ESPACIO ABIERTO

 

El saber-actuar de la psicología y la comunidad: reflexiones producidas desde un lugar latino-americano


Psychology and community knowledge-action: a meditation from a latino-american perspective

 

Nara María GUAZZELLI BERNARDES

Doctora en Educación UFRGS. Profesora e investigadora del Instituto de Psicología - PUCRS. Porto Alegre. Brasil

Pedrinho ARCIDES GUARESCHI

PhD en Psicología. University of Wisconsin, Madison, EE.UU. Profesor e investigador del Instituto de Psicología - PUCRS. Porto Alegre. Brasil


RESUMEN

PALABRAS CLAVE

SUMMARY

KEY WORDS 

INTERVENCION ASISTENCIAL-PATERNALISTA

INTERVENCION PROMOCIONAL-DESARROLLISTA

INTERVENCION DIALOGAL-LIBERTADORA

EXPERIENCIAS CONCRETAS DEL SABER-ACTUAR, DIALOGAL Y LIBERTADOR

SALUD MENTAL

GRUPOS DE MUJERES Y DE JOVENES

INSTITUCIONES POPULARES

ESCUELAS DE LA RED PUBLICA

CONSIDERACIONES FINALES

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS


RESUMEN

 El presente trabajo presenta reflexiones sobre el saber actuar de la psicología con relación a la comunidad, a partir del contexto latino-americano.

Muestra el desarrollo histórico de diversas prácticas psicológicas que fueron sucediéndose. Comienza con la descripción de la intervención asistencial-paternalista, que trata a las personas, sobre todo, como objeto de atención caritativa. Continúa con una práctica promocional-desarrollista, que ya considera a las personas como sujeto de su desarrollo, pero las atiende individualmente, sin prestar atención a su dimensión social. Llega, en las dos últimas décadas, una práctica que se denomina dialogal-libertadora que consiste principalmente en el hecho de apoyar y asesorar a las personas y grupos para que ellos, organizadamente, respondan a sus necesidades.

Se relatan, seguidamente, algunas experiencias concretas que están siendo realizadas dentro de esta última práctica, principalmente en el campo de la salud mental de los grupos de mujeres y jóvenes, en las instituciones populares y en las escuelas públicas.

En las consideraciones finales se muestran los peligros de posibles desvíos causados por prácticas político-partidistas exclusivistas, y en que medida aún la psicología puede colaborar en el área del trabajo comunitario, principalmente en la asesoría y en el análisis de los diversos movimientos populares.

Los autores asumen un ser humano sujeto y constructor de la historia y entienden la tarea científica como una práctica comprometida en el descubrimiento de una verdad que ayude a las personas y grupos a liberarse.

 

PALABRAS CLAVE

Intervención asistencial-paternalista. Intervención promocional-desarrollista. Intervención dialogal-libertadora. Prácticas político-partidistas. Prácticas comprometidas.

 

SUMMARY

The paper presents some reflections about the knwledge-practice of psychology in relation to community, from a Latin American context.

It discusses the historical development of different psychological practices. It starts with the description of a welfarist-paternalistic practice. That takes people mainly as object of charity. It continues, then, to a promotional-development practice, that sees already people as subjects of their development, but deals with them in an individualistic way, without link it to a social dimension. In the past two decades, it comes to a dialogical-libertating practice, that consist mainly in supporting and advising people and groups, so they can give an answer to their needs, in an organized way.

It describes some concrete experiences going on right now in this last kind practice, mainly in the field of mental health among the organizations of women han young people in popular institutions and in public schools.

In the final considerations some danger of possible deviations, caused by exclusivist party-political practices are shown and now much psychology can contribute to the field of comunitarian work, mainly advising and analyzing the great number of popular movements.

The authors assume human being as subject and creator of history and understand the scientific work as a practice comitted to the descovery of truth that help people and groups to liberate themselves.

 

KEY WORDS

Assistencial pathernalista intervention. Promotional developing intervention. Free-dialog intervention. Political-party practise. Compromising practise.


Las reflexiones que presentamos en este trabajo,, han sido producidas a partir de las circunstancias sociales, económicas, culturales y políticas en las que nos situamos y en la perspectiva de los trabajos comunitarios.

Hablamos de un lugar geográfico y social especifico: América Latina y Brasil. Continente y país de pobres y miserables, y altas tasas de concentración de renta, en el cual se costumbra identificar regiones centrales y periféricas y de donde se perciben realidades que difícilmente son captadas por otras miradas.

No es nuestro propósito detenernos en la discusión de las controversias teóricas y metodológicas que el término comunidad suscita o en la polémica entre Psicología Comunitaria y Psicología en la Comunidad. Esta temática puede ser encontrada en los estudios de Andery (1985, 1989), Arend (1991), Bomfin (1989), Freitas (1988), Goes (1991), Lastoria (1989). 

Partimos del presupuesto de que el objeto de la psicología consiste en el ser humano que se constituye sujeto en el mundo con los otros y, por lo tanto, sólo puede ser entendido como relación. Luego, la naturaleza de la psicología así concebida es, intrínsecamente, social.

Queremos dejar claro, también, que nos situamos en un lugar teórico y epistemológico que niega la neutralidad de las ciencias humanas. Asumimos que la ciencia, como construcción histórica y social, no es neutra en sus motivaciones, ni en la elección de su objeto de estudio, ni en sus procedimientos metodológicos, ni en la elaboración de sus explicaciones o comprensiones. No es neutra en las alianzas que establece con las fuerzas y las políticas que actúan en la sociedad.

Como consecuencias, no nos sorprende el hecho de que el delineamiento del esquema comunitario del saber-hacer de la psicología en nuestro país, se iniciase a mediados de este siglo.

En esta trayectoria, relativamente corta, se puede destacar importantes cambios y aún transformaciones teóricas y metodológicas en sus trabajos: en un primer momento, las intervenciones presentan un carácter predominantemente asistencial-paternalista en un segundo momento, surgen intervenciones que pueden calificarse de prácticas promocional-desarrollista, en un tercer momento, a partir de final de la década del 70, las intervenciones que se contraponen a las anteriores y significan una ruptura con presupuestos filosóficos, teorías y prácticas, se caracterizan por un saber-actuar diagonal, emancipatorio-libertador (Lane, 1991; 1984: Monteiro, 1987).

 

INTERVENCION ASISTENCIAL-PATERNALISTA

Los trabajos comunitarios de los (as) psicólogos (as), se iniciaron como una práctica benevolente y caritativa, realizada en las horas libres, en pro de las personas desfavorecidas, también denominadas personas de clase baja o marginadas.

A pesar de haber sido dirigidos los esfuerzos hacia los lugares urbanos populares (periferia urbana, "favelas", ' malocas", etc.), y hacia personas o grupos de las clases populares, la práctica asumida explícitamente era asistencialista-paternalista. No se criticaban las alianzas históricas de la psicología, sus teorías y métodos establecidos. No había una vigilancia sobre el papel de la psicología en la manutención y, hasta refuerzo, de una situación social opresiva.

El objetivo de tales trabajos se centraba en transmitir a las personas las prescripciones de las conductas o modos de actuar o hacer, considerados socialmente deseables. Se constituye en el correlato psicológico de dar el pez en las prácticas del Servicio Social.

El ejemplo paradigmático de este enfoque es la tentativa de reproducción de las clínicas psicológicas en barrios populares o periféricos sin cambios de procedimientos y de rutinas consolidados en las clínicas tradicionales de atención a la burguesía y a los estratos más altos de la clase media urbana. Se podía organizar el espacio físico de una forma más sencilla, elaborar presupuestos más modestos, pero no se alteraba la concepción de la relación terapeuta-paciente, modalidades de diagnóstico y de técnicas terapéuticas ya dadas. Esta forma de intervención no contribuye a los cambios sociales; al contrario, al reproducir prácticas conservadoras, contribuye para la manutención del statu quo.

Aunque menos frecuente, una versión un poco modificada de estos trabajos comunitarios sería la práctica policial o represora, muchas veces experimentada en diversas circunstancias.

Su objetivo consistía en introducir psicólogos (as) en locales o instituciones populares en calidad de controladores (as) morales de los hábitos y conductas considerados desviados, como por ejemplo, los toxicómanos, criminales y otros desvíos estigmatizados por los códigos morales vigentes (homosexuales, menores abandonados, desempleados... ), o sea, guardianes del orden instituido, sin preguntarse por los factores sociales implicados en las conductas llamadas desviadas.

 

INTERVENCION PROMOCIONAL-DESARROLLISTA

El avance producido por este enfoque fue el de concebir a la persona como agente principal de su desarrollo. El énfasis recae sobre el individuo y su preparación para poder enfrentar la realidad adversa del día a día. Corresponde al enfoque de las prácticas de Servicio Social según la cual no es suficiente ni educación, dar tan sólo el pez, sino que es más necesario enseñar a pescar.

Esta ha sido la práctica más común en la mayoría de los trabajos comunitarios de psicología. En los casos de trabajos en las escuelas, por ejemplo, las acciones del psicólogo a) dan preferencia, muchas veces, a la atención individual. a la discusión de los problemas psicológicos de los agentes individuales. El término social no define intrínsecamente a la psicología, aparece apenas como una referencia a lo social-real, es decir a las instituciones y a las instancias en que son ejecutadas las tareas de los profesionales.

El enfoque promocional-desarrollista de los trabajos comunitarios tiene como supuestos, por lo menos implícitos, los principios de la filosofía liberal que considera al ser humano como un individuo absoluto, sin relación esencial con sus semejantes y que debe realizar su vida a través de la competición y la concurrencia: "Cada uno por sí y Dios por todos" o 'Ayúdate, y Dios te ayudará" son los dichos populares en relación con tales supuestos.

Estas prácticas, evidentemente acaban por desarrollar relaciones verticales de status y poder en la sociedad, en donde lo que están mejor colocados se promueven y utilizan a los demás como instrumento para alcanzar tal meta. En el momento en que el individuo no necesita más de los demás, niega las relaciones por medio de las cuales consiguió sobresalir de entre los demás.

Es innecesario señalar que este saber y actuar psicológicos legitiman de forma clara e indiscutible, los dogmas y las prácticas del capitalismo liberal. Donde exista ese tipo de sociedad, allí estará esa psicología promocional-desarrollista, individualista psicologista.

 

INTERVENCION DIALOGAL-LIBERTADORA

Este enfoque de los trabajos comunitarios se inicia en un período de producción científica en que la interdisciplinariedad de las ciencias humanas y sociales pasa a ser más valorada. Da más importancia al trabajo educativo y concienciador en el seno de los diversos grupos sociales. Coloca el instrumental teórico y metodológico de la psicología al servicio del descubrimiento de los valores humanos y sociales de esos grupos, muchas veces sometidos a procesos seculares de dominación y alienados de su propia cultura. Ayuda a articular las fuerzas vivas de resistencia, de crecimiento y de liberación de los grupos sociales oprimidos.

El término dialogal posee un significado específico y muy importante: convicción de los(as) psicólogos(as) de que existen saberes o experiencias en el interior de los grupos sociales organizados. De cualquier modo, están presentes diversos haces de relaciones en las múltiples dimensiones de la existencia: de la salud, política, religiosa, educacional y psicosocial. El primer paso es el reconocimiento de esos saberes o experiencias el descubrir sus valores; enseguida se establece un diálogo indagatorio con el grupo. El diálogo exige igualdad de posiciones y, por tanto, una práctica de esta naturaleza no puede ser impositiva, autoritaria: al contraria, debe ser democrática e igualitaria en el escuchar y en el responder. 

Este mutuo indagarse permite que un nuevo saber sea construido: no existen determinadas personas que tengan el privilegio de la exclusiva posesión del saber sino que todos lo poseen, aunque de modo diverso. Como consecuencia, todos crecen, aprenden y comparten.

De este modo, la psicología coloca su saber-actuar al servicio de un proceso de liberación de los grupos sociales oprimidos. A ella corresponde trabajar junto con personas, grupos, instituciones, la visión del mundo, la autopercepción; revaluar hábitos, actitudes, valores y prácticas personales y colectivas en el sentido de buscar una coincidencia más plena de la comunidad y del destino.

 Tal redireccionamiento de los objetivos del trabajo comunitario implica repensar la producción científica, descubrir nuevas formas de actuación y, aún más, la creación de otras teorías psicológicas que tengan en cuenta la explicación o comprensión de esta otra realidad. Por medio de esta praxis y en ese proceso dialéctico del mantenimiento de algunos conceptos y principios, negación e incorporación de otros, se va forjando un nuevo saber-actuar psicológico, verdaderamente social.

 

EXPERIENCIAS CONCRETAS DEL SABER-ACTUAR, DIALOGAL Y LIBERTADOR

Creemos que será fecundo describir algunas experiencias concretas reveladoras del esfuerzo que viene siendo desarrollado en nuestro país para construir un saber-actuar psicológico que se caracterice como dialogal y libertador.

Optamos por focalizar experiencias que han sido realizadas por profesionales de la Asociación Brasileña de Psicología Social (ABRAPSO), creada en 1980. La ABRAPSO promueve periódicamente encuentros regionales o nacionales, participa de congresos y reuniones importantes tanto en el área de la psicología como de las ciencias en general, así como viene publicando, sistemáticamente, el periódico Psicología y Sociedad.

 

Con tal propósito, nos apoyamos también en una síntesis realizada por Andery (1985) que enfoca algunos espacios en los cuales se van desarrollando trabajos comunitarios: salud mental grupos de mujeres y jóvenes, instituciones populares, escuelas de la enseñanza pública.

 

SALUD MENTAL

La salud mental de la población de la periferia urbana de las grandes ciudades, la cual abarca factores de desgaste y estrés emocional que se juntan a factores resultantes de pésimas condiciones de vivienda, alimentación, empleo y sueldo, ha sido el objetivo de los trabajos comunitarios.

Las corrientes migratorias colocan en las periferias urbanas a las personas que son expulsadas del campo, que pierden sus raíces culturales, propias y a las cuales se les impide crear nuevas raíces debido a la necesidad de intensa movilidad social que las desplaza geográficamente en busca de trabajo.

Los hospitales psiquiátricos se encuentran ocupados por esas personas que tienen poco o ningún acceso a los recursos de una atención psicológica. En esta situación, los trabajos comunitarios se realizan en dos frentes:

- Creación de Centros Comunitarios de Salud Mental, en los barrios de la periferia, en los cuales la cuestión de la Salud Mental es discutida y trabaja junto con la población. Las experiencias han sido desarrolladas, en general, por equipos interdisciplinares e incluyen consultas convencionales a personas que presentan quejas así como acciones educativas sobre salud mental en el ámbito de las familias, escuelas, asociaciones de vecinos o asociaciones religiosas.

- Lucha por la presencia de profesionales de la psicología en los Centros y Puestos de Salud gestionados por los gobiernos estatales y municipales, en equipos multiprofesionales (generalmente constituidos apenas por profesionales de medicina y enfermería. Esta lucha, muchas veces, se centra en el cambio de mentalidad de los profesionales y de sus jefes que aún poseen una visión extremadamente conservadora sobre la naturaleza del trabajo interdisciplinar.

 

GRUPOS DE MUJERES Y DE JOVENES

Muchos de los barrios de la periferia de las grandes ciudades poseen poca experiencia comunitaria pues son, en general, sólo zonas residenciales o dormitorios, dado que los (las) trabajadores (as) (de modo particular los hombres) permanecen más tiempo en el hogar sólo para dormir.

Las mujeres deben permanecer en sus casas para cuidar de las tareas domésticas y de los niños, aún cuando ejerzan trabajo remunerado fuera de casa. Debido a la doble jornada de trabajo, se las encuentra con mayor facilidad en sus residencias.

Estas mujeres se organizan en grupos pequeños de convivencia comunitaria bajo la forma de club de madres, asociaciones de padres y maestros, grupos de aprendizaje de artes domésticas o, incluso, en reuniones de carácter religioso comunitario: iglesias de los barrios como, por ejemplo, las comunidades eclesiales de base de la Iglesia Católica.

A través de la aproximación con esos grupos de mujeres y jóvenes fueron realizados muchos trabajos comunitarios con el objetivo de compartir conocimientos sobre asuntos o problemas diversos, tales como educación de los hijos e hijas, relaciones afectivas entre jóvenes y parejas, sexualidad, futuro profesional así como articulaciones para la consecución de servicios esenciales, etc.

Las reuniones no se destinan sólo a discusiones verbales sino que incluyen, por ejemplo, otras formas de expresión como montar colectivamente piezas de teatro sobre lo cotidiano de esas poblaciones y las propuestas de transformación social subyacente a estos grupos. Prácticas de dinámica de grupo, psicodrama, expresión corporal, sensibilización, desarrollo organizacional han sido utilizadas, evaluadas y transformadas por medio de estas experiencias.

Estas modalidades de trabajos comunitarios pueden llevar a la concienciación de la falta de servicios básicos y de las situaciones adversas que están presentes en esos barrios o locales como, por ejemplo, deficiencias de saneamiento básico y de empedrado de calles, falta de energía eléctrica, acceso difícil o imposible a las guarderías, o a los centros de salud.

Se suman a estos problemas, las dificultades de convivencia y las oportunidades de ocio, muy limitadas.

Como consecuencia de la concienciación de la población sobre los problemas sociales que afectaban a la salud física y mental de las personas y de la organización comunitaria que se desarrollaban a través del auxilio de esas prácticas, hubo una conquista, por ejemplo, de servicios esenciales. Parece que la población experimenta sus propias fuerzas y descubre, sorprendida, que es más poderosa de lo que se imaginaba.

Pueden surgir tensiones entre la postura y la visión política de los profesionales de psicología y la población de los barrios periféricos. Como vimos, con relación a los valores, intereses, fuerzas, opciones y saberes de esta población, es un imperativo. Caminar junto con la población por medio del diálogo, en vez de llevar imposiciones políticas o educativas, se coloca como una exigencia para un saber-actuar correctos.

 

INSTITUCIONES POPULARES

En una comunidad popular se encuentran, frecuentemente, clubes culturales, recreativos, guarderías, asociaciones de vecinos, asociaciones religiosas, asociaciones de desempleados, asociaciones de "favelados", etc. Estas instituciones pueden beneficiarse de la presencia de profesionales interesados en colaborar a través de la utilización de conocimientos y de las prácticas de la psicología.

Los múltiples aspectos de estas instituciones pueden ser objeto de evaluación e intervención de personas competentes en el sentido de buscar la concienciación y el cambio para superar situaciones menos humanas. Tales personas, muchas veces, son los propios participantes de esas instituciones, una vez que se hayan preparado para intervenir eficazmente en una perspectiva dialogal y liberadora.

Películas, videos, debates y otras actividades culturales pueden servir de recursos para trabajos comunitarios, en la medida en que abren perspectivas de comprensión de la situación más global y ofrecen posibilidades de actuación de la población para satisfacer sus necesidades básicas y buscar la mejoría de la calidad de vida del barrio o localidad.

Una de las mayores dificultades encontradas para la concretización de los trabajos comunitarios en nuestro país y en América Latina en general, se refiere a las posibilidades de esas instituciones para poder contratar los servicios del profesional de la psicología o exigir al Poder Público que lo haga de modo que ellas conserven un espacio de participación y de decisión en lo que se refiere al tipo de metodología del trabajo a ser desarrollado. La remuneración de tales profesionales se coloca como un problema angustiante que muchas veces quisiera realizar tal trabajo pero se ve objetivamente imposibilitado debido a razones de orden financiera.

En el caso de los sindicatos que, en general, poseen una situación económica más confortable gracias a la contribución obligatoria de la categoría profesional, ese problema quedaría minimizado o sería inexistente. La dificultad que se presenta es hacer que los recursos del sindicato no sean gastados apenas en actividades asistenciales. Actualmente, se puede constatar que en algunos sindicatos, se han sido dirigidos recursos para la educación y concienciación de los (as) trabajadores (as) y de sus familias, residentes en barrios de la periferia. La lucha por la ampliación de los trabajos comunitarios, de esta manera, acompaña a la lucha paralela de reconstrucción continuada del movimiento sindical. En el Brasil, las distorsiones del movimiento sindical son antiguas y estructurales. Cabe al movimiento de los trabajadores reconquistar, a través de las elecciones, una legislación y una práctica que los liberen de las herencias de los regímenes autoritarios.

 

ESCUELAS DE LA RED PUBLICA 

En los barrios populares, la escuela se constituye en una de las instituciones del Estado presentes en la vida cotidiana de las personas. La población que frecuenta la escuela pública de la periferia urbana se compone de niños (as) y adolescentes cuyas familias, en general, enfrentan enormes problemas de sobrevivencia, de ausencia de los adultos debido al trabajo fuera de casa. Estos niños (as) y estos adolescentes se encuentran sometidos a un bombardeo intenso de los medios de comunicación de masa, incitación constante para el consumo de drogas o el recurso a su comercialización.

Además de esto, los profesionales que trabajan en esas escuelas (administradoras, profesoras, orientadoras educacionales, etc.), por lo general, son reclutadas de manera impersonal y burocrática, sujetas a una movilidad intensa y constante víctimas de una remuneración incompatible con sus necesidades, lo que hace que se encuentren en una situación extremadamente adversa para poder ser verdaderamente educadores.

Trabajos comunitarios en esas escuelas pueden ser útiles, para captar o explicitar las contradicciones entre las condiciones reales de los alumnos y las prácticas educacionales concretas. Actividades que han sido realizadas, por ejemplo, incluyen: presencia activa en las reuniones de familiares y profesoras (es), visitas a las casas de los (as) alumnos (as); reuniones con madres para comprender cómo factores del ámbito doméstico y familiar se relacionan con la conducta y aprendizaje de los niños (as) y adolescentes; diagnóstico del barrio o local y de las características psicosociales de la población para dar ayudas a la práctica pedagógica de la escuela con el fin de volverla más adecuada a su clientela; actividades con adolescentes en horarios extra-clase, utilizando el espacio de la escuela para organizar el estudio de forma cooperativa o para el ocio; actividades de expresión corporal y psicomotricidad en horarios extra-clase; formación de profesores (as) y agentes comunitarios para tratar problemas de aprendizaje, salud y organización de los jóvenes.

 

CONSIDERACIONES FINALES 

Las propuestas de una aproximación mayor entre el saber-actuar de la Psicología y la cotidianiedad de las personas, principalmente en los barrios e instituciones populares, donde una gran parcela de la población vive, se organiza y crea sus canales de expresión, es relativamente reciente en nuestro país.

En una sociedad como la nuestra perturbada por los cambios tecnológicos, culturales, sociales, se establece como fundamental el integrar a la Psicología como una forma de explicación, de comprensión, de ayuda y cambio en pro de la sobrevivencia del ser humano. Ya no es aceptable que la Psicología se encierre en una torre de cristal, permaneciendo apenas en dimensiones académicas o en la atención de personas de la élite económica. Es imprescindible que baje al mundo de los demás mortales y llegue a constituirse en un verdadero saber-actuar social.

Es importante, principalmente, resaltar que la intervención del profesional de la psicología a través de los trabajos comunitarios, se muestra con frecuencia bastante ambivalente. Su trabajo tomaba antes aspectos bastantes ingenuos, sirviendo a los intereses que no siempre eran los de la mayoría. Poco a poco, sin embargo, su intervención se fue volviendo más critica, más amplia La historia de esas intervenciones nos enseña, pues, que aún hoy debemos estar extremadamente alertas para no dejar que ese saber-actuar se utilice para usos extraños y oscuros.

Como consecuencia, se vuelve imprescindible llamar la atención sobre el hecho de que los trabajos comunitarios en una perspectiva dialogal-libertadora también corren riesgos y estos necesitan de cautela y perspicacia para no dejarse envolver en determinadas trampas. Apoyados una vez más en el pensamiento, de Andery (1985), nos referimos al peligro de un activismo político-partidario bajo el manto de trabajo psicosocial.

En vez de preocuparse con el crecimiento de las prácticas dialogales y educativas de concienciación y liberación, esos activistas partidistas pasan a imponer sus militancias políticas y a reclutar personas para sus grupos y tendencias. Tales posturas y acciones no sirven ni a los ideales de la psicología comunitaria, ni al desarrollo de acciones populares que tiendan a la superación de las raíces de la dominación cultural, social y económica, a que estos grupos están sometidos. Son los propios grupos populares organizados quienes deben ser los sujetos de su promoción y trazar para sí mismos los caminos de su liberación.

El mayor daño, tal vez, que tal práctica puede causar, es contra los verdaderos profesionales, envueltos seriamente con la implantación de un trabajo comunitario democrático y liberador. Estos profesionales acaban siendo acusados como agentes de esas mismas prácticas oportunistas por quienes aún no son capaces de entender cual es la verdadera propuesta de un trabajo comunitario psicológico que se pretenda dialogal y emancipatorio. 

Como bien dijo Andery (1990), no toda la transformación social es liberadora del ser humano y de la sociedad, encadenados, hace milenios, bajo la tiranía de explotaciones y dominaciones múltiples. Esa liberación es una utopía que se realiza paulatinamente y debe ser tarea de todos y, por lo tanto, también de los (as) profesionales de la psicología.

Como consecuencia de lo que ha sido expuesto y teniendo en cuenta que en cualquier tarea, existe siempre lo que ya se intentó, lo que ya se consiguió, y lo que aún se desea, o lo que se pretende -la utopía- parte esencial del ser humano, al final de este trabajo, nos gustaría señalar algunos puntos que, desde nuestro punto de vista, abren posibilidades a la Psicología, a través de su producción científica, de la formación y de la actuación de sus profesionales; contribuir conjuntamente con otros segmentos de la población, para la transformación social en dirección a la emancipación del ser humano. Para las reflexiones que presentamos a continuación nos inspiramos también en la palabra de Andery (1989).

En lo que se refiere al objeto de estudio, es necesario enfocar más apropiadamente al hombre concreto y sus características bio-psico-sociales.

Mientras que los aspectos biológicos, intrapsíquicos y comportamentales han sido estudiados de modo satisfactorio, los aspectos sociales que se refieren a la clase social, condiciones culturales y económicas concretas, al papel social, aún no reciben la atención debida Tanto unos como otros determinan comportamientos, deseos, posibilidades de desempeño concreto; sólo por influencias ideológicas la Psicología da privilegio a unos en perjuicio de los otros.

Una parte considerable del conocimiento producido sobre el niño, el joven y el adulto, están demasiado impregnadas de suposiciones generales y abstractas. Parece que la Psicología aun no ha alcanzado su verdadero objeto de estudio: el ser humano concreto. Se pierde en afirmaciones vagas, la mayoría de las veces, extraídas de manuales extranjeros y se apoya en el supuesto de que aquello que es válido, por ejemplo, para el americano de la clase media urbana o de la burguesía, también lo es para el trabajador recién inmigrado de las grandes ciudades del Tercer Mundo.

Desde el punto de vista metodológico, se puede avanzar en dirección a la superación de la metodología cuyos presupuestos epistemológicos son predominantemente, positivistas, pragmatistas y racionalistas, implícitos o explícitos, en la mayor parte de las investigaciones realizadas en nuestro medio. Se trata de desarrollar metodologías que se fundamenten en otros supuestos, tales como los fenomenológicos, los dialécticos, que lleven a la utilización de procedimientos tales como la observación participante, la entrevista, la historia de vida, que busquen comprender las contradicciones presentes en los fenómenos, los aspectos histórico-críticos.

Como vimos, ya se registran en lugares de la América Latina y del Brasil, varias prácticas en proceso y cuyo objetivo es, exactamente, colocar el saber actuar psicológico al servicio de las comunidades de las clases populares, de los sindicatos, de los centros de salud pública, de las escuelas de la red pública.

Esas experiencias, sin embargo, necesitan de una mayor sistematización y análisis crítico de lo que fue alcanzado y realizado para que no se corra el riesgo de agotarse en sí mismas. La ABRAPSO viene siendo un forum de condensación y divulgación de tales experiencias a través de los eventos que promueve, de su participación en eventos organizados por otras entidades y de sus publicaciones.

Los trabajos comunitarios pueden ser fecundos para ayudar a comprender como se está construyendo un nuevo sujeto social e histórico, a través de los propios movimientos sociales populares. Comprender como una práctica coloca a esos autores como sujetos sin que teorías previas los hayan constituido o designado.

Se trata de sujetos colectivos y descentralizados, es decir, despojados de las dos marcas que caracterizan la llegada de la concepción burguesa de subjetividad: el individualismo solipsista o monádico como centro del que parten acciones libres y responsables y el sujeto como conciencia individual soberana de donde irradian ideas y representaciones, puestas como objetos dominables por el intelecto. Ese nuevo sujeto es social: son los movimientos sociales populares en cuyo interior individuos, hasta entonces dispersos y privatizados, pasan a definirse, a reconocerse mutuamente, a decidir y a actuar en conjunto y a redefinirse en cada situación resultante de las decisiones y actividades realizadas.

Como vemos, son muchos aún, los desafíos que se ofrecen a nuestra utopía, en lo referente a los trabajos comunitarios de la Psicología. Las reflexiones que presentamos, son apenas provocaciones e indagaciones que se colocan delante de nuestro caminar. Queda clara la conciencia de que mucho camino aún se necesita recorrer en la construcción de nuestra historia para que el ser humano consiga, cada vez, más libertad y felicidad.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS