ESPACIO ABIERTO

 

Psicología, prevención e infancia en riesgo social


Psychology, prevention and infancy rísk

 

José Luis CASTELLANOS DELGADO

Psicólogo Social

 


RESUMEN

PALABRAS CLAVE

SUMMARY

KEY WORDS

INTRODUCCION

PROTECCION A LA INFANCIA DESDE LOS SERVICIOS SOCIALES GENERALES

LA PERSPECTIVA DEL PLAN CONCERTADO

PREVENCION Y PSICOLOGIA COMUNITARIA

IDEAS DIRECTRICES SOBRE PREVENCION Y RED DE ATENCION AL MENOR

FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS Y EN DESVENTAJA SOCIAL

ESTRATEGIAS DE INTERVENCION

BIBLIOGRAFIA


RESUMEN

La necesidad de intervenciones preventivas sobre poblaciones en riesgo social es algo tan aceptado como las dificultades de todo tipo a la hora de ponerlas en marcha.

En primer lugar impera la confusión entre prevención como "etapa " de la intervención social prevención como nombre particularizado de uno de los programas de los Servicios Sociales Comunitarios. Esta situación parece excluir la intervención preventiva de los menús programáticos de programas como Familia y Convivencia o Cooperación Social.

La segunda dificultad está relacionada con la carencia de profesionales cualificados capaces de desarrollar y medir su acción a salvo de mesianismos, y capaces de demostrar las ventajas de este tipo de intervención que, por definición, solo es "visible" a largo plazo.

Las intervenciones preventivas poseen ciertas condiciones que las hacen aparentemente difusas confundiendo su carácter inespecífico con ambigüedad o falta de objetivos claros y precisos.

Este artículo pretende añadir un análisis sobre las características, descripción y problemática de las intervenciones preventivas en el marco de los servicios sociales comunitarios o generales.

 

PALABRAS CLAVE

Prevención. Infancia en riesgo social. Servicios Sociales Generales. Psicología comunitaria, Familias multiproblemáticas.

 

SUMMARY

The necessary of preventive interventions on social risk populations is something so accepted as all the difficulties on ruling such interventions.

On the first place, it prevails the confussion between prevention as a "stage" of social intervention, and prevention as the particularized name of one of the services. This situation seems to exclude preventive intervention from the programmatic menus of programs such as Family and Coexistence, or Social Cooperation.

The second difficulty is related to the lack of qualified professionals who are capable of developing and measuring their actions, safe from messianisms, and who m capable of demonstrating the advances of this type of intervention that is, by definition, only "visible " after a long period of time.

Preventive interventions own some conditions that make them seemingly, diffused, confusing their unspecific nature with ambiguity or lack of clear and precise aims.

This article tries to add an analysis of the characteristics, description and problems of preventive interventions in the framework of communitary or general Social Services.

 

KEY WORDS

Prevention. Infancy Risk. General Social Services. Communitary Psychology. Multiproblematic Families.

 

INTRODUCCION

El desarrollo, cada vez más creciente, de programas de prevención psicosocial dentro de, los Servicios Sociales sin duda tiene que ver con el cambio referido al concepto y objeto de los Servicios Sociales. Así, frente a la exclusividad de la marginación como objeto de la intervención, ahora conviven dos ámbitos complementarios pero muy distintos:

Un ámbito específico o especializado, ante colectivos marginados, que recoge la larga tradición de la asistencia benéfica y caritativa.

Un ámbito de carácter comunitario, que diseña servicios normalizados dirigidos a toda la población y destinados a la mejora y promoción de la calidad de vida. Este ámbito, denominado "Servicios Sociales comunitarios o generales" comparte su objetivo con otras áreas del bienestar social como salud y educación, motivo que ha dado lugar a agrupar todas estas áreas de atención a la comunidad bajo la rúbrica de "Servicios Personales".

Pues bien, tan solo desde el punto de vista de la intervención comunitaria pueden existir actuaciones preventivas dirigidas a detectar y evitar situaciones de riesgo en la infancia y juventud.

Así la tradicional red de atención a la infancia necesitada de especial atención (que generalmente consistía en internados) se ha visto sustituida por una red globalizada y descentralizada, donde el internado sólo es un recurso más dentro de un proyecto integral de atención y normalización del menor. Y en cuanto al objeto de intervención, se ha introducido el trabajo con el núcleo familiar y con la comunidad en general como la mejor de las intervenciones preventivas posibles.

En este contexto, los programas de prevención contra la mendicidad infantil, contra los malos tratos o de prevención de la marginación social son actuaciones muy recientes, que han partido de un marco desjudicializado como los Servicios Sociales y sobre la base del desarrollo de unas estructuras prestacionales descentralizadas y normalizadas como son los centros de Servicios Sociales municipales.

De la misma forma, la intervención del psicólogo en el ámbito comunitario supone centrarse en los individuos y grupos para facilitarles la adquisición de competencias apropiadas a su contexto social La intervención potencia las condiciones del bienestar y previene las disfunciones que pudieran ocasionarse. Se incide en las causas. Su urgencia no es tan aparatosa, pero la incidencia es más definitiva (Barriga S.91).

PROTECCION A LA INFANCIA DESDE LOS SERVICIOS SOCIALES GENERALES

Los derechos y deberes de la infancia son, en primer lugar los derechos y deberes de las personas sin ningún tipo de diferencia. Nuestra Constitución establece el derecho a la igualdad en los artículos 9.2 y 14: "Todos los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer ninguna discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, edad, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia social o personal. Estos principios tienen que hacerse efectivos en el derecho a la educación (Art. 27), a la salud (Art. 43), al trabajo (Art. 35), a la asistencia y prestaciones sociales suficientes en las situaciones de necesidad (Art. 41) y finalmente en el derecho a un ambiente adecuado para el desarrollo de la persona y a una vivienda digna (Arts. 45 y 47). Por añadidura la Constitución dedica el artículo 39 específicamente a la protección de la familia y la infancia.

La misma Constitución establece un modelo de Estado basado en la distribución de competencias y del poder político y ejecutivo entre las administraciones públicas. Así las comunidades autónomas poseen en virtud del artículo 148 competencias exclusivas en materia de asistencia social, desarrolladas posteriormente en los estatutos de autonomía y sus respectivas leyes de Servicios Sociales.

La Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local (Ley 7/1985 de 2 de abril) establece la competencia municipal en la prestación de Servicios Sociales (Art. 25 2.K) determinando su carácter obligatorio en municipios mayores de 20.000 habitantes (Art. 26 I.C). Esta Ley señala que los contenidos prestacionales de estos servicios se ejercerán en los términos de la legislación del Estado y de las comunidades autónomas.

En cuanto a legislación nacional específicamente referida a la protección de la infancia, merece la pena destacar la Ley 21/87 sobre Adopción y Acogimiento Familiar. Esta Ley separa claramente la función protectora de la reformadora, y así, ante un caso de desprotección o malos tratos al menor, interviene en primer lugar la entidad pública, generalmente Servicios Sociales municipales, aunque se informe posteriormente al Ministerio Fiscal. También se da prioridad a las intervenciones que previenen las salidas del menor de su familia y entorno, procurando que sean los Servicios Sociales comunitarios los que realicen el necesario apoyo psicosocial y económico a la familia problemática.

En cualquier caso, han sido las corporaciones locales las que han realizado un mayor esfuerzo hacia la mejora de las condiciones de vida de la infancia, desarrollando "competencias voluntarias" en este sentido.

El marco más próximo donde se encuadra la atención del menor desde los servicios sociales son las leyes de Servicios Sociales de las comunidades autónomas. En las bases inspiradoras de estas leyes aparecen recogidos los principios de normalización y prevención entre otros.

Estas leyes distinguen entre dos niveles de atención:

Se recoge, asimismo la necesidad de que sean los ayuntamientos o corporaciones locales las que implanten los Servicios Sociales generales, dado su proximidad al ciudadano, la facilidad para intervenir con inmediatez y su mejor conocimiento de la realidad local.

En este sentido, las referencias a la infancia son dos:

1.- Como sector de población beneficiario de todas las actuaciones y programas diseñados desde los centros de Servicios Sociales (equipamiento básico de los Servicios Sociales generales). Así la infancia se beneficiará de las prestaciones de Información y Orientación, Convivencia, Ayuda a Domicilio y Cooperación Social.

2.- En otro orden de cosas, la infancia aparece repetidamente como sector de atención especializada Este tipo de actuaciones específicas suelen ser desarrolladas por las propias comunidades autónomas y algunas diputaciones a través de servicios especializados, centros de acogida, residencias, comisiones de tutela, etc.

LA PERSPECTIVA DEL PLAN CONCERTADO

El Plan Concertado para el Desarrollo de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales en las corporaciones locales es un instrumento de cooperación interadministrativa para garantizar unos niveles mínimos de servicios sociales a los ciudadanos residentes en cualquier punto del Estado, e impulsar el establecimiento de una red básica municipal de Servicios Sociales.

Las cuatro prestaciones básicas patrocinadas por el Plan Concertado son generalistas, abiertas a toda la población; dicho en otros términos, son susceptibles de ser recibidas por cualquier ciudadano del territorio, sin más limitaciones que las derivadas de la propia especificidad de cada prestación, y las disponibilidades presupuestarias de cada administración responsable de su aplicación.

Así pues, una primera cuestión a tener en cuenta es que el Plan Concertado no impulsa una línea de acción específicamente referida a ningún colectivo o sector concreto de población, y por consiguiente, no contempla ninguna acción especialmente dirigida a la población infantil. Ello no es óbice para que la infancia, como cualquier otro sector de población pueda beneficiarse de la red básica municipal de Servicios Sociales, es más, al amparo del Plan Concertado, como se verá más adelante, las corporaciones locales desarrollan programas específicos para la infancia.

La infancia y las prestaciones básicas del Plan Concertado

Información y Orientación, Ayuda a Domicilio, Alojamiento, y Prevención e Inserción Social, con las cuatro prestaciones básicas impulsadas por el Plan Concertado. Un breve discurrir por cada una de ellas nos va a permitir mostrar el servicio que desde su especificidad prestan, o pueden prestar a la infancia.

Bien es verdad que no es habitual la consulta directa del menor a las unidades de trabajo social de zona desde las que se facilita la prestación de información y asesoramiento, pero sí suelen ser usuarios indirectos. Tal es el caso, p.c., cuando un adulto solicita información, en un centro de Servicios Sociales, sobre la existencia de becas, campamentos, actividades diversas, etc., de las que podría beneficiarse el niño vinculado a quien solicita la información.

La ayuda a domicilio es otra prestación de cuyos servicios también puede beneficiarse el niño, bien como titular y objeto de la intervención (como traslado y recogida del colegio cuando los padres tienen incompatibilidad de horarios), y de forma indirecta cuando de lo que se trata es de la mejora de las condiciones de habitabilidad, fomento de la autonomía familiar o educación familiar en general. Así, el/los niños de esas unidades familiares se verán beneficiados por la presencia y labor de los trabajadores de los servicios sociales en su hogar.

En cuanto a la prestación de alojamiento y por lo que respecta a alojamiento alternativo para niños, la red básica ofrece al menor mediante sus gestiones, la posibilidad de encaminarlo, en caso necesario, hacia el alojamiento en centros dependientes de la comunidad autónoma, por ser ésta la competente en la materia.

La prestación de prevención e inserción social responde a la necesidad de sentirse aceptado en el medio social donde se vive y a la de integración social. Se refiere a intervenciones realizadas por equipos profesionales, dirigidas a personas y colectivos en situación de riesgo o marginación social, con el objeto de prevenir marginaciones sociales y, en su caso, lograr la reinserción familiar y social" (Texto Convenio Plan Concertado, MAS. -CCAA). Así pues, esta prestación incluirá todos aquellos programas de infancia dedicados a la resolución de problemas específicos o a la contención y prevención de los factores de riesgo.

De forma esquemática, la atención al menor desde el Plan Concertado quedaría como sigue:

 1. Servicios Sociales Generales

Equipamiento:

Centro de Servicios Sociales

 Prestaciones:

* Información y Orientación (sobre recursos comunitarios a disposición de los niños y sus familias).

* Ayuda a Domicilio (educación familiar).

Alojamiento Alternativo:

Desinstitucionalización, colaboración con los servicios de acogimiento familiar del territorio, contacto con la red de alojamiento alternativo, etc.

* Prevención de la marginación y reinserción social:

- Programas contra absentismo escolar, delincuencia infantil, toxicomanías, etc.

 2. Servicios Sociales Especializados

 Equipamientos.-

- Centros de acogida.

- Residencias infantiles.

PREVENCION Y PSICOLOGIA COMUNITARIA

Estamos atravesando un momento de cambio. Los Servicios Sociales han tomado conciencia de su vocación normalizadora y existe una fuerte certeza de que el modelo de intervención a seguir debe ser el comunitario, si se pretende afectar a toda la población con nuestros programas y homologar los Servicios Sociales al resto de sistemas públicos de bienestar social.

El concepto de prevención fue introducido en el campo de la psicología comunitaria por G. Caplan a partir de sus estudios con enfermedades transmisibles en el área de salud. Este concepto ha sido adaptado al ámbito comunitario formando una de las piezas clave de la Salud Mental Comunitaria primero, y de la Psicología Comunitaria después.

Definimos prevención como un área de intervención dirigido a la promoción y mantenimiento del bienestar social de los individuos, entendiendo este como un proceso de adaptación y adquisición de recursos y capacidades personales.

En esta línea M. Costa (84) describe tres características fundamentales de la Psicología Comunitaria:

Una perspectiva teórica orientada al desarrollo de competencia y a la prevención.

Preferencia por lo organizacional y niveles ecológicos de intervención.

Necesidad de una base sólida de investigación ecológica.

La perspectiva de la intervención comunitaria pone de relieve la importancia del ajuste de la persona a su entorno como una dinámica fundamental del funcionamiento humano.

Así, "las intervenciones psicológicas de naturaleza puramente intrapsíquicas, que ignoran el contexto en el que tiene lugar y se produce la conducta, son actualmente remedios primitivos y parciales, exclusivamente útiles para perpetuar los sufrimientos y la injusticia" (Blocher y Biggs, 86).

El desarrollo del enfoque ecológico-sistémico y la crítica al tradicional modelo de salud mental ha desarrollado una poderosa corriente de Psicología Comunitaria ocupada de la resolución de los problemas y/o el desarrollo del sistema social (y través de él, de los individuos que lo forman), aplicando técnicas interventivas múltiples desde un estilo de prestación de servicios y con criterios organizativos centrados en la atención integral de la persona.

En otras palabras, y aquí cobra especial relevancia el concepto de prevención, se trata de conseguir una "comunidad competente"; corregir o minimizar la diferencia entre las aspiraciones de la comunidad y los aportes efectivos de las instancias prestadoras de recursos de bienestar social. Así, vemos como la prevención es una parte esencial y consustancial de los programas de intervención comunitaria. Podemos ver más concretamente como se comparten los rasgos fundamentales de ambos conceptos:

Ambos utilizan contextos naturales.

Ambos pretenden solucionar o facilitar problemas prácticos de la vida diaria.

Ambos dan una importancia capital a la participación de las personas en todos los niveles que les pueden afectar, de cara a conseguir una mejor identificación con el medio y algún grado de percepción de control sobre el mismo (fomento o creación de redes de apoyo social).

En ambos casos (complementarios, por supuesto), el rol del psicólogo debe romper con la recepción pasiva de los usuarios y con su objeto de intervención, que pasa de la patología individual a la problemática social de la colectividad y su influencia sobre las personas y los grupos.

Aunque la psicología comunitaria es una disciplina fundamentalmente interventiva, los programas de prevención psicosocial han sufrido el todavía bajo nivel de elaboración teórica y los parcos recursos disponibles por parte de las instituciones.

En cualquier caso, las intervenciones preventivas forman ya parte del constructo teórico de la intervención social, que define un "continuum" interventivo desde las acciones preventivas hasta las meramente reparadoras o rehabilitadoras. El siguiente cuadro lo define con más claridad:

IDEAS DIRECTRICES SOBRE PREVENCION Y RED DE ATENCION AL MENOR

1. Concepto de infancia en riesgo social

Delincuencia infantil malos tratos drogodependencias, abuso sexual, abandono, absentismo escolar son algunas de las problemáticas que afectan a la población infantil. A pesar de que en algunas de ellas el menor asume un papel pasivo o de víctima (malos tratos, abandono) y en otros asume un papel activo (drogodependencias, delincuencia), parece convenirse que los factores sociales que inciden en la etiología de ambos fenómenos son fundamentalmente semejantes.

Una de las características más importantes de los procesos de inadaptación de menores, consiste en que dicho proceso permanece oculto o larvante durante buena parte de su desarrollo, haciéndose visible cuando ya ha tomado una gravedad considerable. Desde otro punto de vista, la población infantil tiene como intermediario social a las propias familias, aumentando así aún más la distancia entre los profesionales y los menores en general y en proceso de inadaptación en particular.

La noción de riesgo empleada en el campo de la intervención social tiene una especial relevancia en el área de prevención, hace referencia a la presencia de un factor o factores que aumentan la probabilidad de que aparezca una determinada situación o conducta, en otras palabras tiene que ver con la posibilidad de algo no deseado (y no una relación causa-efecto entre el factor/es y la problemática).

Podemos definir como infancia en alto riesgo social aquella parte de la población infantil sometida a condiciones de vida que dificultan su adecuada socialización y/o que presenten carencias graves físicas, sociales o emocionales.

Este nuevo concepto indica la existencia de una serie de factores que relacionan ciertas problemáticas y carencias en la infancia con unas situaciones de riesgo de marginación social o de necesidad. Es fácil deducir que ciertas características del medio propician la aparición de las anteriores carencias y problemática:

Aquí ha sido fundamental la concurrencia de factores y situaciones en el origen de la mayoría de las problemáticas infantiles junto con la insuficiencia de servicios básicos, insuficiencia de servicios de refuerzo, prejuicios étnicos, regionales, etc.. y un entorno inmediato de marginalidad y delincuencia, uno de los principales factores etiológicos de la infancia en alto riesgo social.

2. Normalización

Mantener en todo lo posible al menor en su medio habitual: familia. barrio, escuela, etcétera y además, normalizar los propios servicios sociales específicos, favoreciendo su integración en la comunidad y potenciando su capacidad socializadora En definitiva consiste en desjudicializar los procedimientos de intervención a seguir todo lo que sea posible. La intervención comunitaria preventiva evita la "estigmatización" del usuario, sin embargo por propia definición se convierte en una intervención no voluntaria y no personalizada, con lo que su intensidad es limitada.

3. Participación

Si la participación ciudadana es una de las claves del éxito de los programas sociales, cuando hablamos de intervenciones con infancia esto se hace imprescindible. Por una parte, se hace fundamental concienciar a la población con respecto a las necesidades y derechos de los menores y por otro, es fundamental para el mantenimiento de los cambios producidos, la aceptación y participación de los padres.

4. Coordinación

Promover la actuación coordinadora de todas las instituciones de un territorio integrado en un sistema de responsabilidad pública. Colaboración con instituciones privadas sin ánimo de lucro. Cualquier acción preventiva estará dirigida a la comunidad y por lo tanto deben incluir necesariamente todos los sistemas de protección social (Educación Sanidad, Servicios Sociales, Vivienda, etcétera).

5. Descentralización

la Administración local es un ámbito privilegiado para actuaciones de tipo preventivo. La proximidad de las demandas ciudadanas y su especificidad en cada momento hace que su conocimiento de las necesidades de la infancia sea más fácil y profundo. Aunque las grandes campañas de información y sensibilización estén a menudo organizadas por la Administración Central o Autonómica, no serían efectivas si no se dispusiese de los dispositivos necesarios para hacerlas eficaces en las corporaciones locales.

La intervención social desde los municipios se caracteriza por los siguientes puntos:

Se convierte en el primer ámbito de detección: Policía local, vecinos, colegio, etc.

La primera intervención la definición y valoración del problema también se encuentra situada en este nivel. El centro de Servicios Sociales -cuando exista- debe convertirse en la puerta de entrada a los servicios públicos para la infancia

Permite un enfoque más integral de los problemas. En la mayoría de los casos, la atención a la infancia requiere de políticas integrales que superen los repartos y divisiones administrativas tradicionales: Sanidad, Cultura, Educación Servicios Sociales, etc, y esto es más fácil de lograr sobre situaciones y problemas concretos.

Permite centralizar todos los recursos desde la perspectiva o responsabilidad pública.

Desarrollar los centros de Servicios Sociales municipales como puerta de entrada al sistema. En este nivel se desarrollarán las siguientes funciones: detección, recopilación de datos, primera evaluación elaboración de propuestas, y prevención entre otros. Permite centralizar todos los recursos desde la esfera pública

6. Compensación de las diferencias

Elaboración de programas concretos para infancia en alto riesgo social que incluyan acciones simultáneas y coordinadas con el menor, su familia y su comunidad de referencia. Estos programas serán tanto mas eficaces cuanto más integrales sean y aborden la problemática familiar desde todas sus perspectivas; recordaremos aquí la experiencia inglesa de los "family centers", donde era acogida toda la familia mientras se desarrollaban diversos programas de reinserción social y laboral

7. Promoción

El desarrollo y promoción de las situaciones familiares que afectan a los menores pasa por la mejora de la calidad de vida. Esto se traduce en el gran auge que están tomando los programas de ocio y tiempo libre.

Este tipo de intervenciones, donde los Servicios Sociales, tienen por finalidad incidir en correctos procesos de socialización, apoyar la creación de redes de apoyo social permitir la interacción de menores con adultos y en definitiva impulsar la competencia social de las personas o de otra forma conseguir una "comunidad competente", para expresarse, apoyarse mutuamente y resolver sus propios problemas.

8. Apoyo Familiar

El apoyo familiar es el eje fundamental del trabajo preventivo con menores. En todo proceso de desestructuración personal existen dos tipos de componentes básicos:

Un componente infraestructural relacionado con los recursos materiales y capacidades "nutrientes" de un determinado medio.

Un componente relacional conexionado con la capacidad de resistencia personal ante agresiones del medio y con la fortaleza de la red de apoyo social.

En relación con este último componente existen ciertos factores concurrentes en las familias que originan desajustes o inadaptación infantil como son:

Dinámica de relación impredecible e inestable, mala socialización.

Pautas comunicativas con el entorno deterioradas, ausencia de redes de apoyo social.

Conducta irregular de los padres en cuanto a la crianza de los hijos: ausencia parental significativa situación parental irregular conducta parental incompatible con funciones paternas.

Como consecuencia de la investigación y los estudios sobre necesidades sociales realizados se viene conviniendo que al menos el 2 por ciento de las unidades familiares son familias multiproblemáticas (grupo de familias que albergan una considerable cantidad de problemática social: paro, delincuencia, infravivienda, miseria, etc.). Pues bien, estas familias generan cerca del 60 por ciento de los menores considerados socialmente como conflictivos. Este análisis ha propiciado la evolución de los programas de protección al menor hacia programas de atención integral a familia e infancia.

Así cualquier acción preventiva deberá pasar por la identificación y trabajo previo con estas familias.

FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS Y EN DESVENTAJA SOCIAL

La práctica de la intervención social supone tragar en muchos casos con familias que presentan características comunes. Estas familias acumulan una serie de factores de riesgo pero todavía se nos escapan las claves de la detección precoz del diagnóstico social y sobre todo la explicación precisa de la diversa sintomatología: delincuencia, mal trato, abuso sexual, drogodependencias, etcétera Y es que la experiencia indica la existencia de grupos familiares que "per se" constituyen un problema social que no se reduce exclusivamente a la suma de las problemáticas de sus miembros.

Aunque esta perspectiva es reciente, ya contamos con valiosas aportaciones a la hora de definir los perfiles comunes de estas familias (Casas, 1987) o a la hora de abordar su estudio y análisis (Ripol, 1988).

A partir de los datos parciales disponibles y de observaciones prácticas, podemos elaborar la siguiente descripción de estas familias:

1.º Tamaño familiar elevado. Frecuentemente por encima de los seis miembros (49 % en familias problemáticas por 12 % en el conjunto de la población según el estudio sobre Necesidades Sociales en Alava, 1986). Mientras que el tamaño medio de las familias problemáticas se sitúa entre 5 y 6 miembros en una familia normal el tamaño medio se sitúa entre 3 y 4 miembros. Se constata la existencia de muchos menores especialmente de menos de 15 años así como presencia de personas ajenas a la familia nuclear o extensa.

2.º Monoparentalidad o ausencias virtuales. Existe una notable discrepancia en la composición de las distintas clases de familia que conforman las familias problemáticas. Según el estudio anteriormente citado, prácticamente la mitad de estas familias está constituido por familias monoparentales o extraparentales y esto marca grandes diferencias con la estructura familiar habitual. El porcentaje de monoparentalidad en las familias problemáticas puede ser de tres a cinco veces superior al de la población. Este dato se interpreta como ausencia de una función paterna normalizada.

3.º Mínimas condiciones económicas y materiales. Caracterizado por bajo nivel de ingresos, imprecisos e irregulares, y en muchas ocasiones miseria (Martín y Messier, 81).

Precariedad en la vivienda, falta de condiciones de habitabilidad y espacio vital reducido. Hacinamiento.

4.º Presencia de menores con problemas, El colectivo de familias problemáticas, que no suele representar más del 10 % de la población (del 2 al 10%) alberga al 60-70% de los menores problemáticos (Fuente: "Estudio de Necesidades Sociales en el Municipio de Madrid, 1988 "y "Necesidades Sociales en Alava 1986".

5.º Escolarización deficiente. Menores con problemas de analfabetismo, absentismo escolar, retraso escolar y problemas de conducta en el colegio.

6.- Problemática psicológica frecuente.

7., Dependencia institucional de servicios de bienestar público o privado.

En concreto, como recogen Ripol y Rubiol (1990), las características sociales más evidentes del colectivo de familias en desventaja social con hijos serían:

1. Ausencia parental significativa y sin figuras alternativas.

2. Situación parental irregular. Enfermedad física, psíquica, enfermedad mental, drogadicción, etc.

3. Conducta parental incompatible con funciones paternas. Estilos de vida incompatibles con la educación de los hijos, abuso físico, sexual y poca atención a las necesidades afectivas de los hijos.

Un colectivo como el de familias problemáticas con graves repercusiones sobre los menores va a ejercer una fuerte demanda de servicios sociales, especialmente hacia alternativas de alojamiento o alojamientos temporales que solucionen problemas coyunturales.

Así, ante la falta de una detección precoz se produce la inercia de las institucionalizaciones en familias determinadas, a modo de racimo. La principal demanda se dirige hacia centros para la infancia (hasta 14 años) y en segundo lugar hacia la cárcel.

El riesgo de este sistema consiste en que a consecuencia de los déficits en la conceptualización y organización de los centros actuales, el menor, joven o adulto puede pasar buena parte de su vida recorriendo centros: internado, reformatorio, cárcel, psiquiátrico etc., dando lugar a una nueva cultura de marginalidad: la cultura del internado a la fuerza.

Con todo, lo más lamentable de seguir manteniendo esquemas sectoriales y esquivar el familiar, es comprobar el paso de los individuos a través de los distintos recursos que los Servicios Sociales han ido diseñando mientras que se asiste a un deterioro social y personal progresivo en muchas ocasiones; comprobar la cantidad de fondos que una familia ha ido absorbiendo por la vía de sus problemáticas individuales y que en ningún caso han ayudado a resolver la problemática global ni la específica de cada uno de sus miembros.

 

ESTRATEGIAS DE INTERVENCION

Las intervenciones preventivas poseen ciertas condiciones que las hacen aparentemente difusas, confundiendo su carácter inespecífico con ambigüedad o falta de objetivos claros y precisos. Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Desde aquí se propone una línea de prevención global y potenciadora, relacionada con conceptos como promoción de la salud, competencia social participación y cohesión social etc. Así, cualquier actividad preventiva deberá mejorar el grado de información de la población y aumentar el nivel de participación en el tejido relacional de la comunidad.

Cualquier actuación preventiva de la desadaptación infantil deberá ser fundamentalmente temprana esto es, situarse en el origen de las futuras crisis a lo largo del ciclo vital de la familia. En estos programas tienen que tener cabida diversas instituciones y estamentos, desplegando actuaciones múltiples, variadas y sincronizadas, adaptadas a la complejidad etiológica de la desadaptación infantil.

A este respecto ofrecemos algunas sugerencias para el desarrollo de estas acciones:

1. Atención a primera infancia de 0 a 3 años

Es una población con casi total dependencia de los adultos, donde la prevención a la infancia en riesgo social ha de encauzarse a través del apoyo y trabajo familiar, fundamentalmente con los progenitores o responsables del menor.

La prevención en esta edad exige la ampliación del abanico de posibilidades de atención y cuidado de los menores, así como el ofrecimiento de servicios normalizados muy específicos (apoyo post-natal servicio de kanguros, atención domiciliaria al niño enfermo, vacaciones para familias monoparentales, cte.).

Ultimamente se están realizando programas de prevención en situaciones familiares de alto riesgo que implican atención a la familia desde antes del nacimiento: planificación familiar, apoyo a parejas adolescentes, ayuda a domicilio como preparación a la nueva situación, etc.

2. Promoción de actividades de ocio y tiempo libre.

El tiempo libre en la infancia es una dimensión de especial relevancia en el desarrollo infantil. La intervención en tiempo libre en la infancia tiene como objetivo la reducción de desigualdades, la prevención de situaciones de desprotección social dar modelos de conducta y detectar conductas problemáticas.

En las sociedades urbanas se hace indispensable la promoción de espacios urbanos dedicados al encuentro y la interacción. Estos lugares permiten a los niños un contacto entre sí, posibilitan áreas de exploración seguras fuera del hogar, y el contacto con otros adultos de diferente edad y condición. Debería dotárseles de orientadores que asesorasen a las familias sobre los juegos y problemas de sus hijos.

3. Campañas de información.

Diferenciando las campañas dirigidas a los ciudadanos sobre la realidad de la infancia, a los padres sobre los cuidados para sus hijos y las dirigidas a los propios niños sobre sus derechos y deberes.

4. Prevención de malos tratos y abandono.

Se trata de conseguir mantener a la opinión pública permanentemente sensibilizada al tema, cuidando que la coordinación y cooperación entre todos los implicados (iniciativa pública, privada, particular) sea óptima, así como diseñar y mantener unos óptimos canales de detección y coordinación institucional que permitan la rápida intervención.

5. Relación con intervenciones especializadas.

No se puede concebir ninguna intervención primaria sin los mecanismos necesarios para que dada la detección precoz de una problemática, ésta se atienda en la forma mas breve y adecuada posible. Cuando esta condición no es cumplida, la acción preventiva puede volverse contra nosotros provocando justamente lo que queríamos prevenir.

6. Cuidado diurno de menores.

La progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral ha provocado una fuerte demanda de servicios de cuidado diurno de niños (guarderías, escuelas infantiles, babysitters, etc.). En España el cuidado de niños menores de seis años e instituciones ha sido deficitario hasta ahora, lo que ha dejado en manos de la iniciativa privada y de la solidaridad vecina, la solución a estos problemas.

Desde el punto de vista de la prevención infantil en medio urbano estas instituciones deberían posibilitar la interacción de niños entre sí, el desarrollo de una socialización adecuada, la consulta de los padres a profesionales expertos y la detección de aquellas parejas inseguras o que manifiesten problemas en cuanto a la crianza de los hijos.

Podemos enumerar algunas de las condiciones de cuidado para los niños de corta edad fuera de las familias:

1.º Buenas condiciones de higiene, dieta y descanso.

2.º Los padres deben colaborar en el proceso educativo y en la toma de todas las decisiones que afectan a la organización y dinámica del centro.

3.º Los centros deben posibilitar a cada niño establecer relaciones afectivas con un número de adultos pequeño y constante.

4.º Los locales y el espacio deberán permitir a los niños desarrollar sus aptitudes motrices, manipuladoras y exploratorias con seguridad

7. Equipamientos.- Centros de día, ludotecas,, salas de encuentro, etc.

Frente al cuidado diurno tradicional (escuela infantil, baby-sitters etc.) se vienen demandando centros abiertos a la comunidad local, que fundamentalmente en horario de tarde, atiendan a los niños acompañados de sus padres, abuelos o cuidadores diarios. Es necesario concebir y desarrollar servicios en los que las madres y padres que lo desean encuentren apoyo práctico y moral y alguien que los escuche o incluso ayude en la problemática cotidiana de la crianza infantil.

El objetivo es ofrecer a las familias:

Como breve conclusión tan sólo animar a todos los gestores y responsables de servicios sociales a invertir en prevención, como mecanismo para construir el futuro y como herramienta de superación de esquemas administrativos rígidos o sectoriales.

Las políticas integrales en el campo de la infancia son un buen campo de ensayo de lo que se está dando en denominar Servicios Personales o Macroáreas de Bienestar Social o sea, estructuras administrativas que sean capaces de comprender la problemática global de los individuos, familia y comunidades; y ofrecer respuestas y recursos integrales, coordinados y promotores.

 

BIBLIOGRAFIA