INVESTIGACION
RESUMEN
- Consumo de drogas legales
- Relación del consumo de drogas con el fracaso escolar
- Relación del aprovechamiento escolar con el consumo de drogas
- Relación con los profesores y consumo de drogas legales
- Relación con los compañeros y consumo de drogas
- Nivel de agrado por ir al colegio y consumo de drogas legales
- Relación del interés por los temas escolares y consumo de drogas
DISCUSION
Este trabajo pretende investigar la relación existente entre el consumo de drogas legales y diversas variables vinculadas al ambiente escolar, como son la repetición de curso, el aprovechamiento escolar, la relación con los profesores, el gusto por ir al colegio y el interés por los temas que allí se estudian. Los datos fueron obtenidos aplicando un cuestionario creado "ad hoc" a una muestra compuesta por 277 alumnos de 7º de EGB. Los resultados indican que estas variables están muy relacionadas con el consumo de tabaco y alcohol. Entre ellas, el índice de aprovechamiento escolar es la variable que permite establecer un mayor número de relaciones significativas con el consumo de alcohol o tabaco, por lo que es la más útil entre las mencionadas para la identificación de grupos de riesgo de consumo de estas sustancias.
This work was aimed at studying the relationship between legal drugs consumption and several variables with associated school environment, such as having to repeat courses, school achievement, the relationship with teachers and classmates, the desire for going to school and interest in subjects that are being studied. By giving a created "ad hoc" questionnaire to 277 seventh grade students, information was obtained. The results indicate that these variables are closely connected with alcohol and tobacco consumption. Amongst those, the school achievement index is the most closely related with the consumption of these substances, and therefore is the most useful variable for the identification of groups at risk.
Tabaco, alcohol, ambiente escolar.
Tobacco, alcohol, school environment.
Detectar precozmente los sujetos en riesgo de consumo temprano de tabaco y bebidas alcohólicas no sólo tiene interés por las graves consecuencias sanitarias y sociales derivadas del consumo de alcohol y tabaco, sino también por la correlación entre la frecuencia del uso de drogas legales e ilegales. Por otra parte, existe relación entre las edades de iniciación al consumo de unas y otras sustancias, de manera que algunos estudios (Comas, 1985) han mostrado que la variable más claramente correlacionada con la dependencia a la heroína es una edad de inicio al alcohol por debajo de la media de la población. Otros autores (Boyle et al., 1992) llegaron a resultados similares encontrando que, después de cuatro años de seguimiento, el consumo de drogas legales e ilegales era mayor entre los chicos que consumían tabaco y alcohol.
Multitud de estudios han puesto de manifiesto la relación del consumo de tabaco y bebidas alcohólicas con la obtención de pobres resultados académicos (Dusenbury, Kerner, Baker el al., 1992). En población española, Elzo (1989) encontró también relación entre el consumo de drogas y el fracaso escolar, determinando que los alumnos que han repetido curso son también los alumnos que consumen más alcohol y otras drogas.
Esta misma tesis mantienen los resultados obtenidos por Newcomb, McCarthy y Bentler (1989), quienes concluyen que una orientación académica del estilo de vida, dedicando mucho tiempo a la enseñanza sistemática, a los deberes escolares y al aprendizaje de habilidades relacionadas con las actividades académicas, se relaciona con bajos consumos de tabaco. En este mismo sentido, Alonso y Del Barrio (1994) señalaron también que dedicar mucho tiempo a estudiar o a clases complementarias, se relaciona con menores consumos de tabaco y bebidas alcohólicas. Sin embargo, no todos los estudios corroboran la relación entre consumo de drogas y fracaso escolar. Por ejemplo, Evans y Skager (1992), trabajando con muestras de alumnos de 9º y 11º grados, señalaron la existencia de consumidores de drogas en todos los niveles de rendimiento escolar y la necesidad de ser prudente a la hora de establecer la relación entre estas dos variables.
Otros autores han señalado también la influencia de distintos factores vinculados al ambiente escolar. Entre ellos, Urmeneta (1988) puso de manifiesto que los consumos de alcohol y tabaco están significativamente relacionados con la satisfacción en la escuela, de forma que los alumnos menos satisfechos consumían tabaco, alcohol y otras drogas en mayor proporción. Sin embargo, la relación con los compañeros y con los profesores no se relacionó con el consumo de drogas.
Todo ello pone de manifiesto que, a pesar de la existencia de algunos resultados contradictorios, hay algunos factores asociados al ambiente escolar que parecen tener relación con el consumo de drogas legales. El propósito del presente trabajo es profundizar en el estudio de estas variables y de su influencia, no sólo sobre el consumo de drogas, sino también sobre otras variables relacionadas con dicho consumo, mejorando así nuestro conocimiento de los procesos a través de los cuales determinados factores asociados a la actividad escolar pueden favorecer el consumo de drogas.
En este estudio participaran os alumnos de 7º curso de E.G.13. de cuatro colegios públicos de la ciudad de Toledo.
Una vez obtenidas las oportunas autorizaciones, la recogida de datos se hizo a través de cuestionarios autocumplimentados. Para su aplicación se desplazaron a cada centro dos entrevistadores especializados, los cuales actuaban siempre conjuntamente. Se hacía especial hincapié en la confidencialidad de las respuestas. Los entrevistadores solucionaban individualmente las dudas y asesoraban a cada alumno con el fin de asegurar la corrección de las respuestas.
Con el objeto de no perder protocolos por falta de cumplimentación de las preguntas, cada cuestionario era revisado antes de recogerlo, garantizando así que todas las preguntas estaban debidamente contestadas.
Para la recogida de los datos se utilizó un cuestionario elaborado "ad hoc", el cual era respondido individualmente.
Los datos referentes al aprovechamiento escolar se obtuvieron recabando información sobre la repetición de curso y preguntando las calificaciones obtenidas en la última evaluación en cinco materias fundamentales (Matemáticas, Lengua Española, Sociales, Naturaleza e Idioma). Asignando valores de 0, 1, 2, 3 y 4 a cada suspenso, aprobado, bien, notable y sobresaliente respectivamente, el sumatorio de las cinco puntuaciones permitía obtener el índice de aprovechamiento escolar cuyo valor mínimo es 0 y su valor máximo 20 puntos.
También se evaluó la relación con los profesores, con los compañeros y la satisfacción con la escuela.
Para la obtención de los datos de consumo se elaboraron distintas cuestiones para cada una de las sustancias estudiadas. Para cuantificar el consumo de tabaco, se ofrecían 7 categorías posibles de respuesta con las explicaciones que se indican: Nada, casi nada (prácticamente sólo en Navidad), Muy poco (1 ó 2 cigarrillos a la semana, más o menos), Poco (3 a 5 cigarrillos a la semana, aproximadamente), Regularmente (De 5 a 10 cigarrillos a la semana), Bastante (2 ó 3 cigarrillos diarios) y Mucho (4 cigarrillos diarios o más).
En las preguntas relativas al consumo de vino o cerveza, las categorías de elección ofrecidas, con las explicaciones que se acompañaban, son: Nunca, Casi nada (alguna vez en Navidad. o fiestas parecidas), Poco (1 ó 2 vasos a la semana, aproximadamente), Regularmente (3 a 6 vasos a la semana, más o menos), Bastante (2 vasos diarios) y Mucho (3 vasos diarios o más). Para el consumo de licor las posibilidades se redujeron a cuatro: Nunca, Poco (Alguna copa en Navidad o fiestas parecidas), Regularmente (1 a 3 copas a la semana, aproximadamente) y Mucho (Más de 3 copas a la semana).
Para la medida de los conocimientos acerca del tabaco y el alcohol, el cuestionario también incluía 17 ítems de elección cerrada, en cada uno de los cuales se ofrecían 4 posibilidades de respuesta ' siendo sólo una de ellas total ente correcta
Las normas subjetivas se valoraron mediante preguntas acerca del grado en que creen que se enfadarían su padre, su madre, sus profesores o su mejor amigo si supieran que fuma o que consume bebidas alcohólicas.
Se realizó mediante la aplicación informática SPSS/PC+, versión 4.0, utilizando la prueba x2 para la comparación de variables categóricas. En cuanto a las variables continuas (aprovechamiento escolar, expectativas, conocimientos sobre drogas y edad del primer consumo de tabaco y alcohol) se utilizó el Test de Kolmogorov-Smirnov para determinar la normalidad de su distribución, encontrándose que ninguna de ellas presentaba distribución normal, por lo que en su análisis se utilizaron pruebas no paramétricas (Test de Kruskall-Wallis).
Participaran 277 alumnos de 72 curso de E.G.B., de los cuales un 52% eran varones y un 48% hembras. La edad mayoritaria era 12 años (80,9% de los sujetos) apareciendo también un 2'9% de sujetos de 11 años, un 11,9% de sujetos de 13 años, un 3,6% de 14 años y un 0,7% de 15 años.
La clase social del padre fue establecida a través del Indice de Hollingshead, encontrándose un 132% de clase I (Alta), un 184% de clase II, un 21,7% de clase III, un 32,7% de clase IV y un 14'0% de clase V (Baja).
En cuanto al estado civil de los padre, éstos estaban casados en el 94,2% de los casos. En un 1,8% de los casos habla fallecido el padre, en 11 % la madre y en el 2,9% restante de los casos estaban separados o divorciados
El consumo de tabaco obtenido en nuestra muestra (tabla 1) se halla en niveles relativamente bajos, de forma que el consumo de esta droga es minoritario (162% de la muestra) y sólo un 2,5% de los sujetos presenta un consumo alto.
En cuanto al consumo de bebidas alcohólicas, los resultados se recogen también en la tabla 1. En el caso de la cerveza se observa un mayor consumo de este tipo de bebidas, aunque el porcentaje más alto de sujetos consumidores corresponde al consumo de menor cuantía. El consumo de vino presenta magnitudes similares a las encontradas en el caso del tabaco e inferiores a las señaladas para el consumo de cerveza.
En cuanto al consumo de licor, se encontró un 78,7 % de abstinentes totales, un 20,2% de sujetos que beben 'casi nada' (sólo en Navidades o fiestas similares) y un 11 % de alumnos que beben regularmente.
Como se esperaba, y coherentemente con los resultados obtenidos por otros autores (Calafat, Amengual, Mejías el al., 1989; Mendoza, 1987), el consumo de vino en sujetos de esta edad es menor que el consumo de cerveza o licores.
Al igual que en estudios realizados con población similar (Esteban, Lázaro, Nieto el al., 1990), en nuestra muestra se dan relaciones significativas entre los consumos de las distintas drogas, de forma que el hecho de fumar o no se relaciona significativamente con beber o no cerveza (X2=40.09151, P=0.000, Phi=0.39239), con beber o no licor (X2=56.63051, P=0,000 Phi=0.46411) y, aunque en menor grado, con beber o no vino (X2=6.928222, P=0.0313). Igualmente, los consumos de cerveza, vino y licor presentan relaciones significativas entre sí, todo lo cual indica que el consumo de una droga es un factor esencial de riesgo en cuanto al inicio en el consumo de las demás sustancias legales.
En cuanto a la edad del primer consumo de drogas legales, los alumnos que dicen haberse iniciado en el consumo de tabaco (35,7 % del total) o de alcohol (35,4% del total), dicho primer consumo se produce en edades bastante tempranas, generalmente entre los 10 y los 12 años de edad, lo cual supone resultados similares a los obtenidos en otros trabajos (Hap y Joosens, 1985; Mendoza, 1992).
Un indicador fundamental de fracaso escolar es la repetición de curso, por lo que definiremos operativamente esta variable diciendo que un alumno presenta un cierto fracaso escolar si ha repetido alguna vez curso. Los datos indican que sólo un pequeño porcentaje (17%) de los alumnos ha repetido curso en alguna ocasión.
Hemos encontrado una cierta relación (ver tablas 9 y 10) entre la repetición de curso y la cantidad de oferta de tabaco recibida (X2=18.59072, P=0.000, Phi=0.26870), así como entre la repetición de curso y la cantidad de oferta de alcohol recibida (X2=18.20770, P=0.0004), siendo el grupo de alumnos repetidores el que presenta mayor proporción de sujetos que han recibido alguna oferta de estas drogas. Así tenemos que entre los alumnos no repetidores, el 40,87% ha recibido alguna oferta de tabaco y el 32,27 % alguna oferta de alcohol, mientras que estos porcentajes se elevan al 76,6% y 55,32% respectivamente en el caso de alumnos que han repetido curso alguna vez.
La oferta de alcohol (X2=9.43680, P=0.0021, Phi=0.33549), procede de padres o familiares en mayor medida entre los alumnos que no han repetido (ocurre así en el 58,33% de éstos) que entre los alumnos que han repetido curso alguna vez (20%).
En cuanto a haber repetido curso alguna vez no se relaciona con haber probado o no el alcohol, pero sí con haber probado o no el tabaco (X2=4.69376, P=0.0303, Phi=0.13980): han probado el tabaco un 4521% de alumnos que no han repetido curso y un 63,83% de los que sí han repetido.
Del mismo modo, tal como se recoge en la tabla 2, repetir curso se relaciona significativamente con el consumo actual de tabaco (X2=22.23014, P=0.0000, Phi=0.29633), de cerveza (X2=20.17820, P=0.0000, Phi=0.28164) y de licor (X2=20.17820, P=0.000, Phi=0.28164), de forma que los repetidores consumen estas sustancias en mayor proporción que los que no han repetido nunca. En cuanto al consumo de vino, las diferencias entre repetidores y no repetidores aparecen sólo cuando distinguimos entre sujetos abstemios, bebedores experimentales (que sólo han bebido 'casi nada") y consumidores regulares (X2=6.38182, P=0.0411), encontrándose entonces que la proporción de grandes bebedores es mayor entre los repetidores, pero no el porcentaje de bebedores experimentales. Ello es lógico si pensamos que el vino es una bebida asociada a las comidas y al ambiente familiar, distinguiéndose claramente de otros consumos más propios de otros ambientes y que, en consecuencia, se relacionan más con el fracaso escolar.
Además, la repetición de curso se relaciona con la edad a la que se probó el alcohol (X2=8.9623, P=0.0028), siendo -en contra de lo que cabría pensar- los alumnos que no han repetido nunca los que realizan antes su primer consumo de alcohol.
Por lo que se refiere a las normas subjetivas, se encontraron claras relaciones entre la repetición de curso y el rechazo a que consuman tabaco que perciben en su mejor amigo (X2=3.99733, P=0.0456, Phi=0.13114). Hay mayor proporción de alumnos que han repetido que piensan que su mejor amigo no se enfadará nada si supiera que fuma (el 38,3% de éstos piensa así, frente al 23,04% entre los que no han repetido nunca).
Del mismo modo, la repetición de curso se relacionó significativamente con el rechazo a que consuma alcohol percibido en su mejor amigo (X2=7.05760, P=0.0079, Phi=0.17035) siendo también los alumnos repetidores quienes más piensan que su amigo no se enfadará nada si se enterase de que toma alcohol (44,68% frente al 24,35% de los no repetidores)
Sin embargo, resultó sorprendente que repetidores y no repetidores no difieran en su percepción de rechazo a su consumo de tabaco o alcohol por parte de sus padres y profesores, indicando que comparten las formas subjetivas relacionadas con estas personas.
No se encontró ninguna relación significativa entre la repetición de curso y las expectativas de los sujetos en relación al alcohol. Sin embargo, sí hay relación con las expectativas positivas respecto al tabaco (X2=8.0936, P=0.0044), presentando los sujetos que han repetido algún año mayores expectativas positivas respecto a las consecuencias de fumar que los alumnos que no han repetido.
Como se esperaba, se encontraron claras relaciones entre el hecho de haber repetido o no algún curso y la intención de fumar en el futuro (X2=8.52761, P=0.0035, Phi=0.18796), siendo en el grupo de repetidores donde encontramos un mayor porcentaje de alumnos que piensa fumar (34'04% quiere hacerlo, frente al 14,78% entre los que no repetido).
Sin embargo, llama la atención que la repetición de curso no se relacione con la intención de consumir bebidas alcohólicas.
Se esperaba encontrar también relación entre el fracaso escolar y los conocimientos del sujetos acerca del tabaco y el alcohol. Sin embargo tal relación no se produjo.
Otro indicador adecuado para operativizar el, éxito o fracaso escolar es el índice de aprovechamiento escolar calculado como se indicó en el apartado correspondiente. La distribución de frecuencias obtenida se presenta en la tabla 3.
El análisis de los datos puso de manifiesto que esta variable tiene un comportamiento similar al de la repetición de curso, aunque mostrando mayor sensibilidad con respecto a determinados indicadores (ver tablas 9 y 10). Como se esperaba, son los alumnos con menor aprovechamiento escolar los que soportan mayor cantidad de ofertas de tabaco y los que consumen en mayor proporción tanto tabaco como bebidas alcohólicas.
El aprovechamiento escolar se relacionó significativamente con la cantidad de oferta de tabaco recibida (X2=11.5015, P=0.0093), con haber probado o No el tabaco (X2=5.0679, P=0.0244), con el consumo actual de tabaco (X2=22.0042, P=0.0012), con haber probado o no el alcohol (X2 =4.3529, P=0.0369), con el número de veces que se ha embriagado (X2=7.3965, P=0.0065) y con los consumos actuales de cerveza (X2=23.4270, P=0.001), de vino (X2= 3.9959, P=0.0456) y de licor (X2 =6.5092, P=0.0386), siendo los alumnos que soportan mayor cantidad de ofertas de tabaco y que mantienen mayores consumos los que presentan menores índices de aprovechamiento escolar.
En cuanto a las normas subjetivas, se encontraron relaciones significativas entre aprovechamiento escolar y el grado en que piensan que se enfadaría su madre (X2=8.4066, P=0.0383), sus profesores (X2=9.6109, P=0.0222) o su mejor amigo (X2=10.3090, P=0.0161) si supieran que fuma, siendo los alumnos que piensan que no se enfadarían nada los que presentan menores índices de aprovechamiento escolar. En cuanto al consumo de alcohol, también se relacionó esta variable con el grado en que piensa que se enfadarían su padre (X2=8.5149, P=0.0365), su madre (X2=8.9467, P=0.0300), sus profesores (X2=12.0230, P=0.0073) o su mejor amigo (X2=11.3725, P=0.0099) si supieran que bebe alcohol, correspondiendo siempre los menores aprovechamientos a los alumnos que piensan que no se enfadarían nada.
La variable aprovechamiento escolar se relacionó con la intención de beber alcohol en el futuro (X2=8.2715, P=0.0407) y de fumar en el futuro (X2=16.4663, P=0.0009), siendo los alumnos que piensan fumar o beber más pronto, los que presentan menores aprovechamientos.
Al contrario que en el caso de la repetición de curso, la variable aprovechamiento escolar mostró una correlación positiva significativa (r=0.2984, P=0.001) con los conocimientos sobre el tabaco y el alcohol, lo cual matiza los resultados obtenidos, indicando que la información pueda constituir un elemento que colabore en la reducción del consumo, puesto que los alumnos con alto aprovechamiento tienen mayor información y presentan menores consumos.
El análisis de los datos muestra que los sujetos encuestados tienen buenas relaciones con sus profesores: el 62,5% se llevan bien y el 19,9% se llevan muy bien con sus profesores, mientras que un 17,0% se lleva mal y un 0,7% se lleva muy mal con ellos.
La calidad de su relación con los profesores guarda relación con la cantidad de oferta de tabaco (X2=15.56390, P=0.0001, Phi=0.24652) y de alcohol recibidas (X2=8.34321, P=0.0039, Phi=0.22264), de forma que los sujetos que se llevan mal o regular con sus profesores son los que han recibido en mayor proporción alguna oferta de tabaco (el 73,47% ha recibido alguna, frente al 41,27 entre los que se llevan bien con sus profesores) y de alcohol (el 55,11% ha recibido alguna oferta de alcohol, frente al 32,01 entre los que mejor se llevan con sus docentes).
La calidad de la interacción profesor- alumno se relaciona también significativamente con el haber probado o no el tabaco (X2=21.73491, P=0.0000, Phi=0.28958) y haber probado o no el alcohol (X2=12.58776, P=0.0004, Phi=0.22264). Como se esperaba, son los alumnos que peor se llevan con sus profesores los que han probado en mayor proporción el tabaco (el 79,59% lo ha hecho) y el alcohol (el 73,47% lo ha probado), mientras que estos porcentajes se reducen al 41,66% y al 44,30% respectivamente cuando se trata de alumnos que se llevan bien o muy bien con sus profesores.
En relación al consumo actual de drogas, la calidad de la relación con los profesores se relacionó con el consumo de tabaco (X2=11.65937, P=0.0006, Phi=0.21497) y con el consumo de cerveza (X2=14.97856, P=0.0001, Phi=0.24409), siendo los alumnos con peores relaciones los que consumen en mayor proporción estas sustancias (ver tabla 4).
El consumo de vino se comportó de una forma ligeramente distinta al de cerveza en tanto que no aparecieron diferencias de consumo en función de la relación con los profesores si consideramos sólo dos categorías de sujetos (bebedores y abstemios). Fue necesario considerar tres clases de sujetos (abstemios, bebedores experimentales y bebedores regulares) para que se observara una relación significativa (X2=7.60646, P=0.0223) con la relación con los profesores, observándose un 8,20% de bebedores habituales de vino entre los que se llevan mal o regular con los profesores y sólo un 1,76% entre los que tienen mejores relaciones con ellos.
En cuanto al consumo de licor, no se observó ninguna relación significativa con la calidad de la relación mantenida con el profesorado, lo cual hace pensar que, como se ha visto en otros estudios, el vino y los licores mantienen pautas de consumo distintas a la cerveza y son menos propios del tipo de alumno que venimos definiendo en función de las variables asociadas a la actividad escolar (bajo rendimiento académico, malas relaciones con profesores, etc.)
Por lo que se refiere a las normas subjetivas, la relación que los sujetos establecen con sus profesores se relaciona significativamente con el rechazo a fumar que esos sujetos perciben en dichos profesores (X2=10.51494, P=0.0147) y en su mejor amigo (X2=17.85697, P=0.0005). En este sentido, el 22,44% de los sujetos que se llevan mal o regular con sus profesores piensan que a éstos no les molestaría nada saber que fuman, mientras que sólo el 7,45% de los alumnos que se llevan bien o muy con ellos piensan lo mismo. Igualmente, el 46,94% de los sujetos que peor se llevan con sus profesores considera que a su mejor amigo no le importa nada que fume, mientras que este porcentaje se reduce al 21,05% de los sujetos que se llevan bien con sus educadores. Sin embargo, estos dos grupos no difieren en cuanto al rechazo a que fume percibido en sus padres.
En cuanto al rechazo a que beba alcohol percibido, comparados con los alumnos que se llevan mejor con los profesores, los que se llevan peor con ellos piensan en mayor proporción que no se enfadarían nada su madre (10,41% frente al 2,65%), sus profesores (24,48% frente al 8,77%) o su mejor amigo (51,02% frente al 22,80%) si supieran que consume bebidas alcohólicas. En relación al rechazo percibido en el padre, para obtener una relación significativa fue necesario considerar los sujetos que perciben nada o poco rechazo por un lado y los que perciben bastante o mucho rechazo por otro, encontrándose entonces que entre los que se llevan mal o regular con los profesores hay un 22,44% que piensa que su padre se enfadaría poco o nada si supiera que bebe alcohol, mientras que este porcentaje es del 10,31% en el caso de los sujetos que se llevan bien o muy bien con sus profesores.
Todo ello pone de manifiesto que los sujetos que mantienen peores relaciones con sus profesores son también los que tienen unas normas subjetivas más tolerantes en cuanto al consumo de drogas legales, pensando en mayor proporción que los demás no rechazarán su consumo.
Por último, la relación mantenida con los profesores se relacionó significativamente con la intención de fumar en el futuro (X2=7.42402, P=0.0064, Phi=0.17601), de forma que los sujetos que se llevan peor con sus profesores son los que desean fumar en el futuro en mayor proporción (un 32,65% piensa hacerlo, frente a un 14,91% entre los que se llevan bien con el profesorado).
En cuanto a la intención de consumir alcohol en el futuro, se aprecia la misma relación (X2=6.49966, P=0.0108, Phi=0.16460), siendo también los alumnos que mantienen una relación peor con ellos los que más piensan beber en el futuro (el 36,74% quiere beber en el futuro, frente a un 18,86% entre los que mejor se llevan con sus profesores).
Los alumnos encuestados se llevan generalmente bien (37,5% de los casos) o muy bien (57,4%) con sus compañeros de clase. Sólo un 4,7% de los sujetos se lleva regular con ellos y un 0,4% mantiene malas relaciones con sus compañeros.
Esta relación con sus compañeros no correlaciona con la cantidad de oferta de tabaco o alcohol que reciben, ni con la procedencia de la oferta de tabaco. En cambio, sí se relaciona significativamente con el origen habitual de la oferta de alcohol que reciben (X2=4.12178, P=0.0423, Phi=0.24895): en el 100% de los sujetos que se llevan mal con sus compañeros, la oferta procede de amigos u otras personas y nunca de padres o familiares. Sin embargo, entre los alumnos que se llevan bien o muy bien con sus compañeros, sólo en el 48,35% de los casos la oferta de alcohol procede de amigos u otros y en el 51,65% procede de padres o familiares.
En cuanto a las normas subjetivas, la relación con los compañeros correlaciona significativamente (X2=4.07095, P=0.0436, Phi=013771) con el rechazo a que fume percibido en su mejor amigo, de forma que la proporción de sujetos que piensan que su amigo se enfadaría poco o nada si supiera que fuma es del 78,57% entre los que peor se llevan con sus compañeros de clase y del 47,15% entre los que mejor se llevan con ellos.
Entre los sujetos que se llevan mal con sus compañeros, existe mayor proporción de alumnos que piensan que su amigo no se enfadaría nada si supiera que bebe alcohol (6428% de los sujetos, frente al 25'85% entre los que se llevan bien con sus compañeros) (X2=7.96007, P=0.0048, Phi=0.18791).
Sin embargo, no se encontró relación significativa entre la relación con los compañeros y el rechazo a que consuman alcohol o tabaco percibido en su padre-madre o profesores, así como tampoco se obtuvo relación significativa con los consumos actuales de drogas legales, las expectativas respecto a las consecuencias de tales consumos, la intención de consumir en el futuro o el nivel de conocimientos sobre el tabaco y el alcohol (ver tablas 9 y 10).
Se preguntó a los sujetos cuánto les gustaba ir al colegio, obteniéndose un 7,9% que no le gusta cada, un 11,6% que le gusta poco, un 39,7 % que le gusta regular, un 30'7% que les gusta bastante y un 10,1 % que les gusta mucho.
Se observó una relación significativa (X2=18.51079, P=0.0000, Phi=0.26764) entre el nivel de agrado experimentado por el sujeto al ir al colegio y la cantidad de oferta de tabaco recibida, habiendo recibido alguna oferta de esta droga el 74,08% de los alumnos que menos les gusta ir al colegio y sólo el 40,36% de los alumnos que les gusta regular, bastante o mucho. Del mismo modo, esta variable se relacionó con la cantidad de oferta de alcohol recibida (X2=16.20797, P=0.0010) encontrándose un 55,36% de alumnos a los que les gusta poco o nada ir al colegio y que han recibido alguna oferta de alcohol y un 31,39% de sujetos a los que más les gusta ir al colegio en la misma situación.
El nivel de agrado por ir al colegio no se relacionó con la procedencia de la oferta habitual de tabaco, pero sí con el origen de la oferta de alcohol (X2=32.09446, P=0.0000), encontrándose entre los sujetos a quienes menos gusta ir al colegio un porcentaje mucho menor de oferta de alcohol procedente de padres o familiares (22,38% de los casos, frente al 60,61% en el caso de niños a quienes más les gusta ir al colegio) y, en contrapartida, un mayor porcentaje de oferta procedente de amigos u otras personas.
Se encontraron también relaciones significativas entre el nivel de agrado por ir al colegio y el hecho de haber probado o no el tabaco (X2=31.61951, P=0.0000) siendo los alumnos a quienes menos les gusta ir al colegio los que lo han probado en mayor proporción (el 81,48% lo ha hecho, frente al 40,36% entre los que más les gusta ir al colegio).
Similares resultados se obtuvieron en relación al hecho de haber probado o no el alcohol (X2=32.09446, P=0.0000), siendo también los sujetos que van con menos agrado al colegio los que lo han probado en mayor proporción (el 74,07% lo ha hecho, frente al 43,49% entre los que van con más agrado).
En cuanto al consumo actual de drogas legales, se encontró relación significativa de esta variable con el consumo de tabaco (X2=10.09511, P=0.0015, Phi=0.20326), con el consumo de cerveza (X2=16.59874, P=0.0000, Phi=0.25592), y con el consumo de vino (X2=5.54576, P=0.0195, Phi=0.15385) (Tabla 5).
El agrado con que los alumnos van al colegio no se relacionó con el rechazo a que fumen o beban percibido en sus padres, pero sí con el grado en que piensan que se enfadarían sus profesores (X2=12.20294, P=0.0005, Phi=0.21987) o su amigo si les vieran fumar (X2=18.51879, P=0.0000, Phi=0.26768). Del mismo modo se relaciona con el rechazo a que beba percibido en sus profesores (X2=10.86699, P=0.0010, Phi=0.20783) o en sus amigos (X2=11.55888, P=0.0007, Phi=0.21339) (ver tabla 6).
Se encontró una relación significativa entre el nivel de agrado por ir al colegio y las expectativas positivas del sujeto respecto a las consecuencias de beber alcohol (X2=12.5087, P=0.039), encontrando los mayores niveles de expectativas positivas en los sujetos que van con menos agrado al colegio, sin embargo, no se encontró relación alguna con las expectativas negativas respecto a beber o fumar.
En cuanto a las expectativas de consecuencias positivas que los sujetos esperan de consumir tabaco, se encontró también relación de esta variable con el nivel de agrado por el colegio (X2=12.7871, P=0.0124), siendo también los alumnos que muestran menor nivel de agrado los que esperan más consecuencias positivas de fumar.
Coherentemente con los resultados anteriores, también apareció relación significativa entre el nivel de agrado experimentado por el sujeto al ir al colegio y la intención de fumar (X2=14.79092, P=0.0001, Phi=0.24292) y de beber (X2=9.92641, P=0.0016, Phi=0.20030) en el futuro (Ver tabla 7).
Por último, los sujetos a quienes menos gusta ir al colegio son también los que menos saben acerca de las drogas legales (X2=12.1928, P=0.0160).
Otro de los indicadores de éxito escolar considerados es el interés por los temas escolares. En conjunto, los alumnos mostraron un moderado interés por los temas que estudian en clase. Al 51% de alumnos les interesan muy poco, al 7,9% poco, al 40,4% les interesan regular, al 39,4% bastante y al 7,7% les interesan mucho.
Los alumnos que se interesan muy poco, poco o regular son quienes han recibido ofertas de tabaco (el 60,34% de éstos la ha recibido) y de alcohol (el 42,57% la ha recibido) en mayor proporción, descendiendo estos porcentajes al 31,88% y 28,68% respectivamente entre los alumnos que se interesan bastante o mucho por dichos temas.
En cuanto a la persona de quien procede la oferta (ver tablas 9 y 10), no se encontró relación con el origen de la oferta de tabaco, pero sí con el origen de la oferta de alcohol (X2=5.49542, P=0.0191, Phi=0.25950) encontrándose mayor proporción de oferta habitual procedente de padres o familiares entre los alumnos con elevado nivel de interés (es éste el origen en 65,71% de estos alumnos, frente al 38,71% entre los de bajo nivel de interés). En contrapartida. los alumnos con bajo interés informan que la oferta procede de amigos u otras personas en mayor proporción que los alumnos con alto interés.
El interés por los temas estudiados en el colegio está también relacionado con haber probado o no el tabaco (X2=10.90542, P=0.0003, Phi=0.22309) y el alcohol (X2=13.58952, P=0.0002, Phi=0.22873), siendo los alumnos que muestran menos interés los que más han probado el tabaco (el 58,78 % lo ha hecho, frente al 36,43% de los más interesados) y el alcohol (el 60,13% lo ha probado frente al 37,21% de los que muestran mayor interés).
También se encontró relación de esta variable con la edad a la que se produjo el primer consumo de tabaco (X2=9.9845, P=0.0407) pero, paradójicamente, son los alumnos que informan menor interés los que comenzaron más tarde a fumar. Por el contrario no apareció relación alguna con la edad del primer consumo de alcohol.
En cuanto al consumo actual, también se encontró relación entre el interés por los temas escolares y un menor consumo de tabaco (X2=11.65937, P=0.0006, Phi=0.21497), de cerveza (X2=10.42821, P=0.0012, Phi=0.20287), pero no con los consumos de vino y licores (Tabla 8).
En cuanto a las normas subjetivas, el interés de los alumnos por los temas que estudian en clase no se relacionó con el rechazo percibido en sus padres respecto a que fume o beba, pero sí con el grado en que piensan que se enfadarían sus profesores si supieran que fuma (X2=16.32833, P-0.0026) o si supieran que bebe (X2=15.65150, P=0.0035), siendo los sujetos con menores niveles de interés, los que atribuyen en menor proporción altos niveles de rechazo de su consumo a los profesores.
Los alumnos con menores niveles de interés son los que piensan en mayor proporción que su amigo no se enfadaría nada si supiera que fuma (33,8%, frente al 16,3% entre los alumnos más interesados) o si supiera que bebe (33,8%, frente al 20,9% entre los que muestran mayor interés).
También se encontró relación significativa entre el interés por los temas escolares y las expectativas mantenidas por los sujetos en cuanto a las consecuencias negativas (X2=13.6594, P=0.0085) y en cuanto a las consecuencias positivas (X2=16.9169, P=0.0020) derivadas del consumo de tabaco, siendo los alumnos con menor interés los que presentan puntuaciones más bajas en expectativas negativas y más altas en expectativas positivas respecto a las consecuencias de fumar.
Por último, se encontró relación del interés por los temas que estudian en clase con la intención de beber (X2=8.29414, P=0.0040, Phi=0.18177) y de fumar (X2=13.62278, P=0.0002, Phi=0.23117) en el futuro, de manera que, entre los alumnos con menos interés, el 291 % piensa beber en el futuro y el 26,4% y piensa fumar en el futuro (frente al 14,0% y 8,5%, respectivamente entre los alumnos con mayor interés).
En relación al nivel de conocimientos sobre el tabaco y el alcohol, paradójicamente no se encontró, relación alguna con el interés por los temas escolares, demostrando una vez más que las drogas legales no es un tema como los demás para los alumnos.
La mayoría de las variables asociadas a la actividad escolar que se han estudiado, han aparecido relacionadas significativamente en alguna medida con el consumo de drogas legales (ver tablas 9 y 10).
Sólo la relación con los compañeros ha mostrado escasa relación con las variables analizadas.
La repetición de curso, el índice de aprovechamiento escolar, la relación con los profesores, el gusto por ir al colegio y el interés por los temas escolares se han relacionado significativamente con el consumo actual de tabaco y cerveza, encontrándose una mayor proporción de consumidores de estas dos sustancias entre los alumnos que han repetido curso, tienen bajo aprovechamiento escolar, se llevan peor con sus profesores, les gusta poco ir al colegio y apenas les interesan los temas que allí estudian.
El consumo de vino tiene en muchos casos un carácter familiar que puede explicar las diferencias respecto al consumo de otras drogas legales, de forma que sólo el consumo regular (pero no el experimental) se asocia a la repetición de curso y a la relación con los profesores, encontrándose mayor número de bebedores regulares de vino que han repetido o se llevan mal con sus profesores.
El consumo de licor se asocia exclusivamente a la repetición de curso y al aprovechamiento escolar, no relacionándose con ninguna otra de las variables consideradas y confirmándose las ya mencionadas diferencias del vino y los licores respecto a la cerveza y el tabaco, estando los consumos de estos últimos más relacionadas con el tipo de alumno definido por variables asociadas al fracaso escolar.
La única variable que no ha mostrado relaciones con ninguna de las variables de consumo actual estudiadas es la relación con los compañeros, lo cual es coherente con los hallazgos de otros autores (Urmeneta, 1988). Sin embargo, ello no significa que el modo en que se relaciona con sus compañeros de clase no influya indirectamente en sus consumos de drogas, puesto que sí se ha observado que los alumnos que peor se llevan con sus iguales son también los que piensan en mayor proporción que éstos no se enfadarían nada si supieran que fuma o bebe y, por otro lado, son los que reciben mayor proporción de oferta procedente de amigos u otras personas distintas de familiares. Por lo tanto, aunque la forma en que se llevan con sus compañeros no se relaciona con sus consumos a esta edad ni con la intención de consumir en el futuro, sí parece probable que una peor relación con los compañeros pueda favorecer el consumo futuro.
Aunque los sujetos que no repiten curso, que se llevan bien con sus profesores, que les gusta ir al colegio o que les interesa lo que allí estudian reciben menos oferta de tabaco y alcohol, sí hay que subrayar que, en el caso del alcohol, esa oferta procede en mayor proporción de padres o familiares que en el caso de los alumnos que han repetido curso o están peor adaptados al ambiente escolar (ver Tabla 10). Ello pone de manifiesto que la familia juega un papel fundamental en el desarrollo del consumo de alcohol, especialmente en el caso de niños bien integrados en el medio escolar, mientras que aquellos que están peor integrados parecen tender a refugiarse en los amigos, siendo éstos su fuente de oferta de alcohol más habitual.
De este modo, los niños que no han repetido curso, que se llevan mejor con sus compañeros, que les gusta ir al colegio y lo que allí estudian, es probable que pasen más tiempo con su familia y de ahí que reciban menos cantidad de oferta de alcohol y que ésta proceda fundamentalmente de padres o familiares. Ello es coherente con el hecho de que los niños no repetidores hayan probado antes el alcohol que los que han repetido algún año, puesto que la presencia del alcohol en la mayoría de los hogares y el origen de tal oferta (padres o familiares) hace más probable que la oferta, aunque sea cuantitativamente menor, se produzca antes. Igualmente, esta explicación es coherente con el hecho de que la repetición de curso (al contrario que el aprovechamiento escolar), la relación con los compañeros, el gusto por ir al colegio y el interés por los temas escolares no se relacionen con el rechazo percibido en los padres o profesores a su consumo de alcohol.
Sin embargo, esta mayor proporción de oferta familiar no parece relacionarse con una mayor proporción de consumidores de alcohol, de tal forma que los alumnos que no repiten, o se llevan bien con sus profesores, o les gusta el colegio y o les interesan los temas que allí estudian, son también los que menos alcohol consumen. Es probable que tales ofertas se produzcan en el marco de las comidas o las fiestas familiares y que generen consumos muy puntuales que difícilmente llegan a mantenerse en la actualidad. En este sentido, no repetir curso, llevarse bien con los profesores, ir gustosamente al colegio o interesarse por los temas escolares, son factores de protección frente al consumo de alcohol, incluso a pesar de que la oferta de padres o familiares propicia consumos tempranos de esta droga.
En contra de lo que cabría esperar, los resultados obtenidos para la variable "repetición de curso" se diferencian claramente de los obtenidos al analizar la relación del índice de aprovechamiento escolar con las variables asociadas al consumo de alcohol. En este sentido, llama la atención que el aprovechamiento escolar no guarde relación con algunas variables que sí se relacionan con la repetición de curso y viceversa, dando la impresión de que mantienen relaciones complementarias respecto a las variables asociadas al consumo estudiadas.
Aunque no se ha demostrado relación entre el aprovechamiento escolar y la cantidad de oferta de alcohol recibida, con el origen de ésta o con la edad del primer consumo de alcohol, sí se han encontrado relaciones significativas, tanto con el consumo actual de alcohol, como con variables tan importantes para predecir grupos de riesgo como son haber probado el alcohol, haber llegado a la embriaguez, la intención de beber en el futuro o el rechazo que el sujeto percibe en sus padres o profesores a que consuma bebidas alcohólicas.
Por lo tanto, aunque tanto la repetición de curso como el índice de aprovechamiento escolar se relaciona con los consumos de alcohol, un índice de aprovechamiento escolar como el aquí utilizado es más recomendable que la repetición de curso para definir grupos de riesgo, puesto que nos permite identificar grupos en los que es más probable que los sujetos prueben el alcohol, se emborrachen, piensen que a sus padres o profesores no les importa que beban, tengan intención de beber en el futuro o tengan menos conocimientos sobre drogas legales.
Este comportamiento diferente de las variables "repetición decurso" y "aprovechamiento escolar" puede deberse a que esta última exige esperar a que se produzca la repetición para detectar el fracaso, mientras que la primera puede, detectarlo de forma más inmediata.
En cuanto a los datos obtenidos acerca de la relación de las variables de consumo de tabaco y las variables ligadas a la actividad escolar elegidas, puede observarse en la tabla 9 que "relación con los compañeros" es la única que no se relaciona apenas con las variables relacionadas con el consumo. Por el contrario, no repetir curso, un alto índice de aprovechamiento, buena relación con los profesores, ir con gusto al colegio e interesarse por los temas allí estudiados, son factores que protegen de la oferta y del consumo de tabaco, de manera los alumnos que están en esas situaciones, reciben menos cantidad de oferta de tabaco, prueban en menor proporción esta droga, presentan menor porcentaje de fumadores y tienen, también en menor proporción, intención de fumar en el futuro.
Es sorprendente, sin embargo, que los alumnos con alto interés por los temas escolares sean quienes antes prueban el tabaco, aunque fumen menos actualmente que los que tienen bajo interés. Probablemente esto se explique porque su curiosidad por los temas escolares se extienda también a nuevas experiencias como fumar.
Todo ello nos lleva a pensar que el consumo de drogas legales en escolares no es una simple reacción al fracaso escolar, que lleve al niño a aislarse de sus compañeros y a refugiarse en el consumo de drogas. De hecho, la relación con los compañeros es la única variable de las estudiadas que tiene escasa relación con el consumo de alcohol o tabaco. Por el contrario, son varios los factores asociados a la actividad escolar que se relacionan con el consumo de drogas legales y con diferentes variables asociadas a dicho consumo. En este sentido, es más probable que niños con bajos niveles de aprovechamiento escolar, malas relaciones con los profesores, que van a disgusto al colegio o que se interesan poco por los temas que estudian, lleguen a consumir tabaco y alcohol en el futuro.
En relación a las estrategias de prevención, a la vista de estos resultados parece necesario realizar un esfuerzo suplementario para motivar a los alumnos y lograr así un mayor interés por los temas escolares y un mejor aprovechamiento. Igualmente, será necesario facilitar e establecimiento de buenas relaciones entre profesores y alumnos. Por el contrario, parece que la relación con los compañeros tiene poca influencia sobre el consumo de drogas legales.
Entre todas las variables, el índice de aprovechamiento escolar es la que más relaciones significativas ha permitido establecer con las diferentes variables asociadas al consumo de tabaco y alcohol y, en consecuencia, debería ser la elegida para establecer grupos de riesgo cuando no podamos incluir todas las demás, siendo mucho más recomendable que la repetición de curso para operativizar el fracaso escolar.
Por el contrario, parece que no tiene demasiado interés incluir preguntas acerca de la relación con los compañeros en cuestionarios relacionados con el consumo de tabaco o alcohol, o en pruebas destinadas a establecer grupos de riesgo de consumo de tales sustancias, puesto que esta variable apenas se relaciona con dichos consumos.
Este trabajo se ha realizado con la colaboración de la Consejería de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha.