Se fue una compañera, pero sobre todo una amiga. Una de esas personas que dibujan un encuentro diferente y que te ilusiona con la experiencia de vivir.
Odette se ha ido siendo coherente con el valor más importante en su vida, la libertad. Libertad para poder elegir la vida que quiso vivir, pero también para elegir su muerte, tras mucho tiempo de lucha impetuosa con su enfermedad.
Pero para vivir libre hay que ser valiente, creer en uno mismo y alejarse, a veces, de convencionalismos. Asà era Odette, además de curiosa e inquieta por conocer, en lo personal y en lo profesional.
En su ámbito profesional trató a vÃctimas y a agresores, en contexto clÃnico y forense. Sin prejuicios, sin usurpar la labor de juez, tratando al violento y a su vÃctima, ante todo, como seres humanos. Y es que Odette hacÃa PsicologÃa en aquellos campos donde los protocolos, a veces, no llegan, donde la estadÃstica se queda sin muestra. Ecléctica en sus herramientas, contaba con esa seguridad que te dan los años de experiencia profesional y el reciclaje constante. Acostumbrada a trabajar con la exigencia y rigurosidad que demanda el contexto forense norteamericano, donde desarrolló la mayor parte de su carrera profesional. Sin embargo, le gustaba decir que hacÃa psicologÃa desde el estómago . Asà era ella, sencilla, transparente y desinhibida, algo que según decÃa te da la edad.
Muchos de nosotros, psicólogos con experiencia, y otros muchos, noveles en el campo de la psicologÃa jurÃdica y forense, hemos podido enriquecernos con esas sesiones clÃnicas donde desmenuzaba, sin censuras, contando tanto sus errores como sus aciertos, muchos de los casos complicados a los que se habÃa enfrentado. En espacios más Ãntimos, con unas pizzas, música country y la compañÃa de sus animales, incluso se atrevÃa a elaborar perfiles criminales de casos mediáticos, todo un lujo para los que lo pudimos disfrutar.
En su práctica clÃnica, sus pacientes también lloran su pérdida. Se ha ido la persona que les ayudó a crecer, vencer sus temores, superar sus dificultades y creer en sus fortalezas. Eso sÃ, antes de marcharse se preocupó por encontrarles otra alternativa terapéutica.
También sus animales, aunque huérfanos, reciben ahora el cariño y el cuidado de sus familiares y amigos. Y es que asà era ella, responsable con sus compromisos y preocupada por el bienestar de los demás… Una persona vinculada con lo humano.
Se ha ido una sabia de la psicologÃa, no solo por conocimientos sino por habilidades que surgÃan de una personalidad generosa, humilde y paciente, alejada del egocentrismo y la competitividad, a veces, tan presentes en nuestra profesión. Por eso, más que con distinciones honorÃficas o reconocimientos públicos que podamos recoger en este obituario se ha ido con la admiración de todos los que tuvimos la suerte de conocerla y, sobre todo, con ese trocito de corazón que nos robó.
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