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REFLEXION

Análisis de la congruencia tecnología-estructura a nivel organizacional: implicaciones para el rendimiento

    JOSE C. SANCHEZ
Facultad de Psicología. Universidad de Salarnanca,



RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE

INTRODUCCION

REVISION DE LA LITERATURA

RELACIONES CON LA ESTRUCTURA

HIPOTESIS

METODO

MEDICION DE LAS VARIABLES

TECNOLOGIA

AJUSTE DE TECNOLOGIA/ESTRUCTURA

EFICACIA

RESULTADOS

DISCUSION

BIBLIOGRAFIA


RESUMEN

Se examinan las relaciones entre tecnología y estructura a nivel de análisis organizacional como predictores de la eficacia empresarial. Nos servimos de una muestra de 34 empresas para examinar la hipótesis general que postula que el ajuste tecnologíalestructura es el mejor predictor de la eficacia que la tecnología y la estructura sola. Se analizan dos hipótesis específicas que relacionan dos-variables tecnológicas (automaticidad y continuidad de los procesos productivos) y cinco variables estructurales (control, centralización, especialización, formalización y diferenciación horizontal) para predecir el rendimiento. El rendimiento fue medido en tres dimensiones: social, organizativa y económica. Las variables de ajuste añaden un porcentaje de varianza explicada significativamente superior que las variables tecnológicas y estructurales en las dimensiones eficacia social y econánfica. Las variables estructurales lo fueron en la dimensión eficacia organizativa. Las predicciones que el ajuste variables tecnológicas/variables estructurales aumenta la eficacia de la organización son apoyadas. Se discuten las implicaciones que estos resultados pueden tener en la teoría del diseño contingente de la organización y en la práctica directiva.

ABSTRACT

Relationships between technology and structure are examined at an organizational analysis level as predictors of company's efficiency. The hypothesis that the thechnology/structure fit is a better predictor than technology or structure alone was tested against a sample of 34 companies. In addition, two particular hypotfieses are examined in order to predict performance. They connect two technological variables (¡.e., automaticity and continuity of production processes) and five structural variables Q.e., control, centralization, specialization, formalization, and horizontal differentiation). Performance is measured in the social, organizational, and economic dimensions. The fit variables render a percentage of explained variance significantly higher than technological and structural variables in the social efficiency and economic dimensions, whereas in the organizational efficiency dimension more variance is explained by structural variables. Support was found for the predicition diat the fit of technological variables/structural variables increases organizational efficiency. Implication of results for the theory of contingency design of the organization, and for the management practice, is discussed.


PALABRAS CLAVE

Tecnología, Estructura, Rendimiento, Ajuste

KEY WORDS

Technology, Structure, Performance, Fit

INTRODUCCION

En la literatura organizacional el estudio de las relaciones entre la tecnología de la organización y su estructura y el impacto que esta relación tiene en el funcionamiento de la propia organización ocupa un lugar destacado. Bien es verdad que los estudios que han analizado estas relaciones han producido resultados dispares. Hoy podemos decir que tras tres décadas de investigación no existe un apoyo consistente tanto para los defensores de las relaciones tecnología-estructura como para sus detractores (Miller, Glick, Wang y Huber, 1991).

Ante esta situación algunos teóricos sugieren que es el ajuste adecuado entre tecnología y estructura lo que resultará en un mayor rendimiento de la organización (Alexander y Randolph, 1985; Fry y Slocum, 1984; David, Randolph y Pearce, 1989; Cohen y Levinthal, 1990): diferentes niveles de tecnología que se corresponden con diferentes niveles estructurales conducirán a una mayor efectividad. Muchos de los estudios que adoptan esta perspectiva contingente no incluyen el rendimiento como variable -asumen implícitamente que un buen ajuste conduce a un mayor rendimiento

o consideran el rendimiento desde una sóla dimensión.

En esta investigación consideramos el rendimiento desde una perspectiva multidimensional y analizamos el alcance que las relaciones tecnología-estructura tienen en las diferentes dimensiones del rendinúento.


REVISION DE LA LITERATURA

Tecnología

El término tecnología es un constructo bastante evasivo en el que se incluyen una amplia variedad de conceptos. Este término se ha utilizado en sentidos tan diferentes como autores han tratado el tema (Child, 1974). Complejidad, variabilidad, interdependencia, manejabilidad de los materiales, integración del flujo de trabajo, rutinización y continuidad de la producción son algunos de los términos que se han venido barajando para delimitar el significado del constructo tecnología, siendo los tres últimos los utilizados más frecuentemente (Miller et al., 199 l).

Así, por ejemplo, la tecnología definida como integración del flujo de trabajo se refiere al grado de automatización, continuidad y rigidez inherentes en el flujo de trabajo básico de la organización (Hickson, Pugh y Pheysey, 1969). La tecnología definida como rutinización se refiere al nivel de variedad inherente en el trabajo de una organización (Perrow, 1967; Hage y Aiken, 1969) y la tecnología definida como continuidad del proceso productivo se refiere a la consistencia de las unidades de proceso orientada, a nivel organizacional, hacia la mecanización o la producción en serie (EhandwaU 1974).

Los estudios sobre la tecnología se han desarvollado tanto a nivel organizacional, de grupo como individual, si bien éste último en menor medida. Las características de la tecnología a un nivel a menudo no reflejan la tecnología de la empresa al otro nivel (lto y Peterson, 1986). Un enfoque prometedor para evaluar la tecnologia nivel organizacional es una combinación de tipologías, dado que en la organización se pueden encontrar diferentes tipos de tecnología. En concreto, Woodward (1965) y Khandwalla (1974) sugieren que la tecnología a nivel de análisis organizacional se puede conceptualizar en cinco dimensiones:

tecnología en función del cliente: producción de una unidad simple o de unas pocas según las especificaciones del cliente;

1


tecnología de lote pequeño: producción en series cortas;

tecnología de lotes grandes: producción en grandes series;

tecnología de producción en masa:

fabricación en cadena;

tecnología de procesos continuos:

vinculada a la producción y refino de fluidos y gases.

Jose C. Sanchez



Algunos trabajos han recogido estos componentes en un continuo tecnología de unidad tecnología de procesos (Marsh y Mannari, 1981; Lincoln, Hanada y McBride, 1986) o tecnología de no-rutina - tecnología de rutina (Robbins, 1990). Generalmente se afirma a este respecto, que las estructuras mecánicas combinadas con tecnologías de rutina resultarán en un mayor rendimiento, mientras que las estructuras orgánicas combinadas con tecnologías de no rutina aportan mayor rendimiento (Perrow, 1970; Galbraith, 1977).


Relaciones con la estructura

Las investigaciones que han examinado las relaciones entre variables tecnológicas, variables estructurales y de rendimiento son limitadas y poco concluyentes. Estos trabajos han generado más controversia que acuerdo motivado, en gran parte, por la utilización de diferentes conceptualizaciones y operativizaciones de la tecnología y de la estructura (Withey, Daft y Cooper, 1983; Fry y Slocum, 1984; Hammer, 1990), lo que resulta en una mayor dificultad para poder comparar los resultados.

En una amplia revisión de la literatura, Fry (1982) encuentra un mayor predominio de estudios que aportan relaciones no significativas entre la tecnología y las dimensiones estructurales de centralización, diferenciación vertical, diferenciación horizontal y formalización.

Este autor nos indica que el nivel de análisis utilizado es un determinante importante en las relaciones tecnologíaestructura y que los estudios a nivel organizacional se encuentran con más dificultades que los estudios a nivel de subunidad para llegar a resultados similares. A nivel de subunidad los problemas conceptuales y metodológicos son menores dado que la homogeneidad tecnológica es mayor, lo que justificaría la mayor similitud encontrada en los resultados obtenidos a este nivel de análisis.

Para otros autores (Gerwin, 1981; Schoonhoven, 1981; Argote, 1982; Fry, 1982) la propia conceptualización y medición del ajuste -fit, en inglés- (esto es, la congruencia tecnología-estructura) es lo que realmente origina esta controversia en los resultados. Por consiguiente lo que hay que considerar es cómo medir fit y no tanto el nivel de análisis dado que el ajuste es lo que determina el rendimiento (Fry y Slocum, 1984; Alexander y Randolph, 1985). En base a ésto se argumenta que más que buscar la relación directa entre características estructurales o tecnológicas con rendimiento los investigadores necesitan una mejor comprensión del ajuste entre características estructurales y tecnológicas como un predictor significativo del rendimiento de la empresa (David et al., 1989). Esta es la postura que se ha venido defendiendo desde la teoría contingente.

Uno de los argumentos en los que se apoya la teoría contingente radica, Precisamente, en las predicciones que sobre el rendimiento se hacen en base al ajuste entre diferentes variables. El propósito de tales, predicciones es especificar el sistema o diseño ideal que produce el rendimiento óptimo y mostrar que las desviaciones de ese estado ideal, esto es desajustes (misfit), resultan en un menor rendinúento (Gresov, 1989).

Desde que Woodward introdujera la noción de la teoría de la contingencia según la cual la efectividad de la organización surge a raíz de una correspondencia entre la situación y la estructura, son

numerosos los estudios que han seguido esta linea de trabajo. No han faltado autores que han insistido en la conveniencia de centrarse más en cómo medir adecuadamente fit que en el estudio de su contenido (Van de Ven y Drazin, 1985; Venkatraman y Camilus, 1984; Hoffman, Cullen, Carter y Hofacker, 1992).

En lo que respecta a la forma de operativizar la congruencia en las relaciones tecnología y estructura y su impacto en el rendimiento nos encontramos con cuatro formas predominantes en la literatura.

Deward y Werbel (1979) y Fry y Slocum (1984) utilizaron los residuales de la regresión de estructura en tecnología como la medida de ajuste a ser regresionada en rendimiento. No obstante, los residuales contienen errores de medición que atenuan las relaciones contingentes y operativizan solo una relación lineal de fit, amén de que las medidas que resultan son complejas y difíciles de interpretar.

Schoorihoven (1981) núdió fit en términos de interacción. Problemas de multicolinealidad y dificultades en la interpretación de los términos interacción, dado que pueden existir diferentes formas para alcanzar un mismo valor, son los principales obstáculos que nos encontramos con esta segunda medición; por ejemplo, dos escalas puntuadas de 1 a 10 permiten para un valor de 30 diferentes niveles de fit, seis por cinco o tres por diez.

Argote (1982) utilizó una tercera medición para operativizar el ajuste tecnologíalestructura, dividiendo la muestra en dos subgrupos, por ejemplo, alta incertidumbre tecnológica y baja incertidumbre tecnológica. Pero esta perspectiva restringe el rango y reduce el tamaño de la muestra en los análisis de regresión. Por otra parte, la magnitud de las variables de ajuste respecto a otras variables no se puede analizar con los análisis de estas submuestras.

Una cuarta perspectiva para evaluar fit es la propuesta por Alexander y Randolph (1985) la utilización de la diferencia absoluta entre los valores de las dimensiones objeto de análisis; por ejemplo, para cualquier valor de tecnología, existe un valor de estructura que teóricamente conducirá a una mayor efectividad. Simplicidad y poder para reflejar relaciones no monotónicas son sus principales características. Esta será la perspectiva que nosotros adoptemos en este trabajo


Hipótesis

Venkatraman (1989) señala que la forma de conceptualizar fit determina tanto la formulación de las hipótesis como la técnica de análisis para comprobar dichas hipótesis. En la presente investigación fit se conceptualizó como la diferencia absoluta entre las propiedades estructurales y tecnológicas. Un mayor ajuste entre éstas será el mejor predictor del rendimiento que las propiedades estructurales o tecnológicas por sí solas, o que ambos grupos de variables como predictores separados en el mismo modelo.

En suma, la hipótesis global del presente estudio es como sigue:

El ajuste entre propiedades estructurales (diferenciación, formalización, control, centralización y especialización) y tecnológicas (automaticidad y continuidad del proceso productivo) es mejor predictor del rendimiento que las variables estructurales Y/O tecnológicas.

No obstante, es necesario ir más allá de esta hipótesis general y concretarla en hipótesis más específicas, tal y como sugiere Schoonhoven (198 l). Pero poner a prueba todas las combinaciones posibles de las variables tecnológicas y estructurales supone introducir con ello multicolinealidad en la regresión. En base a la revisión de la literatura sobre las relaciones tecnología-estructura efectuada por Fry (1982) parece prudente formular las siguientes hipótesis específicas:

Hipótesis 1: La congruencia de procesos más automatizados con mayor diferenciación horizontal, centralización y control estructural resultará en un mayor rendimiento.

La automatización se refiere a la capacidad que tiene una máquina de actuar por sí misma. Cuanto más automatizada esté mayor será esta capacidad y menos dependerá de la actuación del ser humano.

En organizaciones con equipamiento altamente automatizado el control que hay que tener sobre los procesos implicados en la producción es mayor. Como el número de empleados se ve reducido por la utilización de maquinaria altamente automatizada el nivel de centralización en estas unidades aumentará. De igua, modo la automatización al ser aumentada va a permitir una mayor diferenciación entre las unidades de actividad de la empresa lo que se traducirá en una mayor diferenciación horizontal.

Nosotros hipotetizamos que un nivel alto de automatización relacionado con una elevada centralización, control y diferenciación horizontal será propio de empresas con un mayor rendimiento.

Nuestra hipótesis es bastante especulativa dado que son pocos los trabajos, según conocimientos del autor (Marhs y Mannan, 1981; Linco1n et al., 1986), que toman en consideración la automaticidad como medida tecnológica. Más aún, en ninguno de éstos se analiza la congruencia tecnología-estructura como determinante del -rendimiento.

Hipótesis 2: La congruencia de una mayor continuidad en los procesos de producción con niveles altos de centralización, formalización y control estructural resultará en un mayor rendimiento.

La continuidad en los procesos de producción refleja el grado de avance y de complejidad tecnológica que posee la organización. Una mayor continuidad supondría mayor control, centralización y formalización estructural. Los trabajos de

,Woodward (1965) y Linco1n et al. (1986) ponen de manifiesto que la complejidad tecnológica se relaciona de forma positiva con el control estructural que es preciso establecer en estos procesos de producción. Harvey (1968) y Woodward (1965) también nos apuntan una relación positiva entre esta continuidad tecnológica y la formalización. En lo que respecta a la centralización, los pocos trabajos que la relacionan con la tecnología de procesos no nos aportan una relación consistente. Así, Linco1n et al. (1986) nos' hablan de una relación invertida, tipo U, pero sólo en las empresas norteamericanas, no en las empresas japonesas, y Woodward (1965) también nos aporta este tipo de relación en las empresas inglesas.

Nuestra segunda hipótesis también tiene un caracter especulativo en el sentido de que en ninguno de estos trabajos se examina la congruencia tecnologíaestructura y su impacto en el rendimiento. En suma, aquellas empresas que presenten una mayor continuidad tecnológica con altos niveles de formalización, centralización y control tendrán un mayor rendimiento.


METODO

Muestra

La muestra estuvo integrada por 34 empresas pertenecientes a diferentes sectores de actividad económica y ubicadas en diferentes provincias españolas. El volumen medio de ventas en estas empresas fue de 63.180 millones. El número de trabajadores en plantilla nos permitió contar con 11 empresas pequeñas (29,4%, menos de cincuenta trabajadores) 12 medianas (35,3%, menos de quinientos trabajadores) y 12 grandes (35,3%, más de quinientos trabajadores), según la clasificación establecida por la Central de Balances del Banco de España (1990).

La edad de las empresas osciló entre los 2 y 82 años, situándose la media en tomo a los 23 años (Sx = 20,68) y la antigüedad en la empresa de las personas encuestadas fue: menos de 2 años, el 29,4%, entre 2 y 5 años, el 23,5%, y más de cinco años, el 47,1%. Los niveles de autoridad que ostentaban estas personas en el momento de la cumplimentación del cuestionario fueron: alta dirección (23,5%), Jefes de División (26,5%), Jefes de Departamento (38,2%), y Mandos Medios (11,8%), situándose la antigüedad en dichos puestos en menos de 2 años (41,2%), de 2 a 5 años (41,2%), y más de 5 años (17,6%).

Medición de las variables

Estructura

La selección de las variables estructurales se realizó en base al análisis de la literatura. Variables como formalización, especialización, control, diferenciación vertical, diferenciación horizontal... tratan de evaluar los aspectos de complejidad, formalización y centralización. Existe un cierto consenso, a pesar de las diferencias en su operativización, de que la complejidad (diferenciación Vertical y diferenciación horizontal), formalización y centralización son las dimensiones de la estructura de mayor interés en la investigación tecnología-estructura (Child, 1977; Ford y Slocum, 1977; Gerwin, 1979; Hage y Aiken, 1967; Hall, 1988).

De las diferentes escalas desarrolladas para evaluar la estructura la del grupo Aston (Pugh, Hickson, Hinings y Turner, 1968) ocupa un lugar destacado en la literatura. Aunque estas escalas han sido criticadas por una excesiva confianza en las percepciones de los directivos los ítems de muchas de éstas (especialización, formalización, centralización) demandan afirmaciones objetivas del hecho, más que opiniones o preferencias (Linco1n et al., 1986). Por otro lado, el trabajo de Sánchez (1993) nos aporta algunas modificaciones de estas medidas y la adición de nuevos ítems en aras a una mejor contextualización de la empresa española. Dado los altos índices de fiabilidad obtenidos con en estas "nuevas" medidas estructurales optamos por su utilización, amén de representar uno de los pocos trabajos realizados para medir la estructura en el contexto de nuestras empresas.

Las variables estructurales seleccionadas, de acuerdo a las hipótesis establecidas, se operativizaron como sigue:

Control. utilización de diferentes procedimientos o sistemas de evaluación en tomo a la calidad de operaciones, control de costes, etc.

Centralización: distribución del poder dentro de la organización.

Especialización: grado en que las actividades de la empresa se dividen en tareas especializadas, realizadas al menos por una persona de forma exclusiva y a tiempo completo

Formalización: grado en que descripciones escritas, descripciones del trabajo, organigramas, manuales, procedimeintos y normas escritas existen en la empresa.

Diferenciación Horizontal: número de unidades de actividad existentes en la empresa.

Las variables control y centralización se evaluaron en una escala tipo Likert, (de 1 a 7), y el resto de las variables se evaluó contabilizando el número de respuestas afirmativas dadas a cada uno de sus componentes.


Tecnología

Las medidas de tecnología en este estudio tomaron como marco de referencia la clasificación de Woodward y la escala de automaticidad de Amber y Amber que tratan de medir la mecanización y automatización de la producción tecnológica respectivamente.

Woodward (1965) analiza la tecnología en función del número de unidades producidas y del número de clientes atendidos (tecnología en función del cliente, tecnología de lote pequeño, tecnología de lotes grandes, tecnología de producción en masa y tecnología de procesos contínuos). Woodward supone que en cada empresa predomina uno de estos tipos, pero el hecho es que las empresas pueden utilizar simultáneamente una variedad de tecnologías. Es por ello por lo que optamos por la solución que propone Khandwalla (1974) los cinco tipos de tecnología que son calificados desde uno, tecnología en función del cliente, hasta cinco, tecnología de procesos contínuos, se multiplican por la puntuación obtenida en cada categoría obteniéndose así la puntuación total. Una perspectiva similar es la que adoptaron Marsh y Mannari (1981), Singh (1986) y Linco1n et al (1986).

La segunda medida de la tecnología está basada en la escala de Automaticidad de Amber y Amber (1962) que mide el grado en que la energía humana y el control sobre los procesos de producción son reemplazados por las máquinas. La automaticidad se midió en una escala de cinco puntos que va desde herramientas y máquinas manuales hasta control por computador (inteligencia artificial). Cada empresa es evaluada dos veces en esta escala, una para valorar el equipamiento tecnológico fundamental o el más utilizado, y la otra para evaluar la parte más automática o más avanzada de todo el proceso. La puntuación global es la suma de ambas. Esta medida es así más sensible a la posibilidad de que una empresa pueda simultáneamente utilizar una tecnología más o menos avanzada.

Aunque Hickson (1971) cuestiona la suma global de ambas puntuaciones, Marsh y Mannari (1981) aportan una correlación de .76 entre los dos componentes de automaticidad y de .93 la correlación de cada componente con la puntuación combinada, resultado éste que nos llevó a considerar una puntuación global única para valorar el grado de automaticidad de la empresa. Un abordaje similar lo encontramos en los trabajos de Tracy y Azumi (1976), Marlis y Mannari (1981) y Linco1n et al. (1986).


Ajuste tecnología/estructura

Diferentes autores (Schoonhoven, 1981; Joyce, Slocuni y Von Glinow, 1982; Alexander y Randolph, 1985; Van de Ven y Drazin, 1985; David et al. 1989) asumen que por cada valor en una variable tecnológica existe un valor estructural que mejor se ajusta con aquél y que permite un mayor rendimiento. Cuanto mayor sea el ajuste mayor será el rendimiento. En concreto, el ajuste, en estos términos se define como la diferencia absoluta entre los valores de las variables tecnológicas y Estructurales.

Una puntuación baja en las variables estructurales es propio de una estructura simple y puntuaciones altas lo son de una estructura compleja. De igual modo, puntuaciones bajas en las variables tecnológicas representan una tecnología de procesos sencillos, o baja automaticidad si consideramos la medida de Amber y Amber, y puntuaciones altas en dichas variables representan una tecnología de procesos complejos o alta automaticidad. En base a las hipótesis previamente establecidas el nivel de ajuste es así definido como puntuaciones bajas en estructura estarán asociadas con puntuaciones bajas en tecnologia y, a la inversa, puntuaciones altas en estructura están asociadas con puntuaciones altas en tecnología.

La forma de conceptualizar fit nos lleva a considerar que cuanto mayor es la diferencia, en términos absolutos, entre las variables tecnológicas y estructurales, menor será el ajuste y, por tanto, menor el nivel de rendimiento obtenido. Es decir, puntuaciones altas en ajuste es sinónimo de una mayor diferencia y por consiguiente de un menor rendinúento. Por contra, bajas puntuaciones en ajuste (es decir, menor diferencia entre las variables estructurales y tecnológicas) estarán asociadas a un mayor nivel de rendimiento.

Venkatraman ve esta técnica como la forma más apropiada para poner a prueba las relaciones tecnología-estructura cuando fit se define como el «match» entre dos variables que son independientes de una medida de rendimiento. Esta técnica reduce algunos de los problemas encontrados en los estudios previos que adoptan una perspectiva contingente. A saber, errores de medición y problemas de interpretación relacionados con los residuales de las ecuaciones de regresión (Dewar y Werbel, 1979), multicolinealidad y dificultades de interpretación que surgen con la utilización de los términos de interacción (Deward y Werbel, 1979; Schoonhoven, 1981) y problemas implícitos en la reducción de la muestra e interpretación de la magnitud de fit cuando se divide la muestra (Argote, 1982; Alexander y Randolph, 1985; David et al., 1989).

Es importante señalar, no obstante, que esta técnica para medir fit puede ser susceptible a sesgos por la utilización de diferentes escalas de medición de los ítems. En nuestro caso las escalas para medir las variables estructurales y tecnológicas presentaban diferencias por lo que para minimizar éstas optamos por estandarizar las puntuaciones en estas variables como paso previo a la obtención de la diferencia absoluta entre las variables.

Eficacia

En la literatura organizacional se han venido indicando diferentes criterios, casi todos ellos en términos económicos, para poder evaluar la eficacia de una organización. Quinn y Rohrbaugh (1981, 1983), en su revisión de las distintas medidas aportadas en la literatura, tomaron en consideración el trabajo de Campbell (1977) para llegar a unas dimensiones concretas que sintetizasen dichos criterios. Sánchez (1992), en un trabajo posterior, retorna los criterios aportados por Campbell y adaptándoles a nuestro contexto elabora una escala para poder evaluar este constructo. Utilizando como metodología de análisis de los datos la técnica factorial -significativamente diferente a la técnica 'Indscal" utilizada por Quinn y Rohrbaugh- establece que la eficacia se puede evaluar atendiendo a tres dimensiones: económica, social o centrada en las personas y organizativa. La eficacia económica tiene que ver con la productividad, eficiencia, crecimiento y beneficios. La eficacia social enfatiza la importancia que tienen las personas en el logro de objetivos; motivación, satisfacción, participación... son algunas de las variables que integraron esta dimensión. La eficacia organizativa o eficacia directiva tiene que ver con aspectos organizativos a la propia empresa: gestión de la información y comunicación, habilidades interpersonales y de trabajo de la dirección, planificación, etc.

El hecho de, por una parte, ser una escala probada en nuestro contexto empresarial (Sánchez, Fernández Rios y Garrido, 1995) y, por otra, presentar un alto índice de fiabilidad nos llevó a su utilización para la evaluación de la eficacia empresarial.

RESULTADOS

En la tabla 1 se presentan las medias, desviaciones estándar y la matriz de correlaciones entre las variables objeto de análisis. Las correlaciones entre las variables independientes tuvieron un valor mínimo de 00 y un valor máximo de 61. En general, los resultados que se presentan en la tabla 1 son bastante aceptables para proceder con los análisis de regresión dado que el problema de multicolinealidad según estos datos se reduce notablemente, lo que favorece la interpretación de los resultados de los análisis de regresión (Neter, Wasserman y Wutner, 1983).

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En la tabla 2 se presentan los resultados de los análisis de regresión en cada una de las tres variables dependientes consideradas. Se aportan los coeficientes de regresión estandarizados de las variables independientes y el incremento en el porcentaje de varianza explicado por los grupos de variables independientes que entraron en los diferentes análisis de regresión jerárquicos realizados. Como método para la inclusión de variables se optó por el método enter. Nos servimos de la fórmula de Cohen y Cohen (1983) para examinar el incremento en la varianza explicada y poder comparar el poder de explicación de los diferentes análisis de regresión jerárquicos en una misma variable dependiente.

El ajuste entre tecnología y estructura fue claramente el mejor predictor de la eficacia social y de la eficacia económica, no así de la eficacia organizativa. El poder predictivo de las dos variables tecnológicas no fue significativo en ninguna de las dimensiones del rendimiento consideradas y las variables estructurales por sí solas sólo lo fueron de la eficacia organizativa.

Más específicamente, y en lo que a la dimensión eficacia social se refiere, encontramos que la automaticidad, continuidad del proceso productivo, especialización, diferenciación vertical, y las congruencias automaticidad-diferenciación vertical, automaticidad-centralización, automaticidad-control y continuidad del proceso pro

ductivo-centralización resultaron ser predictores significativos. No obstante, el porcentaje de varianza explicado tanto por las variables tecnológicas (R' = 17) como por las variables estructurales (R' = 13) no fue significativo. Por contra, el aumento en R2, cuando se considera la congruencia tecnología estructura, si resultó ser significativo (R2 = 46, p < 01), según la fórmula de Cohen y Cohen (1983).

En cuanto a la dimensión eficacia organizativa sólo la centralización, control y el ajuste continuidad de los procesos productivos-centralización presentaron betas significativos. En este caso, el nivel de varianza explicado por las variables estructurales resultó ser significativo (R2 = 47, p< 01) no así el aumento en la cantidad de varianza aportado por el ajuste tecnologíaestructura (R2 = 12).

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Por último, en la dimensión eficacia económica la diferenciación vertical y la congruencia automaticidad-centralización, automaticidad-control, continuidad del proceso productivo formalización y continuidad del proceso productivo-control presentaron betas significativos. El incremento en el porcentaje de varianza explicado por el ajuste tecnología-estructura (R' = ,45, p< 01) es significativamente mayor que el explicado por las variables tecnológicas (R2 = 00) o estructurales (R2 = 33).

En resumen, nuestra hipótesis general se ha visto ampliamente confirmada en las dimensiones social y económica de la eficacia empresarial, no así en la dimensión organizativa.

En lo que respecta a las dos hipótesis específicas que nos planteamos sólo se han visto parcialmente confirmadas. Si tomamos como referencia la variable dependiente eficacia social, la congruencia automatización entralización = -,64, p< 01), automatización control (p -,50, p< 01) planteadas en la primera hipótesis resultaron ser significativas y en la dirección predicha. No sucede lo mismo respecto a la eficacia económica que si bien resultaron ser significativos estos ajustes (o- 47, p < 01 y 0 = 69, p < 01, respectivamente), no lo fueron en la dirección predicha.

Las congruencias continuidad de los procesos de producción con centralización, formalización y control que planteamos en la segunda hipótesis también obtuvieron un apoyo parcial. Cuando se consideran la eficacia organizativa y económica respectivamente, sólo los ajustes con centralización (o = 42, p< 05) y formalización (o = 48, p< 05) resultaron ser significativos en la dirección predicha por nosotros .

DISCUSION

La presente investigación toma como objetivo examinar los supuestos que desde la teoría del diseño contingente son planteados respecto al ajuste tecnología-estructura. Los resultados obtenidos son de considerable interés para examinar la teoría en relación a este ajuste y su impacto en el rendimiento. Estos resultados apoyan la hipótesis que un amatch» adecuado entre caracteristicas estructurales y tecnológicas es un predictor importante del rendimiento de la organización.

La definición de fit utilizada en este estudio ofrece una aproximación al concepto de congruencia más simple, y quizás más precisa, que cualquiera de los análisis de interacción de Schoonhoven (1981) o Argote (1982), o los análisis residuales de Dewar y Werbel (1979) o Fry y Slocum (1984). Sería de utilidad que estudios posteriores determinasen si esta forma de medir fit es útil cuando se aplica a otros contextos.

Los resultados aquí aportados apoyan los trabajos de Keller (1994), Ancona (1990) y David et al (1989). En todos ellos se pone de manifiesto que un match adecuado entre tecnología y otras dimensiones organizacionales (leáse estrategia, estructura) son mejores predictores del rendimiento que la tecnología o la estructura por sí solas.

El presente trabajo, por otra parte, -y aquí radica su aportación- tiene como novedad examinar el fit (entre tecnología y estructura) y su impacto en el rendimiento a nivel organizacional y considerando este rendimiento desde una perspectiva multidimensional. Según conocimientos del autor, los estudios que han analizado las relaciones entre estas dos características organizacionales, la tecnología y la estructura, no han considerado, en su gran mayoria, su impacto en el rendimiento y cuando lo han hecho han analizado el rendimiento desde un único criterio o dimensión.

Considerar el rendimiento empresarial desde diferentes perspectivas o antendiendo a una multiplicidad de criterios supone ampliar la noción de ajuste al examinar éste en cada uno de los criterios del rendimiento considerados. Precisamente adoptar esta..perspectiva es de sumo interés como aquí se ha puesto de manifiesto: no todas las dimensiones del rendimiento consideradas están mejor determinadas por el ajuste tecnologia-estructura propuesto.

Estudios adicionales que analicen esta dimensionalidad del rendimiento pueden ser de suma importancia para determinar si la utilidad de evaluar el rendimiento desde diferentes criterios puede ser aplicado a otros contextos.

Los investigadores también deberían continuar buscando otras dimensiones tecnológicas y estructurales que mejor se ajusten para predecir el rendimiento. Aunque las seis variables de ajuste hipotetizadas en este estudio contribuyen de forma significativa en predecir el rendimiento algunas de ellas no entraron en la regresión, principalmente cuando se consideró la dimensión eficacia organizativa como variable dependiente.

No obstante algunas de estas variables de ajuste no lo fueron en la dirección esperada. Así, cuando consideramos como variable dependiente la eficacia social nos encontramos con la automatización-diferenciación vertical y continuidad en los procesos de producción centralización. Y

cuando consideramos la eficacia económica como variable dependiente lo son automatización-centralización, automatizacióncontrol y continuidad-control.

Posiblemente estos resultados no esperados están poniendo de manifiesto que la relación tecnología estructura presenta una relación diferente a la hipotetizada por nosotros para determinar el rendimiento; por consiguiente el ajuste aquí definido no es la relación previarnente establecida por nosotros. En estos casos puede que el ajuste haya que definirlo como puntuaciones bajas en tecnología se corresponden con puntuaciones altas en estructura (centralización y control) y puntuaciones altas en tecnologia se corresponden con puntuaciones bajas en estructura. En cualquiera de estos dos casos nos encontrariamos que un buen ajuste --definido como la diferencia en términos absolutos- seria tener altas puntuaciones; esto justificaría la relación positiva con el rendinúento.

Esta cuestión ha sido el caballo de batalla en la literatura sobre las relaciones tecnología estructura. Baste con recordar, a modo de ejemplo, los diferentes resultados a los que llegaron los pioneros en este campo, Woodward y Tliompson.

Pero nuestro estudio pone a la luz dos hechos importantes en la investigación de las relaciones tecnologia-estyuctura y su Impacto en el rendimiento. Primero, la necesidad de conceptualizar y medir el rendinúento en términos que son relevantes para las organizaciones que estan siendo estudiadas. Segundo, el rendimiento es un constructo multidimensional, un constructo con dimensiones que son bastante diferentes unas de otras; la utilización de una variable global del rendimiento puede ocultar relaciones entre las variables independientes y las dimensiones del rendimiento

Los resultados de la presente investigación sugieren algunas implicaciones para el diseño efectivo de las organizaciones. Si nuestro interés está en que las personas se encuentren satisfechas, estén altamente motivadas.... en definitiva, que exista eficacia social, tendremos que acoplar procesos más automatizados con una mayor centralización y control. Si nuestro interés se centra en la eficacia organizativa una mayor continuidad del proceso productivo deberá estar aliada con ulla mayor centralización. Por contra, si tomamos como objetivo una mayor eficacia económica, a mayor continuidad en los procesos de producción mayor formalización y menor control estructural y a inayor automatización tecnológica menor centralización y control estructural.

En suma, este estudio apoya la idea de que el ajuste entre características tecnológicas y caracteristicas estructurales presenta un potencial real para aumentar el rendimiento de una organización. Aunque el concepto de fit merece más estudios (Hoffinan et al., 1992), el ajuste tecnología-estructura a nivel de análisis organizacional promete ofrecer beneficios para el diseño y el rendimiento empresarial. Investigaciones posteriores deberán considerar otras variables tecnológicas y/o estructurales que se ajusten de forma eficaz bajo otras condiciones.


BIBLIOGRAFIA

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