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REFLEXIONES

PIAGET Y LA PSICOLOGÍA

José Luis Pinillos

Profesor emérito de Psicología Universidad Complutense de Madrid


RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

KEY WORDS


RESUMEN

En este artículo se señala la importancia de debatir la teoría de Piaget desde una perspectiva que lo sitúa en el origen de su formación científica y filosófica. Explica las tensiones que subyacen a sus planteamientos acerca del desarrollo del conocimiento humano, sugiriendo debates clave entre su ontogénesis y su sociogénesis, y su lucha por superar tanto el psicologismo como el logicismo en el desarrollo de su teoría.

ABSTRACT

This article relies on the importance of discussing Piaget's theory from a perspective which places him at the origins of his training as a scientists and a philosopher. It studies the strains underlying his expositions about the development of the human knowledge, suggesting key discussions between his "ontogenesis" and his "sociogenesis", and it shows his fight to overcome the psychologism and the logicism while developing his theory.

PALABRAS CLAVE

Piaget, conocimiento, ontogénesis, sociogénesis, operaciones cognitivas.

KEY WORDS

Piaget, knowledge, ontogenesis, sociogenesis, cognitive operations.


Agradezco a los organizadores de este ciclo y a mis colegas la distinción de que me han hecho objeto al confiarme esta conferencia sobre Jean Piaget y la Psicología. Ahora bien, dada la amplitud y complejidad de la obra de Piaget, en lugar de hablar de todo un poco, esto es, en vez de aludir apresuradamente a las cuestiones que van a tocar con mayor competencia los profesores que intervendrán en los próximos días, he optado por elegir un punto crítico, del que quizás no se habla demasiado, pero que en mi opinión tiene importancia a la hora de situar la figura del gran psicólogo y pensador suizo en un marco epistemológico actual.

Siempre he tenido la impresión de que el carácter dual de la formación de Piaget, científico natural por un lado, con el zoólogo P. Godet en Neuchâtel o E. Bleuler en psiquiatría, y humanista por otro, con filósofos como L. Brunschvicg, A. Lalande, H. Bergson o A. Reymon, se ha dejado sentir en su trayectoria intelectual. En otras palabras, creo que el eterno problema de las dos culturas no es del todo ajeno a las fluctuaciones que, a mi parecer, se manifiestan en la teoría psicológica de Piaget, que por evitar el psicologismo naturalista de su tiempo se acerca al logicismo estructuralista posterior. Naturalmente, a una obra tan compleja como la suya no se la puede hacer justicia en los 45 minutos de una conferencia, y menos aún si el conferenciante posee unos conocimientos tan insuficientes como los míos. Mi única pretensión es someter a la consideración de ustedes la hipótesis de que en el pensamiento de Piaget late una tensión de fondo que quizá convendría contemplar desde la perspectiva de la actual complejidad de la ciencia.

Me refiero básicamente a lo siguiente. Aunque Piaget subrayó desde el primer momento la importancia de la acción, recurrió luego al estructuralismo, es decir, a un sistema estático que bordea el logicismo. De ser cierto, esto implicaría una cierta contradicción, tal vez muy productiva, pero que en todo caso debería ser explicada. En este punto, los continuadores de Piaget se hallan obligados a "salvar el fenómeno" (si es que no lo han hecho ya).

Pondré un ejemplo. En el estudio psico-evolutivo de la capacidad cognitiva humana entiende Piaget que es a través de la ontogénesis de las conductas, a través del crecimiento del niño, como se puede comprender la racionalidad humana. Sólo que unas veces Piaget parece tener in mente un concepto fuerte de la ontogénesis, mientras en otras ocasiones da la impresión de que se trata, por decirlo así, de una ontogénesis más lamarckiana, que admite la "asimilación genética" a lo Waddignton o lo que también se ha llamado "herencia adquirida". Lo cual evidentemente permite incluir en el proceso un factor cultural activo. De hecho, en la Epistemología genética Piaget afirma que el conocimiento ha de explicarse no sólo por los orígenes psicológicos de los conceptos y operaciones sobre los que descansa, "sino también por su sociogénesis".

Piaget sostiene que ciertas capacidades primitivas para ordenar o categorizar los fenómenos -las formas de la sensibilidad, esto es, "espacio y tiempo", o categorías como la causalidad, dependen de otros más primitivas todavía. Sus primeros trabajos dan a entender que el concepto que el niño tiene de la naturaleza es producto de un sistema "naturalista" de codificación. La coordinación visuo-manual, vaya por caso, presupone la existencia previa de modelos innatos de espacio y de objetos. El orden y la generatividad de la conducta no es, como en Skinner, producto del ambiente. Se halla, por el contrario, prefijado ab origine, igual que lo está la forma de un molusco, dispuesto a comer lo que entre en su sistema de nutrición. Más aún, el desarrollo de esa codificación se halla regulado genéticamente por un orden natural, el de los estadios, que no es modificable socialmente.

Es decir, Piaget admite una interacción entre el organismo y su medio, en la cual sin embargo confiere prioridad a la naturaleza. El proceso que interviene en la formación de todo conocimiento consiste en una integración, es una "asimilación" del objeto a partir de una acción sobre él, que se halla, esta es la cuestión, básicamente prefijada por la genética, al menos por lo que respecta a la cronología de su aparición. En definitiva, lo que quiero decir es que el conocimiento es para Piaget el resultado de unas operaciones sobre objetos, cuya génesis está prefijada por factores que a veces parecen operar extramuros de la sociogénesis. Es más, son los que a última la hacen posible.

A este respecto son bien conocidas las polémicas que, en tomo a este problema, Piaget mantuvo a lo largo de su vida con Vigotski, con Leontiev o con Jerome Bruner. No es que Piaget, entendámonos, no asignara al lenguaje un papel en el desarrollo cognitivo. No es que Piaget defendiera un punto de vista "genético" rígido, en el sentido fixista de dar a la herencia un peso decisivo en este asunto. Las tendencias lamarckistas de Piaget no fueron nunca un secreto. Su amplio concepto de adaptación (acomodación/asimilación) implicaba que el ambiente provoca cambios en la estructura cognitiva. Y su manera de situarse a nivel del niño en los experimentos, y en la enseñanza, refuerzan este punto sobre el que Barbel Inhelder elaboró un puntual informe. No obstante lo cual, a la hora de la verdad los estudios de remedial teaching o los métodos psicopedagógicos de ayuda al desarrollo de la inteligencia los despachaba Piaget con alguna frase irónica, que finalmente aludía siempre a la question americaine. A pesar de sus referencias a la sociogénesis, Piaget nunca aceptó, que yo sepa, la posibilidad de acelerar el desarrollo cognitivo por la acción de factores culturales. Hacia 1980, yo mantuve una larga conversación sobre este punto con Mme. Inhelder, que me pareció también bastante reacia a admitir una mediación cultural en este problema, a pesar de la evidencia favorable que hay al respecto.

Por supuesto, Piaget acepta que el desarrollo del conocimiento es el resultado de un proceso de maduración y aprendizaje. Sólo que luego lleva este asunto a un terreno estructuralista que bordea el logicismo. Esta es la cuestión. En un determinado momento de su desarrollo, pero no antes, el niño, valga el ejemplo, alcanza a mantener la identidad de un objeto que se transforma, y lo hace por virtud de unas determinadas reglas que, a diferencia de las leyes físicas, son violables, es decir, son cualitativamente distintas de ellas. Lo cual evidentemente plantea el problema filosófico de explicar cómo de un nivel de causación física se pasa a un nivel de implicación lógica.

Dicho de otra forma, Piaget entiende que el crecimiento de la reversibilidad de la inteligencia a lo largo del desarrollo se opone a la irreversibilidad del sistema motor y del perceptivo. Mientras que en el nivel de las operaciones concretas las dos formas de reversibilidad aparecen como dos procesos paralelos, en el nivel de las operaciones formales constituyen por el contrario un sistema único: el grupo INRC. Este grupo es en realidad el grupo de Klein de permutaciones de cuatro signos, que permite llevar a cabo una deducción estructural de distintos tipos de conducta. Piaget lo ha utilizado para dar cuenta del carácter de necesidad con que se imponen al entendimiento las leyes de la lógica. Lo llama INCR porque se trata de una estructura operatoria que constituye el grupo de 4 transformaciones -I (idéntica), N (negación o inversa), R (recíproca) y C (correlativa)que se pueden aplicar a las 16 operaciones posibles entre dos proposiciones atómicas, para determinar sus valores de verdad o falsedad. Lo cual, sin embargo, deja en el aire la cuestión de cómo se salva el abismo que separa la causación de la implicación, a la que el propio autor alude alguna vez.

Konrad Lorenz se planteó este mismo problema en su estudio de 1942 sobre la relación entre el apriori kantiano y la evolución de las especies. En este sentido, es interesante constatar la analogía y, a la vez, la discrepancia de las posturas de Piaget y Lorenz en lo relativo a los instintos. Hay una parte del trayecto en que Piaget y Lorenz van de par, y otra en la que separan. El biólogo del conocimiento, piensa Lorenz, debe preguntarse si la razón humana no es algo que se ha desarrollado orgánicamente a la par que el cerebro, por evolución de la materia. ¿Serían las leyes/reglas necesarias de la razón las mismas que son si los organismos primero, y luego el hombre, estuvieran equipados con unos sistemas nerviosos centrales completamente distintos de los que tenemos? Pero además, ¿cabe imaginar fundadamente que un órgano como el cerebro, que se ha desarrollado a partir de la materia en constante relación con la naturaleza, haya quedado tan desconectado de ésta, hasta el punto de que los fenómenos que conoce carezcan de una conexión intrínseca con las "cosas en sí", como si ambas formas de realidad fueran independientes? ¿Es sensato suponer que las leyes que rigen nuestro aparato cognitivo y sus operaciones carezcan de una correspondencia profunda con las leyes del mundo real de que proceden?

En una palabra, Lorenz tiende a salvar evolutivamente el abismo entre lo sensible y lo ultrasensible que Kant intentó salvar por la vía trascendental, mientras que Piaget remite a una concordancia no muy bien explicada entre los estadios del crecimiento del niño y su acceso al creciente nivel de las operaciones cognitivas, que finalmente son recogidas por el sistema INRC. Y digo que la concordancia no está muy bien explicada, porque a pesar de todos los esfuerzos de Piaget por aclarar la índole de la asimilación, no se salva de aproximarse a un paralelismo similar al de Wundt, es decir, al que llevó a Wundt a negar la posibilidad de una psicología experimental del pensamiento. No digo que el problema sea exactamente el mismo, pero se le parece. Dicho muy crudamente, Piaget trata de evitar los riesgos del psicologismo a la vez que de evitar el peligro del logicismo. Entre ambos tipos de escollos efectúa su navegación.

Al Piaget joven todavía le alcanzó la resaca del psicologismo naturalista del siglo XIX. John Stuart Mill afirmaba la identidad de las leyes de la lógica y las de la psicología (psicología y lógica era aún una asignatura que aún se estudiaba en el Bachillerato de mi época). Husserl, sin embargo, en su refutación del psicologismo, puso de relieve la diferencia que hay entre el hecho contingente de conocer aquí y ahora un enunciado de carácter necesario, y la validez intemporal de su contenido. La proposición 2 + 2 = 4 posee un carácter necesario independiente de ser conocido por este o aquel sujeto en este o aquel momento: el acto cognoscitivo es contingente, pero el significado de la proposición es contingente. La refutación de Husserl, apoyada en precedentes kantianos, consiguió desterrar en gran medida las teorías psicologistas respecto de la posible reducción de las reglas de la lógica a las de la psicología. Pero quizá ello ocasionó una reducción de signo opuesto a la del psicologicismo, o sea, el logicismo. A Piaget se le ha acusado de ello y en alguna medida la transposición que hace de las operaciones lógicas al desarrollo de la inteligencia podría dar pie a esa acusación. Se le ha objetado que no hay realmente ninguna garantía de que las operaciones cognitivas con que el sujeto razona sean isomórficas con las operaciones lógicas que señala Piaget, entre otras cosas porque hay más de un modelo de lógica, aparte de que, por muchas operaciones interpuestas que se arbitren, tampoco queda explicado en virtud de qué salto mortal se pasa del orden de la causación al de la implicación. Piaget se acercó a veces a la filosofía, porque en el fondo su problema era metafísico.

Ya hemos dicho que Piaget distingue perfectamente el nivel de la causación en que se mueven las leyes físicas y el nivel de la implicación a que pertenecen las reglas de la lógica. Las leyes físicas se imponen materialiter. Las reglas de la lógica no; un pensamiento no implica a otro por colisión, igual que una bola de billar mueve a otra, o rebota, al chocar con ella. Las reglas de la lógica son violables, su necesidad es de carácter intencional, etc. En este sentido, Piaget no es en absoluto psicologista. Pero queda la duda de si de rebote no se aproximó demasiado al logicismo.

No quisiera seguir insistiendo en este asunto, ni complicar todavía más una cuestión que ya de suyo es compleja. No obstante, antes de cerrar estas reflexiones debo referirme, siquiera por encima, al postestructuralismo, un movimiento que probablemente le llegó a Piaget ya demasiado tarde. Al caracterizar el período de las operaciones formales, Piaget señala que los adolescentes dominan espontáneamente las estructuras multiplicativas que están a la base de las relaciones de proporcionalidad y conservación o, dicho de otro modo, acceden al mundo del pensamiento abstracto, esto es, trascienden el ámbito de los condicionamientos empíricos contingentes y se abren a las posibilidades críticas que facilita la razón. De algún modo cabría decir que ascienden al nivel transcendental kantiano, que más que de lo que son los objetos se ocupa del modo de conocerlos. Sólo que puesto a no dejar la sociogénesis fuera de juego, Piaget admite, yo creo que a regañadientes, un apoyo lingüístico que, por cierto, el postestructuralismo no vería con muy buenos ojos. Las objeciones deconstruccionistas a la fijación crítica del significado del texto, se fundan precisamente en el hecho de que aquello que en una determinada época es absolutamente "Lógico y natural" deja de serlo en otra. En otras palabras, lo que aparece como fundamental en el horizonte de una determinada episteme, resulta trivial o falso en otra, no es sino un signo lingüístico de orden superestructural, epifenoménico. Lo cual, por otra parte, equivale a confirmar en cierto modo la resistencia de Piaget a dar importancia al cometido del lenguaje en la génesis del conocimiento. En esta clase de efectos deconstructivos es donde se ponen de manifiesto fenómenos como el de la transgresión de los géneros y, sobre todo, el desvanecimiento de las fronteras entre la crítica y la literatura, o lo que es lo mismo, la imposibilidad de la fijación crítica de los textos. Lo cual, por otra parte, arrojaría dudas sobre el valor de los argumentos lógicos utilizados por Piaget como elementos explicativos decisivos en su psicología del conocimiento.

En fin, puede que alguno de ustedes se pregunte cómo se compagina el tono crítico de algunas de mis observaciones sobre Piaget con el estilo laudatorio que suele prevalecer en los homenajes. Es una buena pregunta, a la que cabe contestar que el incienso va bien en los funerales -de mortuis nisi bonus-, pero no en el homenaje a un autor cuyo pensamiento está vivo. Porque la mejor manera de dar testimonio de la actualidad de un autor es discutirlo, polemizar con él. En mi opinión, las tensiones y vacilaciones que subyacen al pensamiento de Piaget son justamente una prueba de su profundidad. Fue el hecho de haber tocado fondo, de haberse encontrado cara a cara con la ambivalencia radical de la experiencia humana lo que hizo que su pensamiento fluctuara entre los dos elementos que componen la psicología.