INTERES PROFESIONAL
RESUMEN
En el presente estudio se aplicó un cuestionario a 614 enfermos mentales con el diagnóstico de trastorno esquizofrénico, pertenecientes al área sanitaria «Virgen del Rocío» de Sevilla (España). El objetivo del trabajo era conocer la situación laboral de los sujetos esquizofrénicos de dicha área sanitaria. Concretamente se obtuvo información sobre los siguientes tópicos: nivel deformación académica y laboral; experiencia laboral; categoría profesional alcanzada; motivos de finalización de las distintas experiencias laborales; situación laboral actual; expectativas en éste ámbito; si estaban inscritos en el Instituto Nacional de Empleo; sí tenían la condición de minusválidos; tipos de prestaciones económicas recibidas: y actitudes de los familiares para la integración de estos sujetos en el
mundo laboral. Se destacan en las conclusiones la importancia de los programas de rehabilitación laboral y la necesidad de colaboración de las distintas administraciones así como de los entornos sociales y familiares cercanos al individuo.
Esquizofrenia. Rehabilitación psicosocial. Rehabilitación laboral. Calidad de vida.
In this study, a questionnaire was applied to 614 mental illness patients pertaining to the hospital Virgen del Rocio,, in Seville (Spain), who had a diagnosis of schizophrenia. The object of the study was to investigate the labor situation of the schizophrenia patients of this hospital. Information was obtained in the following areas: level of academic and labor education; labor experience; the professional category achieved; reason for termination of different labor experiences; the present labor situation; expectations in this Field; if they were inscribed in the National Employment Institute,; if they were considered invalids; type of economic aid received and family members attitudes on integration of these subjects in the labor force. Me conclusions emphasize the importance of labor rehabilitation programs and the necessity of cooperation of the different administrations as well as the individual's family and social environment.
Schizophrenia. psychosocial rehabilitation, labor rehabilitation, quality of life.
La esquizofrenia constituye uno de los trastornos más graves dentro del campo de la salud mental. Se trata de una enfermedad cuyas cifras de incidencia y prevalencia mundiales medias se sitúan, respectivamente, en un 0,25 mil y un 5,5 por mil Warner y Girolamo, 1996). Además, a dicho trastorno habitualmente se le asocian importantes deterioros a nivel de autonomía personal y de funcionamiento social y ocupacional (American Psychiatric Association, 1987).
En las últimas décadas y en estrecha relación con el enfoque de la salud mental comunitaria, se produjo el desarrollo de modelos de rehabilitación psicosocial (Watts y Bennett, 1983), centrados en la recuperación y desarrollo de las capacidades personales precisas para vivir en el propio medio y en la facilitación de una integración social y ocupacional-laboral lo más normalizada posible.
Así como existe un amplio conocimiento sobre la idoneidad y eficacia de programas de entrenamiento en habilidades sociales y psicoeducación familiar (por ejemplo, Hogarty, Anderson, Reiss y Madonia 1986; Tarrier, Barrowclough, Vaughn, Bamrah, Porceddu, Watts y Freeman, 1989), útiles para el mantenimiento del sujeto en su medio, es preciso el desarrollo de programas de rehabilitación ocupacional-laboral que signifiquen la integración social real de estas personas.
Un diseño adecuado de este tipo de intervenciones en el terreno ocupacional, precisa del conocimiento de las características y necesidades de los pacientes esquizofrénicos a los que deben ir dirigidas. No obstante, son escasos los estudios que describen dichas características en sujetos esquizofrénicos. De hecho, algunos de ellos, hacen referencia a poblaciones con diagnósticos psiquiátricos variados, y a diferentes modalidades de atención y situación residencial de los sujetos estudiados (Goldstrum y Mannderscheid, 1992-, Harding, Brooks, Ashikaga, Strauss y Breuer, 1987; Baron, 1994). En síntesis, estos estudios sitúan los porcentajes de sujetos laboralmente activos entre un 11 por 100 y un 25 por 100. Más recientemente, datos procedentes de un trabajo llevado a cabo con sujetos esquizofrénicos pertenecientes al distrito de salud mental de Ecija (Sevilla), señalan que el 9,6 por 100 de la población se encuentran en situación laboral activa (Vázquez, Jiménez, Gómez, Becerra 1995).
El nivel actual de conocimientos, hace recomendable la realización de estudios descriptivos con pacientes esquizofrénicos que posibiliten la elaboración de programas de rehabilitación ocupacional-laboral válidos para nuestro medio. En este artículo presentamos los resultados de una investigación llevada a cabo en el Arca Sanitaria Virgen del Rocío de Sevilla. El objetivo general fue conocer la situación laboral de la población de sujetos con trastorno esquizofrénico de dicha Area. De modo más específico los objetivos consistieron en conocer:
1. El nivel de formación académica y profesional.
2. La experiencia laboral de la población definida.
3. La categoría profesional alcanzada en las experiencias laborales realizadas.
4. Los motivos de finalización de las experiencias laborales.
5. La situación laboral actual.
6. Las expectativas de esta población cara a su participación en el mundo formativo y laboral.
7. Si estaban en demanda de empleo en la oficina del Instituto Nacional de Empleo correspondiente.
8. Si estaban censados en el Instituto Andaluz de Servicios sociales como minusválidos.
9. Las prestaciones económicas.
10. La actitud familiar ante la perspectiva de una posible participación en el ámbito laboral.
En este estudio participaran 614 enfermos mentales, atendidos por los Equipos de Salud Mental de Distrito pertenecientes al Arca Sanitaria Virgen del Rocío, de Sevilla 1. Todos ellos estaban diagnosticados de trastorno esquizofrénico según los criterios DSM-III-R (American Psychiatric Association, 1987) y CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, 1992) 2. Con un rango de edades entre los 18 y 60 años, no excluyéndose a aquellos sujetos que presentaban un diagnóstico asociado de deficiencia mental o toxicomanía.
1. Identificación de la población. Previa revisión de todas las historias clínicas abiertas en los Equipos de Salud Mental de Distrito (ESMD) hasta el 31 de diciembre de 1993, se seleccionaron aquellas que se adecuaban a los criterios definidos en el apartado de «sujetos» exactamente 773. Posteriormente, se realizó un listado que incluía el nombre, apellidos, dirección y teléfono de cada uno de los sujetos.
2. Elaboración del cuestionario. Para cubrir los objetivos de la investigación, se
elaboró un cuestionario. En su confección participaran los miembros del equipo investigador (dos psicólogos, un médico, una terapeuta ocupacional y seis trabajadores sociales), todos ellos con una amplia experiencia profesional en este campo. Asimismo, se elaboró un manual para su administración, que, garantizara un adecuado nivel de fiabilidad entre encuestadores.
3. Realización del estudio piloto. La administración del cuestionario a una muestra de 60 sujetos permitió identificar y modificar diferentes errores o dificultades relacionados con su aplicación. De esta forma quedó establecida la versión final del cuestionario. Asimismo se hicieron las modificaciones pertinentes en el manual.
4. Entrenamiento de los encuestadores. Los encuestadores fueron las trabajadoras sociales del equipo investigador. El entrenamiento consistió en una sesión de tres horas en las que se consensuó un modo estandarizado de aplicación del cuestionario.
5. Aplicación del cuestionario. Entre junio de 1994 y mayo de 1995, fueron citados los 773 sujetos de la lista obtenida en la fase primera, junto con un familiar significativo. A dichas citas acudieron 614 personas, es decir, el 79,43 por 100 de la población objeto del estudio, a las cuales se les administró el cuestionario. Los 159 pacientes restantes (20,57 por 100) no asistieron a las citas, resultaron ilocalizables o no desearon contestar.
En las figuras 1, 2 y 3 se presentan los resultados obtenidos relativos a las variables: «sexo y edad» «titulación académica, y «experiencia laboral», estudiadas en los 614 sujetos.
En las figuras 4, 5, 6, 7 y 8 se presentan los datos relativos a las variables: «duración de la experiencia laboral», «número de empleos», «sujetos que no aceden a nuevos empleos» «categorías profesionales alcanzadas en los distintos empleos» y «motivo de finalización de los mismos», de los 489 sujetos que poseían experiencia laboral.
En las figuras 9 y 10 se muestran los resultados recogidos en las variables «situación laboral actual y «expectativas laborales para los próximos seis meses» de los 614 sujetos.
En la figura 11 se observan los datos relativos a la variable «relación de los usuarios con el Instituto Nacional de Empleo». Estos datos corresponden a los 548 sujetos del estudio que no se encontraban en situación laboral activa o en invalidez laboral transitoria.
Las figuras 12, 13, 14 y 15 presentan los resultados correspondientes a los 614 sujetos en las variables: «formación laboral recibida en los dos últimos años» «tipo de prestación económica recibida», «posesión del certificado de minusvalía, y «actitud familiar hacia la posibilidad de que el paciente desarrolle actividades laborales».
En las siguientes figuras, se presentan los datos referentes a los cruces realizados entre la variable «expectativas laborales para los próximos seis meses» con las variables: «formación académica» (figura 16), «prestación económica recibida» (figura 17), «formación laboral» (figura 18) y «actitud familiar hacia la posibilidad de que el paciente desarrolle actividades laborales» (figura 19).
Los resultados obtenidos en la investigación nos permiten realizar los siguientes comentarios, así como plantear algunas preguntas:
1) En el estudio, el porcentaje de sujetos masculinos es casi tres veces superior al de mujeres (ver figura l). Ello sugiere la siguiente cuestión: si los estudios epidemiológicos sobre esquizofrenia señalan la ausencia de diferencias significativas respecto a prevalencia entre hombres y mujeres Warner y Girolamo, 1996), ¿por qué acuden más hombres que mujeres a los dispositivos de salud mental?
2) El nivel académico de la población con trastorno esquizofrénico de nuestra Arca Sanitaria se concentra en las categorías «sin estudios», «estudios primarios» y «graduado escolar»; ellas suponen el 75,4 por 100 de la población (ver figura 2); no obstante, el nivel no se aleja de los porcentajes existentes en la población general. Así, datos de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía (1995) sobre las características demográficas de la población del Arca Sanitaria «Virgen del Rocío» en el período 1986-91, muestran una importante semejanza entre la población general y los pacientes de nuestro estudio, respecto a algunas de las categorías académicas. Concretamente los datos en la población general y en la población de nuestro estudio son, respectivamente y por categorías, los siguientes: «sin estudios» (21,8 por 100/27,4 por 100) «estudios primarios», (24,7 por 100/26,5 por 100) y «graduado escolar» (17,7 por 100/21,5 por 100), es decir, hay ligera mayoría de sujetos esquizofrénicos en estas categorías, aunque dichas diferencias probablemente no sean significativas.
Sin embargo, en categorías académicas superiores esta ligera diferencia se invierte, de forma que los sujetos con «Titulaciones medías» o «titulaciones superiores» en la población general son el 10 por 100 y en la población estudiada son el 5,4 por 100. Esto último podemos entenderlo teniendo en cuenta que con frecuencia los trastornos esquizofrénicos suelen aparecer durante los primeros años de la adolescencia, dificultando que algunos de los sujetos progresen hacia niveles académicos superiores.
3) Como muestran los resultados obtenidos, si bien cerca del 80 por 100 de la población estudiada había tenido algún tipo de experiencia laboral, en el momento de la evaluación tan sólo un 9,40 por 100 se encontraba en «situación laboral activa». Este dato es muy similar al 9,60 por 100 obtenido por Vázquez y cols (1995) en otro estudio realizado en el distrito sanitario de Ecija (Sevilla). Estos resultados, lógicamente, no pueden explicarse exclusivamente desde la perspectiva de la actual situación de «para y dificultad para acceder al mundo laboral»; de hecho es significativa la diferencia entre el 28,58 por 100 de población activa hallada en la población general del «Area Sanitaria Virgen del Rocío» (Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, 1995) y el referido 9,40 por 100 de nuestro estudio. Más bien, estos datos son consistentes con la idea de deterioro que en el funcionamiento social sufren estos enfermos y apuntan a la necesidad de crear programas especiales de rehabilitación ocupacional-laboral que faciliten su integración social.
4) Como ya hemos mencionado, cerca del ochenta por ciento de la población estudiada poseía experiencia laboral. Nuestra encuesta podía contabilidad hasta un máximo de cinco posibles experiencias en la historia de cada sujeto.
Como muestra la figura 5 («número de empleos y evolución»), 489 sujetos tuvieron al menos un empleo; de ellos, 285, es decir el 58,2 por 100, accedieron a un segundo empleo. Los porcentajes de pacientes que progresaron hasta un tercer y cuarto empleos, fueron similares, situándose respectivamente en un 54,7 por 100 (156 sujetos) y un 53,2 por 100 (83 sujetos). Observándose un ligero descenso en la proporción de los que obtuvieron un quinto empleo (40,9 por 100), concretamente 34 sujetos. Estos datos señalan que a medida que van perdiendo empleos, el número de sujetos que accede a los siguientes es menor.
5) En relación al porcentaje de pacientes que muestran «capacidad para mantener el empleo es decir, aquellos que habiendo accedido a un trabajo (sea éste el 12, 29, 39 o 42), no lo habían perdido en el momento de la realización del estudio, observamos (ver la figura 5) que se sitúa entre un 4,4 por 100 y un 6,02 por 100. Los datos pues, indican la dificultad que para mantener un empleo tienen estos sujetos. En relación a los que en el momento de la evaluación se encontraban trabajando en el quinto empleo, el porcentaje es del 17,6 por 100; si bien esta proporción supera a las anteriores, hay que considerarla con precaución, ya que desconocemos su posterior evolución a medio plazo.
Asimismo, el motivo más frecuente de finalización de las distintas experiencias laborales» ha sido la descompensación psicopatológica, que oscila entre el 53 por 100 y 60 por 100. Los sujetos que finalizan los empleos por cumplimiento del contrato es menor, estando entre el 10 por 100 y el 28 por 100 (ver figura 8). Esto nos sugiere la importancia de programas de mantenimiento del empleo para este tipo de personas, en los que reciban un apoyo y seguimiento profesional para la adaptación al entorno laboral y los problemas que en éste puedan surgir.
6) El porcentaje de sujetos que no vuelven al mundo laboral oscila entre el 37 por 100 y el 53 por 100 (dependiendo del número de empleos que han perdido, ver figura nº 6). De este modo, podemos relacionar la pérdida de empleo con un notable deterioro en la capacidad para la búsqueda de uno nuevo, comprometiéndose por tanto, el futuro desempeño de roles laborales. Las razones para esto podrían ser las siguientes: las bajas expectativas del paciente tras repetidas experiencias de fracaso laboral, su bajo nivel de motivación, la posible asunción del rol de enfermo, la pérdida o deterioro de habilidades personales asociadas al curso de la enfermedad, así como la falta de apoyo procedente de su entorno. El estudio de estas variables puede ser objeto de futuras investigaciones.
7) La categoría profesional más frecuente en la población estudiada es la de «trabajador no cualificado». Dicha categoría se mantiene porcentualmente estable a través de los distintos empleos a los que accedió la población. En el mismo sentido, la categoría «trabajador cualificado» mantiene unos porcentajes estables, no produciéndose disminución alguna. En cambio, categorías superiores, si bien son escasas en un inicio, desaparecen totalmente a partir del tercer empleo (ver figura 7). Esto nos permite concluir que los sujetos de nuestro estudio presentan dificultades para mantener empleos de superior categoría a largo plazo, así como para acceder a ellos desde otros de inferior categoría.
En próximos trabajos, sería interesante, analizar la trayectoria laboral individual de los sujetos incluidos en las categorías definidas en nuestro estudio. Ello permitiría la obtención de conclusiones más firmes respecto al ascenso /descenso en la escala laboral a largo plazo, de los pacientes esquizofrénicos.
8) Como muestra la figura 9, el porcentaje de población inactiva, es decir, sujetos «sin empleo» o en «invalidez permanente,,, suma un 80,3 por 100, dato muy similar a los aportados en otros estudios con población psicótica. Así, Baron (1994) cifra la población desempleada en un 85 por 100, y Vázquez y cols. (1995) en un 90,4 por 100.
Ya hemos mencionado que cerca del 80 por 100 de la población estudiada poseía experiencia laboral. Sin embargo, como observamos en la misma figura, sólo un 20,7 por 100 perciben prestaciones contributivas de la Seguridad Social. Esto nos permite suponer que:
* La población que no percibe prestación de la Seguridad Social es porque no ha cotizado el tiempo suficiente para ello.
* Y que los trabajos realizados por esta población eran sin contratos reglados, con lo cual no cotizaban a la seguridad social y por tanto, no tenían derecho a ninguna prestación económica de este organismo.
9) Cerca de la mitad de la población estudiada no tiene «expectativas laborales» (figura 10), ello supone una dificultad de cara a una hipotética integración laboral. Además, la mayoría de estos sujetos no superan los estudios primarios. Dada la relación existente entre «bajo nivel académico o deformación profesional y acceso a empleos de cierta cualificación serían necesarios programas de rehabilitación ocupacional laboral que contemplaran tanto el desarrollo formativo de los sujetos como la modificación de sus percepciones personales ante posibilidades laborales.
En este sentido, vemos (figura 16) que de los sujetos que tienen como expectativa laboral la «búsqueda de empleo» cerca del 70 por 100 poseen graduado escolar o un nivel académico superior. Este porcentaje se invierte en aquellos sujetos «sin expectativas laborales», en los cuales el 70,2 por 100 corresponde a las categorías «sin estudios» y «estudios primarios» no alcanzando por tanto el nivel de graduado escolar. Ello sugiere una fuerte asociación entre las variables «expectativas laborales» y «formación académica», de forma que cuanto mayor es la formación del sujeto, mayor es la expectativa de búsqueda de empleo.
10) En el momento del estudio, el 67,15 por 100 de los sujetos potencialmente demandantes de empleo, no se encontraban inscritos en el INEM (figura 11). Estos datos no nos han de sorprender si tenemos en cuenta el elevado porcentaje de personas «sin ninguna expectativa laboral, los cuales probablemente no perciben como necesidad el estar en demanda de empleo en su oficina correspondiente.
11) Como hemos comentado, una de las variables que dificultan el acceso al mundo laboral es la falta de formación profesional adecuada. En nuestro estudio, y tomando como referencia los dos años anteriores, es de destacar que sólo un 19,5 por 100 del total de la población, habían recibido algún tipo de «formación laboral» (figura 12). Ello sugiere la necesidad de creación de más oportunidades formativas para estas personas.
Si tenemos en cuenta los datos aportados en la figura 18, vemos que los sujetos «sin ninguna formación laboral por lo general no presentan «ningún tipo de expectativa laboral», mientras que los que sí la han tenido en los dos últimos años, un 58 por 100 de los hombres y un 65 por 100 de mujeres, manifiestan «buscar empleo». Dicha formación, les capacitaría y proporcionaría una titulación profesional, facilitándoles así el acceso al trabajo.
12) En relación a la acreditación como minusválidos en el Instituto Andaluz de Servicios Sociales (IASS), observamos que el 49,30 por 100 de los sujetos estudiados no tenían certificado de minusvalía (figura 14). En la actualidad se mantiene un cierto debate respecto a la conveniencia o no, de incluir a los enfermos mentales dentro del grupo de minusválidos. En nuestra opinión, tal pertenencia es positiva, ya que les permite beneficiarse de medidas administrativas, presentes o futuras, encaminadas a facilitar su integración social.
13) En el estudio, el porcentaje de sujetos que perciben algún tipo de ingreso económico constituye el 60, 10 por 100. Las fuentes principales de dichos ingresos son las prestaciones asistenciales y las pensiones contributivas de la Seguridad Social (figura 13). Es significativo que en tomo al 60 por 100 de los sujetos que reciben este tipo de prestaciones no tienen «expectativas de búsqueda de empleo» (figura 17). Ello resulta consistente con actitudes que tradicionalmente han considerado a las personas que perciben pensiones contributivas como inválidos para el trabajo 3.
circunstancia que condiciona sus expectativas de búsqueda de empleo. Por otra parte, el hecho de que las prestaciones asistenciales sean incompatibles con un salario, se convierte en una dificultad para que las personas que las perciben, renuncien a ellas en el momento de acceder a un empleo, pues existe en ellas el temor a no ser capaces de mantener el trabajo, y quedar entonces sin protección económica .
14) En relación a la variable «actitud familiar ante la posibilidad de que el paciente trabaje», en cerca de la mitad de los casos las familias presentaban una «actitud de apoyo». Por el contrario, en un 35,34 por 100 de los sujetos, la actitud familiar era de «rechazo o desconfianza» (figura 15), debido en buena medida a que, frecuentemente, la prestación percibida por el paciente constituye un pilar importante en la economía familiar, siendo resistentes las familias, por las mismas razones que apuntábamos en el párrafo anterior, a que el paciente renuncie a ellas.
En los sujetos cuyas familias muestran una «actitud de apoyo», se observa el mayor porcentaje, 47,2 por 100, de personas que buscan empleo (figura 19). Sin embargo, en el grupo de sujetos con familias con «actitud de desconfianza y rechazo», se da la mayor proporción de sujetos «sin expectativas laborales,,. Todo esto permite pensar que un buen apoyo familiar puede ser un factor importante en la búsqueda y mantenimiento de un empleo en las personas que participaran en nuestro estudio.
De los resultados obtenidos en esta investigación, podemos afirmar que las personas diagnosticadas de trastorno esquizofrénico, del Area Sanitaria Virgen del Rocío de Sevilla, en su mayoría son hombres y tienen una edad media de 35,7 años.
En relación a los objetivos que nos marcamos al inicio del estudio, podemos ver que:
1. La titulación académica más frecuentemente alcanzada es la de sin estudios, estudios primarios o graduado escolar.
2. Generalmente no han recibido ningún tipo de formación profesional o cursos de perfeccionamiento laboral, en los dos últimos años.
3. La mayoría de los sujetos han tenido al menos una vez en su vida una experiencia laboral, y en la mayoría de los casos ha durado entre 13 meses y cinco años.
4. La categoría profesional mayoritaria ha sido la de trabajador no cualificado.
5. El motivo por el que han finalizado sus trabajos ha sido principalmente por descompensación psicopatológica.
6. La situación laboral en la que se encuentran actualmente la mayoría, es la de parados.
7. Por lo general no tienen ninguna expectativa laboral para los próximos seis meses.
8. En el momento de la realización de este estudio un porcentaje alto de sujetos no están inscritos en el INEM en demanda de empleo.
9. En su mayoría no tienen certificado de minusvalía.
10. Perciben ingresos económicos procedentes de una prestación asistencial o una pensión contributiva.
11. Y generalmente reciben apoyo por parte de su familia para la búsqueda de empleo o el mantenimiento del mismo.
Tradicionalmente, y hasta hace pocos años, las personas diagnosticadas de esquizofrenia estaban recluidas en hospitales psiquiátricos. Actualmente están en la sociedad, y cada vez hay un mayor consenso entre los profesionales de la salud mental y entre los familiares y allegados, de la importancia de integrarlos en la misma. Para algunos de estos enfermos, esta integración se puede realizar a través del mundo laboral.
A partir de las conclusiones descritas, nos encontramos que estas personas en la mayoría de los casos tienen que superar más trabas que la población general para el acceso al trabajo, es decir:
- Presentan una edad alta para el acceso a un empleo, pues existe la tendencia de contratar a personas más jóvenes.
- Tienen una baja formación académica, lo que les cierra el abanico de posibilidades de empleo.
- Igualmente presentan una baja cualificación profesional, que evidentemente también les dificulta el acceso al mundo laboral.
Padecen un trastorno que provoca limitaciones personales y rechazo social.
- Y por último, perciben prestaciones económicas que, en algunos casos, son incompatibles con un salario.
Pensamos que con la puesta en marcha de programas de rehabilitación ocupacional y de fomento de la formación profesional, podríamos paliar en gran medida estos déficits.
Desde los servicios sanitarios hemos detectado las necesidades de esta población y podemos poner en marcha distintos programas de rehabilitación para realizar una buena preparación prelaboral, y un seguimiento y apoyo del individuo que consigue o permanece en un trabajo.
Pero esto no es todo, necesitamos la colaboración de otras administraciones que nos ayuden en la tarea. Necesitamos el apoyo de los servicios sociales y de la administración laboral para la creación de espacios definidos para el entrenamiento previo (por ejemplo, talleres ocupacionales), y conciertos con empresas que nos permitan el entrenamiento en situaciones reales de trabajo. Por otro lado, es conveniente conseguir una mayor flexibilidad en el marco jurídico que regula la adjudicación de prestaciones asistenciales, y permita su compatibilidad con distintas situaciones de entrenamiento laboral, fomentando así, los procesos de rehabilitación ocupacional en personas discapacitadas.
A su vez los servicios de salud deben potenciar los programas de apoyo a las familias de aquellos sujetos que van a iniciar un proceso de rehabilitación ocupacional o que ya están inmersos en el mismo. De los datos expuestos observamos que hay un alto porcentaje de familias dispuestas a apoyar a sus allegados, pero también hay un porcentaje, nada despreciable, de familias que expresan desconfianza o rechazo ante estos procesos de rehabilitación.
Para terminar, tenemos que decir que los resultados de este estudio nos plantean más preguntas de las que podemos contestar con nuestros datos. Sería objeto de nuevos trabajos:
1. Investigar que ha ocurrido con los sujetos que nunca accedieron a un trabajo, o que habiendo tenido alguna actividad laboral, no la continúan en la actualidad.
2. Conocer las características de aquellos que mantienen su trabajo y compararlas con los sujetos del párrafo anterior.
3. Podría ser interesante también, analizar las características de los sujetos que finalizan sus trabajos por «cumplimiento de contrato» en las distintas experiencias, y comprobar si estas características pueden ser predictoras de éxito laboral en futuros empleos.
4. Ver si los sujetos que finalizan un trabajo y acceden a otros, lo hacen en la misma categoría profesional o en categorías de menor cualificación.
Esto nos daría pistas sobre que variables psicológicas y sociales están relacionadas con el acceso o mantenimiento de una actividad productiva, y la posibilidad de elaborar mejores instrumentos evaluativos y por tanto, diseñar programas más ajustados a sus posibilidades.
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