INVESTIGACION

 

Factores que influyen en la calidad de vida en residencias de ancianos: evaluación ambiental en la provincia de Málaga


Factors that influence on the quality life of rest homes: environmental evaluation in the province of Malaga

 

Luis VALERO AGUAYO

Aurora GAVINO LAZARO

Francisca CARNERO MUÑOZ

Dpto. Psicología Social y Personalidad. Universidad de Málaga


RESUMEN

PALABRAS CLAVE

SUMMARY

KEY WORDS

INTRODUCCION

METODO

RESULTADOS

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA


RESUMEN

Con objeto de estudiarla calidad de vida en la vejez, el tema se centra en las características de la atención residencial que se da a este grupo de población en málaga. El objetivo fundamental de la investigación era evaluar en centros públicos y privados un conjunto de características ambientales que definen esa calidad de vida Se evaluaron 5 centros (2 públicos y 3 privados), que atendían a un total de 455 ancianos (un 26 % de dicha población). El instrumento utilizado fue la escala de evaluación ambiental (M.E.A.P.) de Moos y Lempke (1984), que engloba diversas escalas específicas sobre todos los aspectos residenciales. Los datos fueron recogidos por dos observadores, que puntuaban algunos de los ítems, requerirían información del personal y entrevistaban también a los usuarios. Los resultados centro por centro están diversificados y es necesaria una descripción detallada en su caso, pero presentan características generales que pueden resumirse en las siguientes: a) índices muy bajos -menos del 50% - en la mayoría de las características residenciales; b) limitaciones físicas y arquitectónicas en todos ellos, c) alto grado de utilización de recursos de servicios como comedor, limpieza, etc.; pero, d) bajo nivel de actividades y recursos sociales, e) los centros se perciben como confortables y agradables por los usuarios, y también la atención profesional es positiva; f) en todos los casos los usuarios afirman la necesidad de mejoras en los centros. Se discuten las características de la evaluación, la muestra utilizada, y las posibilidades de generalización a otros centros.

PALABRAS CLAVE

Evaluación ambiental. Residencias de ancianos. Escala M.E.A.P Calidad de vida.

 

SUMMARY

The matter is centered round the characteristics of residential attention in older people, to studie the quality of life of old age in Malaga. The objective was to evaluate the amount of environmental variables that defined this quality of life in public and private centers. Five centers (2 publics and 3 privates), attending to 455 old people (26 % of poblation) were evaluated The M.E.A.P., scale (Moos and Lempke, 1984) was used as instrument with different scales about all the resident aspects. Two observers collected the data, rated some items, interviewed staff and people. The results were diverses centre by centre, and they needed a specific description each one. They had enough some general conclusions.- a) very short rates -less than 50 %- in almost the residential characteristics; b) physical and arquitecturals deficits in all of them; c) high grade using resources as eating pleace, cleaning, etc.; but; d) short level of activities and social resources, e) the centers were percived as confortables and pleasants by users, also staff were positives; D. all users affirmed the need to ameliorate the centers. The characteristics of evaluation, sample used and posible generalization are discussed.

 

KEY WORDS

Environment evaluation. Resident for older people, M.E.A.P. scale. Quality of life.

 

INTRODUCCION

Para la solución de los problemas comunes a una amplia población, de cualquier ciudad española, que forman parte del colectivo de "ancianos", Tercera edad, "viejos", etc., es necesario que la sociedad como tal y los poderes públicos de forma específica, tomen conciencia de ellos y proporcionen una infraestructura de servicios que posibilite la participación de estas personas en la sociedad. La intervención debería ir destinada a potenciar la competencia de los sujetos, para lo que sería necesario realizar una evaluación del ambiente y contexto donde viven: la descripción del individuo en su entorno, la comparación de situaciones institucionales o no, la programación de intervenciones, el diseño de ambientes más adecuados, y la valoración de las modificaciones realizadas. Las características de la atención a esta población debería partir del respeto al entorno, y aportar los elementos necesarios para que las interrelaciones sociales y familiares no se eliminen, o crearlas explícitamente con el fin de conseguir su mayor confort físico y psíquico.

Los modelos asistenciales aplicados en este país fundamentalmente son de tipo residencial, es decir, la respuesta más frecuente a la cobertura de esas necesidades es la típica residencia de ancianos. Aunque escasas todavía, hay otras alternativas inmersas en la atención comunitaria y acciones de carácter preventivo (ayuda a domicilio, viviendas tuteladas, etc.). Mientras que las alternativas ofrecen soluciones -aunque sean parciales- a los ancianos que no necesitan el ingreso en una residencia; estos centros facilitan una atención continuada a aquellas personas de edad avanzada que sufren síndromes invalidantes, que no pueden llevar una vida independiente, con problemas de salud, o que no pueden ser atendidas adecuadamente por sus familiares. Según la definición del INSERSO, una residencia es "el establecimiento destinado a servir de vivienda permanente y común a personas de la tercera edad, y en el que se presta asistencia integral y continuada a quienes no pueden satisfacer estas necesidades por otros medios" (INSERSO, 1988). El objetivo es garantizar que toda residencia preste al anciano una atención idónea acorde con la dignidad de la persona y con las exigencias del contexto social. Ha de superarse un tipo de atención asistencial que sólo tenía en cuenta las necesidades básicas; también han de tenerse en cuenta otros aspectos sociales, médicos, psicológicos, terapia ocupacional educación, cultura, ocio y participación en la vida diaria; que ha de ser también continua y preveer los cambios del individuo, las enfermedades e incapacidades que puedan surgir en varios años y con carácter de cronicidad.

En 1985 el "Estatuto Básico de Centros" (Orden 16-mayo-1985) define los diferentes tipos de centros residenciales, su funcionamiento y órganos rectores. En 1987 el INSERSO publicó un primer documento técnico sobre proyección y contenido de los centros residenciales que sirvió de base para la reglamentación de muchas entidades públicas y privadas. En Andalucía, la Ley 2/1988 (BOJA, 12-abril-1988), regula los Servicios Sociales en esta Comunidad, y a partir de ahí han aparecido diversas reglamentaciones sobre las residencias de tercera edad (Decreto 28/1990, Orden 17-abril-1990). Junto a ésta nos encontramos con un sector privado, cuyo peso específico en el conjunto de prestación de servicios a esta población es muy importante, y pone de relieve la falta de ordenación suficiente que regule sus características y prestaciones.

La situación de institucionalización ha de ser objeto de evaluación por varias razones: 1) Resulta necesario tener constancia del tipo y calidad de los servicios que realmente se prestan en los centros, 2) la institucionalización puede provocar problemas de interacción social, aislamiento y dependencia, 3) Las condiciones ambientales determinan los indicadores de calidad de vida en los centros, y 4) Es necesaria la comparación de condiciones, atenciones y eficacia inter-centros, públicos y privados. De hecho, entre las investigaciones pioneras en la evaluación ambiental en instituciones de ancianos debe citarse a R. Fernández Ballesteros (1982, 1987), y el mismo INSERSO realizó una evaluación de servicios para la tercera edad a través de la Universidad Autónoma de Madrid, llevada a cabo por esta misma autora (INSERSO, 1989a).

En este estudio nos interesaba describir, y comparar entre-centros, diversas variables ambientales que pudiesen favorecer o indicar el grado de atención residencial -pública y privada- en Málaga. Entre esas variables se eligieron las ya definidas por Moos y Lempke (1979, 1984), englobadas respecto a variables físicas y arquitectónicas, características residenciales, recursos de la política organizativa de los centros, el clima social entre los residentes, y las características de interacción y relaciones entre residentes y personal. añadiendo la descripción de sus características residenciales en cuanto a plazas, listas de espera, servicios, antigüedad, tipo de población aceptada, etc.

 

METODO

Población residencial

La estimación de la población mayor de 60 años se calculaba en más de 7 millones de personas en 1990, con una previsión de crecimiento aún más acelerada en los próximos años. Las plazas residenciales pendientes del Estado eran en 1989 de algo más de cien mil, un 20,1 % del total de centros y un 32,4 % del total de plazas ofertadas; mientras que las de tipo privado -detectadas y sin ánimo de lucro- eran más de doscientas treinta mil, 78,9% de centros y 67,6 % de las plazas totales (INSERSO, 198%, 1990). En concreto, en la provincia de Málaga se calculaban 116.880 personas mayores de 65 años (INSERSO, 1989), para los que había ofertadas un total de 1.777 plazas (40 % públicas y 60% privadas). Sin embargo, con datos sociológicos mas específicos esas plazas serían como siguen (Calleja, 1989)

TABLA 1 Estadística de centros y plazas residenciales en Málaga

Dependencia

Centros

Pla:as

I.A.S.S.

Diputación

Ayuntamiento

Religiosa

Privada

TOTAL

2

3

1

13

3

32

476

138

42

643

418

1738

 

Las instituciones evaluadas se localizan todas en Málaga y alrededores, y la muestra procede tanto de organismos oficiales, de diversas órdenes religiosas y particulares. Los usuarios varían en cuanto a las condiciones económicas, edad de los residentes, ámbito de actuación, nivel de autonomía, etc. Aunque se comenzó a tomar datos en un total de 8 centros, diversas dificultades para preguntar a los residentes y trabas para recoger informaciones de archivos o de tipo administrativo, redujeron a 5 los centros efectivamente evaluados, con 455 personas atendidas en dichas instituciones (26% del total). De ellas, dos eran de carácter público, dos religiosas y una privada.

 

Proceso de evaluación

La evaluación es única en cada centro, pues no se pretendía valorar la aplicación de ningún programa, sino describir las condiciones objetivas en que se encontraban esos centros, los servicios y asistencia que prestaban, así como las opiniones de los usuarios al respecto. En todo caso, lo que sí se comparan son los datos entre los centros, y con referencia al criterio "ideal" marcado por la escala de evaluación donde se describen los servicios, prestaciones, interacciones, etc., que debería tener cualquier centro de carácter asistencial. Dos personas funcionaron como observadores y entrevistadores, recogiendo datos de los archivos de los centros, entrevistando al personal y residentes, y puntuando como observadores diversas características ambientales de los centros.

Instrumentos

Con el fin de obtener datos cuantitativos en la evaluación de los centros, se ha empleado el conjunto de escalas que integran el M.E.A.P (Multiphasic Environmental Assessment Procedure, Moos y Lempke, 1979, Moos, 1984), traducida especialmente para este trabajo (Ver Nota*). Para puntuar los diferentes ítems se han requerido informaciones a través de entrevistas al personal y usuarios, informaciones procedentes de archivos, informes escritos, y puntuaciones de observación directa en los centros en cuestión. Aunque las escalas originales proporcionan datos normativos y dimensiones factoriales encontradas tras análisis estadísticos, aquí se han utilizado sólo las puntuaciones directas para esas dimensiones ya definidas por el instrumento -transformadas en porcentajes para igualar todas las escalas- puesto que no era objetivo de este estudio el comparar con una población normativa norteamericana, ni tampoco confirmar o no el análisis factorial realizado por los autores originales. Se realiza, pues, una comparación de cada centro en las diferentes escalas y sub-escalas con referencia al criterio de puntuación del número total de ítems de cada factor. Las escalas son las siguientes:


* Actualmente se encuentra en prensa una adaptación de dicha escala con el nombre de "Sistema de Evaluación de Residencias de Ancianos", por F. Ballesteros e Izal.


1. P.A.R (Physical and Architectural Features), que incluye la evaluación de un conjunto de variables geográficas, espaciales y aspectos arquitectónicos de los centros, refiriendo tanto los aspectos físicos internos -habitaciones, salas, decoración, etcétera- como externos del contexto donde se encuentra localizado. Con un total de 170 ítems. Las dimensiones que se recogen son las siguientes:

Características físicas y arquitectónicas: Aquellos aspectos del entorno que añaden comodidad, atractivo y confort del espacio habitado (pj. ¿está la zona exterior del edificio bien iluminada?, ¿hay un jardín para el uso de los residentes?).

Promoción socio-recreativa: Presencia de todo aquello que potencia la conducta social y actividades recreativas (pj. ¿hay alguna zona de descanso o habitaciones comunes?).

Ayudas protésicas: La medida en que una institución proporciona un medio libre de barreras arquitectónicas, ayudas que favorecen la independencia física y la movilidad (pj. ¿hay superficies antideslizantes en escaleras y rampas?).

Ayudas de orientación: Si se adecúan ayudas visuales que permitan la orientación y los recorridos por la institución (pj. ¿está cada planta o corredor coloreado o numerado?).

Características de seguridad: El grado en que se proporcionan medidas de vigilancia en las áreas comunes, prevención de accidentes, etc., (pj. ¿hay algún aparato detector de incendios en el recibidor?).

Facilidades en la elección del medio físico: Refleja la flexibilidad del medio físico y el grado en que permite opciones a los residentes su comodidad (pj. ¿hay timbre de en cada habitación?, ¿tienen teléfono?).

Disponibilidad de espacio: Mide el número y tamaño de las áreas comunes en relación con el número de residentes (pj. ¿de qué tamaño es el armario más pequeño para cada persona?).

Accesibilidad a la comunidad: El grado en que la comunidad vecina y sus servicios son adecuados y accesibles para los usuarios (pj. ¿la ciudad o pueblo donde está Ido el centro tiene transporte público?).

2. P.O.L.I.F. (Policy and Program Information Form). Hace referencia a las normas de organización y funcionamiento interno de la institución, con 144 ítems y con las siguientes dimensiones:

Selectividad: Las condiciones necesarias para poder ingresar en el centro (pj. ¿deben estar los residentes en estado muy grave para ingresar?).

Expectativas de funcionamiento. Considera la capacidad mínima que se requiere al residente para sus actividades diarias (pj. -se espera que los residentes se vistan ingresar?).

Tolerancia: El grado en que son toleradas determinadas conductas como agresividad, provocación, destrucción de objetos, o excentricidades de los residentes (pj. ¿se permite dañar o destruir una propiedad del centro?).

Claridad organizativa: El grado en que la institución formalmente contribuye a aclarar la conducta esperada y favorecen la comunicación entre personal y usuarios (pj. ¿hay un programa de orientación para los nuevos empleados?).

Opciones en las actividades diarias: Refleja la medida en que se proporciona a los residentes la posibilidad de elegir sus patrones de vida diaria (pj. ¿tienen os empleados que levantar a los residentes a una hora determinada por la mañana?).

Control por los residentes: El grado en que se proporciona a los residentes una participación en la dirección y política organizativa del centro (pj. ¿ha reuniones generales con los residentes?

Intimidad: Mide el grado de intimidad o privacidad que se permite a los residentes (pj. ¿pueden los residentes cerrar la puerta de su habitación?.

Disponibilidad de servicios sanitarios: (pj. ¿hay servicio de psicoterapia?).

Disponibilidad de asistencia diaria: (pj. ¿hay servicio de lavandería?).

Disponibilidad de actividades socio-recreativas: Evalúa la frecuencia y diversidad de actividades tanto sociales, de interacción entre residentes, como recreativas dentro y fuera de la institución (pj. ¿se realizan actividades externas a la institución?).

3. S.C.E.S. (Sheltered Care Environment Scale), incluye un conjunto de aspectos referentes a la cualidad percibida de las relaciones interpersonales que tienen lugar dentro del grupo de residentes, así como las posibilidades de enriquecimiento individual y las condiciones organizativas dentro del núcleo social. Con un total de 70 ítems, incluye las siguientes dimensiones:

Cohesión: El grado en que los miembros del personal ayudan y apoyan a los residentes, y cómo éstos se ayudan entre sí (pj. ¿reciben los residentes mucha atención individual?, ¿tienen los residentes que cuidarse de sí mismos?).

Conflicto: El grado en que los residentes expresan sus posibles conflictos, respecto a otros usuarios y a la residencia (pj. ¿los residentes critican o hacen bromas sobre el centro? ¿es raro oír quejas de otros residentes?).

Independencia: Evalúa si los residentes autosuficientes son animados a llevar sus asuntos personalmente, a tomar sus propias decisiones, y el grado de responsabilidad que se les otorga (pj. ¿se enseña a los residentes cómo tratar los problemas prácticos de la vida diaria?, ¿se incita a los residentes a tomar sus propias decisiones?).

Expresividad: El grado en que se les anima a expresar y discutir abiertamente sus sentimientos, problemas, deseos, etc. (pj. ¿se habla abiertamente de los problemas personales?, ¿hablan mucho los residentes sobre sus dudas o temores?).

Organización: El grado en que se exige orden y organización en la vida diaria, cuan explícitas son las reglas, las rutinas que se espera de los residentes (pj. ¿están planificadas las actividades diarias de los residentes?).

Influencia de los residentes: En qué grado éstos pueden influir y cambiar las normas organizativas, y hasta qué punto el personal limita a los residentes a través de normas y reglamentaciones (pj. ¿pueden aportar algo los residentes sobre la elaboración de las reglas o normas?, ¿han de ejecutarse estrictamente las regulaciones?).

Confort físico: La medida en que el medio físico proporciona comodidad, intimidad, agrado y satisfacción sensorial (pj. ¿son confortables los muebles del centro?, ¿el color y la decoración hacen del lugar un sitio cálido y acogedor?).

4. R.E.S.I.F. (Resident and Staff Information Form). Con un total de 69 ítems, incluye las siguientes dimensiones:

Características generales de los residentes: (pj. sexo, edad, estado civil, etcétera).

Habilidades funcionales de los residentes: incluye lo que estas personas pueden hacer por sí solas, con alguna ayuda y el número de incapacitados (pj. vestirse, ducharse, etc.).

Tipos de actividades: Incluye la frecuencia y tipo de las actividades habituales que cada usuario realiza dentro y fuera de la institución (pj. ir al cine, ver TV, juegos de mesa).

Características del personal: (pj. número, formación, tipo de contratos, personal voluntario, etc).

5. R.S. (Rating Scale). Se utiliza con observadores que puntúan de manera independiente los diferentes ítems, a manera de jueces externos sobre la institución. Con un total de 26 ítems, incluyen las siguientes dimensiones:

Diversidad ambiental: (pj. dormitorios, comedores, salones, etc.).

Atractivo físico: (pj. olores, ruidos, limpieza, etc.).

Funcionamiento de los residentes: (pj. forma de interacción, tipo de actividades).

Funcionamiento del personal: contacto físico con los residentes, tipo interacciones, conflictos con los residentes, conflictos entre el personal).

 

RESULTADOS

En las Figuras 1, 2, 3 y 4 aparecen los índices encontrados para todos los centros, agrupados por sub-escalas, con objeto de poder comparar de poder comparar entre sí los centros y observar sus características diferenciales. El Centro 1 era un edificio fundado en 1903, situado en un contexto suburbano, en una zona de bajo nivel económico y bastante alejado de os servicios públicos de transporte. En el momento de la recogida de datos la residencia estaba pendiente de su próximo traslado a otro edificio de reformas. Tenía una capacidad para 139, pero estaba ocupada por 100 residentes, con 19 habitaciones, sólo una era individual, de ellas 11 eran dobles y 7 para cuatro o más residentes. Estos eran casi todos de edad superior a 65 años, y repartidos por igual entre hombres y mujeres. La mayoría provenía de un panorama ocupacional sin cualificación, amas de casa, y nivel educativo sin escolarización o EGB no completa. Sus recursos económicos provenían de algún tipo de ayuda estatal en el 97 % de los casos, y las condiciones de mantenimiento eran gratuitas en algunos casos o una cantidad proporcional a la pensión recibida. En la Figura 1 aparecen los índices encontrados para la sub-escalas de características arquitectónicas (PAF.), y en general puede observarse que en muy pocos casos están por encima el 50 %. La institución proporciona las suficientes ayudas para la independencia física, sobre todo el aseo diario, un medio libre de barreras; y el personal también tiene las áreas necesarias para su permanencia y trabajo. No obstante existía un déficit bastante pronunciado en lo que se refiere a la accesibilidad exterior al centro -prácticamente sólo en taxi o una gran caminata podría llegarse a él-; también en lo que se refiere a su atractivo físico en general era bastante negativo -puede imaginarse en un edificio tan antiguo-; ni existían las condiciones para potenciar conducta social y actividades socio-recreativas en los internos, mientras que se desaprovechaban grandes salas cerradas o utilizadas como almacén (Figura 3). Del mismo modo, el entorno se ve limitado por la escasez de ayudas orientativos que favorezcan la movilidad de los residentes, es fácil perderse; y también dejan de desear las medidas de vigilancia, sobre todo para la prevención de accidentes. En la de política organizativa, todas aparecen por debajo del 50% y sólo algunas son superiores en ese índice, y son precisamente las que se refieren a la disponibilidad de servicios para la vida diaria, la utilización por los residentes de estos servicios, la organización y normas de la institución, y la funcionalidad del personal (Figura 2).

El Centro 2 era una construcción tipo chalet con dos plantas, funcionando desde hace sólo 5 años, situado en un barrio residencial de clase media-alta. Con una capacidad total de 50 plazas, en el momento estaban cubiertas 49. Disponía de 24 habitaciones de las cuales 5 individuales, 17 dobles y 2 con tres o más residentes. Estos eran todos mayores de 65 años, y de ambos sexos. No se exigían requisitos de edad o condición mental para ingresar, de hecho la segunda planta estaba dedicada a personas mayores con sus facultades mentales bastante deterioradas. Era un centro privado donde los internos debían aportar una cantidad mínima mensual dependiendo de sus ingresos (30-50 mil ptas.). Las puntuaciones respecto al atractivo físico general de la institución, las ayudas para la interacción entre los residentes, actividades recreativas, ayudas protésicas, ayudas para la independencia, vigilancia y medidas de prevención de accidentes reflejan valores suficientes (entre 40 y 60%) (Figura l); así como la tolerancia a la desviación, la elección de las normas, y sobre todo la disponibilidad de servicios de asistencia también resultan altas (Figura 2); de igual forma se puntúa alto el atractivo físico de la institución la elevada funcionalidad del personal (Figura 4). Resultan más bajos las salas de personal, la independencia de los residentes, su intimidad y el control por parte de la institución (Figura 3). En general los índices resultan más elevados que el centro anterior, aunque se percibe un grado de aislamiento del entorno, no hay integración en la comunidad por parte de la residencia y se realizan pocas interacciones y actividades fuera de la institución.

El Centro 3 se encontraba en un contexto urbano, aunque alejado del centro de la ciudad. Era un centro dependiente de una institución pública, funcionando aproximadamente 15 años. Disponía de 192 plazas, actualmente con 184 residentes, de carácter mixto. La distribución era construcciones tipo apartamento, con ocho plantas, cada uno con 1 sala-dormitorio, baño y terraza; de ellos 70 eran apartamentos individuales y 60 dobles. El requisito de edad minina para el ingreso era de 65 años y personas que pudiesen valerse por sí mismas. La tasa económica mensual era del 75 % de los ingresos de la pensión estatal o una cantidad equivalente para aquellos que no la tenían. Los índices obtenidos son bastante elevados, el centro era bastante atractivo físicamente, con suficientes ayudas socio-recreativas, protésicas y de orientación, también segura respecto a accidentes. Sin embargo, la accesibilidad externa a la comunidad era más difícil, no abierta al exterior, con pocas actividades fuera, y tampoco el espacio para el era suficiente (70 personas en total), aunque sí para los usuarios (Figuras 1 y 2). Por otra parte, al tratarse de una institución para personas autosuficientes, la utilización de los servicios de la vida diaria es bastante elevada, al igual que la participación en las normas y actividades del centro, e incluso había un consejo de residentes (Figura 3).

Cabe destacar que, aunque había suficientes ofertas de actividades sociales y recreativas dentro del centro, éstas no eran apenas utilizadas, y la expresividad e interacciones entre residentes dejaba bastante que desear. En resumen, aunque la mayoría de los índices son más elevados que los otros centros, había una pasividad general entre los residentes.

El cuarto Centro se encontraba en pleno casco urbano, en una zona céntrica, en un edificio con unos 90 años, aunque llevaba en funcionamiento desde los últimos 5 años. Con tres plantas, en las dos superiores las habitaciones y en la planta baja el resto de servicios. Con una capacidad para 38 plazas estaban ocupadas todas. Tenía sólo 2 habitaciones dobles y el resto eran habitaciones ocupadas por cuatro o más personas. También de tipo mixto, con unas edades superiores a los 65 años. El nivel cultural de los residentes era nula o EGB no completo, la mayoría de ellos eran amas de casa y personas sin cualificación profesional. La residencia era de tipo privado, aunque no existía una tasa económica inicial que se fijaba según los ingresos de los residentes, que cubría el pago de habitación, comida, limpieza, enfermería y personal para su cuidado. La única característica positiva es la accesibilidad a la comunidad, que al estar en pleno centro era bastante buena (Figura l). El resto de índices se sitúan por debajo del 50%. El edificio era bastante antiguo, y sus características físicas y arquitectónicas bastante decepcionantes, no se le habían efectuado apenas reformas en todos esos años. En cuanto a su política organizativa, disponía de unos servicios de asistencia en la vida diaria suficientes, aunque no se esperaba -por parte del personal- que los residentes hiciesen esas actividades por sí solos (Figura 3). No obstante estas habilidades funcionales eran bastante elevadas, y utilizaban los servicios disponibles en su mayoría (Figura 2). También se observó una baja independencia de los residentes, escasa expresividad, comunicación e interacciones entre ellos. La funcionalidad del personal era buena, pero el atractivo físico de la institución y su confort podrían mejorarse notablemente (Figura 4).

El Centro 5 estaba situado también en el centro de la ciudad, llevaba funcionando unos 8 años aproximadamente, en un edificio de tres plantas. Con un total de 60 plazas, estaban cubiertas 54 de ellas, con mayor proporción de hombres que de mujeres. Tenía 14 habitaciones individuales y 11 compartidas por tres o más residentes. No había una tasa económica inicial, y la cantidad estaba en función de la paga estatal, y para algunos residentes era completamente gratuita. Tampoco se requerían condiciones de edad o estado mental para ingresar, acogiendo también a personas marginadas de edad avanzada. La mayor parte de los residentes eran solteros, sin ningún tipo de escolarización ni especialización profesional. Había personal voluntario externo que ayudaba en el centro. Los índices en general son también bastante bajos, en concreto respecto a las características físicas del edificio estaban comenzando reformas y mejoras en su aspecto. Sólo la accesibilidad es buena, por la posición dentro de la ciudad, pero no hay integración de los internos en su comunidad inmediata, con pocas actividades fuera del centro, más aún si se tiene en cuenta que en su mayoría era una población marginada antes de llegar a envejecer (Figura l). También la disponibilidad de servicios -excepto de la vida diaria-, asistencia, actividades internas, intimidad, normas de funcionamiento, etc., eran bastante deficientes. De igual forma, los recursos sociales, la actividad, la utilización de los servicios disponibles era bastante baja. En cuanto al clima social era algo más elevada, con mayor cohesión, expresividad e interacciones dentro del centro, que los residentes de las demás instituciones evaluadas (Figuras 3 y 4).

Con estos datos se ha realizado también un análisis estadístico para observar si en alguna de las escalas la diferencia entre los centros -aparte de diferenciarse del criterio de "calidad" marcado por la propia escala- podría ser significativa. En este caso, las escalas PAF. (Características físicas y arquitectónicas) mostraron diferencias significativas a favor del Centro 3 (F = 3.14; p = 0.02) frente a los Centros 1, 4 y 5; también en la escala P.O.L.I.F. (Política y organización) a favor del Centro 3 (F = 2.21; p = 0.08) frente al Centro 4; y en la escala S.C.E.S. (Evaluación del Clima Social) a favor del Centro 2 (F = 2.21; p = 0.09) frente al Centro 1 y 4. Como puede observarse en la Figura 5 donde aparecen los índices medios de todas las escalas para cada uno de los centros, todos ellos se encuentran por debajo del nivel medio del 50% aunque con ciertas diferencias -también estadísticas- a favor del Centro 3 que pueden ser explicables por el tipo de construcción la cantidad de personal en la institución y aceptar sólo a personas autónomas en su vida diaria. También resultan similares los Centros 2 y 5, aunque en muchos casos los índices no muestren diferencias estadísticas, debido en gran parte a la gran variabilidad entre los diferentes aspectos evaluados, en unos centros más elevados que en otros. Desde luego, quedan claramente como muy deficitarios los Centros 1 y 4, explicable en parte por ser ambos edificios muy antiguos, pocas habitaciones y muchos ancianos ocupando la misma habitación, y parte de los residentes eran marginados y no-ambulantes.

 

CONCLUSIONES

La descripción detallada de los centros evaluados, muestra algunas diferencias entre ellos en sub-escalas en concreto -como muestra el análisis visual y estadístico de los datos-, pero también presentan aspectos generales -bastante deficitarios todos ellos- comunes a todos los centros y que los sitúa por debajo de los niveles de "calidad de vida" que serían exigibles según esa escala de evaluación ambiental. Podemos resumirlas en las siguientes:

1. Serias limitaciones en cuanto a las características físicas y arquitectónicas, puntuando todas las residencias por debajo del 50% como media, algunas incluso menos si tenemos en cuenta la antigüedad de los edificios.

2. Los datos obtenidos sobre política organizativa también son muy bajos, a excepción de la disponibilidad de asistencia en la vida diaria que sí es más elevada en todos los centros, y constituye el mínimo deseable puesto que integra servicios de comida, limpieza, aseo, cuidados médicos, etc.

3. Sobre los recursos de personal y residentes, suelen estar alrededor del 50% de media, y estas personas a pesar de su edad -en su mayoría de más de 65 años- conservan bastante sus capacidades funcionales, aunque en algunos centros no se les considere como autosuficientes, y adopten papeles completamente pasivos en su vida diaria.

4. La utilización de los recursos disponibles en la institución es bastante elevada en todas ellas, lo que puede ser explicado si tenemos en cuenta el deterioro de la salud que suelen tener estas personas -que continuamente requieren atenciones médicas- y las características de los centros que impiden a los residentes prepararse su comida, lavarse la ropa, etc., por sí mismos.

5. El nivel de actividad, integración en la comunidad o los recursos sociales de los residentes suele ser bastante baja: sus actividades dentro y fuera del centro son bastante escasas, hay gran inactividad y sedentarismo, con pocas actividades socio-recreativas, o cuando las hay no son utilizadas.

6. Se percibe un alto grado de organización en los centros, y un ambiente en general confortable; en algunos casos a los residentes se les permite opinar sobre las normas, pero en general son objeto pasivo de esas reglamentaciones. Se detectaba -aunque no explícitamente- cierto grado de conflictividad entre los residentes, aunque el personal comunica bastante cantidad y calidad en sus interacciones respecto a los residentes.

Una evaluación global de las diferentes instituciones de ancianos señala, pues, que resultan adecuadas en cuanto a servicios mínimos, confortabilidad, personal, recursos disponibles; pero son bastante deficitarias en muchas otras áreas que van desde las propias instalaciones, la ocupación de dormitorios, pocas actividades socio-recreativas, poca integración en el medio social inmediato; y lo que es más grave un estado general de pasividad, falta de autonomía en la vida diaria, falta de movilidad e interacciones sociales. Esta valoración general puede ser aún más negativa si se tiene en cuenta que los centros evaluados son sólo una muestra de los que están en funcionamiento -en su mayor parte privados-, donde algunos se negaron a ser evaluados o a facilitar ningún tipo de informaciones al respecto.

Aunque no se pretendía una valoración comparativa respecto a puntuaciones normativas, respecto a sistemas asistenciales en instituciones en otros países -como en el que está elaborada la escala M.E.A.P de evaluación ambiental-, sin embargo, los criterios establecidos en los ítems imponen de alguna forma una comparación cualitativa respecto a esos estándares de calidad de vida. Al describir las condiciones reales en que se encuentran las instituciones, y al analizar los datos que proporciona la escala de evaluación, la apreciación general resulta negativa en todos sus aspectos. Ello puede implicar dos cosas: 1) Que ese criterio de evaluación ambiental es demasiado elevado para esta comunidad, y los criterios de calidad de vida no son los mismos a través de países, o 2) Que las residencias evaluadas -como una muestra del conjunto- realmente son deficitarias en esos índices de calidad de vida proporcionada a las personas de edad. En el primer caso, sería necesaria mayor investigación cuantitativa y elaborar unas escalas que tengan en cuenta los criterios normativos de esta sociedad, aunque en el tema de calidad de vida los objetivos suelen ser muy similares entre países dentro de Occidente, y la diferencia se encuentra más bien en el nivel de desarrollo que una comunidad tiene para llegar a conseguir esos objetivos. En el segundo caso, es poner una llamada de atención a las instituciones y los órganos de control político para que puedan establecerse como necesarios esos criterios de bienestar, confort y calidad en las residencias; o bien se creen las alternativas asistenciales -ayuda domiciliaria, pisos protegidos, ayudas a familias- para que estas personas no vean mermadas sus condiciones de vida por el hecho de hacerse mayores y estar en una residencia de ancianos.

 

BIBLIOGRAFIA