ESPACIO ABIERTO

 

La atención personal en servicios sociales generales
Personal Attention in General Social Services

 

Joan HUERTA PEREZ

Psicólogo. Jefe del Servicio de Bienestar Social. Ayuntamiento de Mislata (Valencia)


RESUMEN

PALABRAS CLAVE

ABSTRACT

KEY WORDS

INTRODUCCION

LA ATENCION PRIMARIA EN SERVICIOS SOCIALES

LA REESTRUCTURACION DE LOS RECURSOS

SATISFACER LAS NECESIDADES

PRESTACIONES BASICAS Y PROGRAMAS

CONSIDERACIONES FINALES

BIBLIOGRAFIA


RESUMEN

En este artículo se analiza la atención personal desde los servicios sociales generales, en medio de una crisis económica que está provocando un incremento constante en la demanda de prestaciones sociales, al tiempo que genera nuevas necesidades en la población, y se establece una relación causa-efecto entre los constantes cambios de nuestra sociedad y algunos procesos de marginación.

También se reflexiona sobre el riesgo de responder a las necesidades expresadas por la población sin investigar o sin orientar las intervenciones a la capacitación de las personas para que puedan asumir autónomamente las dificultades que entraña vivir en una sociedad como la actual.

Finalmente se pretende dar una visión de por dónde deben incidir las estrategias de la intervención social y se apuesta por un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y por una organización de la atención personal, individual o familiar, que facilite el acceso, lo menos burocratizado posible, a los centros y servicios.

 

PALABRAS CLAVE

Atención personal en servicios sociales generales. Atención personal. Prestaciones básicas. Intervención social. Derechos sociales. Necesidades humanas. servicios personales.

 

ABSTRACT

This paper deals on the analysis of personal attention given by general social services in the middle of an economic crisis which is producing a constant increase in social benefits demands, at the same time that it generates new necessities in population. A cause-effect relationship among the constant changes in our society and some marginality processes is established.

Some reflections are made too on the risk of satisfying the needs expressed by population without the proper research or without directing actions to allow people to be able to assume independently the difficulties attached to living in present day society.

Finally, an attempt has been made to give a view of which way must take social intervention strategies and an argument is made for a better use of available resources and for an organization of personal, individual or family attention which make access to centers and services easier and not hindered if possible by bureaucratic rules.

 

KEY WORDS

Personal attention in general social services. Personal attention. Basic benefits. Social intervention. Social rights. Human needs. Personal services.

 

INTRODUCCION

En plena crisis del Estado del Bienestar, cuando se alzan voces como la de Gary Becker, Premio Nobel de Economía 1992, en favor de atender sólo a los pobres, dejando que la clase media solucione sus problemas por sí sola, puede parecer un lujo hablar de servicios personales más allá de las prestaciones económicas en situaciones de emergencia, pero resulta bastante claro que los tiempos que corren y el futuro se encuentran llenos de situaciones cambiantes que exigirán un importante esfuerzo adaptativo a las personas y, en algunos casos, precisarán de un apoyo para realizar esos cambios.

Es, bajo mi punto de vista, responsabilidad pública ofrecer los recursos necesarios para favorecer la integración social y laboral, más aún en tiempos de crisis, porque atender sólo la precariedad supone olvidar las causas, generalmente socioeconómicas, que producen las desigualdades y que no se compensan elevando el nivel educativo de la población o adoptando medidas que produzcan dependencia del sistema público de protección.

Plantearse una política social de mínimos puede ser realista en la situación actual y en el contexto en el que nos movemos, pero es igualmente cierto que supone un retroceso para la calidad de vida de los ciudadanos y supone ir creando nuevos sistemas de protección en la medida que se agota la permanencia en los ya existentes.

Los servicios personales surgen en el proceso que desde la transición democrática han experimentado las áreas que integran los servicios de bienestar en España, como alternativa a modelos benéficos y asistenciales. El objeto de este artículo va a ser la atención personal en servicios sociales generales, por la preocupación lógica del riesgo que existe para un modelo que aún no está consolidado.

La evolución del sistema de servicios sociales ha sido espectacular en los últimos cinco años, hasta el punto que es bastante irreconocible, pero su desarrollo normativo, a falta de una Ley Estatal de Servicios Sociales, no ha aportado claridad suficiente respecto a los contenidos y las actuaciones que son necesarias para garantizar las denominadas prestaciones básicas, recogidas por las diferentes leyes autonómicas.

Las definiciones que recoge la norma suelen tener un carácter muy general, especialmente en lo que se refiere a las dotaciones de algunos equipamientos como los centros de servicios sociales. F. Chacón (1992) en su informe sobre la situación actual del Plan Concertado, se refiere a estos centros como "equipamientos de carácter comunitario, dotados de equipos técnicos, incluidas las unidades de trabajo social y de los medios necesarios que den soporte a las prestaciones básicas".

Si bien existe una cierta armonización en cuanto a qué prestaciones, hay bastante diferencia en el cómo se desarrollan y, por consiguiente, entre los recursos humanos que se dedican, su organización, y las actividades que vienen realizándose en los centros que integran la red básica de servicios sociales de las corporaciones locales.

 

LA ATENCION PRIMARIA EN SERVICIOS SOCIALES

Como decía anteriormente, sólo hay que remontarse a 1988 para encontrarse con un panorama muy distinto al actual, donde las intervenciones aún se realizaban tratando a la persona como objeto de una atención de tipo asistencial, aunque basado en un derecho constitucional faltaba coherencia entre finalidades declaradas y los medios disponibles para la intervención social.

Era una época donde se trabajaba con los usuarios y sus necesidades, sin buscar las causas que producían y mantenían esa necesidad, y todo ello en un sistema altamente burocratizado.

Hoy, afortunadamente, existen servicios, estructuras, programas y equipos interdisciplinares, desde el sector público, que permiten la organización del trabajo y la aplicación de metodologías al servicio de planteamientos teóricos y de finalidades programáticas. Sin embargo, nos encontramos con una sociedad que cambia rápidamente, quizá más que la propia intervención social, y que, además de ser poco solidaría, delega la solución de sus problemas en la Administración, saturando los horarios de atención en los centros de servicios sociales, al igual que viene sucediendo en los servicios sanitarios de atención primaria.

Existe un incremento de las demandas en los centros de servicios sociales por parte de los ciudadanos, debido, posiblemente, a que nuestra sociedad si bien ofrece una mayor variedad de placeres, también es cierto que no eleva el nivel general de felicidad de las personas.

Ante el aumento de la demanda, es importantísimo plantearnos una intervención social que favorezca la toma de conciencia e incremente en las personas su nivel de competencia para la resolución de sus problemáticas. Y este enfoque en la intervención social no es posible sin flexibilizar las estructuras de los servicios públicos y si los profesionales no modifican, en muchos casos, una actitud de espera frente a las peticiones que les han de llegar de los usuarios.

No trabajar con los recursos de la comunidad y con las potencialidades de las personas es tanto como reducir los servicios sociales a un sistema de prestaciones que vienen sólo a compensar estados de necesidad.

Ante las demandas individuales el equipo social de base ha de organizar una respuesta dinámica, alternativa al modelo asistencial dominante en la década de los 80, y esta respuesta pasa por hacer compatibles tres elementos fundamentales: la atención de la problemática: la investigación y la prevención.

Continúan, bajo mi punto de vista, vigentes algunos principios utilizados por Josep Arenas (1984) para definir la atención primaria en servicios sociales:

Reiteradas veces hemos podido escuchar el solapamiento que se produce entre los servicios sanitarios, educativos y sociales de atención primaria cuando coinciden en un mismo territorio e incluso en una misma familia. Sigue siendo actualidad el hecho de que no exista coordinación ni, en la práctica, una delimitación clara de competencias entre los diferentes servicios y tampoco sobre su objeto de intervención. Es algo que no sólo sucede por problemas competenciales entre diferentes administraciones, sino que lo podemos encontrar también en un mismo municipio entre distintos departamentos.

Por ello, a la hora de organizar la atención personal desde servicios sociales generales, es imprescindible tener claros no sólo los principios básicos de descentralización, prevención, responsabilidad pública, coordinación, etc., sino una definición operativa de las prestaciones básicas que nos permita clarificar a los centros de atención primaria de salud, a los servicios psicopedagógicos, a servicios dependientes de la Administración de Justicia y a otros dependientes de la propia Administración local nuestra intervención, buscando una complementariedad eficaz y la optimización de los recursos existentes.

Ante una realidad social en constantes transformaciones, son necesarias nuevas respuestas ante sufrimientos que no existían en otras formas de sociedad y que van más allá de necesidades de subsistencia y que, por supuesto, no se pueden paliar con el capítulo IV de Atenciones Sociales de los presupuestos municipales, sino mediante servicios de apoyo o de atención, tanto personal como familiar.

 

LA REESTRUCTURACION DE LOS RECURSOS

Para poder dar respuesta a las nuevas necesidades ha sido necesario reestructurar, en muchos casos, los sistemas de atención en el municipio, desde los propios centros, modificando la dinámica interna de los equipos, elaborando nuevos programas, clarificando funciones entre los profesionales Y adoptando modelos de intervención que redujesen la constante derivación a servicios especializados, agotando todas las medidas de atención disponibles.

En 1979, con la llegada de los primeros ayuntamientos democráticos, pudimos asistir a una creciente preocupación por garantizar una educación pública de calidad, reduciendo el fracaso escolar e intentando compensar, desde la plena escolarización, las desigualdades sociales. De este modo, las corporaciones locales, sin apenas competencias, asumieron una serie de servicios de apoyo a la educación y posibilitaron la organización, no regulada por ninguna norma, de equipos profesionales adscritos al área de educación en los municipios.

Posteriormente las administraciones autonómicas, en el desarrollo de sus competencias normativizaron y crearon sus propios servicios, dando lugar a una duplicidad de redes, dependientes de administraciones diferentes (autonómica y local) y actuando con planes similares en un mismo territorio, como es el caso de la Comunidad Valenciana.

Los cambios sociales, económicos, culturales y políticos están modificando las condiciones de vida y de convivencia de los ciudadanos de nuestro país, aumentando sus necesidades, pero no siempre los recursos que han de dar respuesta a las nuevas situaciones crecen y evolucionan en la misma proporción.

Desde la promulgación y aplicación del calendario de la LOGSE y, en algunos casos, tras más de diez años de venir prestando estos servicios de apoyo a la educación, mediante equipos de profesionales integrados por psicólogos, pedagogos, asistentes sociales, animadores culturales, etc., algunos ayuntamientos han comenzado a distribuir los recursos humanos entre aquellas áreas donde las corporaciones tienen competencias bien definidas, como es el área de bienestar social, buscando el máximo rendimiento social de los recursos económicos empleados y dando respuesta a nuevas necesidades de la población.

De este modo, profesionales que habían desarrollado su labor en otras áreas, independientemente de su formación, pasan a trabajar bajo una única dirección técnica en el departamento de servicios sociales.

Esta nueva distribución de recursos supone también una lucha entre los ayuntamientos y la Administración Autonómica por delimitar niveles competenciales, sin renunciar a la colaboración estrecha entre ambas administraciones, y con ella se ha pasado a atender tanto la demanda potencial como la ya inducida por la misma labor de los profesionales.

Cuando las plantillas de los centros de servicios sociales crecen o se incrementa el personal del área, se corre el riesgo de aumentar aún más la burocracia, confundiéndola con eficiencia y organización racional de las actividades. Si esto llega a suceder sólo se habrá conseguido un cambio cuantitativo, convirtiendo los centros en estructuras rígidas, dificultando el intercambio con la comunidad y con el riesgo añadido de, al aumentar la tecnocracia, anular la iniciativa social.

Por el contrario, el objetivo fundamental de los servicios personales desde la administración pública consiste en mejorar la calidad de vida de la población, entendido como el nivel de autonomía de las personas y los grupos, el desarrollo integra de cada uno de los ciudadanos, la prevención de problemáticas. psicosociales y la mejora de su entorno. La participación de la comunidad es condición necesaria para la consecución de estos objetivos.

En el discurso pronunciado por Matilde Fernández en la clausura de las III Jornadas de Psicología de la Intervención Social (noviembre, 1991), hace una clara referencia a la transformación que es necesario adoptar respecto a las ayudas económicas cuando dice "estas ayudas en situaciones de marginación adquieren su verdadera dimensión cuando favorezcan la integración, cuando aquéllos que reciben alguna prestación tienen la posibilidad de aportar algo, de reconocerse con lugar e identidad en los procesos de intercambio social, de poder participar. Si no, cuando todo es dado y no puede devolverse nada a cambio, el reconocimiento social es nulo".

Según Joan Torrella (1988) los recursos no nos sirve clasificarlos sectorialmente, sino en función del objetivo que pretenden, así tendríamos los dirigidos a:

Si bien es cierto que la forma de organización de los servicios condicionará la respuesta que se dé a un determinado problema, la intervención debe fundamentarse en el análisis de todas las variables en juego y en una coordinación de todos los recursos disponibles en el municipio, en base a los objetivos que se pretendan.

El trabajo interdepartamental entre servicios personales (Cultura, Educación, Juventud, Deporte, Servicios Sociales, etc.) evitará caer en ofertas específicas, para aquellos que no acceden a los servicios "normalizados", que sólo aceleraría los procesos de marginación. Del mismo modo, desde servicios sociales debe realizarse una oferta de actividades abierta en la que se realicen experiencias de integración con personas que tienen dificultades especiales.

 

SATISFACER LAS NECESIDADES

Para Richard Thayer, la necesidad constituye, en último término una de las justificaciones, implícitas o explícitas, más elocuentes para conocer la evolución de la utilización, acceso, déficits y desequilibrios de la oferta de servicios sociales.

Aunque no existe una medida absoluta de la necesidad, cuando ésta se expresa puede ser más fácilmente valorada, pero es también menos útil para medir la necesidad social porque requiere el conocimiento de la existencia de un determinado servicio.

Una necesidad sentida o experimentada es frecuente que no sea expresada por la demanda y requiera ser diagnosticada. Es entonces cuando ciertas formas de ayuda serán más apropiadas que otras, pero sólo podremos decir que la necesidad ha sido satisfecha cuando la ayuda o el servicio prestado haya ocasionado un cambio en las circunstancias personales del usuario.

Los servicios sociales son, primero, una respuesta a las necesidades sentidas como reales por la población y por ello es lógico que dichas necesidades estén sometidas a los cambios sociales y puedan variar en cada momento histórico.

Doyal y Gough (1991), autores de la teoría sobre necesidades humanas, hacen distinción entre necesidades básicas (salud y autonomía personal), necesidades intermedias que proporcionan seguridad física y emocional (vivienda, adecuadas condiciones de trabajo, sistema sanitario accesible, educación, desarrollo de los grupos primarios de apoyo, seguridad económica, etc.) y precondiciones sociales para optimizar las necesidades humanas (derechos civiles y políticos, participación política y condiciones materiales para la satisfacción de necesidades). Todo ello implica su concreción en derechos sociales garantizados por el Estado sin menoscabo de la autonomía individual y con la garantía de una apertura social que permita la cooperación y comunicación entre Estado y sociedad.

La diferencia entre el actual sistema de servicios sociales y la antigua beneficencia se encuentra en la manera de responder a las necesidades, es decir en las técnicas empleadas para la intervención social.

En la actualidad podemos señalar las siguientes necesidades básicas a las que se intenta dar respuesta desde los servicios sociales:

- Necesidad de subsistencia, producida por situaciones de paro de larga duración y otras veces por la pobreza que está generando el modelo actual de desarrollo.

- Necesidad de información para promover la igualdad de oportunidades y evitar procesos de marginación. En unos casos se tratará de aproximar al usuario el conocimiento de los recursos sociales disponibles y en otros muchos precisará de una orientación y asesoramiento cualificado.

- Necesidad de accesibilidad mientras perdure una segregación basada en factores físicos, psíquicos, étnicos, culturales, sociales, etc.

- Necesidad de convivencia en un momento en que ésta se ve sometida a factores de riesgo que ponen a las personas ante situaciones vitales que no siempre pueden resolver por sí mismas. Los servicios sociales, en estos casos han de establecer apoyos a la unidad convivencial que van desde la ayuda polivalente a domicilio hasta el alojamiento alternativo, pasando por el apoyo a la estructuración familiar y a la dinámica relacional.

- Necesidad de cooperación, especialmente en una sociedad que ha perdido sistemas genuinos de protección como son la solidaridad vecinal o la amistad. Hoy respondemos a la necesidad de cooperación fomentando grupos de autoayuda y canalizando y organizando la acción voluntaria.

- Necesidad de participación. Convertir usuarios en ciudadanos que participan en todos los ámbitos de la actividad social, forma parte de nuestro trabajo comunitario. En palabras de Marco Marchioni "la marginación social de todo tipo no se puede solucionar jamás desarrollando métodos y programas en relación sólo a los marginados, así como la marginación no se podrá superar si no conseguimos caminos que permitan a los marginados aportar algo útil y positivo a los demás".

- Necesidad de inserción y reinserción de lo que denominamos grupos o población en situaciones de riesgo: jóvenes con fracaso escolar importante; ex toxicómanos; ex reclusos, etc.

- Por último, necesidad de protección en una sociedad que cada día nos despierta con nuevas agresiones psíquicas y físicas hacia sus miembros más débiles (niños, mujeres, ancianos ... ).

La soledad es un efecto de la sociedad moderna y desarrollista que no podrá hacer frente a los graves problemas que le aquejan si no dispone de una ciudadanía que, además de conocer sus derechos, sea capaz de hacerse cargo de sus responsabilidades solidarias. Si esto no sucede y continuamos con una constante delegación en la Administración y en sus sistemas de protección, se perderá la batalla por el bienestar social y la calidad de vida.

 

PRESTACIONES BASICAS Y PROGRAMAS

Constituyen la respuesta del sistema ante las necesidades, sean éstas percibidas por los profesionales, sentidas o expresadas por la población. Estas respuestas no pueden quedarse en la inmediatez o en determinadas circunstancias coyunturales, es necesario diseñarlas para necesidades sociales a medio y largo plazo.

Es en servicios sociales donde tiene sentido una intervención menos focalizada, sin que ello suponga que se trata de un proceso menos complejo o exento de intervenciones cuya finalidad es conseguir cambios. Una perspectiva integral de las necesidades y de sus posibles soluciones no puede quedarse siempre en el umbral de los problemas, sin modificar las causas que los producen.

Quienes trabajan en equipos sociales de base saben muy bien que cuando las situaciones se perpetúan, significa también que el usuario se instala en una actitud pasiva, recreándose en ella y utilizando multitud de servicios, tanto de atención primaria como especializada, con el consiguiente coste económico para el sistema. Por otra parte, la pasividad produce situaciones de dependencia respecto a la Administración y termina obstaculizando los procesos de desarrollo personal, transformándose en personas cada vez menos competentes en la resolución de sus problemáticas, así como en afrontar los riesgos que supone vivir de un modo autónomo.

Desde una óptica actual se tiende a capacitar más al individuo, considerándolo como ente activo en la propia intervención. Dentro de esta orientación, la necesidad se conceptualiza en el marco de una compleja malla de relaciones entre la persona y su entorno y en la que la necesidad es solamente un componente más (Musitu y Castillo, 1992).

Es pues necesario ahondar en las causas que generan y mantienen las desigualdades, aportando habilidades y estrategias a las personas o grupos para que sean capaces de responder a las exigencias que les plantea su entorno familiar, social o laboral. Es en esta dirección por donde deberían incidir las estrategias de la acción social, especialmente en el nivel de atención primaria que prestan los centros de servicios sociales.

Una vez situados ante las necesidades, se trata de aplicar determinados recursos personales y materiales, mediante estrategias de intervención que darán lugar a los diferentes programas.

La intervención social necesita aunar tres tipos de actuaciones:

- Preventiva, que a su vez puede ser de carácter específico o inespecífico. Las primeras son acciones de promoción y participación social y las segundas se aplican en situaciones de marginación social

- Asistencial, mediante prestaciones orientadas a la atención de estados carenciales que las personas no pueden controlar por sí mismas.

- Rehabilitadora, buscando cambios que favorezcan el proceso recuperador e integrador.

Al hablar de prestaciones es imprescindible tener presente que el primer recurso lo constituye el propio equipo interdisciplinar, aunque varía significativamente de unos municipios a otros y en la mayoría de los casos es totalmente insuficiente, tanto por el número de profesionales como por la composición de los equipos.

No obstante, la incorporación de nuevos técnicos a los servicios de base, sin que la estructura tenga definida en muchos casos su función y espacio en el conjunto, se traduce en incongruencias entre la organización formal expresada en un organigrama y el funcionamiento real" (M. López y A. Gallego, 1991).

La organización de un sistema determina el uso que la población podrá hacer de las distintas prestaciones y su acceso a los recursos sociales. A continuación presentó la propuesta organizativa de prestaciones básicas y programas adoptada por el área de bienestar social del municipio de Mislata (Valencia), con una población aproximada de 40.000 habitantes, que ha surgido como respuesta a las problemáticas que hemos encontrado en nuestra práctica profesional y teniendo presente todo lo dicho hasta ahora en cuanto a finalidades, recursos, necesidades, estrategias, cte.

El área de bienestar social cuenta con los siguientes recursos humanos: tres psicólogos; tres trabajadoras sociales; un graduado social; un animador sociocultural; tres monitores de taller; un auxiliar informador; varias auxiliares del SAD y personal administrativo.

Las concejalías que integran el área, son: servicios sociales, sanidad y consumo, además de otras responsables de políticas sectoriales como tercera edad y mujer, con sus ventajas e inconvenientes, pero bajo una misma dirección técnica.

Existe una coordinación estable con el área de cultura, educación, juventud y deporte, y líneas de colaboración, con actuaciones conjuntas, en temas como la prevención en toxicomanías y el fomento de empleo. Esta coordinación se extiende también a los profesionales de salud mental y al servicio psicopedagógico, con quien se colabora en programas dirigidos a la familia e infancia.

Las prestaciones básicas se llevan a cabo en el centro municipal de servicios sociales, girando en torno a la atención personal, los programas y el trabajo interdisciplinar. Todo ello con un sentido preventivo y de inserción, aplicando una metodología de intervención social compartida.

En dicho centro se ubican los servicios de atención personal con las siguientes prestaciones:

- Información general, a cargo de un auxiliar-informador, que facilita el acceso a los recursos existentes dentro y fuera del municipio, que filtra y canaliza las demandas de los usuarios del centro, derivando, en caso necesario, a otros profesionales que realizan tareas de orientación y asesoramiento.

- La atención social a cargo de las trabajadoras sociales tiene por objeto facilitar información especializada, orientación y asesoramiento sobre los derechos y recursos sociales para la resolución de las necesidades de la población, especialmente de las personas con menos oportunidades.

- Atención psicosocial: Se trata de un servicio de atención personal y grupal que se presta de forma diferenciada a la familia e infancia; jóvenes, adultos y mujeres. Tiene por objeto atender las distintas problemáticas planteadas, tanto si se refiere a necesidades percibidas por el equipo social de base como si llega por medio de una solicitud expresa de este servicio, siempre que las personas se encuentren en situación de crisis, afectando a su adaptación, desarrollo o convivencia.

La actuación psicosocial tiene como finalidad el diagnóstico o evaluación respecto a la naturaleza de la crisis y valoración de la situación actual, así como la intervención, en forma de tratamiento de corta duración para movilizar los recursos internos (de la persona) y externos (del contexto) utilizables.

- Asesoramiento a pensionistas y jubilados en materia de pensiones de la Seguridad Social (invalidez. orfandad. viudedad. etcétera).

- Asesoría legal para las mujeres, cuya finalidad es prestar información técnica, orientación y asesoramiento sobre problemáticas relacionadas con situaciones de malos tratos; separación y divorcio; tutela y patria potestad o pensiones. Aunque está orientado a situaciones que plantea habitualmente la mujer, este servicio es utilizado también por hombres.

- Información y orientación en drogodependencias, dirigido a la población en general y en particular a las personas drogodependientes y sus familias. Las actuaciones preventivas programadas se llevan a cabo en colaboración con otras áreas municipales, mientras que el servicio de orientación está atendido por un psicólogo y una trabajadora social, encargados de realizar la valoración de las demandas, de información y derivar, si fuese necesario, para su tratamiento en algún recurso especializado. Se realiza también la evaluación psicosocial de ex toxicómanos en base de inserción socio-laboral, con la finalidad de facilitar este proceso mediante la adopción de medidas ocupacionales, formativas, socializadoras, etc.

Entre los programas y actuaciones de prevención e inserción, podemos destacar las siguientes:

- Integración escolar, social y laboral de personas con minusvalía, desarrollándose actividades de ocio y tiempo libre, dirigidas a mejorar su autonomía personal y social, fomentando la participación en actividades de carácter comunitario y ofreciéndoles un lugar de encuentro lo más normalizador posible.

- Inserción socio-laboral de jóvenes con fracaso escolar y dificultades importantes que impiden su incorporación en las enseñanzas regladas, mediante la formación prelaboral, la estructuración del tiempo libre y el apoyo psicosocial.

- Campaña de prevención del maltrato infantil, cuyo objetivo es prevenir los casos en que existen indicios de malos tratos a menores, sensibilizando a los distintos profesionales que mantienen un contacto diario o periódico con los/as niños/as para que presten su colaboración mediante una intervención lo más inmediata posible, con el fin de extinguir las conductas de agresión o, en su caso, adoptar las medidas necesarias para la protección del/la menor.

Apoyo a la unidad familiar en su función socializadora, tratando de conseguir una convivencia normalizada que garantice la protección de la infancia en su medio habitual y trabajando con grupos de padres, especialmente con aquellas familias en situación de riesgo social, tratando de realizar una acción preventiva ante futuros desajustes.

- Detección e intervención en casos de absentismo escolar, protegiendo el derecho a la educación e intentando modificar las circunstancias que lo producen.

Las ayudas económicas, la ayuda polivalente a domicilio, el acogimiento familiar, las prestaciones económicas regladas (PER), cte. se emplean como recursos a utilizar en función de las necesidades y del proceso recuperador e integrador de los usuarios.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Los profesionales de los servicios sociales tenemos una experiencia acumulada que nos permite ver el presente con realismo y el futuro con inquietud.

Quienes consideramos que es responsabilidad pública contribuir de un modo eficaz a compensar las desigualdades y a transformar las condiciones que genera los procesos de marginación, hemos apostado también por un modelo de intervención social que actúe con eficacia ante determinados problemas o déficits que dificultan un desarrollo adecuado y normalizado de las personas con el objetivo de incrementar su nivel de competencia y autonomía.

Los cambios no se consiguen con publicar hermosas declaraciones de principios o redactando interesantes proyectos, es necesario comprometerse con las finalidades que se quieren conseguir, manteniendo la coherencia y facilitando los recursos humanos y materiales que garanticen transformaciones más allá de la inmediatez que supone resolver los problemas que tengo delante.

Ante la escasez de medios económicos, los ayuntamientos tendrán que acometer reestructuraciones a nivel de servicios y prestaciones, canalizando los recursos donde son mas necesarios y rentabilizando el capital humano del que disponen; evitando caer en el mantenimiento de estructuras burocratizadas y despertando en los ciudadanos el interés por el protagonismo social que les corresponde, si queremos una sociedad más activa y menos dependiente de los sistemas públicos de protección social.

Las dificultades por las que atraviesa la sociedad del bienestar son múltiples y los profesionales podemos aportar nuestra contribución a la mejora de la calidad de vida de la población desde los servicios de atención personal, realizando intervenciones con una perspectiva integral de los problemas, atendiendo a la pluricausalidad de los procesos de marginación y sin olvidar cómo se producen y mantienen las necesidades.

 

BIBLIOGRAFIA

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