INTERES PROFESIONAL

Resumen Provisional de declaración del VI Congreso Europeo de Ispcan ¿Dónde queda el bienestar Infantil en la Europa del mañana?


Declaration of the 6th Ispcan European Congress Provisional summary

CONCLUSIONES VI CONGRESO EUROPEO SOBRE INFANCIA MALTRATADA. BARCELONA 19-22 OCTUBRE 1997

Reunidos en Barcelona, del 19 al 22 de octubre de 1997, investigadores, expertos en protección a la infancia, profesionales de la intervención social, responsables institucionales y otras personas implicadas con la infancia y en la promoción y defensa de sus derechos, con motivo del VI CONGRESO EUROPEO SOBRE INFANCIA MALTRATADA, auspiciado por ISPCAN, FAPMI y AC-IM, bajo el lema ¿Dónde queda el bienestar infantil en la Europa del mañana?

Hemos acordado mayoritariamente hacer pública la siguiente declaración:

A los participantes de este Congreso nos resulta profundamente preocupante la pérdida de prioridad política y presupuestaria que tiene la infancia en casi todos los países de Europa, y, muy especialmente, la dirigida hacia aquellos niños y niñas que se encuentran en situaciones de dificultad personal, familiar o social. La infancia es merecedora de una consideración mucho mayor de la que actualmente tiene en la mayoría de nuestros países, en nuestras ciudades, en nuestras vidas y en todos los contextos interpersonales y organizacionales que la afectan. Niños y niñas deben ser considerados miembros importantes de nuestra sociedad, es decir, ciudadanos sujetos de derechos, y no meramente como el grupo de los «aún-no».

Por ello, SE HA CONSIDERADO QUE SON NECESARIAS LAS SIGUIENTES PRIORIDADES EN LA ACCION:

1. En los niveles local, regional y nacional, en toda Euro a, establecer procedimientos concretos de identificación, notificación, estudio, evaluación, intervención y seguimiento de todos los casos de maltrato infantil, sobre una base pluridisciplinar e interinstitucional.

2. Que los niños y niñas de toda Europa reciban información, básicamente en el marco de la institución escolar, acerca de sus derechos, de posibles tipos de malos tratos, y de otras violaciones de sus derechos, de los que pueden ser víctimas; de las circunstancias que habitualmente acompañan estas situaciones; y de los circuitos existentes para informarse, denunciarlas y recibir ayuda (ver Recomendación 12 de 1991, del Comité de Ministros del Consejo de Europa).

3. Que la población general esté informada de forma clara y accesible, acerca de los lugares y circuitos para denunciar posibles malos tratos. Dichos servicios y circuitos deben crearse y mejorarse urgentemente en todos aquellos lugares en donde no existan o funcionen deficientemente.

4. Promover políticas locales, regionales y estatales de promoción, apoyo y ayuda a las familias con hijos, particularmente ante riesgos o situaciones de dificultad social (ver Recomendación 2 de 1990 del Comité de Ministros del Consejo de Europa). Favorecer el mantenimiento de los niños y niñas en su familia natural, y en su entorno habitual.

5. Impulsar códigos éticos de los diferentes colectivos profesionales que tratan, directa o indirectamente, con la infancia, incluidos los de los medios de comunicación social. Hay que buscar, muy particularmente, un mayor respeto para aquellos niños y niñas que atraviesan por situaciones de dificultad o conflicto social (ver la Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas y la Resolución 1003 de 1993 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa).

6. Crear y promover la función de defensor de los niños y niñas (ombudsman) a nivel europeo, en cada región y en cada estado; y, en la medida de lo posible, también en niveles locales (ver Resolución A3-0172/92 del Parlamento Europeo). En todo caso, con independencia de las administraciones respectivas.

7. Revisar las legislaciones de cada país, y su aplicación, para que los actos de adultos que tengan consecuencias perniciosas para el desarrollo y socialización de niños o niñas, y en particular la pornografía infantil, el turismo sexual que utiliza niños o niñas incluso fuera del propio país, y todas las formas de abuso y explotación sexual, estén adecuadamente tipificados y perseguidos, tanto a nivel de quienes los incitan, organizan o median como de sus realizadores materiales.

8. Revisar asimismo las legislaciones, en todos aquellos casos en que aún no se ha hecho, para prohibir explícitamente el castigo físico y toda forma de trato degradante a niños y niñas, sin que puedan mediar razones educativas para justificarlo.

9. Estudiar mecanismos más eficaces para la articulación y coordinación de las evaluaciones e intervenciones técnicas y las intervenciones y decisiones judiciales en cada caso. Y difundir aquellos existentes que son considerados como buenas practicas por ambas partes.

10. Promover más decididamente políticas preventivas, y promotoras del buen trato a la infancia, sin exclusivizarse en la actuación «contra» las situaciones ya consumadas.

11. Facilitar y promover la participación de niños y niñas en los foros y plataformas donde se debatan, temas que les afectan y muy particularmente en aquellos relacionados con su protección y sus derechos.

12. Buscar formas y procedimientos de difundir más información y prestar mucha mayor atención a los problemas de la infancia habitualmente considerados poco espectaculares por los medios de comunicación social, independientemente de su cuantificación: niños y niñas en instituciones residenciales, de colectivos minoritarios (étnicos, culturales o religiosos), hospitalizados, de calle, explotados mediante trabajo, en situación de pobreza, en familias con problemas de alcohol u otras drogas, en contextos familiares de violencia o ruptura, maltratados psicológicamente, situaciones de malos tratos institucionales, etc.

13. Promover actuaciones de mejora de la información y la conciencia ciudadana en relación a la infancia, no buscando la culpabilización de nadie, sino apelando a la responsabilidad colectiva en relación con los ciudadanos de menor edad, y a la necesidad de que tengan la experiencia positiva de una Sociedad justa, respetuosa, democrática, responsable, solidaria y considerada con todos sus miembros.

14. Desmitificar las informaciones que asocian maltrato infantil exclusivamente con marginación social, o con unas clases o situaciones sociales determinadas. Difundir que la violación de derechos de niños y niñas se da en todos los estratos de la sociedad (como queda claro en los casos de turismo sexual, prostitución infantil, etc.), aunque sus formas puedan ser distintas, y en múltiples situaciones (formación de deportistas de elite, sujetos y objetos de publicidad, internados de pago, hospitales de alto standing, etc.).

15. Reforzar los sistemas administrativos v jurídicos para que todo niño o niña supuestamente infractor disponga como mínimo de las mismas garantías- que los adultos; para que el sistema penal sea el último recurso a utilizar; y para promover un amplio abanico de medidas educativas, alternativas a la privación de libertad, supervisadas por profesionales adecuadamente formados (ver Reglas de Beijing de Naciones Unidas, y la propia Convención de Derechos del Niño).

16. Velar para que el contenido de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por todos los países europeos, se concrete y se cumpla en cada país europeo.

17. Potenciar la investigación relacionada con los malos tratos v el abandono, y sobre los factores de residencia. Promover asimismo la investigación rigurosa sobre los métodos más efectivos de intervención, particularmente los preventivos y de apoyo a las familias.

18. Promover el conocimiento de la situación y la solidaridad efectiva con la infancia de los países en vías de desarrollo, en situaciones de conflicto armado, de opresión o de catástrofe natural.

19. Que los expertos que trabajan en la detección de delitos graves, y particularmente los delitos sexuales contra niños o niñas, y los propios niños o niñas supuestamente, víctimas, reciban el apoyo social adecuado ante posibles presiones o amenazas que puedan recibir.

Y se han planteado las siguientes PROPUESTAS ANTE EL FUTURO EUROPEO INMEDIATO:

20. Los gobiernos locales, regionales y estatales deberían reconsiderar una mayor prioridad política y presupuestaria a la buena atención de toda la población infantil, y, en particular al afrontamiento de los problemas sociales que afectan niños y niñas, en coherencia con el artículo 4 de la Convención de los Derechos del Niño, y de las demás normas y recomendaciones de los organismos internacionales que velan por los derechos de la infancia (Ver también, Recomendación 1286 y Resolución 1099, de 1996, del Consejo de Europa).

21. Investigadores, profesionales de la intervención, profesionales de la información, y cuantos trabajamos por la infancia, debemos aunar esfuerzos para ofrecer a los ciudadanos una visión más amplia de la realidad infantil en Europa y de los problemas que la afectan, sin exclusivizarnos en los más espectaculares. El sufrimiento de muchos niños y niñas no tiene porque estar relacionado con la espectacularidad de su situación, y en cambio, sí que muy a menudo lo que está con el silencio y olvido con que lo rodeamos.

22. Los ciudadanos deben estar adecuadamente informados no sólo de la realidad de nuestra población infantil, sino también, de las múltiples circunstancias en que su colaboración y su actuación pueden ser cruciales, v muy, concretamente, de cómo hacerlo en cada lugar: en qué situaciones- v a quién informar ante sospechas de cualquier tipo de maltrato o abandono de un niño o niña; dónde acudir ante estas situaciones familiares de dificultad social; cómo interactuar con un niño o niña en distintas situaciones; cómo mejorar los servicios y actuaciones sociales destinados a la infancia; cómo mejorar las prácticas socializadoras de padres y educadores, evitando el trato inapropiado; cómo respetar mejor su imagen y sus derechos al informar a través de los medios de comunicación social, etcétera.

23. Es urgente estimular actitudes ciudadanas más conscientes y responsables hacía nuestros niños y niñas, para que el

buen trato a la infancia sea asumido como un reto de implicaciones colectivas. Niños y niñas deben ser visiblemente tenidos más en cuenta en nuestras ciudades, en nuestra vida cotidiana, y en todas aquellas relaciones interpersonales y situaciones institucionales que les afecten. Ellos y ellas han de sentir que son importantes para todos nosotros en el presente, que son ciudadanos y ciudadanas, y no sólo unos «aún-nos».

24. Para todo ello, investigadores y profesionales de la intervención, a través de las organizaciones en que nos agrupamos, nos ofrecemos y comprometemos a intensificar nuestros esfuerzos, y a seguir recabando el apoyo y colaboración de cuantos organismos locales, nacionales e internacionales quieran asumir una decidida responsabilidad hacia la mejora de nuestra infancia y de la infancia de todo el planeta.