EXPERIENCIAS
El psicólogo en los E.A.I.A
Adelaida NAVARRO
Manuel BARRASO
Antoni GRACIA
Marian MARTINEZ
Psicólogos en diferentes E.A.I.A
2. CONTEXTUALIZACION DEL E.A.I.A
2.1. Una decisión que finaliza en una actuación administrativa
2.2. El E.A.I.A un equipo interdisciplinar. El Psicólogo un miembro
3. EL DIAGNOSTICO O VALORACION
3.2. "La escucha" de lo que se dice: El usuario que se pregunta a sí mismo
El equipo de Atención a la Infancia y Adolescencia, E.A.I.A, es un equipo interdisciplinar compuesto por profesionales de diferentes disciplinas, un psicólogo, un pedagogo y un trabajador social, articulado dentro de la red de Servicios Sociales.
La función encomendada a estos equipos es la actuación a menores en alto riesgo social a consecuencia de carencias socio-familiares graves.
La reforma jurídica (1) de 1987 rompe con la tradicional concepción de la protección del menor como materia propia y exclusiva de la Justicia: y encomienda ésta a la Administración Pública en la que en cada territorio esté asignada la protección del menor.
Las competencias de estas actuaciones en Catalunya recaen en la Conselleria de Benestar Social de la Generalitat de Catalunya, de cuya Dirección General de Atención a la Infancia dependen los E.A.I.A siendo delegada su gestión a los entes locales a través de Convenios Inter-institucionales.
2. CONTEXTUALIZACION DEL E.A.I.A
2.1. Una decisión que finaliza en una actuación administrativa
En situaciones de claro desamparo del menor, donde se da un abandono evidente, malos tratos físicos, agresiones sexuales demostradas..., es necesaria una pronta actuación de la administración pública.
El E.A.I.A, como equipo técnico de la red asistencial de Servicios Sociales ubicado en el territorio, inicia la intervención a partir de un "pedido" de Fiscalía, Juzgados, Dirección General de Atención a la Infancia o Servicios Sociales de Atención Primaria u otros. A este "pedido" puede adjuntarse documentación de diferente tipo -informes técnicos, comparecencias, documentos legales, etc. Una vez realizado el análisis documental que permitirá establecer las primeras hipótesis explicativas de la situación se cita a la familia (padres e hijos) y se desarrollan las entrevistas necesarias para realizar una exploración completa. Esta intervención finaliza, en esta fase, con un informe-propuesta en el que el E.A.I.A debe decidir si en aras de la protección del menor procede o no una medida administrativa. Dichas medidas pueden ser desde una Guarda Administrativa (que implica la salida del núcleo familiar con consentimiento de los padres) a una retirada de los Derechos de Guarda y Custodia de los progenitores, generalmente sin el consentimiento de los mismos. Por tanto tener que tomar una decisión de esta envergadura, con fuertes repercusiones individuales y familiares, configurara una particular manera de relación intraequipo, de relación con la red asistencial y consecuentemente una manera de ver a la familia.
Toda decisión implica una responsabilidad respecto a lo que se propone. Pero ¿,hasta donde llega dicha responsabilidad? El E.A.I.A utilizando los recursos profesionales debe focalizar sus esfuerzos en poder entender las causas, los mecanismos, las necesidades y patologías que pueden llevar a una situación de riesgo o desamparo del menor. Asimismo debe informar a la familia (Padres e hijos) y mediante estrategias intentar que puedan entender por qué se produce esta situación de desamparo. En definitiva, la responsabilidad no es tanto respecto a lo que pasa o puede pasar, sino a lo que se hace y como se hace, teniendo en cuenta que las personas con las que nos relacionamos tienen su propia forma de ser y por tanto, de entender lo que les ocurre. La posición E.A.I.A ante la familia se fundamenta en reconocer que la percepción que se tiene de ella, es exactamente eso, una percepción. Que los miembros de la familia no son de esta o aquella manea sino que actúan de esta forma en situaciones concretas. Y que por tanto, modificando en ocasiones ciertos estereotipos de cómo deben ser las familias, permite al equipo iniciar un trabajo dirigido al cambio.
2.2. El E.A.I.A un equipo interdisciplinar. El Psicólogo un miembro
Para los profesionales que componen el E.A.I.A la interdisciplinariedad como funcionamiento es un requisito en su definición.
¿Qué son los E.A.I.A? "Los E.A.I.A son unos equipos interdisciplinares de profesionales dedicados a la atención de la infancia y adolescencia que se encuentran en situación de alto riesgo social en Catalunya (Generalitat de Catalunya, 1988).
La puesta en práctica de esta concepción o forma de trabajar los diferentes profesionales de un E.A.I.A, es mucho más compleja que la definición de su enunciado. Las diferentes disciplinas/técnicas no se sitúan bajo el marco de la multidisciplinariedad ya que no colaboran de esta, no acontece del estudio una propuesta de cada profesional, sino que la finalidad es emitir una propuesta valorada y consensuada que deviene en una toma de decisión sobre el "pedido" o "mandato" inicial: la atención a infantes en situaciones de alto riesgo social.
Los miembros de un E.A.I.A; Asistente Social, Pedagogo y Psicólogo abordan una misma situación: la atención del menor en riesgo. Con la dificultad del objetivo planteado el ensamblaje del equipo pasa por realizar el esfuerzo de articular las diversas funciones, adoptando lo específico de cada una de ellas y aquello que puedan tener en común frente al problema "pedido".
Se constatan aquellas dificultades que ya se han dado a conocer, a través de diferentes estudios sobre la interdisciplinariedad:
- Intentar definir claramente el objetivo referente al menor en riesgo motivo de nuestra intervención es complicado cuando la mayoría de las veces no es consciente de su situación y no reclama ni solícita nuestra ayuda.
- Los componentes del equipo además de su reconocida capacidad individual intentan no utilizar todo lo que su técnica específica le aporta, y "abandonan" en beneficio de los otros miembros posiciones de rol o función, para "adoptar' elementos nuevos que le aportan los otros profesionales del equipo y le son útiles. Entender o conjugar que todos no pierden, pero todos no ganan es complicado.
Analizar el "pedido', poder comprenderlo y a la vez articular el "saber" de cada uno, es nuestra tarea, para que las intervenciones resulten más eficaces.
Se trata de que sobre la misma situación se posicionen diferentes "escuchas"; desde el ámbito de lo real (situación económica, sanitaria...), el ámbito evolutivo y aprendizajes, al ámbito simbólico y que significado puede tener sobre la visión que nos hacemos de la familia (padres-hijos).
- Ante estas tareas puede suceder que un profesional sepa adaptarse mejor que otros, que tenga la habilidad de conjugar las diferentes respuestas de los compañeros de equipo posibilitando cooperación y enriquecimiento intraequipo, mediante su coordinación, Sin embargo estas capacidades no siempre se conjugan con el miembro asignado para desempeñar esta función ya que otras veces entran en juego el poder reconocido, el estatus de la profesión a la que se represente, su apoyo social, los intereses de las entidades contratantes etc.
Otra tarea importante para afrontar estas dificultades e ir dibujando este modelo de trabajo es la constante evaluación del proceso en que el E.A.I.A está inmerso y la "salida" del propio equipo para ser "mirado" y que sobre él se cree opinión, crítica, apoyo... en terceros. En esta constante "retroalimentación" es importante seguir formándose tanto individual como a nivel grupal y fomentar reciclajes, discusiones de equipos paralelos con funciones similares.
3. EL DIAGNOSTICO O VALORACION
A menudo en la práctica cotidiana el psicólogo del E.A.I.A se encuentra con padres o tutores que no pueden reconocer la desatención y/o malos tratos hacia sus hijos. Por regla general los padres no acuden voluntariamente al servicio, sino que son citados desde éste o vienen a él "aconsejados" por otros profesionales. A veces, aún sabiendo los padres que se va a hablar de sus hijos, desconocen el motivo sobre el que se va a tratar.
Habitualmente el profesional interviene en familias carenciales, multiproblemáticas, en situaciones de crisis, con largos años de evolución.
La no demanda se convierte así en una característica que define este servicio, ya que la familia no puede reconocer el problema por que implicaría un castigo -reconocimiento de su incapacidad como progenitores, y consecuentemente una posible separación de sus hijos-; o un cuestionamiento social de sus funciones como padres.
Esta ausencia de demanda, aunque no imposibilita totalmente el diagnostico y valoración, si lo condiciona y no facilita la intervención del profesional para un posible "tratamiento" o "seguimiento". Para los padres se convierte en quien inexplicablemente les internó a los niños", para los niños "en quien los separó de los padres". Por tanto, cualquier intervención mediatizada por la entrevista es utilizada para demostrar que la "decisión" tomada por el E.A.I.A fue equivocada. Se identifica al profesional como agente de control y no como profesional con el que se puede confiar y al que se puede acudir en demanda de ayuda.
Por otro lado, el psicólogo del E.A.I.A en favor del "tratamiento" no puede olvidar que, aunque en el análisis de la dinámica familiar y social pudiera evidenciarse una corresponsabilidad entre aquellas personas que tengan la patria potestad y el niño, es necesaria una actuación que proteja el interés superior del menor. Situaciones que aparentemente son claras, en la práctica es más complicado determinar la responsabilidad de los padres en el desamparo de los menores, es difícil discernir entre la que les corresponde a ellos, al menor, a otros miembros de la familia, a otros sistemas familiares o sociales cercanos. Pero a pesar de ello, es necesario tomar una decisión aunque esta rompa o dificulte la relación terapéutica.
3.2. "La escucha" de lo que se dice: El usuario que se pregunta a sí mismo
Trabajar con el grupo poblacional de infancia y adolescencia en riesgo conlleva ciertos peligros. En general, cuando un caso es "enviado" al E.A.I.A ya se han probado todo tipo de recursos, y no se ha observado cambio alguno que pueda justificar seguir dedicando ciertos esfuerzos. En cierta medida se trabaja con unas familias descalificadas institucionalmente. Eso puede llevar al Equipo a juzgar o prejuzgar sus conductas, y olvidar que su función es, a través del psicólogo, vislumbrar aquellos aspectos y recursos que les hacen seguir "estando", y "siendo" una familia. El psicólogo debe facilitar que emerjan en la familia los elementos que les son propios como potenciadores de readaptación a situaciones nuevas, para que la inmediata respuesta no pase a ser la acción maltratante y encontrar conjuntamente alternativas para que la familia no repita las situaciones que tantas veces han intentado y les ha llevado a la "situación objeto de estudio".
Este profesional, a través de la entrevista, ofrece un marco donde la familia pueda reconstruir su historia, comprender su situación, indagar sus posibilidades y discernir el significado que para ellos tienen los acontecimientos que relatan.
Dada la complejidad de la situación es importante intentar conseguir la colaboración de la familia impidiendo que la entrevista se convierta en un interrogatorio donde el psicólogo pregunta y la familia responde, debe permitirse que sea la propia familia quien configure el campo de la entrevista según sea la estructura psicológica.
De todo ello dependerá que se puedan satisfacer, los objetivos planteados en la entrevista.
Los componentes necesarios y centrales de la intervención del psicólogo pasarían por favorecer aspectos educativos y de información, componentes necesarios y claves en los procesos de toma de decisiones (MENDEZ, 1988). Por tanto debería renunciar a prescribir modelos de vida y facilitar, en cambio, la observación, autoobservación de la propia familia Existen grandes diferencias en la manera en que los individuos anticipan los riesgos. Estas diferencias, contraria a la opinión comúnmente difundida, no dependen sólo de carencias informativas, sino de la incapacidad de los individuos para utilizar el saber y la experiencia precedente para controlar el futuro. La capacidad viene dictada en gran medida por la colocación emocional frente a las situaciones. Así, nuevamente, los substratos básicos de autoestima, autoconfianza, se presentan como patrimonio individual y colectivo que deberá abordar el psicólogo.
Un trabajo de este tipo más que anular los acontecimientos, pretensión imposible, por otra parte, trataría que los individuos estuvieran en buenas condiciones para afrontarlos.