Andrea Bouzón e. Izabela Zych
Universidad de Córdoba, España
Recibido a 1 de Junio de 2021, Aceptado a 31 de Enero de 2022
Resumen
El consumo de drogas y juegos de azar constituyen un problema relevante en la sociedad actual. Diversos estudios han encontrado que las variables escolares guardan relación con estas conductas, pero todavía se sabe poco sobre si dicha relación se mantiene en la adultez. Por ello, el objetivo de esta investigación ha sido comprobar si las variables escolares se relacionaban con el consumo y el juego, tanto en la adolescencia como en la adultez, a través de un estudio retrospectivo. Se utilizó una muestra de 416 españoles con edades comprendidas entre los 18 y 50 años. Los resultados indican que presentar un buen rendimiento académico y contar con un clima escolar positivo actúan como factores protectores del consumo de drogas, mientras que un elevado absentismo escolar y conductas problemáticas son factores de riesgo. Además, esta relación continúa en la adultez. Los resultados pueden utilizarse para realizar una mejor prevención e intervención contra el consumo.
Abstract
Drug use and gambling are major problems in today’s society. Many studies have found that school variables are related to drug use and gambling, but the persistence of such relationships in adulthood is still little-known. Therefore, the aim of this study was to discover if these school variables are related to substance use and gambling in both adolescence and adulthood through a retrospective study. A sample of 416 people resident in Spain between 18 and 50 years old was used. Results showed that having a good academic performance and a positive school environment act as protective factors for substance use. A high rate of truancy and disruptive classroom behaviors are risk factors for drug use and gambling. This relationship not only appears in adolescence, it also continues into adulthood. Results can be used for better prevention and intervention against drug use and gambling.
Palabras clave
Consumo de drogas, Juegos de azar, Variables escolares, Adolescencia, Adultez, Estudio retrospectivo
Keywords
Drug use, Gambling, School variables, Adolescence, Adulthood, Retrospective study
Para citar este artículo: Bouzón, A. y Zych, I. (2023). Variables Escolares y Consumo de Drogas en la Adolescencia y Adultez: un Estudio Retrospectivo. Psicología Educativa, 29(2), 177 - 184. https://doi.org/10.5093/psed2023a11
Correspondece: izych@uco.es (I. Zych).
El uso de tabaco, alcohol, marihuana y otras sustancias, así como los juegos de azar, son conductas denominadas adictivas, ya que se caracterizan por tener la potencialidad de producir dependencia y pérdida de control (Becoña y Cortés, 2016; Echeburúa, 2000; Martínez et al., 2004). Aunque la mayoría de la población ha consumido drogas alguna vez, solamente un pequeño porcentaje acaba desarrollando una patología (Becoña, 2008; Gómez et al., 2019). Por ello resulta fundamental descubrir qué variables se relacionan con el uso de sustancias en adolescentes y si dichas variables siguen siendo importantes para el consumo en la adultez. En este sentido, el objetivo de este estudio fue descubrir la relación entre diferentes variables escolares y el consumo en la adolescencia y en la adultez. Prevalencia del Consumo en España El Observatorio Español de las Drogas y Adicciones (OEDA, 2022b) encontró que el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida entre los estudiantes de 14 a 18 años (73.9%), seguido por el tabaco (38.2%). El cannabis constituye la sustancia ilegal usada con mayor prevalencia (28.6%) y los hipnosedantes son la cuarta sustancia más consumida (19.6%). Finalmente, el resto de sustancias analizadas (cocaína, éxtasis, setas, metanfetaminas, heroína, etc.) registran porcentajes de consumo inferiores al 4%. En lo que se refiere a los juegos de azar, el estudio de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ, 2016) con menores de entre 15 y 17 años encontró que, aunque la edad legal para jugar en España sean los 18 años, tres de cada diez jóvenes han jugado a juegos de azar. En los últimos años ha aumentado el número de menores que participan en el juego online, la disponibilidad y accesibilidad de esta modalidad incrementa el potencial adictivo (Berrios et al., 2020; Lloret-Irles y Cabrera-Perona, 2019; Montañés y Moliner, 2019). El uso de drogas y los juegos de azar acarrean una serie de consecuencias, tanto a largo como a corto plazo. Los jóvenes que se inician en el consumo tienen más probabilidades de seguir consumiendo o de desarrollar una adicción que aquellos menores que no consumen (Montañés y Moliner, 2019; Wong, 2010; Zych et al., 2020). Además, refieren más problemas personales, familiares, escolares, sociales, legales (Cox et al., 2004; Gómez et al., 2019), económicos (Cox et al., 2004; Gómez et al., 2019) y psicológicos o físicos que la población general (Johnson et al., 2000; OEDA, 2022a). Rendimiento y Absentismo Escolar en Relación con el Consumo La escuela constituye un gran foco de aprendizaje, influyendo así en el desarrollo de los menores. En España, la escolarización obligatoria abarca desde los seis hasta los dieciséis años, motivo por el cual es una institución de gran importancia, ya que los jóvenes pasarán en ella un largo periodo de su vida (Chan et al., 2017; Prieto, 2008). Diversos factores escolares pueden resultar de interés a la hora de estudiar el consumo de sustancias y los juegos de azar, entre los cuales el rendimiento escolar se define como el cumplimiento de los objetivos y logros establecidos en una materia (Caso-Niebla y Hernández-Guzmán, 2007; Vélez y Roa, 2005). Cuando un menor no es capaz de lograr el nivel de rendimiento esperado para su edad se habla de fracaso escolar (Ruiz, 2012). Diversos estudios han investigado la relación entre el rendimiento escolar y el consumo. En España, Navalón y Ruiz-Callado (2017), García y Carrasco (2003), el OEDA (2022b) y Kovacs et al. (2008) encontraron que un menor rendimiento académico se asociaba a un mayor consumo de drogas. A nivel internacional, los resultados son similares: el fracaso académico y el bajo rendimiento se relacionan con un mayor consumo (Chan et al., 2017; Kelly et al., 2015; Nelson et al., 2015; Urbán et al., 2022). Sin embargo, también hay estudios, como el de Martínez et al. (2004), que no encontraron una relación significativa entre consumo y rendimiento. Con respecto a la relación del rendimiento académico con los juegos de azar, Gómez et al. (2019) encontraron que los jóvenes jugadores presentaban peor rendimiento académico y mayor frecuencia de repetición de curso que los no jugadores. Fuera de España, Fröberg et al. (2015), Pisarska y Ostaszewski (2020) y Wahlström et al. (2022) llegaron a las mismas conclusiones. Otra variable relacionada con el consumo es el absentismo escolar, es decir, las ausencias repetidas e injustificadas del centro educativo por parte del estudiante (Inglés et al., 2015). Este comportamiento puede derivar en la salida anticipada del menor del colegio (Calderón, 2019). Díaz-Aguado et al. (2010) y Navalón y Ruiz-Callado (2017) encontraron que aquellos estudiantes que faltaban más a clase tenían un consumo de drogas más elevado. Moral at al. (2006) vieron que una actitud favorable hacia el consumo estaba relacionada con el absentismo. Otros estudios internacionales mostraron resultados similares, como el realizado por Frank y Fiegel (2020) o McCrystal y Percy (2009). En lo que respecta a los juegos de azar, se debe estudiar si existe relación con el absentismo escolar, porque Iglesias y Varela (2001) hablan de una relación indirecta, aunque a nivel internacional Wahlström et al. (2022) encuentran que existe una relación entre el absentismo escolar y los juegos de azar, así como con el riesgo de jugar en un futuro. Conductas y Relaciones en el Aula con respecto al Consumo Otro factor escolar que se encuentra relacionado con el consumo de drogas y juegos de azar son las conductas problemáticas en el aula. Tanto estudios nacionales (Díaz-Aguado et al., 2010; OEDA, 2022b) como internacionales (Bryant et al., 2003; McCrystal y Percy, 2009) encontraron que las conductas problemáticas se asocian positivamente con el consumo. Lee et al. (2014) y Fröberg et al. (2015) observaron que los menores que participaban en juegos de azar presentaban más suspensiones. El clima escolar se define como el conjunto de características del centro educativo (estructurales, personales y funcionales) que confieren un estilo a dicho centro y condicionan los procesos educativos (Herrera y Rico, 2014). La buena convivencia escolar, definida como la existencia de relaciones prosociales entre todos los miembros de la comunidad escolar, ha sido ampliamente estudiada como factor protector contra conductas problema (Ortega-Ruiz, 2015; Ortega-Ruiz y Córdoba-Alcaide, 2017). Los estudios encuentran que cuando hay un clima escolar pobre, el consumo de drogas es mayor y, al contrario, cuando hay convivencia y los alumnos se sienten comprometidos y satisfechos el consumo de sustancias se reduce (Fletcher et al., 2008; Frank y Fiegel, 2020; García y Carrasco, 2003; Lee et al., 2014; Li et al., 2011; Martínez et al., 2004; Ryabov, 2015). Por lo tanto, el vínculo positivo con la escuela destaca como un factor de protección frente al consumo de drogas (Catalano et al., 2004). A su vez, con respecto a los juegos de azar, Iglesias y Varela (2001) encuentran que existe una relación indirecta con la convivencia escolar, mientras que Wahlström et al. (2022) observan que los alumnos satisfechos en la escuela participan menos en juegos de azar. El Presente Estudio Diversos estudios a nivel nacional e internacional han constatado que existe una relación entre las variables escolares y el consumo de drogas. En el caso de los juegos de azar todavía escasean las investigaciones que estudian esta relación. Además, esta relación aparece durante la etapa escolar y puede continuar una vez finalizada la educación secundaria, aunque los estudios longitudinales encontrados se centran principalmente en la adolescencia, sin estudiar esta relación a largo plazo. La mayoría de los estudios revisados son transversales, por lo que no se pueden inferir relaciones de causalidad entre las variables o el orden temporal de aparición de los fenómenos. Por ello, el presente estudio se realizará de forma retrospectiva pudiendo aproximarse a establecer el orden temporal de aparición de las variables que actúan como predictoras del consumo. Se pretende comprobar si las variables escolares se relacionan con el consumo, tanto en la adolescencia como en la adultez. Las hipótesis que se plantean respecto a estas cuestiones son: i) un alto rendimiento escolar en la adolescencia es un factor de protección contra el consumo en la adolescencia y en la adultez, ii) en el consumo de sustancias psicoactivas y juegos de azar, tanto en la adolescencia como en la adultez, el absentismo escolar actúa como un factor de riesgo, iii) la presencia de conductas problemáticas en el aula es un factor de riesgo para el consumo de drogas y la participación en juegos de azar en la adolescencia y la adultez y iv) un buen clima escolar es un factor de protección contra el consumo de drogas y juegos de azar en la adolescencia y en la adultez. Participantes La muestra estuvo compuesta por 416 adultos españoles. Concretamente, el 56.34% de los participantes son de Andalucía, el 29.51% naturales de Galicia, un 5.61% de Extremadura, y ya en menor proporción hay sujetos de las siguientes comunidades, de mayor a menor representación en la muestra, Valencia, Islas Canarias, Castilla León, Madrid, Murcia, Cataluña, Euskadi, Cantabria, Castilla La Mancha y Aragón. Entre los participantes, 286 eran mujeres (68.75 %) y 130 hombres (31.25 %). El rango de edad de los participantes fue de 18 a 50 años, con una media de 24.76 años y una desviación típica de 5.32. Las mujeres presentaron una media de edad un poco más elevada (M = 24,80, DT = 5.53) que los hombres (M = 23.95, DT = 4.34), pero esta diferencia no resultó significativa (p = .124). Instrumentos La frecuencia de consumo se midió a través de un cuestionario elaborado ad hoc inspirado en el Self-Reported Antisocial Behavior Questionnaire (SRA) de Loeber et al. (1989). Se incluyeron 7 ítems, cada uno de ellos correspondiente a una droga (cerveza/vino, alcohol fuerte, tabaco, cannabis, cocaína, speed, éxtasis, LSD, setas alucinógenas, MDMA, “anfetas”, “tripi”, ketamina u otras parecidas) y juegos de azar. Los jóvenes debían indicar en una escala Likert de 1 a 5 la frecuencia de consumo, siendo 1 = No y 5 = todos los días. Esta escala se plantea en presente y pasado para medir el consumo en la adultez y adolescencia. El cuestionario mostró un α de Cronbach de .68 en la versión para el consumo en la adolescencia y una α de Cronbach de .60 en la adultez. Respecto a las variables escolares, todas las escalas se plantean en pasado y se indica que hacen referencia a la etapa escolar. El rendimiento académico se evaluó con el ítem elaborado ad hoc (“¿Qué nota solías sacar mayoritariamente?”). Los participantes debían indicar su respuesta en un formato tipo Likert, desde suspenso < 5 hasta sobresaliente = 9-10. El absentismo escolar se midió con el ítem elaborado ad hoc (“¿Has dejado de asistir a la escuela [hecho novillos] sin motivo?”). Donde los encuestados debían escoger entre las cuatro posibles respuestas (No – 1 vez – 2 veces – más veces) la que más se ajustase a su caso. Las conductas problemáticas en el aula se midieron con la Escala de Conducta Violenta de Herrero et al. (2006). Se trata de un cuestionario de 10 ítems con un formato de respuesta tipo Likert de cinco puntos, siendo 1 = nunca y 5 = muchas veces. Los participantes debían indicar la frecuencia con la que han realizado una serie de acciones (ejemplo: “He insultado a compañeros de clase”). Esta escala presenta una α de Cronbach de .78. El clima escolar se evaluó a través de una escala de 4 ítems basada en la escala del proyecto “z-proso” centrada en la relación con el profesorado, relación con los iguales y gusto por estar en la escuela (Murray et al., 2021). Los participantes debían indicar su nivel de acuerdo con una serie de afirmaciones (Ejemplo: “Me gustaba ir a la escuela”), siendo 1 = nunca y 5 = siempre, con un formato de respuesta tipo Likert. La escala cuenta con un nivel alto de fiabilidad (α = .82). La relación con los profesores y compañeros se evaluó mediante 6 ítems. Tres hacen referencia a la relación con los profesores (ejemplo: “Mis profesores eran justos conmigo”), y tres a los compañeros (ejemplo: “Otros chicos de mi clase eran amables conmigo”). La escala que mide la relación con los profesores presenta una fiabilidad de .73 y la que hace referencia a los compañeros, una α de Cronbach de .76. Procedimiento La muestra fue seleccionada por conveniencia atendiendo a la disponibilidad a formar parte de la muestra y a que debido a la situación de emergencia sanitaria por la COVID-19 los datos sólo se podían recoger de forma online. La aplicación del cuestionario tuvo lugar en noviembre de 2020 a través de Google Forms. Se siguieron las directrices de la Declaración de Helsinki y la ley de protección de datos personales y derechos digitales. Al inicio del cuestionario se indicaban las instrucciones a seguir y la información sobre el estudio, solicitando a su vez el consentimiento de los participantes. A continuación se preguntaba por aspectos demográficos y después ya se presentaban los ítems con sus respectivas alternativas de respuesta. Análisis de Datos Se utilizó el paquete estadístico SPSS en su versión 25, seleccionándose las pruebas estadísticas en función de los objetivos planteados. Se llevó a cabo un análisis descriptivo de los datos y un análisis de la fiabilidad de cada cuestionario, utilizando el α de Cronbach. Además, se realizó un análisis de la frecuencia del consumo de drogas y juegos de azar. Con intención de comprobar las hipótesis planteadas se empleó un análisis de correlaciones bivariadas utilizando el coeficiente de correlación rho de Spearman. Por último, se aplicó una regresión logística binaria dicotomizando cada sustancia (no consumo-consumo ocasional vs. consumo mínimo una vez al mes). Se define el consumo ocasional como aquel que se produce una o dos veces al año. Respecto a la regresión, se agruparon en una única variable el consumo de drogas duras (cocaína y speed, anfetaminas, etc.) y se introdujo como variable dependiente en cada regresión una droga, mientras que como variables independientes se introdujeron en todos los casos las variables escolares y demográficas por el método Introducir. El índice de consumo de las drogas legales en la adolescencia fue superior al de las ilegales, exceptuando el caso del cannabis que superó a la participación en juegos de azar. Un 32.4% de la muestra respondió que había probado o consumido marihuana durante la adolescencia. Además, casi un 80% de la muestra admitió haber bebido alcohol a pesar de ser menores de edad en esa época. En el resto de drogas ilegales (cocaína, speed, éxtasis, etc.) sólo un 4% de los sujetos admitieron haberlas probado. Por otro lado, respecto al consumo en la adultez, se mantiene que las drogas legales se consumen en mayor medida que las ilegales. En comparación con la adolescencia, aumentó el consumo de cerveza/vino y alcohol fuerte y en el resto de variables el consumo disminuyó. En cuanto al consumo de cocaína, speed, éxtasis, etc. los participantes que habían probado estas drogas no superaban el 6% de la muestra. Para analizar las relaciones existentes entre las variables escolares y el consumo se ha realizado un análisis de correlaciones. En la Tabla 1 y 2, se puede observar que un alto rendimiento escolar se relacionaba con un menor consumo de tabaco y cannabis en la adolescencia y una menor participación en juegos de azar en la adolescencia y la adultez. Sin embargo, presentar un buen rendimiento académico también se relacionaba con un mayor consumo de vino/cerveza en la edad adulta. En el caso del absentismo escolar, se observó que un mayor índice de absentismo se relacionaba con un mayor consumo de todas las sustancias (vino/cerveza, alcohol fuerte, tabaco, cannabis, cocaína, speed, éxtasis, etc. y juegos de azar) en la adolescencia y esta correlación positiva se mantenía con el paso del tiempo en el caso del vino/cerveza, alcohol fuerte, tabaco y cannabis (ver Tabla 1 y 2). El clima escolar (ver Tabla 1 y 2) correlacionó de forma negativa con el consumo de drogas a lo largo de la vida. Tener un buen clima en la escuela secundaria se relacionó con un menor consumo de alcohol fuerte, cannabis y una menor participación en juegos de azar durante la adolescencia. Una vez llegada a la adultez, esta relación negativa se mantenía en el caso del cannabis y los juegos de azar. Además, se observó que un buen clima escolar correlacionaba con un menor consumo de speed, éxtasis, etc. en la edad adulta. Por último, presentar conductas problemáticas en el aula durante la etapa escolar se relacionaba con un mayor consumo de vino/cerveza, alcohol fuerte, tabaco, cannabis, cocaína y juegos de azar en la adolescencia, relación que se mantenía con el paso de los años en el caso del vino/cerveza, alcohol fuerte, tabaco, cannabis y la participación en juegos de azar (ver Tabla 1 y 2). Para comprobar qué variables se relacionaron de manera única con el consumo adolescente y en la adultez se llevó a cabo una regresión logística binaria. Respecto al consumo en la adolescencia (ver Tabla 3), resultaron predictores del consumo de vino/cerveza las variables absentismo escolar y conducta problemática. Este modelo fue significativo (χ2 = 40.47, p < .001) y explicó el 12.6% (R2 de Nagelkerke = .126) de la varianza del consumo de vino/cerveza en adolescentes. Por tanto, presentar un alto índice de absentismo y conductas problemáticas en el aula aumentó la probabilidad de consumir de forma más frecuente vino y/o cerveza en la adolescencia. La probabilidad de consumo de alcohol fuerte en la adolescencia se describió con un modelo compuesto por cuatro predictores (absentismo escolar, conducta problemática, relación con los compañeros y sexo) que explicó el 19.2% de la varianza (R2 de Nagelkerke = .192). Este modelo resultó significativo (χ2 = 63.78, p < .001) y en él se pudo observar que estas variables escolares actuaron como un factor de riesgo para el consumo, mientras que en el caso del sexo ser mujer aumentó en el doble la probabilidad de consumir de forma más frecuente alcohol fuerte en la adolescencia (ver Tabla 3). En cuanto al consumo de tabaco en la adolescencia (ver Tabla 3), la variables predictoras fueron el absentismo escolar, la conducta problemática y el sexo. Resultando un modelo significativo (χ2 = 43,90, p < .001) que explicaba el 15.5% (R2 de Nagelkerke = .155) de la varianza del consumo de tabaco como mínimo una vez al mes. El aumento del absentismo y las conductas problemáticas incrementaban la probabilidad de este consumo en los adolescentes, así como ser mujer. En lo que se refiere al consumo de cannabis en la adolescencia, su probabilidad de consumo se explicó por un modelo significativo (χ2 = 32,96, p < .001) compuesto por dos predictores (conducta problemática en el aula y absentismo escolar) que explicaba el 14,5% de la varianza (R2 de Nagelkerke = .145). Se observó que el aumento de estas conductas incrementaba la probabilidad de consumir de forma más frecuente cannabis en los jóvenes (ver Tabla 3). En el caso del consumo de drogas duras (cocaína, speed, éxtasis, etc.) en la adolescencia, el modelo explicativo no fue significativo (χ2 = 14,04, p = .051). Además, ningún predictor escolar o demográfico a nivel individual resultó significativo (ver Tabla 3). Por último, respecto a la participación en juegos de azar en la adolescencia (ver Tabla 3), la conducta problemática en el aula fue la única variable que resultó significativa para predecir este comportamiento. El modelo explicó el 15.3% (R2 de Nagelkerke = .153) de la varianza de participar de forma frecuente en juegos de azar y fue significativo (χ2 = 12.66, p = .002). La presencia de conductas problemáticas en el aula actuó como un factor de riesgo para el uso de juegos de azar en adolescentes. Por otro lado, los predictores del consumo de vino/cerveza en la edad adulta fueron el rendimiento académico y la conducta problemática. Estas variables explicaban el 8.4% (R2 de Nagelkerke = .084) de la varianza del consumo mínimo de una vez al mes de vino/cerveza. El modelo resultó significativo (χ2 = 25.07, p = .002) e indicó que cuanto mejor era el rendimiento académico y mayores las conductas problemáticas en la adolescencia mayor era la probabilidad de consumir de forma frecuente vino y/cerveza en la adultez (ver Tabla 4). En lo que respecta al alcohol fuerte (ver Tabla 4), las variables predictoras fueron la conducta problemática, la relación con los compañeros y la edad. Resultó un modelo significativo (χ2 = 44.80, p < .001) que explicaba un 13.8% de la varianza (R2 de Nagelkerke = .138) del consumo de alcohol de forma más frecuente. El aumento de estas variables escolares incrementaba la probabilidad de consumo en la adultez, mientras que a más edad la probabilidad de que se consuma alcohol fuerte de forma más frecuente disminuía. En lo que se refiere al consumo en la edad adulta de tabaco (ver Tabla 4), únicamente el absentismo escolar resultó un predictor significativo. El modelo resultante fue significativo (χ2 = 18.28, p = .019) y explicó el 6.5% de la varianza (R2 de Nagelkerke = .065) de consumo mínimo de una vez al mes de tabaco. Se encontró que a mayor absentismo escolar en la adolescencia mayor es la probabilidad de consumir de forma más frecuente tabaco en la adultez. En cuanto al consumo de cannabis en la adultez, actuaron como predictores las variables sexo y clima escolar. El modelo resultó significativo (χ2 = 38.77, p < .001) y explicó el 21.4% (R2 de Nagelkerke = .214) de la varianza del consumo de cannabis de forma más frecuente. En este caso, cuanto mejor era el clima escolar en la adolescencia menor probabilidad de consumo frecuente de cannabis en la edad adulta, mientras que en el caso del sexo ser hombre aumentaba el doble esta probabilidad (ver Tabla 4). En el caso del consumo de drogas duras (cocaína, speed, éxtasis, etc.) en la adultez (ver Tabla 4), no hubo ningún predictor que resultase significativo, así como tampoco el modelo lo fue (χ2 = 11.06, p = .198). Por último, la única variable predictora de la participación en juegos de azar en la edad adulta fue el sexo. El modelo resultó significativo (χ2 = 27.12, p = .001) y explicaba el 15.2% (R2 de Nagelkerke = .152) de la varianza de la participación de forma más frecuente en juegos de azar. Concretamente, ser hombre aumentaba hasta seis veces la probabilidad de participar mínimo una vez al mes en juegos de azar en la adultez (ver Tabla 4). La realización de este estudio retrospectivo ha permitido conocer mejor la relación existente entre las variables escolares y el consumo de drogas y la participación en juegos de azar en la adolescencia y adultez. Los resultados confirman parcialmente la hipótesis de que un alto rendimiento escolar en la etapa adolescente es un factor de protección contra el consumo en la adolescencia y en la adultez. Concretamente, se relaciona con menor consumo de cannabis, tabaco y juegos de azar. Esto concuerda con lo encontrado en estudios previos (Fröberg et al., 2015; Gómez et al., 2019; Kovacs et al., 2008; Navalón y Ruiz-Callado, 2017; OEDA, 2022b; Pisarska y Ostaszewski, 2020; Urbán et al., 2022; Wahlström, 2022). Se podría pensar que los jóvenes con mejor rendimiento académico están más motivados y se sienten más cómodos en el entorno educativo, lo que facilitaría la adquisición de las actitudes prosociales contrarias al consumo que se enseñan en la escuela. Sin embargo, presentar un buen rendimiento escolar durante la adolescencia se relaciona con un mayor consumo de vino/cerveza en la edad adulta. Estos resultados podrían explicarse teniendo en cuenta que los jóvenes con mejor rendimiento académico seguramente hayan acudido a la universidad y el ambiente universitario, ligado a la celebración de fiestas, socialización con nuevos compañeros, etc., lo que podría ir acompañado de un mayor consumo de estas sustancias. En lo que se refiere a la segunda hipótesis, en todas las sustancias estudiadas (vino/cerveza, alcohol fuerte, tabaco, cannabis, cocaína, speed, éxtasis, etc. y juegos de azar) el absentismo escolar actúa como un factor de riesgo, ya sea en la adolescencia o adultez. Díaz-Aguado et al. (2010), Frank y Fiegel (2020), Moral et al. (2006) y Wahlström et al. (2022) ya encontraron en sus estudios la existencia de esta relación. El hecho de que los jóvenes que faltan a clase puedan emplear ese tiempo en actividades como el consumo o también que los jóvenes que consumen no se encuentren en condiciones de acudir a clase (resaca, malestar, etc.) podría explicar la relación entre consumo y absentismo. Los resultados confirman la hipótesis de que la presencia de conductas problemáticas en el aula durante la adolescencia es un factor de riesgo para el consumo en la adolescencia y adultez. Actúa como un factor de riesgo para el consumo de todas las sustancias estudiadas, excepto en el caso del speed, anfetaminas, etc. Estudios previos como los de Díaz-Aguado et al. (2010), McCrystal y Percy (2009), Bryant et al. (2003), OEDA (2022b), Lee et al. (2014) y Fröberg et al. (2015) ya informaban sobre esta relación. Se entiende por conducta antisocial cualquier conducta que refleje una infracción de las reglas y/o sea una acción contra los demás (Garaigordobil y Maganto, 2016). Atendiendo a esta definición, se podría considerar que las conductas problemáticas en el aula y el consumo de drogas ilegales o el consumo siendo menor de edad son conductas antisociales. Esto puede motivar el hecho de que una persona que tenga un comportamiento antisocial lo presente de diversas formas (consumo, comportamiento inadecuado en el aula, etc.), pues las conductas antisociales suelen formar patrones (Nasaescu et al., 2020). Por último, se acepta la hipótesis de que un buen clima escolar es un factor de protección contra el consumo de drogas y juegos de azar en la adolescencia y adultez. Reduce el consumo de alcohol fuerte, cannabis, speed, anfetaminas, etc. y la participación en juegos de azar. Estos resultados concuerdan con los encontrados por Catalano et al. (2004), Fletcher et al. (2008), Frank y Fiegel (2020), Lee et al. (2014), Li et al. (2011), Ryabov (2015) y Wahlström et al. (2022). Los motivos por los que un buen clima escolar se relaciona con un menor consumo, no están todavía claros. Una posible explicación sería que establecer un vínculo positivo con la escuela lleva apareado consigo un compromiso con los ideales y valores positivos que en ella se imparten. Todos estos resultados están influidos por las limitaciones del estudio, tales como medidas de autoinforme, muestreo por conveniencia, representación desigual por comunidades autónomas, pocos consumidores de drogas duras, necesidad de estudios longitudinales que clarifiquen la naturaleza de las relaciones encontradas y escasez de investigaciones que relacionen juegos de azar y escuela. Por ello sería necesario realizar nuevos y más amplios estudios. Aun así, este estudio también cuenta con numerosas fortalezas, como cuestionarios con validez y fiabilidad, reunir en un mismo estudio diversas variables escolares y diversas drogas y poder analizar esta relación más allá de la adolescencia. Conclusiones Presentar un buen rendimiento académico y un buen clima escolar actúan como factores protectores del consumo, mientras que un alto índice de absentismo escolar y conductas problemáticas en el aula son factores de riesgo para el uso drogas y juegos de azar. Además, esta relación no sólo aparece en la adolescencia sino que continúa en la adultez. Conocer la existencia de estas relaciones y ser conscientes de que lo que se haga en la etapa de escolaridad obligatoria va a repercutir en la conducta a largo plazo ayudará a llevar a cabo acciones y proyectos (refuerzo educativo, crear un sentimiento de comunidad, etc.), tanto de prevención como de intervención, sustentados en una base científica. Se plantea la escuela como un entorno de intervención ideal, ya que resulta accesible para los profesionales de la psicología u otras disciplinas y por ella deben pasar de forma obligatoria todos los jóvenes españoles. Una vez terminada esta investigación se abren líneas muy interesantes para futuros estudios, orientadas sobre todo a conocer mejor la naturaleza de las relaciones encontradas, con estudios con más informantes, muestra más amplia de consumidores de drogas duras, etc. Drug use and gambling are addictive behaviors because of their potential to produce dependence and loss of control. They are a major problem in today’s society, with both short-term and long-term consequences. One of the contexts with a great influence on the development of young people is the school setting. Thus, school factors are key factors to study as potential predictors of gambling and drug use. Many studies, both national and international, have found that school variables such as academic performance, truancy, problem behaviour in classroom, or school environment are related to drug use and gambling. Specifically, having a good academic performance and feeling committed and satisfied in the school environment are related to a lower consumption, while truancy and problem behaviours in classroom are related to an increased consumption. Nevertheless, it is still necessary to discover the relation between school factors, substance use, and gambling concurrently and later in life. Therefore, the aim of this research was to discover if these school variables are related with substance use and gambling in both adolescence and adulthood through a retrospective study. Method This study used a sample of 18 to 50 years old 416 participants from Spain, of which 286 were women and 130 were men. The data were collected through online self-reports in November 2020. Different school variables, socio-demographic data, drug use (beer/wine, strong alcohol, tobacco, cannabis, cocaine, speed, ecstasy, LSD, hallucinogenic mushrooms, MDMA, amphetamines, tripe, ketamine or similar), and gambling were measured focusing on adolescence and adulthood. Bivariate correlation analyses and binary logistic regression analyses were used to test the hypotheses. Results Results showed that legal drugs are used more than illegal drugs, both in adolescence and in adulthood. In adulthood, the consumption of beer, wine, and strong alcohol increases and the consumption of other drugs decreases. The relationships of school variables with drug use differed according to the drug analyzed, but in general it was found that having a good academic performance and having a positive school environment acted as protective factors for substance use. A high rate of truancy and problem classroom behaviours were risk factors for drug use and gambling. These relationships not only appeared in adolescence, it also continued into adulthood. Discussion It is possible that children with high performance and a positive school climate are more motivated and comfortable in school, which would facilitate the acquisition of positive values and ideals taught in school. However, truant children are likely to spend time on drug use or may miss classes because they are sick because of consumption. The relationship between problem behaviours in classroom and consumption may be due to the fact that a person who present an antisocial behaviour often presents it in various ways. For futures studies, it would be interesting to extend this line of research and use that information for better prevention and intervention to reduce drug use and gambling. School is an ideal intervention environment because of its accessibility for psychologists, educators, and other professionals and all young Spanish people must attend compulsory education. Para citar este artículo: Bouzón, A. y Zych, I. (2023). Variables escolares y consumo de drogas en la adolescencia y adultez: un estudio retrospectivo. Psicología Educativa, 29(2), 177-184. https://doi.org/10.5093/psed2023a11 Referencias |
Para citar este artículo: Bouzón, A. y Zych, I. (2023). Variables Escolares y Consumo de Drogas en la Adolescencia y Adultez: un Estudio Retrospectivo. Psicología Educativa, 29(2), 177 - 184. https://doi.org/10.5093/psed2023a11
Correspondece: izych@uco.es (I. Zych).
Copyright © 2024. Colegio Oficial de la Psicología de Madrid