrario, los trabajadores del metal que no han tenido cambios valoran en menor medida el trabajo (media = 5.164) que los que sí que han tenido cambios (media = 5.279).
Por último, encontramos diferencias significativas también (p= 0.053; F= 3.784) en la importancia que tiene la comunidad en relación a otras áreas de la vida, en función de la interacción grupo ocupacional X algún evento. Son los trabajadores que han experimentado algún tipo de cambio los que más importancia conceden a la comunidad frente a los trabajadores que no han cambiado, siendo esa diferencia mayor para el grupo de trabajadores del metal (medias MSC = 7.265; MNC = 4.241) y (medias ASC = 5.818 y ANC = 5.600). Estos resultados, en general, presentan bastante coherencia con los obtenidos en T-1.
También encontramos diferencias significativas en función del efecto principal cambios de industria, en la importancia que se le concede al tiempo libre en relación a otros ámbitos de la vida (p= 0.035; F= 4.493) y en la centralidad global del trabajo (p= 0.047). Concretamente, los trabajadores que no han cambiado de industria conceden más importancia al tiempo libre que los que sí han cambiado (medias = 28.121 y 22.242 respectivamente) y puntúan más bajo en centralidad global del trabajo (medias = 2.223 y 2.455). Otro resultado significativo es el de la centralidad absoluta del trabajo en función de la interacción grupo ocupacional X algún evento (p= 0.033; F= 4.606). De forma coherente con T-1, los administrativos que no han experimentado cambios conceden mayor importancia al trabajo (media = 4.840) que los que sí han tenido algún tipo de evento laboral (media = 4.682). Por el contrario, los trabajadores del metal que no han tenido cambios valoran en menor medida el trabajo (media = 5.164) que los que sí que han tenido cambios (media = 5.279).
Por último, encontramos diferencias significativas también (p= 0.053; F= 3.784) en la importancia que tiene la comunidad en relación a otras áreas de la vida, en función de la interacción grupo ocupacional X algún evento. Son los trabajadores que han experimentado algún tipo de cambio los que más importancia conceden a la comunidad frente a los trabajadores que no han cambiado, siendo esa diferencia mayor para el grupo de trabajadores del metal (medias MSC = 7.265; MNC = 4.241) y (medias ASC = 5.818 y ANC= 5.600). Estos resultados, en general, presentan bastante coherencia con los obtenidos en T-1.
Hemos realizado un análisis de varianza de medidas repetidas, tomando como variable dependientes la centralidad absoluta, la centralidad relativa de cada una de las áreas y la centralidad global, y como variables independientes el grupo ocupacional, los eventos laborales (cambios de puesto de trabajo, cambios de nivel jerárquico, cambio de empresa, cambio de industria, cambios en el status o situación de empleo y cualquier tipo de cambio) y el tiempo.
En cuanto a la centralidad absoluta del trabajo, hemos obtenido diferencias significativas en función del grupo ocupacional (p= 0.003; F= 9.066), de forma tal que, como puede observarse en el Gráfico 1 (gráficos adjuntados al final del trabajo), los administrativos conceden mayor importancia al trabajo en términos absolutos en T-2 que en T-1 (medias T1 = 4.681 y T2= 4.766), mientras que los trabajadores del metal dan menor importancia al trabajo en T-2 que en T-1 (medias T1 = 5.276 y T2= 5.228). También encontramos diferencias significativas (p=0.051; F= 3.861) en función de la interacción grupo ocupacional X algún evento (ver Gráfico 2), de forma que, todos los grupos experimentarían entre T-1 y T-2 un aumento en la importancia concedida al trabajo (medias ANC = 4.720 y 4.84; ASC = 4.636 y 4.682; MNC = 5.073 y 5.164)-,excepto los trabajadores del metal que sí han experimentado algún tipo de evento, quienes presentarían un descenso en la centralidad del trabajo en T-2 (medias T1 = 5.441 y T2= 5.279).
En cuanto a la importancia relativa concedida a cada una de las áreas observamos diferencias significativas en la importancia concedida al ocio en función de los cambios de industria (p= 0.04; F= 4.268). Como se observa en el Gráfico 3, tanto los trabajadores que han cambiado de industria como los que no, disminuirían la importancia concedida al tiempo libre, pero esta tendencia es mayor en los que sí han cambiado de sector industrial (medias T1 = 24.545 y T2= 22.242) que en los que no (medias T1 = 28.695 y T2= 28.121).
Por lo que se refiere a la importancia concedida a la comunidad también hay diferencias significativas en función de la interacción grupo X tiempo X cambio de empresa (p=0.042; F= 4.202). Así, los administrativos que no han cambiado de empresa, con el paso del tiempo aumenta la importancia de la comunidad en sus vidas (medias T1 = 5.523 y T2= 6.276), mientras que los que sí han cambiado de empresa, con el tiempo disminuye la importancia concedida a la comunidad (medias T1 = 6.871 y T2= 4.935). El efecto contrario ocurre en los trabajadores del metal, ya que los que han cambiado de empresa, con e1 paso del tiempo aumentaría la importancia que conceden a la comunidad (medias T1 = 5.536 y T2= 7.5), mientras que disminuiría en los que no han cambiado (medias T1 = 7.409 y T2= 5.457). (Ver Gráfico 4).
En lo que se refiere al área del trabajo, también hallamos diferencias significativas en función de la interacción grupo ocupacional X cambios de jerarquía (p=0.047; F= 4.007). Así, tenemos que la importancia concedida al trabajo cuando se compara con otras áreas disminuye en todos los grupos salvo el de administrativos que han cambiado de nivel jerárquico, quienes aumentarían aunque escasamente, como podemos observar en el Gráfico 5, la importancia concedida al trabajo en relación a otras áreas en T-2 (medias T1 = 28.4 y T2 = 28.667). También encontramos diferencias casi significativas (p = 0.084; F = 3.031) en función del grupo ocupacional, donde aunque la importancia del trabajo disminuiría para ambas ocupaciones lo haría en mayor medida para los administrativos (medias administrativos T1 = 29.426 y T2 = 26.064; medias trabajadores metal T1 = 25.223 y T2 = 22.943).
En cuanto al área de la familia, encontramos diferencias significativas en función del grupo ocupacional (p = 0.053; F = 3.812), aunque tanto trabajadores del metal como administrativos aumentan el valor que conceden a la familia; siendo este aumento mayor en el grupo de administrativos (medias administrativos T1= 29.191 y T2= 34.149) (medias metal T1= 34.165 y T2= 38.451). (Ver Gráfico 6). También existen diferencias significativas en función del paso del tiempo (p= 0.003; F= 9.033), consistentes en el aumento de la importancia de la familia con el paso del mismo (medias T1 = 33.483 y T2= 36.275). (Ver Gráfico 7).
Por lo que se refiere a la centralidad global encontramos diferencias significativas en función del efecto principal cambio -de industria (p=0.027; F= 4.952). Aunque la centralidad global disminuye de T-1 a T-2 en ambos grupos, este cambio es menor para el grupo de jóvenes que han cambiado de sector industrial (medias NC T1 = 2.279.y T2= 2.223) (media SC T1 = 2.485 y T2= 2.455). (Ver Gráfico 8). Observamos del mismo modo, diferencias casi significativas en función del efecto principal cambios de empresa (p= 0.067; F= 3.328), de forma que aunque tanto los que han cambiado de empresa como los que no, presentan una disminución en la centralidad global del trabajo, esta disminución es mayor en el grupo que ha cambiado (Medias NC T1 = 2.272 y T2= 2.222) (medias SC T1 = 2.424 y T2= 2.356). También encontramos diferencias casi significativas en función de la interacción grupo ocupacional X cambio de industria (p=0.098; F= 2.770), aunque muestran patrones muy similares, puesto que los trabajadores que cambian de sector industrial se mantienen constantes en la importancia global que asignan al trabajo desde T1 a T2 (medias administrativos = 2.2; medias metal = 2.412), mientras que disminuiría en los que no han cambiado, siendo esa disminución mayor en el grupo de administrativos (medias administrativos T1 = 2.19 y T2= 2.048) (medias metal T1 = 2.202 y T2= 2.17).
El objetivo del presente trabajo era estudiar los cambios que se producen en la importancia que los jóvenes dan al trabajo durante la fase de entrada a la organización y ver en qué medida el grupo ocupacional y los eventos laborales contribuyen a explicar dichos cambios. La primera de nuestras hipótesis ha sido corroborada en los análisis realizados. Tal y como esperábamos, el grupo ocupacional es una variable importante para comprender las diferencias que se producen en el grado de relevancia que se atribuye al trabajo, y en cómo se van a ver afectados los jóvenes de dichos grupos por el paso del tiempo y por los diferentes eventos laborales que experimentan en T-2. Los resultados descriptivos indican que son los trabajadores del metal los que tienen una centralidad del trabajo más alta. Harpaz (1993) en un trabajo que forma parte del proyecto de investigación sobre socialización laboral del joven (WOSY), encontró este mismo resultado consistentemente para otros siete países además de España. Sin embargo, estos resultados serían contrarios a gran parte de los hallazgos empíricos sobre el tema, que indican que son los grupos de mayor nivel ocupacional los que conceden mayor importancia al trabajo (Manheim, 1975; Manheim y Dubin, 1986; MOW International Research Team, 1987; Yaminarino y Dubinsky, 1988). Futuras investigaciones deberán seguir explorando esta cuestión. Por otra parte, entre T-1 y T-2, los administrativos aumentan el grado de importancia que conceden al trabajo, mientras que ésta disminuye en los trabajadores del metal. También ha resultado significativa la interacción grupo ocupacional por eventos en el análisis longitudinal, de forma que la centralidad del trabajo aumenta entre los administrativos que no han experimentado cambios entre T-1 y T-2 frente a los que sí han cambiado, mientras que disminuye entre los trabajadores del metal que no han cambiado frente a los que sí han cambiado. Resulta evidente que los cambios o eventos laborales experimentados en T-2 afectan de manera diferente a ambos grupos. Sin embargo, no estamos en disposición de explicar porqué los eventos laborales afectan de manera diferente a ambos grupos. Mayor conocimiento sobre las características de las experiencias laborales de ambos grupos sería necesario para explicar la dirección de los efectos, dado que las características del trabajo influyen en los esquemas psicológico-cognitivos que los sujetos utilizan para interpretar su ambiente (Leppánen, 1986). Por otra parte, nuestra segunda hipótesis, tan sólo es apoyada parcialmente. Los eventos laborales por sí solos no afectan en gran medida a la importancia que los jóvenes conceden al trabajo durante aproximadamente sus dos primeros años de empleo. Tan sólo los cambios en el sector industrial afectan a la importancia global concedida al trabajo y a la relevancia del ocio si lo comparamos con otras áreas. Este último resultado se manifiesta en los análisis transversales de T-2 y en el análisis longitudinal. Si que se han encontrado otros efectos significativos de los eventos laborales en interacción con el grupo ocupacional, y con el grupo ocupacional y el tiempo de manera conjunta. Más difícil es explicar el sentido de los efectos, o dicho de otra manera, por qué experimentar determinados eventos laborales aumenta o disminuye la centralidad del trabajo, y porqué las aumenta o disminuye en algunos grupos y no en otros. En este sentido modelos más complejos que incluyan mayor número de variables son necesarios para explicar dichos resultados. A la vez, se echa en falta información cualitativa sobre porqué se han producido dichos cambios, en qué consisten, si son voluntarios o no y cual es la vivencia del joven ante los mismos. La necesidad de información cualitativa en la investigación del significado del trabajo ya ha sido puesta de manifiesto en otros trabajos (Fineman, 1991; Triandis, 1991). Futuras investigaciones deberán tener en cuenta estas propuestas, que permitirían en mayor medida entender las relaciones encontradas entre las variables de nuestro estudio.
Por otra parte, el paso del tiempo por sí solo parece ser que afecta poco a la centralidad del trabajo. Es verdad que, observamos en los resultados descriptivos una tendencia a disminuir la importancia del trabajo, pero, ésta dista bastante de ser significativa. Por otra parte, el descenso en la importancia del trabajo no va acompañada de un aumento en la importancia del tiempo libre como podría haberse esperado (Offe, 1984; Opaschowski, 1985; Ruiz Quintanilla y Wilpert, 1991). Sólo, el cambio en la importancia que se da a la familia en relación a otros ámbitos de la vida resulta significativo con el paso del tiempo. Como podemos observar, desde T-1 a T-2 ha aumentado la importancia de la familia en la vida de estos jóvenes. Es probable que esto se deba a que la muestra está formada por jóvenes (media = 22.6 en T-1), que se han incorporado recientemente al mundo laboral y empiezan a tener medios para independizarse y formar su propio núcleo familiar.
Podemos concluir, si tomamos los resultados de forma global, que este trabajo supone un apoyo a la tesis interaccionista sobre la estabilidad del significado del trabajo formulada por Drenth (Baltes et al., 1980; Luborsky y Schimek, 1964). Como vimos, esta tesis asume que los valores acerca del trabajo que son adquiridos en la infancia y la adolescencia, aun manteniendo un carácter relativamente estable, pueden modificarse en función de las diferentes etapas por las que atraviesa el sujeto a lo largo de la vida y por las experiencias que vive en el trabajo. Sin embargo, aunque algunos eventos laborales afectan a los cambios que se producen en el valor asignado al trabajo, posiblemente haga falta más tiempo para ver cómo las distintas experiencias laborales y organizacionales que está viviendo el sujeto van modificando, en mayor medida, los valores y actitudes que tiene hacia el trabajo.