ESPACIO ABIERTO

 

Infancia y droga, el vacío de la razón


Childhood and drugs, the emptiness of reason

 

Javier URRA PORTILLO

Psicólogo juzgados y Fiscalía de Menores de Madrid. Vocal Psicología Jurídica del C.O.P. Delegación de Madrid. Subdirector del Anuario de Psicología Jurídica. Representante de España en la Asociación iberoamericana de Psicología Jurídica


RESUMEN

PALABRAS CLAVE

ABSTRACT

KEY WORDS

1. EL PROBLEMA. Encuadre

2. ETIOLOGIA. Búsqueda

3. EL PRESENTE. Ya pasado

4. PREVENCION. Respuesta Social

BIBLIOGRAFIA


RESUMEN

El artículo aproxima la magnitud del problema, del binomio infancia y droga. Resalta el alto riesgo de niños y jóvenes dado que constituyen una clientela potencial. Intenta arrumbar tópicos y creencias erróneas. Analiza las causas del consumo de drogas, destacando los aspectos evolutivos en la relación sustancia-individuo-contexto. Acerca datos obtenidos a través de estudios y encuestas recientes efectuados a los jóvenes de nuestro entorno.

Subraya tres sustancias preocupantes por el grado de ingesta en esta población: alcohol, fármacos e inhalantes. Reseña la tipología de toxicofilia constatada en los Centros de Reforma y los Juzgados de Menores. Concluye enunciando la necesidad de prevención.

PALABRAS CLAVE

Droga. Infancia. Juzgados de Menores.

ABSTRACT

This paper approaches the size of the problem created by the drugs-childhood relationship. It emphasizes the high risk of childs and young people as potential customers. It tries to put aside commonplaces and wrong beliefs. It analyzes the reasons of drugs use, highlighting the developing aspects in the substance-individual-context relationship. It brings near data obtained through recent studies and polls made to the young people of our environment. It underlines three substances whose rate of consumption by this population is worrying. alcohol, medicaments and inhalants. It describes the drug addiction typology verifed in Remand Homes and Juvenile Courts. It finishes enunciating the need of prevention.

KEY WORDS

Drugs. Childhood. Juvenile Courts.

1. EL PROBLEMA. Encuadre

Existe evidencia de la utilización de la droga en todas las culturas. Droga y civilización han caminado juntas desde el comienzo de la humanidad (se ha encontrado la presencia de polen de Artemisa en las excavaciones de Torralba que indican el uso de ajenjo hace 25.000 años). Esta universalidad y la constancia del uso de drogas ha llevado a algunos autores a proponer la existencia en el hombre de una tendencia o impulso hacia la búsqueda de estados alterados de conciencia, que se manifiesta ya desde la infancia.

Si ratificamos las palabras de Roszak (1976) cuando afirma "es posible que la experiencia de la droga de frutos mas significativos y eche raíces en el suelo de una inteligencia madura y motivada, pero la experiencia, de repente ha comenzado a experimentarse por una generación de adolescentes, patéticamente acultos y que normalmente no llevaban a la experiencia más que una impaciencia vacía... No hay absolutamente nada en común entre un hombre de la experiencia de HuxIey con su disciplina intelectual al acercarse experimentalmente a la mescalina y un botarate de quince años aspirando gasolina hasta que su cerebro se convierte en puré de garbanzos".

Nos aproximamos a la magnitud del problema, el setenta por ciento de la población mundial tiene hoy menos de treinta años y aproximadamente el cincuenta por ciento de la misma tiene menos de quince.

Tenemos chicos y chicas de 10 a 13 anos que fuman hachís, toman comprimidos (anfetaminas, barbitúricos, hipnóticos, quinoleicos, benzodiacepinas, etc.), adolescentes que se pinchan "caballo" o fuman "chinos" y niños que inhalan gomas y colas y muchísimos adolescentes y pre-adolescentes que se embriagan con bebidas alcohólicas (el alcohol es la droga escolar por excelencia).

Es difícil encontrarse con un consumidor de drogas ilegales que no lo haya sido antes de las legales. Ambas, cada día están más a nuestra disposición, los niños son los más indefensos ante ellas.

Y ello es así, porque los niños y los jóvenes son grupos de alto riesgo al constituir una numerosísima clientela potencial, a quienes se dirige una siniestra propaganda hecha con todos los recursos de que la tecnología moderna dispone. No olvidemos que los jóvenes necesitan ilusiones y el nihilismo imperante en el mundo adulto es prácticamente insoportable para quien tiene toda la vida por delante.

Es claro, que los valores mantenidos por cada sociedad influyen en las ideas que se forman sobre las drogas, y la actitud social generalizada que los adultos transmiten a los jóvenes es de poco respeto a los productos farmacéuticos y a su administración. Además, se ha abdicado del deber fundamental de educar a los hijos, hacia la capacidad para decidir, postulando el poder de autocontrol y autodominio, desarrollando su capacidad para tolerar la soledad humana, los padres han de infundir la pasión por la vida como antídoto de la cultura tanática del yonky que transmite una carencia de fé en el devenir y en su propio porvenir, que cercena toda expectativa, que no cree en nada salvo en la droga, en la auténtica, en la que sabe que le abocará a la muerte.

En España el problema de la droga tiene una fecha clave, el año 1973, hace eclosión en nuestro país el problema de las toxicomanías, entre otras razones porque España deja de ser para el tráfico un país de tránsito, para convertirse en país de destino, con un mercado propio.

Hoy la figura social del joven que vende drogas ya no horroriza, como lo hubiera hecho hasta hace pocos años.

Resulta particularmente inquietante la extrema juventud de muchos consumidores, su pasividad, sus aspiraciones regresivas y por lo tanto la amenaza que pesa sobre sus procesos de maduración.

Sin embargo, el abordaje, exige desmitificación, derribando tópicos tan extendidos como el de la identificación de la droga con la juventud. Item más cuando es obvio que existen grupos de jóvenes profundamente diferentes, varían en edad, entorno social, estructura psíquica, historia vivida, motivaciones, valores y un largo etcétera.

O creencias tan extendidas como la asociación de drogas y agresividad, cuando está fuera de toda duda que los derivados del cáñamo la reducen, siendo el causante de la mayoría de los conflictos atribuidos a la droga el flunitrazepán (rohipnol, etc.), que por encima de los 3 mgrs., crea cuadros de desinhibición, casi siempre agresivos, acompañados por amnesia y ausencia de cualquier sentido crítico. Este específico es el fármaco por excelencia de reformatorios y penitenciarías españolas.

O intentando arrumbar otro tópico, cual es que los jóvenes drogadictos lo son porque han crecido en un ambiente desestructurado ligado a una determinada clase social.

 

2. ETIOLOGIA. Búsqueda

Analizaremos ahora las causas del consumo de drogas de quienes se encuentran en el amanecer de la edad adulta, según la O.M.S. (1973) son -trastornos del carácter, integración en grupo, mejorar por la droga, ánimo de delinquir, razones sociales y fundamentalmente familiares (condicionamientos familiares, desintegración de la familia falta de principios éticos, morales y religiosos, falta de diálogo, pérdida de la afectividad ... ).

Dentro de esta constelación preadictiva y subrayando que no existe una forma mental especial que llame a la toxicomanía, recordemos que adolescencia significa crecer, que los pie y adolescentes son experimentadores natos, quieren probarlo e intentarlo todo en la búsqueda del placer y la gratificación, son impacientes no pacientes.

En estas edades se relegan un gran número de cualidades: la capacidad de dominarse, de planificar, de esperar, de ahorrar, de dejar para más tarde, de venerar, de acordarse y de respetar. Por el contrario los nuevos valores son la capacidad de acción, el sentido de la aventura, la sensibilidad, la autenticidad y por último la intensidad de las experiencias sensoriales.

Partimos de la inalienable libertad de cada sujeto y consideramos la droga como un síntoma y no como una causa, la droga es sólo una consecuencia del problema de la persona.

Constatamos que los estudios publicados sugieren unos tipos básicos de motivaciones para la iniciación de la conducta adictiva (de respuesta social, experimentales y sintomatológicas) y es entre los modelos formulados acerca de la drogodependencia -ético, jurídico, médico-sanitario, sociocultural y psicosocial-, este último el que mejor destaca la importancia del sujeto y su comportamiento en la relación sustancia-individuo-contexto.

Las motivaciones actuales por las que se consumen drogas son poco o nada intelectualistas o literarias, son simplemente hedonistas y escapistas: para no aburrirse, para sentirse mejor, facilitar la comunicación, para "pasar" de casi todo. Son motivos de una juventud vagamente desmoralizada, descreída y desencantada hacia el futuro, que vive en una sociedad a la que le es difícil incorporarse al estar en plena crisis económica.

La adición se explica como un aprendizaje directo o en base a influencias de modelado (amigos que consumen), que junto con la conducta del individuo (expectativas, creencias, etc.) e influencias del medio ambiente, implican una interdependencia continua entre la conducta, procesos mediacionales y eventos ambientales.

Siguiendo a OUGHOURLIAN (1977), consideramos la toxicomanía como "conducta de intoxicación voluntaria", lo que no presupone una personalidad determinada, sino un comportamiento que puede cambiar, desaparecer, etc., evitando psiquiatrizar abusivamente e ignorar los factores sociales, o hacer del toxicómano una especie de "mutante".

Usamos el concepto de conducta como el conjunto de operaciones (fisiológicas, motoras, mentales, verbales), que un organismo realiza para su adaptación, por lo tanto incluye las motivaciones, fines y significados.

Dicho ello, contestemos a la pregunta ¿Cualquier joven puede llegar a ser toxicómano? La respuesta es un NO rotundo. La motivación y la susceptibilidad psicológica por la droga es muy distinta en las personas.

Los diversos estadios evolutivos y de desarrollo conforman una personalidad que en interacción con factores sociales y familiares pueden ser o no receptivos a la droga. Tan es así, que los efectos de las drogas varían muchísimo, tanto por el tipo de la droga, la dosis, la vía de administración, el estado anímico en que se encuentra la persona y su personalidad. En síntesis, la droga nada puede hacer contra una Personalidad madura y estable, así lo confirman distintas investigaciones y la realidad de todos los que las abandonan, cuando han satisfecho su curiosidad.

Reseñemos que en la transición de niño a adulto, es vital el concepto de proceso, entendido como que lo posterior viene condicionado por lo anterior, los acontecimientos (separación de la familia nuclear, incorporación al grupo de amigos, formación de la pareja, elección profesional) resitúan al sujeto en una estructura diferente de vivencias, configurando una personalidad más o menos adaptada a los requerimientos del medio en que se desenvuelve.

Hemos de convenir, que las toxicomanías tienen algo de contagiosas, de manera especial en momentos álgidos de socialización, cuando la inseguridad hace más necesario el grupo de amigos, se hace perentorio el sentirse aceptado e integrado.

Es en el grupo y en el sentimiento de amistad donde nace la frecuentación de la droga, pues junto a la carga de rito iniciático que conlleva, es un gesto normativo prohibido y sirve como afirmación de la propia personalidad.

Asimismo se da en la adolescencia una carencia motivacional y un narcisismo que inducen al grupo, como factor para salvaguardar la autoestima y enfrentarse al mundo de los adultos.

Es una etapa (con las variaciones lógicas interindividuales) en las que el mecanismo de identidad, se encuentra poco consolidado por lo que le es difícil manejar sus instintos interiores y elaborar los estímulos exteriores de forma coordinada y armónica.

Existe en la adolescencia una maduración de la personalidad, pero ésta no va en sintonía en todas sus líneas, siendo cada día más precoz su evolución en los aspectos cognoscitivos, biológicos y sexuales y quedando retrasadas las áreas afectivas y emocionales. Este desfase entre las dos vertientes, ha de tenerse muy presente como concomitante de sus dificultades.

Los problemas se agravan con los padres incongruentes que descargan frustraciones, que sobreprotegen y abandonan, que no aceptan los pasos lógicos de la evolución madurativa de sus hijos, son los que acarrean neurosis infantil (entendida como alteraciones de la conducta), que posteriormente dificultarán la adaptación al mundo normal y a superar sus propias tensiones interiores, necesitarán un terapeuta y el más a mano es la droga.

Observamos que en bastantes casos el comportamiento toxicómano se da en momentos en que el sistema familiar sufre o puede sufrir algún cambio (por ejemplo cuando el joven debiera emanciparse de la familia, pero vemos que existe una dependencia recíproca que le impide desvincularse) ante este enfoque la droga realiza una función distinta en el sistema familiar, cual es eliminar amenazas de cambio.

El fracaso en las relaciones objetales del niño, con su familia, le inducirá a buscar una comunicación con objeto, es decir, con un elemento material, en este caso la droga y la buscará fuera del hogar, en el grupo cuya característica y aglutinador es dicha droga, el tipo de relaciones, la jerga,.. grupo que verbaliza poco y que por tanto ahonda poco en sus profundos conflictos. Pero este grupo tan escasamente comunicante no le resultará solución, con lo que se encontrará aislado, incomunicado con su familia y con el grupo, ante ello comenzará la escalada, empleando drogas más duras.

Desaparece la comunión con el grupo y se entra en la dependencia de la droga como única vía de evasión.

Dentro de los estudios que indagan sobre los motivos para el consumo y no consumo de drogas, citamos el de Recio et al. (1991).

Para conseguir placer.

Conseguir experiencias intensas.

Combatir la depresión.

Relajarse y reducir tensión.

Imitar amigos.

Conocerme mejor.

Tomarlo con amigos.

Disfrutar, desinhibirse.

Olvidar problemas.

Rebelarse a padres.

Razones más aducidas para consumir drogas en 1989:

Porros: "Disfrutar, divertirse, desinhibirse" (8,0%), "Tomarlo con amigos" (5,5%).

Acido: "Olvidar problemas" (1,4%).

Anfetaminas: "Olvidar problemas" (1,2%), "Combatir la depresión"

Cocaína: "Conseguir placer" (0,9%).

Heroína: "Olvidar problemas" (1,2%), "Conseguir experiencias intensas" (0,8%).

Barbitúricos: "Olvidar problemas" (0,8%).

En resumen, la razón más frecuente fue "Olvidar mis problemas" (en cinco drogas).

Predominan las motivaciones hedonistas y de escape. Sólo aparece en una droga, el porro, la motivación social o grupal.

Razones para no consumir drogas. -El temor al daño físico, psíquico y a la adicción eventual que pueden producir las drogas y el simple hecho de no desear experimentar sus efectos son las razones más importantes que se formulan.

Recapitulemos y enumeremos algunas posibles causas inductoras del consumismo de drogas:

Los desequilibrios, conflictos y rupturas familiares. La ausencia del "padre".

Fracasos escolares y de aprendizaje. Escolaridad demasiado prolongada joven siempre dependiente.

La necesidad de socialización, la falta de relaciones interpersonales conducen a la búsqueda del grupo, para pertenecer a él, para ser aceptado, en ocasiones este grupo es un grupo de droga. Miedo a la soledad.

Experimentar con lo desconocido, satisfacer la curiosidad sobre los efectos de las drogas. Tener vivencias emocionantes o peligrosas.

Búsqueda del placer y la distracción, antítesis del aburrimiento.

La búsqueda de la autotrascendencia, del sentido de vida y de la razón para la propia existencia, en una sociedad carente de ideales.

Adquirir un estado superior de "conocimiento" o de capacidad creadora.

Influencia del grupo en la actitud del sujeto, siguiendo las teorías de ASCH (1962) y otros autores sobre la conformidad.

Sistema de escape. Forma de evadirse de los problemas reales.

Símbolo de protesta, de inconformismo contra esta sociedad.

Forma de romper con la moderación y expresar independencia y en ocasiones hostilidad.

Escapar de unas condiciones infrahumanas de vida, ya sea por carencias (económicas, culturales, de albergue ) o por las constantes frustraciones y fracasos que la sociedad provoca.

Falta de oferta de trabajo.

Contacto constante con drogas legales (medicinas inservibles, afrodisíacos ... ). Medicalización de nuestra cultura (toxicomanía "con receta").

Efectos de otras personas consumidoras y que actúan como modelos de conducta para tomar drogas.

Sociedad consumista, que incita a probarlo todo.

Sociedad que es una "muchedumbre solitaria".

Otra causa que por obvia en ocasiones es olvidada, es la disponibilidad de la sustancia.

Desequilibrios y lagunas en la maduración de la personalidad. Yo lábil, todo ello conduce a la pérdida de identidad.

Problemas importantes de salud mental o estructura psicopatológica (depresión, organización límite de la personalidad ). Esta explicación es válida para un 10% aproximadamente.

Desde la lógica de la complejidad conocemos el gran principio ecológico de que todo incide sobre todo. Las drogodependencias, son el resultado del entrecruzamiento de diversos factores, culturales, sociales, grupales, biológicos y psicológicos; así como políticos y de sostén económico de innegable poder. sino coercitivo, sí condicionante.

 

3. EL PRESENTE. Ya pasado

Hoy, no se puede hablar en general de monotoxicomanías, sino de polidependencias. Se ha operado un cambio respecto a la edad, el espectro actual de incidencia abarca desde las últimas fases de la infancia hasta la madurez.

En una encuesta realizada en octubre de 1992 por la Empresa Metra Seis (cit. ALTUNA, M., ALVARO, J. L) sobre un conjunto de jóvenes de 16 a 26 años, residentes en los municipios de la CAM. (Comunidad Autónoma de Madrid). Con una muestra de 600 jóvenes y un error estadístico de ± 4 %. Se obtuvo:

Subrayamos tres sustancias realmente preocupantes por el grado de ingesta en esta población: alcohol, fármacos e inhalantes.

En los últimos años se ha producido un importante incremento del consumo de alcohol, afectando a un colectivo de adolescentes y jóvenes que duplica o triplica al conjunto de consumidores de drogas ilegales, produciéndose una reducción en la edad media de los casos de alcoholismo detectado, así como en la edad del inicio. A los 15 años, el 96% de los chicos y el 90% de las chicas han consumido alguna vez uno o varios tipos de bebidas alcohólicas. La edad media de la primera embriaguez se sitúa en los 13,4 años. La cerveza es la bebida más consumida seguida de los licores, el vino y la sidra ocupan los últimos lugares (cit. ALTUNA, M., ALVARO, J. L.).

Se ha mostrado cómo el nivel de consumo de alcohol era la variable más fuertemente correlacionada con el inicio de consumo de otras drogas.

El hecho de la propia accesibilidad del alcohol, sin demasiadas cortapisas por la edad, en una cultura mediterránea podría explicar, en parte su rol y las estrategias de agrupamiento y conformación de las pandas de adolescentes.

Los indicadores de abuso de alcohol aumentan al consumirlo los padres, pero en mayor medida cuando también son consumidores los iguales (hermanos mayores o amigos).

Respecto al consumo de fármacos, los últimos datos confirman un impresionante ascenso (cit. ALTUNA, M., ALVARO, J. L.).

Relativo a los inhalantes y englobando las sustancias de uso doméstico en estado gaseoso o compuestos orgánicos líquidos muy volátiles cuya sustancia química habitual es el tolueno y su peligrosidad más que por su capacidad adictógena viene de su intensa toxicidad capaz de inducir graves trastornos neurológicos (junto a desorientación. Coma. Cuadros psicóticos. Obstrucción de las vías respiratorias. Muerte por sofocación. Caídas accidentales. Muerte súbita. Toxicidad medular, renal, hepática, neuromuscular), que constituyen un fenómeno casi exclusivo de niños, adolescentes y jóvenes que lo usan dada la fácil disposición, el bajo costo, la simplicidad de administración y su capacidad de producir hilaridad y euforia.

Cabe afirmar que esos niños toxicofílicos, amantes del tóxico, de conducta compulsiva, "surgen" de las zonas más marginales, caen en un abatimiento abisal y muchas veces cuando los exploramos encontramos un gran deterioro cognitivo, un caos psíquico, donde la sustancia ha realizado la función de un lobotomizador químico. En los centros de Reforma de Menores delincuentes, ocasionalmente hemos tenido que realizar por desgracia auténticas "autopsias psicológicas".

A dichos centros de Reforma llegan menores cuya conducta adictiva es muy amplia y usual, siendo consumidores de "anfetas, caballo e inhalantes", respecto a los "pegamentosos" se debe sospechar su diagnóstico, tanto por una agitación psicomotriz de etiología no aclarada como por el olor característico de la sustancia inhalada, a veces se detecta hasta en la ropa, otras veces se precisará un "screening-toxicológico".

Las razones de esta conducta adictiva, de los menores que llegan a los centros de Reforma se podrían sintetizar en que el proceso delincuencial es multifactorial, no se puede hablar de una causa, sino de la interrelación de varias, una de las cuales es la inclusión en el mundo de la droga, esta variable se da en los menores que se implican en hechos de mayor gravedad y conflictividad.

Sin embargo hemos de reseñar que los profesionales de los equipos técnicos de los Juzgados de Menores de Madrid (1989), constatamos que no parece existir una relación positiva entre un contacto previo con la droga y su consecuente implicación en el mundo delincuencial.

Asimismo significábamos que el consumo habitual de algún tipo de droga por los menores de los que entienden los JJ.MM. se da en un 15,1 % del total, siendo común la politoxicomanía, la personalidad toxicófila y la asociación de la drogodependencia a otros problemas.

Constatábamos por último la necesidad de un replanteamiento dentro de la red de asistencia al toxicómano de cara a un tratamiento más adecuado de los menores, la voluntariedad junto a una edad mínima de 16 años exigida en muchos casos, cercena posibilidades y hemos de convenir que en algunas ocasiones lo más urgente es ingresar al menor en un centro de desintoxicación pues de otra forma su pronóstico se ensombrece.

En todo caso las características especiales de los menores de reforma que requieren medidas particulares para el tratamiento de su problema son recogidas el 24 de julio de 1985 por el Gobierno al aprobar un Plan Nacional sobre Drogas y calificar a este grupo como colectivo específico.

 

4. PREVENCION. Respuesta Social

El abordaje general de las medidas preventivas de dicho Plan Nacional se centra en mejorar las condiciones de vida de prevenir la marginalidad, partiendo criterio, de que lo importante es tener programas de intervención en la comunidad que posibiliten la incorporación de toxicómanos.

Todos somos conscientes de la necesidad de una prevención primaria, secundaria y terciaria que vaya dirigida a los no consumidores, a los que se inician y a los dependientes respectivamente.

La familia es el agente preventivo por excelencia y ha de aportar a nuestros niños una educación integral y unas alternativas que permitan al adolescente en sus crisis, avanzar con un Yo fuerte, equilibrado, libre, para que pueda defenderse de las tentaciones del modelo, de las frustraciones de los impulsos, de la oferta de la invitación, del recurso químico para modificar el estado de crisis.

La sociedad tiene que prepararse para la autorresponsabilidad, invocando un plus de creatividad y erradicando la ansiedad que es patrimonio de estos tiempos.

La comunidad científica ha de aportar una explicación paradigmática al sueño crepuscular de esta sociedad y enseñar a cada joven a "conocerse a sí mismo", en lugar de quedarse en una inanición psíquica y una prisa compulsiva, que conducen a la Gran Negación.

 

BIBLIOGRAFIA