Menu

COMENTARIO DE LIBROS

PROPUESTA CURRICULAR EN EL ÁREA DEL LENGUAJE: EDUCA CIÓN INFANTIL Y ALUMNOS CON TRASTORNOS EN LA COMUNICACIÓN

Juana M.ª Hernández


Recensión: Francisco Rodríguez Santos

 

Diferentes cuadros diagnósticos presentan discapacidades en la comunicación que, en el ámbito escolar, demandan necesidades educativas similares. Así, los alumnos con autismo, ciertos sujetos con retraso mental y las personas que presentan trastornos generalizados del desarrollo pueden mostrar importantes dificultades que van desde el mutismo total a problemas en los componentes de contenido, forma y/o uso del lenguaje.

Cuando nos centramos en las discapacidades podemos hablar de un continuo de las alteraciones de la comunicación. En un polo se sitúan los alumnos y alumnas con autismo y alteraciones similares con una ausencia total de vocalizaciones o con vocalizaciones que son empleadas con propósito de autoestimulación, sin ninguna "intencionalidad comunicativa», con graves dificultades en la comprensión del lenguaje oral y/o gestual, dificultades importantes en la representación y la función simbólica...

En el lado opuesto se sitúan aquellos sujetos que manifiestan utilización funcional de la comunicación o el lenguaje oral, con construcciones gramaticales más o menos complejas, vocabulario restringido, dificultades en los patrones relacionados con la conversación, el uso limitado de funciones pragmáticas...

Dada la variabilidad de discapacidades que pueden tener los alumnos con trastornos graves del desarrollo, es necesario que el centro educativo proporcione un currículo lo suficientemente amplio para dar respuesta a esta diversidad, pero por otra parte ajustado a las posibles necesidades de cada persona.

En el currículo oficial, en la etapa infantil, toma una opción por el aspecto pragmático y funcional del lenguaje, tanto en lo que se refiere a la comprensión como la expresión. Del mismo modo, siguiendo las contribuciones de la moderna psicolingüística, en el currículo de esta etapa se insiste en la función de autorregulación de la propia conducta que tiene el lenguaje.

Sin embargo, aún sirviendo como marco, el currículo del área de comunicación y representación de la etapa infantil, éste no tiene en cuenta las necesidades que presentan los alumnos con trastornos en la comunicación. Por ello la autora se plantea una serie de adaptaciones curriculares que van desde la introducción de contenidos relacionados con la comunicación no oral, la priorización de los contenidos procedimentales, una metodología que favorezca la inclusión en la comunicación dentro del desarrollo de todas las actividades educativas, y no sólo como una materia más y, por último, la elaboración de indicadores apropiados de evaluación.

Por lo que se refiere a la introducción de contenidos es preciso un conocimiento de los currículos que se han venido desarrollando con sujetos con trastornos graves de desarrollo, con este motivo se analizan diversos programas de intervención, que van desde los específicos para personas con autismo y/o retraso mental hasta otros más generales para retrasos en el desarrollo del habla y el lenguaje.

El proceso comunicativo en la infancia es un hecho complejo y "unitario", en el sentido de su indivisibilidad. Sin embargo, con el objeto de identificar variables relevantes para su estudio, y por ende, su respuesta educativa, se han determinado una serie de dimensiones: uso, contexto, vocabulario, modalidad y formal. A partir de estos componentes, la autora, ha elaborado un cuestionario de evaluación de la comunicación (ECO), cuya información se obtiene básicamente por entrevista a las personas allegadas y observación al alumno objeto de la valoración. La estructura del ECO es la siguiente: a. funciones comunicativas, b. respuesta a la comunicación, c. interacción y conversación y d. contexto (interlocutores, lugar, hora, tema ... ). Por otro lado, el registro de la modalidad de comunicación (oral, gestual, signada ... ) se contempla a lo largo de todo el cuestionario.

El proceso que la autora sigue en la adaptación del currículo a las necesidades educativas de los alumnos con trastornos en la comunicación implica una serie de pasos . En primer lugar se plantea la adecuación de los objetivos generales del área de Comunicación y Representación a través del comentario y las matizaciones del currículo oficial. Posteriormente se propone una secuencia de los objetivos por ciclo introduciendo especificaciones para los intervalos de edad 0-1 año, 1-3 y 3-6 años. La propuesta de secuencia de contenidos por ciclo queda como sigue:

I. Dimensión uso con los ejes: funciones comunicativas, respuesta a la comunicación, estrategias y normas de interacción/conversación

II. Dimensión formal.

La organización de los contenidos apuntados se realiza a través de situaciones de comunicación alrededor de las cuales pivotan las distintas dimensiones. En palabras de la autora, una situación de comunicación es toda aquella "situación de interacción con mediación lingüística y no lingüística en que las distintas variables (qué, quién, cuándo, cómo y dónde) y dimensiones (uso, forma, vocabulario, modalidad) se conjugan para la producción y negociación de un significado siempre provisional, en función del contexto" (op. cit. p. 126).

Por último, las adaptaciones metodológicas propuestas son la estructuración de situaciones comunicativas, la priorización de la metodología y las técnicas de enseñanza natural. Estas últimas, son desarrolladas en el texto y consisten básicamente en permitir que sea el alumno, a partir de una disposición previa del contexto, el que inicie las situaciones en las que se va a intervenir, compartir la atención por parte del adulto y aprovechar la ocasión para enseñar las habilidades comunicativas y lenguaje más elaboradas, complejas o inteligibles de diferentes formas.

En resumen consideramos que este texto viene a cubrir un vacío considerable en el desarrollo de propuestas curriculares para los alumnos con trastornos de la comunicación, puesto que en la mayoría de las ocasiones y en el mejor de los casos, la intervención logopédica y la que se realiza en el aula están coordinadas pero, frecuentemente, parten de diferentes principios metodológicos conceptuales.

Por otro lado, es de agradecer la elaboración de instrumentos de evaluación de la comunicación y el lenguaje basados en el currículo. Este último es un campo sin labrar, a pesar de la insistencia de la reforma del sistema educativo en determinar las necesidades educativas de los alumnos a partir, fundamentalmente, de la evaluación curricular.